PEDIATRÍA SANITARIA Y SOCIAL
El compromiso de las sociedades médicas con el acontecer social
The commitment of medicals societies with social events
Dr. Norberto S. Baranchuk*
Correspondencia: baranchuknorberto@arnet.com.ar
Recibido: 24-10-2007
Aceptado: 7-11-2007
En su novela Amor perdurable Ian
McEwan relata que: "en unas apacibles
colinas de las afueras de Londres, sobreviene
una tragedia: un globo aerostático
fuera de control está a punto de estrellarse
con dos personas (abuelo y nieto) a
bordo. Desde todas direcciones llega un
puñado de hombres, seis o siete, para
ayudar. Se cuelgan de las cuerdas del
globo para evitar que recobre altura, pero
el viento conspira contra el salvataje: los
levanta del piso. Son unos pocos minutos
de zozobra y desesperación. Se está frente
a una situación límite sobre la que, más
tarde, un socorrista dijo: "si no hubiéramos
roto filas, nuestro peso combinado
habría llevado el globo a tierra antes de
llegar a la pendiente". Después, uno a
uno, por miedo a ser arrastrados junto
con el globo, se fueron soltando y abandonaron
el aerostático a su suerte. Todos
excepto uno: sólo uno se resistió a soltar
la cuerda. Pero como era sólo uno, su
peso no fue suficiente. Subió con el globo
y después cayó, desde doscientos metros
de altura, para morir".
En esa escena trágica e inverosímil,
dos pulsiones luchaban en el interior de
esos hombres: salvar el pellejo, solos; o
cooperar con los demás. El interés del
relato reside en que desnuda la esencia
misma de la cooperación: de nada sirve
cooperar con un grupo que no coopera.
Seamos solidarios cuando tiene sentido.
"Una buena sociedad es aquella donde
cooperar tiene sentido" dice McEwan.*
Que ese hombre se quedara tirando de la
cuerda solo, no tuvo ningún sentido. Fue
apenas un sacrificio individual.
GRADOS DE COOPERACIÓN Y COMPROMISO
El grado de compromiso de las sociedades
médicas con el acontecer social no
puede ser fruto de la exclusiva subjetividad
de sus miembros o dirigentes. Pero
en un grupo, nada puede dar frutos sin la
subjetividad de sus miembros orientados
en un determinado sentido con la cooperación,
la solidaridad y el compromiso.
La visión acerca de lo humano no debe
quedar reducida a la discusión académica,
sin posibilidades de influir en la vida
cotidiana.
Los criterios económicos invaden la
sociedad y la impregnan con sus valores,
a través de la lógica y del sistema que
sustentan. La categoría "sujeto" es sustituida
por: consumidor, intermediario,
garante, deudor, acreedor, inversionista.
Un proceso de deshumanización es el correlato
de tal invasión.
Una sociedad es "una agrupación de
individuos que establecen vínculos recíprocos
e interacciones estables. En sentido
restringido, sociedad es la agrupación
constituida (según Aristóteles) por individuos
humanos, que, participando de
una misma cultura y de las mismas instituciones
sociales, 'interaccionan' entre sí
para el desarrollo de sus intereses comunes
y la consecución de sus fines".1
Estas interacciones se consideran como
la expresión de "lo social"; lo que permite
interpretar a la sociedad como un sistema,
cuyas unidades no son los individuos
humanos, sino sus interacciones (organizadas
y estructuradas según modelos, valores,
normas y roles compartidos), en estricta
interdependencia y en un equilibrio
complementario y dinámico.
Ser profesional requiere asumir compromisos,
tomar partido. Ninguna intervención
sobre el paciente, como ninguna
medida sanitaria, pueden tomarse sin tener en
cuenta las connotaciones sociales. Y como intervenciones
y medidas pueden ser interpretadas
desde distintos puntos de vista, el médico debe
tener conciencia de cuál es su posición en el mundo.
