ARTÍCULOS
La memoria histórica de la diversidad étnica italiana en Eneida de Virgilio
Guillermo De Santis - Cecilia Ames
[CONICET - Universidad Nacional de Córdoba]
Resumen: Eneida de Virgilio construye un pasado legendario que le permite al romano comprender la composición multicultural de su propia sociedad, la pertenencia étnica de los diferentes grupos y su ascendencia y participación en la vida pública romana. A través de vectores etnográficos positivos y negativos se configura una memoria histórica que combina el pasado conocido con elementos legendarios. Virgilio determina el lugar de las etnias itálicas en el proceso histórico de conformación de Italia bajo el dominio de Roma y las reconoce en su presente; aquí subyace una mirada retrospectiva y un acto de memoria sobre el Bellum Sociale.
Palabras clave: Diversidad étnica; Virgilio; Eneida; Historia; Épica.
The historical memory of the Italic ethnic diversity in Vergil's Aeneid
Abstract: Vergil's Aeneid built a legendary past that allows the Roman understanding of the multicultural composition of their own society, the ethnicity of the different groups and their ancestry and participation in public life in Rome. Through ethnographic positive and negative vectors set up a historical memory that combines the known past with legendary elements. Vergil determines the place of ethnic emphasis in the historical process of formation of Italy under Roman rule and recognized in the present, here lies a retrospect and an act of memory on the Bellum Sociale.
Key words: Ethnic diversity; Vergil; Aeneid; History; Epic.
Eneida de Virgilio construye
un pasado legendario
que le permite al
romano comprender la
composición multicultural
de su propia sociedad,
la pertenencia étnica de los diferentes
grupos y su ascendencia y participación
en la vida pública romana. A través
de la configuración de una memoria
histórica que combina el pasado
conocido con elementos legendarios,
Virgilio determina el lugar de las etnias
itálicas en el proceso histórico de conformación
de Italia bajo el dominio de
Roma y las reconoce en su presente.
De allí que Eneida es un texto especialmente
importante para emprender
un estudio acerca de las concepciones
etnográficas en la época de Augusto.
Siendo la etnografía antigua una descripción
de la relación entre geografía
y pueblos y de pueblos entre si, este
trabajo tiene como objetivo relevar
algunos datos que contribuyen a definir la pluralidad de etnias que habitan
Italia en Eneida, y cuyas características
etnográficas son atendidas en función
de su futura pertenencia a la Tota Italia de Augusto. La hipótesis central postula
que en Eneida subyace una mirada
retrospectiva sobre el pasado itálico y
el Bellum Sociale como momento de
concreción de una noción política de 'Italia' y cuya consecuencia es un proceso
de selección de pueblos con los
que Roma fortalecerá relaciones frente
a aquellos que no tendrán importancia
en la política pre- y post-Accio1.
La política de romanización de
Italia propiciada por Augusto, basada
en gran parte en su propuesta de una Tota Italia, fue un vector que atravesó
la mayoría de las producciones literarias
e historiográficas que trataron
de algún modo el tema de las etnias
italianas, su adhesión u oposición al
avance romano. Esta producción de la
que disponemos, por ejemplo, algunos
fragmentos de Varrón, gran parte de
la obra de Livio y la Eneida virgiliana,
desarrolla el tema de la presencia de las
etnias italianas en el proceso de romanización
de la península itálica desde
la perspectiva 'romana', es decir a través
de concepciones que los romanos
aplicaron a sus coterráneos italianos.
En efecto, el hecho de disponer de una producción escrita de semejante relevancia
ha determinado que los estudios
se concentren en la posición romana,
en el discurso romano y en los objetivos
de la política romana respecto de
las etnias italianas. Sin embargo, esto
no significa, por una parte, que las
etnias italianas fueran pasivas frente al
avance romano o que todas ellas concordaran
en su posición frente a los
romanos ni, por otra, que los autores
del período augusteo desconocieran
estas etnias y la historia de su compleja
relación con Roma. Italia era un territorio
compuesto por diversas etnias
cuyo desarrollo histórico y cultural no
puede ser estudiado sólo en relación a
Roma y el reducir la multiplicidad a
una idea de "pueblo aborigen" significa desatender la realidad de Italia en
tiempos de Augusto.
Atendiendo estrictamente a la
Eneida de Virgilio, debe notarse que las
contribuciones que se han hecho en este
campo desde Rehm (1932) y Schweizer
(1967) se han centrado en la idea
de unidad italiana bajo el imperium de
Roma y los pueblos italianos son siempre
presentados como los aborígenes
sin distinciones étnicas. La Eneida, sin
embargo, detalla una extensa lista de
etnias italianas, incluidos los etruscos,
y pueblos de origen griego que habitan
suelo italiano que no constituyen una
unidad étnica y mucho menos política.
