ARTÍCULOS ORIGINALES
Evaluación antropométrica en niños de la ciudad de Córdoba, año 2000*
Dres. Mónica Chesta1, Beatriz Lobo2, Fernando Agrelo3, Esteban Carmuega4, Jacobo Sabulsky1, Pablo Durán5 y Laura Rosa Pascual6
1 Universidad Nacional
de Córdoba. Facultad
de Ciencias Médicas.
Escuela de Nutrición.
2 Ministerio de Salud.
División Crecimiento
y Desarrollo /
CLACYD.
3 Universidad Católica
de Córdoba. Facultad
de Medicina /
CLACYD.
4 Servicio de Nutrición.
Hospital de Pediatría.
Buenos Aires.
5 CESNI.
6 Universidad Nacional
de Córdoba. Facultad
de Ciencias Médicas.
Instituto de
Biología Celular /
CLACYD.
* El estudio fue realizado por la Fundación CLACYD (Córdoba, Lactancia, Alimentación, Crecimiento y Desarrollo) y CESNI (Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil), y financiado por la Municipalidad de Córdoba y la Fundación Telefónica.
Correspondencia: Jacobo Sabulsky. Fundación CLACYD. Casilla de Correo 1.300 (5.000) Córdoba, Argentina. vitosab@eco.unc.edu.ar
RESUMEN
Introducción. En la Argentina no existen diagnósticos
de situación actualizados en forma periódica
que reflejen el estado nutricional de grandes conglomerados
urbanos o rurales. Se presentan resultados
antropométricos de la "Encuesta salud, nutrición
y desarrollo" efectuada en Córdoba, en mayoseptiembre
de 2000.
Objetivo. Describir la situación nutricional de la
población infantil de la ciudad de Córdoba.
Población, material y métodos. Muestreo por conglomerados
multietápico: se estudiaron 558 niños
de 6-24 meses, 368 de 5 años ± 3 meses y 299 de 8
años ± 3 meses, distribuidos en tres niveles socioeconómicos
(NSE): superior, medio e inferior. La
antropometría fue realizada por profesionales entrenados
según técnicas estandarizadas. Sobre la
base de los índices T/E y P/T (límites de inclusión
de 2, 1,5, -2 y -1,5 DE, referencia NCHS/OMS), se
consideraron seis categorías de malnutrición: acortamiento,
riesgo de acortamiento, emaciación, riesgo
de emaciación, obesidad, riesgo de obesidad. Los
resultados se expresaron en puntuaciones z medias
y según la clasificación de Waterlow.
Resultados. Prevalencia de acortamiento de 3,4% y
riesgo de acortamiento, 6,7%; cifras significativamente
más altas en el NSE inferior. No se observó en
general emaciación y riesgo de emaciación, excepto
en el NSE inferior a los 8 años (4,3%). Prevalencia de
obesidad mayor a los 5 y 8 años (10%) en comparación
con el grupo de 6-24 meses (5,4%).
Conclusiones. El trabajo reafirma que el crecimiento
físico es un "espejo" de las condiciones sociales
de la población y sugiere que los programas de
intervención deberían incluir también a poblaciones
en riesgo (nutricional y social).
Palabras clave: Índice talla/edad, Índice peso/talla, Niveles socieconómicos, Clasificación de Waterlow.
SUMMARY
Introduction. Anthropometrical results are introduced
in the "Health, Nutrition and Development
Survey" conducted in Córdoba between May and
September of 2000.
Objective. to describe the nutritional conditions
of the child population in the city of Córdoba,
Argentina.
Materials and methods. Sampling was in clusters in
different stages: 558 children between 6 and 24
months-old, 368 ranged from 5 years-old (± 3
months) and 299 ranged from 8 years-old (± 3
months), distributed according to three separate
socioeconomic levels (SEL), high, middle and low.
The anthropometry was performed by trained
professional workers following standardized
techniques. According to the H/A and to the W/H
indices (cutting points at 2, 1.5, -2 and -1.5 SD
following the NCHS/WHO), six malnutrition
categories were considered: stunting, risk of
stunting, wasting, risk of wasting, obesity and risk
of obesity. The results were expressed in z score,
and following the Waterlow classification.
