Buscando ser en Voy siendo de Estela Mamaní
Looking for to be in "Voy siendo" of Estela Mamani
María Soledad Blanco *
* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad
Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina.
Correo Electrónico:soledad_blanco@hotmail.com
RESUMEN
La poesía escrita por mujeres en Jujuy ha cobrado cada
vez mayor consideración por parte de los estudiosos de la literatura
y del público lector. Estela Mamaní es una de las poetas más
reconocidas dentro del campo literario jujeño, a pesar de haber publicado
un solo libro: Voy siendo (2001).
¿Cómo podemos abordar la poética de esta autora? Retomando
la idea postulada por Roland Barthes (1987), podemos decir que sólo somos
fragmentos de un discurso amoroso. De allí que en este trabajo pretendo
recoger esos retazos, armar el rompecabezas que el libro de Estela Mamaní
propone, analizando algunos de sus poemas, siguiendo las huellas de su andar
por las letras.
Y en ese andar, lo que se presenta tematizado es nuestro sentimiento de "ser
incompletos". Vivimos separados del mundo; somos navegantes extraños,
extranjeros, en un mar en el que no podemos sumergirnos. Este sentimiento de
disociación caracteriza la poesía de Estela Mamaní. En
ella, el yo lírico intenta superar las distancias mediante la creación
literaria. El lenguaje es el ancla.
Palabras Clave: Disociación; Poesía; Ser.
ABSTRACT
The poetry written by women in Jujuy has acquired bigger
consideration not only by the specialists of the literature but also by the
readers. Although Estela Mamaní published only one book Voy siendo in
2001, she is considered to be one of the most distinguished exponents in the
jujeño literary field.
How can we approach the poetry of this author? We must take the idea given by
Roland Barthes so we can say that we are only fragments of a loving speech.
That's why that in this work I intend to pick up those pieces, to fit
together the puzzle that the poetess book proposes to do and to analyze some
of her poems, following her steps through her letters.
We can also notice our feeling of "being incomplete". We live separated
from the world. We are strange navigators, foreigners, in a sea where we can
not submerge. This dissociation feeling characterizes her poetry where the lyric
ego tries to overcome the distances through literary creation and the language
is the anchor.
Key Words: Dissociation; Poetry; Existence.
INTRODUCCIÓN
En trabajos precedentes he abordado la poesía de otras
escritoras, jujeñas o que viven en Jujuy. Mi intención al acercarme
a esas obras es siempre la misma: indagar en las poéticas que proponen
las poetas para encontrar en ellas algo que exprese una unidad, un sentimiento
o una postura estética común, que sean la expresión de
este ser-mujer-escritora en la periferia, un ser doblemente marginado.
En esta aproximación, trato de prescindir de excesivas teorizaciones
acerca de la escritura femenina, aunque parto de reconocer a la mujer como un
sujeto históricamente desplazado y cuya voz se erige precisamente como
una mirada distinta, que se libera, consciente o inconscientemente, de las nociones
fundamentales del sistema falocéntrico del que ha sido y es víctima.
SOLEDAD Y SILENCIO
En un escrito anterior, abordé la poesía de Patricia
Calvelo. Concluía que en ella la soledad se presentaba como característica
esencial del ser humano, sólo evitable (aunque nunca del todo) a través
del encuentro amoroso y la escritura. Cuerpo y poesía se conjugan como
defensa ante esa soledad existencial que el sujeto sufre: "(...) a
partir de la comprensión de la soledad esencial del ser humano, el sujeto
lírico intenta trascenderla, lograr la comunión con el otro y
con la Naturaleza, mediante el encuentro y, después, mediante la memoria
y la escritura. Pero esos intentos, que llevan a la mitificación de lo
erótico, no son más que 'parches' o 'espejismos'.
La angustia de la soledad se manifiesta (...) mostrando el fracaso: una
verdad que no puede ser nunca alcanzada"(Nota
1).
En ese artículo aludía a la soledad como el fondo último
de la condición humana, concepción que mantendré también
aquí. Según Octavio Paz, "el hombre es el único ser
que se siente solo y el único que es búsqueda de otro (...) es
nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente
a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad"(Nota
2).
Este concepto de soledad refiere a una falta de solidaridad y solidez íntima
y significativa con otros seres. Hay en el hombre sed por la plenitud, por el
complemento, y la conexión de ellos.
En ese andar por la vida lo que se presenta tematizado es nuestro sentimiento
de "ser incompletos". Vivimos separados del mundo; somos navegantes
extraños, extranjeros, en un mar en el que no podemos sumergirnos. Este
sentimiento de disociación caracteriza también la poesía
de Estela Mamaní. En ella, el yo lírico intenta superar las distancias
mediante la creación literaria. El lenguaje es el ancla.