Basta citar el caso de Mezencio
que, expulsado de Agila, busca asilo en
Ardea, lo que genera una disputa entre
etruscos y rútulos, conflicto en el que
intervienen los griegos de Evandro y a
partir del cual los troyanos conseguirán el apoyo etrusco en su lucha contra los
rútulos.
Este cuadro justifica plenamente un
estudio de la singularidad de las etnias
italianas en la Eneida y para ello es preciso
asumir que no estamos frente a la
representación que las etnias hacen de
sí mismas sino que es la representación
que Roma construye y difunde (Ames-De Santis 2011: 7-18). De allí que los
vectores etnográficos que se detectan
en la Eneida son aquellos que posibilitan
contraponer unas etnias aptas y
merecedoras de pertenecer al imperium
sine fine y otras que serán excluidas
por poseer características similares a
los pueblos bárbaros, a los troyanos
derrotados por los aqueos, a los asiáticos
frigios y, especialmente, a los cartagineses.
Estos modelos, con sus propias
características etnográficas, son el filtro
que permite a Virgilio caracterizar poéticamente
las etnias que son italianas
pero que no responden a la expectativa
de la romanidad, de modo que su
posibilidad de romanización dependerá
en gran medida de la supresión
de una elite opositora a Roma (Ames-De Santis 2011: 18-28). Este trabajo,
partiendo de la geografía y etnografía
itálica con la que se encuentran los troyanos
al desembarcar, intenta mostrar
cómo operan los vectores etnográficos en la representación de etnias que
sirve de paradigma para mostrar lo que
Roma es, lo que pretende de sus aliados
y la idea de unidad italiana que propone
Augusto. Esta mirada atenta a la
diversidad étnica italiana y los modos
de presentación es lo que nos llevó a
postular como hipótesis central que
en Eneida subyace una mirada retrospectiva
y un acto de memoria sobre el
pasado itálico y el Bellum Sociale.
I. Geografía prístina de Italia
En el libro 8 de Eneida Evandro
narra los cambios de los habitantes
del Lacio desde los Faunos y
las Ninfas y la edad de oro de Saturno
hasta su propia llegada a la región (vv.
314-336); en esta historia del Lacio se
ofrece una presentación general de
los pueblos de Italia sin distinción de
etnias: Saturno dio leyes, nombre y
unió (composuit, v. 322) a los habitantes
del Lacio, una estirpe que estaba
dispersa (dispersum, v. 321) en los
altos montes (montibus altis, v. 321) y
tienen un carácter indócil (genus indocile,
321) común. A partir de Saturno
tendrán leyes y nombre pero no significa que serán una unidad que impida
distinguir características particulares
de cada pueblo que conforma esa
reunión. Por otra parte, es claro que
originalmente los pueblos del Lacio
estaban lejos de vivir en un clima de
concordia idílica, que tampoco se da
después de Saturno2 pues la rabies belliet amor habendi (v. 327) supone que
estos pueblos luchaban entre sí. Hay
que sumar a esta situación la llegada
de ausonios y sicanos (v. 328) que dan
por terminada los mencionados siglos
de oro, y considerando la presencia de
etruscos y arcadios (v. 333 y ss.) en la
región, está claro que a su llegada, los
Troyanos encuentran una geografía
dominada por luchas entre los pueblos
que la habitan. El Lacio e Italia en
la Eneida no tienen las mismas características
etnográficas de Geórgicas o,
al menos, el énfasis no está puesto en
las virtudes itálicas dignas de alabanza
sino en una situación de conflicto a la
que se suman los troyanos (Thomas
1982).
En la épica virgiliana Italia es, al
mismo tiempo, un territorio delimitado
cuanto un conglomerado de pueblos
que la habitan, gobernados por
reyes y con alianzas circunstanciales
que, en el caso del rey latino, pueden
aspirar a mostrar una cierta imagen
de equilibrio. De acuerdo al material
mitográfico a disposición de Virgilio
y a las concepciones etnográficas
dominantes, Italia es ante todo una
geografía que contiene estos pueblos3.
A su vez, la idea de pertenencia a Italia
que ostentan latinos, rútulos, volscos,
marsios, umbros y troyanos permite
afirmar que Virgilio asume con énfasis
una noción política de Italia producto del Bellum Sociale, cuyo resultado
significó la ciudadanía para los
residentes italianos pero que también
redefinió definitivamente las relaciones
entre Roma y sus socii. A su vez, la
importancia de los sabinos al mando
de Ato Clauso, permite decir que un
énfasis similar es dado a los pueblos
de Italia que enfrentaron la expansión
romana, un acto de memoria que se
une al recuerdo del Bellum Sociale para
mirar el conglomerado de etnias itálicas
y sus relaciones con Roma.
