ARTíCULOS
Dos caras frente al espejo: una comparación de las sociologías argentina y chilena entre 1966 y 19761
María Agustina Diez
Resumen: En los últimos tiempos, el proceso de institucionalización de la sociología en Argentina ha sido trabajado en profundidad, particularmente la llamada «etapa de oro» de la UBA , entre 1955 y 1966. El período que va desde 1966 hasta 1976, en cambio, ha sido periféricamente observado. En la mayoría de los casos, ha sido abordado para mostrar su carácter antitético respecto del período «productivo» anterior. La metodología elegida para este trabajo consiste en ofrecer un ejercicio de comparación de las principales características del estado del campo sociológico de Argentina a la luz del caso de la sociología en Chile durante la segunda mitad de la década del 60 y la primera del 70 porque entendemos que este procedimiento nos puede ayudar a comprender más en profundidad el caso argentino. Tomaremos como pivote del análisis el caso argentino y la referencia a Chile nos servirá para acercarnos a la historia de la sociología argentina desde el marco de la sociología latinoamericana.
Palabras clave: Historia de la sociología; Sociología argentina; Sociología chilena.
Abstract: The institutionalization of Sociology in Argentina has been very well studied during the last years. In particular, academic works have concentrated on the period 1955-1966, the so called «golden ages» of the National University of Buenos Aires. Yet, the following decade, up to the military coup of 1976, has been insufficiently studied. In general this latest period has been considered as the antithesis of the previous -and «productive»- one. This article approaches the study of the field of Sociology in Argentina during the years 1966-1976 through its comparison with the Chilean case during the same period. We understand that a comparative approach can help us to better understand the Argentine case within the broader framework of the field in the Latin American context.
Key words: History of sociology; Argentine sociology; Chilean sociology
Introducción
En los últimos tiempos, el proceso de
institucionalización de la sociología en Argentina ha sido trabajado en
profundidad, particularmente el período de la llamada "etapa de oro"
de
la Universidad
de Buenos Aires, entre 1955 y 1966. Desde los estudios ya clásicos (Verón,
1974; Delich, 1977; Di Tella 1967, 1980; Marsal 1967; Sigal, 1991) hasta las
revisiones más actuales (Noé, 2005; Blanco, 2006; Pereyra, 2005). El foco está
puesto fundamentalmente, en los primeros años de desarrollo de la carrera y en
el papel de Gino Germani, no sólo como motor de este proceso, sino también como
impulsor de varios emprendimientos vinculados a la estructuración de la
sociología como profesión (emprendimientos editoriales, organización del área
de ciencias sociales dentro del CONICET, creación de centros privados de
investigación, asociaciones profesionales, formación de organismos regionales,
etc.). El período que va desde 1966 hasta 1976, en cambio, ha sido periféricamente
observado. En la mayoría de los casos, ha sido abordado para mostrar su
carácter antitético respecto del período "productivo" anterior.
Inclusive, puede decirse que esta polarización interpretativa organiza la
mayoría de los estudios sobre la sociología argentina.
Muchas de estas lecturas han sido realizadas
por los protagonistas de esta historia, y están ligadas a las posiciones que
ocuparon los agentes o a las disputas que se libraron en esos años. Por una
parte, hay quienes la interpretan como una etapa en donde se pretendió
"recuperar la potencialidad teórica de concepciones que habían impregnado
la vida y la trayectoria de las clases populares latinoamericanas, pero cuya
validez conceptual era negada por los claustros académicos" (Argumedo, 2004:
7). Esta búsqueda se construye sobre una autoimagen
"anti-academicista", que habría elaborado un pensamiento distinto a
lo que habían sido hasta ese momento las corrientes predominantes en la
enseñanza de la sociología, como el "estructural-funcionalismo", la
"teoría de la modernización", y el "marxismo eurocéntrico".
Desde el otro rincón, se vislumbra cierto consenso al afirmar que la sociología
(y en general las Ciencias Sociales) fue profundamente afectada en su
desarrollo a partir de 1966. Algunos la han definido como una "etapa
oscura", caracterizada por la fragmentación, desarticulación,
desestructuración, la extrema politización y una "tendencia a la pérdida
de especificidad" de la sociología. Inclusive se habla del inicio de una
"larga noche" (Noé, 2005: 200).
Estas caracterizaciones que se han utilizado
para definir esta etapa aluden a procesos reales operados en el campo, remiten
a disputas efectivamente ocurridas y que han marcado singularmente esta
disciplina a lo largo del tiempo. Es nuestra intención, sin embargo, aportar
hacia un ejercicio reflexivo que nos permita tomar la suficiente distancia
respecto de esas disputas, revisando ese conjunto de
"clasificaciones" hechas por los propios sociólogos desde una mirada
socio-histórica. En este sentido, coincidimos con Alejandro Blanco en el
intento de asumir el desafío de reconstruir la historia de la disciplina sin
caer en una perspectiva historiográfica "normativa", que juzga lo
hecho y lo dicho a la luz de una imagen del "deber ser" de la disciplina
(Blanco, 2006: 20).
Una de las principales clasificaciones que
surge de las interpretaciones arriba descritas es la que caracteriza el período
1966-1976 como una suerte de "no-campo académico" que es celebrada
por unos y despreciada por otros, al tiempo que se realiza una prescripción
acerca de lo que debería ser la sociología, en base a las disputas forjadas en
la década anterior. En este trabajo, utilizaremos la noción de campo académico para referirnos a un
espacio social, relativamente autónomo, cuya estructura se fue construyendo
históricamente a medida que se fueron diferenciando los conocimientos sociales
y se fueron institucionalizando prácticas de investigación y enseñanza. En ese
proceso se fueron modificando los "ideales disciplinares" (Brunner,
1986) al compás que se modificaba la illusio que movilizaba a los sociólogos y
a otros agentes del campo cultural. Se transformaron, así, las reglas del juego
y surgieron nuevas disputas que ya no podían ser clasificadas como parte de la
oposición entre "sociología de cátedra" y "sociología
científica". Algunos han señalado que no es fácil "referirse a una
sociología, a un campo
sociológico" debido a la "segmentación tan radical" (Sigal,
2001: 12) existente en este período.
La politización era el signo de los tiempos de todo el campo cultural y era
razonable que la sociología atravesara, también, procesos de politización
(Fernández, 2007). Sin embargo, nos preguntamos: ¿vulneró esto la autonomía
institucional a punto tal que se detuvo el proceso de institucionalización
alcanzado por el campo?; ¿existió una fragmentación tal que justifique pensar
la sociología de la época como esta suerte de no-campo formado por agentes e
instituciones desvinculados entre sí? En este trabajo nos proponemos mostrar en
qué medida cambiaron las apuestas de los agentes formados en la primera etapa
de institucionalización y de qué manera impactó esto en las reglas del juego
del campo académico. En esta dirección, procuraremos mostrar que aquella nueva
illusio implicó la aparición de una nueva especie de capital dentro del campo,
que llamaremos, junto con Franck Poupeau "capital militante", que
dotó a los conocimientos y a las prácticas sociológicas de un fuerte componente
de intervención en la realidad social. Aunque entre una etapa y otra haya más
discontinuidades que prolongaciones, más ruptura que homogeneidad, ese es el
espacio social en el que se desarrolló la sociología argentina, y las disputas
que en esos años ocurrieron formaron parte decisiva del desarrollo de la disciplina
en el período posterior. Por ello, la descripción de esta etapa es clave para
entender cómo se construyó ese capital antes y después del golpe de estado de
1966 y de qué manera se fue combinando con el capital académico existente hasta
entonces2.
La metodología elegida para este trabajo
consiste en una comparación de las principales características del estado del
campo sociológico de Argentina a la luz del caso de la sociología en Chile durante
la segunda mitad de la década de 1960 y la primera de 1970, porque entendemos
que este procedimiento nos puede ayudar a comprender más en profundidad el caso
argentino. Coincidimos con J. Myers cuando dice:
"La historia cultural es siempre comparativa. Aun cuando el historiador se dedique exclusiva y deliberadamente al estudio de un único país, no existe prácticamente ningún fenómeno pasible de ser abordado -pertenezca éste al registro de lo social, lo cultural, lo económico o lo político- que no adquiera mayor precisión conceptual al ser puesto en relación con fenómenos semejantes en otros países o regiones. El historiador especializado en la historia cultural de una única nación siempre deberá tener presentes, si desea alcanzar una comprensión adecuada de su objeto de estudio, otras experiencias regionales y temporales, otros modelos, otras situaciones" (Myers, 2004: 175).
Tomaremos como pivote del análisis el caso argentino, y la referencia a Chile nos servirá para acercarnos a la historia de la sociología argentina desde el marco de la sociología latinoamericana. Se trata, entonces, de un ejercicio comparativo que utilizamos como herramienta para enriquecer el enfoque y abrir una serie de problemáticas de mayor alcance, que estamos abordando en nuestra tesis doctoral.
La complejidad de los cortes temporales
Es necesario comenzar diciendo que será
imposible tomar el mismo período cronológico para el análisis del caso chileno
y del argentino. Resulta evidente que los cortes temporales asignados a cualquier
objeto de estudio deben estar determinados por acontecimientos o procesos
específicos y que determinarlos resulta, por lo general, problemático, como
veremos más adelante. La etapa que tomaremos como foco de análisis en
la Argentina
comienza y
finaliza con dos golpes de estado y contiene, entre ambos, un breve período
democrático entre 1973 y 1976. El período que tomaremos como referencia para la
comparación con Chile se inicia con el ascenso de
la Democracia Cristiana
cuyo líder, Eduardo Frei Montalva, llegó a la presidencia en 1964. Incluye la
experiencia socialista de Salvador Allende de 1970 y finaliza con el
advenimiento del golpe militar de Pinochet en
La mayoría de los autores coinciden en la
profunda lesión asestada al campo académico argentino por las dictaduras. Así,
Hebe Vessuri señala que la institucionalización precaria de las ciencias
sociales estuvo seriamente afectada durante los dos últimos regímenes
militares, y se desencadenaron persecuciones de tipo ideológico3 y político a través de aquellos que se hicieron cargo de la intervención a las
universidades nacionales que:
"acabaron en la pérdida de la Universidad de profesores e investigadores altamente calificados; éstos emigraron a universidades o institutos de investigaciones -en muchos casos prestigiosos- del exterior, o recalaron en los centros de investigación independientes, de carácter extrauniversitario que se fueron creando en el país [Argentina] a partir de 1960" (Oteiza, 1992: 72).
