ARTÍCULOS ORIGINALES
Situación nutricional de niños en contextos de pobreza de Puerto Iguazú, Misiones, Argentina
Lic. Adriana R. Gullerian*, Lic. Norma I. Guezikaraian* y Dr. Martín S. Olivo*
* Departamento de Ciencias Básicas y Nutrición, Carrera de Licenciatura en Nutrición, Instituto Universitario de Ciencias de la Salud Fundación Héctor A. Barceló.
Correspondencia: Lic. Adriana Gullerian. secretariala@barcelo.edu.ar
Aclaración de intereses: El financiamiento del presente trabajo estuvo a cargo del Instituto Universitario de Ciencias de la Salud Fundación Héctor A. Barceló, y de la Municipalidad de Puerto Iguazú, Misiones, Argentina.
RESUMEN
Introducción. A partir del año 2002, Argentina sufrió
una agudización de su crisis socioeconómica,
con 73,5% de niños pobres y más de la mitad de
ellos, indigentes. Desde la gestación y hasta los tres
años, las deficiencias nutricionales ocasionan secuelas
irreversibles en el crecimiento y desarrollo
corporal y cognitivo. El objetivo del trabajo fue
valorar el estado nutricional de niños pobres de 0 a
14 años de barrios aledaños a Puerto Iguazú.
Población, materiales y métodos. Estudio transversal
y descriptivo, empleando el método antropométrico,
sobre niños convocados por un plan de asistencia
alimentaria y de salud, durante cinco días de
diciembre de 2002. Se evaluó edad, sexo, peso, talla,
pliegue cutáneo tricipital, perímetro muscular y
cefálico, peso al nacer y edad gestacional. Los datos
se expresaron a través de variables cualitativas, informadas
como proporciones. Para contrastar la diferencia
de proporciones se utilizó la prueba de X2
para muestras independientes.
Resultados. Se valoraron 243 niños; se encontraban
por debajo del percentilo 10 para peso/edad: 32,92%,
para peso/talla: 21,5%; para talla/edad: 34,15%. El
32,61% de los niños menores de 4 años presentó
perímetro cefálico disminuido. El 30,93% tenía un
peso al nacer bajo o insuficiente.
Conclusiones. El porcentaje de retraso crónico del
crecimiento según la relación talla/edad supera a
la deficiencia aguda de peso según peso/talla. El
bajo peso/edad predomina en los menores de 6
años; la talla/edad muestra una tendencia semejante.
La deficiencia aguda de peso según peso/
talla es similar a partir del primer año de vida.
Palabras clave: Valoración antropométrica; Retraso crónico del crecimiento; Bajo peso, pobreza.
SUMMARY
Introduction. Since 2002, Argentina has suffered a
social-economical crisis, with 73.5% of poor children,
most of them homeless. The nutritional deficiencies
suffered during the time period from birth
to 3 years of age cause irreversible sequels in
children's growth and physical as well as cognitive
development. The objective of this research was to
evaluate the nutritional status of children at risk
from Puerto Iguazú, from the ages of 0 to 14 years.
Population, materials and methods. Cross-sectional
and descriptive analysis, using the anthropometric
method, of children attending to a food and health
care program during five days in December 2002.
The variables evaluated were: age, sex, weight, height,
tricipital skin fold, muscle and cephalic circumference,
weight at birth and gestational age. The data
were reported by means of qualitative variables
expressed as percentages. A square chi test was used
for independent samples in order to contrast the
difference in proportions.
Results. 243 children were evaluated; under the 10th
percentile were the following: weight/age: 32.92%,
weight/height: 21.5% and height/age: 34.15%.
32.61% of the children under 4 age years had a
reduced cephalic circumference. 30.93% had low
birth weight or inadequate weight.
Conclusions. The percentage of stunting -according
to height/age ratio- exceeded the acute weight
deficiency according to weight/height ratio. The
low weight/age ratio prevailed in children under
the age of six; the height/age ratio showed a similar
tendency. The acute weight deficiency according to
weight/height ratio was similar after the first year.
Key words: Anthropometric assessment; Stunting; Low weight; Poverty.