2 Entender la interacción de los fenómenos políticos,
culturales y sociales que se entretejen en la
comunidad y que afectan la atención de la salud, se
hace cada día más difícil. De ahí, que la presencia y
conciencia de lo social sea un compromiso ético de
las sociedades médicas. En tanto instituciones profesionales,
son formadoras de post-grado del recurso
humano para distintas especialidades o temáticas
relacionadas. Son las sociedades las que
dan sentido de pertenencia y consagran los valores
relacionados con cada rama de la medicina… pienso
en los derechos del niño. "No es el hombre quien
crea las instituciones, sino las instituciones quienes
hacen a los hombres."3
LOS CAMBIOS SOCIALES
El flujo epocal vertiginoso nos lleva a una primera
hipótesis:
"Los cambios sociales han generado un fuerte impacto
en la práctica médica, en general, y en la pediátrica,
en especial."4
El primer inconveniente para asumir compromisos
surge de los mismos actores sociales (los
miembros del equipo de salud). El abanico de
cambios desplegados en la vida de las personas:
(los nuevos modos de entender la vida política, el
intercambio económico, la dinámica social, las relaciones
afectivas entre las personas), es tan amplio
que podemos admitir grados crecientes de desorientación
en el camino a seguir.
Es función de los intelectuales interpretar y
tratar de explicar los cambios que en estas materias
se producen.5
Los jóvenes, al graduarse, enfrentan la encrucijada
que plantea la situación económica y social
para su inserción en el mercado de trabajo. Para la
gran mayoría, las condiciones son cada vez más
complejas y restringidas. La finalización de la carrera
de medicina se realiza sobre un fondo de
inseguridad. Además del imperativo de tomar decisiones
de mayor capacitación y estudio o de
búsqueda de trabajo, aparece la incertidumbre disparada
por la amenaza de estar excluido de los
espacios educativos y laborales. Lo que finalmente
está en juego, cuando hablamos de inserción educativa
o laboral, es su inserción social.6 Más tarde,
y ya inserto y ubicado en la sociedad descubrirá el
agotamiento del modelo donde el trabajo ocupaba
un lugar estructurante de los valores y de dador de
sentido a la vida; es recién entonces, que deberá
optar por mantener el status quo o promover algún
tipo de cambio.
Desde el punto de vista pediátrico la cosa se
agrava, ya que el niño requiere que quien lo atienda
sepa: sobre su biología en permanente desarrollo
y crecimiento, sobre la necesidad de ser protegido
no sólo de las enfermedades y con inmunizaciones,
sino sobre las dificultades y consecuencias
riesgosas que crea su dinámica necesidad de adaptación.
Dicho en otros términos: el médico debe
ser consciente de que lo habitual en la niñez es la
salud y que la enfermedad es un hecho eventual;
en cambio, lo permanente es la interrelación entre
su crecer, su desarrollo, su maduración, que lo
lleva a ser siempre el mismo pero con diferencias
notables en períodos muy breves. Esta movilidad
constante lo expone a mayores desajustes que en
otras etapas de la vida.
El niño exige orientación, cuidados, ser escuchado
en un lenguaje que se adecue a su edad
cronológica y a su edad madurativa. Pero nos
preguntamos: quienes lo orientan, lo cuidan y lo
escuchan ¿están en condiciones de realizarlo? Y
a su vez, ¿los pediatras conocen sus propias
limitaciones? ¿Tienen a quién pedir ayuda? Los
que nos enseñaron a conducir a nuestros niños,
por lo común, no individualizaban sino que generalizaban.
Pero la historia no acaba aquí; al estar todos los
protagonistas (médicos, pacientes, familias) inmersos
en una crisis global, les resta resolver el sentido
del hacer (¿por qué y para qué hacemos las cosas?).
