COMENTARIOS EDITORIALES
¿Y si el conde de Sandwich se hubiera dedicado más a la música?
Dr. Pablo Durán*
* Hospital General de Niños "Dr. Pedro de Elizalde".
Correspondencia: apduran@intramed.ne
Existen diferentes versiones del relato
que sigue, pero su núcleo es coincidente.
Cierto día de 1762 John Montagu,
cuarto conde de Sandwich, mientras se
hallaba en una partida de cartas, y para
no interrumpir su actividad y levantarse,
abrió al medio los panes que le acercaron
para su cena e introdujo unos trozos de
carne en su interior…y así nació el conocido
"sandwich".
Seguramente el conde no tomó conciencia
de que tal impulso práctico fuera
el comienzo de una preparación tan relevante
para la vida cotidiana en la actualidad;
hasta podría considerarselo como el
creador de la "comida rápida". Y aun
más, podría decirse que su invento
surgió por el afán de conservar
una actitud sedentaria.
A la luz de la situación epidemiológica
de nuestra población
en términos de la creciente prevalencia
de sobrepeso y obesidad,
las elevadas tasas de sedentarismo
y las inadecuaciones
en los hábitos alimentarios, ésta no sería
una historia digna de destacar, pero sería
injusto negar de la vida de John
Montagu, uno de los aspectos positivos
y relevantes. Alternó diferentes cargos
ejecutivos en el gobierno británico; además
su papel fue relevante en el fomento
de la música: favoreció la puesta en escena
en su corte de diversas obras de
Hendel, y fomentó el primer concierto
público de obras antiguas.
Esta breve reseña no intenta ensalzar
al administrador o al mecenas, ni mostrar
al "inventor" del sandwich, sino
simplemente brindar un ejemplo sobre
la diversidad y complejidad de ciertas
situaciones.
Las características de la alimentación
de los grupos humanos responden a diversos
factores culturales, económicos,
educativos, productivos, estacionales,
etc. A ello se suman: antecedentes perinatales,
genéticos, procesos mórbidos,
gasto energético, etc. que junto a los
patrones alimentarios contribuyen a favorecer
y explicar diferencias en el estado
nutricional de los individuos y poblaciones.
La Lic. Torresani y colaboradores
muestran en el trabajo publicado en el
presente número, las "Preferencias de
consumo en cadenas de comidas rápidas
y kioscos en escolares y adolescentes de 9
colegios privados de Capital Federal y
Gran Buenos Aires". El estudio no alcanza
representatividad poblacional, pero las
observaciones realizadas por los
autores son consistentes con estudios
similares y constituyen aspectos
para los cuales tanto a nivel
nacional como internacional se
orientan acciones de educación alimentaria,
de reformulación de
kioscos o cantinas escolares, tendientes
a favorecer cambios tanto
en la demanda como en la oferta de este
tipo de alimentos o patrones de consumo,
particularmente por su densidad energética,
debido a su contenido graso o en
azúcares, o bien por su contenido en sodio,
aun cuando la frecuencia comunicada por
los autores es inferior a lo observado en
otras poblaciones.
1
La relación entre patrones alimentarios
y el proceso de transición epidemiológica
es clara y extensiva progresivamente
a poblaciones menos desarrolladas.
Aun cuando algunos de los patrones
se presentan con ciertas diferencias
entre poblaciones, se observa que el
proceso de inadecuación alimentaria,
junto al incremento en el sedentarismo
y el consecuente aumento en las tasas de
sobrepeso y obesidad, se presentan en
forma creciente tanto en las poblaciones
de mayores ingresos, como en aquellas de ingresos
medios y aun bajos.2
Se han analizado diversas intervenciones, pero
los resultados no son en general alentadores. La
prevalencia de sobrepeso y obesidad, y las inadecuaciones
en los patrones alimentarios, particularmente
en niños en edad escolar y adolescentes
son importantes y conllevan riesgos elevados
para sobrepeso y obesidad en edades mayores,
así como para el desarrollo de enfermedades
crónicas relacionadas.
