ARTÍCULOS
Inventario y clasificación de manifestaciones basálticas de Patagonia mediante imágenes satelitales y SIG, Provincia de Santa Cruz
Elizabeth Mazzoni1 y Jorge Rabassa2,3
1 Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos, Río Gallegos, Santa Cruz. E-mail: gis@uarg.unpa.edu.ar
2 CADIC-CONICET, Ushuaia, Tierra del Fuego
3 Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Ushuaia, Tierra del Fuego, E-mail: jrabassa@cadic.gov.ar
RESUMEN
Las mesetas basálticas constituyen un rasgo típico del paisaje patagónico. Su génesis está vinculada a derrames de lavas máficas que se produjeron en distintos períodos efusivos durante el Terciario y Cuaternario. De acuerdo a su edad, la morfología de los mantos lávicos ha sido modificada por diferentes procesos erosivos. Las coladas más antiguas han quedado sobreelevadas decenas a centenas de metros por procesos de inversión del relieve. En la zona de contacto entre el manto basáltico y la roca subyacente se originan manantiales que brindan un aporte de agua extra al ambiente patagónico extracordillerano, favoreciendo el desarrollo de pastizales húmedos (mallines) que constituyen un recurso natural de alto valor económico, ecológico y escénico. Con el fin de contar con una herramienta que permita evaluar su importancia hidrológica, se llevó a cabo un inventario de estas formas volcánicas en la provincia de Santa Cruz, Argentina. Para ello se aplicaron técnicas de procesamiento digital e interpretación visual de imágenes satelitales de mediana resolución espacial. Los resultados se expresaron cartográficamente y mediante bases de datos, integrándose la información en un entorno S.I.G. Los datos obtenidos para cada campo volcánico, referidos a aspectos topográficos, geológicos y geomorfológicos, superficie del campo lávico y presencia de mallines en sus laderas y áreas próximas, fueron analizados estadísticamente. La información así generada permitió obtener una caracterización general de estas formas del paisaje y diseñar un sistema de clasificación, además de corroborar su importancia en la localización y desarrollo de los mallines.
Palabras clave: Patagonia; Relieves volcánicos; Mesetas basálticas; Clasificación; Cartografía.
ABSTRACT: Inventory and classification of basaltic occurrences of Patagonia based on satellite images and G.I.S, province of Santa Cruz. Basaltic plateaus are a typical feature of the Patagonian landscape. Their origin is associated with basaltic flows that took place in different effusive periods of the Tertiary and Quaternary. According to the age, morphology of the different lava fields has been modified by different erosion processes. The oldest basaltic flows were elevated tens to hundreds of meters by "relief inversion processes". In the contact zone between the basaltic flow and the underlying rock, springs are originated that provide an extra water input to the extra-Andean Patagonian environment, favouring the development of meadows (mallines), a natural resource of high economic, ecological and scenic value. With the aim of providing a tool for evaluating the hydrological importance of meadows, a survey of these volcanic landforms was conducted in the province of Santa Cruz, Argentina. Digital processing and visual interpretation techniques were applied on satellite images of medium spatial resolution. The results were expressed into maps and by means of databases, and the information was incorporated into a GIS environment. Data obtained for each basaltic feature, regarding topographic, geological and geomorphological aspects, area of the lava plateau and presence of meadows on their slopes and proximal areas, were statistically analyzed. The information obtained provided us with a general characterization of these landforms and allowed us to design a classification system whose importance in the location and development of meadows was confirmed.
Keywords: Patagonia; Volcanic relief; Basaltic plateaus; Classification; Cartography.
INTRODUCCIÓN
En la amplia región que constituye el ambiente
extracordillerano de Patagonia,
que se extiende con mesetas escalonadas
desde el piedemonte andino hasta la costa
atlántica con una superficie de aproximadamente
500.000 km2, la disponibilidad
de recursos hídricos superficiales
aparece como uno de los factores naturales
limitantes para la distribución de los
seres vivos. Ha condicionado el proceso
de poblamiento y el desarrollo de actividades
económicas basadas en la utilización
de recursos naturales renovables.
Donde los ríos permanentes están ausentes,
la presencia de afloramientos de agua
subterránea cobra importancia y es aprovechada
fundamentalmente por los pobladores rurales. Muchos acuíferos están asociados
a un rasgo particular del relieve patagónico: las mesetas volcánicas o "plateau",
también denominados "escoriales" por los habitantes del entorno rural, término
que hace referencia a la particular textura
rugosa de su superficie. Estas formas
del paisaje, por sus características litológicas,
topográficas y geomorfológicas, actúan
como reservorios de agua (Mazzoni
1987, Hernández 2000, entre otros).
Su génesis está vinculada a derrames de
lava basáltica que se produjeron en distintos
períodos efusivos durante el
Terciario y Cuaternario. Su distribución
se relaciona con la existencia de zonas
volcánicas activas vinculadas tanto al
margen convergente de placa del borde
occidental sudamericano como a procesos
extensionales desarrollados en losámbitos de retroarco e intraplaca, que
han provisto condiciones para la fusión
parcial del manto y rocas de la corteza
durante el Cenozoico (Ardolino et al. 1999, Ramos 1999, entre otros).