Slemenson señala a su vez que:
"El golpe militar de 1966, resultó devastador para el proyecto universitario modernizante, golpeando duramente la actividad científica nacional y las ciencias sociales en particular. Los profesores que se habían incorporado a la Universidad con dedicación exclusiva a la docencia e investigación y que habían hecho de la renovación de la Universidad un proyecto de vida, fueron los más afectados por la intervención militar. El grueso de los renunciantes que emigraron del país por hallar inaceptable esa intervención fueron los profesores con dedicación exclusiva. No lo vieron así los profesores de tiempo parcial, quienes tenían una actitud menos comprometida con la Universidad " (citada por Vessuri en Oteiza, 1992: 343).
Sin embargo, no es posible asignar la misma
significación institucional a la acción del gobierno militar de 1966 y de 1976.
Es muy complejo establecer cuál fue el verdadero impacto que produjeron estos
gobiernos militares y la intervención de la universidad en el campo de la
sociología. La forma y la intensidad de su actuación fue diferente y, en el
primer caso, permitió (al menos en parte) el desarrollo de la sociología en
ciertos espacios aunque, obviamente, en condiciones precarias. Estamos hablando
concretamente de los gobiernos de Onganía, Levingston y Lanusse. Existen
visiones diferentes4 con respecto a la situación en
la que se encontraba el plantel docente antes y después de la intervención en
la UBA
de 1966, la percepción
respecto a la actuación del movimiento estudiantil, y otros aspectos.Además, el
impacto de la intervención no fue homogéneo en todas las universidades de
Argentina (Verón, 1974: 135). Para profundizar en las características del golpe
de 1966 y en su impacto en la sociología argentina, será necesario, entonces,
observar más en detalle esta situación a través de los cambios que se producen
en la estructura organizativa de la carrera: reemplazo de los cargos directivos
y docentes5, reestructuración del plan de estudios
y cambio en los contenidos.
La documentación de la época, analizada desde
el ejercicio comparativo, arroja por ejemplo, interesantes datos que reflejan
la actividad de distintos centros del interior de
la Argentina
en espacios
regionales. Nos referimos a los debates de la "Segunda Conferencia
Latinoamericana de Ciencias Políticas y Sociales" celebrada en octubre de
1966 en Chile, que demuestra cómo la coyuntura política argentina no era
percibida por todos de la misma manera. Durante una de las sesiones de
la Conferencia
, el
expositor chileno Do Santo comenta la situación por la que estaban pasando las
universidades argentinas, a lo que un representante de
la UNCuyo
, el Dr. Leiva Hita,
le responde:
"Deseo aclarar un error de información en el que incurrió el señor Do Santo. La universidad argentina no está destruida, ni mucho menos. La Universidad Argentina no está pasando por ninguna crisis. Sólo tiene problemas internos de administración y de interpretación de la forma de gobierno de las universidades. La Universidad de Cuyo a la que tenemos el honor de representar en esta Conferencia, no ha tenido absolutamente ninguna renuncia de profesores. El rector de la Universidad de Cuyo sigue siendo el mismo. No tenemos nosotros ningún problema de esta naturaleza". (Segunda Conferencia Latinoamericana de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad de Chile, 1966).
Principales acontecimientos del proceso
de institucionalización de la sociología en Chile y Argentina
En el siguiente cuadro ofrecemos una presentación esquemática y sintética sobre los principales hitos en el proceso de institucionalización de la sociología, con el objetivo de proporcionar sólo un marco de referencia para la comparación de ambos casos. Tomaremos como punto de partida para la conformación de este cuadro la estructuración de la Sociología como carrera, sin que esto signifique desconocer la existencia de todo un período previo desde los primeros años de la década de 1930 hasta la primera parte de la década de 1950, en donde se sentaron las bases para la definitiva instalación de esta disciplina como actividad profesional (Brunner, 1986, Franco, 2007; Beigel, 2008; Trindade, 2005, Reyna, 2005, Garretón, 2005; Murmis, 2005; Blanco, 2007).
Año |
Argentina |
Chile |
1957 |
Creación de la carrera de
Sociología en
la UBA
por G. Germani6. |
Creación de
la FLACSO |
1958 |
Creación del CONICET. |
Creación de la Escuela de sociología en la Universidad de Chile. |
1959 |
Creación de la carrera de
sociología en
la Universidad Católica
(Primer Director E.
Miguens) |
Creación de la Escuela de Sociología en la Universidad Católica de Santiago de Chile |
1960-1961 |
Creación del IDES (Instituto de Desarrollo Económico y Social) |
Creación del DESAL, Centro de Desarrollo social para América Latina (Compañía de Jesús) |
1962 |
Creación de la Escuela de sociología en la Universidad del Salvador. |
Creación del ILPES |
1963 |
Creación del Centro de
Sociología Comparada en el ITDT (luego rebautizado Centro de investigaciones
en Ciencias Sociales) |
Apertura sede chilena de la Fundación Ford. |
1964-1965 |
Conflicto en la carrera de sociología de la UCA por declaraciones públicas de algunos docentes. |
Emigración de cientistas
brasileños |
1966 |
Golpe Militar - Gobierno
de Onganía - Intervención a
la Universidad. |
Emigración de cientistas
argentinos |
1967 |
Se inaugura
la Escuela
de Sociología
para Graduados en
la
UNC. |
Reforma Universitaria
Chilena |
1968-1969 |
Creación de la carrera de
sociología en
la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales de
la UNCuyo. |
Creación CEREN 9 |
1970 |
Cantidad de inscriptos a la carrera de sociología en la Universidad de Buenos Aires: 1.032 (Sigal, 2001: 78). |
Gobierno de Allende. |
1971 |
La carrera de sociología
de
la UCA
se
transforma en Postgrado. |
Creación del ICIS
(Instituto coordinador de Investigaciones Sociales) en
la FLACSO. |
1973 |
Cambio del plan de estudios de la carrera de sociología de la UBA. |
Desmantelamiento del CESO
y el CEREN y otras instituciones |
1974 |
Intervención de
Ottalagano. La carrera de sociología en
la UBA
es intervenida y separada de FFy L. |
|
1975 |
Cantidad de egresados de
la carrera de sociología de
la
UBA
desde su apertura hasta 1975: 115610
|
|
1976 |
Golpe de Estado - Gobierno
Militar. |
|
Misma tierra, distintos caminos...
"Buenos Aires,
28 de junio de 1966.
En este día aciago en que se ha quebrantado
en forma total la vigencia de
la Constitución
, el Rector de
la Universidad
de Buenos
Aires, hace un llamado a los claustros universitarios en el sentido de que
sigan defendiendo como hasta ahora la autonomía universitaria, que no
reconozcan otro gobierno universitario que el que ellos libremente han elegido
de acuerdo con su propio Estatuto, y que se comprometan a mantener vivo el
espíritu que haga posible el restablecimiento de la democracia"11.
La primera diferencia -pero no la única- que salta a la vista de cualquier lector es, obviamente, la situación sociopolítica en la que se encontraban Argentina y Chile en aquellos años. Mientras que en Argentina se producía un golpe militar que duraría más de seis años, del otro lado de la cordillera estaba instituido un gobierno democrático que sería interrumpido recién en 1973. Además que Chile se convirtió, desde comienzos de la década de 1950, en un laboratorio de experiencias políticas, sociales y culturales:
"La reforma agraria y otras políticas de desarrollo promovidas por los organismos internacionales, la Alianza para el Progreso, la reforma universitaria, la transformación de la Iglesia en el proceso de preparación del Concilio Vaticano II, todas ellas y muchas transformaciones más, convirtieron al país austral [Chile] en un gran ensayo de reforma y cambio social. El campo académico y, en especial, las ciencias sociales, también se vieron fuertemente afectadas por estos múltiples procesos". (Beigel, 2008b: 3)
La capital de Chile se convirtió en esta época en el eje de un circuito regional de investigación social que se venía formando desde 1948-1949 con la creación de la CEPAL , los centros de investigaciones de sociología religiosa promovidos por la Iglesia , la creación de las primeras escuelas de sociología y la FLACSO. Ningún país latinoamericano fue sede de tantos organismos internacionales, centros regionales de investigación, enseñanza y asesoría en ciencias sociales. Si bien el sistema democrático estable repercutió favorablemente en la institucionalización de las ciencias sociales en las universidades, esto no es en sí mismo la causa de ese proceso. Se impulsaron acciones explícitas que fortalecieron el campo académico en varios aspectos:
"Entre 1964 y 1973, el gobierno reformista de Eduardo Frei Montalva y la experiencia socialista de Salvador Allende, no sólo estimularon la afluencia de cientistas sociales de todo el mundo que querían conocer/explicar esa experiencia, sino que otorgaron un apoyo estatal a las universidades y a la investigación social que no reconoce precedentes en América Latina. Se dieron condiciones inmejorables para recibir una nutrida ola de cientistas sociales sudamericanos que emigraban con los golpes de Estado brasileño12 (1964) y argentino (1966), y que formaban parte de una nueva generación de sociólogos, historiadores, economistas y politólogos dispuestos a llevar a fondo el proceso reflexivo iniciado por la CEPAL ". (Beigel, 2008b: 3)
Argentina no contó con esas favorables
condiciones que actuaron de suelo fértil para el desarrollo de la sociología en
Chile. El gobierno de la "Revolución Argentina" actuó en el plano
cultural y educativo en forma directa. Intervino las universidades nacionales,
que quedaron bajo la tutela del Ministerio del Interior. La policía irrumpió en
las facultades de
la UBA
y reprimió con brutalidad a estudiantes y docentes. La naciente resistencia
estudiantil tuvo un saldo dramático.
En lo que sigue intentaremos desarrollar una
comparación analítica que nos permita abrir y resignificar el concepto de
autonomía que subyace a las discusiones acerca de la autonomía académica en la
literatura disponible. Asimismo, intentaremos disecar las diferencias
observables en el proceso de politización, así como en las relaciones entre universidades
y estado. Para ello, trabajaremos sobre los siguientes ejes de análisis:
fuentes de financiamiento y niveles de recursos; la presencia de los centros
privados; la presencia de organismos internacionales, centros regionales de
investigación, enseñanza y asesoría en ciencias sociales; la articulación
investigación/docencia; desarrollo de programas de nivel de posgrado;
circulación académica intrarregional; nivel de articulación/comunicación entre
las diferentes instancias o grupos; conflictos, tensiones y disputas dentro de
cada campo; relación autonomía/politización.
1. Fuentes de financiamiento
Desde los años '50 en Chile, en todos los
casos, las instituciones académicas contaron también con cuantiosos recursos
fiscales, incluyendo los centros regionales dependientes de organismos
internacionales, como FLACSO. Este gran afluente de recursos nacionales e
internacionales posibilitó procesos de profesionalización y expansión de cada
institución del campo. Las plantas de profesores de las escuelas de sociología
y de los nuevos centros interdisciplinarios de ciencias sociales, que fueron
creados durante el período de la reforma universitaria, aumentaron velozmente.
