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Medicinas alternativas: entre el entusiasmo acrítico y el escepticismo desinformado
Alternative medicine: between the unquestioned enthusiasm and the misinformed scepticism
Marco filosófico
Ni el entusiasmo acrítico por parte de sus defensores,
ni el escepticismo desinformado por parte
de sus detractores, son estados adecuados para
aproximarse a la comprensión de un fenómeno
que por sus características se equipara en número
de pacientes y en gastos de salud a la medicina
convencional.
Para comprender el auge de las medicinas
alternativas, especialmente en sectores
sociales medios o altos, conviene interpretarlas
a la luz de la filosofía posmoderna
que hizo sentir su predominio en las últimas
décadas del siglo XX y lo que va del XXI.
El modernismo, que se originó en el
siglo XVII a partir de Descartes, creía que la razón
debía ser el principio rector de la sociedad. Esta
corriente valoraba el conocimiento sustentado en
verdades comprobables, tomando a la ciencia y al
progreso como los paradigmas del bienestar de una
sociedad. El positivismo y el racionalismo se constituyeron
en bases sólidas de la medicina científica. A
lo largo del siglo XX la medicina científica ejerció un
predominio absoluto, alcanzó un notable desarrollo
y logró innegables progresos que mejoraron la
vida y la calidad de vida de muchas generaciones.1
La filosofía posmoderna considera a la verdad
como un valor relativo y dependiente de la subjetividad;
niega la razón como argumento y utiliza,
en cambio, el subjetivismo y el relativismo en la
comprensión e interpretación del mundo.
Esta y otras corrientes filosóficas similares privilegian
el ejercicio de la voluntad, la individualidad
y los impulsos por encima de la comprensión
racional del mundo objetivo. Son movimientos
heterogéneos que incluyen a veces
elementos alternativos con aspectos
orientalizantes, o referidos a la tradición
de pueblos más primitivos.
El posmodernismo tiene influencia en
muchos campos de la actividad humana:
política, arte, arquitectura, literatura, psicología,
educación y también en la medicina.2
La aparición y proliferación de ideas filosóficas
contrarias al racionalismo explica, en gran medida,
el resurgimiento de las medicinas populares
tradicionales y la gran difusión de las medicinas
alternativas en los países de occidente.3
Definiciones
El conjunto de medicinas alternativas y complementarias
(MAC, la sigla es CAM, en inglés), difieren según se utilicen en lugar de (alternativas)
o junto con (complementarias) la medicina
científica convencional. Se definen como un grupo
heterogéneo de sistemas, prácticas y productos
médicos y para el cuidado de la salud, que no forman
actualmente parte de la medicina occidental
convencional. Ampliando este concepto, también
se la denomina medicina "holística", pues intenta
considerar al paciente como un todo, en el que se
incluyen aspectos biológicos, psicológicos, espirituales,
sociales y ambientales.4
El uso de la medicina tradicional sigue estando
muy extendido en los países en vías de desarrollo,
mientras que el de la medicina complementaria y
alternativa está aumentando rápidamente en los
países desarrollados.5
La medicina tradicional es un término amplio
utilizado para referirse tanto a la medicina tradicional
china o hindú, como a las diversas formas
de medicina indígena o de países africanos. A diferencia
de las MAC, sus conceptos y prácticas
se encuentran entrelazados en la cultura y en las
costumbres de sus respectivos pueblos desde hace
mucho tiempo.
Fronteras entre la medicina convencional
y las medicinas alternativas y complementarias
Las fronteras entre estas dos medicinas son
cada vez más borrosas. El interés y el uso de las
medicinas alternativas por parte de los pacientes
continúa creciendo, y en muchos países aumentó
la oferta de personas del equipo de salud debidamente
formadas y licenciadas para brindar estos
cuidados. Asimismo el interés por investigar acerca
de estas terapias se está expandiendo a centros
prestigiosos de medicina convencional.6,7
Por su parte, la medicina convencional ha comenzado
a adoptar algunas técnicas de las medicinas
complementarias que están debidamente
acreditadas, según las categorías de evidencia
propuestas por la OMS.8
Tanto la OMS, como el Instituto Nacional de
Salud de los Estados Unidos se han ocupado de
sistematizar las técnicas utilizadas y de investigar
acerca de su utilidad y de la seguridad del paciente.
En referencia a los pacientes pediátricos, la
Asociación Estadounidense de Pediatría presenta
una sección en su página sobre medicinas alternativas.
De los estudios realizados, algunos figuran
en sitios tan prestigiosos como la colaboración
Cochrane, sobre la eficacia y seguridad de algunas
técnicas empleadas por las medicinas alternativas.
La revista Pediatric Clinics of North America,
por primera vez en su existencia, dedica todo un
número en diciembre de 2007 a revisar los principios
y prácticas de esas medicinas.8 Los artículos
publicados se refieren a tópicos en los cuales la
pediatría convencional tiene dificultades en dar
respuestas y que son abordados mediante medicinas
complementarias.