De acuerdo a su edad, la morfología de
los mantos lávicos ha sido modificada
por diferentes procesos erosivos. Las coladas
más antiguas han quedado sobreelevadas
algunas decenas a centenas de
metros por procesos de inversión del relieve
formando mesetas. La roca basáltica
posee elevada permeabilidad secundaria
que le permite captar las precipitaciones
que caen en la región. El agua se infiltra
hasta encontrar niveles impermeables
subyacentes y aflora en las laderas de
las mesetas originando vertientes que
brindan un aporte de agua extra al ambiente
patagónico extrandino (Fig. 1).
Figura 1: Diagrama que muestra el modelo hidrológico hipotético de una meseta volcánica.
Este aporte hídrico favorece el desarrollo de pastizales húmedos denominados regionalmente vegas o mallines. Se trata de ecosistemas formados por juncos y hierbas muy verdes y densos (Movia 1984) que contrastan notablemente con la estepa herbácea-arbustiva característica de la región. Constituyen un recurso natural de alto valor económico, ecológico y escénico; aportan agua y alimento a la fauna silvestre y al ganado y brindan hábitat para numerosas especies de avifauna (Fig. 2).
Figura 2: En el plano central, vista de un mallín desarrollado en las laderas de un campo volcánico
(estancia La Carlota, sur de Santa Cruz. Coordenadas: 51º52' LS - 70º33' LO).
Con el fin de evaluar la importancia hidrológica de las mesetas volcánicas en los ambientes áridos patagónicos y su influencia en la localización de los mallines, se llevó a cabo un inventario y clasificación de estas formas del relieve en la provincia de Santa Cruz, como representativa de todo el espacio regional.
METODOLOGÍA
La identificación de las diferentes manifestaciones basálticas se realizó mediante interpretación visual en pantalla de imágenes satelitales de mediana resolución espacial, principalmente LANDSAT 5 y 7. En algunos casos, la información se complementó con la utilización de imágenes ASTER. Cada imagen fue procesada individualmente con el software ERDAS IMAGINE 8.4 con el objeto de mejorar su calidad visual. Se seleccionaron las bandas más adecuadas, eligiéndose la combinación final 541 (RGB). Se aplicaron técnicas para mejorar el contraste de las imágenes (standard deviation stretch) y, en algunos casos, se realizaron análisis texturales (texture) para destacar resaltos topográficos o texturas fotográficas propias de los derrames basálticos (Fig. 3). Las imágenes fueron geo-referenciadas (geometric correction) al sistema de proyección Transverse Mercator Faja 2 y transformadas a un formato bitmap (JPG) para su incorporación en un entorno SIG (sistema de información geográfica), donde se organizó el conjunto de datos obtenidos.
Figura 3: Recorte de la imagen Landsat 228-96 del sur de Santa Cruz, en la que puede verse el efecto
provocado al aplicarse un procesamiento digital destinado a resaltar la textura de la imagen sobre la banda
4. Se destacan nítidamente los resaltos topográficos.
Con el software MAPINFO Profesional 6.5 se digitalizaron las diferentes coladas (Fig. 4), se creó un cuadro de datos asociada a cada polígono y se realizó el mapa final. Dicho cuadro incluyó información referida a la localización geográfica y superficie de los mantos lávicos, como también datos climáticos, topográficos, geológicos y geomorfológicos. Asimismo, se incluyó una columna que cualifica la presencia de mallines en proximidad del borde basáltico (Cuadro 1). Dada la escala de trabajo, se identificaron sólo las manifestaciones basálticas con superficie igual o superior a 1 km2.
Figura 4: Ejemplo de la digitalización
de las manifestaciones basálticas
sobre las imágenes satelitales.
La imagen superior corresponde a
la composición de bandas 5,4,2 de
la imagen Landsat correspondiente
a la meseta del Lago Buenos Aires,
localizada en el noroeste de la provincia.
En la imagen central se han
digitalizado los basaltos según la
edad de las coladas y en la imagen
inferior se han superpuesto las capas
temáticas referidas a los ríos y
curvas de nivel. La información geológica
fue extraída de Panza et al.
(2002) y la topográfica de las cartas
1:100.000 del I.G.M.
CUADRO 1: Ejemplo de la base de datos obtenida para cada manifestación basáltica
(sólo se presentan algunas columnas).
En el proceso de digitalización se obtuvo
de forma automática la localización geográfica
de cada campo volcánico y su superficie.
Los datos climáticos (precipitación
media anual) se obtuvieron de mapas
temáticos provinciales (Soto y
Vazquez, 2000) y de estadísticas de estaciones
meteorológicas del Servicio
Meteorológico Nacional y red NOAA
(www.ncdc.noaa.gov/pub/data/). La topografía
fue extraída de las cartas a escala
1:100.000 del Instituto Geográfico
Militar (IGM). La información geológica
(edad de las coladas), del mapa geológico
de la Provincia de Santa Cruz (Panza et al.
2002) y bibliografía específica. La geomorfología
y los datos sobre disponibilidad
de mallines fue obtenida a partir de
la interpretación visual de las imágenes.