Por ejemplo, en el caso de
la
Escuela
de Sociología de
la Universidad
de Chile
los profesores de jornada completa pasan de 4 en
La diferencia con la situación de la sociología
en
la Argentina
es considerable, ya hablemos del financiamiento público como del privado. En
cuanto al financiamiento del Estado, el presupuesto destinado a Educación
siempre se mantuvo por debajo de lo asignado por el Estado chileno. De hecho,
ya durante el año 1964 y 1965 se produjeron varias movilizaciones estudiantiles
en pro de un aumento presupuestario a la Universidad14.
(gráfico)
Gasto público en
educación superior como porcentaje del PIB
Fuente: elaboración propia a
partir de datos extraídos:
Para Argentina: Presupuesto de
la administración nacional. Ministerio de Economía y Producción15
Para Chile: Arriagada,
Patricio (1989), "Financiamiento de
la Educación Superior
en Chile"; 1960/1988.; FLACSO, Santiago de Chile.16
En cuanto al financiamiento que provenía del sector no estatal, Chile fue un gran receptor de fondos privados:
"Durante estos años, fundaciones privadas y organismos gubernamentales norteamericanos, como AID y el Programa Punto IV, drenaron importantes fondos hacia América Latina y una porción importante estaba direccionado al rubro "desarrollo universitario". Las fundaciones norteamericanas Ford y Rockefeller tuvieron un peso significativo en la financiación de todas las instituciones del campo chileno, mientras las fundaciones alemanas, principalmente Konrad Adenauer, colaboraron con la Universidad Católica. Desde la instalación de una oficina de la Fundación Ford en Santiago, en 1963, se fortaleció la participación de Chile en los subsidios otorgados por esta fundación" (Beigel, 2008ª: 8).
Donativos de
la Fundación Ford
, 1959-1968 (en miles de dólares)
Fuente: Albert Szymanski: The
Ford Foundation, Annual Report 1960-1968, en, 1973:813-814
Año |
Argentina |
Chile |
Brasil |
|||
1963 |
1.971 |
0,93% |
405 |
0,19% |
3.117 |
1,47% |
1964 |
2.097 |
0,93% |
2.473 |
1,10% |
1.147 |
0,56% |
1965 |
907 |
0,32% |
4.095 |
1,45% |
2.728 |
0,97% |
1966 |
1.085 |
0,32% |
3.216 |
0,94% |
2.841 |
0,83% |
1967 |
1.086 |
0,47% |
1.420 |
0,61% |
2.334 |
1,00% |
1968 |
1.650 |
0,94% |
3.048 |
1,74% |
1.614 |
0,92% |
Totales |
11.352 |
|
16.800 |
|
17.822 |
|
Como puede observarse en la tabla, es notable
el crecimiento del flujo de recursos recibidos por Chile en comparación con
Argentina y Brasil.
En
la Argentina
, por el contrario, existe durante esta
etapa un gran rechazo a la financiación privada, dentro de los ámbitos
universitarios. En el caso de la carrera de Sociología de
la UBA
, los subsidios de Ford
prácticamente desaparecieron con el alejamiento de Germani de esta institución.
Es por todos conocido el conflicto que provocó la
presentación del llamado "Proyecto Marginalidad" en 1968 cuyos subsidios
provenían de Fundación Ford17, por citar un
ejemplo entre muchos otros casos.
Por otro lado, hasta fines de la década de 1960
hubo una gran receptividad de este tipo de subsidios en los centros privados
como el Instituto Torcuato Di Tella.
"En 1969 la
declinación de los ingresos de
la Fundación Di
Tella fue dramática e irreversible.
La situación económica del Instituto se había vuelto incierta desde 1966, sobre
todo a causa a causa de los problemas de la compañía... Los costos del
Instituto habían aumentado año tras año y desde 1967 excedían el millón de
dólares. Un 60 o70 % de ese dinero provenía de fondos externos, lo cual
aumentaba la incertidumbre. Dos tercios de los gastos eran para ciencias
sociales y un tercio para las artes. El instituto no podía mantener ese nivel
de gastos y por lo tanto se requería una reestructuración. El Instituto había
sobrevivido tanto tiempo gracias a la habilidad de su director, Enrique Oteiza,
para conseguir subsidios. La principal fuente de subsidios externos era Ford,
que otorgó fondos de emergencia de
En relación a los recursos que provenían del
ámbito estatal, debemos mencionar al Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (CONICET) un organismo creado en 1958 que,
coincidiendo con el proyecto de establecer también las "ciencias
humanas" en el medio local -según la clasificación del consejo-, aceptó a
las ciencias sociales como integrantes del abanico de disciplinas cuyo desarrollo
habría de fomentar. Esta agencia de apoyo, creada por el Estado siguiendo el
modelo francés, fue una fuente importante de recursos para el campo académico
de las ciencias sociales en lo que se refiere a18:
a) Otorgamiento
de becas: se concedían 2 tipos de becas: de iniciación y de
perfeccionamiento para capacitarse dentro y fuera del país. Los destinatarios
de las becas con proyectos de investigación de tipo "sociológico"
fueron principalmente egresados de la UBA19 y de
algunos otras universidades del interior del país (Cuyo, Córdoba) que
cumplieron sus tareas de investigación en el Instituto de Sociología de
la UBA
, en
la Escuela
de Sociología de
la Universidad
del
Salvador, en el Departamento de Sociología de
la Escuela
de Sociología para
graduados de
la FDyCS
de
la Universidad
Nacional
de Córdoba, en el ITDT, en el IDES, el Departamento
de Ciencias Sociales de
la Fundación Bariloche
, o fuera del país: FLACSO
Chile, universidades de Francia.
b) Incorporación a la carrera de investigación: algunos de los cientistas sociales que lograron incorporarse a la carrera de investigación durante este período son: Germani, Verón, Agulla, Yalour de Tobar, Marsal, De Imaz, O´Donell, Korn de Gallo, Peralta Ramos, Francisco Suárez, Llach, Brie, Vessuri, Zocchi de Vallejos.
c) Otorgamiento de subsidios a directores de proyectos de investigación: generalmente pertenecientes a la carrera de investigación.
d) Apertura de los primeros institutos de investigación en temas sociales dependientes del CONICET: CEIL Centro de Estudios e investigaciones laborales en 1973.
Sin embargo es importante aclarar que, si se observa la distribución del presupuesto anual con el que contaba el CONICET durante ese período, el área de ciencias sociales siempre se ubicó en los últimos lugares, tanto en la cantidad de becas como en el monto de los subsidios y cantidad de investigadores incorporados a carrera. Vale la pena señalar que el CONICET contó inicialmente con subsidios de la fundación Ford para fomentar el desarrollo de las ciencias sociales20. El aporte de esta Fundación estuvo específicamente dirigido a proporcionar becas de postgrado para completar la formación de los investigadores activos en Argentina, en el área de ciencias sociales, económicas y jurídicas.
2. La presencia de los centros
académicos privados
La función vital que cumplieron los centros de investigación privados en el desarrollo de la investigación social en Argentina ha sido ampliamente descrita por diversos autores (Brunner 1987, Vessuri 1992, Thompson 1994, Sigal 2002, Neiburg y Plotkin 2004). En cambio, en Chile no hay institutos privados en este período que puedan asemejarse a los de Argentina. La investigación se concentró fundamentalmente en los institutos pertenecientes a las universidades (como por ejemplo, el CESO y el CEREN) y en los organismos regionales o internacionales (CEPAL, ILPES, FLACSO). Al respecto, Brunner y Barrios señalan que:
"En otras palabras la tradición de los Centros Académicos Independientes existía en Chile desde antes de la aparición del régimen militar, pero tenía menor envergadura que en la Argentina probablemente, y en general se hallaba adscrita a las estrategias político-culturales de los grupos católicos y cercanos a la democracia cristiana" (Brunner y Barrios, 1987:133).
Los CAI chilenos se conforman básicamente como una respuesta ante el proceso depurador y desmantelamiento provocado por la intervención militar de las universidades desde 1973. En cambio, en la Argentina desarrollaron una intensa actividad, sobre todo durante la segunda mitad de la década del 60, produciendo trabajos de investigación en diversas problemáticas sociales.
Listado de Centros académicos de investigación:
Fuente: elaboración propia con datos extraídos de Rubinich, 1999: 42 y
Thompson, 1994.
Año de creación |
Institución |
|
Centro argentino del ILARI (Instituto latinoamericano de relaciones internacionales) |
|
Centro de estudios sociales de la DAIA |
1961 |
CEUR Centro de estudios urbanos y regionales El equipo se pasó al DiTella en el 66 |
|
CIAS - Centro de investigaciones y acción social. Fundado por la Compañía de Jesús. |
1966 |
CICE Centro de investigaciones en ciencias de la educación asociado al ITDT |
1967 |
CICSO Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales, funciona a partir de 1967 |
|
CICSO sección Córdoba |
|
CIMS Centro de Investigaciones motivacionales y sociales (Federación agraria y arquitectos) |
1963 |
CIS Centro de investigaciones sociales del Instituto Torcuato DiTella |
1968 |
Departamento de sociología de la Fundación Bariloche. |
1960 |
IDES Instituto de Desarrollo económico y social. |
1974 |
Centro de Estudios sobre Población |
1975 |
CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) |
1975 |
CISEA (Centro de Investigaciones sobre el Estado y la Administración ) |
3. La presencia de organismos internacionales, centros regionales de investigación, enseñanza y asesoría en ciencias sociales.
Tanto los organismos internacionales (CEPAL, ILPES) como los centros regionales de investigación (FLACSO -ELAS- ELACP) se instalaron en Chile mucho antes de 1966. Hubo una activa política del Estado chileno en UNESCO, FAO (y Naciones Unidas en general) y OEA. De hecho:
"A pesar de su ingreso relativamente tardío a la UNESCO , en 1953, el Gobierno de Chile, motorizó desde entonces un conjunto de iniciativas para favorecer el desarrollo de la educación y la cultura en nuestra región. En lo que se refiere específicamente a la "cooperación científica internacional", contribuyó decisivamente en la creación de la FLACSO en 1957" (Beigel, 2007: 1).