Results. Prevalence of 3.4% stunting, 6.7% risk of
stunting, significantly higher values at low SEL. No
wasting and risk of wasting observed, except for the
low SEL, at 8 years-old (4.3%). Prevalence of obesity
is higher at 5 and 8 years-old (10%) compared with
the 6-24 months-old (5.4%).
Conclusions. This study reaffirms physical growth
as the "mirror" of the social conditions of the
population and shows that the intervention
programs should also include populations at risk
(socially and nutritionally).
Key words: Height/age and weight/height indices, Socioeconomic levels, Waterlow classification.
INTRODUCCIÓN
En Argentina no existen diagnósticos
de situación actualizados en forma periódica
que reflejen el estado nutricional de
grandes conglomerados urbanos o rurales.
La mayoría de los estudios antropométricos,
salvo excepciones, no se basan
en muestras representativas de la población
general. Además, el empleo de distintos
indicadores y tablas de referencia
dificulta en gran medida la comparabilidad
de los resultados obtenidos en diferentes
localidades o regiones del país.
Entre los meses de mayo y septiembre
del año 2000, la Fundación CLACYD
y CESNI realizaron una encuesta de salud,
nutrición y desarrollo en una muestra
probabilística de niños de la ciudad
de Córdoba. El estudio permitió elaborar
un diagnóstico basal y proponer ejes
fundamentales para el diseño de programas
integrales de acción dirigidos a
lactantes, preescolares, escolares y mujeres
embarazadas.
La investigación se estructuró en tres módulos
equivalentes a seis áreas de descentralización
del trabajo. El primer módulo, de información general,
incluyó las áreas Sociodemográfica y Salud;
el segundo, el módulo nutricional, abarcó las áreas
Alimentaria, Antropométrica y Bioquímica y finalmente,
el módulo psicológico comprendió el área
Desarrollo psicosocial e intelectual. 1
En este trabajo se presenta la primera parte de
los resultados del área antropométrica. Su objetivo
es describir la situación nutricional de la población
infantil residente en la ciudad de Córdoba, mediante
la determinación de la magnitud, gravedad
y distribución de las distintas formas de malnutrición
según edad, sexo y nivel socioeconómico.
POBLACIÓN, MATERIAL Y MÉTODOS
La población estudiada comprendió a 1.225 niños
del área urbana de la ciudad de Córdoba,
distribuidos en tres grupos etarios: 6-24 meses, 5
años (± 3 meses) y 8 años (± 3 meses). Se diseñó una
muestra por conglomerados, multietápica, que comprendió
la selección de radios censales, manzanas
(o unidades secundarias) y viviendas (o unidades
primarias), a partir de la información del Censo
Nacional de Población (INDEC 1991). Los datos se
actualizaron en valores absolutos, a la tasa
intercensal de crecimiento del 1,7% anual de la
década 1980/91 y a las tasas de natalidad promedio
durante la última década.
A los fines de alcanzar el tamaño muestral definido
(600 niños en el intervalo 6-24 meses y 400 en
cada uno de los grupos restantes), se calculó visitar
7.200 hogares, que representan una fracción global
aproximada de 1 cada 49 hogares. Cuando en un
hogar se hallaban varios niños en condición de
ingresar al estudio, se incluyó aleatoriamente sólo
a uno de ellos. Se escogió este tamaño en función de
la expectativa de estimar prevalencias en la población
con un error muestral de alrededor del 5% y un
grado de confianza del 95%.
Las afecciones graves corroboradas por los especialistas
en Pediatría y Neonatología del equipo
de investigación motivaron la exclusión del estudio
y, como condición para la inclusión, se requirió
a las familias seleccionadas la aceptación y firma de
un consentimiento para participar en la investigación.
De un total de 176 rechazos iniciales, se recuperaron
107 unidades muestrales, hasta completar
una muestra inicial de 1.468 casos (665 de 6-24
meses, 433 de 5 años y 370 de 8 años). El estudio
antropométrico se realizó en 1.225 niños, un 83%
de la muestra inicial.