Con la información así obtenida se diseñó una clasificación numérica de manifestaciones
basálticas integrada por seis
dígitos que sintetiza sus principales características,
principalmente los aspectos
geológicos, geomorfológicos e hidrológicos,
este último evaluado a partir de la
presencia de mallines en cercanía del
campo volcánico.
Los datos fueron analizados estadísticamente
con el fin de describir el comportamiento
de cada variable y su relación con
las demás. Se aplicaron técnicas descriptivas,
test de ajuste de las distribuciones a
modelos teóricos y análisis de correlación.
Los resultados permitieron caracterizar al
conjunto de manifestaciones basálticas
presentes en este espacio provincial y evaluar
su importancia hidrológica.
RESULTADOS
Distribución espacial de las mesetas volcánicas
En la provincia de Santa Cruz se identificaron 289 manifestaciones basálticas cuya superficie es igual o superior a 1 km2. Ocupan en su conjunto una superficie de 24.500 km2 que representa un 10 % del espacio provincial. Su distribución espacial se presenta en la figura 5, donde se han identificado según la edad de la colada. Los basaltos se ubican principalmente en el macizo del Deseado, a todo lo largo de la vertiente oriental de la cordillera y en el sector noroccidental de la cuenca Austral (Panza y Franchi 2002). Puede observarse que las manifestaciones basálticas constituidas por lavas pleistocenas son los que poseen mayor extensión superficial, representando casi el 40 % del total. Su distribución espacial es dispersa, existiendo manifestaciones en distintos puntos de la provincia, que contrastan con la localización de las lavas terciarias, que se encuentran ausentes hacia el sur del río Santa Cruz (50º LS). Las lavas holocenas sólo están presentes en el extremo austral provincial donde se ubica el campo volcánico de Pali Aike, que presenta singulares características morfológicas respecto de las demás manifestaciones volcánicas extrandinas de Patagonia (Corbella et al. 1990, Corbella 2002).
Figura 5: Mapa de manifestaciones basálticas de la provincia de Santa Cruz.
Ciclos efusivos
Las efusiones que dieron origen a los plateau
ocurrieron en diferentes ciclos efusivos,
siendo los más importantes, desde el
punto de vista del volumen y extensión
regional, los producidos durante el
Eoceno y el Mioceno superior - Pleistoceno.
La ocurrencia y evolución de esos
ciclos está vinculada tanto con colisiones
producidas en el margen pacífico entre
segmentos de dorsales oceánicas con la
zona de subducción como con procesos
extensionales desarrollados en los ámbitos
de retroarco e intraplaca (Ardolino et
al. 1999, Ramos 1999, Ramos y Kay 1992,
Kay 2002, entre otros). Las manifestaciones más antiguas, correspondientes
a fines del Mesozoico y
comienzos del Cenozoico, son muy escasas,
en coincidencia con la pobre actividad
volcánica basáltica que se produjo en
la mayoría de las regiones patagónicas extrandinas
durante este período. Se localizan
en el sector central del Macizo del
Deseado, al norte y noroeste del cerro
Vanguardia y en proximidad del Monumento
Natural Bosque Petrificado. Todas
estas lavas constituyen pequeñas mesetas
muy seccionadas por procesos erosivos,
con abundantes derrubios.
El ciclo basáltico Eoceno se encuentra
ampliamente representado en el sector
centro - norte de la provincia, principalmente
en el Macizo del Deseado. Una de
las principales manifestaciones es el
Basalto Posadas, identificado por Riggi
en la zona comprendida entre los lagos
Posadas y Pueyrredón (Riggi 1957). Este
basalto se extiende también en la zona
del lago Cardiel y en el sector basal de la
meseta del Lago Buenos Aires (Ramos
1982). Asimismo, corresponden a esa edad
los basaltos que se ubican al este del río
Pinturas (Basalto Cerro del Doce; Panza
1982), disecados por el valle del río
Deseado hasta cerca de la confluencia
con el cañadón El Pluma. En general,
conforman extensas coladas muy recortadas por la erosión y necks. Otras manifestaciones,
que incluyen a la localidad
tipo del Cerro del Doce, se localizan en el
sector central del Macizo, al norte del
Monumento Natural Bosque Petrificado
y al oeste de Tres Cerros. En cuanto a las
edades radimétricas (K-Ar) asignadas a
estos basaltos, se encuentran comprendidas
entre 60 y 40 Ma, con un máximo de
actividad volcánica entre los 45 y 48 Ma
(Eoceno medio; Ramos et al. 1982).
