RESEÑAS
RODRÍGUEZ CIDRE, Elsa
Cautivas troyanas. El mundo femenino fragmentado
en las tragedias de Eurípides
Ediciones del Copista, Córdoba, 2010, 386 págs.
ISBN 978-987-563-269-1
por Katia Obrist
La investigación de Elsa Rodríguez
Cidre (= R.C.) nos adentra
en la problemática que atraviesan
las mujeres de los vencidos en
la guerra de Troya. El metódico trabajo
filológico realizado, centrado en
las estructuras formales, la riqueza
sémica del lenguaje y los efectos de
sentido sugeridos mediante los recursos
retóricos en Andrómaca, Hécuba y Troyanas, promueve la reflexión sobre
el nuevo estado en que se encuentran
estas cautivas de guerra -o "mujeresbotín"- a partir de los posicionamientos
que adoptan y que, por momentos,
conmueve.
Para el tratamiento de estas figuras,
R.C. se detiene en tres escenarios que
permiten echar luz desde diferentes ángulos sobre el contexto discursivo
que les es propio: los lechos, los procesos
de animalización y el lamento fúnebre.
Estas perspectivas le permiten a la
autora un tratamiento abarcativo y, a la
vez, particular de la cautiva troyana.
La obra, inicialmente una disertación
doctoral, está precedida por un
prólogo de Ana Iriarte, quien destaca
la elección, por parte de la autora, de
estos tres nexos para ofrecer un claro
planteamiento de la temática abordada
en un género complejo como es la tragedia.
Por lo demás, el libro consta de
una introducción, tres capítulos y una
conclusión, junto a la bibliografía y un
índice final que permite apreciar anticipadamente
cómo concibe Eurípides
el destino de estas mujeres.
En la introducción R.C. sienta
posición sobre su concepción de lo
trágico en relación con lo femenino y
la otredad. Avanza con un estado de la
cuestión, relacionado con la conexión
entre esos asuntos, que organiza y destaca
los aspectos y momentos centrales
de la copiosa bibliografía al respecto.
El siguiente apartado gira en torno a
la figura de la mujer en la producción
euripidea y a la debatida mirada misógina
del tragediógrafo.
Partiendo de la premisa de que el
lecho es un elemento básico en la definición del estatus de estas mujeres en
doble situación de sumisión (en tanto
esclavas, además de mujeres), el capítulo
I, titulado "Los lechos en Andrómaca,
Hécuba y Troyanas", desarrolla
el rastreo de los lexemas correspondientes
al lecho y observa detenidamente
cuáles son las condiciones que se perfilan en el desplazamiento hacia
otras camas a las que son forzadas. Este
trabajo permite apreciar en Andrómaca la ambigua posición de la figura de la
concubina con respecto a la esposa
legítima, como así también la relación
de hostilidad, definida como authentés,
entre la cautiva y Neoptólemo, lo que
contribuye al juego de confusión de
roles y rituales que el género trágico
pone en escena. El estudio realizado
en Hécuba, por otra parte, ahonda en
las valencias mortuorias de los semas
correspondientes, principalmente en
torno a Políxena, la virgen sacrificada
en esta obra, cuyas menciones juegan
con los desplazamientos de lo tanático
a lo nupcial y viceversa. De manera
semejante, las menciones de los lechos
a los que son destinadas las cautivas de Troyanas permiten apreciar la relación
entre ellas y la muerte, como así también
la confusión de registros propios
de los ritos matrimonial y funerario, de
la iniciación mistérica y del sacrificio.
El capítulo II se detiene en "Los
procesos de animalización en Andrómaca,
Hécuba y Troyanas" y consta de
una serie de apartados tendientes a
ampliar el campo de acción mediante
la inclusión progresiva de categorías.
El análisis de las tragedias parte de la
estrecha relación entre la animalidad
y la remisión a lo salvaje inherente al
ser femenino, que la ejecución del rito
matrimonial se propone erradicar;
avanza mediante la inclusión de categorías
del conjunto de los ζῷα para,
finalmente, detenerse en las referencias
teratológicas, que la autora entiende
ajenas a ese grupo. Así, en Andrómaca,
en primer lugar, el estudio de R.C. permite
apreciar como un elemento destacado
la recurrente animalización de
Hermíone, realizada por Andrómaca
y Peleo para descalificarla. El análisis
llevado a cabo sobre esta obra pone
en evidencia que el degollamiento,
que convierte a una figura femenina
en una víctima sacrificial, se presenta
sólo bajo la forma de una amenaza y el
plano teratológico resulta apenas sugerido,
especialmente para caracterizar
a la concubina. En Hécuba, en cambio,
las abundantes animalizaciones
de Políxena, destinadas a anunciar su
inminente sacrificio, ofrecen una interesante
apertura hacia las relaciones
entre matrimonio y sacrificio, y mujer
y sangre que, para la autora, hacen del
acto de degollar un elemento central de
esta tragedia, tanto en relación con esta
virgen sacrificada como con la venganza
de la protagonista sobre los hijos
de Poliméstor. En el episodio correspondiente
a estos últimos eventos, además,
sobresale el elemento teratológico
que acompaña a Hécuba, comparada
con la Escila pero también asociada a
la perra en el futuro extradramático.
