Los primeros neurocirujanos de América: Pre y postoperatorio en las trepanaciones Incas
Rodolfo Díaz Farfán
Servicio Neurocirugía Dr. Mauricio Costal Hospital Ángel Cruz Padilla San Miguel de Tucumán, República Argentina
Correspondencia: rodolfodiazfarfan@hotmail.com
Recibido: septiembre de 2008;
aceptado: octubre de 2008
RESUMEN
Las trepanaciones o craneotomías encontradas en America latina, fueron realizadas por culturas preincaicas y posteriormente por
los Pueblos que fueron instruidos por ellos, durante su expansión del Tahuantinsuyo.
En el presente trabajo se analizan aspectos del pre y postoperatorio, así como también del entorno, materiales de craneoplastías,
elementos de sutura, etc.
Se ensayan interpretaciones a la luz de nuevos hallazgos de la Neurocirugía y mi renovado interés por el tema.
Palabras clave: Cusco; Trepanaciones; Craniectomías; Incas; Preoperatorio; Postoperatorio; Neurocirugía.
ABSTRACT
The trepanation craniotomias found in americas or latino, were
made by pre incaicas cultures and subsequently by People wo
were educated by them, during their expansión of Tahuantinsuyo.
In this paper we analyze aspects of pre and post operative
periods, as well as the environment, craneoplasty materials,
elements of suture, and so on.
We rehearse interpretations in light of new findings of Neurosurgery
and renewed interest in the topic.
Key words: Cusco; Trepanations; Craniotomías; Incas.
INTRODUCCIÓN*
No hay dudas de que las culturas Mochica, Chimú y
Paracas, preincaicas, son las que realizaron las primeras
trepanaciones, en América. Si bien se siguen encontrando
en muchos pueblos pre colombinos cráneos con las
mismas características, son de tiempos posteriores a las
que pueden corresponder al Imperio Incaico,
La mayoría de las craneotomías realizadas y descubiertas
en sus respectivas tumbas o fardos funerarios,
fueron realizadas 1.200 años a.C. mostrando un conocimiento
médico, lógicamente no exento de supersticiones,
magia y mística.
En muchos casos se llega a establecer sobrevida por
el crecimiento de los bordes óseos de la craneotomía,
disminuyendo así su diámetro, con lo que se puede
demostrar incluso si trepanación fue realizada en vida
o después de muerto
Un hallazgo interesante es que las trepanaciones
son, en su gran mayoría, del lado izquierdo, con trazos
de fracturas satélites que acompañan a la craneotomía
principal, por lo que se deduce que fueron como consecuencia
de un traumatismo encéfalo craneano, más
que por un ritual.
Si bien el Imperio Incaico fue conocido en el continente
americano, como una cultura muy desarrollada,
no es menos cierto que fue de neto corte expansionista
e invasor, aportando todo su acerbo cultural, a los
nuevos poblados,
Esta característica expansionista generó una cierta
uniformidad en las construcciones y edificaciones de
los pueblos anexados, similares a las que existen en el
Cusco (Machu Picchu, Ollantaytambo, Pisac, Canchis,
etc.) y las que vemos actualmente en diferentes
lugares o regiones de América Latina, hasta donde se
extendió el Tahuantinsuyo; construcciones con estilo
propio, generalmente de piedra, con puertas trapezoidales,
incluso las ventanas siempre orientadas al naciente,
para que pueda entrar el Sol (INTI = dios de los
incas), con el techo de palos, ramas y paja, como hay en
Ciudacita aquí en Tucumán, Shincal en Salta, Jujuy,
Andalgalá, San Luis y hasta en Mendoza, los famosos
Baños del Inca, el bello puente del Inca y muchos otros
restos de construcción con el mismo estilo.
Además enseñaban que los alimentos se debían
consumir cocidos en las ollas (manka) con fuego y en las
cocinas de barro (q!oncha), luego servirlos en platos
(p!uku), comer con cucharas de madera (wislla) etc.
pero estos alimentos debían ser plantados, cultivados y
cosechados en el lugar, como son la papa, el maíz, la
oca, ollucos, habas, etc.