Luego de este ciclo magmático, ocurrieron
otros durante el Oligoceno y el
Mioceno inferior a medio, de menor representación
que el anterior. Sus edades
radimétricas se ubican entre 29 - 25 Ma y
entre 13 - 11 Ma, respectivamente (Ramos et al. 1982, Nullo et al. 1993, Gorring et al. 1997). Manifestaciones del ciclo oligoceno
se encuentran, principalmente,
en el Macizo del Deseado, bajo el nombre
de Basalto Alma Gaucha (Panza
1982, 1995) que incluye a un conjunto de
volcanitas básicas alcalinas que se presentan
principalmente como mantos tabulares
o relictos de los mismos, chimeneas
volcánicas y diques. Por su mayor resistencia
a los agentes erosivos, estos afloramientos
se destacan netamente en el paisaje,
dando lugar a varios de los accidentes
geográficos más importantes del relieve
local, incluyendo el cerro Cojudo
Blanco (1.335 m s.n.m) y la meseta del
mismo nombre, las mayores alturas de
todo el Macizo. Panza y Franchi (2002)
destacan que estos basaltos están formados
por varias coladas superpuestas, que
alcanzan un espesor máximo de 70-80
m. En su mayoría muestran bardas elevadas,
abruptas y subverticales, donde se
produce una activa erosión retrocedente
y fenómenos de remoción en masa. La superficie
de estas mesetas es irregular. Se
encuentran salpicadas por pequeños bajos
y lagunas, y disecadas por profundos cañadones
de paredes escarpadas y con mallines
en parte de su recorrido, los que debido
a su pendiente regional hacia el este
desaguan en la laguna Walda (Fig. 6). Otro
ejemplo de este mismo ciclo efusivo es el
Basalto El Matrero (Cobos y Panza 2001)
ubicado a unos 25 km al sureste de Tres
Lagos. Afloran allí de 7 a 10 m de basalto
que integran, generalmente, un solo
manto lávico.
Figura 6: Imagen satelital Landsat del Macizo del Deseado, donde puede observarse el derrame de lavas
terciarias de diferentes edades. En el centro se destacan la meseta Cojudo Blanco y el cerro del mismo
nombre, integrados por coladas del Terciario medio (Oligoceno). Estos basaltos se encuentran muy disectados.
Contrastan notablemente con la colada más oscura y joven de la izquierda, que ha ocupado las partes
bajas del paisaje, extendiéndose en sus porciones distales a lo largo de valles y cañadones.
Coordenadas del centro de la imagen: Lat.: 47º 03' S - Long.: 69º 14' O
Las principales manifestaciones del ciclo
mioceno inferior a medio se ubican en el
centro de la provincia de Santa Cruz.
Entre los ejemplos más representativos se
encuentran el Basalto Gregores (Marín
1982), ubicado al noreste de la localidad
homónima; el Basalto El Pedrero (Panza
1998) cuyas coladas constituyen una alta
meseta situada a 60 km al nornoroeste de
Gobernador Moyano y el Basalto Cóndor
Cliff (Cobos y Panza 2001), en la orilla
septentrional del valle del río Santa Cruz.
A partir del Mioceno superior en el extremo
sur del continente se produjo la colisión
de la placa sudamericana con la dorsal
que separaba las placas de Nazca y
Antártica. Dicha colisión comenzó a los
14 Ma a la latitud de Tierra del Fuego,
para migrar luego hacia el norte hasta la
península de Taitao, donde tiene lugar en
la actualidad. Para la región norte y central
de Santa Cruz, desde los 49º S hacia
el norte, la colisión se produjo a los 12
Ma; alrededor de 2 Ma después habría
comenzado la efusión de los grandes volúmenes
de lavas de plateau, estimados
en 1.000 km2 (Ramos 2002). A este ciclo
volcánico del Mioceno superior se asigna
al conjunto de manifestaciones existentes en el noroeste de la provincia, llamados
genéricamente Basalto Strobel (Ramos
1978, 1982), que incluyen a las mesetas
ubicadas en las zonas de los lagos
Cardiel, Strobel, Belgrano y Posadas y a
las mesetas de la Muerte y del Lago
Buenos Aires, como las más representativas.
Asimismo, se incluyen en este episodio
volcánico las coladas que cubren las
altas planicies ubicadas al norte, sur y suroeste
de Gobernador Gregores y al este
del valle del río Chico (Fig. 7).
Figura 7: Imagen satelital que muestra la distribución del Basalto Strobel, el cual constituyó un único
campo lávico seccionado posteriormente por la acción erosiva del río Chico. La erosión modeló abruptas
escarpas que limitan el valle del citado río. Como principal rasgo geomórfico, las mesetas muestran numerosas
depresiones, especialmente en su sector occidental.
Posteriormente a este evento puede citarse
otro, ubicado radimétricamente entre 4
y 5,5 Ma aproximadamente (ciclo plioceno
inferior), que se habría producido luego
que el paisaje fuera alterado por la primera
glaciación registrada para la zona,
ocurrida entre 7 y 5 Ma aproximadamente
(Mercer y Sutter 1982). A este evento
corresponden los basaltos ubicados en el
oeste provincial, en posición más austral
que los anteriores, y que forman amplias
mesetas desde el sur del lago Cardiel hasta
el norte de la localidad de Río Turbio.
También se sobreimponen a basaltos
miocenos en la meseta del Lago Buenos
Aires y en las mesetas cercanas a Gobernador
Gregores. Al noreste de esta localidad
se destaca el cerro Tejedor (848 m)
como uno de los volcanes basálticos más
característicos de este período.
El siguiente ciclo efusivo ha sido ubicado
temporalmente durante el Plioceno superior- Pleistoceno inferior, cuyas edades
radimétricas varían entre los 3,5 y 1 Ma
aproximadamente. Sus manifestaciones
se distribuyen ampliamente en la provincia,
incluyendo extensas planicies lávicas
ubicadas en el macizo del Deseado; en las
partes más altas del interfluvio Chalía -
Santa Cruz; al sur del valle de este último
río en la zona de Camusú Aike y en el sur
provincial (campo volcánico de Pali Aike).