La encuesta sociodemográfica y el examen antropométrico
se efectuaron en los domicilios familiares.
Del total de variables sociodemográficas
incluidas en el estudio, en este trabajo se consideran
las siguientes: antecedentes reproductivos (número
de hijos, edad de la madre al nacer el primer
hijo, antecedentes de hijos de bajo peso al nacer
(BPN) y fallecidos en los primeros 5 años de vida),
cobertura social del niño y nivel socioeconómico
(NSE). Esta última, que es un índice sumatorio,
constituyó una variable independiente dentro del
esquema de análisis. Para construirla se adoptó el
modelo empleado por CESNI en su estudio de
Tierra del Fuego2 y se otorgó un puntaje ponderado
a cada una de las categorías involucradas. Sumados
los puntajes obtenidos en cada variable, se
definieron seis intervalos correspondientes a seis
NSE crecientes. Posteriormente, para la presentación
de los resultados se recodificaron en tres equivalentes:
niveles inferior, medio y superior.
Se registraron los siguientes parámetros antropométricos:
peso, talla, perímetro cefálico (sólo
niños de 6-24 meses), circunferencia del brazo,
pliegue tricipital, pliegue subescapular, peso y
talla de la madre. Aquí se presentan resultados
de los dos primeros y la talla materna se incluye
en una parte del análisis. Las mediciones fueron
realizadas por profesionales previamente entrenados,
según las técnicas antropométricas referidas
por Falkner.3 Sobre la base de las recomendaciones
de Falkner, la talla se midió en decúbito
supino hasta los tres años de edad (longitud), y
en posición de pie en los niños mayores (estatura).
Antes de iniciar el trabajo de campo se estandarizaron
las mediciones según el procedimiento
diseñado por Habitch.4 Los instrumentos utilizados
fueron: antropómetros de madera construidos
según normas establecidas,5 balanza de
palanca para lactantes de 16 kg de capacidad con
un límite de lectura de 10 g marca CAM y balanza
electrónica con límite de lectura cada 100 g marca
TANITA.
Con el objeto de evaluar el estado nutricional
de la población estudiada se seleccionaron los
índices Talla para la Edad (T/E) y Peso para la
Talla (P/T), cuyos valores se expresaron en puntuaciones
z, según la referencia NCHS/OMS,6 operacionalizadas como variables continuas y cuyos
límites de inclusión fueron los valores -2; -1,5;
2 y 1,5 DE.
Para el índice T/E se seleccionaron los siguientes
indicadores: Talla baja para la edad (acortamiento
o detención del crecimiento): < -2,0 puntuaciones z; Riesgo de talla baja para la edad (riesgo de acortamiento):
< -1,5 a -2,0 puntuaciones z. En el caso del índice
P/T, los indicadores considerados fueron: Peso bajo
para la talla (emaciación o consunción): < -2,0 puntuaciones
z; Riesgo de peso bajo para la talla (riesgo de
emaciación): < -1,5 a -2,0 puntuaciones z; Peso alto
para la talla (obesidad): > +2,0 puntuaciones z; Riesgo de peso alto para la talla (riesgo de obesidad o
sobrepeso): > +1,5 a +2,0 puntuaciones z.
Los resultados se presentan de tres maneras:
a) puntuaciones z medias; b) prevalencias de malnutrición
y riesgo de malnutrición en base a los
indicadores antropométricos seleccionados; c) evaluación
antropométrico-nutricional según la combinación
de indicadores propuesta en la clasificación
de Waterlow.7
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Durante la fase exploratoria, se excluyeron, según
los criterios propuestos por OMS, 8 once casos
con valores antropométricos "extremos".
El procesamiento y análisis de la información se
realizó con el programa estadístico informático
SPSS 10.0.9 Se procedió a la descripción de los datos
mediante la estimación de medidas de tendencia
central y dispersión, con obtención de los estadísticos
correspondientes según la forma en que cada
variable fue operacionalizada. Para analizar diferencias
en las puntuaciones z medias de T/E y P/T
por NSE se empleó la prueba t de student; cuando
se analizaron diferencias en el estado nutricional
por NSE, se utilizó la prueba de la ji al cuadrado. Se
consideraron como estadísticamente significativas
las diferencias con probabilidad (p) de 0,05.