El uso de la carne cocida, sea de llama, alpaca,
guanaco, aves como la wallpa etc. generó la domesticación
de estos animales facilitando su consumo,
Debían vestirse y no simplemente cubrirse con
taparrabos o similares, para ello debían confeccionar
sus atuendos, tejiéndolos con lana de los animales que
criaban, desde la vicuña, reservada sólo para los nobles,
alpaca, guanaco, etc. que mezclaron con el algodón
(ampi) que cultivaban, tiñéndolos luego con diferentes
extractos vegetales.
La cama debía construirse sobre una superficie de palos
y esterillas, para evitar los enfriamientos, además cubriéndose
con las colchas que enseñaron también a tejer.
De este modo orientaron la organización de determinado
poblado, a trabajar en familia, en comunidad
(Ayllu); los roles, tanto del varón como de la mujer en la
vida cotidiana, y las relaciones de la comunidad frente
a otros pueblos.
Todas estas campañas o expediciones constituyen
la estrategia expansiva del Imperio incaico, para lo cual
fueron preparando contingentes o equipos de trabajo
que tenían como premisa dirigirse a determinados
poblados donde vivían en condiciones diferentes a las
propias, presagiando que los podrían someter, para
luego incorporarlos al imperio incaico, con las nuevas
adquisiciones, pero respetando sus jefes o las costumbres
de formación de familia, enseñando que los descendientes debían ser protegidos por la nueva organización
social, pasando a ser educados por los Amautas,
con las costumbres de los incas; así fue como dejaron
sus huellas en pueblos del noroeste Argentino.
Llegado un contingente de soldados, hombres con
diferentes especialidades y mujeres "docentes" que
enseñaban la preparación de las alimentos, higiene
femenina, lactancia materna y otras actividades propias
del genero, la próxima incorporación eran los
encargados de la salud (curacas) dentro de los que
había el curandero (Hampi runa), otro con grandes
conocimientos en cada una de sus actividades, pues
unos solamente se dedican a la parte clínica, mientras
otro es el cirujano (sirkak), quien se encargaba de las
cirugías; éstos a su vez estarán enseñando a los lugareños,
para ser aprendiz (yachaquq).
Es de hacer notar que, los Incas no tuvieron escritura,
la transmisión de los conocimientos fue solamente
oral, se calificaba la memoria retentiva (memoria operativa),
pues era el único modo de mantener las tradiciones,
la cultura, en suma el saber.
La legión que llegaba a trasmitir esos conocimientos
que describimos, debía estar precedida por unas
cuantas familias que venían a ofrecer sus servicios,
para luego "amigarse" con las autoridades y ofrecer
todo ese complejo plan de enseñanza; pasado un año
o más, se les planteaba la conveniencia de la anexión
al Imperio Inca, aportando un "impuesto" que provendría
de los productos cosechados por ellos; una suerte
de actual impuesto a las ganancias, que iría al Cusco,
como aporte para la clase sacerdotal, como también
para la corte que rodea al Inca emperador, pero el resto
quedaría guardado en los Tambos, semejante a silos,
quedando inclusive preparado como chuño o papa
seca, la carne salada como c!harqy, el maíz seco, las
habas, etc. para los momentos de mala cosecha, o de
necesidades extremas.
Estos Tambos se establecieron en sitios estratégicos
donde había un abundante manantial (puq!io) de agua
(yaku), que también irrigaba algunas plantas medicinales,
Payco (cleno podinesbro sides), quina (cinchona
pubes cens), ayahuasca (banista riopsis capi), tomillo
(thimus vulgaris). etc. Generalmente había un horno
comunitario, se disponía de habitaciones como albergue,
para los Chasquis y estaba integrado a la red
caminera (caminos del Inca) para así mantenerse comunicados
con el Inca emperador, en el Cusco.
Hasta aquí todo en armonía, pero cuando estos
pueblos culturalizados, debían hacer los aportes (impuestos)
y estar bajo la influencia del Credo, adoración
al Sol, las leyes o costumbres, el idioma, quechua o
runa simi etc. muchos se rebelaron a ser sojuzgados
por el Imperio Inca presentando batalla, con las armas
muy precarias como los garrotes, cuchillos de piedra,
hachas (ch!ectana), hondas (warak!a), boleadoras, etc.
La supremacía guerrera de "profesionales" por lo general
volcaba la balanza hacia los incas que sin embargo
no abandonaban a los heridos de uno u otro bando y los
enviaban a los tambos, previa selección (triagge) a
cargo de los Curacas (hampi runa); en el Tambo, donde
eran tratados e incluso operados según la patología
correspondiente, para lo cual serían preparados previamente,
con los diferente elementos que se requerían.
