NOTA BREVE
Metalurgia prehispánica en el valle de Hualfín. Nuevos datos sobre Quillay
Josefina Spina y Marco Giovannetti
Josefina Spina. Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Paseo del Bosque s/n (1900), La Plata, Argentina.
E-mail: josefinaspina@gmail.com
Marco Giovannetti Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). UNLP. Paseo del Bosque s/n
(1900), La Plata, Argentina.
E-mail: marcogiovannetti@gmail.com
Recibido 26 de abril 2012.
Aceptado 2 de diciembre 2012
RESUMEN
El sitio arqueológico Quillay es considerado un asentamiento de producción metalúrgica especializada de gran importancia dentro del Imperio Inka. Cuenta con dos sectores claramente diferenciados, un primer sector habitacional con un patrón arquitectónico inka y un segundo sector productivo con abundantes hornos de fundición. Se presentarán aquí los resultados del levantamiento planialtimétrico y nuevos datos sobre la morfología tan discutida de los hornos metalúrgicos presentes en el sitio.
Palabras clave: Quillay; Hornos metalúrgicos; Inka.
ABSTRACT
Prehispanic metallurgy in the hualfín valley: new data from quillay site. The archaeological site of Quillay is considered the second most important center of specialized metal production within the Inka Empire. It has two sectors clearly differentiated by their structures, a residential sector with an Inkan architectural pattern, and a production sector with abundant smelting furnaces. This paper presents the results of a site planialtimetric survey and new data on the morphology of the sites widely debated metallurgical furnaces.
Keywords: Quillay; Metallurgical furnices; Inka.
INTRODUCCIÓN
El sitio arqueológico Quillay se ubica en el sector
medio del valle de Hualfín (S 27º 25' 54'' W 66º 56'
59''), cercano a la intersección de los ríos homónimos.
El río Quillay, seco la mayor parte del tiempo, posee
un cauce significativamente ancho y desemboca en
el río principal del valle. Sus nacientes se encuentran
en la serranía de Belén al este. El río Hualfín, por el
contrario, posee agua permanentemente pero su potencial
para el consumo humano es limitado dada la
abundante cantidad de sales. La población actual más
cercana es el caserío de La Ciénaga, ubicado a poco
menos de 7 km al SSO, mientras que en Quillay se
asienta una única familia, que sobrevive de la cría
de ganado y obtiene agua de pozo producto de una
vertiente de agua subterránea.
Las investigaciones arqueológicas cuentan hasta
la actualidad con un conjunto escaso de antecedentes,
producidos de manera esporádica, asistemática y
con reducidas publicaciones. El primero en visitar el
sitio fue A. Rex González, quien en sus expediciones
del año 1952 realizara las primeras prospecciones y
excavaciones y diera a conocer la existencia del sitio
y pocos datos más (González 1959). Excavó tres recintos
completos, donde identificó, en uno de ellos,
aríbalos Inka en asociación con cerámica Belén. En
un segundo recinto solamente encontró cerámica de
este último tipo. Además, en las proximidades localizó
una urna de tipo Sanagasta con un párvulo y objetos
de ajuar en cestería y calabaza. Si bien no identificó
claramente la funcionalidad de los hornos, pudo dar
cuenta de la existencia de estos vestigios. La otra publicación sobre Quillay es la producida
por Raffino y colaboradores (1996), donde por
primera vez se reconoce la existencia de hornos
metalúrgicos. En ella se realiza una segunda evaluación
del material obtenido por A. R. González, y
se da cuenta de la existencia de un crisol completo
remontado y de un conjunto numeroso de tiestos.
Al mismo tiempo se realizó otra recolección cerámica,
y se obtuvo una nueva tipología que claramente
sostiene la ocupación Inka del sitio. Si bien
el porcentaje mayoritario corresponde a tiestos de
estilo Belén, dispersos en el barreal y en la cercanía
de los recintos aparecen fragmentos de estilos
Santamarianos, Hualfín y Aguada.