En ambas poetas aparece el mismo sentimiento como trasfondo, pero éste
no se presenta de la misma manera. Ya desde el título de sus respectivos
libros se advierte esta diferencia. El de Calvelo, Pasajero solo, refiere a
ese pasaje entre nacer y morir que es la vida, pasaje signado por la soledad
como condición ineludible, y que la poeta sufre e intenta superar, no
logrando nunca la empresa. El título de Estela Mamaní, Voy siendo,
propone también la vida como un pasaje, expresado en la perífrasis
verbal de gerundio. Sin embargo, aunque en su poesía la disociación
con el mundo circundante aparece como trasfondo, ese reconocimiento es percibido
como positivo, en tanto es la fuente misma de su poesía. La soledad,
de este modo, es aceptada, y se convierte en materia de elaboración poética.
Así lo expresa en su poema titulado Arte Poética.
Meter en la sangre el mundo
y convertirlo en tatuaje líquido
y dejar que camine por el cuerpo
Abrir la mano despacio
generosamente
y liberar los signos imprecisos
y dejar que otros los nombren
para encontrarse
El poema se presenta con una elipsis de verbo y sujeto, que
podemos recuperar como "La escritura es", por lo que todo Arte Poética
implica. Las construcciones de infinitivo que presenta el poema son (con)formantes
del proceso de escritura que la poeta quiere describir.
En el primer verso se presenta la disociación del sujeto-escritor con
el mundo. Esta separación la establece el cuerpo, de manera tal que "el
mundo", lo exterior, aquello que se percibe mediante los sentidos, debe
"meterse" en la sangre, introducirlo en el cuerpo propio como lugar
que establece el contacto con el mundo (en tanto en el cuerpo radican los sentidos),
a la vez que es límite entre interioridad y exterioridad. Con el lexema
"sangre" la percepción del mundo adquiere significado vital,
puesto que el mundo exterior se presenta como "alimento" indispensable
para la supervivencia del yo-poeta.
El proceso de escritura se presenta de este modo similar al proceso digestivo,
como incorporación o asimilación de lo externo al propio cuerpo,
modificándolo. Con el lexema "tatuaje" se da cuenta de que
esa incorporación no es impune, sino que deja marcas en el sujeto, lo
modifica de tal manera que ya será otro: queda como marca visible, exterior
a la vez que perteneciente al propio cuerpo. El sujeto transforma el mundo que
incorpora, a la vez que es transformado por él.
Si estos tres primeros versos resaltan el papel de la escritura como proceso
de interiorización, en un movimiento que va de afuera hacia adentro,
los siguientes invierten el proceso: los signos, esa realidad transformada por
el sujeto, se hace signo y se dirige a otro, el lector. La poesía, entonces,
es un acto de encuentro entre dos personas que comparten esos "signos
imprecisos", y también de ellos con el mundo. Pero ese encuentro
no es perfecto, precisamente porque el yo ha transformado el mundo asimilándolo,
y el otro transforma los signos liberados (precisamente son libres del sujeto),
los nombra, y con ello los incorpora a sí mismo. Vemos que escribir o
leer poesía aparece como una manera de superación de la soledad,
porque permite interiorizar lo exterior, pero en el fondo implica una exaltación
de ella, porque lo que se incorpora se hace propio, se transforma, es un modo
de encontrarse.
Y el proceso de lectura, de re-nombrar los signos, es doblemente disociado,
porque accede al mundo a través de otro que ya lo ha transformado. Doble
transformación que no hace más que acentuar la distancia entre
el cuerpo propio y el mundo exterior.
Sin embargo, no hay en Estela Mamaní una queja o expresión dolorosa
respecto a esta realidad. Asume, en cambio, lo inevitable de ésta y se
regodea en las posibilidades que ese reconocimiento brinda. Porque al fin y
al cabo la poesía es posible, precisamente, porque el afuera sólo
puede hacerse signo, ser transformado para percibirse.
Las palabras, por muy ricas que éstas sean, presentan sus limitaciones.
No se puede nombrarlo todo, pero Estela Mamaní lo intenta: árboles,
mariposas, tratan de captar la naturaleza entera; los nombres conocidos, las
personas y los personajes reconocibles, son la puerta de acceso al alma de todos
los hombres. Aunque al final de los poemas sólo quede la distancia, y
el silencio, el mismo intento ha valido la pena.