También se hallan en la meseta del Lago
Buenos Aires (Basalto El Sello, Lapido,
1979), donde los numerosos centros efusivos
conforman las alturas más destacadas.
El volcanismo holoceno se localiza de
manera puntual en Santa Cruz, integrando
parcialmente el campo volcánico de
Pali Aike. Estas manifestaciones basálticas
fueron descriptas inicialmente por
Altevorgt (1969), Codignotto (1975) y
Skewes (1978) y estudiadas posteriormente
por Corbella (2002), quien destaca
que en territorio argentino constituyen
un caso único de volcanismo reciente en
proximidad a un centro urbano: la ciudad
de Río Gallegos que dista sólo 23 km de
los centros efusivos más cercanos. Forma
parte de un volcanismo fisural de retroarco
cuyas lavas, emitidas desde el Plioceno
tardío hasta el Holoceno, cubren unos
1.500 km2. Las manifestaciones volcánicas
comprenden campos de lava, pequeños volcanes agr upados o alineados a lo
largo de líneas estr ucturales y numerosos
maares. También aparecen geofor mas
volcánicas compuestas tales como edificios
volcánicos constr uidos dentro de los
cráteres maáricos y centros de explosión
coalescentes (Corbella 2002). Las coladas
jóvenes se reconocen claramente en las
imágenes satelitales por su tonalidad oscura
y textura rugosa, tal como puede
observarse en la figura 8.
Figura 8: Imagen Landsat Banda 5 donde se observan parcialmente las manifestaciones volcánicas del sur
de Santa Cruz. Con línea quebrada se han delimitado las coladas holocenas, que se visualizan con una tonalidad
muy oscura. Con línea punteada se delimitaron los derrames basálticos pleistocenos.
Clasificación de las manifestaciones basálticas
Tal como se expresó en la metodología, la infor mación obtenida posibilitó idear un sistema de clasificación para las manifestaciones basálticas que describe, para cada una de ellas, sus principales características geológicas, geomorfológicas e hidrológicas, este último aspecto evaluado a partir de la presencia de mallines en cercanía del borde basáltico. La clasificación utiliza un sistema numérico de seis dígitos; cada uno de ellos descriptor de uno de los aspectos considerados, tal como se presenta en el cuadro 2.
CUADRO 2: Clasificación de las manifestaciones
basálticas
El primer dígito describe el tipo de forma
de relieve, habiéndose distinguido dos tipologías
básicas: las formas tabulares
(planicies o mesetas) y los conos volcánicos.
En líneas generales, esta distinción
permite inferir el tipo de actividad volcánica
originaria: las primeras pueden correlacionarse
generalmente con derrames
de tipo fisural en tanto que los segundos
se asocian a er upciones centrales.
Los dos dígitos siguientes describen los
aspectos geomorfológicos de los bordes
y la superficie de las manifestaciones volcánicas.
El segundo dígito distingue entre
bordes transitivos (sin un resalto topográfico
de importancia que separe a las
coladas del entorno), escarpados o mixtos.
Este aspecto permite diferenciar
también las mesetas de las planicies lávicas,
asumiendo que las últimas aún no
han completado el proceso de inversión
del relieve.
Las características geomorfológicas de la
superficie se sintetizan en el tercer dígito
de la clasificación, que distingue entre
campos volcánicos de g eomorfología superficial
simple o compleja. Los primeros
sólo poseen rasgos generados en el
proceso de enfriamiento de la colada,
como texturas rugosas y algunas depresiones
someras. En los segundos pueden
reconocerse además geoformas asociadas
a la acción de procesos eólicos, fluviales
o glaciales, o a la acción de sucesivos
eventos volcánicos.
El cuar to dígito describe el tamaño del
campo volcánico, ag rupado en cuatro categorías
según las frecuencias observadas.
El quinto dígito refiere a la edad de las lavas
superficiales, agr upadas en coladas
terciarias, pleistocenas y holocenas. Algunos
campos volcánicos muestran en superficie lavas de diferentes edades.
El sexto dígito indica la presencia de mallines
en proximidad del borde basáltico.
Este parámetro, evaluado cualitativamente
a partir de interpretación visual de las
imágenes, es un indicador indirecto de
los aportes de agua de estos campos volcánicos
al entorno.
Parámetros morfométricos
La superficie de las manifestaciones basálticas identificadas en la provincia de Santa Cruz oscila entre un mínimo próximo a 1 km2 y un máximo de 3.152 km2 correspondiente a la meseta del Lago Buenos Aires. Existen manifestaciones de dimensiones menores al mínimo relevado, que en su mayoría constituyen remanentes de erosión de antiguas coladas. La distribución de frecuencias muestra el claro predominio de dimensiones pequeñas (Cuadro 3). En el intervalo 0 - 10 km2 se localiza algo más del 50 % de estas manifestaciones y sólo el 3,5 % posee superficie mayor a 500 km2. La media aritmética es de 85,1 y la mediana de 9,3 km2. La diferencia entre ambos valores se explica en la influencia que ejercen los valores extremos (campos volcánicos de gran tamaño) en el cálculo de la media aritmética.