RESULTADOS
Como se describió en el apartado anterior, los resultados corresponden a 1.225 niños distribuidos en tres grupos etarios. El 56% de la población estudiada se ubicó en el NSE medio, el 24% en el NSE inferior y el 20% restante en el NSE superior. La distribución por NSE fue muy similar en los distintos grupos de edad (Tabla 1). Los hogares pertenecientes al NSE inferior registraron mayores frecuencias en todas las características biosociales de riesgo analizadas: en el NSE inferior, la frecuencia de antecedentes de bajo peso al nacer, mortalidad y paridad elevada (más de 4 nacidos vivos) triplicaron a los del NSE superior; el embarazo adolescente en el NSE inferior fue 13 veces más frecuente que en el NSE superior; los porcentajes de niños sin cobertura social y de madres con talla inferior a 150 cm, fueron en el NSE inferior, cuatro veces más elevados que los registrados en el NSE superior.
TABLA 1. Distribución de la población estudiada por nivel socioeconómico (NSE) según grupo etario
El Gráfico 1 resume las puntuaciones z medias de T/E y P/T para los distintos grupos etarios, y compara los valores correspondientes a los NSE inferior y superior. Se observa que los valores de P/T fueron superiores a cero en todos los grupos etarios, sin diferencias estadísticamente significativas por NSE. En cuanto a T/E, en ninguno de los grupos etarios analizados, las puntuaciones z medias fueron considerablemente inferiores a la media estandarizada. El valor más alejado (-0,64) correspondió al NSE inferior del grupo de 6-24 meses. Las diferencias por NSE fueron estadísticamente significativas a los 6-24 meses y 5 años.
GRÁFICO 1. Puntuación z media de talla /edad y peso/talla en los niveles socioeconómicos inferior y superior
En la Tabla 2 se presentan los resultados observados al categorizar los índices antropométricos, de acuerdo a los límites de inclusión previamente definidos.* El 3,4% de la población estudiada se ubicó por debajo de -2 puntuaciones z de T/E. En el NSE inferior la cifra asciende al 6,8% y en el NSE superior desciende al 2%. El porcentaje de niños de la franja de riesgo (6,7%) excedió en 2,3% el valor esperado (4,4%). Las prevalencias de acortamiento y riesgo son significativamente más altas en el NSE inferior. Entre los acortados predominan ligeramente los varones y en los niños con riesgo de acortamiento los mayores porcentajes corresponden a las mujeres, aunque las diferencias no son estadísticamente significativas.
TABLA 2. Prevalencia de malnutrición y riesgo de malnutrición por nivel socioeconómico (NSE). (Todos los grupos etarios)
Las frecuencias de peso bajo para la talla y
riesgo son inferiores a los porcentajes previstos,
tanto en la población total como por NSE. Las cifras
son similares en ambos sexos.
La prevalencia de obesidad es del 8,2%. En el
NSE superior esta cifra asciende al 9,2%. El porcentaje
de riesgo de obesidad es de 6,4% y se eleva a
7,5% en el NSE medio. Existen diferencias por NSE
tanto en las prevalencias de obesidad como de
sobrepeso, pero no llegan a ser estadísticamente
significativas.
En los siguientes gráficos se presenta la información
que brindamos anteriormente para toda
la población, ahora discriminada por grupo etario
y por NSE. El Gráfico 2 muestra que: a) La prevalencia
de acortamiento y riesgo disminuye al
aumentar la edad de los niños (a los 8 años sólo
se registran porcentajes superiores al valor esperado
en el NSE inferior); b) Las frecuencias de
acortamiento son más altas en el NSE inferior de
todos los grupos etarios; en los niños con riesgo
de acortamiento, también se observan en los grupos
de 6-24 meses y 8 años porcentajes más altos
en el NSE inferior.