En la estructura del poema observamos dos procesos: primero, el de asimilación
del mundo a través de los sentidos y su incorporación al cuerpo
propio, y luego, el de liberación de los signos para ser captados por
otros. En el medio de ambos, está el Yo, ese ser que no puede decirse
(y de allí el espacio en blanco) y que transforma el mundo en signo.
El espacio en blanco es el momento del silencio, de la soledad del sujeto-creador.
De este modo, soledad y silencio adquieren un valor positivo, porque son las
condiciones necesarias para la creación poética. Y en esta característica
podemos ver una reafirmación del ser femenino porque la poeta, en el
proceso de captación y recreación del mundo se refugia en el silencio,
en un movimiento de interiorización profunda, para encontrar allí
sus propios signos, las palabras propias que permitan reafirmar una visión
también propia, su personalidad en el sentido de diferencia individual,
de sello distintivo.
SER EN EL MUNDO Y EN EL OTRO
El silencio y la soledad no se presentan como angustia existencial,
sino como una decisión desde la cual es posible encontrarse como ser-en-el-mundo,
es el espacio donde se borran los límites y los opuestos: el yo y el
mundo se funden. Y de esa fusión surge la palabra, la poesía como
forma de superación de las dicotomías que gobiernan el pensamiento
occidental.
Así se presenta en el poema Ascensión del árbol.
Sé que algún día abandonaré
un mundo
para ir al encuentro irremediable
de otro
Estoy aquí con el silencio
Viendo la ascensión del árbol
(aunque él también descienda)
Una palabra
es mi aliada en este día
con ella
dibujo en signos lo entrevisto
Hacia delante
un pájaro vive en su aleteo
y
el viento silba historias sin vivir
Estoy aquí
entre álamos y río
El aquí desde el que se escribe está signado
por el silencio y la soledad, es un tiempo detenido en el que es posible observar
la ascensión de un árbol, el aleteo de un pájaro y escuchar
el silbido del viento para transformarlos en poesía. Y de ese modo el
mundo, la naturaleza, se hace algo propio. Si los sentidos pueden captarlo (incompleto,
pues se entrevé), es la auto-conciencia creadora la que posibilita su
transformación para darle completud.
Estela Mamaní propone un acercamiento distinto, placentero, al mundo,
a través del cuerpo. La exaltación de lo sensorial transforma
la poesía en escritura erótica, como intento de fusión
del Yo con la Naturaleza, es el deseo de llegar a momentos de equilibrio y armonía
con el mundo. Los poemas son testimonio de instantes en los que puede caber
la eternidad, pero también toda la realidad concentrada: "los sonidos
de la naturaleza / todos / en esta hojita de molle". La observación
de un elemento dispara en el Yo el encuentro con el todo: viento, agua, pájaro,
luna y sol caben en una hojita, porque hay un sujeto, una sensibilidad que la
observa. Así es también la poesía, como lo ha descrito
en su "Arte poética" antes analizada: un movimiento de concentración
seguido por otro de dispersión de los significados.
Y en este espacio, abierto y posibilitado por la soledad, pueden coexistir los
contrarios: el mundo subjetivo y el objetivo. El ser y el no ser. Del ámbito
individual se pasa al colectivo. Estela parte de un encuentro consigo misma
hacia un (re)encuentro (una nueva forma de encuentro) con la naturaleza y los
otros. Esta naturaleza se funde con su Yo para presentar la existencia como
parte de ese cosmos total, misterioso e infinito. En ese todo se desnuda el
alma, se libera el sentimiento, y la razón y la sinrazón se hacen
una, unificando lo concreto y lo abstracto, lo real y lo mágico.
Esta conjunción con el mundo conlleva también la fusión
con el otro, con el cuerpo ajeno, entrar a habitar en él, a través
de la naturaleza:
Buscándote
Buscándote los ojos
salgo a hundirme
en las estrellas
Buscándome el alma
sigo quieta
en su mirada
Aquí se presenta la búsqueda del otro como posibilidad
de ser y de fusión con el mundo. Los ojos, que son la puerta de acceso
al otro, se confunden con las estrellas. Pero a la vez esa mirada del otro sobre
el propio cuerpo produce una visión estática del propio ser, de
tal modo que la propuesta es buscarse en el otro, en el exterior, salir al mundo
para luego verse a sí misma, porque el ser es un ente en movimiento y
búsqueda, como lo expresa el título del libro, no una esencia
que pueda encontrarse en las profundidades del propio cuerpo, si antes no se
ha percibido como parte de un universo.
