ARTÍCULOS
Fisonomías sociales en Comodoro Rivadavia y experiencias obreras en torno al trabajo petrolero
Hernán M. Palermo
Hernán M. Palermo. Centro de Estudios e Investigaciones Laborales. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CEIL-CONICET). Universidad de Buenos Aires (UBA). Universidad Nacional Arturo Jauretche. Saavedra 15
4to piso (1083), Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
E-mail: hernanpalermo@gmail.com
Recibido 27 de febrero 2013.
Aceptado 29 de agosto 2013
RESUMEN
En Comodoro Rivadavia la producción de hidrocarburos aporta una fisonomía particular a la ciudad tanto en términos productivos como culturales, ya que entrama la vida en la fábrica y más allá de la fábrica. En este sentido, este artículo analiza la relación entre las condiciones de trabajo en la industria petrolera y la configuración de prácticas y representaciones sociales en torno de los trabajadores y la comunidad comodoriense. Abordaremos la organización del trabajo en turnos y sus consecuencias concretas y profundas en la vida de los trabajadores y sus familias, y las tensiones entre la comunidad no petrolera y los petroleros. Para este trabajo nos hemos basado centralmente en una aproximación etnográfica, la cual nos permitió articular observación participante en los sitios de trabajo con entrevistas en profundidad y grupales a trabajadores.
Palabras clave: Trabajo; Petroleros; Representaciones; Explotación de capital; Estigmatizaciones.
ABSTRACT
Social physiognomies in Comodoro Rivadavia and workers' experiences in the oil and gas industry. Hydrocarbon production in Comodoro Rivadavia provides a peculiar physiognomy to the city's productive and cultural life, linking people's life experiences in the factory and beyond. As such, this article analyzes the relationship between working conditions in the oil and gas industry and the configuration of practices and social representations within the Comodoro community in general and for the workers in particular. Shift work is studied in the paper, including its concrete and profound consequences for the lives of workers and their families, and the tensions between the "oil and gas community" (workers and families who are deeply connected with the oil and gas industry) and the rest of the community. The principal methodology was ethnographic, which consisted of participant observations in the field and in-depth and group interviews of workers.
Keywords: Jobs; Oil; Representations; Capital exploitation; Stigmatization.
INTRODUCCIÓN
Los habitantes de Comodoro Rivadavia1 viven el
13 de diciembre2 como un hito fundacional que ha
definido su historia. Ese día, en 1907, fue el corolario
de la acción del Estado: una cuadrilla de operarios del
Ministerio de Agricultura descubrió en esa ciudad el
primer pozo de petróleo en Argentina. Desde entonces,
la dinámica de la industria vinculada al oro negro
definiría el rumbo de la ciudad patagónica tanto material
como simbólicamente. Este proceso de creación
de una incipiente ciudad petrolera encontraría una
polea de transmisión en 1922 con la inauguración
de Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) mediante
la acción del Gral. Enrique Mosconi3, pionero en la
construcción de la primera empresa petrolera de propiedad
estatal en el mundo. De tal modo, Comodoro
Rivadavia, como otras tantas ciudades del sur, estaría
ligada a las oscilaciones del petróleo, surcando un
período de "esplendor" y "ocaso" acorde con las transformaciones
políticas y económicas que atravesó el
país durante los últimos setenta años. A partir de 2012
esto cambió sustancialmente, luego de la decisión política
de nacionalizar YPF después de veinte años de
gestión privada, lo que augura nuevos horizontes para
la ciudad petrolera.
En Comodoro Rivadavia la producción de hidrocarburos
aporta una fisonomía particular a la ciudad
tanto en términos productivos como culturales, dado
que entrama la vida dentro y fuera de la fábrica. La
ciudad tiene una población, según el último censo de
2010, de 177.038 habitantes. La proporción de inactivos,
es decir, rentistas, estudiantes, menores de 6 años,
jubilados y pensionados, etc., es de 56.2%, tal como
arroja la Encuesta Permanente de Hogares relevada el
cuarto trimestre del año 2012. Con base en tal proporción
podemos estimar la población activa en 77.543
trabajadores, es decir, los trabajadores ocupados y los
desocupados que buscan trabajo. La proporción de estos
últimos es significativamente baja, el 4,5%. Según
el convenio colectivo del Sindicato del Petróleo y Gas
Privado del Chubut firmado en el 2010 el número
de afiliados es de 12.000 operarios. Si sumamos los
petroleros agrupados en el Sindicato de Jerárquicos, el
Sindicato Unido Petroleros e Hidrocarburíferos, y los
que están afiliados al sindicato de Camioneros pero
con un régimen de petroleros, podemos estimar que
los trabajadores vinculados a la industria petrolera rondarían
alrededor de los 15.000 o 16.000 trabajadores.
De este modo podemos afirmar, de forma estimativa,
que la industria petrolera abarcaría entre el 20,3% o
21,6% de los trabajadores ocupados en la ciudad de
Comodoro Rivadavia, con lo cual se constituye como
la primera actividad laboral, seguida por la actividad
comercial y la construcción. Vale aclarar que estas
dos últimas ramas de industria son en gran medida
dinamizadas por la infraestructura que requiere la actividad
petrolera para su desarrollo.
En términos socioculturales, podemos decir que
alrededor de la industria petrolera se han consolidado
identificaciones y tensiones en la comunidad local y,
de alguna manera también, es el petróleo el que moviliza
imaginarios en una sociedad dividida a partir
de esta actividad.
El presente artículo analiza la relación entre las
condiciones de trabajo en la industria petrolera y la
configuración de prácticas y representaciones sociales
en torno a sus trabajadores y la comunidad comodoriense.
Entendiendo que la experiencia de clase es parte
de un proceso histórico que conecta dialécticamente
condiciones subjetivas y objetivas, situaremos el foco
del análisis tanto en las prácticas sociales del colectivo
de trabajadores vinculados al oro negro, como también
en su inserción en la comunidad local. En tal sentido,
la formación de las experiencias de la clase trabajadora
se comprende a partir del análisis de la praxis
de los sujetos, es decir, de los procesos de percibir,
categorizar, significar y elaborar explicaciones acerca
de nuestras prácticas insertas en una realidad concreta
(Kosik 1967: 25).
Considerando lo dicho hasta aquí, abordaremos la
configuración de un actor social surgido en el contexto de la posprivatización de YPF4 y como producto de la
fragmentación empresaria, autodenominado "petrolero".
Herederos inmediatos de los "ypefeanos", los "petroleros"
construyen un nosotros anclado en la rama
de la industria y no en los intereses de una empresa,
como sus predecesores. La categoría es el reflejo invertido
de la fragmentación empresaria; da cuenta de
un nosotros que traspasa las diferencias patronales y
se aúna en una experiencia común caracterizada por
el trabajo en los cerros de perforación.