INTRODUCCIÓN
A partir del año 2002, Argentina sufrió
una acentuada agudización de su crisis
socioeconómica, albergando un 73,5% de
niños pobres, de los cuales el 56% eran
indigentes (datos correspondientes a octubre
de 2002, según el INDEC).1 La pobreza
no se concibe únicamente como la
escasez de recursos económicos, sino que
se inserta en un contexto de inequidad
social, marginación, falta de acceso a educación,
precarias condiciones de hábitat e
higiene y desamparo a nivel salud. Esto
representa una estructura socio-económico-
cultural que priva a niños, jóvenes,
adultos y ancianos, de oportunidades para
sostener una calidad de vida digna.
Desde la gestación y hasta los primeros
3 años -época de la mayor velocidad
de crecimiento y desarrollo corporal y
cerebral- el niño es susceptible de sufrir
secuelas irreversibles ante el déficit de
nutrientes críticos.2
La transición epidemiológica nutricional
de la que forma parte Argentina -como
el resto de América Latina- se caracteriza
por una mayor prevalencia de retraso crónico
del crecimiento (RCC) por sobre la
desnutrición aguda, que coexiste con sobrepeso y
obesidad y con carencia de nutrientes específicos,
denominada "desnutrición oculta".3-7
El crecimiento es un proceso que resulta de la
interacción entre la constitución genética del individuo
y la influencia ambiental. El RCC es producto
de una asociación de factores biológicos, psicológicos
y sociales adversos, característicos de la
pobreza,8 tales como: bajo peso de nacimiento vinculado
a carencias energético-nutricionales maternas,
bajo peso y baja talla, consumo de alcohol,
tabaquismo, etc.;9 deficiencia energética, proteica,
de ácidos grasos esenciales y de micronutrientes
específicos, como cinc, azufre, hierro, vitaminas A
y D, folato, entre otros,10 ante requerimientos nutricionales
proporcionalmente elevados; infecciones
recurrentes, resultado de un contexto de escasa
higiene y de un sistema inmunológico deficiente a
consecuencia de la desnutrición; deprivación afectiva11
y bajo nivel de instrucción de los padres.12
Así, el RCC no es un hecho aislado sino el
emergente de un fenómeno mucho más complejo
en el que el niño pierde paulatinamente la capacidad
de alcanzar todo su potencial de crecimiento y
desarrollo, tanto en lo físico como en lo mental.13,14
El resultado de la baja talla es un cuerpo más
pequeño, que implica la posibilidad de supervivencia
frente al hambre, pero con menos fuerza, lo
que reduce la capacidad de trabajo físico. Asimismo,
el menor desarrollo neurológico y psicológico
determina un rendimiento intelectual disminuido,
lo que va en detrimento de la escolarización. Estas
condiciones aunadas limitan en el futuro, la inserción
psicosocial y laboral del adulto.2
En razón de lo expuesto, surge el interés de
conocer la situación nutricional infantil en una de
las zonas más pobres del país y en un momento de
profundizada crisis económica, porque las acciones
motivadas a partir de ello son impostergables
en la búsqueda de revertir un futuro poco promisorio
para tantos niños argentinos. Mientras que en
octubre de 2002 el país tenía un 57,5% de sus
habitantes pobres, 48% de los cuales eran indigentes,
la región del noreste alcanzaba un 71,5% de
pobres y 59% eran indigentes. La provincia de
Misiones -históricamente una de las más pobres
de la región- presentaba 69,9% de pobres, con una
de las proporciones más altas de indigentes: 62%.1
Nuestro equipo de investigación se integró a
un grupo sanitario local de Puerto Iguazú, cuyo
propósito se orientaba a detectar riesgo nutricional
en niños de 0 a 14 años, a través de la evaluación
nutricional, clínica y socioeconómica de sus
familias. El objetivo del presente trabajo fue diagnosticar
el estado nutricional de un grupo de
niños de 0 a 14 años, a través de una valoración
antropométrica completa.
POBLACIÓN, MATERIALES Y MÉTODOS
El diseño del estudio fue de tipo transversal y
descriptivo. La muestra estuvo conformada por
niños y niñas de 0 a 14 años pertenecientes a los
barrios carenciados aledaños a la ciudad de Puerto
Iguazú, que se presentaron espontáneamente, solos
o acompañados por mayores, durante los días
16 al 20 de diciembre de 2002, en respuesta a la
convocatoria realizada por la Municipalidad. El
grupo sanitario local determinó el nivel socioeconómico
de los niños, según el enfoque de satisfacción
de necesidades básicas,15 clasificándose a todos
ellos como pobres.