En cambio, en
la Argentina
la presencia
de los centros regionales fue menos significativa si se la compara con la
situación chilena. Entre ellos se encuentran el Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales (CLACSO), cuya secretaría ejecutiva se instaló en Buenos
Aires,
la
Fundación Bariloche
que podría considerarse un "centro
regional" (al menos en su primer período)21 y
la sede argentina de
la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales
(FLACSO), creada en
El CLACSO fue fundado en el año 1967 por iniciativa
de 35 centros e institutos de investigaciones en ciencias sociales y un grupo
de 10 investigadores de diversos países de Latinoamérica. "Los cientistas
sociales que participaron-constituyeron los órganos de gobierno de CLACSO, como
así también sus comisiones y grupos de trabajo, portaban múltiples pertenencias
institucionales, lo que también aportó al Consejo los beneficios de esos
vínculos" (Bayle, 2008: 53). Dentro de la comisión organizadora se
encontraban Gino Germani, Enrique Oteiza y Víctor Urquidi. Su creación se
fundamentaba en la necesidad de disminuir "el fuerte grado de dependencia
que implicaba la existencia de contactos estrechos con medios académicos de los
Estados Unidos y Europa Occidental, frente a las débiles vinculaciones dentro
de América Latina..." (CLASCO, 1974). En sus primeros años de labor, se
activaron los denominados "grupos de trabajo" integrados por gran
cantidad de investigadores latinoamericanos, se llevó adelante un programa de
publicaciones para difundir los trabajos de investigación, se entregaron becas
de enseñanza e investigación para formar docentes universitarios e
investigadores y se logró "articular una red científica regional con
capacidad para definir prioridades de investigación genuinamente latinoamericanas"
(Oteiza, 1997: 5). El Consejo encaró también la definición de un Programa
Latinoamericano de Posgrado en Ciencias Sociales, en donde colaboró
inicialmente Graciarena.
La Secretaría Ejecutiva
se instaló en Buenos Aires y
su primer secretario fue Aldo Ferrer quien posteriormente será reemplazado por
Enrique Oteiza (anteriormente había sido director del Instituto Torcuato Di
Tella) y estuvo en ese cargo desde
La Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO) fue creada en 1957 por
iniciativa del gobierno de Chile, bajo el auspicio de
la UNESCO. La
FLACSO quedó
constituida como un organismo regional, intergubernamental, integrado por
algunos países latinoamericanos y del Caribe entre ellos: Argentina, Bolivia,
Brasil, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Honduras, Guatemala, México,
Nicaragua, Panamá y Paraguay. Con el golpe de estado de 1973, en Chile, la sede
de Santiago corría peligro. Se produjo el exilio tanto de estudiantes como de
profesores. Entonces, como estrategia de sostenimiento, la secretaría general
se trasladó a Buenos Aires. En Argentina, el rector de
la UBA
, Ernesto Villanueva,
gestionó un subsidio para esta organización. Las negociaciones se iniciaron
antes de la asunción de Perón en 1973 y en noviembre de ese año se instaló la
primer oficina de FLACSO en Argentina, dentro del Instituto de Sociología de
la UBA. Los
primeros
integrantes de la institución fueron: Arturo O´Connell, Luis Ramallo, Ricardo
Petrabissi, Salvador Leonardi. Al poco tiempo comenzaron a llegar miembros de
FLACSO Chile para refugiarse del golpe. Con la intervención de
la UBA
, los miembros de FLACSO se
mudaron del Instituto de Sociología al nuevo edificio que estaba todavía en
construcción. En 1974 quedó inaugurada la sede Argentina de FLACSO.
4. La articulación
investigación/docencia
Dos de los centros de investigación que
cobraron mayor relevancia dentro del campo de la sociología chilena (entre
ellos el CESO y el CEREN) fueron creados dentro de
la Universidad
de Chile y
la
Universidad Católica
de Chile. DESAL, CEPAL, ILPES y FLACSO
fueron fundados dentro de organismos internacionales o agencias de cooperación,
aunque tuvieron fuertes lazos con
la Universidad
de Chile. Si bien todos estos centros
estuvieron mayormente consagrados a la investigación, también tenían áreas
dedicadas a la organización de cursos de capacitación.
La Universidad
de Chile
era la institución rectora del campo científico universitario y había
encabezado el proceso de modernización de la educación superior y con
importantes niveles de profesionalización. Por otra parte, "servía de nexo
entre centros nacionales e internacionales como FLACSO y los funcionarios de
estos organismos dictaban clases en
la Universidad
" (Beigel, 2008ª: 10). En Chile
existió una articulación investigación-docencia y esto constituye una gran
diferencia con lo que sucedió en Argentina.
En
la Argentina
, por el contrario, durante el período
1966-1976 existió un campo académico universitario institucionalmente
fragmentado y escindido en sus funciones (docencia e investigación). El CONICET
había propiciado actividades de investigación dentro de
la Universidad
ya que
introdujo, desde 1958, "la novedad de pagar salarios de dedicación
exclusiva al personal de investigación del Instituto de Sociología para la
profesionalización del trabajo académico" (Vessuri en Oteiza, 1992: 341);
suponemos que en este hecho debe haber tenido mucha influencia la temprana
presencia de Germani en la comisión de ciencias sociales del CONICET. Pero, a
partir de 1966, las actividades del instituto de investigación disminuyen;
además renunciaron muchos de los investigadores que habían recibido salarios
del CONICET. Los únicos profesionales que se incorporaron a la carrera de
investigación del CONICET y que figuraban con lugar de trabajo en el Instituto
de sociología son: Margarita E. Romano Yalour de Tobar (1968), Guillermo
O´Donell (1971) y Silvia Francis Korn de Gallo (1971)24.
El único subsidio otorgado por CONICET al Instituto se efectuó en 1970 al
entonces director de dicho organismo, Fernando Cuevillas25.
En cuanto a las asignaciones de becas a graduados de las carreras de
sociología, si bien continúan durante el período abordado (66-75) -mientras la
carrera permanece abierta-, representaron un porcentaje mínimo en relación a la
cantidad de las asignadas a otras disciplinas.
Enrique Oteiza, haciendo una descripción de la
historia reciente, advierte que:
"La universidad argentina ha sido fundamentalmente profesionalista, sólo con algunos bolsones de investigación científica y tecnológica, ubicados tradicionalmente en áreas de las ciencias medico biológicas y de las llamadas ciencias exactas. Cabe recordar asimismo que las ciencias sociales fueron en nuestro país [Argentina] de un muy tardío desarrollo y que la universidad privada por lo general exacerbó este sesgo profesionalista. Así, la mayor parte de los universitarios argentinos egresa, lamentablemente, sin haber tenido contacto con la investigación" (Oteiza, 1992:57).
Y, más concretamente, durante el período 1966-1976 se puede apreciar que la enseñanza de la sociología, al menos en el nivel básico, estuvo mayormente a cargo de la Universidad , mientras que el trabajo de investigación se desarrolló, casi en su totalidad, fuera de los ámbitos de la Universidad , es decir dentro de los centros de investigación privados26.
5. Desarrollo de programas de nivel de
posgrado
Desde 1957, con la creación de FLACSO, Escolatina y CELADE, en todos los ámbitos académicos del campo chileno se desarrollaron programas de nivel de posgrado. Mientras que en Argentina el posgrado en ciencias sociales no se desarrolló ampliamente durante esta época. Allí donde existía, predominaba el "doctorado académico" incluido en el nivel de la licenciatura (Graciarena, 1972:23).
"La falta de tradición estructurada para la formación de recursos humanos en el cuarto nivel en el país, acentuada con el éxodo de cerebros en las últimas décadas, resultó una situación en la que a mediados de los 80 sólo una porción minúscula -alrededor del 3%- de los graduados universitarios, habían egresado de un programa de posgrado. Si se distingue entre universidades públicas y privadas, se observa además, que el 77,5% de los títulos de posgrado en las ciencias sociales fueron expedidos por universidades privadas, lo cual muestra el grado de marginalidad de estas disciplinas desde el punto de vista del Estado. Entre los antecedentes más importantes en este campo vale destacar el esfuerzo de CLACSO en torno a la definición de un programa latinoamericano de posgrado a comienzos de la década del 70. El Grupo de trabajo de la sede Buenos Aires había elaborado programas para diversas disciplinas y área-problema: Sociología y ciencias afines, Economía, Ciencias Políticas, Ciencias de la Educación y Problemas Urbanos y Regionales ligados fundamentalmente a la UBA , Instituto Di Tella y CEUR (1973)" (Vessuri en Oteiza, 1992: 347).
La mayoría de los graduados de la carreras
de sociología realizaron estudios de posgrado en el exterior (EEUU, Europa y
otros países de Latinoamérica, como es el caso de los que fueron a estudiar a
la FLACSO
- Chile)27. Sin embargo hubo algunas experiencias de formación de
posgrado en Argentina. En 1967 se inaugura, en
la Universidad
de
Córdoba,
la Escuela
de Sociología para Graduados dependiente del Departamento de Sociología.
Mientras que, en 1971, después de que la carrera de sociología de
la Universidad Católica
Argentina había sido cerrada en 1966, se estructura como carrera de postgrado.
Este fue el primer título de posgrado otorgado por la UCA28.
La Fundación Bariloche
organizó, ya en 1968, su actividad docente de
posgrado:
"La formación de investigadores en Ciencias Sociales es el fruto del esfuerzo docente del Departamento. Son numerosos los jóvenes graduados que han pasado por el mismo y se desempeñan actualmente en otros centros del país y del extranjero. La actividad docente del Departamento comienza en 1968, casi con su creación. En ese entonces la instrucción era tutorial y los educandos pocos: cuatro. Con el crecimiento del Departamento y sus actividades se llegó a establecer un sistema más orgánico: el Curso Regular de Posgrado. En 1976 comenzó el segundo de estos Cursos, con un número de quince educandos. Dictan seminarios en este Curso los investigadores de planta del Departamento y algunos profesores visitantes de otros centros académicos" (Catterburg, 1977: 168).
En el ámbito de la enseñanza, introdujo en Argentina la primera experiencia tipo "campus", que convocaba a jóvenes graduados en ciencias sociales en torno a una estructura académica de participación intensiva (Vessuri, 1992: 355).
6. Circulación académica intrarregional
Como decíamos más arriba, un fenómeno de gran importancia para el campo académico chileno fue la migración de cientistas sociales provenientes del exilio brasileño, en 1964, y argentino, en 1966. Chile se convirtió en un foco receptor mientras que Argentina actuaba de contracara de este proceso. Estas olas migratorias de cientistas sociales estuvieron relacionadas con la existencia de un circuito intrarregional que conectaba los campos nacionales de América Latina, particularmente del Cono Sur. Estos grupos de cientistas sociales emigraban fundamentalmente por el advenimiento de regímenes autoritarios en sus países de origen, pero esta no fue la única razón. Si bien el flujo de circulación aumentó a partir de 1966, ya antes de esa fecha se ha registrado el paso de estos agentes por Chile. Algunos fueron reclutados para la FLACSO o para CEPAL, como Amadeo Vasconi, por ejemplo, quien llega a Chile en 1966 pero no como exiliado sino como consultor de la CEPAL. Otros casos similares son el de Sergio Bagú, Norberto González, quien fue director del ILPES, y A. Gurrieri. Otro grupo lo constituyen aquéllos que fueron becados para realizar estudios de posgrado29. (gáfico)
Es innegable el fuerte peso que tenían los
estudiantes argentinos dentro del registro total de alumnos de posgrado que
tuvo FLACSO en este período.