Esta experiencia adquiere una peculiaridad a partir
de los turnos rotativos. El trabajo petrolero ha sido
organizado históricamente por turnos, lo que trae
consecuencias concretas y profundas en la vida de
los trabajadores y sus familias. Por un lado, delinea
un espacio laboral en la que el tiempo libre y de la
vida doméstica están ausentes, y esto somete a los
petroleros a un universo totalmente dominado por las
lógicas del trabajo continuo, con lo cual se consolida
un ámbito privilegiado de explotación del capital.
Por otro lado, la jornada laboral impone formas de
explotación que obstruyen la recuperación de los trabajadores
y, por ende, aceleran el desgate psíquicofísico.
Respecto de los turnos, analizaremos también
los desajustes que producen en la vida social de los
trabajadores. Los procesos de salud-enfermedad han
sido estudiados por la antropología (Grimberg 1997):
se han analizado las formas socioculturales de categorización
y clasificación de los riesgos por parte de
los trabajadores y las empresas. En tal sentido, a partir
de estas tensiones es posible desnaturalizar la politización
de las condiciones de trabajo y determinar las
formas de desgaste de los procesos de explotación y
alienación inherentes al trabajo asalariado.
Por último, abordaremos las contradicciones que
se suscitan entre la comunidad no petrolera y los "petroleros",
producto de intereses de grupos que pugnan
por la hegemonía cultural en Comodoro Rivadavia.
Esta disputa tiene su génesis en los tiempos de YPF
estatal, pero encuentra en la actualidad rupturas y
continuidades.
Para este trabajo nos hemos basado en una aproximación
etnográfica efectuada durante una estadía prolongada,
que nos permitió articular observación participante5 en los sitios donde se realiza la extracción
de petróleo con entrevistas en profundidad y grupales
a trabajadores de distintas jerarquías.
LOS "PETROLEROS": HEREDEROS DE LOS "YPEFEANOS"
La privatización de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales intensificó un proceso -en muchos aspectos,
similar al de otras privatizaciones6- de desarticulación
de un orden sociolaboral y, con ello, de toda una concepción alrededor del trabajo. En los primeros
años, se produjo una crisis ocupacional con aumentos
inéditos de las tasas de desocupación que dislocó el
entramado social construido durante décadas alrededor
de YPF. Recordemos que, con políticas empresarias activas,
YPF otorgaba significado a los trabajadores y sus
familias al configurar una red de relaciones sociales
cotidianas mediadas en gran parte por la presencia de
la empresa estatal. Las políticas empresarias de YPF se
caracterizaron por tener un control tanto en el espacio
productivo como en la esfera de la reproducción.
El nuevo orden posprivatizador exacerbó las estrategias
de tercerización, flexibilidad laboral y precarización
del trabajo. Cuando nos referimos a la
tercerización y la flexibilización estamos haciendo
alusión al proceso iniciado en 1990 con la irrupción
de las estrategias del nuevo management empresarial.
Durante los noventa se realizó un vuelco en las formas
de contratación y uso del trabajo. La tercerización
adquirió una importancia crucial. De esta forma se
mantuvo un núcleo duro de trabajadores propios de
YPF SA y se externalizaron todas las funciones que
eran estratégicas para la producción7. A finales de
2005 la empresa contaba con 7.918 trabajadores de
planta y 23.133 tercerizados (Palermo 2012a). Estos
datos exponen de forma clara y contundente el aumento
en la externalización de la fuerza de trabajo
como proceso estratégico. Asimismo, según datos de
la memoria y balance en esos años, los trabajadores
tercerizados percibían ingresos hasta siete veces menores
a los trabajadores de Repsol YPF.
En términos
de flexibilidad laboral, podemos señalar el aumento
de la jornada de trabajo de ocho a doce horas en
los años noventa, la introducción de la "polivalencia
funcional" institucionalizada en el convenio colectivo
de 1997 (CCT 223/97 "E". Artículo 6), la introducción
de las evaluaciones de desempeño (CCT 223/97 "E".
Artículo 17), etc. También se prohibió -durante los
primeros años de la privatización- la entrada de los
hijos de los trabajadores a la empresa privatizada, se
desarticularon las instituciones recreativas, educativas,
de salud, etc., al servicio de los trabajadores y fueron
despedidos cerca de 36.000 agentes de YPF.
La categoría nativa de "ypefeano" como constructo
abierto, dinámico y ambiguo, sintetizaba un modo de
identificación, un nosotros, fruto de un proceso histórico
en el que se conjugaron relaciones de poder asimétricas
entre empresa y trabajadores, resignificaciones,
apropiaciones y resistencias. Los "ypefeanos" conformaban
una fuerza de trabajo arraigada al territorio a
partir de distintas políticas empresarias destinadas a
ese objetivo, que generaban una fuerte identificación
con los intereses de la empresa. Tanto es así que las
familias de los trabajadores se autodenominaban "familias
ypefeanas". Es preciso entender que para la
empresa YPF la "familia ypefeana" representaba una institución central, no sólo porque casi únicamente
reclutaba trabajadores que tuvieran lazos de consanguinidad
con otros que ya se desempeñaban en ella,
sino porque aportaba una fuerza de trabajo inmersa
en un universo cargado de sentidos y valores de la
empresa estatal. Esta fuerte identificación, sumada a
que la empresa formaba parte de un proceso político
de desarrollo nacional y también regional, otorgó un
particular prestigio a los trabajadores en la medida
en que hacían un trabajo asociado al crecimiento de
la Nación.
Con la privatización, tal identificación fue adquiriendo
otros matices. En el nuevo escenario emergió un
nosotros diferente, acorde con una industria petrolera
fragmentada en términos empresariales como producto
de la tercerización: los "petroleros". Según Brígida
Baeza (2010), la noción de "ypefeano" comenzó a ser
residual, paulatinamente sustituida por otro nosotros
circunscripto a los "petroleros". Esta nueva categoría
excede un nosotros ceñido a una empresa o a los intereses
particulares de YPF, y así consolida un colectivo
de trabajo a partir de un trasvasamiento empresarial.
Los "petroleros" se refieren a una nueva generación
de trabajadores que no han vivido la experiencia
de la gestión estatal en YPF -salvo algunos jefes de
equipo, encargados de turno, o company man- y que
de alguna manera son hijos de una estructura empresarial
heterogénea signada por las tercerizaciones. Así,
entre "ypefeanos" y "petroleros" existen importantes
diferencias debido a experiencias obreras disímiles.
Mientras que para los "ypefeanos" trabajar en la empresa
estatal era un fin, dado que YPF era "sentida
como propia", para los "petroleros" las empresas no
son un fin, sino un medio. Es decir, lejos de ese sentir
"ypefeano", los "petroleros" tienen una alta rotación
entre las distintas empresas buscando mejores condiciones
en general, y salariales en particular. Una de las
claves para entender este cambio entre fines y medios
reside en la autoadscripción: mientras que el nosotros
de los "ypefeanos" remite a una identificación con la
empresa, el de los "petroleros" se ancla en el sector.