Esta búsqueda, por supuesto, es siempre incompleta. Precisamente porque
la soledad es nuestro rasgo existencial. Y entonces el ser se transforma en
un puro deseo, como lo expresa la poeta en su poema Deseo:
sólo el irremediable deseo
de que las ventiscas
arrebaten mi cuerpo
sólo el irremediable deseo
de que tus piernas
no aprisionen mi alma
sólo este irremediable deseo
El sujeto expresa ese afán de fusión con la naturaleza
y con el otro, con temor a quedar aprisionada y perderse a sí misma en
ese encuentro. El poema es una constante tensión que cae abruptamente
al final para reconocer la soledad como rasgo insalvable, irremediable, de nuestra
condición.
Y sin embargo, no hay dolor en esa expresión, porque al fin y al cabo
eso es el ser: una constante búsqueda, un "sólo deseo",
que se realiza en la soledad y el silencio, pero también en la poesía,
en la que pueden borrarse los límites entre interior y exterior, o yo-otro,
límites que son impuestos culturalmente, como lo deja claro la poeta
en su poema Nolímite.
Sonriéndome
de las fábulas
a las que se adhiere el hombre
burlándome
de los ropajes que quieren disfrazarme
abro los ojos frente a mí
y voy siendo
sin abismos
sin tinieblas
dentro de la desnudez
dentro dentro
Y son los pies
los que me ligan a la tierra
Y es el agua
la que me acaricia los ojos
Entonces
destruida la espiral del tiempo
me pierdo en las esquinas
dentro de la desnudez
dentro dentro
En este poema, la autora propone el verdadero ser frente a
"las fábulas" (las ficciones) que el hombre inventa para
justificar su existencia. El plano cultural es aquí muy claro, porque
es la sociedad, la cultura (expresada en el verbo "quieren") la
que impone los ropajes con que el ser humano debe disfrazarse.
En el acto de oposición a esas imposiciones sociales, la poeta se hunde
en sí misma, se refugia en la soledad para descubrirse existiendo. Esta
soledad no está cargada de tintes negativos, es una soledad que permite
liberarse de la angustia ("abismos") y la tristeza ("tinieblas")
de no ser.
Pero, además, es la soledad, como acto consciente de alejamiento de las
imposiciones sociales, la que permite conectar el sujeto a la naturaleza, pues
son los pies los que me ligan a la tierra. El tiempo se detiene y el sujeto
se pierde (para los otros) aunque se encuentra consigo mismo en el acto de introspección.
El acto de borrar los límites entre el yo y la naturaleza es así
un modo de oponerse al orden social que impone una disociación. Percibir,
transformar, escribir, son actos políticos de resistencia y liberación
que permiten existir en la libertad, la desnudez.
Esta relación entre naturaleza-hombre-sociedad aparece claramente descrita
en Apocalipsis.
Erase un caos verde de luz
y apareció el hombre
su soledad trajo a Dios
Erase un caos
un terrible caos nocturno
y apareció el hombre
para cumplir con su último rito
asesinar con los ojos vendados
Naturaleza
materia
Dios (siempre dios)
Un dibujo de aire y sangre sobre la tierra
la esperanza
es un pájaro aturdido
Este poema manifiesta la existencia de un caos verde en el
que cada cosa se integraba. En este caos aparece el hombre y le proporciona
un orden, funda un orden mediante la acción de nombrar. De modo que lo
que era caos, todo integrado, pasa a ser materia, naturaleza desintegrada, donde
cada componente adquiere su propio nombre distintivo. Por su parte, lo inexplicable,
la angustia, el miedo, la soledad, se engloban bajo el signo Dios. Se invierte
entonces la relación creador-criatura para manifestar que el orden es
invento del ser humano, una forma de darle esperanza y sentido a su existencia,
pero ese Dios no es más que el propio hombre, un dibujo de sangre sobre
la tierra, que busca ocultar su soledad.
La poeta reivindica el caos, esa existencia primera de lo uniforme, del todo
al cual el hombre no pudo integrarse, y arremete contra el orden social, del
cual anuncia su Apocalipsis, su falsedad y su fin próximo: la esperanza
es un pájaro aturdido.
Ahora bien, el uso verbal érase y la intertextualidad que plantea, convierten
a este poema en un Génesis. El juego de oposiciones con el título
representa la idea, precisamente, de que el nacimiento (el génesis) del
orden ha sido, al mismo tiempo, el apocalipsis (el fin, la muerte) de la unidad
del mundo, a la vez que el apocalipsis del sistema socio-cultural imperante
será la posibilidad para un nuevo génesis, en el que el hombre
deberá integrarse con la naturaleza que lo circunda.
