SUBCOMISIONES Y COMITÉS
II Consenso de Reanimación Cardiopulmonar. Pediátrica 2006. 4ta parte
Comité Nacional de Terapia Intensiva*. Programa de Emergencias y Reanimación Avanzada (ERA)
* Miembros redactores: Rodolfo Pablo Moreno, Daniel Rufach, C. Gustavo Caprotta, Silvia Santos y Juan Carlos Vassallo.
Participantes en la elaboración: Santiago Ayala Torales, Mabel Berrueta, Ana Carola Blanco, Sandra Cagnasia, Claudia Curi, Sergio García, Cristian García Roig, Claudia González, Roxana Jaén, Roberto Jabornisky, Sandra Maiorana, Susana Maldonado, Alicia Michelini, Cristina Pereiro, Susana Pérez, Carla Prudencio, Silvia Sáenz, Marian Sarli, Sandra Tirado y José Torres.
Lugar de realización del trabajo: Programa de Emergencia y Reanimación Avanzada (ERA), Comité Nacional
de Terapia Intensiva, Sociedad Argentina de Pediatría.
Correspondencia: Dr. Rodolfo Pablo Moreno. morenopablorod@hotmail.com
9. SITUACIONES ESPECIALES DE REANIMACIÓN
Traumatismo
Los principios de la reanimación en el
niño con traumatismo son los mismos que
los aplicables ante cualquier niño enfermo.
Se debe recordar que la reanimación
inapropiada es la principal causa de muerte
por traumatismo pediátrico prevenible.
Los errores comprenden no lograr abrir
adecuadamente la vía aérea o mantenerla
abierta y no reconocer y tratar una hemorragia
interna o el shock.
Los siguientes son aspectos importantes
de la reanimación de víctimas pediátricas
de traumatismo:
• Incluye:
1) Examen primario: evaluación inicial.
2) Examen secundario: anamnesis dirigida
y examen físico detallado.
• Examen primario o "A - B - C - D - E":
consiste en la evaluación cardiopulmonar
inicial y la estabilización del paciente.
- A= Vía aérea con control de columna
cervical: evaluar y estabilizar.
- B= Respiración (incluye búsqueda
y drenaje de lesiones en el tórax):
evaluar y estabilizar.
- C= Circulación (incluye control de
hemorragias): evaluar y estabilizar.
- D= Discapacidad: evaluar el estado
neurológico.
- E= Exposición y entorno.
• A = Vía aérea: cuando el mecanismo del
traumatismo es compatible con lesión
espinal, reducir al mínimo el movimiento
de la columna cervical y evitar todo movimiento
o tracción de la cabeza y el cuello.
Abrir la vía aérea y mantenerla abierta
empujando la mandíbula; tratar de no
inclinar la cabeza.
• Si esta maniobra no abre la vía aérea,
realizar la maniobra de elevación-inclinación
del mentón. Si hay dos resucitadores,
el primero abre la vía aérea
mientras el segundo inmoviliza la columna
cervical. Evaluar la posibilidad de
obstrucción de la vía aérea por fragmentos
de dientes y otros restos.
• Debe estabilizarse manualmente la cabeza
y el cuello, en vez de utilizar dispositivos
de inmovilización durante la RCP
de pacientes con sospecha de lesión de
columna (Evidencia II b).
• B = Respiración: no se debe hiperventilar
aun en caso de lesión cerebral (Evidencia
III). La hiperventilación breve puede
ser usada sólo ante signos de inminente
herniación cerebral como producto de
un incremento brusco de la presión intracraniana:
dilatación pupilar, bradicardia
e hipertensión.
• Se debe sospechar lesión torácica en
todo traumatismo toracoabdominal, aun
en ausencia de lesiones externas. Neumotórax
a tensión, hemotórax y contusión
pulmonar pueden empeorar la respiración.
• C = Circulación: incluye evaluar signos
de shock hipovolémico, controlar las
hemorragias externas por compresión directa y
reponer adecuadamente volumen.
• D = Examen neurológico: utilizar la escala de
Glasgow o su modificación para lactantes o escala
AVDI (A = Alerta, V = Responde a la voz, D =
Responde al dolor, I = Inconsciente).
• E = Exposición y entorno: exponer la piel del
paciente para buscar lesiones ocultas y adoptar
medidas para prevenir la lesión térmica.
• Durante el transporte de pacientes, debe limitarse
el movimiento de la columna cervical; para
ello, asegurar por lo menos los muslos, la pelvis
y los hombros a la tabla de inmovilización.
• Debido a la desproporción del tamaño de la
cabeza con el del cuerpo en los lactantes y niños
pequeños, la posición óptima puede exigir ahuecar
un espacio para la cabeza o elevar el torso
para evitar una flexión cervical indeseable inducida
por el tablero para la espalda.
• Si es posible, trasladar al niño politraumatizado
a un centro de traumatismo con especialización
pediátrica.