Por otro lado, la categoría "ypefeana" daba cuenta
de un trabajador convencido de tener una profunda
estabilidad laboral y mejores condiciones de trabajo
y sociales. Los "petroleros", herederos de la privatización
de YPF, desarrollan su actividad en un mercado
de trabajo que ha retrocedido significativamente en
materia de derechos laborales que fueran conquistados
por los "ypefeanos" y en una arquitectura empresaria
marcada por la tercerización.
En la memoria colectiva de los "petroleros" -y
más en la de aquellos que han vivido la época de
YPF- resuena aún el desmembramiento de la empresa
estatal y sus consecuencias negativas. A partir de la
desregulación8 del mercado petrolero en los noventa
y la libre disponibilidad por parte del capital privado, la industria petrolera tiene altibajos en términos de
explotación del petróleo. El mercado dicta cuáles son
los momentos más rentables para extraer el crudo de
los pozos y cuáles no. Regidos por estas variaciones,
en contraste con sus antecesores, "hacer la diferencia"
es parte de las prácticas económicas (Leite Lopes 2011)
de los "petroleros":
La guita manda. No se sabe cómo sigue mañana la cosa... Si mañana las empresas deciden que es mejor dejar el petróleo abajo cambia todo completamente. Hay que hacer la diferencia y si mañana me llama otra empresa por más plata ni lo pienso... Me voy (Entrevista a jefe de turno, 2012).
Es sabido que si las empresas deciden "dejar el petróleo
abajo" pueden producirse bajas en los contratos
y, por consiguiente, rondar el fantasma de la desocupación
entre los "petroleros". O puede ocurrir lo que
en Repsol en los últimos años: a partir de la decisión
de no invertir en los pozos de petróleo, numerosos
trabajadores permanecían en sus casas en estado de
incertidumbre, cobrando el salario a la espera de ser
llamados. Entre los trabajadores de pozo existe una
noción extendida de inestabilidad laboral que promueve
prácticas económicas como las de "aprovechar los
altos salarios" coyunturalmente y sin posibilidad de
previsión a mediano plazo dada la arbitrariedad de las
políticas empresarias respecto de la fuerza de trabajo.
Contrariamente al sentido común que afirma que un
trabajador no quiere trabajar, estar en su casa cobrando
un salario en estado de alerta a la espera de un
llamado causa una profunda inseguridad respecto del
propio porvenir laboral.
Ç
Los "petroleros" son parte del nuevo mapa empresarial
en Comodoro Rivadavia, atravesado por la
tercerización, la precariedad y una compleja articulación
entre distintas empresas, consecuencia de la
desmonopolización de YPF. Este mapa está dominado
por tres grandes operadoras: Pan American Energy9,
Tecpetrol10 e YPF11, que son las adjudicatarias de las
licitaciones de explotación de los yacimientos. En esta
cartografía de tercerizaciones, las operadoras contratan
compañías de servicio que se encargan del proceso
productivo. Es decir, las operadoras controlan y las
compañías de servicio hacen las operaciones que requiere
el proceso de producción. En este esquema, la
categoría de "petroleros" remite a una autoadscripción
que abarca a todos los trabajadores del oro negro que
desempeñan funciones en los pozos de extracción,
tanto los de las operadoras como los de las compañías.
Nos referimos a quienes realizan tareas de perforación
(drilling), terminación (work over) y reparación (pulling)
en los cerros, donde se emplazan tales equipos.
El colectivo "petroleros" comprende a los que desempeñan
actividades en los cerros, lo cual excluye
a los profesionales jerárquicos y administrativos que realizan tareas en las oficinas. Una cuadrilla de trabajadores
de un yacimiento puede estar conformada por
15 o 18 personas que pertenecen a diferentes empresas,
que cumplen variados roles y ostentan distintas
jerarquías. Los de menor jerarquía están conformados
por los operadores de boca de pozo12, vestidos con
mamelucos naranjas, quienes se dividen en operador
de primera, de segunda y de tercera13.
En la jerarquía ascendente, el que le sigue es el
enganchador, quien realiza, conforme la apreciación
del investigador, la labor más difícil y peligrosa, ya
que trabaja colgado en el piso del enganche, a una
distancia de entre diez a veinte metros del nivel de
piso, dependiendo del tamaño del equipo.
En el siguiente puesto, el maquinista opera la grúa
en el interior de una cabina situada en los equipos
de perforación, terminación y reparación. Este puesto
representa un salto cualitativo en el ascenso desde
la perspectiva de los trabajadores, no sólo en lo referente
a lo salarial, sino también respecto del rol:
es el líder de los operadores y del enganchador. Los
operadores, el enganchador y el maquinista realizan
las operaciones centrales en el proceso productivo, ya
que maniobra el equipo.
El primer puesto que tiene responsabilidad de
mando es el de encargado de turno. No realiza operaciones;
es un puesto estrictamente de control. En
particular, analiza todo lo relativo al mantenimiento
preventivo. Realiza él parte de las tareas que se
efectúan hora por hora a partir de un esquema internacional
denominado API (American Petroleum
Engineering). Es una suerte de capataz de toda la
cuadrilla. El siguiente puesto jerárquico es el de jefe
de equipo. Ambos, jefe de equipo y encargado de
turno, trabajan en forma conjunta. Hasta el jefe de
equipo inclusive, son trabajadores contratados por
las llamadas "compañías".
La máxima autoridad en los pozos es el company
man (en la época de YPF se llamaba "jefe de pozo"),
quien representa a la "operadora" del yacimiento.
También hay quienes realizan tareas periféricas a
este proceso central. Pertenecen a otras compañías, y
su adscripción al colectivo de los "petroleros"14 resulta
ambigua. Al momento de ser entrevistados ellos se
incluyen en el nosotros de los "petroleros", pero según
los trabajadores del propio proceso productivo ellos
no son "del ambiente". Ser o no ser del "ambiente de
los petroleros" depende, de alguna manera, de haber
atravesado los puestos desde operador en adelante.
La tensión respecto de esa pertenencia está dada por
el rol desempeñado en relación con el proceso productivo
central. Los "verdaderos viejos", como suelen
autoadscribirse los petroleros, son los que desempeñan
las funciones centrales del proceso productivo. Dicho proceso productivo se rige en la industria petrolera
por el trabajo en turnos. En gran medida, ser "del
ambiente petrolero" implica someterse al turno rotativo.
Como veremos, esta organización del trabajo conlleva
una serie de problemáticas que ameritan análisis.
LOS TURNOS ROTATIVOS Y LA DILAPIDACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO
En el "ambiente de perforación", como llaman los
"petroleros" a su ámbito laboral, el factor climático es
fundamental, ya que se trata de una actividad realizada
al aire libre. Los petroleros trabajan a la intemperie,
sometidos a las inclemencias del viento patagónico,
denominado "rayado", que impone los ritmos de trabajo.