Eneas puede entonces afirmar: Italiam
quaero patriam (1. 380)4, pues la
Lex Plautia Papiria del 89 a.C. consideraba
Italia a través de una noción de
patria antes inexistente5. Pero este concepto
político no existe en desmedro de
las particularidades étnicas y la Eneida refleja cuán necesario es hablar en términos
de pluralidad étnica aún cuando
hable decididamente de la supremacía
de Roma en la península y su liderazgo
en la expansión más allá de la
península. Italia es una tierra habitada por muchas etnias, una tierra a la que
llegan los troyanos como nueva etnia
que, paradójicamente viene a reclamar
su lugar como etnia originaria. De allí
que se pueda interpretar la frase Italiam
quaero patriam (1. 380) en dos
sentidos: o bien "busco Italia como
(nueva) patria" o bien "busco Italia la
patria (de mis antepasados)".
II. Italia confusa
Sin embargo, Virgilio no desconoce que esta Italia a la que suman los troyanos es una realidad etnográficamente caótica como lo muestra la dislocación de pueblos, héroes, topónimos y gentilicios en el catálogo de jefes y pueblos itálicos que encontramos en el libro 7. 641-81 (Barchiesi 2007: 253). Este catálogo despierta recuerdos diversos y convergentes pues las etnias mencionadas tienen una historia de relaciones bélicas y pacíficas con Roma y el lector reconoce allí pueblos que se han asimilado de diferentes maneras y que gozan de distinta consideración en la sociedad romana y recupera el nombre de otras etnias cuya presencia en la realidad romana, incluso itálica, es ínfima. Aquí Virgilio, a semejanza de los antecedentes épicos de Homero con respecto a las naves aqueas en el canto segundo de la Ilíada6 y de Apolonio de Rodas en el libro primero de Argonáuticas7, inicia un listado de jefes y pueblos italianos que, bajo el mando de Turno, van a aliarse para rechazar el ataque de los troyanos. Podemos revisar algunas presentaciones de jefes y pueblos de este catálogo8:
1. Los etruscos Mezencio (tyrannus,
expulsado de Agyla, y despreciador
de los dioses, que será una de las
principales figuras del libro 10) y
su hijo Lauso.
2. Aventino, hijo de Hércules, vestido
con piel de león, que tiene serpientes
e Hidra en su escudo y pelea
con armas sabinas.
3. Catilo y Coras (Argiva iuventus),
hermanos procedentes de la ciudad
Tiburtina, son como Centauros de
los montes de Tesalia que descienden
hacia el llano a pelear (vv. 670-677).
4. Caeculus, fundador de Preneste,
a quien se tenía por hijo de Vulcano,
conduce a los hombres de esa
ciudad y a los de Anio y las peñas
hérnicas y a los de Anagnia y los de
Amaseno; todos van armados con
armas variadas. Un escolio a Servio
dice que en Origenes de Catón era
un bandolero. Su nombre puede
asociarse a Cacus como hijo de
Vulcano y ladrón (vv. 677-690).
5. Mesapo (equum domitor, "domador
de caballos"), hijo de Neptuno, prepara
a su gente no habituada a los
combates: los fescenios y los faliscos,
los habitantes de la región del
Soracte y los campos Flaminios, de
Cimino y de los sotos capenos (vv. 690-705). Según Enio epónimo de
los Mesapos. El guerrero más aguerrido
después de Turno.
6. Clauso, comanda a los sabinos: los
amiternos, los quirites antiguos, los
de Ereto y Mutusca, de Nomento,
de los campos del Velino, de las
rocas de Tétrica y el monte Severo,
Casperia, Fórulos y el río Himela;
y los que viven junto al Tíber y
el Fábar, los de Nursia y Alia (vv.
706-722). La presentación sabina
se cierra con un símil que muestra
una faz negativa de los sabinos al
compararlos con el mar líbico y los
campos de Licia9 asociándolos de
este modo a los caracteres etnográficos negativos que surgen de
la relación con el espacio púnico
(Libia) y asiático (Licia).
Esta mención de Clauso y los sabinos
entre los enemigos de Eneas llama
la atención, pues los Sabinos al mando
de Attus Clausus tienen en las fuentes
romanas un tratamiento diferencial. Clausus es un nombre de referencia
histórica y de quien proviene la gens
Claudia. La historia de Atto Clauso está ligada a la Roma después de la caída de
los Tarquinos10. La mención de Clauso como líder de los Sabinos es llamativa y,
aunque siempre nos mantenemos dentro
de la confusión adrede dispuesta
por Virgilio, este nombre remite a una
relación paradigmática de Roma con los
pueblos del Lacio pues Clauso condujo
cinco mil hombres que se pusieron a la
orden de una Roma que, precisamente,
reclama soldados de sus socii11.
La relación entre sabinos y romanos
es particular por muchos motivos12:
• existe una tradición y un amplio
material legendario que incluye a
los sabinos en el inicio mismo de
la vida de Roma.
• entre romanos y sabinos hubo una
serie importante de guerras más
allá de la temprana inclusión de
Clauso en Roma.