CUADRO 3: Manifestaciones basálticas según superficie y edad de las coladas.
La distribución de esta variable ajusta a una función exponencial negativa con un coeficiente de correlación del 90 %. Presenta un comportamiento muy similar al obtenido para otros espacios patagónicos (Mazzoni 2007), donde el 75 % de los plateau basálticos posee un tamaño menor a 50 km2 (Fig. 9). La abundancia de superficies pequeñas se explica principalmente en la edad de las coladas, derramadas en su mayoría en períodos preglaciarios y seccionadas posteriormente por procesos erosivos (Fig. 7).
Figura 9: Curva de distribución de frecuencias de la superficie de los campos lávicos presentes en las provincias
del Neuquén y Santa Cruz. Nótese la similitud de la distribución.
Fuente: Mazzoni 2007
El análisis de la composición geológica
muestra que la mayoría de estos campos
volcánicos están formados por lavas derramadas
en un único ciclo efusivo: casi el
60 % por lavas terciarias, casi un 40 % por
lavas pleistocenas y sólo un 1 % por lavas
holocenas. Un 1,4 % está compuesto por
lavas de diferentes edades y corresponden
a los campos volcánicos de mayor tamaño.
Los pequeños están integrados exclusivamente
por lavas pertenecientes a un único
ciclo efusivo (Cuadro 3).
En cuanto al "tipo" de manifestación basáltica
(dígito 1º de la clasificación) predominan
las formas de planicie o meseta
con respecto a los conos. Estos últimos,
como formas aisladas en el paisaje, sólo
están presentes en los intervalos de superficie
inferiores a 50 km2 (Cuadro 4).
El análisis de los aspectos geomorfológicos
consideró el tipo de borde y los rasgos
superficiales (dígitos 2º y 3º). El primero
permite realizar inferencias sobre la
evolución del proceso de inversión del relieve
y diferenciar entre planicies lávicas
(con bordes transitivos con el entorno) y
mesetas (con bordes escarpados). Los resultados
obtenidos muestran el predominio
de las segundas, con un 55 %. Esta situación
puede correlacionarse también
con la edad de las coladas, en tanto que en
la medida que la lava es más antigua, los
procesos de inversión del relieve que originan
las mesetas han podido actuar durante
un tiempo más prolongado.
La correlación entre tipo de bordes y tamaño
indica que en los campos volcánicos
pequeños predominan los bordes escarpados
(intervalos de hasta 50 km2 de superficie)
en tanto que para los mantos lávicos
cuya extensión areal se encuentra entre 50
y 500 km2 existe mayor abundancia de
bordes de tipo mixto (Cuadro 4). Esto puede estar asociado a que algunos de ellos
se encuentran formados por coladas de diferentes
ciclos efusivos.
CUADRO 4: Tamaño y complejidad geomorfológica de las manifestaciones basálticas.
La geomorfología superficial es simple
en algo más del 75 % de los casos. Esta
característica aumenta significativamente
en las manifestaciones de pequeñas dimensiones,
donde sólo el 6 % muestra
rasgos diferentes de aquellos atribuidos a
los procesos de enfriamiento del basalto.
Por el contrario, en más del 40 % de los
casos, los escoriales con superficie mayor
a 50 km2 poseen superficie con geomorfología
compleja en los que pueden reconocerse
coladas superpuestas de diferentes
edades, con conos de escoria y ceniza
en su superficie y variedad de geoformas,
entre las que destacan las originadas por
procesos eólicos y fluviales (Cuadro 4).
En relación con la posición altitudinal se
consideraron tres parámetros: la cota máxima
de la colada, la cota media del borde
basáltico y el desnivel de la meseta respecto
de su entorno. Las alturas máximas se
distribuyen en un amplio rango que va
desde unas pocas decenas de metros (75
m) hasta alturas superiores a los 2000 m
s.n.m. (2.743 m, en la meseta del Lago
Buenos Aires), lo cual se relaciona principalmente
con la localización geográfica del
escorial y la sucesión de eventos volcánicos.
Las frecuencias muestran una distribución
pareja hasta los 1000 m de altura; en
cotas mayores, disminuyen significativamente.
La cota media del borde basáltico
se distribuye también homogéneamente,
con una mayor concentración de casos en
cotas inferiores a los 750 m s.n.m.
El desnivel de los escoriales respecto de la
superficie circundante oscila entre 0 y 800
m, con una media de 72 m. La distribución
de frecuencias ajusta a un modelo
potencial negativo (Fig. 10), en el cual cerca
del 70 % posee desniveles inferiores a
los 100 m. Los plateaus integrados por coladas
de diferentes edades poseen desniveles
mayores que los constituidos por coladas
de un único ciclo efusivo. El campo
volcánico con mayor desnivel es la meseta
del Lago Buenos Aires, que, cómo se ha
indicado anteriormente, fue formada por
la superposición de eventos volcánicos
terciarios y cuaternarios.
Figura 10: Curva de distribución
de la variable
desnivel, en la que se observa
claramente la máxima
concentración de casos
en el intervalo de 0 a
100 m.