Su movimiento -característico de los vientos del
sur- en forma de ráfagas intermitentes con velocidades
de más de 100 km por hora impide acostumbrarse a
maniobrar instrumentos y otros elementos de trabajo.
En invierno, las condiciones extremadamente frías hacen
que las herramientas se congelen y que las manos
se entumezcan con la nieve. En verano, por su parte,
las altas temperaturas castigan el cuerpo de los trabajadores.
Esto les imprime cierta peligrosidad a las
condiciones laborales, que incluso se potencia por el
uso de componentes inflamables, estructuras tubulares
y herramientas sumamente pesadas. De aquí que todo
"petrolero" haya experimentado golpes, accidentes,
cortes, amputaciones, etc. De hecho, para acercarnos
a la grúa debimos usar algunos elementos de seguridad
propios de los operadores, como casco, protectores
auditivos y anteojos de protección. Aun así, permanecimos
bajo la mirada atenta de nuestro contacto, que
indicaba por dónde pasar y por dónde no.
En este sentido, pese a que muchos carteles en
los yacimientos informan los días sin accidentes (por
ejemplo, en un equipo el cartel indicaba 3100 días),
los pequeños -y a veces no tan pequeños- cortes, golpes
y raspones son cotidianos. Esta realidad contrasta
con los datos oficiales de las empresas petroleras, las
cuales reportan un decrecimiento de los accidentes
laborales en términos generales. Por ejemplo, en la
Revista Universo de septiembre/octubre de 2011 (revista
editada por el Grupo Repsol hasta el momento
de la nacionalización de YPF) se exponían datos con
una importante baja en los accidentes laborales. Para
el área de upstream -exploración y producción- el
"Indicador de Frecuencias de Accidentes Personales
Integrado (propios y contratistas)" daba cuenta de una
frecuencia del 2,54 % para el año 2006 y una baja
de 0,51% para el año 201115. Como hemos podido
constatar en el trabajo de campo, estos datos no resultan
fiables para analizar el impacto del proceso de
trabajo en la salud de los trabajadores, debido a que
es común que estos no "blanqueen" los accidentes por
temor a una posible sanción16.
Desde la mirada de un antropólogo, que no forma
parte de este mundo social, varias cuestiones llaman la
atención. Una de ellas es que a pesar de haber estado
allí varias horas durante varios días, fue imposible habituarse
al intenso (e insoportable) ruido que generan
los equipos. En particular, los equipos de perforación
son los más ruidosos de todos. La sensación es la de
estar al lado de una turbina de avión a punto de despegar.
Este ruido infernal, constante tanto de día como
de noche, motivó las primeras preguntas.
Los primeros días que vengo al turno no puedo dormir, hasta que después me acostumbro y ya no escucho más nada. Pero lo peor es cuando voy a mi casa y no me acostumbro al silencio... (Risas) Necesito el ruido del equipo. Estoy unos días hasta que me adapto al silencio... Y cuando me adapté me toca volver al equipo (Entrevista a operador de boca de pozo, 2012).
El clima, el peligro y el ruido hacen de los turnos rotativos un combo nocivo, no solo en términos psíquico- físicos sino también sociales. El espacio laboral se convierte en un ámbito privilegiado de explotación del capital que dilapida constantemente la fuerza de trabajo.
Explotación intensiva de la fuerza de trabajo:
ámbito privilegiado de explotación del capital
Durante la gestión estatal de YPF los turnos -reglamentados
por convenio colectivo- eran de ocho
horas. La privatización produjo un retroceso en este
derecho laboral al extender la jornada de trabajo a
doce horas. Dentro del formato de turnos rotativos,
se encuentra el de "14 x 14": los petroleros trabajan
sin interrupción catorce días con turnos de doce horas
y luego tienen catorce días de descanso. Esta organización
la cumplen los jefes de equipo, los company
man y algunos mecánicos.
Dado que es imposible para cualquier ser humano,
e incluso para los petroleros, cumplir con doce horas
de actividad continua durante catorce días recluidos en
los cerros, se ocasionan los accidentes anteriormente
mencionados. Por otra parte, los trabajadores son sometidos
al ejercicio de una "atención flotante" para la
vigilancia ininterrumpida17 del proceso de perforación,
más allá de la jornada reglamentaria.
Comemos cuando se puede... No se puede dejar de vigilar la torre. Cuando me voy a dormir al trailer estoy con una oreja en el equipo. Por cualquier inconveniente hay que salir corriendo... Y siempre hay inconvenientes. Se duerme cuando se puede... Hay que rebuscárselas para dormir (Entrevista a jefe de equipo, 2012).
Los trabajadores aprenden a dormir de a ratos,
atentos al proceso productivo durante los catorce días
en los cerros. Al hacer las entrevistas corroboramos la
atención flotante: el jefe de equipo respondía nuestras
preguntas mientras estaba pendiente del equipo de
perforación. Como en todo proceso de cooperación
compleja, los ritmos de trabajo se presentan externos
a los trabajadores e impuestos por las maquinarias. La
dirección y el control de la administración empresaria
son mediatizados por el propio desarrollo tecnológico
del equipo. Vale decir, parece que los trabajadores
vigilan los equipos, pero el proceso es inverso. Son
las máquinas las que reclaman la atención flotante y
vigilan esa atención de los trabajadores. En la vigilancia
flotante de los trabajadores sobre los equipos está
el germen de la misma vigilancia de la maquinaria
sobre los petroleros.
El otro modelo de turno más desarrollado es el
de doce horas por día. Los trabajadores van y vienen
todos los días cumpliendo ese horario. Ambos modelos
dan cuenta de algunas tensiones o zonas grises en relación
con la Ley de Contrato de Trabajo (20.744). En su
artículo 197 se expone claramente que: "entre el cese
de una jornada y el comienzo de la otra deberá mediar
una pausa no inferior a doce (12) horas". Dadas
sus condiciones de trabajo, los petroleros no gozan
de este derecho imprescindible para la recuperación
física y psíquica del desgaste que les produce no sólo
la extensa jornada sino sus características específicas.
En el diagrama de turnos 14 x 14, la atención flotante,
como la hemos caracterizado, impide el descanso
de doce horas estipulado por ley. En este sentido,
es pertinente conocer el contexto de trabajo en los
cerros. El lugar donde se monta el equipo está rodeado
de trailers, usados como lugares de vivienda y comedores.
Según los niveles de jerarquía, tienen distintas
comodidades. Las jefaturas, por ejemplo, disponen de
servicio de Internet, lo que permite cierta distracción y
conexión con el mundo exterior, algo que representa
un tesoro frente a la sensación de aislamiento y encierro
que provoca la vida en los pozos de perforación.