El conflicto se plantea entre aquellos que sostienen
que la responsabilidad de las sociedades médicas
llega sólo hasta estudiar, investigar, educar
sobre la problemática del sujeto de atención médica
integral* *y los que promueven un mayor compromiso
con la denuncia, la protesta, la resistencia
a los factores primarios que dan origen a la falta de
equidad y justicia en la distribución de los bienes
sociales. ¿O vamos a olvidar que los descubrimientos
y logros impensados en el campo científico y
tecnológico, están sólo al alcance de unos pocos y
otros no llegan a tener cobertura para su atención
médica básica?
LA VISIÓN DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE
Sólo alcanzamos a mirar lo que nuestro presente
nos permite contemplar,7 razón por la cual debemos trasladar la mirada al sitio de la acción, aquel
en el que sea posible ver.
La idea es que el sujeto humano sólo puede
aprehender de la realidad aquellos elementos que
está capacitado para percibir y esta capacidad se
funda sobre las voces internas, residuos de los
vínculos que lo han constituido en un sujeto.8
La ausencia de acción expresa el vacío y la
fugacidad de la vida de los hombres, irremediablemente
condenados a estar solos y, quizá por ello
mismo, a inventar una ficción de compañía, de la
relación con el otro.9
La operación consiste en denunciar la carencia
y ejercer el "arte del hacer" e implementar estrategias
participativas.
Para aquellas sociedades médicas que les importa
tener alguna posición frente a los conflictos
de la comunidad y sus posibles soluciones, les es
imposible hacer cualquier cosa de cualquier manera.
La opción es: integrar a toda la institución en el
discurso y la acción social, o confiar a un grupo de
trabajo la profundización del tema. Las dos alternativas
son válidas, mientras se evite pecar de
gatopardismo, de cambiar algo para que todo siga
igual, o caer en la disociación entre lo que se dice y
lo que se hace.
ENTRE LA ÉTICA Y LA EFICIENCIA
Los médicos hemos comprendido las razones
de los nuevos modelos de atención, pero no deberíamos
aceptar aquéllos que atacan las bases éticas
de nuestra acción. Parece algo irreal que muchas de
las cosas que sufrimos y deseamos estén en manos
de tan pocos y tan alejadas de nosotros, y que,
además, sólo son decisiones políticas y económicas
carentes del sentido de humanidad.
Suprimamos la disociación entre ética y eficiencia,
reactivemos otros recursos, como la introspección,
el espíritu y la emoción. No permitamos
la dicotomía.
"La mejor medicina puede ser la peor medicina
social." Un alto porcentaje de la atención médica
se gasta en la asistencia de las tres últimas
semanas de vida (en determinados sectores llega
al 50% del presupuesto), en detrimento de
medidas preventivas sobre las personas o el
ambiente, las cuales hubieran tenido un impacto
mucho mayor en la reducción de la mortalidad
de la población.10
Reconozcamos que tampoco estamos conformes
con como andan las cosas en la otra punta del
plano asistencial: la atención primaria. Por tal razón
se intenta reformular su cobertura, promover
la participación comunitaria, facilitar el acceso a la
medicación indicada y otras acciones que apuntan
a mejorar la eficiencia y la efectividad.
A manera de ejemplo: en el Sistema de Salud
de Canadá*** que fue para muchos de nosotros
ejemplo de organización de la atención médica, se
pueden comprobar las falencias en el primer nivel
de atención por médicos generalistas. En especial
en la atención pediátrica, tema en el que la Sociedad
Argentina de Pediatría, sentó doctrina al declarar:
"El médico pediatra es el médico de cabecera
de niños, niñas y adolescentes y efector de su
atención primaria".
EL CAMINO
La universidad debe dejar huellas profundas en
el futuro médico de una medicina humanista puesta
al servicio del hombre. Las sociedades médicas,
la universidad y el hospital público son los lugares
para la resistencia creativa. Nuestros pacientes están
allí. Estemos con ellos.
Nadie conoce el futuro, pero hacia allí vamos...