Con respecto al desarrollo y localización de mallines, el análisis cualitativo de su presencia, evaluada por medio de interpretación visual de las imágenes satelitales, ha permitido observar que el 63 % de los plateaus poseen este tipo de humedales en su proximidad, aunque en sólo un 18 % de los casos éstos aparecen en forma abundante. Se evidencia una relación directa entre la presencia de mallines y el tamaño del campo volcánico: Un 52 % de las manifestaciones pequeñas no posee mallines en sus laderas, en tanto que este porcentaje disminuye notoriamente con aumento del tamaño (Cuadro 5). El valor mínimo a partir del cual todos los escoriales presentan mallines en su proximidad es de 162,2 km2. Las manifestaciones basálticas de tipo 1 (mallines abundantes) pasan del 4,6 % al 80 % entre el menor y mayor rango superficial considerado. Estos datos posibilitan corroborar la influencia de los campos volcánicos en la formación de los ecosistemas de mallines en Patagonia.
CUADRO 5: Tamaño de las manifestaciones basálticas y presencia de mallines.
CONSIDERACIONES FINALES
El uso de herramientas de teledetección y
SIG posibilitó realizar el inventario y la
caracterización de los paisajes constituidos
por lavas máficas en la provincia de
Santa Cruz. Las imágenes de mediana resolución
espacial, como Landsat y ASTER,
permitieron su adecuada identificación
mediante la combinación de técnicas
de procesamiento digital, destinadas a
mejorar su calidad visual, e interpretación
visual. La organización de la información
en un sistema de información geográfica
permitió elaborar la cartografía digital y
disponer de una base de datos asociada
para cada manifestación volcánica, con
datos morfológicos y morfométricos.
En total se identificaron 289 campos volcánicos
distribuidos en un amplio rango
superficial, cuyo valor máximo supera los
3000 km2; no obstante, predominan las
manifestaciones de dimensiones pequeñas:
el 50 % posee menos de 10 km2. Esta
característica influye en el desarrollo de
mallines, que muestran una vinculación directa
con la superficie de los plateaus.
La mayoría están constituidos por lavas pertenecientes
a un único ciclo efusivo (principalmente
Terciario) y poseen geomorfología
superficial simple con bordes escarpados.
Este tipo de borde delimita mesetas
que se elevan generalmente menos de 100
metros sobre la superficie circundante.
Estas características geomorfológicas
son compartidas por las manifestaciones
basálticas localizadas en otros espacios
administrativos de Patagonia, tal como la
provincia del Neuquén (Mazzoni 2007),
lo cual permite suponer un comportamiento
semejante para el resto del espacio
patagónico donde están presentes estas
formas del relieve.
AGRADECIMIENTOS
A la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) por el financiamiento parcial de esta investigación. Al personal del Laboratorio de Teledetección y SIG y del Departamento de Estadística de la Unidad Académica Río Gallegos de la UNPA por su colaboración y apoyo.
TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO
1. Altevogt, G. 1969. Der postglaciale vulkanismus südlich von Rio Gallegos, Provinz Santa Cruz, Süd-Argentinien. Geologie und Paläontologie 12:3-15.
2. Ardolino, A., Franchi, M., Remesal, M. y Salani, F. 1999. El volcanismo en la Patagonia Extrandina. En Caminos, R. (ed.) Geología Argentina, SEGEMAR, Anales 29: 579-612, Buenos Aires.
3. Cobos, J. y Panza, J. L. 2001. Informe preliminar de la hoja geológica 4752- IV, Tres Lagos, Provincia de Santa Cruz. SEGEMAR, Inédito, 68p., Buenos Aires.
4. Codignotto, J. 1975. Geología y rasgos geomorfológicos de la Patagonia Austral extraandina, entre el río Chico y la Bahía de San Sebastián. Tesis Doctoral, Universidad de Buenos Aires, (inédito), 76 p., Buenos Aires.
5. Corbella H., Pomposiello, C., Malagnino, E., Trinchero, E., Alonso, S., Chelotti, L., Diaz, T. y Firpo, L. 1990. Volcanismo lávico y freatomagmático postglacial asociado al campo de fracturación austral, Provincia de Santa Cruz, Argentina. 11º Congreso Geológico Argentino, Actas 2:383-393.
6. Corbella, H. 2002. El campo volcanotectónico de Pali Aike. En Haller, M. (ed.) Geología y Recursos Naturales de Santa Cruz, 15º Congreso Geológico Argentino, Relatorio 1(18): 258-301, Buenos Aires.
7. Gorring, M., Mahlburg Kay, S., Zeitler, P., Ramos, V.A., Rubiolo, D., Fernández, M. y Panza, J.L. 1997. Neogene Patagonian plateau lavas: continental magmas associated with ridge collision at the Chile Triple Junction. Tectonics 16(1): 1-17.
8. Hernández, M. 2000. Geohidrología de la región Cerro Rubio - Cerro Vanguardia. Provincia de Santa Cruz. Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, (inédito), 208p., La Plata.
9. Kay, S.M. 2002. Magmatic sources, tectonic setting and causes of Tertiary to Recent Patagonian plateau magmatism (36º to 52º S Latitude). 15º Congreso Geológico Argentino, Actas 3: 95-100, El Calafate.