En este trabajo, lo más importante en relación con
los hornos es la ubicación precisa de 14 estructuras
de fundición tipo "huayras" andinas, que se hallan
aproximadamente a 300 m hacia el este del "Tambo
Quillay". Sobre la base de mediciones efectuadas en
dichas estructuras se realizó un esquema morfológico
y funcional de los hornos. Este esquema fue discutido
por L. González (2004), quien esgrime que una única
abertura a manera de chimenea y otra inferior no serían
suficientes para darle el oxigeno necesario para
alcanzar temperaturas de fundición, por más que se
utilizaran sopladores. También discute que el refractario
hallado sea realmente un crisol, y le atribuye más
bien una función tipo cucharas por el orificio central
de la base para el pasaje de metal fundido.
Paralelamente, fueron realizados análisis de activación
neutrónica y microsonda electrónica sobre diversos
restos de metalurgia. El informe precisa también
que gran cantidad de escoria pudo registrarse en los alrededores de los hornos, al igual que carbón vegetal
sobre el cual se efectuaron dos fechados radiocarbónicos.
Los resultados arrojaron las siguientes fechas:
Wayra 4: AC-0553: 390 ± 100 AP.
Wayra 13: AC-055 2: 460 ± 100 AP.
En esta presentación deseamos exponer algunos resultados de los trabajos de campo llevados a cabo durante enero y diciembre de 2011 en el marco del proyecto "Estudios arqueológicos de un sitio Inka metalúrgico: Quillay en Hualfín, Catamarca". Durante dichas campañas se realizaron prospecciones sistemáticas y se identificaron nuevos hornos, se confeccionó un plano detallado del sitio mediante Estación Total y se recolectaron nuevos materiales de superficie. Por otro lado, se discutirá la morfología de los hornos con los nuevos datos registrados.
RECINTOS DE QUILLAY
Un conjunto de once estructuras arquitectónicas, ubicadas a escasos cien metros de la vivienda actual, se dispone linealmente en dirección norte-sur a escasos cien metros de la vivienda actual. Los recintos fueron construidos en su totalidad con rodados (piedra bocha) de tamaño regular de los ríos cercanos, todos ellos construidos con muros de tipo doble. Su conservación no es buena, dado que sufrieron el desmantelamiento de sus paredes para la vivienda de la familia del lugar. Aún así, se aprecia la morfología rectangular y circular de las estructuras (Figura 1a). Raffino y colaboradores (1996) publican un croquis aproximado respecto del cual encontramos algunas diferencias al realizar el levantamiento con Estación Total. A partir de dicho croquis pudieron delimitarse ocho recintos principales, tres de los cuales presentan además otros recintos rectangulares de menor tamaño adosados a las paredes de los mayores. Las entradas fueron detectadas siempre de cara al oeste, como ya fuera planteado previamente por Raffino et al. (1996). Por el momento, hasta no realizarse las excavaciones planificadas, no es posible establecer mayores detalles de las técnicas constructivas de los recintos, así como tampoco inferir su carácter funcional.
HORNOS METALÚRGICOS
En la publicación previa de Raffino et al. (1996) se habían identificado 14 hornos en un sector concentrado a 300 m de los recintos. Nuestras expediciones lograron identificar nuevos sectores con cantidades variables de hornos tanto hacia el noreste como al sur. Para un mejor ordenamiento establecimos conjuntos de hornos cercanos entre sí dentro de un radio de 30 m. De esta manera pudieron discriminarse siete conjuntos (Figura 1b). Sumaríamos seis hornos más sin ubicación precisa pero de cuya existencia tenemos información certera.
Figura 1a y b. Plano del sitio Quillay y distribución espacial de hornos y recintos.
Conjunto 1
Se trata de los hornos publicados por
Raffino y et al. (1996), de los cuales se
obtuvieron las muestras para análisis
de radiocarbono y metalográfico. El
espacio físico en el cual se emplazan
se caracteriza por estar surcado por numerosas
y profundas cárcavas en cuyos
flancos se disponen la mayoría de los
ejemplares. Pueden diferenciarse hornos
individuales y otros reunidos en ramilletes.
En tres casos (hornos 2-3-4), incluso
sus paredes se encuentran adosadas entre
sí, aunque cada estructura mantenga
su individualidad morfológica.