• los sabinos son una etnia prestigiosa
en tiempos de Virgilio y se
puede hablar de una 'tendencia
sabina' o 'sabinismo' en la intelectualidad
romana del siglo I a.C.
• Muchas gentes son de origen sabino,
algunas de ellas de vital importancia
en la política de Augusto como
la gens Claudia, iniciada en Ato
Clauso13.
Las fuentes aseguran que no todas
las ciudades sabinas siguieron el
camino de Clauso y por ello su mención
en este catálogo es particular pues
representa una etnia que se opone a
Eneas pero que en el tiempo será un
socius muy respetado por Roma y sus
descendientes pertenecerán a las élites
políticas de la época de Augusto14.
La presencia de Clauso en el catálogo
es un caso paradigmático de una
relación positiva con Roma. Más allá de
las guerras entre romanos y sabinos, se
reconoce que estos últimos se integraron
rápidamente a las estructuras sociales y
políticas de Roma; retomando palabras
de Poucet, vemos que comprendieron
cuáles eran los mecanismos de integración
a la sociedad romana y cuáles eran
las vías políticas que Roma ofrecía para
ocupar espacios de decisión.
Virgilio no desconoce que los
sabinos son una de las etnias que se
enfrentaron a la expansión romana y
por ello los incluye entre los itálicos
que se enfrentarán a los troyanos de
Eneas. Al mismo tiempo, ponerlo
al mando de Ato Clauso implica un
acto de memoria central que propone
recordar y pensar en la integración de
las etnias itálicas en el orden romano
frente al caso de los rútulos a través
de los cuales Virgilio muestra que no
todos serán incluidos.
7. A continuación se presenta a
Haleso (Agamemnonius), hijo de
Agamenón enemigo del nombre
troyano (como Turno en el libro 9), que mueve mil pueblos en favor
de Turno.
8. Ébalo, a quien obedecen los sarrastres,
los que habitan las riberas
del Sarno, y los de Rufra, Batulo,
Celemna y Abela (vv. 733-743).
9. Ufente, jefe de los equíquedas, horrida gens adsueta venatu nemorum,
conduce a los Ecuos. Como
Numano Rémulo: trabajan la tierra
mientras están armados y acostumbran
rapiñar.
10. Umbro, sacerote y médico marruvino
(marso) encantador de serpientes
e hidras.
11. Virbio, hijo de Hipólito.
12. Turno, con armas que muestran
su linaje argivo (Dánao, Argos,
Io). Seguido de innumerables
ejércitos, entre los cuales se destacan
los auruncos, rútulos, sicanos,
sacranos, lábicos (Argiva Pubes,
Aurunca manus, Rutuli, Sicani,
Scranae acies, Labici), los que apacientan
sus rebaños junto al Tíber
y los que labran los campos circeos
(vv. 783-802).
13. Finaliza con la aparición de la virgen,
Camila: Volsca de gente, una
amazona guerrera, admirable por
su arreglo, sus armas y su juvenil
belleza, quien será la figura principal
en el libro XI y que ahora se
presenta guiando la caballería de
los volscos (vv. 803-817).15
En este cuadro de héroes, pueblos y
caracterizaciones no es posible encontrar
un patrón de lectura encomiástica
(como se ha propuesto y aún se
propone)16 pues referencias a pueblos
montañeses como en el caso de Catilo
y Coras, o los marsios encantadores
de serpientes, son detalles etnográficos que distancian estos pueblos de las Laudes Italiae. Lo mismo sucede con la
organización histórica geográfica. Servio
ya señalaba en más de un pasaje
en el que se advierte un equívoco virgiliano
y recientemente Barchiesi
(2007) y Horsfall (2000) muestran
cómo Virgilio dispone arbitrariamente
relaciones de topónimos, etnónimos y
ubicaciones geográficas, cuyo resultado
es mostrar una Italia "confusa".
Hay características en el catálogo y
en otros pasajes de la Eneida que permiten
buscar nexos entre estos pueblos,
por ejemplo: Aventino tiene en
sus armas la representación de serpientes
e Hidras y Umbro es encantador de
serpiente e hidras, Mesapo es domitor
equum, como Lauso y como Pico en 7.
188. Caeculus es ladrón y finge ser hijo
de Vulcano, como su casi homófono
Cacus que es hijo de Vulcano y ladrón
muerto a manos de Hércules. Sabinos
y Camila (volscos) pueden ser comparados
y relacionados con olas del mar
(líbico) y con las espigas o la aljaba de Licia. Catilo y Coras son Argiva iuuentus en directa relación con Haleso Agamemnonius
y con Turno que lleva al
epónimo Argus en su escudo y manda
la Argiva pubes. Consideramos necesario
señalar estos nexos precisamente
para dejar expuesta la cantidad de discordancias
que halla un lector de la Eneida y que difícilmente vea en este
catálogo un pasaje al que faltó labor
limae. Por el contrario, así como en la
descripción de la geografía prístina de
Roma del libro 8 Virgilio logra ofrecer
un cuadro sólido y coherente, pero no
menos ficticio, aquí la confusión es una
vía de creación de sentido, un sentido
de tierra de caos, de jefes guerreros y
valientes y de pueblos cuyas características
etnográficas acentúan lo negativo.