Asimismo, sus trailers son más amplios y confortables.
Los "petroleros" reconocen la dificultad para emprender
actividades de descanso y ocio, excepto algún
juego de cartas, dados y otros juegos de mesa. Esto potencia
su desgaste, pues en los escasos tiempos libres
realizan "tareas menores", entendidas como forma de
recreación pero que contribuyen al proceso productivo.
La categoría nativa utilizada para describir esta
situación es absolutamente significativa: "el pozo manda".
Así, la única actividad que realizan para "matar
el tiempo" y "el aburrimiento" abona a la valorización
del capital. La ausencia relativa de actividades de ocio
y esparcimiento delimita un universo cotidiano dominado
por las actividades laborales.
El área tal como está concebida permite potenciar
una mayor explotación de la fuerza de trabajo
al subordinar la vida de los petroleros a los requerimientos
de la productividad. Un espacio prácticamente
desolado, como es el paisaje patagónico en los cerros,
la escasa o nula posibilidad de actividades de ocio y
un proceso productivo continuo que ejerce control
contribuyen a la consolidación de un ámbito privilegiado
de explotación del capital.
La imposibilidad de recuperarse de las
extensas jornadas de trabajo
Los pozos de perforación están ubicados a varios
kilómetros de distancia de la ciudad de Comodoro
Rivadavia. Entre ida y vuelta se calculan cuatro horas
de viaje. Esto nos permite hallar otra zona gris respecto
de la legislación laboral. Según el artículo 197 de la
Ley de Contrato de Trabajo, "se entiende por jornada
de trabajo todo el tiempo durante el cual el trabajador
esté a disposición del empleador en tanto no pueda
disponer de su actividad en beneficio propio". Las "horas
de viaje" entre el domicilio y los cerros forman
parte de ese tiempo en que el trabajador está a disposición
del empleador y no lo utiliza en su beneficio.
La retribución salarial de dichas horas constituye un
reconocimiento del inicio de la jornada de trabajo. En
consecuencia, el tiempo real de descanso es menor a
las doce horas reglamentarias, lo que reduce también
el tiempo de descanso para su recuperación.
Es nuestra intención destacar estos vericuetos legislativos,
pues el cansancio surge como problema recurrente
en las entrevistas. "Dormís cuando podés",
"si trabajás en turno no dormís", "vivo con insomnio",
"duermo de a ratos", "cuando voy a mi casa no
duermo los primeros días hasta que me acostumbro",
"tomo pastillas para dormir" y otras afirmaciones brindan
algunos indicios sobre el profundo agotamiento
que produce la extensa jornada y el modelo de turnos.
La fatiga introduce en la esfera de la producción
un factor de sufrimiento que puede desembocar en
accidentes: el sueño constante. Algunos entrevistados
afirman que el "sueño es algo con lo que hay que
aprender a convivir". Esta interpretación normativa de
la jornada de trabajo los induce en muchos casos al
consumo de pastillas y otros fármacos para mantenerse
despiertos. Varios trabajadores nos han revelado que
en los turnos de 14 x 14, a partir del décimo día
comienzan a sentir una especie de torpeza y entumecimiento
incomprensibles:
El cuerpo se resiente, pero no es tanto el cuerpo sino la cabeza. El cerebro. Porque yo me las puedo rebuscar para dormir de a ratos. Me tiro en el trailer, me abstraigo del ruido. Pero igual hay algo que a los diez días, hay un problema que te lleva a bajar los brazos. Como un embotamiento mental. Te mareás, andás como drogado... Andás pelotudo (Entrevista a company man, 2012).
Este "embotamiento" no es otra cosa que el cansancio extremo provocado por el escaso tiempo de recuperación, las condiciones de trabajo, las inclemencias del tiempo, el aislamiento social, etc. Andar "como drogado" o "pelotudo" es el efecto del trabajo sobre el cuerpo. No obstante, el entrevistado agrega otros elementos que componen el significado de "embotamiento":
A varios compañeros les pasa esto por el día 10. Lo hablé con varios compañeros y les pasa lo mismo. Yo se lo explicaba a la gente del sindicato comparándolo con correr una vuelta a la mañana: vos corrés una primera vuelta bien, pero no podés correr dos vueltas igual. Entonces, ¿cómo se corre la primera vuelta? Rápido... Pero la segunda vuelta ya no llegás a la meta... Hay que cambiar el turno de trabajo de 14 x 14. Este turno es nefasto. Y también hay que volver al turno de ocho horas (Entrevista a company man, 2012).
Esta entrevista es elocuente en varios aspectos. La metáfora de la carrera (dar vueltas sin llegar a la meta) es la descripción angustiosa de lo que significa el trabajo en turnos para aquellos trabajadores que lo verbalizan, pero también para quienes tienen plena conciencia de la utilización dilapidadora de la fuerza de trabajo por el capital. "No llegar a la meta" es el retrato penoso del sufrimiento producido por la cotidianeidad laboral organizada en turnos rotativos. Sin embargo, en este fragmento de entrevista aparece el sindicato18 como espacio de disputa de condiciones laborales y una propuesta concreta de cambio de turno. Cabe aclarar que el entrevistado es un trabajador de los tiempos de YPF -por ello la afirmación de volver a las ocho horas- y uno de los más activos en la pelea contra la privatización en la década del noventa. La afirmación acerca de que hay que cambiar el turno da cuenta de esa conciencia de la acción implacable del trabajo sobre el cuerpo y la mente de los trabajadores. "Vivir a contramano" Los turnos rotativos en las industrias de proceso continuo han ocasionado distintos problemas para los trabajadores en su entorno social extraproductivo. Expresiones tales como: "no pasás tiempo con la familia", "toda la familia hace turnos", "nunca te acostumbrás a los turnos", "es mejor ser soltero", "te terminás separando", "las fiestas nunca las pasás con tu familia", etc. forman parte del repertorio de respuestas que se dan a la pregunta ¿cómo es el trabajo en turnos? Evidentemente, distorsiona el desarrollo de los trabajadores fuera de la cotidianeidad laboral. La siguiente entrevista seleccionada expresa la compleja articulación entre historia, turno, familia, tiempo de ocio y sueño:
Mi viejo dejó todo por YPF. Nos crió a nosotros laburando en YPF. Ahora, vos me preguntás si lo vi, te digo que no..., no lo vi nunca. Cumpleaños míos, mi viejo no estaba. Sábados o domingos, mi viejo laburaba. Cuando ya empecé a salir de noche, cuando volvía a eso a las cinco o seis de la mañana, mi viejo ya estaba preparándose para salir. Nos sentábamos a comer y él nos daba un beso y se iba a laburar. Hoy todo esto que te cuento lo viven mis hijos conmigo. Ellos vienen, yo me voy; ellos se van, yo vengo. Es una cosa de locos. Los domingos no estoy, las fiestas capaz zafo y estoy, o no. Y cuando estoy me caigo de sueño. Ni te digo con mi mujer... Cuando vuelvo le pregunto: contame rápido lo que hicieron en la semana los chicos. Muchos compañeros míos se separaron. Las mujeres no aguantan ese ritmo (Entrevista a encargado de turno, 2012).