Niños con necesidades
especiales de tratamiento
• Los niños con necesidades especiales de atención
sanitaria son los que presentan o tienen
riesgo de presentar trastornos físicos, madurativos,
del comportamiento o emocionales crónicos,
que exigen el uso de servicios de salud de
un tipo o una cantidad que habitualmente la
mayoría de los niños no requiere.
• Los niños con necesidades especiales de tratamiento
pueden requerir cuidados de emergencia
por complicaciones de patología crónica (por
ejemplo, obstrucción de una traqueotomía), por
fallas de los equipos tecnológicos de apoyo utilizados
(por ejemplo, falla del respirador), avance
de la enfermedad subyacente, o sucesos no relacionados
con estas necesidades especiales.
• Atención inicial:
1) Aplicar secuencia de A - B - C - D - E.
2) Interrogar a las personas a cargo del niño sobre
la actividad, la capacidad de respuesta, los signos
vitales y el aspecto general del niño.
3) Verificar si el equipo específico funciona mal:
"Regla nemotécnica DONE".
D: Desplazamiento del tubo.
O: Obstrucción del tubo.
N: Neumotórax.
E: Falla del Equipo.
• A menudo el tratamiento se ve complicado por
falta de información médica, plan de tratamiento
médico o la lista de medicaciones actuales. Se
debe estimular a los padres y cuidadores de
estos niños a que tengan copias de la historia
clínica en el domicilio, con el niño y en la escuela
o lugar de tratamiento.
• Cuando un niño con una enfermedad crónica o
de riesgo potencial para su vida es dado de alta
de un hospital, los padres, las enfermeras y el
personal de salud que trabaje en el domicilio
deben estar informados sobre la razón de la internación
y sobre cómo reconocer los signos de
empeoramiento. Deben recibir instrucciones específicas
acerca de la RCP y sobre a quién contactar
si es necesario.
Ventilación de un niño con traqueotomía
Toda persona involucrada en el cuidado de un
niño con traqueotomía (padres, enfermeras y
cuidadores) debe saber:
• Evaluar la obstrucción de la vía aérea, aspirar y
realizar RCP a través de la traqueotomía.
• Usar el tubo de la traqueotomía para ventilar y
verificar si la vía aérea y la ventilación son
adecuadas observando la expansión del tórax.
Si el tubo de la traqueotomía no permite una
ventilación eficaz aún después de aspirarlo,
cambiarlo.
• Los métodos alternativos de ventilación que
comprenden la ventilación boca-ostoma y la
ventilación con máscara y bolsa a través de la
nariz y/o la boca mientras se ocluye el ostoma
traqueal.
Asfixia por inmersión
El pronóstico después de una asfixia por inmersión
depende del tiempo de sumersión, la
temperatura del agua y la rapidez con que se haya
iniciado la RCP.
Ud. debe recordar:
• Iniciar la reanimación sacando a la víctima del
agua lo más rápidamente posible.
• Si se tiene entrenamiento especial, iniciar la
respiración de rescate mientras la víctima se
halla aún en el agua si al hacerlo no se demora
su extracción del agua. No se deberá intentar
realizar compresiones torácicas en el agua.
• No hay evidencias de que el agua actúe como un
cuerpo extraño obstructivo; no debe perder tiempo
tratando de extraer agua de la víctima.
• Iniciar la RCP abriendo la vía aérea y realizando
2 respiraciones eficaces seguidas por compresiones
de tórax; si el reanimador está solo, debe
continuar con 5 ciclos (aproximadamente 2 minutos)
de compresiones y ventilaciones antes de
activar el sistemas de emergencias médicas (SEM) y conseguir un desfibrilador manual
(DEM)/desfibrilador externo automático (DEA)
para niños de 1 año de edad o más.
• Si hay 2 reanimadores, enviar al segundo a activar
de inmediato el sistema de emergencias médicas
(SEM) y a conseguir un desfibrilador manual
(DEM)/desfibrilador externo automático
(DEA) (si es apropiado) mientras el primero continúa
con la RCP.
10. ATENCIÓN POST-REANIMACIÓN
• Objetivos
Los cuidados posteriores a la RCP son fundamentales
para una buena evolución. Los objetivos
en esta etapa del tratamiento son preservar la función
cerebral y cardíaca después del PCR, evitar
una lesión orgánica secundaria y diagnosticar y
tratar la causa de la enfermedad. Además, debe
asegurar que el paciente llegue a una institución
pediátrica de nivel terciario en el mejor estado
fisiológico posible.
Para administrar estos cuidados es necesario
reevaluar frecuentemente al paciente, porque el
estado cardiorrespiratorio puede cambiar o deteriorarse.
Los cuidados que deben implementarse son
los siguientes:
1) Sistema respiratorio
• Continuar con el oxígeno suplementario hasta
confirmar que la oxigenación de la sangre es adecuada.
Controlar mediante oximetría de pulso.
• La hiperventilación es peligrosa y debe evitarse.
El objetivo es mantener la normocapnia.