La valoración nutricional de los niños se efectuó
mediante el método antropométrico; se revelaron
las siguientes variables: edad, sexo, peso,
talla, pliegue cutáneo tricipital, perímetro
braquial, perímetro muscular braquial, perímetro
cefálico en niños de hasta 4 años, peso de
nacimiento y edad gestacional definida como de
término o de pretérmino.
El peso se midió con balanza de palanca con
divisiones para lectura de 50 g y de 100 g. El pliegue
cutáneo se determinó con un Skinfold Caliper
Baseline y los perímetros, con cinta métrica metálica.
La talla se midió hasta los 4 años en decúbito
supino y en niños mayores, en bipedestación, utilizando
tallímetros horizontales y verticales, respectivamente,
basados en una superficie rígida con
escala de medición inextensible y una superficie
fija y otra móvil en sus extremos. Las técnicas y los
instrumentos empleados son los recomendados
por la Sociedad Argentina de Pediatría.16
Se capacitó al personal observador mediante una
prueba piloto, en la que se estandarizaron todas las
técnicas. En el caso de los pliegues cutáneos, se
efectuaron tres mediciones por niño -a cargo del
mismo observador- calculándose luego el promedio,
con el objeto de controlar posibles errores de
medición asociados a la técnica.
El pliegue cutáneo tricipital y los perímetros
se evaluaron en aquellos niños que aceptaron
ser medidos.
El perímetro muscular braquial se calculó con la
fórmula aritmética: perímetro muscular del brazo
(cm)= circunferencia del brazo (cm) - [0,314 x grosor
del pliegue tricipital (mm)].17 El peso de nacimiento
y la edad gestacional se obtuvieron sólo en
quienes se pudo recabar esa información a partir de
la historia clínica o el conocimiento materno.
Se construyeron diversos indicadores a partir de
las variables: peso/edad (P/E), peso/talla (P/T) y
talla/edad (T/E), según sexo, que se aplicaron en
todas las edades, a excepción del P/T en menores de
1 año, en los cuales la obesidad fisiológica distorsiona
su interpretación.
El pliegue cutáneo tricipital y los perímetros se
relacionaron con la edad y el sexo.
Los patrones de referencia utilizados fueron:
• Para P/E, P/T y T/E: en niños y niñas de 0 a 6
años, las curvas de crecimiento del Comité de
Crecimiento y Desarrollo de la Sociedad Argentina
de Pediatría,16 y en mayores de 6 años, las tablas
del National Center of Health Statistics (NCHS)
de la OMS, empleando el software Nutri 1.3®.
• Para perímetro cefálico y pliegue tricipital: las
curvas de crecimiento del Comité de Crecimiento
y Desarrollo de la Sociedad Argentina
de Pediatría.
• Para perímetro braquial: en niños y niñas de 0 a
12 años, las curvas de crecimiento del Comité
de Crecimiento y Desarrollo de la Sociedad
Argentina de Pediatría y en mayores de 12 años,
las tablas de Frisancho.18
• Para el perímetro muscular braquial: las tablas
de Frisancho.
La clasificación del estado nutricional según
cada indicador se efectuó utilizando los percentilos
(pc). Justifelección el poder comparar los resultados
con los estudios poblacionales realizados en
nuestro país, los cuales emplean mayoritariamente
esta metodología.
Los estudios mencionados -realizados en poblaciones
infantiles con muestras representativas- constituyen
la casi totalidad de la información antropométrica
más actualizada de los niños argentinos:
• Proyecto Tierra del Fuego: niños desde la lactancia
hasta la adolescencia (CESNI 1994);19
• Programa Materno Infantil: niños menores de 6
años beneficiarios del Programa en las provincias
(Ministerio de Salud de la Nación 1996);20
• Proyecto Nutriaba: niños menores de 6 años de
Buenos Aires (Programa Materno Infantil y
Ministerio de Salud Provincial 1999);20
Los criterios para la definición de normalidad,
déficits y excesos, se muestran en las tablas de
resultados. La interpretación de los indicadores de
peso y de talla se efectuó según los criterios descriptos
por la OMS.21
El análisis estadístico descriptivo se llevó a cabo
con el programa Statistica 6.0. Los datos se expresaron
a través de variables cualitativas, que se informaron
como proporciones. Para contrastar la diferencia
de proporciones se utilizó la prueba del X2
para muestras independientes, con un nivel de significación
de p< 0,05.