Dentro de este mundo nuevo, re-fundado, será posible una nueva forma
de ser, una relación distinta con la naturaleza y los otros, donde cada
hombre sea a la vez uno y todos, y su ser sea expresión de un modo de
estar y de actuar en el mundo (convirtiéndose en verbo, como lo expresa
otro título de sus poemas: Vilcaneando, gerundio derivado de apellido
del músico humahuaqueño Ricardo Vilca). Esta necesidad de comunión
entre los hombres, y entre el hombre y la Naturaleza, se expresa en el poema
titulado Nolímite, como ya hemos analizado, y también en el poema
de título casi oximorónico: Guerra florida, en el que la posibilidad
de serlo todo se avizora "en algunos biseles / del tiempo" en los
que "cada quien / desciende a sus infiernos / y encuentra un fragmento
/ que es todo / -como un aleph / como una fotografía-". Mientras
tanto, mientras espera la transformación definitiva del hombre, Estela
Mamaní se refugia en la soledad, el silencio y la poesía (que
es un modo de introducir el caos en el orden impuesto por las palabras) como
un modo de oposición y de ir siendo, en la vida y en las letras.
CONCLUSIONES
Para concluir, se puede decir que en Estela Mamaní hay un reconocimiento
de la soledad existencial del ser humano, similar al que describimos respecto
de la poesía de Patricia Calvelo. Sin embargo, la respuesta de ambas
ante esa soledad es distinta.
En el caso de Calvelo, mi análisis concluía que se trataba de
una búsqueda de superación de la disociación a través
del encuentro amoroso con el otro, y a través de su recreación
a partir de la escritura. Pero luego del encuentro, y de la escritura que lo
actualiza, la soledad se manifiesta en silencio, el que queda como símbolo
del fracaso y la angustia. Dicho de otro modo, el poemario de Calvelo concluye
en la desilusión, el retorno a la soledad originaria en la que la verdad
alcanzada en el encuentro no es más que un recuerdo sobre el cual escribir,
para revivirlo mediante las palabras. Sin embargo, ese intento de recuperación
a través de la escritura es una ficción, pues la verdad es inasible,
irrecuperable.
En Mamaní, en cambio, frente a la angustia existencial el silencio es
reflejo muchas veces de la soledad interior, un silencio necesario en la "guerra"
de la vida. Es decir, el silencio es presentado con una doble vertiente: angustia
al no encontrar la plenitud en y con el otro (en el caso de Calvelo) y paz que
es muchas veces necesaria para escuchar la voz del otro y de la naturaleza,
a fin de transformarlos encontrándolos y encontrándose (en Mamaní).
Además, en esta última poeta la soledad cambia de signo: es la
condición necesaria para el acto creativo. Se reconoce su existencia,
pero se confía también en su superación a través
de la poesía y, sobre todo, en una transformación del mundo para
crear otras relaciones entre seres humanos y naturaleza. Soledad (el "silencio")
y poesía ("alas" y "palabras") son las herramientas
que permiten ese cambio y hacen del hombre, de un sufriente, un Gozante:
Alas
silencio
palabra
Simples medallas
del gozo
para dejarme
sobre la tierra
En conclusión, estas voces de mujer expresan su lucha existencial, la búsqueda de su yo interior, la presencia del mundo natural en que viven y conviven con pasiones, temores, grandezas y angustias que hacen a su realidad de mujeres-poetas-en Jujuy.
NOTAS
1) BLANCO, María Soledad: "Soledad y erotismo en la poesía de Pasajero solo de Patricia Calvelo". En: Terrón et al: Condición Femenina y escritura. Asedios a poéticas de escritoras latinoamericanas. EDIUNJu, Jujuy, 2004, pág. 101.
2) PAZ, Octavio: "La dialéctica de la Soledad". En: El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica, 3ª edición, México, 1994, pág. 211.
BIBLIOGRAFÍA
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5. BOSSI, E (2003) El erotismo en el arte. En: Tópicos del Seminario Nº 9. Universidad de Puebla, 27-36, México.
6. MAMANÍ, E (2001) Voy siendo. Edición de la autora, San Salvador de Jujuy.
7. MATEO DEL PINO, Á (1998) La literatura erótica frente al poder. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 11-25, Madrid.
8. PAZ, O (1994) El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica, 3ª edición, México.
9. PARRET, H (1995) De la semiótica a la estética. Enunciación, sensación, pasiones. Edicial, Buenos Aires.
10. TERRÓN, Herminia et al (2004) Condición femenina y escritura. Asedios a poéticas de escritoras latinoamericanas. Ediunju, Jujuy.