El caso de Camila es un caso testigo
(7. 805-807):
bellatrix, non illa colo calathisue Mineruae
femineas adsueta manus, sed proelia uirgo
dura pati cursuque pedum praeuertere uentos17.
Bellatrix se opone a lo profetizado en el libro 6 como esencia de Roma, pacique imponere morem (v. 682); el final del v. 806 (sed proelia uirgo) la define como una amazona virgen y guerrera. Más allá de la belleza del personaje, como Dido, es imposible pensar que ideológicamente haya aquí un elogio a la líder de los volscos. El párrafo final también es sugestivo: la turba de madres latinas que la admira y la contempla (v. 813) sugiere la asociación de Camila con Amata y los dos últimos versos del libro con la mención de la aljaba licia que lleva Camila insinúa nuevamente esta asociación de la líder de los volscos con la etnia del sureste asiático18. La intención de Virgilio no es desmerecer ni elogiar a los pueblos y reyes itálicos sino mostrar que en este estado son potencialmente peligrosos para cualquier tipo de orden que pudiera alcanzarse19. No es posible encontrar ni este pasaje ni en el resto de la Eneida una idea de homogeneidad política o cultural de estos pueblos de Italia.
III. Memoria
Al mismo tiempo la mención de
tantos pueblos, reyes y héroes
epónimos es un indudable acto
de memoria del pasado itálico previo
a la llegada de Eneas y una invitación
a repensar la posición de estos pueblos
en la Roma post-Accio. Así como
Syme entiende que la Eneida escenifica
y legitima el dominio internacional de
Roma después del triunfo de Augusto
en Accio, y apunta al final de la guerra
civil y a la victoria de Octavio sobre
Antonio y Cleopatra como triunfo de
occidente sobre oriente20, no es menos
cierto que las referencias de Virgilio a
este pasado itálico tiene un lugar más apropiado en una reflexión acerca de
los conflictos entre los itálicos y Roma
y, en particular, del Bellum Sociale,
guerra que redefinió la noción geográfica de Italia, que afianzó una noción
política de Italia y que permitió catalogar
a los pueblos tanto en listas de
fieles y sublevados como de pueblos
que aportan lo que Roma precisa y los
que no lo hacen. En definitiva estos
pueblos aliados que aportan soldados
son los que posibilitarán la expansión
romana y los que de algún modo
mostrarán con su oposición a Roma
que es posible pensar en una Italia de
alguna manera unificada, pero sólo
la Roma de Augusto concretará esta
intención.
Es notoria la ausencia del Bellum
Sociale como tema central en la literatura
latina y quizás se deba a la
dificultad provocada al hablar de la
extralimitación romana en asuntos
económicos y de justicia cuanto a
las duras represalias sobre estos socii que ahora también eran sus victi21.
Por ello, ante todo, la Guerra Social es
un hecho doloroso que enfrenta a la
sociedad romana constituida por italianos
de diversa procedencia y, por lo
tanto, es un tema espinoso en la Roma
de Augusto, pues es difícil hablar de ella sin volver a abrir las heridas de un
pasado reciente. Virgilio tiene esto en
claro, por eso en su modo de abordar
las alusiones a la guerra social debe ser
cuidadoso. Entre los pueblos itálicos
mencionados en la Eneida están aquellos
que años después se integrarán a
las sociedad romana, formarán parte
de su elite conductora y participarán
activamente en la expansión romana extra Italia así como aquellos que tendrán
un rol menor. Sabinos y Rútulos
son un buen ejemplo: los sabinos contribuyen
con soldados a Roma desde
los inicios de la República y luego
también tienen una presencia en la
élite política romana pos-Accio, los
rútulos de Ardea han visto decaer su
peso desde el siglo IV a.C. a un lugar
casi inexistente en el siglo I a.C.22, por
eso Virgilio puede hacer caer sobre
ellos la carga negativa mayor, tanto
en la caracterización del líder Turno,
como de la etnia rútula, sin ofender
o provocar a sus conciudadanos.23 En
cambio, como hemos dicho, lo sabinos
se constituyen en el ejemplo positivo
a través de un líder que sin dejar de
representar su etnia itálica genera el
recuerdo de una integración pacífica
y exitosa para los sabinos.