En la Argentina
En nuestro país existe también un gran crecimiento
e interés por parte de los pacientes, y una
variada oferta de servicios. Pero la carencia de legislación
y de regulaciones para el ejercicio de la
medicina alternativa, sumada a actitudes de escepticismo
y más bien peyorativas por parte de
la medicina "seria", han dejado espacio para la
proliferación de ofertas de dudosa calidad, en manos
de personas sin formación y sin escrúpulos,
que utilizan estas técnicas con un exclusivo afán
de lucro. Es difícil para los pacientes establecer la
distinción entre estos "profesionales" y los que
responsablemente se dedican a las MAC.
En ese marco de carencia de información, estadísticas
y normas, resulta muy interesante el estudio
de Eymann y col. en este número de Archivos.9 Pone en evidencia una prevalencia importante de
consultas pediátricas a medicinas alternativas e
indaga sobre los motivos de los padres para consultar.
Respecto de los motivos expresados en la
encuesta, no es de importancia menor considerar
el encuadre filosófico y las creencias que comparte,
probablemente, el imaginario colectivo de la
clase media argentina.
Cabe notar que, pese a que los pediatras creen
lo contrario, la mitad de los pacientes no les comunicaron
que habían efectuado esas consultas;
tal situación, constituye una oportunidad perdida
para lograr una mejor comunicación y mejores
resultados terapéuticos, así como para prevenir
efectos secundarios adversos, si los hubiera, con
las medicinas complementarias empleadas.
Algunas reflexiones contradictorias
La medicina convencional no ha dado respuesta
a todas las preguntas y, probablemente, no todas
las preguntas tengan respuesta desde una
óptica exclusivamente científica.
Por otra parte, nuestro innato escepticismo nos
recuerda que el 80% de las enfermedades, de acuerdo
a su evolución natural, se resuelven favorablemente
tarde o temprano en forma espontánea.7
No podemos dejar de mencionar aspectos
económicos y legales que son esenciales para la
comprensión de este fenómeno: en nuestro país,
las MAC constituyen un negocio que mueve millones. Si bien existen profesionales serios y con
avales académicos y científicos que la practican,
en muchos casos se promocionan y realizan acciones
que bordean lo delictivo. No obstante, son
muchos más los médicos convencionales que resultan
enjuiciados -con fundamentos o sin ellos-,
que aquellos seudoprestadores de medicinas alternativas
que inescrupulosamente estafan a los
pacientes poniendo, muchas veces, en riesgo su
salud y su vida.
Es probable que las MAC tengan aportes valiosos
para ofrecer en patologías donde la medicina
convencional presenta limitaciones. Entre las patologías
pediátricas en las que se han utilizado MAC
podríamos nombrar: obesidad, cólicos, atopía,
trastornos de déficit de atención con hiperactividad,
manejo del dolor, cuadros oncológicos, artritis
reumatoidea, asma, constipación y encopresis.10
Recomendaciones para los pediatras
Los pediatras tienen la responsabilidad de
aconsejar a sus pacientes y sus familias sobre las
acciones de salud que consideran relevantes, efectivas
y seguras, ya sea que pertenezcan a la medicina
científica convencional o a las medicinas
complementarias y alternativas.
Conviene estar informado sobre las opciones
de estas últimas medicinas para poder dialogar en
forma abierta con los pacientes y sus familias.4 Es
necesario preguntar habitualmente a los pacientes
acerca de las diferentes terapias utilizadas; a través
de una actitud abierta y sin prejuicios, respetando
las creencias y las decisiones de los padres.
Debe monitorizarse la respuesta a distintos
tratamientos y, por sobre todo, privilegiar la seguridad
del paciente, sin olvidar jamás el viejo
aforismo aprendido en la facultad de medicina:
primum non nocere.
Dra. Ingrid Waisman
Instituto Privado de Neonatología y Pediatría.
Río Cuarto, Córdoba
1. Klimovsky G. Las desventuras del conocimiento científico. Buenos Aires: AZ Editora; 1995.
2. Pergola F. Cultura, Globalización y Medicina. Cap 1: El posmodernismo en Medicina. [Acceso: 20/6/09] Disponible en: http://www.fmv-uba.org.ar/Portada/Cultura- GlobalMed/Capitulo%201.pdf.
3. Sebreli J. El olvido de la razón. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2006.
4. Kemper K, Vohra S, Walls R. The use of complementary and alternative medicine in pediatrics. Pediatrics 2008;122(6),dec:1374-90.
5. Organización Mundial de la Salud: Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2002-2005. [Acceso: 17/6/09] Disponible en: http://apps.who.int/medicinedocs/collect/ medicinedocs/pdf/s2299s/s2299s.pdf
6. Wahren CG, De Cunto CL: Medicinas alternativas: un tema que no puede ser ignorado. Arch Argent Pediatr 2004;102(2):85-87.
7. López Guevara V, Rodríguez Pérez ML, Treviño Garza C. Medicina complementaria y alternativa. Medicina Universitaria 2004;6(25):264-71.
8. Rosen LD, Riley DS. Preface. Pediatr Clin N Am 2007;54:xvxviii.
9. Eymann A, Bellomo M, Catsicaris C, et al. Utilización de medicina alternativa o complementaria en una población pediátrica de un hospital de comunidad. Arch Argent Pediatr 2009;107(4).
10. Culbert T, Banez G. Integrative approaches to childhood constipation and encopresis. Pediatr Clin N Am 2007;54:927-47.