RESULTADOS
Se evaluaron 243 niños, de los cuales, el 47,33% eran de sexo femenino y el 52,67%, de sexo masculino; se mantuvieron porcentajes similares en los diferentes grupos etarios. La distribución de la muestra según grupos etarios se presenta en el Gráfico 1.
FIGURA 1. Distribución de la población total según grupo etario
La valoración de P/E, P/T y T/E en percentilo según grupos etarios, se expone en las Tablas 1, 2 y 3, respectivamente.
TABLA 1. Distribución de la muestra según P/E en percentilos y grupos etarios (n= 243)
TABLA 2. Distribución de los niños de edad ≥ 12 meses según diagnóstico de P/T en percentilos y grupos etarios
TABLA 3. Distribución de la muestra según T/E en percentilos y grupos etarios
Cuando se analiza la distribución de la muestra
según P/E, en cada grupo etario (Tabla 1), surgen
los siguientes porcentajes de deficiencia (por debajo
del percentilo 10): en la lactancia, 33%; en primera
infancia, 39,66%; en segunda infancia, 26% y en
adolescencia, 25%.
Si se divide la muestra de estudio en dos grupos:
lactancia y primera infancia por un lado (esto
es, menores de 6 años) y segunda infancia y adolescencia
por el otro (mayores de 6 años) se observa lo
siguiente. El primer grupo reúne 131 niños con
38,93% de déficit de P/E, y el segundo, 112 niños
con 25,89% de déficit. Al comparar ambos grupos,
la diferencia resulta estadísticamente significativa
(p= 0,043), lo que indica mayor porcentaje de deficiencia
en los primeros años de vida.
A partir de los datos de la Tabla 2, si se divide la
muestra en menores y mayores de 6 años, se hallan
en el primer grupo (primera infancia) 116 niños con 24,13% de déficit de P/T y en el segundo (segunda
infancia y adolescencia), 112 niños con 18,7% de
déficit. No fue significativa la diferencia entre ambos
grupos (p= 0,403), lo que señala que la deficiencia
aguda de peso estaba extendida en forma similar
en todas las edades.
En la Tabla 3 -que presenta la distribución de la
muestra según T/E- se observa un 34,15% con talla
inferior a la normal (menor a percentilo 10).
Cuando se observa esta situación en los diferentes
grupos etarios, se destaca un 33,33% de los
lactantes, 40,52% en la primera infancia, 28% en la
segunda infancia y 25% en adolescencia.
Al dividir la muestra en menores y mayores de
6 años, se reúnen en el primer grupo 131 niños con
39,69% de déficit de T/E y en el segundo, 112 niños
con 27,67% de déficit. Si bien la diferencia entre
ambos grupos no fue estadísticamente significativa
(p= 0,067), este resultado estaría mostrando una
tendencia hacia la diferencia, y a que el valor de p
está condicionado por el tamaño muestral y por la
diferencia entre las proporciones.
El pliegue cutáneo tricipital se obtuvo en 152
niños. Se halló el 84,21% en el rango de normalidad
(entre percentilo 3 y percentilo 97), el 15,13% bajo
(< percentilo 3) y el 0,66% alto (> percentilo 97).
El perímetro braquial se pudo evaluar en 153
niños, entre los cuales 90,85% fue normal (entre
percentilo 3 y percentilo 97), 7,19% bajo (< percentilo
3) y 1,96%, alto (> percentilo 97).
La valoración del perímetro muscular braquial
se efectuó en 74 niños, hallándose un 79,73% de
normales (entre percentilo 5 y percentilo 95), 14,86%
bajos (< percentilo 5) y 5,41% altos (> percentilo 95).