El análisis de Troyanas, finalmente,
muestra cómo los procesos de animalización
contribuyen a recrear la situación
de cautiverio de estas mujeres, en
algunas ocasiones; en otras, en especial
mediante las referencias ornitológicas,
a acercarlas al registro trenético; y, por
último, con otras menciones teratológicas
de tipo indirecto, como las referencias
al yugo, se recrea la nueva condición
de servidumbre de las cautivas
tras la degollación de Príamo, de la que se considera la responsable a Helena,
personaje también delineado en clave
monstruosa.
Junto a la alteridad que define a lo
monstruoso y los espacios que habita,
de acuerdo con el imaginario griego
el ser femenino se hallaba familiarizado
con otra experiencia liminar por
excelencia como es la de la muerte,
que la autora aborda en el capítulo III,
centrado en "El thrénos en Andrómaca,
Hécuba y Troyanas". Consciente de las
distancias temporales que separan no
solo el referente homérico de las tramas
de estas obras sino también de
su momento histórico de producción,
atravesado por el sistema de valores de
la ciudad democrática que condena los
excesos y por eventos históricos como
la Guerra del Peloponeso, la autora
observa que la presencia del thrénos (un tipo de discurso que para el siglo V
a. C. ha sido suplantado por otra forma
más mesurada, el epitáphios lógos) en la
tragedia funciona ante todo como un
elemento discordante que juega con
los límites y las inversiones. Estos comportamientos
habituales en el género
trágico permiten reflexionar sobre la
tragedia misma y sobre conflictos de
la propia polis, más aún en estas obras,
cuyas figuras femeninas se encuentran
asociadas a un espacio urbano destruido
y con muertos para llorar. De
este modo, la distancia temporal en la
que se ubica la trama de Andrómaca hace del lamento fúnebre un elemento
menos destacado que en las demás tragedias:
los semas no exceden la amenaza
de muerte sobre la protagonista
y su hijo, pero se extienden sobre el
cadáver de Neoptólemo en boca de su
abuelo Peleo, en un juego interesante
de inversión al que R.C. pasa revista y
asocia a la apaidía. En Hécuba, por otra
parte, si bien dos cuerpos reclaman las
honras fúnebres, e instalan en escena
la cuestión del thrénos, la autora señala
que el rito correspondiente se posterga
recurrentemente al punto de no realizarse
en el presente dramático y que,
pese a ello, los lamentos se suceden,
jugando con las inversiones y confusiones
y participando de la continua dilación
de la ejecución ritual. Troyanas,
por su parte, se presenta como un gran
planto, porque desarrolla dos lamentos
(a Astianacte y a Troya) y sugiere otros,
porque la obra abunda en lexemas asociados
al campo semántico del thrénos,
y, además de las frecuentes irregularidades
del ritual fúnebre, centralmente
porque la obra representa la muerte de
la ciudad de Troya: el estudio que R.C.
realiza del asunto permite apreciar las
relaciones que la obra establece entre la
muerte de Astianacte y la de la ciudad,
y sienta una interesante posición con
respecto a las debatidas innovaciones
formales del prólogo y el epílogo de la
obra, a partir del "desacople" absoluto
con el orden sagrado que sufre la ciudad
de Troya.
Las conclusiones del libro rescatan
la idea de que los temas de cada
capítulo, pese a su desarrollo independiente,
están profundamente conectados.
Este apartado final está destinado,
en parte, a integrar las temáticas de
los capítulos anteriores y, en parte, a
retomar las ideas desarrolladas pero
a partir de la cronología de las tramas de las tragedias, que conduce a R.C.
a una inversión del orden de producción,
en la que indaga los escenarios
espaciales y temporales que alejan progresivamente
de Troya a las cautivas,
y se detiene en los destinos y comportamientos
centrales de estas mujeres
en las obras trabajadas: Casandra,
Políxena, Andrómaca y Hécuba.
Sin dudas, la investigación de R.C.
constituye una lectura necesaria para
los estudiosos de la obra euripidea, de
la tragedia griega en general, y de asuntos
relacionados con el género y con la
condición de las mujeres en el mundo
antiguo. Su libro realiza un aporte a
estos campos pues, por un lado, brinda
directrices metodológicas relacionadas
con un abordaje de los textos clásicos
que integra los aspectos socioculturales
al estudio filológico de la obra literaria
y, por otro, porque el análisis crítico y
reflexivo de la condición de las cautivas
troyanas euripideas permite reconocer
en ellas el delineamiento de un tipo de
personaje trágico y de los tópicos centrales
asociados a él.