La continuidad generacional del trabajo como petrolero muestra también una continuidad en las experiencias familiares fragmentadas, debido a la difícil búsqueda de compatibilidad entre la organización laboral en turnos y los tiempos familiares. Tal desfasaje permanente entre la vida laboral y la familiar se repite entre las generaciones de petroleros conformando el sentimiento de vivir a contramano. Ha sido analizada en profundidad la importancia del trabajo de la mujer en la esfera doméstica vinculada directamente a la reposición de la fuerza de trabajo (Durham 1980). La producción de valores de uso en el trabajo de la mujer es estratégica para el mantenimiento de los trabajadores insertos en diagramas de turnos. Por lo tanto, es preciso entender las separaciones, tan cotidianas en el universo petrolero según expresa el entrevistado, como una problemática de cierta gravedad. Tener o no familia se vuelve una polaridad básica que define estrategias variadas en relación con el desarrollo del ámbito fuera del trabajo. Aquellos que mantienen sus familias encuentran en los momentos de descanso un espacio de contención. En cambio, la situación contraria dificulta el momento de descanso ya que es el trabajador quien debe solucionar todas las cuestiones referidas a la esfera doméstica. Asimismo, la familia es en cierto modo un ámbito de contención sexual -aunque no garantizado-, por lo cual en los trabajadores solteros o separados aumenta crecientemente la práctica del consumo sexual en Comodoro Rivadavia.
LA VIEJA SEGREGACIÓN SE RECONFIGURA: NOSOTROS Y LOS OTROS
Durante el trabajo de campo, una experiencia resultó
significativa por su reiteración en sucesivas ocasiones.
En el trayecto del aeropuerto al hospedaje, el
taxista nos relató con mucha convicción cuáles eran
los "males de la ciudad", de los cuales los "petroleros"
eran responsables. Entre tales desventajas nombraba:
el elevado costo de vida asociado directamente a "los
altos salarios que cobran los petroleros", el aumento
de la violencia, la prostitución y la trata de personas.
Esto vuelve a definir -como la disputa entre "ypefeanos"
y comodorienses- la división del mundo entre
petroleros y no petroleros, o mejor dicho: dos ciudades
en una. En la actualidad esta división se da,
básicamente, en torno a los salarios de los trabajadores
del oro negro en relación con los del resto de la
comunidad de Comodoro Rivadavia. El salario de un
petrolero puede rondar los 30 o 40 mil pesos, lo que
le permite un acceso al consumo alto en comparación
con lo que habilita el salario promedio de la ciudad.
Dicha diferencia fomenta la disputa entre unos y otros.
Los "petroleros" afirman -con alguna certeza- que los
trabajos que ellos realizan "no son para cualquiera",
mientras gran parte de la comunidad comodoriense
deposita en los trabajadores del oro negro todo tipo de
prejuicios vinculados a su acceso al consumo.
El proceso de división social, territorial, simbólico
y cultural de un nosotros respecto de un otro tiene
una larga tradición en los estudios antropológicos y
un anclaje histórico preciso en Comodoro Rivadavia
que remite a las políticas de la empresa estatal YPF. En
esa época se edificó una infraestructura social para los
trabajadores y sus familias, lo que trajo una serie de
beneficios que contribuyeron al fortalecimiento de una
fuerza de trabajo profundamente identificada con la
empresa. Tales beneficios sociales, ampliamente estudiados
(Marques 2010; Capogrossi 2013), dieron lugar
a una fractura entre los "ypefeanos" y el resto de la
comunidad. Se delimitaron dos espacios sociales en
función de un nosotros que pertenecía a YPF y un otro
que no sólo no pertenecía sino que tampoco accedía
a esa infraestructura social, recreacional y laboral que
YPF otorgaba a sus empleados. Esta diferencia entre
unos y otros creó conflictos, estigmatizaciones y mutuos
prejuicios, relevados en distintas investigaciones
(Von Storch 2002; Palermo 2012a). La distancia social
consolidó imaginarios dicotómicos entre los habitantes
de Comodoro Rivadavia. Para la comunidad no petrolera
los "ypefeanos" eran concebidos como un grupo
con "excesivos privilegios", "los mimados del Estado".
La expresión "los ypefeanos siempre lo tuvieron todo
fácil" sintetiza en buena medida la mirada de un amplio
sector de la comunidad local en relación con
los trabajadores de YPF. Por su parte, los "ypefeanos"
supusieron que eran mirados con "envidia" por el resto
de la comunidad local.
Durante la privatización esta tensión se expresó
con claridad en la indiferencia de la comunidad local
frente a las acciones de resistencia de los "ypefeanos",
a tal punto que eran irónicamente nombrados
como las "viudas de Mosconi" (Palermo 2012a: 168).
A pesar de los años y acontecimientos transcurridos la
disputa persiste, pero adquiere una nueva fisonomía:
la tensión se plantea entre los "petroleros" -categoría
más amplia que los "ypefeanos"- y la misma comunidad
local. Así, recaen sobre los primeros todo tipo
de prejuicios y estereotipos tradicionalmente atribuidos
a los sectores populares ("son negros, no saben
comprar, son ordinarios", etc.), con la particularidad
de que corresponden a un grupo social con altos ingresos
económicos, lo que parecería subvertir cierto
principio de la estructuración de los prejuicios. Los
prejuicios son construcciones de valores y juicios totalizadores
que cristalizan estereotipos sociales -aun
cuando su análisis dé cuenta de ideas falsas- y que
se dinamizan y transforman con los procesos sociales
e históricos. Parece extraño que sobre los "petroleros"
recaigan prejuicios construidos en torno a grupos con
escaso acceso a recursos. En charlas informales con
comodorienses surgió una curiosa apreciación:
C: -¿Vos sabés cuál es el Garbarino que más vende
en la Argentina?
E: -No.
C: -Lejos, el de Comodoro Rivadavia... ¿No te
dice nada eso? Andá al Garbarino y vas a ver
que están todos los petroleros comprando LCD.
Salen con todas las bolsas llenas de todo lo que
compran. Y claro, cómo no querés que acá esté
todo tan caro. Ellos gastan y compran y nosotros
nos tenemos que bancar con los salarios nuestros
el costo de vida de Comodoro. ¡Andá al Garbarino
y fijate! (Charla con comerciante de Comodoro
Rivadavia, 2012).