Nos referimos a un pensar en los alcances de la
bioética, en la educación ecológica, en el debate
sobre el aborto, en la lucha contra la violencia
familiar, en la prevención contra la droga, en la
segregación espacial de los fumadores. Ya se ha
dicho: "el siglo XXI será ético o no será".11
Es el momento de agruparnos para pensar y,
para ello, están las sociedades y entidades intermedias.
Ante el nuevo panorama social del siglo XXI,
proponemos una visión centrada en la ética, a la
manera de Richard Rorty, "una ética sin obligaciones
universales". Decir siempre la verdad, por
ejemplo, puede ser en determinados casos una
crueldad gratuita frente al paciente o la familia,
cuando no, una cobertura individual frente a eventuales
juicios por mala praxis.
La función de las sociedades médicas es producir
cambios; lo logren o no, es su destino, y lo
cumplen desde la reflexión conjunta y la acción
participativa.
ANEXO
A manera de ejemplo del actuar oportuno y
pertinente en función del compromiso social de
nuestra sociedad, transcribimos el texto resumido
de la nota que la SAP remitiera al Instituto Nacional
contra la Discriminación y el Racismo:
Sra. Presidenta del Instituto Nacional contra la
Discriminación y el Racismo:
Nos dirigimos a Ud. en relación al artículo publicado
en el diario La Nación el 04/07/07, sobre la prohibición
del ingreso con niños en algunos bares y hoteles.
La SAP quiere hacerle llegar a Ud. la preocupación,
con el contenido de la misma, ya que atenta contra los
Derechos de Niños y Adolescentes de acuerdo a las Leyes
Nº 26.061 y 13.298.
Consideramos que dichas disposiciones no sólo constituyen
actos discriminatorios contra la infancia, sino
también de la maternidad y la paternidad y una violación
a la Convención de los Derechos del Niño, Niñas y
Adolescentes.
La identidad se construye no sólo dentro del seno
familiar, sino también en interrelación con la comunidad,
es por ello que el niño debe ser protegido contra las
prácticas que puedan fomentar la discriminación de la
índole que fuere.
A la espera de que el organismo a su cargo articule los
medios para evitar que sucedan hechos como los anteriormente
expuestos, saludamos…
* Ian McEwan en su novela Amor perdurable citada
por Sandra Russo, Página/12, 19/02/03.
** Atención médica entendida en el sentido amplio de promoción,
prevención, recuperación y rehabilitación de la salud.
*** En la película Las invasiones bárbaras se denuncian falencias
también en la atención de la alta complejidad.
1. Cortés Morató J, Martínez Riu A. Diccionario de filosofía. Ed. Helder, CD ISBN 1991; 3:84-254.
2. Baranchuk NS. Medicina entre el arte y la ciencia. Sociedad Argentina de Pediatría. 3er Congreso argentino de Pediatría Ambulatoria, 17-20 de noviembre, Buenos Aires. 2004. http://www.medicinaysociedad.org.ar/publicaciones/05_agosto/reflexionmedicinaarticomp.htm
3. Althusser L. La revolución teórica de Marx. 3a Ed. México: Siglo XXI; 1968.
4. Baranchuk NS. Realidad y conflictos en el primer nivel de atención. Sociedad Argentina de Pediatría. 2º Congreso Argentino de Pediatría General Ambulatoria, Sociedad Argentina de Pediatría, 15-18 Noviembre, Buenos Aires, 2001.
5. Pérez Lindo A. La transmutación de los intelectuales. Relaciones 1992; 101:5-7.
6. Baranchuk NS. Op. cit., Pág. 3.
7. Foster R. Cultura y Nación. Diario Clarín, sábado 22/02/03, Pág. 6.
8. Fischbein J. La voz del otro. Acceso a lo estético. Revista de Psicoanálisis 2001; 58(2):493-505.
9. Beckett S. Final de partida. Barcelona: Milleniun 1999.
10. Escardó F. Carta abierta a los pacientes. Buenos Aires: Fundasap; 2004.
11. Lipoveski G. Crepúsculo del deber. 4a Ed. Barcelona: Anagrama; 1994.