Virgilio, sin duda, no quiere reabrir
las heridas de la guerra social, pero
tampoco quiere que se olvide. Este
catálogo de reyes y pueblos itálicos,
más allá de lo confuso, es una ocasión
de recordar la compleja situación de
Italia antes de la imposición definitiva de Roma. Virgilio mismo afirma en la
invocación a las musas que antecede
al catálogo que recordar estos pueblos
es un problema. Le pide a las musas
Helicónidas que recuerden los nombres
(7. 641-646):
Pandite nunc Helicona, deae, cantusque mouete,
qui bello exciti reges, quae quemque secutae
complerint campos acies, quibus Itala iam tum
floruerit terra alma uiris, quibus arserit armis;
et meministis enim, diuae, et memorare potestis;
ad nos uix tenuis famae perlabitur aura24.
Los versos 646 y 647, et meministis
enim, diuae, et memorare potestis;
y ad nos uix tenuis famae perlabitur
aura, acentúan este problema: a los
tiempos de Virgilio no llega la fama
de tantos nombres, apenas un aura y
ella es tenue, una fama que no habla
sino que se desliza en el viento. La
debilidad del recuerdo es, sin duda,
un justificativo de la confusión y el
desorden del catálogo. Pero también
es una afirmación acerca de aquello
que se quiere o no recordar y de cómo
las letras sirven para recordar, opacar
y hasta hacer olvidar. Esta invocación a las musas del Helicón, que precede al
catálogo, es la segunda invocación del
libro 7, y nos sugiere que empieza un
nuevo tema, que Virgilio no quiere que
se olvide y se propone hacer recordar.
Aún más, mientras en el inicio para
cantar el estado del Lacio antiguo y
evocar el "orden mayor de cosas" se
invocó a Erato, la musa de la poesía
amorosa, pues el matrimonio de Eneas
y Lavinia será el lecho fundacional de
Roma, ahora, para introducir el catálogo
de reyes y pueblo itálicos se invoca
a las Musas helicónidas, hijas de Zeus y
Mnemosine, asociación reforzada por
la doble presencia de memorare.
Este recordar los pueblos itálicos
es, a su vez, recordar el tributo de sangre
de los itálicos para la grandeza de
la Roma augustea. Pues los hombres
de estos pueblos italianos son los que
proveerán de fuerza militar a Roma,
como dice John North "dando la
sangre vital del imperio, su sangre"25,
sin recibir un trato de consanguíneos
sino de socii con derechos restringidos
en muchos aspectos. Barchiesi (2007:
245) nota con agudeza que esto está
dicho en la doble mención de la profecía
que recibiera Latino acerca del
origen externo del esposo de Lavinia,
8. 98-101:
externi uenient generi, qui sanguine nostrum
nomen in astra ferant, quorumque a stirpe nepotes
omnia sub pedibus, qua sol utrumque
recurrens aspicit Oceanum, uertique regique uidebunt 26.
y 7. 270-272:
…generos externis adfore ab oris hoc Latio restare canunt, qui sanguine nostrum
nomen in astra ferant; hunc illum poscere fata27.
En la Profecía se usa sanguis en
el sentido de "descendencia" pero lo
que le espera a los latinos es un baño
de sangre, y se usa nomen en el sentido
de "fama" mientras que nostrum
nomen equivale a nomen Latinum que
es la fórmula que identifica a los latinos
dentro de la estructura romana.
La contribución de los latinos será la
sangre, es decir la participación en el
ejército. El Bellum Italicum se centró en este asunto, la sangre no reconocida,
dada a cambio de algo que resultaba
muy poco, un acuerdo desigual e
injusto; y si bien la Eneida asume que
esa sangre itálica logrará la unidad bajo
el liderazgo de Roma no deja de recordar,
por esto mismo, que esa relación
entre Roma y los itálicos se cristalizó por una serie de guerras en la que los
romanos enfrentaron a aquellos que
les daban y darían luego los mejores soldados. Es un contrasentido difícil
de explicar y de tematizar.
Estos soldados son los soldadoscampesinos
que aparecen en el catálogo
de las fuerzas itálicas luchando
junto a Ufente (vv. 745-749): son una horrida gens28,
armati terram exercent semperque recentis
conuectare iuuat praedas et uiuere rapto (v. 748)29.
Esta imagen del soldado campesino provocaba la admiración romana hacia los pueblos Itálicos30. Horacio en su Carmen 3. 6 lo reafirma acerca de los sabinos pero sin yuxtaponer notas negativas como vimos en el símil virgiliano, sino, por el contrario, los coloca como modelo de los hombres con los que Roma alcanzó grandes victorias, vv. 33-39:
non his iuventus orta parentibus
infecit aequor sanguine Punico
Pyrrhumque et ingentem cecidit
Antiochum Hannibalemque dirum,
sed rusticorum mascula militum
proles, Sabellis docta ligonibus
versare glaebas…
Pero Horacio no está aludiendo a
la historia de los sabinos como etnia
itálica que se integró positivamente a Roma sino que pone en evidencia el
imaginario que los caracteriza.