GRÁFICO 2. Prevalencia de acortamiento por nivel socioeconómico según grupo etario
Las frecuencias de emaciación y riesgo (Gráfico 3) son en general inferiores a los valores esperados, excepto en el NSE inferior del grupo de 8 años cuyo porcentaje de niños con P/T <-2,0 puntuaciones z es del 4,3%. No se observan diferencias importantes por NSE en el resto de las situaciones.
GRÁFICO 3. Prevalencia de emaciación por nivel socioeconómico según grupo etario
La prevalencia de obesidad (Gráfico 4) es mayor a los 5 y 8 años (alrededor del 10,0%) en comparación con el grupo de 6-24 meses (5,4%). A los 8 años se registran frecuencias más altas de obesidad en el NSE superior (13,6%). Con respecto al riesgo de obesidad, se observan frecuencias algo más elevadas a los 8 años, y a los 6-24 meses y 8 años se registran cifras más altas en el NSE medio, mientras que a los 5 años los porcentajes más elevados corresponden al NSE inferior.
GRÁFICO 4. Prevalencia de obesidad por nivel socioeconómico, según grupo etario
Al combinar los índices P/T y T/E, sobre la base de la clasificación de Waterlow (Tabla 3) los resultados (frecuencias) pueden resumirse de la siguiente manera: 73%: valores normales para ambos índices antropométricos; 0,6%: acortamiento y riesgo + emaciación y riesgo; 1%: acortamiento y riesgo + obesidad y riesgo; 8,6%: acortamiento y riesgo + P/ T normal; 3,1%: emaciación y riesgo + T/E normal; 13,6% obesidad y riesgo + T/E normal.
TABLA 3. Evaluación antropométrico-nutricional combinando los índices P/T y T/E, según la clasificación de Waterlow.# Porcentajes.
DISCUSIÓN
La estrategia operativa consistió en la selección
de una muestra probabilística multietápica y los
rechazos más los casos sin información antro pométrica no llegaron al 20% del total, pero existe
un sesgo latente que no podemos valorar, el de las
pérdidas por falsa información proporcionada por
familias que no declararon la presencia de niños
en las edades de inclusión, al producirse la visita
del equipo de timbreadores.
Los resultados reflejan que en Córdoba (al
momento de realizarse este trabajo), la forma
predominante de desnutrición, al igual que en el
resto del país y del mundo subdesarrollado, era el acortamiento, que se refleja en una talla baja para
la edad.11-13 La frecuencia para el total de la muestra
fue del 3,4%, lo cual representa una prevalencia
baja según los criterios propuestos para evaluar la
gravedad de la desnutrición en distintas poblaciones
del mundo.14 A nivel nacional los porcentajes
varían entre 3 y 9 %.11 Si a la cifra del 3,4% se suma
el 6,7% de la franja de riesgo, podemos concluir que
el 10,1% de la población estudiada presentaba algún
déficit en su crecimiento lineal, lo cual evidencia
la magnitud de este problema nutricional. Investigaciones
realizadas en Buenos Aires durante
1999 informaron una prevalencia de acortamiento
de 3,6% para niños de 6-24 meses.15 En nuestro
estudio, la cifra correspondiente a este grupo etario
fue del 4,3%, algo inferior a la registrada en Córdoba
(CLACYD 1993-98) para niños menores de 2
años (5,3%).16 Como es sabido, el proceso que conduce
a una baja T/E puede iniciarse en la vida
intrauterina o en los primeros meses de vida y
continúa a lo largo del primero, segundo o tercer
años de vida, que son los de más rápido crecimiento
y, por ende, el período más vulnerable a distintas
agresiones (nutricionales, infecciones, etc.). De allí
que, al igual que en otros estudios, las frecuencias
más altas de acortamiento y riesgo se registraron
en el grupo de 6-24 meses.