Más vinculado a la figura del exilio político,
estuvo el grupo de argentinos que se trasladó a Chile y que estaba compuesto
por aquellos que provenían de
la Universidad Católica
Argentina y que se trasladaron a
la
PUC
de Chile. Entre ellos se encontraba Hugo Perret, Patricio
Biedma, Ricardo Perera, Daniel Cornic y Carlos Prego30.
Si bien el golpe de 1966 favoreció este proceso
de circulación académica, también estuvo muy estimulado por todo el circuito
regional que funcionaba en Santiago de Chile. El paso por las instituciones
pertenecientes al campo de la sociología en Chile tuvo una especie de efecto
consagratorio para estos cientistas sociales y se presentaba como una
oportunidad accesible y cercana. Esta circulación no sólo favoreció a los
estudiantes y cientistas sociales de la capital argentina, sino también el
traslado Mendoza-Santiago de Chile.
Los contactos entre mendocinos y chilenos provenientes del campo de la
sociología existieron desde antes de la estructuración de la sociología como
carrera en
la UNCuyo.
Estos
contactos se pueden verificar en la participación en
congresos31, la visita de profesores chilenos a
la UNCuyo
(E. Martín), y en un
importante afluente de estudiantes mendocinos que realizaron estudios de
posgrado32. Es fundamental señalar el papel que
cumplió Horacio Godoy como agente articulador en el circuito Mendoza-Chile.
Horacio Godoy era mendocino y estudió abogacía en
la Universidad Nacional
de
la Plata. Fue
director del Grupo de Evaluación de Programas de Desarrollo Social y Económico
de América Latina, del Banco Interamericano del Desarrollo y estuvo trabajando
activamente en
la Oficina
de Integración en Washington durante 1965. Fue el primer director de
la ELACP
(FLACSO) y, desde ese
preciso momento, comenzó a propiciar canales de comunicación entre FLACSO y
la Escuela
de Ciencias
Políticas y Sociales de
la UNCuyo. Favoreció
la recepción de estudiantes
mendocinos de postgrado, y posibilitó la visita de profesores que venían del
extranjero a dar clases en FLACSO y que luego pasaban por Mendoza.
Grafico
2: Cantidad de egresados argentinos de FLACSO por año
Fuente: elaboración propia
sobre listas conseguidas de los archivos de FLACSO-Chile.
Podemos observar en este gráfico una gran
oscilación en el número de egresados por año. A partir de 1966, la cantidad de
los mismos se elevó claramente coincidiendo con la creación de
la ELACP
de FLACSO y el papel
cumplido por Horacio Godoy.
Por último es importante destacar que también
CLACSO propició, a partir de la instalación de su secretaría ejecutiva en
Buenos Aires en 1967, otro modo de circulación intrarregional, ya que desde el
primer momento las comisiones organizadoras de este organismo estuvieron
conformadas por cientistas sociales de diversos países latinoamericanos, al
igual que los grupos de trabajo. En este punto es interesante ver la
competencia que se generó entre FLACSO (Chile) y CLACSO "por la conducción
del circuito"33.
7. Nivel de articulación/comunicación
entre las diferentes instancias o grupos. Conflictos, tensiones y disputas
dentro de cada campo.
Una de las particularidades de las ciencias
sociales en Chile fue el intenso diálogo e intercambio que se produjo entre los
diferentes equipos34, que a veces tomaba cuerpo a
partir de convenios formales y actividades conjuntas entre las instituciones y
a veces se manifestaban en instancias informales o iniciativas espontáneas. El
gran flujo de migración académica que se instaló en Santiago colaboró en este
sentido. Entre las instancias más formales, probablemente el Congreso de Sociología Latinoamericana
realizado en Santiago en 1972 y el simposio conjunto CEREN-CESO sobre La transición al socialismo, a comienzos
de 1973, fueron las más importantes formas de intercambio intelectual durante
el período (Beigel, 2008b: 8).
En contraste con esta situación, en Argentina
los canales de comunicación fueron mucho más restringidos: se crearon
micro-circuitos de comunicación que se esforzaban por diferenciarse entre sí,
pero compartían pocos espacios institucionales. Ya Delich señalaba en 1977:
"La particularidad del panorama sociológico en Argentina reside en la coexistencia de los tres estilos sociológicos que antes se definieron como etapas sucesivas. Es cierto que cronológicamente aparecieron en forma sucesiva, pero la emergencia de una no implica la desaparición de la antigua. Cada uno dispuso de un ámbito de poder institucional, un círculo de interlocutores interlegitimantes, de alguna forma de comunicación específica; cada uno y todas en conjunto lograron evadir cualquier forma de confrontación, negándose recíprocamente el carácter de interlocutores válidos" (Delich, 1977: 28).
Los tres estilos u orientaciones
sociológicas a los que se refería Delich eran catalogados como la de
"frac", la "white collars" y la "descamisada". La
sociología de "frac" fue a lo que otros autores denominaron "la
sociología de cátedra", la "white collar" también fue conocida
como "sociología científica" y a la "descamisada" también
se la conoció como "sociología nacional y popular". Es importante
aclarar que estas son denominaciones acuñadas por los mismos agentes
pertenecientes al campo sociológico de ese período, que realizaron algún tipo
análisis y periodización de la sociología de la época.
A grandes rasgos podríamos afirmar que estas diferentes "formas de hacer
sociología" mudaron bastante al compás de los tiempos de la politización.
Aquellos que compartían un mismo andamiaje conceptual que podríamos denominar
"teoría de la modernización" y "teoría del desarrollo", la
aplicación de métodos estadísticos35 y la utilización
de encuestas se agruparon fundamentalmente en torno al Instituto de Desarrollo
Económico36, a los diferentes centros de
investigación que pertenecían al Instituto Torcuato Di Tella (CIS, CEUR, CICE,
CIE), y al Departamento de Ciencias Sociales de
la Fundación Bariloche.
Muchos de sus miembros circulaban por estos distintos espacios y propiciaron
más adelante la formación de otros; es el caso, por ejemplo, de Enrique Oteiza,
quien fue director del ITDT y luego (junto con otros miembros del ITDT) fue uno
de los principales impulsores del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO).
Otro grupo de sociólogos fundó el CICSO (Centro
de investigaciones en Ciencias Sociales) después de la intervención militar al
Instituto de sociología de
la UBA
,
en 1966. Entre sus primeros integrantes estaban Juan Carlos Marín, Miguel
Murmis, Eliseo Verón, Inés Izaguirre y Silvia Sigal. Este núcleo de sociólogos
se proclamaba a sí mismos como continuadores de la tradición científica de la
disciplina pero desde un ángulo de aproximación marxista.
La sociología en Córdoba estaba liderada mucho
antes de 1966 por Alfredo Poviña37, quien en 1959
había creado
la
Sociedad Argentina
de Sociología, la cual convocó a numerosos
sociólogos del interior. Bajo su órbita funcionaron las cátedras de Sociología
de
la Facultad
de Filosofía y la de
la
Derecho. En
1967 se inauguró
la Escuela
de Sociología para
Graduados dependiente del Departamento de Sociología. Dentro de
la Facultad
de Derecho y
Ciencias Sociales de
la
Universidad Nacional
de Córdoba (UNC), funcionaba también el
Instituto de Sociología "Raúl Orgaz" que continuó con sus actividades
normalmente durante este período. El Instituto recibió, durante este período,
varios subsidios del CONICET destinados a proyectos de investigación. En la
carrera de Ciencias de
la
Educación
(UNC) Juan Carlos Agulla38 fue el titular de la cátedra de Sociología desde 1959 hasta 1976. Durante ese
período también fue investigador del CONICET y tuvo a su cargo la dirección de
numerosos becarios de dicho organismo.
La situación de la sociología en
la UBA
, durante esta etapa, no es
fácil de describir. Durante esos años convivieron diversos grupos con mayor o
menor presencia dentro de la carrera, pero ninguno absolutamente hegemónico.
Algunas pocas cátedras quedaron a cargo de los herederos de la "sociología
científica", especialmente las metodológicas. El conjunto mayoritario de
docentes que quedaron después de 1966 se agrupó en torno a Justino O´Farrell y
Gonzalo Cárdenas, docentes puestos por la intervención, en lo que después se
conoció como las llamadas "cátedras nacionales" 39.
Otro grupo minoritario estuvo constituido por docentes vinculados a la
izquierda (entre ellos Juan Carlos Portantiero, Isidoro Cheresky, Oscar Landi y
María Braun) que vieron la oportunidad de disputarle cargos a las cátedras
nacionales recién a principios de los 7040. El
Instituto de Sociología seguía funcionando y varios egresados de la carrera,
que obtuvieron una beca interna del CONICET en esos años, tenían como
directores a docentes de
la
Facultad
y como lugar de trabajo al Instituto. En 1969 se
otorgaron 6 becas y los directores fueron Fernando Cuevillas, José Luis Romero
y Justino O´Farrel (Actas del Directorio de CONICET, año 1969).
Podría conjeturarse que la existencia de esta
variedad de circuitos incomunicados se debió a que no compartían una misma
forma de hacer sociología41. Existían, entre estos
grupos, profundos desacuerdos en cuanto a lo que se entendía por
"sociología", además de una gran discrepancia en la elección de los
métodos y, sobre todo, de los marcos teóricos, Lógicamente, también había
diferentes posicionamientos políticos. Pero consideramos que esta no es la
única explicación posible. Ciertamente, en numerosas ocasiones se trataba más
bien de disputas por posiciones o espacios de poder dentro del campo académico,
las cuales, aún hoy, son muy difíciles de explicitar por aquellos que fueron
parte de esas luchas.
8. Relación autonomía/politización
Como señalamos anteriormente, a partir de
1964 comenzó en Chile un paulatino proceso de radicalización y politización,
que se vio incrementado durante todo el gobierno demócrata cristiano. Pero
paralelamente a esta politización, en el campo académico se percibió una mayor
profesionalización de la actividad científica y una intensa restructuración
académica. La sociología chilena, durante estos años, vivió un proceso de
expansión particularmente importante. La demanda de inscripciones para la
carrera en algunos casos se quintuplicó42. El
mercado laboral no-académico para los sociólogos se amplió, especialmente en el
sector público, impulsado por las iniciativas reformistas del gobierno de
la Democracia Cristiana
,
que valoraba estos conocimientos para afrontar las problemáticas en boga:
reforma agraria, subdesarrollo y marginalidad (Brunner y Barrios, 1987: 77).
