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Impronta y lactancia materna
Dr. Ignacio Canevari*
* Médico pediatra. Hospital Junín de los Andes.
Correspondencia: canevari@fronteradigital.net.ar
Konrad Lorenz fue un médico austríaco
investigador de la conducta animal y
fundador de una ciencia que se llamó etología. Por sus importantes trabajos
obtuvo el premio Nobel de Medicina en
1973. Él llamó "imprinting" (podría
traducirse como impronta) a la huella que
queda en el cerebro de los ánades recién
nacidos con la imagen de su madre o del
primer ser que encuentra al salir del cascarón.
Konrad Lorenz incubó huevos de
ganso en su casa y los gansitos lo tomaron
como si fuera su madre pues con él establecieron
su primer contacto visual.
Relata estos estudios de una forma
muy amena en su hermoso libro "El anillo
del Rey Salomón". El título original de
este libro: "Er redete mit dem vieh, den
voegeln und den fischen" (hablaba con
las bestias, las aves y los peces) fue cambiado
en ediciones posteriores tomando
la idea de una leyenda según la cual quien
poseía ese anillo tenía la habilidad de
comunicarse con los animales. Observa
que el pollito del ganso o pato es muy
frágil e indefenso en la naturaleza. Solo
no puede sobrevivir, pues probablemente
lo mataría un zorro u otro predador;
entonces la necesidad de contacto con su
mamá es vital para su supervivencia.
Cuando está solo, el pollito pía desesperado,
no le interesa el alimento y nada lo
tranquiliza hasta ver a su madre o bien al
objeto con el cual estableció el vínculo
inicial. Otras especies, como los patos
azulones, establecen el contacto con su
madre principalmente a través de la voz y
ante el llamado desesperado de los pichones
la mamá pata responde con una voz
tranquilizadora. Seguidores de Konrad
Lorenz repitieron sus experiencias y así se realizó la conocida película "Volviendo
a casa" que reproduce una historia
verídica en la cual unos gansos salvajes
toman como madre a una niña que posteriormente
los conduce en su ruta migratoria
volando en un avión ultraliviano.
Debemos reconocer las grandes diferencias
entre los ánades y la especie humana,
pero creo que podemos observar
un paralelismo con estos descubrimientos.
Nuestras crías son también muy desvalidas
e indefensas, con una necesidad
imperiosa del cuidado maternal, ya que la
naturaleza no nos ha provisto de mecanismos
para sobrevivir. La forma de conocimiento
entre el recién nacido y su madre
es compleja y mediante la intervención de
varios sentidos, pero es clave en este sentido
el vínculo que se establece a través de
la succión del pezón. Sabemos que el pecho
materno no es solamente una fuente
de alimento. El bebé llora desesperado y
cuando toma el pecho encuentra su sosiego
y reconoce a su madre, tal como si
dijera mientras mama: "esta es mi mamá y con mamá estoy bien, me siento tranquilo
y protegido". La boca del bebé es un órgano de identificación, así es que cuando
ya tiene algunos meses y logra tomar
un objeto, rápidamente se lo llevará a la
boca pues es la forma de reconocerlo.
El paso número 9 para ser reconocido
como Hospital Amigo de la madre y el
niño, iniciativa de la OMS, es no dar a los
niños alimentados al pecho tetinas o
chupetes artificiales. Existen pruebas crecientes
de que el uso de tetinas y chupetes
se asocia con abandono precoz de la lactancia,
así como con otros problemas. El bebé recién nacido que se acostumbra a la
mamadera difícilmente aceptará el pecho
y por eso se desaconsejan las mamaderas y
chupetes en la internación conjunta, pues
esos primeros días son un período particularmente
sensible. Podríamos decir que el
bebé hace una impronta equivocada, tal
como los gansos de Konrad Lorenz lo hicieron
con el ser humano. Fueron infructuosos
los intentos de devolver a su pollita
Martina a mamá oca y debió resignarse a
seguir cuidándola personalmente.
Un niño que toma exclusivamente el pecho
no reconoce una tetina de goma, no sabe
y no la quiere tomar: "esto no es mi mamá, no
me interesa". Es decir que establece un vínculo
con un único objeto al que identifica
como fuente de placer y sosiego. Aunque
algunos bebés pueden tomar el pecho y también
usar chupete o biberones, esto no es lo
más común. He conocido bebés que se acostumbran
a tomar del pecho con una pezonera
intermedia, en los casos de madres que tienen
pezones planos. Progresivamente cuando
mejora la forma de los pezones y pareciera
que el bebé podría tomarlos ya no los
aceptan… ¡quieren la pezonera! Probablemente
la impronta es más fuerte cuanto más
precozmente se introduzca la pezonera, chupete
o tetina. También hay bebés que toman
el pecho de un solo lado, el izquierdo o el
derecho y rechazan al otro. Parece que encuentran
una diferencia entre ambos pezones.
Una interpretación probable es que reconoce
a uno solo como imagen de su madre
y desconoce al otro. Es importante que tome
y conozca ambos lados desde el comienzo.
El estudio comparado del comportamiento
de los animales nos ayuda a comprender
la manera en que se establece el vínculo entre
la madre y el bebé y nos brinda argumentos
para explicar por qué no usar chupetes ni
biberones para una lactancia materna exitosa.
Una vez que el bebé ha reconocido el pecho
materno, difícilmente lo querrá cambiar.
Familia de gansos
Lorenz con gansos
Dibujos: Dr. Marcelo Canevari
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- Lorenz K. El anillo del Rey Salomón. Estudios de
Psicología animal. Barcelona, España: Editorial Labor
S.A., 1962.
- Propuesta Normativa Perinatal. Tomo III. Promoción,
protección y apoyo de la lactancia materna.
Buenos Aires: Ministerio de Salud y Acción Social de
la Nación, 1996.
- OMS. División Salud y Desarrollo del Niño. Pruebas
científicas de los diez pasos hacia una feliz lactancia
natural. OMS Ginebra, 1998. disponible en: <http://www.ibfan-alc.org/doc/hospital/10pasos.pdf> [consulta: 02/01/06].