Nuestros datos, como los de otros estudios,
confirman que la T/E es el índice antropométrico
que mejor refleja las condiciones sociales globales
de una población. En el NSE superior la puntuación
z media de T/E fue -0,09 en el grupo de 6-24
meses y 0,02 a los 5 años. Estos valores son similares
al informado para niños hispánicos de EE.UU.
de 2 a 5 años (-0,14);8 en el NSE inferior los valores
hallados (-0,64 para 6 a 24 meses y -0,37 para 5 años)
fueron superiores a los correspondientes a niños
menores de 5 años de otros países latinoamericanos. 8 Las frecuencias de acortamiento fueron más
altas en el NSE inferior de todos los grupos etarios,
lo que reafirma que esta forma de desnutrición es
una de las mejores medidas para evidenciar la
inequidad social.17 Los niños del NSE inferior crecen
menos (en términos de T/E) pero además reciben
asistencia médica de peor calidad y provienen de
hogares más numerosos que tienen más antecedentes
de BPN, mortalidad, etc. Es decir, la población
estudiada presentó perfiles sociales claramente diferenciados
que se reflejaron en el estado nutricional.
Todos los antecedentes biosociales de riesgo
registraron una fuerte asociación con el NSE, lo que
señala la utilidad de este índice como indicador de
características marcadamente disímiles, que condicionan
el proceso de salud-enfermedad.
La emaciación y el riesgo de emaciación no
constituían, al momento de la encuesta (año 2000),
problemas de relevancia epidemiológica en el total
de la población. Las cifras encontradas concuerdan
con diferentes estudios realizados en el país que
estiman en no más del 2-3% el porcentaje de niños
con un déficit importante del P/T.11 Por lo tanto,
cabe aclarar que, en este trabajo, el término
emaciación, no siempre se emplea en forma adecuada,
ya que en muchos casos las prevalencias de
peso bajo para la talla son inferiores al porcentaje
previsto; es decir, es inapropiado suponer que
todos los niños delgados de nuestro estudio eran
emaciados.8 La cifra hallada es algo mayor a la
registrada en Córdoba (1993-98) entre 0 y 2 años
(0,7 %).16 Una investigación que abarcó a menores
de 6 años en 23 partidos del conurbano bonaerense,
informó prevalencias de 1,5% (para 6-24
meses) y 2,2% (para 2-6 años).15 En nuestro estudio,
el hallazgo a la edad de 8 años, en el NSE inferior,
de porcentajes de emaciación que duplicaban el
valor esperado, plantea el interrogante sobre la
existencia de carencia alimentaria en lugares donde
las acciones no llegaban o eran insuficientes.
Según algunos autores, la discrepancia entre las
bajas prevalencias de déficit de P/T y las relativamente
altas o moderadas frecuencias de talla baja
para la edad existentes en algunos países de América
latina, podría explicarse por diferencias en las
proporciones corporales de estos niños respecto a
la población de los Estados Unidos (base de la
referencia NCHS/OMS).18 De confirmarse estos
hallazgos, debería revisarse el empleo de esta referencia
y de los límites de inclusión usados en la
evaluación del P/T de distintas poblaciones, a fin
de no subestimar la verdadera prevalencia de
emaciación. También deberíamos en este caso preguntarnos
hasta qué punto las frecuencias elevadas
de obesidad detectadas en los niños de este
estudio, obedecen realmente a un aumento de la
grasa corporal. Como es sabido, si bien el peso alto
para la talla puede considerarse un indicador adecuado
de obesidad en estudios epidemiológicos,
sobre una base individual y de manera estricta, el
término obesidad debe usarse únicamente en el
contexto de las mediciones de adiposidad.8
En Córdoba, la prevalencia de obesidad en el
total de la población era del 8,2% y la frecuencia de
sobrepeso de 6,4%. El hecho de que más del 14% de
la población registre valores de P/T por encima de
los considerados "normales" revela que estamos
ante un problema nutricional de magnitud creciente
que, en nuestro medio, afecta a todos los grupos
etarios y NSE. La prevalencia de obesidad registrada
en Córdoba es algo mayor a la informada para
niños menores de 6 años del conurbano bonaerense
(7,6%).15 Se señalan como principales responsables
del aumento de esta forma de malnutrición, la
falta de actividad física y los malos hábitos alimentarios19,
que pueden comenzar muy tempranamente
con la introducción de leches artificiales y el destete
precoz.20 La prevalencia de obesidad y sobrepeso
aumentó sustancialmente con la edad de los
niños, aunque es igualmente preocupante que en
el grupo de 6-24 meses, las frecuencias ya duplicaban
(o superaban al doble de) el valor esperado. En
concordancia con estas cifras elevadas de sobrepeso
y obesidad, el Gráfico 1 muestra que las puntuaciones
z medias de P/T fueron superiores a cero en
todos los grupos etarios. A los 6-24 meses, los
valores de Córdoba (0,21 en el NSE inferior y 0,05
en NSE superior) fueron similares a los correspondientes
a niños menores de 5 años de otros países
como, por ejemplo, EE.UU. (hispanos), Brasil y
Colombia.8 A los 5 y 8 años, en cambio, las puntuaciones
z medias de Córdoba fueron algo más elevadas
(0,55 en el NSE superior del grupo de 5 años).