Lógicamente, al intentar corroborar esta hipótesis
dimos con su falsedad. No obstante, es significativa
por lo que expresa en términos de la dicotomía social
recién mencionada. Sobre los "petroleros" -al igual
que sobre otros grupos sociales subalternos- recaen
todo tipo de atributos negativos y peyorativos que han
sido cristalizados en otros ámbitos como modos de ser
de diferentes poblaciones. En la entrevista anterior, la
afirmación de la compra del LCD -televisor de última
tecnología- expresa una valoración peyorativa sobre
la construcción de un consumo de bienes superficiales
vinculado a los altos salarios de los petroleros,
pero que también es una construcción negativa del
consumo de sectores empobrecidos. Lo que subyace
es la acusación de un consumo irresponsable, de la
supuesta "falta de cultura" en el consumo. La pregunta
que nos hacemos es ¿cuál es el consumo responsable
en una sociedad en que los valores de uso son valores
de intercambio?
Los prejuicios se plasman también en el aprovechamiento
de los espacios de ocio y recreación. Los
espacios públicos están divididos de acuerdo con
quiénes son locales, esto es, de Comodoro, y quiénes no, los "petroleros". Cada espacio adquiere un uso
particular y una pertenencia a priori de unos y otros.
Ya no existe el carnet de YPF19 para obtener o denegar
el acceso, pero la segmentación persiste y se expresa
en lugares exclusivos para cada grupo. Incluso existe,
según los no petroleros, un avance y predominancia
de los "petroleros" sobre los espacios públicos que los
obliga a recluirse en los espacios privados.
Antes, los "mimados del Estado". Luego, en tiempos
de la privatización, "las viudas de Mosconi". Ahora,
los "negros de mal gusto". Se trata de una línea de
continuidad en una disputa histórica entre diferentes
grupos sociales signada por la industria del petróleo,
la cual configura dos ciudades en una.
CONSIDERACIONES FINALES
Hemos analizado la configuración de la experiencia
del colectivo de trabajadores petroleros y su inserción
conflictiva en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
La ciudad patagónica se encuentra atravesada por la
impronta petrolera tanto material como simbólicamente.
La industria del oro negro ocupa un lugar central en
la ciudad de Comodoro Rivadavia, siendo el sector con
mayor peso en términos de generación de trabajo en
la actualidad; asimismo, los vaivenes en la historia del
petróleo han impactado e impactan directamente en la
ciudad; el sistema de enclave configura identificaciones
-nosotros/otros- que se dirimen con la pertenencia
o no al trabajo petrolero; y por último, al menos
para un observador externo, la ciudad de Comodoro
Rivadavia se encuentra atravesada por marcas urbanas
que nos recuerdan constantemente la importancia del
petróleo en la región.
La conformación de YPF construyó un colectivo
"ypefeano" que definía un nosotros partícipe de un
proyecto nacional. Se constituyó así una comunidad
de fábrica que se sustentaba en sentidos nodales, como
el empleo seguro, estable, y un profundo sentimiento
de nacionalismo que dejaba al descubierto la conformación
de un colectivo de trabajo profundamente
vinculado a los intereses de la empresa estatal. La
autoadscripción "ypefeana" definió un nosotros partícipe
de un proyecto nacional, del cual toda la familia
formaba parte. El Estado privatista durante los
años noventa y las políticas que se implementaron
en la empresa sentaron las bases de nuevas reglas
de juego al imponer la reestructuración de la matriz
económica productiva, aun cuando el enclave persiste.
De esta forma se expresa una nueva fisonomía
empresaria basada en la fragmentación, a partir de
la tercerización. El enclave se transforma, y quiebra
el imaginario social tributario del Estado empresario.
En este nuevo contexto, el colectivo "ypefeano" se
reconfigura y su lugar es ocupado por los "petroleros". No obstante, persiste la tensión entre la comunidad no
petrolera y los trabajadores del oro negro. Arrastrando
una tensión histórica, esta disputa enfrenta a los petroleros
de aquellos que no se encuentran vinculados
a la industria del oro negro: tensión histórica que va
encontrando resignificaciones en cada momento histórico
y coyuntura social.
Sobre el proceso de trabajo, hemos encontrado características
particulares vinculadas a la producción de
petróleo. Los turnos rotativos, como pudimos analizar,
generan profundas consecuencias en los trabajadores,
e imprimen huellas en la salud física/ psíquica y en el
desarrollo social.
Por las características propias del trabajo
petrolero, constituyen un ámbito privilegiado de
explotación del capital dada la imposibilidad de realizar
actividades de ocio y recreación y de cuestiones propias
de la esfera doméstica. De esta forma, se imponen
ritmos laborales que acarrean un constante y acelerado
desgaste de la fuerza de trabajo, expresado en el padecimiento
que los trabajadores denominan "embotamiento".
Asimismo, la organización en turnos deja profundas
marcas en la vida de los trabajadores fuera del trabajo,
lo cual da cabal significado a la expresión, muy común
entre los trabajadores, de "vivir a contramano".
Quisiéramos cerrar este artículo afirmando que
la autoadscripción "petroleros" no sólo refuta ciertas
tesis sobre la imposibilidad de construir un nosotros
inclusivo en un contexto de fragmentación empresaria.
También contiene la clave para construir un movimiento
que establezca límites a los usos que impone
el capital a la fuerza de trabajo y reponga derechos
perdidos durante la década de los noventa en los tiempos
privatistas.
2 En 1943, durante la presidencia de facto de Ramírez, se estableció por decreto el feriado provincial el 13 de diciembre. Esta fecha sigue conmemorándose en la actualidad.
3 A partir del 13 de diciembre de 1943, la figura de Mosconi comenzó a asociarse al desarrollo petrolero. Gabriel Carrizo (2012) analiza con minuciosidad este proceso de transformación por el cual Mosconi entra al panteón de los héroes de bronce en un texto que sugestivamente ha denominado De "militar autoritario" a "héroe del nacionalismo petrolero". Acerca de los usos políticos de Mosconi en la Argentina contemporánea.
4 La privatización de YPF comenzó el 31 de diciembre de 1990 con el decreto 2.778/90 denominado "Plan de Transformación Global". El decreto disponía la transformación de YPF Sociedad del Estado (SE) en una Sociedad Anónima (SA), con lo cual se abrió la posibilidad de la venta accionaria de la empresa al capital privado. El largo proceso de privatización de YPF culmina en 1999 con la compra del capital mayoritario por la empresa española Repsol.
5 La observación participante ha sido conceptualizada de diversas maneras según los autores. Para Taylor y Bogdan "La expresión observación participante es empleada aquí para designar la investigación que involucra la interacción social entre el investigador y los informantes... durante la cual se recogen datos de modo sistemático [...]" (1987: 31). Es interesante la reflexión a la que arriba Guber respecto de esta estrategia de acercamiento a los procesos sociales: para Guber (2001), dicotomizar la "observación" de la "participación" es caer en una perspectiva positivista que sitúa al investigador en un lugar neutral. Estar en el "escenario social", nuestra sola presencia allí, esta implicando una "participación".
