EDITORIAL
Virus Influenza A (H1N1)swl. Una visita inoportuna
Influenza A (H1N1)swl virus. An inappropriate visit
Los patógenos provenientes de reservorios
animales que luego adquieren potencial para la
transmisión interhumana han causado brotes en
toda la historia de la humanidad. Dos características
del virus de la influenza explican su capacidad
para tornarse una amenaza zoonótica
preocupante: la elevada tasa de "error" durante
la replicación genómica, característica de los virus
ARN, y la segmentación de su genoma, que facilita
la recombinación entre cepas virales diferentes
que infectan a la misma célula.
En el siglo XX se produjeron tres pandemias:
la "gripe española" (H1N1) en 1918, que afectó a
un tercio de la población, ocasionó 40 millones de
muertes; la gripe "asiática" (H2N2) de 1957 y la
gripe de Hong-Kong (H3N2), de 1968.
El 17 de abril de 2009, la oficina de los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC) de los EE.UU. informó que una niña de 9
años y un niño de 10 años que vivían en una zona
de California y sufrían síntomas gripales, presentaban
un estudio positivo para el virus de la
influenza "porcina" H1N1. El Distrito Federal de
México ya había comunicado una enfermedad de
tipo gripal el 18 de marzo. El 13 de mayo de 2009,
la cepa fue confirmada en pacientes de México,
Estados Unidos, Canadá, España y el Reino Unido
y al menos en otros 28 países. Se caracteriza por
ser la resultante de una combinación de secuencias
de nucleótidos de los virus porcino, aviario
y humano. El 11 de junio, la OMS elevó el alerta
de pandemia de Influenza de la fase 5 a la 6. Dicha
fase se caracteriza por la propagación sostenida
del virus de persona a persona en dos países
de una región de la OMS. Hasta el 26 de junio de
2009, 117 países han confirmado 67.895 casos con
309 fallecidos (0,45%).
Desde que los viajes aéreos facilitan el desplazamiento
en el mundo en cuestión de horas,
cualquier enfermedad infecciosa emergente deja
de ser un problema local y pasa a ser un problema
mundial.
En la mayoría de los países se ha establecido
una política de contención enérgica para intentar
limitar la propagación del virus, disminuir el número
de casos y dar así la posibilidad de que las
autoridades sanitarias y la comunidad preparen
las estrategias más adecuadas. En los países con
transmisión comunitaria sostenida, superada la
etapa de contención, se planteó la necesidad de
pasar a una estrategia de mitigación, con indicación
de tratamiento antiviral en los pacientes con
cuadros clínicos de importancia. La decisión de
cuándo cambiar la estrategia de contención a mitigación
debe ser tomada de acuerdo con la realidad
de cada país en función de la circulación del
virus, la capacidad de contención del sistema de
salud, la disponibilidad de diagnóstico de laboratorio
y la cantidad de antivirales disponible.
¿Qué sucedió en la Argentina?
En nuestro país, el 8 de mayo de 2009 fue confirmado
el primer caso y el 15 de junio fue notificado
el primer óbito. Desde el 16 de junio de 2009,
en el área Metropolitana se modificó la situación
epidemiológica pasando de la fase de contención
a la de mitigación. Por lo tanto, podemos apreciar
que todo pasó tan rápido que apenas tuvimos
tiempo de conocer la enfermedad.
¿Por qué el virus pandémico es una"visita inoportuna"?
Mientras estábamos aprendiendo a conocer el
cuadro clínico del dengue, cómo combatir al mosquito,
definir los mejores repelentes y establecer
las estrategias adecuadas, aparece este patógeno
emergente. Otro agente con diferente mecanismo
de trasmisión que motivó viajes cancelados, cierre
de colegios, medios de comunicación que presionan
y, en medio, la comunidad médica tratando
de adaptarse a los rápidos cambios. Las respuestas
ante una epidemia como ésta oscilan desde
intervenciones muy limitadas hasta medidas en
mayor escala, cuyo principal objetivo es estimular
a la gente a permanecer en sus domicilios.
La situación actual pone de manifiesto la organización
previa del sistema de salud. La combinación
de urgencia, miedo, falta de experiencia en
situaciones similares y los costos sanitarios, dificultan
el control de la infección. Sabemos que es
difícil trabajar en equipo, pero realmente las directivas
unificadas y claras son imprescindibles
para todos los trabajadores de la salud. Desde que
empezó esta nueva infección surgieron diferentes
normas e instrucciones, distintas posiciones con
respecto a la toma de muestras, a la indicación de
antivirales, a las medidas de aislamientos, que en
definitiva desorientaron más al equipo de salud.
Todos los infectólogos y los pediatras recibimos
llamados individuales para saber cuál es "la conducta más adecuada o la última norma vigente";
por ende, nos sorprendemos cuando escuchamos
consejos y recomendaciones en algunos medios
que discrepan con nosotros y con lo que universalmente
se acepta como medidas más efectivas.
En estas situaciones, las sociedades científicas cobran
un especial protagonismo. En el Comité de
Infectología de la SAP se discutió la necesidad de
unificar criterios y elaborar un documento técnico.
Esto último nos llevó a trabajar con la Sociedad
Argentina de Infectología cuyas inquietudes
respecto de este tema son similares a las nuestras,
y elaboramos un documento conjunto (Disponible
en: //www.sap.org.ar/Staticfiles/comunicaciones/
documento_GRIPEA_5_7_09.pdf). De
esta manera, trabajando en común, fue posible
establecer recomendaciones y normas sobre una
infección que afecta a niños y adultos.
En conclusión, no va a ser fácil lograr que no
haya diferencias entre la Capital y la Provincia de
Buenos Aires, que en cada institución se confeccionen
normas iguales, que las indicaciones de los
antivirales y las medidas de aislamiento cambien.
Todos estos factores producen impotencia y, por
qué no, miedo...
Estas contradicciones son inherentes al ser humano,
lo único que podemos hacer es tratar de entender
el problema y aplicar el "sentido común";
a veces, ignorado. A toda la comunidad pediátrica
le hago una sugerencia: no perdamos la calma,
ajustemos nuestro accionar a los documentos
técnicos que nuestros pares nos dan y tengamos
la ductilidad de ir cambiando las indicaciones y
conceptos con sabiduría y con la capacidad de
aceptar cambios.
Es posible que cuando estos momentos se superen,
haya una mayor concientización que favorezca
la prevención de las infecciones cruzadas
respiratorias. Si bien de todo se aprende, está en
nosotros tratar de pilotear el barco en la tormenta y
rescatar las cosas positivas que hay en el camino.
Dra. Carlota Russ
Secretaria Comité de Infectología
Sociedad Argentina de Pediatría