En el año 1965 Johan Galtung denunció
públicamente la organización de un proyecto de investigación denominado
Camelot, motorizado por el Departamento de Estado del Gobierno de los Estados
Unidos (Navarro y Quesada, 2008: en prensa). Este hecho provocó un gran impacto
en el campo chileno, ya que fueron convocados para trabajar varios cientistas
sociales. El proyecto fue absolutamente rechazado por las principales
instituciones académicas, fundamentalmente por el origen de los fondos que iban
a financiarlo.
Al profundo proceso de modernización y
expansión de las ciencias sociales que se había iniciado en la década de los
50, se sumó la reforma universitaria que se llevó a cabo en 1967 y que consagró
institucionalmente tres tipos de autonomía:
la autarquía financiera, la libertad académica y la independencia
administrativa. Según Beigel, se trató de un proceso de politización y de
autonomización paralelo:
"En el caso chileno, esta politización, alimentada desde múltiples procesos nacionales e internacionales, no implicó la pérdida de la autonomía académica de las universidades, sino un replanteo de las reglas de funcionamiento del campo, una reconfiguración del capital académico en juego y una redefinición de las funciones de los cientistas sociales. Contribuyó, para ello, la autonomía alcanzada por algunas instituciones, la profesionalización de los agentes, la progresiva "nacionalización" de una "illusio" transversal al campo y la reforma universitaria de 1967" (Beigel, 2008a: 14).
En efecto, los procesos de politización de
las ciencias sociales se fueron desarrollando tanto en América latina como en
Europa. Argentina no iba a escapar a este fenómeno: "En el curso de los
años 60 la sociología se politizó en todos los países occidentales. Si se
compara lo ocurrido en
la
Argentina
con lo sucedido en países con mayor tradición en el
desarrollo de la disciplina, surge que por su aún incipiente situación y por la
ausencia de un sistema universitario sólido, capaz de operar como garante de
los requisitos para hacer ciencia, el caso aquí analizado reveló
características propias de la politización mucho más profundas y
desestructurantes. (Sidicaro, 1993: 70). Es un lugar común en la posición de
muchos que fueron agentes del campo académico argentino durante ese período
-postura que se ve reflejada en algunos casos en trabajos de investigación43 y, en otros, en entrevistas que les han sido realizadas44- considerar que el hondo proceso de politización no sólo
no fue acompañado por una profundización de la autonomía del campo como en el
caso chileno, sino que actuó en detrimento de ella. Con respecto a este punto
no está demás volver a revisar estos análisis, teniendo en cuenta que la
caracterización de esta situación ha sido hecha por sujetos que fueron parte
del campo en ese período y, por ende, parte de las luchas por las distintas
posiciones internas.
A partir de 1970 comienza a registrarse un
aumento progresivo del peso del capital militante en el campo chileno. Sin
embargo, Beigel advierte que esta situación no es homogénea hacia el interior
de todas las instituciones del campo. En
la Universidad Católica
las actividades de docencia e investigación continuaron funcionando con
relativa estabilidad hasta comienzos de 1973.
La FLACSO
, por su parte, entre
1970 y 1973 incrementó las actividades de investigación en las dos escuelas.
La Universidad
de Chile
estuvo, en esta etapa, más susceptible a la fragmentación y los vaivenes
políticos, mientras
la Universidad Católica
siguió profesionalizando la
carrera y mantuvo mayores niveles de autonomía institucional.
Luego del escándalo por el proyecto Camelot
todos los organismos internacionales comenzaron a ser sospechados de espacios
"pronorteamericanos". Un ejemplo de esto es que Osvaldo Sunkel, Enzo
Faleto y otros funcionarios renunciaron a
la CEPAL
para ir a trabajar
la Universidad
de Chile,
luego de la reforma de 1967. Esto es una muestra más del proceso de
politización que ocurrió en Chile.
Y si bien el proceso de politización se inició
en Chile a mediados de la década de 1960, en el período que va desde 1972 hasta
1973 podrían encontrarse probablemente más analogías con la realidad que se
estaba viviendo en Argentina, más precisamente en
la Universidad
de Buenos
Aires. Es una etapa de gran inestabilidad en el gobierno de Allende. Sin
embargo,
la Universidad
tuvo un papel central. Allí se dirimía gran
parte de los proyectos políticos en pugna, era un ágora de
discusión muy importante. Inclusive, a mediados de 1972, la cotidianeidad de la
vida universitaria cambió radicalmente. En reiteradas ocasiones, por ejemplo,
se suspendieron las clases porque los estudiantes iban a recolectar frutos en
el campo para enfrentar el desabastecimiento o colaboraban cargando tanques de
nafta para abastecer a los camiones. Lo que diferencia una situación de otra es
que en Chile se da en forma conjunta un proceso de politización pero también de
modernización y de expansión de recursos. Mientras que, en Argentina, se daba
una politización creciente pero con una universidad que perdía sistemáticamente
recursos, inclusive desde antes de la intervención.
Los estudiantes reformistas chilenos asumían la
idea de que la universidad tenía que responder a los problemas nacionales, pero
sin renunciar a la producción de conocimiento científico para explicar las
problemáticas sociales. Es decir, la universidad tenía la misión de formar una
conciencia crítica, pero no podía perder de vista la autonomía universitaria y
la excelencia académica. En las carreras de sociología se instaló en forma
permanente la discusión sobre lo político, pero la investigación sobre la
realidad nacional y la situación de dependencia estaba necesariamente vinculada
al uso de los métodos empíricos, algo que seguía siendo fundamental.
Según Sidicaro, si se compara lo sucedido en
las universidades de países con mayor tradición en el desarrollo de la
sociología, surge que por su aún incipiente situación y por la ausencia de un
sistema universitario sólido, capaz de operar como garante de los requisitos
para hacer ciencia, el caso argentino reveló características propias de la
politización mucho más profundas y desestructurantes (Sidicaro, 1993: 70).
Ahora bien, el caso más paradigmático de politización de la sociología -las
"cátedras nacionales"- no es radicalmente diferente del caso chileno.
El discurso existente era que en las cátedras nacionales se defendía "una
sociología mucho más vinculada con los problemas de la realidad nacional".
Probablemente, lo que diferencia ambos casos sea el hecho de que no existía un
consenso acerca de que se estaban disputando distintas miradas sobre esa
realidad nacional. Las polaridades establecidas entre sectores peronistas y no
peronistas pusieron en el centro del debate la cuestión nacional. Desde las
percepciones de miembros de las cátedras nacionales, estas se ocupaban de los
"problemas nacionales" y consideraban que los otros (como el IDES,
Instituto Di Tella, los grupos de la nueva izquierda) estaban
"norteamericanizados". Sin embargo, si nos acercamos más a estos
"otros", constataremos que sus objetos de análisis también eran
problemáticas nacionales, pero abordados desde otra perspectiva. Al igual que
en Chile, sin embargo, estas confrontaciones y el peso del capital militante
fueron modificándose/incrementándose al compás de los años; y valdría la pena
separar el período en dos etapas, de manera que podríamos comparar mejor la
politización del caso argentino entre 1973 y 1974 con el período 1972-1973 en
Chile, donde las confrontaciones internas a los sectores intelectuales de
izquierda permiten mayores analogías.
En suma, a pesar de que los ideales
disciplinares -la illusio académica en general- tuvo singularidades diferentes
en los dos casos analizados, la politización del campo no implicó la pérdida de
autonomía de la universidad ni el abandono de sus funciones académicas.
Refiriéndose a la denominada "sociología nacional" en Argentina,
Silvia Sigal indica que: "Las nuevas identidades asumidas por los
intelectuales no permiten entonces concluir que la autonomía del campo cultural
ha sido liquidada ni que se ha esfumado la figura del intelectual. Al menos en
la Argentina
de esos años,
la voluntad de someter lo cultural a lo político constituyó un ejemplo de la
capacidad de los intelectuales para imponerse criterios políticos, sí, pero que
eran forjados por ellos mismos"
(Sigal, 2002: 207).
Conexiones entre los campos académicos
de Chile y Argentina
Más allá de la circulación que comentamos arriba, existieron varios puntos de conexión entre el campo académico-universitario argentino y el chileno en el período estudiado. Nosotros mencionaremos dos:
a) Circulación de publicaciones
En 1971, por ejemplo, la revista argentina Los Libros45 dedicó uno de sus números completo a la producción chilena de las ciencias
sociales46. Esta revista, que tuvo una fuerte
gravitación entre los ambientes intelectuales y académicos de la época, ofrecía
mensualmente un panorama bastante completo de las principales publicaciones que
aparecían en Latinoamérica.
Para la elaboración de este número, el director
de la revista Héctor Schmucler estableció el principal vínculo con el circuito
chileno unos años antes, ya que viajó a Chile en reiteradas ocasiones entre 1970
y 1973. El motivo de estos viajes fue un proyecto conjunto, con algunos
argentinos que vivían en Chile y algunos chilenos, para crear
la Editorial Signos
que es el antecedente de
la Editorial Siglo
XXI en Argentina. (Entrevista realizada por F. Beigel a Héctor
Schmucler).
La nota editorial de esta publicación
comentaba:
"Chile ocupa desde noviembre del año pasado un lugar privilegiado en el interés de la historia contemporánea. Al asumir el mando el presidente Allende, se reordenó el cuadro de la situación americana y la expectativa interesó prácticamente a todo el mundo..... La importancia del tema tratado nos estimuló a lanzar este número doble.....Fase abierta de un proceso inédito en América Latina, el acceso al poder formal por parte de la Unidad Popular , comienza a verificar su importancia, sus dificultades, su potencia. Hacia esta última como problema, hemos tratado de aproximar los textos que se publican. Un notable equipo de especialistas, con vasta experiencia en distintas áreas de la realidad chilena, ha prestado su colaboración. Hubiera sido difícil reunir trabajos de esta significación sin la ayuda práctica de Armand Mattelart, a quién se unió nuestro secretario de redacción que permaneció en Chile durante 15 días con ese objeto. (Los Libros, 1971)
Luego, la Editorial Siglo XXI publicó en julio de 1975 un Catálogo General de Ediciones Argentinas en donde figuran numerosas obras de reconocidos cientistas producidas en el campo de las ciencias sociales en Chile. Entre ellos:
Dentro de una serie de reimpresiones argentinas de ediciones originales de Siglo XXI de México figuran:
b) El Proyecto Marginalidad
Este controvertido proyecto de investigación sobre la marginalidad en América Latina fue gestado a principios de 1967 bajo los auspicios de dos organismos de mucho peso del campo chileno: el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) dependiente de la CEPAL , y el Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina (DESAL). Los fondos para su financiamiento provenían de la Fundación Ford. Estuvo a cargo de los investigadores argentinos José Nun, Juan Carlos Marín y Miguel Murmis. El primer informe se elaboró en Santiago de Chile y, posteriormente, el trabajo continuó dentro del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Di Tella. La mayoría de los integrantes del equipo eran investigadores argentinos y el resto provenían de Chile. En este informe preliminar se anunciaba que las próximas publicaciones correspondientes al Proyecto serían:
Fuente: (Nun, Murmis, y
Marín, 1968: 4)
Dicho proyecto generó una fuerte polémica en el
ámbito académico por el origen de la financiación y los investigadores
involucrados en el mismo fueron sospechados de colaborar con organismos
internacionales como
la CIA.