También debe tenerse en cuenta que la obesidad
no tiene las mismas características físicas, ni la
misma patogenia en los distintos estratos sociales;
en los grupos socioeconómicos más desprotegidos,
el sobrepeso y la obesidad pueden coexistir
con el retardo en el crecimiento lineal, el déficit de
micronutrientes y otras enfermedades carenciales.
Datos de la Encuesta Permanente de Hogares,
realizada en muestras representativas de 2 a 6
años de edad en seis localidades argentinas21 permiten
afirmar que el riesgo de padecer sobrepeso
y obesidad es mayor en los niños con retraso en el
crecimiento lineal (RR: 1,78) en comparación con
los niños de talla normal (RR: 1,63). En nuestro
estudio observamos que la gran mayoría de los
casos de obesidad y riesgo presentó valores normales
de T/E, pero se encontró un 6% de niños
acortados y en riesgo.
A partir de los resultados obtenidos con la
clasificación de Waterlow, surgen claramente las
principales líneas de intervención: a) atención médica
y nutricional urgente a los niños emaciados;
b) rehabilitación socionutricional de los acortados;
c) atención integral de las situaciones de obesidad
y sobrepeso; d) seguimiento y evaluación de los
niños ubicados en la franja de riesgo mediante
índices antropométricos complementarios de composición
corporal.
Algunos estudios efectuados por la OMS en
preescolares han señalado que el 83% de todas las
defunciones por malnutrición son atribuibles a los efectos potenciadores de la malnutrición leve o
moderada.22 Si además se tienen en cuenta los
efectos de la obesidad sobre la morbilidad y de la
detención del crecimiento sobre el desarrollo mental
y el rendimiento escolar, puede ratificarse la
necesidad de incrementar los esfuerzos para reducir
todos los tipos de malnutrición y no sólo los
casos más graves.
Para finalizar, este trabajo reafirma una vez más
el concepto de que el crecimiento físico es el espejo
de las condiciones sociales de la población.23 A fin
de dar respuesta a la situación nutricional descripta
se requiere un análisis crítico de los programas
de intervención, que incluya también a poblaciones
en riesgo (nutricional y social). Es indispensable
que los responsables de formular tales programas
asuman el concepto de que alimentación, crecimiento
y desarrollo son procesos integrados y
que el adecuado estado nutricional de los niños es
un requisito para el progreso socioeconómico de
las sociedades a largo plazo.13
CONCLUSIONES
En síntesis, los resultados de nuestro estudio muestran que: la prevalencia de peso bajo para la talla es, en general, inferior al valor esperado, pero se observa emaciación en niños de 8 años del NSE inferior. Si bien la prevalencia de acortamiento es baja según criterios epidemiólogicos de gravedad, se sostiene en el NSE inferior en todos los grupos etarios. Puede constatarse un progresivo e importante aumento de la obesidad y el sobrepeso en toda la población desde edades tempranas de la vida. Este perfil nutricional caracterizado por ausencia de emaciación, presencia de acortamiento y aumento de obesidad, es similar al observado en otras regiones del país y del mundo.10
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