10. Lapido, O. 1979. Descripción Geológica de la Hoja 51 a Los Antiguos, Provincia de Santa Cruz. Servicio Geológico Nacional, (inédito), 77 p., Buenos Aires.
11. Marín, G. 1982. Descripción geológica de la hoja 55c, Gobernador Gregores, Provincia de Santa Cruz. SEGEMAR, inédito, 84 p., Buenos Aires.
12. Mazzoni, E. 1987. Aporte al conocimiento de los escoriales basálticos: acuíferos que posibilitan el asentamiento en zonas áridas. Boletim de Geografia Teoretica 16-17(31-34): 339-342.
13. Mazzoni, E. 2007. Geomorfología y evolución geomorfológica de escoriales volcánicos y sus mallines asociados en diferentes ambientes de Patagonia extrandina. Tesis doctoral, Universidad Nacional del Sur, (inédito), 424 p., Bahía Blanca.
14. Mercer, J. y Sutter, J. 1982. Late Miocene - earliest Pliocene glaciation in southern Argentina: implications for global ice-sheet history. Palaeogeography, Paleeoclimatology, Palaeoecology 38: 185-206.
15. Movia, C. 1984. Tipología de mallines. En Rabassa, J., Brandani, A, Capua, A. y Ottonello, E. (eds.) Curso de campo en sistemas ecogeomorfológicos: Guía de excursiones. Departamento de Postgrado. Universidad Nacional del Comahue, 149p., Neuquén.
16. Nullo, F., Haller, M., Panza, J.L., Marín, G y Pardo, M. 1993. Basaltos alcalinos eocenos y miocenos de algunas localidades de la Patagonia (Chubut y Santa Cruz). Revista de la Asociación Geológica Argentina 48(1): 33-40.
17. Panza, J.L. 1982. Descripción geológica de las Hojas 53e, Gobernardor Moyano y 54e, Cerro Vanguardia, Provincia de Santa Cruz. Servicio Geológico Nacional, 197 p., Buenos Aires.
18. Panza, J.L. 1995. Hoja Geológica 4969- II, Tres Cerros, Provincia Santa Cruz. Dirección Nacional del Servicio Geológico, Boletín 213: 1-103, Buenos Aires.
19. Panza, J.L. 1998. Hoja Geológica 4769- IV, Monumento Natural Bosque Petrificado, Provincia de Santa Cruz. SEGEMAR, Boletín 257.
20. Panza, J.L. y M. Franchi. 2002. Magmatismo basáltico cenozoico extrandino. In: M. Haller (Edit). Geología y Recursos Naturales de Santa Cruz. Relatorio del XV Congreso Geológico Argentino. El Calafate, 1-14:201-236. Buenos Aires.
21. Panza, J.L., Saccomani. L. y Cobos, J. 2002. Mapa Geológico de Santa Cruz. Versión Actualizada, SEGEMAR, Buenos Aires.
22. Ramos, V.A. 1978. Descripción geológica de la Hoja 55b, Meseta de la Muerte. Servicio Geológico Nacional, inédito, 79 p., Buenos Aires.
23. Ramos, V.A. 1982. Geología de la región del lago Cardiel, provincia de Santa Cruz. Revista de la Asociación Geológica Argentina 37: 23-49.
24. Ramos, V.A. 1999. Evolución tectónica de la Argentina. En Caminos, R. (ed.) Geología Argentina, Anales 29, SEGEMAR, 715-759, Buenos Aires.
25. Ramos, V.A. 2002. El magmatismo neógeno de la Cordillera Patagónica. En Haller, M. (ed.) Geología y Recursos Naturales de Santa Cruz, 15º Congreso Geológico Argentino, Relatorio 1(13): 187-199, Buenos Aires.
26. Ramos, V.A. y Kay, S. M. 1992. The Southern Patagonian plateau basalts: retroarc testimony of a ridge collision, Argentina. Oliver, R., Vatin-Perignon, L. y Laubacher G. (eds.) Andean Geodynamics Symposium (Grenoble, France), Tectonophysics 205: 261-282.
27. Ramos, V.A., Niemeyer, H., Skarmeta, J. y Muñoz, J. 1982. The Magmatic evolution of the Austral Patagonian Andes. En Linares, E., Cordani, U.G. y Munizaga, F. (eds.) Symposium Magmatic Evolution of the Andes (Paris, 1980), Earth Science Reviews 18:411-443.
28. Riggi, J.C. 1957. Resumen geológico de la zona de los lagos Pueyrredón y Posadas, Provincia de Santa Cruz. Revista de la Asociación Geológica Argentina 12(2): 65-97.
29. Skewes, M.A. 1978. Geología, petrología, quimismo y origen de los volcanes del área de Pali-Aike, Magallanes, Chile. Anales del Instituto de la Patagonia 9:95-106, Punta Arenas.
30. Soto, J. y Vazquez, M. 2000. Las condiciones climáticas de la Provincia de Santa Cruz. En García y Mazzoni (ed.) El Gran Libro de la Provincia de Santa Cruz, Ed. Millenio - Alfa Centro Literario, 1: 98-115, Madrid.
Recibido: 2 de Noviembre, 2009
Aceptado: 25 de Marzo, 2010