Si
bien el escándalo generado47 condujo a la cancelación del proyecto, su organización fue en sí misma una
clara intención de trabajo conjunto entre argentinos y chilenos.
Palabras finales
Finalmente, resta decir que la observación
de la situación de las ciencias sociales en Argentina, desde una perspectiva
comparativa con respecto a otros campos nacionales como el de Chile, ha podido
aportar varios elementos interesantes para comprender mejor algunos procesos.
El ejercicio de descentrarse del propio campo nos ha ayudado a tomar distancia
de ciertas miradas "auto-referenciadas" emanadas de las posiciones
ocupadas por los agentes que fueron parte de las disputas de la época. De esta
mirada en espejo surgieron diferencias y semejanzas con respecto a las
características de las sociologías nacionales. Una diferencia fundamental es el
contexto político en el que se desarrolló cada una de ellas. La estabilidad
democrática, el apoyo del Estado y la existencia de una política sostenida de
profesionalización de las ciencias sociales colocaron en una situación de
ventaja a la sociología chilena. Por otro lado, la confluencia en el mismo
tiempo y espacio de importantes figuras de las ciencias sociales
latinoamericanas y europeas, y la presencia de los organismos internacionales,
promovieron un importante desarrollo de las ciencias sociales y la formación de
un circuito regional que funcionaba en Santiago de Chile. Chile se convirtió, entonces,
en un foco receptor de académicos del mundo entero, mientras que Argentina
estaba en la contracara de este proceso, bajo un gobierno militar, y luego en
un proceso convulsionado e inestable.
Otra diferencia que hemos destacado está en la
relación entre politización y autonomía. Como señalamos anteriormente, en ambos
casos la politización no implicó la pérdida de autonomía de las universidades
sin más, sino una radical reconfiguración de las reglas de juego. En el caso de
Chile, sin embargo, esa autonomización siguió acompañada por un proceso de
profesionalización que se vio incrementado durante todo el gobierno demócrata
cristiano. En ambos países hay una intensa reestructuración académica, aunque
en Chile se preservó más claramente la autonomía de la universidad respecto del
gobierno y en
la Argentina
,
durante
la UNPBA
,
se puso en práctica un concepto distinto de autonomía que promulgaba que
la Universidad
se
inscribiese en el "programa de desarrollo económico y estratégico
nacional".
Todos los espacios e instancias del campo
cultural fueron atravesados por procesos de creciente politización durante esos
años, y la sociología en
la
Argentina
no fue la excepción. Sin embargo, el análisis del
la universidad durante el gobierno de Onganía muestra que la autonomía no se
detuvo a punto tal de provocar el detenimiento del proceso de
institucionalización alcanzado en la etapa anterior. Si bien es innegable que
existieron en esta etapa procesos de fragmentación en donde los agentes, las
actividades académicas (docencia e investigación) y las instituciones
estuvieron fuertemente marcados por las preocupaciones políticas, esto no
justifica pensar a la sociología de la época como una especie de
"no-campo". Las jugadas de los agentes formados en la primera etapa
de institucionalización fueron cambiando y esto, lógicamente, impactó en las
reglas del juego del campo académico. Con rupturas y discontinuidades, ése es
el espacio social en el que se desarrollaron las ciencias sociales y la
interrupción masiva que este desarrollo tuvo a partir de 1974-1976 tuvo un
papel decisivo en el período posterior.
Notas
(1) La autora agradece los comentarios y valiosos aportes realizados por la Dra Fernanda Beigel al presente trabajo.
(2) Para intentar una mirada reflexiva respecto de los "lugares comunes" sobre el período 1966-1976, es necesario construir una sólida base histórico-documental que pueda aportar nuevos datos. En este sentido nuestra tesis doctoral procesa documentación de la carrera de sociología de la UBA (fundamentalmente los programas de las materias y las resoluciones del consejo directivo de la Facultad de Filosofía y Letras) y de la comisión de Ciencias Sociales del CONICET para visualizar esas rupturas y continuidades que dan sentido al campo.
(3) Un claro ejemplo de esto es el mecanismo por el cual el CONICET debía seleccionar a los futuros becarios. Los legajos de las personas que solicitaban becas de estudios, en cumplimiento de la ley 17401, primero tenían que ser remitidos a la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado). "Fue durante la dictadura de Onganía que se estableció la Ley 17401 de prohibición expresa de toda actividad conexa con el comunismo y de sanción al mero pensamiento comunista. En los archivos de inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, depositados hoy en la Comisión Provincial de la Memoria , hay unos 60.000 expedientes acumulados en treinta años de espionaje y acciones activas de los servicios, casi la mitad de los casos corresponden a militantes comunistas". Recién después de este "procedimiento burocrático" podía elaborarse la lista de becarios a los cuales se les otorgaba dicho estipendio.
(4) "La dictadura tampoco tenía planes claros con respecto a la universidad, por eso el golpe de estado se hace el 28 de junio y un mes después la intervención a la universidad, y ahí hay todo un problema porque la intervención a la universidad moviliza a los estudiantes, pero, al mismo tiempo, no hay muchas certezas sobre el sentido que tiene el golpe de Onganía hasta fines del 1966, comienzos de 1967.... no se desalojaba a un gobierno de carácter democrático tampoco, era un gobierno que había llegado a la presidencia con un escaso 23% del electorado que no nos satisfacía al movimiento estudiantil...Entonces lo que se puede ver en la lejanía como algo que está construido en los libros como un hecho de los bastones largos, etc, etc... eso no era percibido en el momento como tal, sino que era muchísimo más complejo. La universidad anterior a 1966 era criticada por lo que se llamaba su cientificismo, su tendencia a buscar apoyo en los organismos de financiamiento de investigación norteamericana. Eh... no... no se pasa de una situación ideal a una situación totalmente oscura..." (Entrevista a Ricardo Sidicaro realizada por la autora, 2007).
(5) "En el año 66, supuestamente se dio una ruptura por la intervención de la Universidad. Y eso está más en el sentido vulgar. En el caso de la carrera de sociología prácticamente lo que ocurre es que se van algunos profesores, pero por debajo queda toda la planta docente de ayudantes, jefe de trabajos prácticos, etc, que estaban antes" (Entrevista a R. Sidicaro realizada por la autora, 2007).
(6) Germani se encargó de conformar un grupo -marcadamente heterogéneo- que lo acompañó en este gran emprendimiento dentro de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Entre ellos se encuentran Norberto Rodríguez Bustamante Carlos A. Erro, Enrique Butelman, Jorge Graciarena, Miguel Murmis, Torcuato Di Tella, Juan Carlos Marín. "La sociología nacía así de la conjunción de una alianza intelectual entre un "jefe moderno" y un "elenco humanista" y de una alianza política entre la tradición liberal y la socialista". (Blanco, 2006: 197).
(8) Es necesario tener en cuenta que en Chile las universidades tienen prueba de admisión y cupos. En 1967 se inscribieron 750 postulantes para cubrir sólo 35 vacantes (Krebs, 1988:540).
(9) Durante el período comprendido entre 1968 y 1972 se titulan 174 sociólogos, la mayoría de ellos egresados de la Universidad Católica de Chile (Brunner y Barrios, 1987:78).
(10) Fuente: archivos de la carrera de Sociología, Facultad de Filosofía y Letras.
(11) Declaración del Rector, el Ing. Hilario Fernández Long, y el Consejo Superior de la UBA en la madrugada del 28 de junio de 1966. Un mes después de haber pronunciado este llamamiento, el gobierno del Gral Onganía lleva a cabo la intervención de la Universidad , anulando todos los organismos democráticos de gobierno de estas instituciones.
(12) Celso Furtado, Fernando Henrique Cardoso, Theotonio Dos Santos, Vania Bambirra, Ruy Mauro Marini, Conceicao Tavares, Francisco Weffort, Vilmar Faría, Ayrton Fausto, Emir Sader, entre otros.
(13) Este organismo tendrá a grandes rasgos las mismas características del CONICET argentino, pero con un papel menos protagónico en la ejecución y financiamiento de la investigación en Ciencias Sociales.
(14) Datos extraídos de la entrevista a Ricardo Sidicaro.
(15) Gastos
por finalidad - Función y naturaleza económica 1965-2006. Dirección de Proyecciones
y Estadísticas presupuestarias de
la Oficina Nacional
de presupuesto dependiente de
la Secretaría
de Hacienda de
la Nación
República
Argentina Actualizado en noviembre de 2007.
(16) Citado por Brunner, José Joaquín: "Educación Superior. Chile en contexto internacional comparado" FLACSO. Este trabajo formó parte del Proyecto de Políticas Comparadas de Educación Superior que se realizó conjuntamente entre la FLACSO-Chile , el CEDES de Argentina, el NUPES de Brasil, La Universidad Nacional de Colombia y el DIE de México. Dicho Proyecto contó con el apoyo de la Fundación Ford.
(17) Nun, José; Murmis, Miguel; Marín, Juan Carlos: "La marginalidad en América Latina", Informe preliminar. Documento de trabajo, diciembre de 1968. Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Di Tella, pag 1.
(18) Los datos sobre las actividades del CONICET han sido recabados tanto en las actas de las reuniones de directorio, como de los boletines informativos publicados por esta institución durante dicho período.
(19) De esta forma, desde la primera etapa de la carrera de sociología en la UBA , algunos profesores pudieron dedicarse integralmente a la docencia e investigación, primero con subsidios del Consejo y luego como integrantes de la carrera de investigador desde la instauración de ésta en 1961 (Vessuri, 1992: 351)
(20) El otorgamiento de subsidios por parte de la Fundación Ford está documentado a partir del año 59 y figura en el Acta de la trigésimo quinta reunión del Directorio 21/08/59.