Los traumatismos de cráneo, que presentaban fracturas
con hundimiento eran los prioritarios, por el
riesgo de infecciones y secuelas que acarreaban. Eran
generalmente parietales izquierdas, menos frecuentemente
occipitales y excepcionalmente frontales y predominaban
como ya dijimos del lado izquierdo. Inicialmente
eran lavadas con agua del manantial, para luego
prepararlos quirúrgicamente;
La anestesia
La anestesia dependía de la región (costa o el altiplano) en que se practicaba la cirugía y los elementos que tenían a su alcance; por lo que se utilizaba:
1. La chicha del maíz (aqa!), pero ya muy fermentada.
2. Jugo de hongos (miyu Kallampa) en infusión.
3. Agua de cactus y sapoya (hampi yaku),
4. Té de Chamiko (dutura stramonium), en cantidades
necesarias.
5. Ayahuaska (banisteriopsis caapi) como infusión; y
otros.
Como hemostáticos
1. Presión directa de la carótida en el cuello
2. Compresión del vaso sangrante,
3. Cenizas, (usp!a), del horno comunitario.
4. Lavado con agua de lluvia (p!ara p!osco)
5. Planchas de algodón (amp!i) con marcado poder de
absorción,
6. Clara de huevo, (runtoq)
7. Arcilla (t!uro), para cubrir la herida una vez suturada.
El instrumental quirúrgico (Figs. 1, 2 y 3)
Figura 1.
Figura 2. Otros modelos de Kuchuna. 1. Cuchuna. 2. T!oqpina 3. Kuchuna con vástago, para friccionar los bordes óseos, haciendo girar entre las manos, para regularizar los bordes y sellar el diploe con el propio aserrín óseo 4, 5, 6, 8, 9,12. qirpanas de diferentes formatos. 7. Siray.
Figura 3. 1 y 2. Kuchuna kiruyoc. 3 y 4. Phaqic tullu.
Consistía básicamente en:
• Tumy: bisturí, sólo es un símbolo figurativo de la
medicina del Perú
• Kuchuna: cuchillos, de diferentes formas y tamaños.
• Kuchuna Kiruyoc: cuchillo con dientes, que se
usaba para cortar huesos, actuaba por fricción, tanto
en la calota craneal, como en otros huesos; estos
instrumentos eran de una aleación del cobre con oro
que se conoce como Champy. que les da mayor dureza
y son resistentes a la oxidación, tienen una forma
similar al tumy.
• T!oqpina: puntero, usos múltiples, separador, elevador,
cánula, etc.
• Phaqic tullu: quebrador de huesos largos, similar al
formón
• Sikina: pinzas, de diferentes tamaños.
• Uskuy: barrena, decolador, etc.
• H!aspyquq: separador con dientes.
• Ch!ectana: hacha de mano, usos múltiples.
• Otros.
Las suturas
Eran de diferentes formas, curvaturas y consistencia, diferenciadas tanto para la duramadre como para músculo e inclusive para la piel:
• Siray: aguja de plata, que llevará enhebrada un hilo
de algodón, trenzado (ampi p!huskasq!a), podía ser
recta o curva; pero siempre cilíndrica.
• K!isca pita (agave amarillo o americano): era una
espina distal con algunos filamentos de cáñamo que se
seleccionaban de esta abundante planta; utilizándose
para las suturas del cuero cabelludo y otras zonas de
piel.
• Simp!ay (trenzar): en algunos casos se ataban los
propios cabellos de ambos bordes de la herida, sirviendo
de aproximador de colgajos.
Las plantas medicinales
Tenían diferentes usos de acuerdo a las necesidades, pudiendo ser utilizadas como emplastos postquirúrgicos inmediatos, como para posteriores curaciones; de tal modo describimos algunas;
• Sangre de grado (magnoliofohita): como emplasto,
sobre la herida quirúrgica, tendría acciones cicatrizantes.
• Paiko (chenopodium abrogioides): como cicatrizante
y sedante.
• Guanabana (Annona muricata): antiséptico y sedante
• Hierba santa (cestrum auriculatum): antiséptico,
antifebril y sedante.