En el discurso de Numano Rémulo
en Eneida 9. 608-609 esta característica
del soldado-campesino es esencial a
los Rútulos (aut rastris terram domat;
vv. 608-609). Pero los rútulos y, como
se dice en el catálogo, los Ecuos, son
soldados-campesinos, acostumbran a
rapiñar: semperque recentes /comportare
iuvat praedas et vivere rapto (9.
612-613). El verso 9. 613 es un doble de
7. 749 por lo que los ecuos al mando de
Ufente son como los rútulos de Turno
y Numano Rémulo. La rapiña, por su
parte, es un punto negativo que aparece
en las descripciones etnográficas de los
bárbaros y los romanos que aprecian al
soldado campesino, rechazan al pueblo
que tiene la rapiña como una forma
de vida31.
IV. Consideraciones finales
Los distintos momentos de la Eneida no muestran una superioridad
de las etnias itálicas por
sobre la troyana, ni de ésta sobre aquéllas,
sino que hay un camino de italianización
de los troyanos de Eneas en
el que van asumiendo características
positivas para la mentalidad romana
y dejando atrás u ocultando aquello
que no puede ni merece ser parte de la romanidad32. Las etnias itálicas son
presentadas por Virgilio como un
cuerpo caótico tanto en su conformación
política cuanto en sus características
etnográficas, pero Roma
no puede ignorar que algunas se han
integrado en el pasado y ahora son
prestigiosos componentes de su sociedad
y que de muchas de estas etnias se
nutre su grandeza militar y, en particular,
la victoria de Augusto en Accio.
Por ello la mirada de Virgilio, confusa
y difusa, es un recuerdo de aquellos
enfrentamientos y del reciente Bellum
Sociale después del cual la relación de
Roma con estas etnias será de inclusión
a través de la ciudadanía y de un
trato más o menos igualitario según el
papel que hubieron desempeñado en
su lucha contra Roma33.
De este conglomerado de etnias
Virgilio selecciona a los rútulos para
concentrar en ellos las características
negativas que justifican su irrelevancia
en el imperium sine fine, por otra parte
trae a la memoria la figura del sabino
Clauso, que como todo itálico de este
catálogo es connotado negativamente, pero que la historia reivindicará por la
contribución efectiva de este pueblo a
la grandeza de Roma. Son elecciones
pensadas por el poeta para enfrentar
la memoria remota de una Italia prístina
y la memoria reciente del Bellum
Sociale sin reabrir las heridas de los itálicos
ni dejar de mostrar un liderazgo
positivo de Roma.
Notas
1 Como Augusto lo hizo explícito en sus Res Gestae 25-26, la posición de los pueblos itálicos a su favor y en contra de Marco Antonio, no significó una adhesión general sino selectiva de pueblos que sellaron esta adhesión con juramento. Al respecto, dice Virgilio en Aen. 8. 678-679: hinc Augustus agens Italos in proelia Caesar / cum patribus populusque, Penatibus et magnis dis.
2 Cfr. Aen. 8. 324-329: aurea quae perhibent illo sub rege fuere / saecula: sic placida populos in pace regebat, /deterior donec paulatim ac decolor aetas /et belli rabies et amor successit habendi. /tum manus Ausonia et gentes uenere Sicanae, /saepius et nomen posuit Saturnia tellus ("Bajo aquel rey sucedieron los siglos que llaman áureos, así en plácida paz a los pueblos regía: hasta que inferior y descolorida, una edad poco a poco entró, y la rabia de la guerra y el amor de tener. Entonces la ausonia fuerza y las gentes sicanias vinieron y muy a menudo el nombre cambió la tierra saturnia").
3 Sobre la noción territorial de "Italia" y la evolución hacia un concepto político, cfr. Ando 2002.
4 Cfr. Suerbaum (1993: 437-438) señala que para una valoración histórica de la Eneida es importante tener en cuenta que recién por Lex Plautia Papiria (89 a.C.) se funda Italia como concepto político, como Italia romana. Virgilio sería el primer poeta que usa el concepto "Italia" en este sentido no sólo en las Laus Italiae de Geórgicas, sino, sobre todo, en Eneida.
5 Por la Lex Plautia Papiria (89 a.C.) los habitantes libres de Italia reciben la ciudadanía romana. Esta ley significa el fin del conflicto denominada Bellum Sociale, llamada en las fuentes más antiguas Bellum Italicum o Bellum Marsicum. Cfr. Suerbaum (1993: 437, n. 23). Es posible hallar una noción de "Italia" en la prohibición de salir de Italia para el Pontifex Maximus a partir del 205 a.C.
6 Cfr. vv. 484 y ss.
7 Cfr. vv. 220-228.
8 Sobre la estructura y antecedentes del Catálogo de héroes itálicos véase Williams (1961), y un análisis completo reciente en Horsfall 2000: 414-530.