El perímetro cefálico se midió en 46 niños, todos
ellos menores de 4 años. Se obtuvo un 63,04% de
normalidad (entre +2 y -2 desvíos estándar), un
32,61% bajo (< 2 desvíos estándar) y 4,35% alto (> 2
desvíos estándar).
El peso de nacimiento se relevó en 139 niños. De
ellos, el 64,75% nació con peso normal (entre 3 y 4
kg), 19,42% con peso insuficiente (entre 2,5 y 2,9
kg), 11,51% con peso bajo (< 2,5 kg) y 4,32% con
peso alto (> 4 kg).
La evaluación de la edad gestacional se determinó
en 144 niños, hallándose un 10,42% de prematuridad
(edad gestacional menor a 38 semanas).
DISCUSIÓN
Los indicadores T/E y P/T permiten distinguir
dos procesos biológicamente diferentes: la
baja T/E evidencia retraso crónico del crecimiento22
o desmedro (stunting)13 y el bajo P/T, adelgazamiento
-no asociado a procesos patológicos- o
emaciación resultado de un proceso grave de enfermedad
o hambre .13 En contraste, el indicador
P/E refleja el bajo peso para la talla (consunción
corporal), la talla baja para la edad (retraso del
crecimiento) o ambos y se puede interpretar como
indicador de desnutrición global.23
En relación al indicador P/E, tomando como
punto de corte el percentilo 10, el presente estudio
halló un 32,92% de deficiencia, valor mayor a los
resultados del Proyecto Tierra del Fuego, que mostraron
un 6% de la población.19
El mayor porcentaje de déficit según P/E observado
en los menores de 6 años comparado con
los mayores, podría indicar que las deficiencias
crónicas en una desnutrición global se expresan
con mayor evidencia en los primeros años de vida,
es decir, en las etapas de mayor velocidad de
crecimiento.
Cuando se analiza el indicador P/T, se observa
un 21,5% de déficit, tomando como punto de
copercentiloe el pc 10, valor mayor al 5% hallado en
el Proyecto Tierra del Fuego.19
Tal como se expresó previamente y en forma
similar a lo observado en el P/E, el porcentaje de
baja T/E es algo superior en los menores de 6 años
respecto de los mayores, coincidente con el más
rápido crecimiento en los primeros años de vida.
En éstos, se hace notoria la acumulación de los
efectos del retraso del crecimiento que se inició
durante la época de mayor velocidad.
Cuando se comparan los resultados obtenidos
con el Proyecto Tierra del Fuego, la prevalencia de
baja T/E (menor a percentilo 10) en este último fue
inferior (14,4% en relación a 40,52% para la primera
infancia y 12,3% contra 28% para segunda infancia).19
El porcentaje de baja T/E en los menores de
6 años -que fue de 39,69%- supera los datos del
estudio del Programa Materno Infantil 1996 que
arrojó un 13% y del proyecto Nutriaba 1999, con
3,6%.20
En relación con el sobrepeso/obesidad, diagnosticado
por valores de P/T mayores que el
percentilo 90, esta investigación mostró 14,66% en
la primera infancia y 9% en la segunda infancia.
En el Proyecto Tierra del Fuego, la prevalencia fue
mayor, casi de 28% y 31%, respectivamente.19 El
estudio Nutriaba mostró en menores de 6 años,
7,6% de sobrepeso con un punto de corte de más
2 desvíos estándar (percentilo 95,4).20 El presente
estudio, aun utilizando un punto de corte superior
al anterior (percentilo 97), presentó un valor
mayor, de 12,07%.
Los indicadores antropométricos estudiados
muestran que los casos de RCC según T/E, superan
a los de deficiencia aguda de peso según P/T,
lo que se condice con el patrón epidemiológico de
nuestro país. No obstante, se observa un porcentaje
de RCC acentuadamente mayor y aumento creciente
de las deficiencias agudas, cuando se compara
con las estadísticas de estudios poblacionales
previos representativos del país. Si bien esos trabajos
son parciales en su representación geográfica o
etaria, la mayoría sugiere un perfil similar en la
antropometría de los niños. Es necesario remarcar
que son datos anteriores a la situación crítica de
emergencia socioeconómica y alimentaria que sufrió
el país en los años 2001 y 2002.20 Esto podría
explicar, en parte, las diferencias halladas en este
trabajo. La agudización de la crisis profundizó la
problemática de la pobreza en una zona en la cual
ésta es de larga data.
