COMENTARIOS EDITORIALES
La publicidad en las revistas médicas, esa delgada línea roja
Dres. Carlos G. Wahren y Carmen L. De Cunto*
* Editores de Archivos Argentinos de Pediatría.
En los números 2 y 3 de Archivos
Argentinos de Pediatría de este año, se
publicó un aviso de leche Enfamil, que
no respetaba el Código Internacional
de Comercialización de Sucedáneos de
la Leche Materna de la OMS (veáse
página 423).1
En ese aviso se omite la indicación de
no desalentar la lactancia materna, se
publicitan supuestas ventajas sobre el
desarrollo mental y la agudeza visual de
los niños que la ingieran y se saca de
contexto una cita de un artículo, que involucra
a la Secretaria del Comité de
Nutrición de la Sociedad Argentina de
Pediatría.
En este número de Archivos publicamos
la carta que la Dra. Piazza, Secretaria
del Comité de Nutrición de la SAP,
envió a la revista y la contestación del
laboratorio Mead Johnson.
Como editores queremos reflexionar
sobre este episodio y sobre el conflicto de
intereses latente en toda relación entre
las revistas médicas y la industria farmacéutica
en general, y en especial, en lo
que concierne a la publicidad de los sucedáneos
de la leche materna.
Las compañías farmacéuticas utilizan
a las revistas científicas a través de la
publicación de estudios clínicos sobre
fármacos (es conocido el sesgo en la publicación
de resultados positivos en los trabajos
financiados por la industria) y de
una manera más obvia y directa, a través
de la colocación de avisos publicitarios.2
Son muchos los estudios que ponen
en evidencia lo relativo de los enunciados
de las publicidades. Un estudio español,
publicado en el Lancet en 2003,3 mostró que casi la mitad de 300 avisos
publicados no estaban sustentados por
las citas que mencionaban. Otro trabajo
publicado en el Journal of American
Board of Family Practice,4 analiza las publicidades de cuatro de las revistas
médicas más prestigiosas, concluyendo
que la descripción de las investigaciones
citadas en los avisos eran incompletas y
en algunos casos, inexistentes.
Si consideramos que la publicidad influye
en la prescripción médica y que,
además, muchos de los avisos son engañosos,
surge la pregunta si las revistas
deberían publicarlos, y si lo hacen, si
deberían ser revisados por pares, tal como
se hace con los trabajos científicos.
Las revistas se ven en el dilema de
publicar las investigaciones más relevantes
y de ser usadas como vehículo de la
propaganda de las compañías farmacéuticas.
5 Pero la realidad nos muestra que
sin el apoyo de la industria farmacéutica,
muchas revistas no podrían subsistir. El
desafío es encontrar un equilibrio en esa
relación.6
En realidad, muy pocos editores rechazan
avisos, aunque algunos los revisan
y no aceptan los que consideran inadecuados.
A pesar de tener una política
propia de revisión, algunas revistas, como
es el caso del British Medical Journal,
rara vez rechazan algún aviso, basados
entre otros puntos, en concentrar sus recursos
en mejorar los aspectos editoriales
más que los publicitarios.2
En Archivos Argentinos de Pediatría,
consideramos que los lectores diferencian
claramente el contenido de la publicidad
del contenido editorial, por lo
cual concentramos nuestros esfuerzos
en la revisión editorial, aunque también
contamos con un sistema de control para
la publicidad, que en este caso fue insuficiente.
Agradecemos la crítica de la publicidad
por parte de los lectores y ante la
detección de violaciones éticas, sugerimos
la denuncia ante las organizaciones
competentes.
Los avisos publicitarios deben estar regidos
por códigos y regulaciones nacionales
e internacionales, que ya existen, más
que estar sujetos a los filtros insuficientes
que cada revista médica pueda ejercer.
Para el caso específico de la publicidad
de sucedáneos de la leche, existe un Código
Internacional, formulado por la OMS en
1981 y ratificado en 1996, que fue desarrollado
para proteger a las madres y a los
trabajadores de la salud de la presión comercial
de las empresas productoras.7 Las
violaciones a ese código son frecuentes y
generalizadas en todo el mundo, pero esto
es especialmente grave en Argentina y en
otros países de América Latina, una región
en la que los efectos de la globalización se
muestran hoy en su expresión más dramática,
a través de la pobreza, la desnutrición y
la mortalidad infantil y materna.
Un informe del año 2003, realizado por el
grupo de América Latina y el Caribe perteneciente
al proyecto de monitoreo mundial de
la red IBFAN (International Baby Food Action
Network), mostró múltiples violaciones al
código.1 Estas violaciones abarcan desde la
entrega de muestras, regalos y folletos a las
madres y a los médicos, hasta la utilización
de frases e imágenes en las propagandas que
desalientan la lactancia materna e idealizan
la alimentación artificial.
La última tendencia en la comercialización
de los alimentos para bebés se centra en
sus propiedades "funcionales ". Las compañías
tratan de diferenciar sus fórmulas agregando
diferentes aditivos y luego recalcando
sus beneficios. Lo más habitual en este
momento, son los ácidos grasos (extraídos
de algas, hongos o aceites de pescado), con
los que compiten utilizando supuestas propiedades,
como mejorar la inteligencia y la
similitud con la leche materna.8 Si bien las
agencias regulatorias han sido lentas en controlar
estos avisos, en Canadá se le solicitó a
Mead-Johnson en 2004, que retirara esos
avisos.
¿ Qué podemos hacer frente a esto?
• Seguir promoviendo la lactancia materna
como una estrategia de salud pública
de alto rendimiento en la relación costobeneficio.
• Proteger la alimentación a pecho como
la forma de brindar igualdad de oportunidades
iniciales a todos los niños que
nacen en nuestra región.
• Divulgar la existencia del Código Internacional
a todos los trabajadores de la
salud e implementar un eficaz control
ciudadano de su aplicación.
• Denunciar presuntas violaciones a ese
Código a las autoridades competentes
nacionales, como a la red IBFAN, a través
de la página web: www.ibfan-alc.org/formularioweb.htm
En Archivos Argentinos de Pediatría, estaremos atentos a que no se sigan violando los códigos.
1. Vallones F. América Latina y el Caribe. Violaciones al Código. [en línea] ICDC-IBFAN-Fundación LACMAT. Buenos Aires, 2004 < http://www.ibfan.org/english/pdfs/lwtdlac.pdf> [Consulta: 16 de diciembre de 2004]
2. Smith R. Medical journals and pharmaceutical companies: uneasy bedfellows. Br Med J 2003; 326: 1202-1205.
3. Villanueva P, Peiro S, Librero J, Pereiro I. Accuracy of pharmaceutical advertisements in medical journals. Lancet 2003; 361: 27-32.
4. Gutknecht D. Evidence-based advertising? A survey of four major journals. J Am Board Fam Pract 2001;14:197-200.
5. Abbasi K, Smith R. No more free lunches. Br Med J 2003;326: 1155-1156.
6. Moynihan R. Who pays for the pizza? Redefining the relationships between doctors and drug companies. 2: Disentanglement. Br Med J 2003; 326:1193-1196.
7. Costello A, Sachdev HS. Protecting breast feeding from breast milk substitutes. Br Med J 1998; 316:1103-1104.
8. Mayor S. Report warns of continuing violations of code on breast milk substitute marketing. Br Med J 2004; 328: 1218.