• Copaiba (copaifera pan pera): cicatrizante, antiséptico,
antifebril, etc.
• To!e (bragiemansie suavedens) cicatrizante y antiinflamatorio.
• Yahuar piri piri (eluterine bulbosa): antifebril.
• Tomillo (thymus vulgaris): mejoraría la circulación
cerebral.
• Otros.
Los vendajes
Hay dos tipos bien definidos:
1. Algodón tejido: de trama fina, usado para cobertura
interna
2. Lana tejida: más rustica, externa, resistente y
fuerte.
Anticonvulsivantes
Fueron usados después que aparecían crisis convulsivas
postquirúrgicas, o también de otros orígenes:
convulsar (saqrayoq o urmaschisq!an).
1. Sangre de cóndor, si era fresca mejor.
2. Valeriana (valeriana radicata), como infusión.
3. Culantro (cilantro curiandrum sativun), como infusión.
4. Ayahuasca (banisteriopsis caapi), como infusión.
5. Algas marinas (algas fucus vesiculosus).
6. Otros.
Prótesis
Las prótesis o tapa (qirpana), que utilizaron, fueron
de diferentes materiales, especialmente oro (Q!ori) y
plata (kolk!e), que cubrían las craneotomías que realizaron,
preferentemente en los incas, de acuerdo a su
rango.
Estas piezas muchas veces acompañan a los hallazgos
de fardos funerarios, pero se las interpreta como
otra variedad de adornos y no como prótesis; esta
situación genera confusiones así como también instrumental
utilizado; por ello, actualmente se están redefiniendo
las funciones de los diferentes integrantes del
fardo funerario.
En algunos casos llegaron a usar el P!oro o K!arampa,
que es la cáscara dura de la calabaza o del zapallo.
En pocos casos se advierte que hubo supuración de
la herida quirúrgica, porque no se encuentra la osteólisis
circundante al borde de la craneotomía (trepanación).
Quirófano Tambo (t!ambu)
Hoy conceptuamos como tal, al ámbito en el cual se
realizaba el acto quirúrgico propiamente dicho; por lo
general era un lugar aislado dentro del propio tambo
(t!ambu), preparado con anterioridad a su uso, además
era utilizado como un hospital (hampi Wasi), con un
conjunto de enfermería (kamaq), dispensando una
"farmacia" de yerbas medicinales, tanto como emplastos,
bebidas y hasta sahumerios, que servirían para
ahuyentar los malos espíritus.
El periodo de convalecencia (alliyay) transcurría en
el mismo lugar, hasta recuperarse o bien morir (wañuy),
en cuyo caso eran trasladados hasta el lugar de su
preferencia o residencia original, previamente preparado
para su entierro.
El tambo cobra gran importancia por las múltiples
funciones que cumplía, estaba constituido por habitaciones
contiguas, para las diferentes actividades, tan es
así que el personal que cumplía las diferente funciones,
construía sus habitaciones en el lugar, pasando luego
a ser un pequeño poblado, que iba creciendo hasta
transformarse en albergue para los Incas o sus huestes
al paso; de esta nueva formación, se iba hacia un nuevo
enclave, aledaño a la zona, donde volverá a comenzar
este mismo procedimiento, pero manteniendo siempre
las comunicaciones con las autoridades (¿auditores?)
que visitaban periódicamente el lugar.
La cirugía
El paciente era anestesiado con chicha de maíz
(a!qa), haciéndole beber una buena cantidad, hasta
entrar en coma alcohólico, estado de conciencia que se
consideraba óptimo para iniciar el acto quirúrgico.
Se hacia el lavado de la zona lesionada con agua de
lluvia que se tenía almacenada, retirándose todo elemento
extraño, incluso los fragmentos óseos libres,
generalmente se usaba la pinza (sikina) y el puntero o
separador (t!oqpina), para luego proseguir con la hemostasia
de los diferentes planos, con el uso de la ceniza
(usp!a); y en caso que hubiere un vaso importante que
esté sangrando, era anudado con ayuda de la sikina y
un hilo de algodón.
Por lo general las fracturas con hundimiento, eran
regularizadas, en los bordes óseos con ayuda del cuchillo
con dientes (Kuchuna Kiruyoc), hasta obtener una
buena ventana que permita ver y abordar el espacio
extradural y, si era necesario, abrir en cruz la duramadre,
con un Kuchuna delicado, para continuar con la
evacuación del hematoma subdural, con ayuda del
elevador decolador (Topquina).