Ciertamente que un mayor conocimiento de la
realidad puede ser alcanzado al particularizar las
miradas. Conocer los hábitos, preferencias y tipos
de alimentos consumidos por niños y adolescentes,
así como por la población en general es necesario
para comprender los factores que conducen al
incremento en las tasas de sobrepeso y obesidad.
Pero al mismo tiempo es igualmente relevante
conocer los patrones de consumo fuera de la escuela
o de los ambientes y actividades sociales de los
niños, los aspectos de mercado y costo de los alimentos,
la publicidad de ciertos productos, etc., así
como el componente que se encuentra del otro lado
de la balanza: el gasto energético y los patrones de
actividad física.
Como metáfora, analizar la figura de John
Montagu por la introducción del sándwich, sin
tomar en cuenta su desempeño en otras funciones,
implicaría en un sentido, parcializar el
análisis.
Como fuera ampliamente remarcado, estos aspectos
están muy vinculados con los estilos de vida
urbanos, que no sólo han llevado a modificar hábitos
de vida, sino también el lenguaje cotidiano, con
la inapropiada introducción de palabras como "fast
food", "delivery" o "snack".
Ahora bien, el "fraccionamiento" necesario de
los problemas para un adecuado abordaje analítico
y mejor comprensión de la realidad exige que en el
momento de planificar e implementar intervenciones
se realice una nueva síntesis para que éstas sean
realmente efectivas.
Los logros en la reducción de la prevalencia
de sobrepeso y obesidad y en el mejoramiento de
los hábitos alimentarios serán más significativos
en la medida que se establezca un abordaje integral,
desde una mirada del "ciclo de vida", (desde
la gestación a la edad adulta), y al mismo
tiempo, integradora.
Por tanto, en virtud de la información disponible
a nivel nacional,3 es tiempo de encarar acciones
integrales que promuevan una adecuada alimentación
y nutrición durante la gestación, el sostenimiento
de la lactancia materna, la adecuada y oportuna
incorporación de la alimentación complementaria,
y la implementación de acciones educativas
que favorezcan la adopción de hábitos saludables,
cuyos beneficios se verifican a lo largo de toda la
vida. Junto a ello es necesario establecer un debate
acerca de los factores ambientales y la oferta de
publicidad o alimentos, que favorecen conductas y
patrones alimentarios inadecuados.
Es necesario, por tanto, un debate profundo
sobre el tema, que conduzca a la implementación
de estrategias a largo plazo. La compleja situación
epidemiológica, caracterizada por una "doble carga
de enfermedad", requiere de estrategias en tal
sentido. El desafío hoy implica no solo continuar el
proceso de reducción de la mortalidad infantil,
particularmente secundario a enfermedades
prevenibles. Tal desafío implica al mismo tiempo
abordar en forma temprana la prevención de condiciones
que afectarán las condiciones de salud y
calidad de vida a mediano y lago plazo, y que se
vinculan particularmente con las conductas individuales
y sociales.
La modificación de conductas y hábitos, exige
innovación y trabajo sostenido para lograr resultados
significativos.4
Volviendo a la metáfora inicial, si John
Montaguse se hubiera dedicado más a la promoción
de la música y otras actividades, tal vez el
emparedado hoy no se llamaría "sandwich".
1. Bowman SA, Gortmaker SL, Ebbeling CB, Pereira MA, Ludwig DS. Effects of Fast-Food Consumption on Energy Intake and Diet Quality Among Children in a National Household Survey. Pediatrics 2004; 113:112-118.
2. Popkin BM. Global nutrition dynamics: the world is shifting rapidly toward a diet linked with noncommunicable diseases. Am J Clin Nutr 2006; 84:289-298.
3. http://www.msal.gov.ar/htm/Site/ennys/site/documento-de-presentacion.asp. Acceso 23/02/07
4. Caballero B. Obesity prevention in children: opportunities and challenges. Int J Obes Relat Metab Disord 2004; 28(Suppl 3):S90-5.