La morfología de los hornos, tanto
en este conjunto como en los restantes,
mantiene una base circular. Sus paredes
se inclinan levemente hacia la abertura
superior configurando una estructura de
paredes curvas. Si bien por el momento
no conocemos la naturaleza de la base,
el cuerpo restante está confeccionado
con material de arcilla seleccionada y
luego cocida. La solidez de la estructura
pudo aumentar posiblemente por su uso
repetido y el agregado de escoria en las
paredes internas. Las dimensiones de los hornos son levemente variables, aunque las paredes
no sobrepasan por lo general los 10 cm de espesor
(Tabla 1).
En varios de los ejemplares es posible detectar
gruesas capas de escoria de tonalidades verdes, así
como abundantes restos de leños carbonizados. Se
extrajeron muestras de ambos tipos de material para
su análisis.
El estado de conservación de todo este conjunto,
comparado con los restantes, es regular. Los ejemplares
que se disponen en ramillete y adosados apenas
exponen su base, mientras que aquellos no adosados
muestran restos de paredes.
Tabla 1. Dimensiones y características de los hornos metalúrgicos.
Nota: a = adosados; i = independiente, r = regular; b = sólo preserva su base; d = destruido
Por último, cabe destacar la mención de un horno que no fue posible ubicar por nosotros dado que estaría totalmente destruido y que Raffino et al. (1996) presentaran como horno n° 2. En nuestro ordenamiento se corresponde con el horno n° 26.
Conjunto 2
Un kilómetro al noreste del conjunto de recintos
se despliegan cinco hornos dispuestos en dos ramilletes.
Se ubican en la otra margen del río Quillay,
en una zona libre de cárcavas y relativamente llana.
Probablemente esta característica haya aportado a
una relativamente buena preservación de las paredes,
lo cual nos ha posibilitado encontrar características indistinguibles en el conjunto anterior. Si bien la morfología
general respeta el patrón descrito previamente,
en estos casos detectamos la presencia de pequeños
orificios alojados a una determinada altura, por lo general
en la mitad superior. Resta aún confirmar si se
trata de orificios para la entrada de oxígeno o sólo
accidentes de conservación. Fue posible detectar acumulaciones
de carbón y desechos de fundición a una
distancia de 3,2 m de los hornos nº 16 (Figura 2), 17
y 18.
Figura 2. Croquis del horno n° 16.
Conjunto 3
En dirección sur desde los recintos se ubican varios
conjuntos que se componen, en muchos casos, por un
sólo ejemplar. Este sector contiene un único horno que
presenta gran parte de su estructura enterrada, en cuya
superficie se visualiza parte de la pared del segmento
superior que comienza a cerrarse.
Conjunto 4
Se trata de tres hornos orientados en dirección esteoeste,
separados entre sí por una distancia entre 0,73
y 2 m. La preservación de cada uno es relativamente
buena, lo cual permitió registrar todos sus valores
métricos. En un caso –horno 22– son perfectamente
observables las perforaciones de las paredes al igual
que en los ejemplares del conjunto 2 (Figura 3a). En
ningún caso, dado la depositación de sedimento, pueden
observarse restos de escoria en su interior.
Presentan, a una distancia de aproximadamente 2
m, una acumulación importante de carbón a manera
de montículo de casi 1,5 m de diámetro. Pudieron observarse
superficialmente fragmentos de leño de hasta
2 cm de largo.
Figura 3. Hornos metalúrgicos A. n° 22; B. n° 16 y 17; C. n° 17.
Conjunto 5
Se conforma por otro horno solitario dispuesto
a poco más de 443 m al sur de los recintos.
Lamentablemente, se encuentra prácticamente destruido,
y pudo observarse sólo su base circular y restos
de paredes dispersos.
Conjunto 6
Nuevamente se trata de un horno individual
dispuesto a 534 m, también al sur de los recintos.
Preserva en buen estado de conservación uno de sus
perfiles debido al desmoronamiento longitudinal del
resto de la estructura por encontrarse muy cercano a
una cárcava.
