Semiología médica: Fisiopatología, Semiotecnia y Propedéutica
Eduardo Guevara
de Horacio A. Argente y Marcelo E. Álvarez
Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana, 2005
1632 páginas
78 autores
Durante muchos años,
el diagnóstico médico se basó en el conocimiento, la habilidad
y la perspicacia del médico para descubrir hasta los más sutiles
síntomas (no considerados como tales por el paciente) y "la lectura"
de los signos de la enfermedad; es decir, en la semiología.
Iniciada por Hipócrates y perfeccionada en los últimos dos siglos,
a partir de 1960 comenzó a quedar relegada por la tecnología,
cada vez más y peor utilizada. Lejos de mejorar su sagacidad, basado
en el excelente contralor tecnológico, el médico moderno tiene
poco contacto con su paciente y pone en riesgo a los sistemas de salud al solicitar
estudios onerosos, a menudo sobreindicados, precisamente por no aprovechar al
máximo la semiología y no solicitar sólo aquellos destinados
a "confirmar los hallazgos" o estratificar riesgos.
Este nuevo libro, Semiología médica: Fisiopatología,
Semiotecnia y Propedéutica, recientemente publicado, es la síntesis
docente del Hospital de Clínicas "José de San Martín"
de la Universidad de Buenos Aires que, fiel a su tradición, es un centro
cultor de la semiología y la semiotecnia.
Con una excelente presentación y encuadernación, se divide en
18 partes que, desde la "Introducción" hasta el "Uso e
interpretación de los exámenes de laboratorio", pasando por
las "Bases científicas del conocimiento médico", "La
entrevista médico-paciente", los diferentes aparatos y sistemas,
"Psicosemiología", "Electrocardiografía" y
"Radiografía de tórax", cubrenla casi totalidad de este
aspecto fascinante de la medicina que es la semiología.
Cada una de las partes está claramente identificada por un color diferente
en los cuadros, en los bordes de las figuras y en el corte delantero del libro.
En el capítulo 3, "Evaluación de la actividad docente",
se presentan cuadros que resultan de utilidad para evaluar el desempeño
del docente en las clases teóricas, en los trabajos prácticos,
y para la evaluación del docente por parte de los alumnos.
En el capítulo 4, "Bases metodológicas y epidemiológicas
del conocimiento médico", el alumno encontrará una visión
accesible de la teoría de las decisiones y de la metodología empleada
por la medicina basada en la evidencia, mientras que en el 5, "Fundamentos
del diagnóstico clínico", podrá leer una sucinta aproximación
a las estrategias de diagnóstico clínico. La parte 3 presenta
la historia clínica del paciente internado y hace una breve referencia
a la historia clínica orientada al problema. La parte 4 consta de 8 capítulos
en los que se analiza cada uno de los "Signos y síntomas generales"
con un profundo enfoque fisiopatológico.
La "Semiología general" (parte 5) y la "Semiología
de cabeza y cuello" se caracterizan por una profusa iconografía
en color que muestra facies, alteraciones dermatológicas y oculares,
acompañadas de gráficos que aclaran al lector la semiotecnia.
Es particularmente completo el capítulo dedicado a la exploración
del sistema osteomuscular.
Las partes 7 a 14 están destinadas a la exploración
de los diferentes aparatos y sistemas e incluyen:
a) Motivo de consulta.
b) Anamnesis de los antecedentes.
c) Examen físico.
d) Síndromes y patologías.
e) Exámenes complementarios.
f) Interpretación clínica y enfoque diagnóstico.
Las tres primeras revisan ítems ya mencionados
en la parte de Semiología general desde la óptica, más
detallada, del especialista.
Las últimas partes están destinadas a "Psicosemiología"
(parte 15), "Electrocardiografía normal y patológica"
(parte 16), "Radiología del tórax" (parte 17) y "Uso
e interpretación de los exámenes de laboratorio".
Todos los capítulos tienen un cuestionario final de
autoevaluación, que le permite al alumno valorar lo
aprendido y lo aprehendido, junto con casos clínicos
ilustrativos brevemente expuestos, pero que demuestran
la aplicación práctica de los conocimientos teóricos
incorporados.
En síntesis, es un excelente libro de semiología que
por su origen nos hace recordar a la vieja colección de
semiología de Cossio-Padilla.