Las mediciones del pliegue cutáneo tricipital y
de los perímetros braquial y muscular braquial,
sólo complementaron la información obtenida por
los indicadores de peso y talla.
El perímetro cefálico, como indicador de crecimiento
cerebral, se afecta cuando la desnutrición es
grave y resulta un indicador inespecífico de desnutrición
intrauterina y de la primera infancia.24 El
porcentaje hallado de niños con un perímetro cefálico
disminuido se condice con una alteración en el
crecimiento del cerebro, que sucede paralelamente
al desmedro corporal, en una etapa en la que este
órgano debería alcanzar su máximo desarrollo.
Un deficiente estado nutricional produce altas
probabilidades de engendrar niños de bajo peso,
proyectando así una herencia biológica-social de
inequidad.25 El bajo peso al nacer representa uno de
los problemas más importantes de la salud infantil,
por ser determinante de la mayor parte de las
muertes neonatales y de una gran proporción de
los trastornos del crecimiento y del desarrollo neurológico
y psicológico.26
Es de destacar que el porcentaje de bajo peso al
nacer y de peso insuficiente (30,94%) es, en conjunto,
mayor a la de prematuridad. Mientras que es
esperable que un niño nacido prematuro presente
bajo peso o peso insuficiente, hallar un 20,52% de
los niños de término en esta categoría, estaría sugiriendo
una situación aún más grave. El mayor
porcentaje de bajo peso que de prematuridad, evidencia
que las causas desfavorables que actuaron
durante el embarazo promoviendo un escaso desarrollo
intrauterino pudieron ser, en su mayoría,
independientes de la duración de la gestación.
En razón de que el diseño de la muestra de
estudio no fue aleatorio, debido a que se trataba de
un grupo de familias que se presentaron espontáneamente,
los resultados no se extrapolan a la
población, sino que se refieren solamente al conjunto
formado por las unidades evaluadas. Asimismo,
si se tiene en cuenta que la mayor vulnerabilidad
podría condicionar una mayor respuesta a la
convocatoria realizada por el equipo de salud,
debe considerarse un probable sesgo de la muestra.
No obstante, queda bien aclarado que las conclusiones
únicamente se plantean sobre la base de los
niños evaluados.
El RCC, como emergente de una estructura de
pobreza, no sólo afecta el alcance de todo el potencial
genético, sino que representa un conjunto de
carencias nutricionales y de estímulos que también
condicionan el desarrollo cognitivo y social futuro.
Es obligación de cada uno de los actores involucrados
en la temática diseñar y apoyar proyectos
que promuevan el cumplimiento del derecho básico
de los niños de crecer y desarrollarse en plenitud.
CONCLUSIONES
Los resultados observados mostraron una situación
nutricional marcadamente desmejorada en
los niños evaluados.
En el total de niños, el porcentaje de RCC según
el indicador T/E superó al de deficiencia aguda de
peso según P/T.
El P/E fue significativamente más deficiente en
los menores de 6 años que en los mayores, mientras
que la T/E -si bien no con significancia- tendió a tal
diferencia.
El porcentaje de niños con deficiencia aguda de
peso según P/T, se extendió en forma similar a
partir del primer año de vida.
El porcentaje de bajo peso al nacer y de peso
insuficiente en conjunto fue mayor al de prematuridad.
Agradecimientos
Al Sr. Rector del Instituto Universitario de Ciencias
de la Salud Fundación Héctor A. Barceló, Prof.
Dr. Héctor Barceló, por su estímulo permanente a
nuestra labor.
A los alumnos de la Carrera de Licenciatura en
Nutrición del Instituto Universitario de Ciencias
de la Salud Fundación Héctor A. Barceló, Clarisa
Muzanti, Lorena Guzmán y Miguel Ángel Sánchez,
quienes participaron con notoria eficiencia en la
recabación de los datos en terreno.
Al Dr. Timoteo Llera, quien fuera el Intendente
de la Ciudad de Puerto Iguazú y colaboradores, en
especial al Dr. Hugo Benítez y al Dr. Luis Cabañaro,
por su receptividad y apoyo incondicional a la
tarea conjunta.
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