• Intubar y ventilar mecánicamente al paciente si hay
compromiso respiratorio significativo (taquipnea,
trastornos respiratorios con agitación o disminución
de la respuesta a estímulos, intercambio deficiente
de aire, cianosis, hipoxemia).
• Si el paciente ya está intubado, verificar la posición
del TET, su fijación y aspiración. Es útil
conocer el estado ácido-básico en sangre arterial
después de establecer la ventilación inicial.
• Utilizar analgésicos (por ejemplo, fentanilo o
morfina) y sedantes (por ejemplo, lorazepam,
midazolam). En determinados pacientes puede
ser útil emplear drogas bloqueantes neuro-musculares
(por ejemplo, vecuronio o pancuronio)
con analgesia o sedación, o con ambas, para
mejorar la ventilación y disminuir los riesgos de
desplazamiento del TET.
• Tomar una radiografía de tórax puede ayudar a
evaluar la posición del TET, el tamaño del corazón
y el estado de los pulmones.
2) Sistema cardiovascular
• Realizar monitoreo continuo de la frecuencia
cardíaca, la presión arterial (invasiva o no
invasiva) y la saturación de oxígeno.
• Repetir las evaluaciones clínicas por lo menos cada
5 minutos hasta que el paciente quede estable.
• Controlar la diuresis, mediante una sonda vesical.
• Hasta no contar con accesos vasculares seguros
(por lo menos dos), no retirar la vía IO.
• Las drogas vasoactivas pueden mejorar la
hemodinamia, pero cada droga y sus dosis deben
ser evaluadas en cada paciente (Evidencia II a)
porque la respuesta clínica es variable.
• Infundir las drogas vasoactivas a través de una
vía EV segura.
• Adrenalina: puede utilizarse en goteo continuo
EV; titular la dosis por la gran variabilidad
entre los pacientes. Puede ser preferible a la
dopamina en pacientes (especialmente lactantes)
con marcada inestabilidad circulatoria
y shock descompensado.
• Dopamina: puede utilizarse para tratar el shock
que no responde a los fluidos, cuando la resistencia
vascular sistémica es baja (Evidencia II b).
Generalmente se usa una dosis de 2 a 20
microgramos/kg/min. A dosis más elevadas (>5
microgramos/kg/min) la dopamina estimula a
los receptores cardíacos beta-adrenérgicos, pero
este efecto puede ser reducido en lactantes y en la
falla cardíaca congestiva crónica. La infusión con
dosis de >20 microgramos/kg/min puede producir
una vasoconstricción excesiva.
• Dobutamina: tiene un efecto selectivo sobre los
receptores adrenérgicos Beta 1 y Beta 2; aumenta
la contractilidad miocárdica y generalmente disminuye
la resistencia vascular periférica. Puede
utilizarse para mejorar la producción cardíaca y la
presión arterial, especialmente si ello se debe a
una función miocárdica deficiente.
• Noradrenalina: es un potente inotrópico y agente
vasoconstrictor periférico. Puede utilizarse para
tratar el shock con baja resistencia vascular
sistémica (séptica, anafiláctica, medular o
vasodilatadora) que no responda a los fluidos.
• Milrinona: aumenta la contractilidad cardíaca
con poco efecto sobre la demanda miocárdica de
oxígeno. Pueden utilizarse para tratar la
disfunción miocárdica con resistencia vascular
pulmonar o sistémica aumentada. Puede ser necesario
administrar fluídos debido a los efectos
vasodilatadores.
3) Sistema neurológico
• No realizar hiperventilación de rutina. Sólo
considerar su uso como tratamiento de rescate
en respuesta a signos de herniación cerebral
inminente.
• La hipotermia puede ser beneficiosa para la lesión
cerebral. Cuando los pacientes siguen en estado
de coma después de la reanimación, pensar en
llevarlos a una temperatura de 32º a 34ºC durante
12-24 horas porque la hipotermia puede ayudar a
la recuperación del cerebro (Evidencia II b). No se
conoce aún el método ideal y la duración del
enfriamiento y posterior recalentamiento. Impedir
los escalofríos administrando sedantes y, si es
necesario, bloqueo neuromuscular.
• Controlar la temperatura y tratar la fiebre intensivamente
con antipiréticos y sistemas de enfriamiento
debido a que la fiebre afecta adversamente
la recuperación de las lesiones cerebrales
isquémicas (Evidencia II b).
• Tratar intensivamente las convulsiones postisquémicas
y buscar una causa metabólica que se
pueda corregir.
4) Glucemia
• En los niños críticamente enfermos, tanto la
hiperglucemia como la hipoglucemia se asocian
con mal pronóstico.
• La asociación de hipoglucemia con hipoxia/
isquemia es más deletérea en sus efectos que
cada una de ellas por separado.
• Durante la RCP pediátrica hay hipercatabolismo
y alto requerimiento energético y por ello puede
aparecer hipoglucemia.
Monitorizar la glucemia durante la RCP y después
de ella, con el objetivo de mantener la
normoglucemia.
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