Posteriormente se procedía con el lavado del espacio
subdural, con agua de lluvia, que se provee con los
platos (p!ucos) con diferente formato, incluso con pico
vertedor.
Se continuaba con el cierre de los bordes de la
duramadre, para lo cual se hacia uso de la aguja de
plata curva (Siray) enhebrada con hilo de algodón, los
puntos que fueran necesarios; para continuar con la
colocación de la prótesis o tapa (qirpana), sea de oro
(q!ori) o bien de plata (Kolk!e), sobre la craneotomía,
coincidente con la curvatura de los bordes y la concavidad
de la superficie a cubrir; siendo ésta solamente
cubierta y sujetada por los planos de aponeurosis ósea
y muscular; no habiendo rechazo o supuraciones por la
aplicación de estas placas, que muchas veces se adherían
al plano óseo y quedaban incorporadas al cráneo,
por los bordes de crecimiento de la craneotomía.
Luego se procedía a cerrar aponeurosis y músculo
con el mismo Siray, para terminar con la piel usando
(K!isca pita) (agave amarillo o americano), que tiene la
punta de la espina con un filo extraordinario, conteniendo
los filamentos del cáñamo, que obran como
sutura y su gran poder de antisepsia. En otras oportunidades
se usaron la Simp!ay (trenzar o atar) los
propios cabellos de los bordes del cuero cabelludo.
Concluida la cirugía se lavaba la zona y se procedía
a utilizar los emplastos, que consisten en triturados de
algunas plantas de la zona, como por ejemplo Paico
(chenopodiun abrogioides) con gran poder antiséptico y
antifebril, cubriéndose la misma luego se vendaba con
tiras de algodón (ampi), para continuar con las de lana,
que son más fuertes, y se fijaba la misma con un
prendedor (T!ipana).
El postoperatorio continuaba en el Tambo, cumpliendo
la función de casa de curación (Hampi Wasi),
donde eran controlados por los médicos clínicos (Hampi
runa), ayudados por los cuidadores (Kamaq), quienes
eran también conocedores de las diferentes plantas
medicinales que se utilizaban durante su recuperación,
tanto para las posteriores curaciones y también el
control clínico. Por lo general hacían uso de anticonvulsivantes,
como Valeriana, Ayahuasca, Culantro, etc.
Una vez dado de alta del lugar, serán trasladados a
sus respectivos hogares, como convalecientes (alliyay),
exentos del trabajo por un determinado tiempo, de
acuerdo a su alta que será otorgada por el hampi runa,
quien hacía visitas domiciliarias, para luego reincorporarse
a la vida cotidiana.
Hubo casos de pacientes que se complicaron, incluso
fueron reintervenidos quirúrgicamente, por ello es
que se encuentran cráneos con múltiples craneotomías
o trepanaciones aledañas que inclusive tuvieron una
sobrevida muy importante, dado que en algunos casos
se ven que se cerraban o disminuían el diámetro de la
trepanación (Fig. 4).
Fig. 4. Craneotomías con crecimiento óseo posterior.
Otros murieron por daño cerebral severo, en tal caso
eran trasladados a sus respectivos lugares de origen,
donde serán dispuestos para su inhumación.
En los últimos años se ha hecho repetidas alusiones
al conocimiento quirúrgico de los Incas, por la presencia
de cráneos con huellas de la existencia de tumores
cerebrales. Creo que es bastante aventurado abrir un
juicio definitivo pero es de hacer notar que este hecho
pudo ser inducido por la "investigación" de crisis convulsivas
(Saqrayoq o urmaschisq!an) que pudieron
haber derivado en el hallazgo diagnóstico y la posterior
cirugía.
Estas descripciones no son s ólo "cosas del pasado"
actualmente se suscitan en algunos pueblos lejanos a
la civilización, como acontece en el poblado de Paucartambo,
llamado K!eros, en el departamento del Cusco,
donde existe descendencia de los Incas, practicando
todas sus tradiciones. Es precisamente allí donde pude
recabar datos e información al respecto de la medicina,
tanto clínica como la quirúrgica; la utilización de las
plantas medicinales etc.
* Los términos escritos en negrita aparecen en el diccionario quechua-español.
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