(21) El término "centro regional" hace alusión aquí a la repercusión que tuvo la Fundación Bariloche , a la internacionalizacion de su cuerpo docente y alumnado y a la calidad de los recursos que la sostuvieron. En este caso además, por el papel central de Peter Heintz en la creación del Departamento de Ciencias Sociales, se puede hablar de una institución con vocación regional.
(22) En esta
oficina de CEPAL trabajaron: Carlos Vilas, Ricardo Ciboti, Oscar Varsavsky y
Jorge Katz, entre otros. Se trató de un equipo de jóvenes profesionales
convocados por Calcagno para trabajar en un proyecto conjunto en CEPAL y el
Consejo Federal de Inversiones (CFI) sobre Desarrollo Regional Argentino (datos
extraídos de una entrevista realizada en abril del
(23) Entrevista realizada por Paola Bayle a Enrique Oteiza en Buenos Aires, noviembre de 2066.
(24) Actas de las reuniones del directorio de CONICET, 1968 y 1971.
(25) Se le concede un subsidio por la cantidad de $450 para financiar un plan de investigación sobre "Situación de marginalidad en la que se encuentran poblaciones migrantes en Áreas Metropolitanas". Actas de las reuniones del directorio de CONICET, 1970.
(26) Salvo contadas excepciones (como algunos cursos organizados por el IDES), los centros de investigación privados no se encargaron de la enseñanza de la sociología.
(27) Entrevistas realizadas a Atilio Borón, José Francisco Martín, Ricardo Sidicaro.
(28) Dato extraído del Discurso de Monseñor Guillermo P. Blanco en el acto de bendición del edificio "Santa María de los Buenos Aires" de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 8 de diciembre de 1998.
(29) Egresados argentinos de la FLACSO : Dubois, María Eugenia; Gibaja, Regina Elena; Zalduendo, Andrés; Sustaita, Eduardo; Andujar, Gerardo; Bonaparte, Manuel; García, Juan César; Hernández, Raúl; Redlabacher, Lidia; Bórquez, Yolanda; Gurrieri, Adolfo; Mora Y Araujo, Manuel; Romano, Margarita; Sito, Nilda; Tobar, Carlos; Kastman, Rubén; Schlaen, Norah; Torales, Ponciano; Vicente, Norma; González Gaviola, Horacio; Najenson, José Luis; Borón, Atilio Alberto; Najenson Topolesqui, José Luis; Borsotti, Carlos Alberto; Carpema, Enrique Federico Cohen, Ernesto; Hasenbalg, Carlos Alberto; Kaplanski, Teresa; Padua, Jorge Antonio; Allub, Leopoldo; Becerra, Susana Beatriz; Rothman, Marta; Vilas, Carlos María; Reca, Inés; Rego, Juan; Biedma, Patricio; Gosende, Héctor Eduardo; Perret, Juan Hugo; Vera, César Adolfo; Arguello, José Omar; Bag, Oscar Rubén; Isuani, Ernesto Aldo; Costa, Silvia; Pastrana, Ernesto; Sobrino, Encarnación; Bustelo, Eduardo Santiago; Britto, Adela; Cajdler, Bárbara; Martín, José; Masotta, Raúl; Cragnolini, Alider; César Argentino, Alfredo; Plantier, Luis Carlos; Gil, Fernando; Kade, Leonor; Magnani, Héctor Raúl; Merino, José Antonio; Miranda, Ada Urbana.
(30) Datos aportados por Atilio Borón y Hugo Wormalt (Profesor de la Universidad Católica , ex director del Instituto de Sociología de la UC ) en entrevistas concedidas Agustina Diez y Germán Fernández.
(31) Segunda Conferencia Latinoamericana de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, celebrada en Octubre de 1966 en cumplimiento de un Acuerdo del Instituto Latinoamericano de ciencias Políticas y Sociales, y con el patrocinio del Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. La delegación de Argentina estaba compuesta por profesores de la UNCuyo en su totalidad: Benigno Martínez Vázquez; Francisco Leiva Hita; Constanzo Moi; Oscar Ortiz Baeza; Alejandro Rey Tudela.
(32) Entre ellos: González Gaviola Horacio; Becerra, Susana; Rego, Juan; Isuani, Ernesto; Bustelo, Eduardo; Britto, Adela; Martín, José Francisco.
(33) "Unas primeras observaciones globales indicarían que la creación del Consejo no debía ofrecer problemas a la FLACSO , en tanto sus comités directivos tenían intelectuales de fuerte presencia regional y mundial en común. A pesar de que ambos eran centros regionales, tenían un status jurídico diferente: el primero dependía de una asamblea de centros de investigación, mientras el segundo era sostenido por los gobiernos latinoamericanos. El primero se concentraba en las actividades de investigación y el segundo en la enseñanza. Sin embargo, la "sede" del nuevo organismo se arraigó en Buenos Aires desde su fundación (hasta hoy), y emprendió acciones que pretendían abrir nuevos programas de enseñanza de posgrado que ponían en riesgo la concentración de capital académico acumulado en Santiago". (Beigel, 2007: 15).
(34) Los equipos mencionados por la autora son: los del ILPES, del CESO, del CEREN y de FLACSO.
(35) A mediados de la década del 60 comienza a producirse una crisis en la carrera de sociología de la UBA (la cual se verá agravada luego por la intervención de la carrera por el golpe del 66) que provocará la salida de Germani y varios de sus discípulos que son quienes se encargarán de integrar los equipos de investigación de estas instituciones.
(36) El Instituto de Desarrollo Económico fue fundado en 1960 con el fin "promover el análisis objetivo del desarrollo en todos sus aspectos: económico, social, histórico y cultural... son propósitos del Instituto de Desarrollo Económico y Social la realización de cursos, seminarios, trabajos de investigación, mesas redondas, publicaciones de libros y revistas, etc.... La fundación del IDES fue, según la misma Institución, producto de la confluencia de un conjunto de investigadores, profesores universitarios y profesionales, en cuya composición predominaban especialistas provenientes de la economía, la sociología y la historia. (Bayle, Diez, 2006: 593).
(37) Fue decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba durante los años 1962-1967 y 1977-1982. Participó de la creación del ALAS. Era Doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la UNC. Fue profesor adjunto de Sociología por concurso en la FFyL de la UBA en 1939 y Titular por concurso de la misma Cátedra en 1948 y 1952. Entre 1955 y 1970 ocupó las Cátedras de Sociología en las Facultados de Derecho y Ciencias Sociales y de Filosofía y Humanidades de la UNC. Fue presidente del ALAS entre 1950 y 1964 y también presidente del Instituto Internacional de Sociología entre 1963 y 1969 (Scribano, 2005: 51).
(38) "tenía una línea de pensamiento próxima a la de Germani.... se lo conocía como el "sociólogo de la oligarquía" (Entrevista al Dr Ortega concedida a la autora).
(39) Docentes de las Cátedras Nacionales: Cárdenas, O´Farrel, Carri, González, Argumedo, Alvarez, S. Checa, J. Carpio, P. Krotsch, G. Gutiérrez, N. Wilner. A. Podetti, L.Mármora. G. Cirigliano, C. Sánches Aizcorbe Eran profesores de Filosofía, Economía, Sociología e Historia (E: Argumedo) G. Olsson, E. Pecoraro, E. Jorge, L. Bocco, C. Mendieta (Argumedo, 1993: )
(40) Ver Raúl Burgos, 2004: 183-186.
(41) En cambio dentro del campo chileno la situación era distinta, ya que los articulaba la utilización de un mismo andamiaje teórico: el enfoque de la dependencia.
(42) En 1966 la escuela de sociología de la Universidad Católica tenía en total 260 alumnos. En 1967 se inscribieron 750 postulantes para cubrir sólo 35 vacantes (Krebs, 1988:540). También es visible en los años de la reforma el aumento de la demanda en la escuela de sociología de la universidad de Concepción y en el caso de FLACSO, que inauguró desde 1966 cohortes anuales de ingreso (antes eran bianuales).
(43) Silvia Sigal, Ricardo Sidicaro, Alberto Noé, Torcuato Di Tella, Eliseo Verón, Francisco Delich.
(44) Entrevista a L. Mármora realizada En: González, 2000: 511).
(45) La revista Los Libros, era distribuida en Bolivia, Colombia, Chile, México, Perú, Uruguay y Venezuela. "Fue una revista que tuvo cierta presencia en Argentina, empezó a aparecer en el año 69, fue muy importante... era una crónica de los libros que aparecían en América Latina, pero muy influida por todas las corrientes que en ese momento eran actuales, que venían del estructuralismo..... y entonces a partir de la crítica de los libros habían actualizaciones generales sobre estos grandes temas, ahí es muy interesante cuando uno hace el recuento de todos los que participaron en la revista y estaban todos, todos los que ahora tienen alguna presencia, han escrito en la revista, Oscar Terán a Verón, Aricó, del Barco, Juan Carlos Torres, Viñas, Piglia, distintos personajes de la historia, de ... en fin fue un núcleo de cierta presencia de pensamiento de Buenos Aires de los sesenta..." (Entrevista a Héctor Schmucler realizada por Fernanda Beigel).
(46) N° 15, 16, enero, febrero de 1971: Entre las secciones dedicadas a los textos y artículos sobre la realidad de Chile están: Crítica literaria, Teatro, Literatura chilena, Los medios de comunicación, Reportaje (El campamento de pobladores "Ché Guevara", Filosofía. Política: "La clase obrera en las elecciones chilenas" (Petras), "La democracia Chilena" Norbert Lechner; "Problemas de la reforma agraria en Chile" por Solón Barraclough; "Las fuerzas armadas en el sistema político de Chile" por Alain Joxe; "Acerca de los militares chilenos", por José Nun Economía: "Aspecto de la economía chilena" por Claes Cornerl. También hay un apartado sobre algunos títulos publicados por la Editorial Universitaria de Chile: Estudios Internacionales: Kaplan, Marcos (era profesor de FLACSO en ese momento): "Formación del Estado nacional en América Latina". Sunkel, Osvaldo (editor): "Integración política y económica. El proceso europeo y el problema latinoamericano". Véliz, Claudio (editor): "El conformismo en América Latina". Próximos títulos: Sunkel, Osvaldo: "Ensayos sobre el subdesarrollo dependiente en América Latina".
(47) Los protagonistas del abortado proyecto atribuyen su caída en desgracia más a disputas de poder en el campo académico chileno que a la intervención de las fundaciones norteamericanas (Murmis, E1, 2006; Nun, E1, 2007; Marin, E1, 2006 realizadas por Beigel).
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