Conjunto 7
En dirección levemente suroeste y a 545 m aproximadamente
de las estructuras arquitectónicas se encuentra
un único horno pero con un estado de preservación
casi nulo. Se registran fragmentos dispersos
de pared y carbón.
CONCLUSIONES
En el estado actual de las investigaciones son
escasos los sitios de producción metalúrgica en el
Tawantinsuyu. Quillay se constituye como el segundo
sitio con mayor presencia de hornos metalúrgicos
luego del asentamiento de Curamba en la sierra sur
de Perú que contiene cientos de dichas estructuras
(Vetter Parodi et al. 2008). A pesar de ello, Quillay
presenta estructuras de fundición de singular morfología
que lo diferencian de todos los registrados hasta
el momento (Niemeyer et al. 1983; Vetter Parodi et
al. 2008; Angiorama y Becerra 2010; González 2010)
por estar estos últimos construidos con cimientos y/o
paredes de roca. Todos estos pertenecerían a un tipo
identificado como "hornos de cuba", es decir, una estructura
de forma abovedada construida sobre la base
de piedras superpuestas o unidas con mortero o bien
de arcilla pura. Además, en el interior de este tipo de
horno, el mineral es fundido en contacto directo con
el combustible. Los hornos de Quillay presentan la
particularidad de estar constituidos íntegramente por
arcilla cocida. Nuestros hallazgos actuales en relación
con su morfología no permiten aún verificar la idea
de que estos hornos habrían estado perforados para
facilitar la entrada de aire. Las excavaciones planificadas
para un futuro inmediato permitirán contrastar
este importante dato. Los nuevos datos obtenidos en
el campo no pueden aún aportar evidencias en este
sentido.
El descubrimiento de una mayor cantidad de hornos
-32 hasta el momento, aunque sospechamos que
futuras prospecciones aumentarán la cifra- evidencia
la dimensión distintiva de la producción de metales
en las regiones sureñas. Quillay representaría en cierta
forma lo que ya Raffino et al. (1996) y González (2004)
señalan en cuanto a la importancia de la producción
metalúrgica en los Andes meridionales dentro del
Tawantinsuyu. Al parecer, una conjunción de distintos
factores (presencia de metalurgistas experimentados,
disponibilidad natural de minerales metalíferos, una
práctica antigua en la producción de metales, entre
otras) habría llevado a la instalación de núcleos productivos
para la confección de objetos de metal a gran
escala, muchos de los cuales habrían trascendido las
fronteras mismas del NOA.
REFERENCIAS CITADAS
1. Angiorama, C. y M. Becerra 2010. Antiguas evidencias de minería y metalurgia en Pozuelos, Santo Domingo y Coyahuayma (puna de Jujuy, Argentina). Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino 15 (1): 81-104.
2. González, A. R. 1959. Breve noticia de las investigaciones arqueológicas efectuadas en el valle de Hualfín, campaña 1952. Revista del Museo de Ciencias Naturales y Tradicional de Mar del Plata 1 (1).
3. González, L. R. 2004. Bronces sin nombre. La metalurgia prehispánica en el Noroeste argentino. Fundación Ceppa, Buenos Aires.
4. González, L. R. 2010. Fuegos Sagrados. El taller metalúrgico del sitio 15 de Rincón Chico (Catamarca, Argentina). Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino 15 (1): 47-62.
5. Niemeyer, F. H., G. Cervellino y E. Muñoz 1983. Viña del Cerro, expresión metalúrgica inca en el valle de Copiapó. Creces 4 (4): 32-35.
6. Raffino, R., R. Iturriza, A. Iácona, A. Capparelli, D. Gobbo, V. Montes y R. Vázquez 1996. Quillay: centro metalúrgico Inka en el Noroeste argentino. Tawantinsuyu 2: 59-69.
7. Vetter Parodi, L., S. Petrick Casagrande, Y. Huaypar Vasquez y M. Mac Kay Fulle 2008. Los hornos metalúrgicos del sitio Inca de Curamba (Perú): estudio por DRX, espectroscopia Mossbauer y datación por métodos de luminiscencia. Bulletin de l'Institut Français d'Études Andines 37 (3): 451-475.