9 Cfr. 7. 718-721: quam multi Libyco uoluuntur marmore fluctus/saeuus ubi Orion hibernis conditur undis,/uel cum sole nouo densae torrentur aristae/aut Hermi campo aut Lyciae flauentibus aruis.
10 Una vez instaurada la República, los sabinos continúan teniendo roces con los latinos de Roma. Las fuentes históricas hablan de los sabinos en una guerra librada en el año 504 a. C. en la que un clan sabino, dirigido por Atta Clausus, inconforme con la política de su nación, emigró a territorio romano y adquirió la ciudadanía -de él se origina la familia de los Claudii. En el año 469 a. C. aparecen los sabinos haciendo incursiones guerreras en los alrededores de Roma. Y en el 449 a. C. cuando el cónsul romano M. Horatius, obtuvo una victoria decisiva para los suyos, el campo sabino estaba lleno del botín obtenido en territorio romano.
11 Cfr. Liv. 2. 16. 4.
12 Sobre los sabinos y Roma, cfr. Poucet 1972.
13 Otras etnias importantes de origen sabino son la de los Veturii, Fabii, Valerii, Cornellii y la gens Sergia.
14 Cfr. Tácito. Ann., 11. 24. 1.
15 Camila de los Volscos es la hija del rey Metabo, tirano de la ciudad de Priverno. Cuando el padre es echado de su ciudad, Camila crece con él en los bosques virilmente, pero manteniendo todavía su belleza y encanto. En el libro 11 es aliada de Turno y asesinada por el etrusco Arunte. En la guerra contra Eneas, guía a su pueblo combatiendo a caballo acompañada de vírgenes guerreras, parecidas a las amazonas. Su muerte viene vengada por la diosa Diana.
16 El comentario de Fordyce (1977) es un caso tradicional y recientemente Adler (2003).
17 Cfr. 7. 805-807: "Guerrera, ella no a la rueca o al los cestos de Minerva habituada las manos femíneas, mas virgen, los duros combates a sufrir y en carrera a pie a vencer a los vientos".
18 Cfr. 7. 812-817.
19 Cfr. Barchiesi 2007: 253 y ss.
20 Cfr. Syme 1939.
21 Lúculo, historiador de la república tardía, escribió una historia del Bellum Sociale que no tuvo difusión ni ingresó en el canon de la historiografía. Descontamos que Livio se ocupó del tema más allá de lo que poseemos de su obra pero no sabemos si Virgilio se sirvió de la obra del autor de Patavia. Lo cierto es que Virgilio es el único autor que asigna el triunfo de Accio a los "itálicos" bajo el liderazgo romano (8. 626).
22 Cfr. Bourdin 1995.
23 Cfr. Ames y De Santis 2008.
24 "Abrid ahora el Helicón, oh diosas y los cantos moved; qué reyes son a la guerra excitados; siguiendo a cada uno qué filas colmarán los campos; con qué varones, ya entonces, floreciera, alma, la ítala tierra; con qué armas ardiera. Y pues recordáis, divinas y podéis memorar: a nosotros, apenas, aura tenue de fama resbala".
25 Cfr. North 1981: 7.
26 "Yernos extranjeros vendrán, que, con su sangre, a los astros nuestro nombre lleven, y de cuya estirpe los nietos todo bajo sus pies, donde quiera que el sol que recurrente regresa mira a ambos Océanos, verán que es domado y regido".
27 "….que vendrán yernos de costas extrañas, cantan; que esto al Lacio le espera, que con su sangre a los astros llevarán nuestro nombre, éste es aquel que los hados pedían".
28 Nótese que en v. 730 Anquises advertía a Eneas que el Lacio estaba habitado por una gens dura atque aspera cultu.
29 "Armados la tierra ejercitan y siempre recientes los deleita transportar presas y vivir de rapiña".
30 Véase la imagen de Catón en De Senectute de Cicerón. Cfr. De lege agraria, 2.84.
31 Sobre la mezcla de características romanoitálicas positivas y bárbaras negativas en el discurso de Numano Rémulo, véase Horsfall (1971). Muchas de las afirmaciones de Horsfall respecto de Numano Rémulo son aplicables al catálogo del libro 7. Nos restringimos a algunas características básicas.
32 Esto está claramente trabajado y sintetizado en el artículo de Suerbaum de 1967 "Eneas zwischen Troja und Rom", donde se refiere a la función de la etnografía en la Eneida. Suerbaum se limita a las consideraciones etnográficas pertinentes e importantes para hablar de la romanización del héroe troyano y se refiere a los latinos y aborígenes en general, sin abordar el tema de las etnias italianas. Un valioso aporte en este tema constituye Barchiesi (2007).
33 Un caso paradigmático es el Capua en el que confluyen el apoyo de esta ciudad a Aníbal y, luego, el liderazgo del Bellum Italicum en la región campana.
Bibliografía
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Recibido: 14-06-2011
Evaluado: 22-06-2011
Aceptado: 03-07-2011