6 Nos referimos a ejemplos emblemáticos como el caso de ENTEL, SOMISA en San Nicolás, Gas del Estado, Obras Sanitarias de la Nación, entre otras.
7 La implementación del "Plan de Transformación Global" sistematizó aquellas áreas que eran estratégicas. Si un área era estratégica y rentable quedaba en propiedad de YPF Sociedad Anónima. En cambio, si era clasificada como estratégica pero no rentable, se decidía la asociación o venta. En este último caso se incluyen las áreas de sísmica, perforación, aviones, flota de camiones, ingeniería de obras, obra social, taller naval, boyas, puertos, plantas de despacho y distribución, activos tecnológicos, etc. Si, en todo caso, el área no era rentable ni estratégica, se resolvía su venta o cierre. En este sentido, el laboratorio de YPF de Florencio Varela, dedicado a la investigación, fue cerrado.
8 Hasta la desregulación de 1989, el Estado imponía un modelo de explotación del petróleo de acuerdo con el cual era el mayor responsable de las inversiones para garantizar el abastecimiento del recurso, imponía precios y disponibilidad para cada refinería y decidía las cantidades extraídas mediante su rol de regulador como actor productivo a través de YPF. A partir de aquí, la explotación del petróleo se rige sobre la libre disponibilidad del capital privado.
9 Propiedad del grupo Bulgheroni hermanos. PAE es una de las tres mayores compañías del mercado primario de petróleo en Argentina.
10 Propiedad del grupo Techint, familia Roca.
11 Hasta abril de 2012, YPF estuvo en manos de la española Repsol. Actualmente es una sociedad anónima con mayoría del Estado nacional.
12 La tarea de los operadores de boca de pozo es estrictamente manual.
13 Siempre hay un cuarto operador por si surge la necesidad de un reemplazo o por cualquier imprevisto que se presente.
14 Entre este grupo de trabajadores se encuentran los BJ (denominación que corresponde al nombre de la empresa), que se distinguen por el mameluco azul y cuya tarea es la de inyectar el cemento en los pozos. Hay dos trabajadores más cuyo rol es el de control de sólidos: limpian el lodo para ser reutilizado e inyectarlo al pozo. En caso de que la bomba de extracción de petróleo sea eléctrica puede haber otros dos trabajadores de la empresa General Electric, de mameluco azul. Al lado del company man trabaja el químico de la empresa Marbar, quien controla todo lo que se hace con el lodo. También están los choferes que, aunque pertenecen al gremio de camioneros, tienen convenios especiales con todos los derechos y las características de los de petroleros. En general pertenecen a dos empresas: Clear o Maxicom. Se organizan en los siguientes puestos: el chofer del camión "portabatea" o portavolquete -con el que se trasladan los "recortes del terreno"-, el chofer del "Camión Chupa" o camión cisterna -que extrae los desechos líquidos- y por último, el chofer del "camión aguatero", habitualmente de la empresa Burgwardt, quien transporta el agua industrial.
15 Riesgos del trabajo. Revista de distribución interna Universo 15. Septiembre y octubre de 2011, pp. 18-19.
16 Para profundizar en este tema leer Palermo 2012b "Los trabajadores y la 'seguridad competente'. Un análisis crítico a partir de algunas precisiones etnográficas en un estudio de caso". En: Revista Trabajo y Sociedad, número 18. Argentina.
17 Cuando hacemos referencia a la "atención flotante", nos estamos refiriendo a un saber de los trabajadores que les permite identificar, a partir de los sonidos de los equipos de perforación, qué maniobras hay que realizar. En este sentido, mientras están en actividades que no están vinculadas directamente al proceso productivo activan, en cierta forma, ese saber que les permite estar atentos al proceso aunque no estén realizando tareas efectivas.
18 Los sindicatos mayoritarios de la rama de los petroleros son el Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Chubut, que abarca a operadores de boca de pozo, enganchador y maquinista, y el Sindicato del Personal Jerárquico y Profesional del Petróleo y Gas Privado de La Patagonia Austral, que incluye al encargado de turno, al jefe de equipo y al company man.
19 Tener el carnet de YPF determinaba la entrada o no a distintos espacios exclusivos para los "ypefeanos". Por ejemplo la proveeduría, los clubes, etcétera.
REFERENCIAS CITADAS
1. Baeza, B. 2010 Andá a tirar la cuña... Desigualdades económicas y desigualdades simbólicas: el caso de los trabajadores petroleros en Comodoro Rivadavia, Chubut. Cuartas Jornadas de Historia de la Patagonia Santa Rosa. Argentina.
2. Capogrossi, L. 2013 La relación capital-trabajo en "economías de enclave" y sus transformaciones durante el proceso de ajuste estructural en los ´90. El caso de los trabajadores de YPF en Campamento Vespucio y General Mosconi, Salta. Tesis Doctoral inédita. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
3. Carrizo, G. 2012 "De militar autoritario" a "héroe del nacionalismo petrolero". Acerca de los usos políticos de Mosconi en la Argentina contemporánea. Revista Sociedad y Economía 23: 17-36.
4. Durham, E. 1980 Família Operaria. Consciencia e ideología. Dados, Revista de Ciencias Sociales 23 (2): 201-213.
5. Grimberg, M. 1997. Demanda, negociación y salud. Antropología social de las representaciones y prácticas de los trabajadores gráficos 1984-1990. Instituto de Ciencias Antropológicas. Oficina de Publicaciones del CBC, UBA, Buenos Aires.
6. Guber, R. 2001 La etnografía: Método, campo y reflexividad. Norma, Buenos Aires.
7. Kosik, K. 1967 Dialéctica de lo concreto. Grijalbo, México.
8. Leite Lopes, J. S. 2011 El vapor del Diablo. El trabajo de los obreros del azúcar. Buenos Aires, Antropofagia.
9. Marques, D. 2010 "La constitución de una 'gran familia': Trabajadores e identidades sociolaborales en las empresas extractivas estatales de la Patagonia Austral". 1 Workshop sobre Conflictividad y consentimiento en las relaciones laborales. Prácticas obreras y empresarias en la Argentina del siglo XX. Córdoba, Argentina.
10. Palermo H. M. 2012a Cadenas de oro negro en el esplendor y ocaso de YPF. Antropofagia, Buenos Aires.
11. Palermo H. M. 2012b "Los trabajadores y la "seguridad competente". Un análisis crítico a partir de algunas precisiones etnográficas en un estudio de caso". Revista Trabajo y Sociedad XV (18): 177-187. http://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad/18%20PALERMO%20Seguridad%20competente.pdf
12. Taylor, S. J. y R. Bogdan 1987 Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Paidós, Barcelona.
13. Von Storch, M. V. 2002 El impacto social de la privatización de YPF en Comodoro Rivadavia. Estudios de Trabajo 24: 68-102.