RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Menjot, Denis, Murcie castillane. Une ville au temps de la frontière (1243-milieu du XVe. s.), Madrid, Casa de Velázquez, 2002, 2 tomos (1390 pp.) (Bibliothèque de la Casa de Velázquez, vol. 20).
La tesis doctoral de Denis Menjot,
defendida en mayo de 1990 en la Universidad de Niza, ampliamente reconocida por
los hispanistas, no había sido publicada por cuestiones de diversa índole. Una
década después, sale a consideración del público gracias a la cuidada edición
realizada por la madrileña Casa de Velázquez. En estas páginas están contenidas
las grandes líneas de investigación que subyacen en la obra del profesor
Menjot: las cuestiones urbana, la fiscalidad y la historia de la Península
Ibérica medieval.
El director de la tesis, Jean
Gauthier-Dalché, en el "Préface", señala la estrecha relación
establecida entre Menjot y Murcia, desde hace más de tres décadas, a partir de
sus primeros estudios, relativos al repartimiento murciano –particularmente, a
las modalidades de establecimiento de los pobladores cristianos en la ciudad y
su territorio-. Asimismo, subraya el esfuerzo que implicó la redacción de esta
obra, dada la cantidad de documentos a desbrozar e incorporar en una visión
general y de conjunto.
Denis Menjot se preocupa por explicar la
evolución de Murcia, estableciendo similitudes y divergencias en relación con
otras ciudades del espacio castellano y haciendo hincapié en la condición de
esta ciudad come emplazamiento de frontera, de una doble frontera -ante el
Islam granadino y ante el reino aragonés-.
El primer tomo, subdivido en dos partes,
aborda el modelo de urbanización y define los elementos constitutivos de la
ciudad -políticos, económicos y sociales-, para luego explicar los mecanismos y
las estrategias de recuperación adoptadas por la misma ciudad en una coyuntura
difícil de recesión. El segundo, por su lado, presenta sólo la tercera parte,
destinada al estudio de los poderes y el control social, consagrándose al
análisis del sistema sociopolítico impuesto progresivamente en Murcia.
Hija de su tiempo, como afirma el
propio autor en la "Introduction", esta tesis -en su intento por
lograr una historia total de la villa murciana- debe mucho al materialismo
histórico, al estructuralismo y, en especial, a Fernand Braudel. Ecos de esas tesis
braudelianas se encuentran en el primer capítulo, "La fragilité de
l'equilibre écologique: une permanence", en los que aborda la planicie
aluvional, las sierras y la costa. Esta superposición de diferentes
características morfológicas, climáticas e hidrográficas coadyuvan a una
identidad propia.
¿Por qué Murcia para una investigación de
doctorado? Porque ofrecía una documentación muy rica y abundante, escasamente
estudiada -salvo por el grupo dirigido por José Torres Fontes-. También porque
la "negligente historiografía de la época" la consideraba un área
periférica, de poca importancia y originalidad aunque, en realidad, era la
capital de un gran reino enclavado entre Aragón y Granada, cuya fachada
marítima constituía la salida de Castilla al Mediterráneo: "Estudiar
Murcia en los últimos siglos de la Edad Media permitía prestar atención al
destino de un centro regional durante el período de dominación castellana y en
un contexto de crisis".
¿Qué límites asignarle a dicho estudio?
Sin duda, los tiempos de la frontera, a partir del pacto de Alcaraz de 1243
-que supuso el protectorado castellano en la ciudad- y hasta la conquista de
Granada, en 1492. Con una aclaración: hacia 1430 las estructuras sociopolíticas
murcianas se habían consolidado definitivamente: "un pequeño grupo
aristocrático, cuyo posición se veía reforzada por la militarización de la
región, el desenvolvimiento del comercio y la acción de la Monarquía, se había
asegurado oficialmente el monopolio del poder".
La primera parte del volumen inicial, "Atouts et handicaps", explica las razones que dan identidad a este
período histórico en esta región específica. La castellanización del territorio
murciano se realizó sobre profundas raíces musulmanas, de allí que el estudio
de "L'héritage musulman" conforme el segundo capítulo. En él, se
subraya la fisonomía rural y agraria de este paisaje, la importancia de la
irrigación artificial, los modos de repartición del agua y la parcelación del
territorio en pequeños dominios así como la organización espacial del paisaje
urbano, en particular el sistema defensivo. En esta etapa, "Murcia
aparece, en efecto, como una vasta y populosa ciudad situada en el corazón de
un rico territorio agrícola", con un centro artesanal floreciente y un
desarrollo cultural de gran alcance, de neto corte arábigo.
"L'intégration à la couronne de
Castille et la création de la frontière (1243-1305)" es el título del
capítulo subsiguiente, en el cual da cuenta de la rapidez con la que Castilla
lleva adelante el proceso de incorporación del territorio y de reconquista
poblacional y cultural. Proceso que implicó expulsión de población, esclavitud
para los moros de la capital, exilio forzoso en el reino granadino. Sostiene el
autor que "de periferia de la formación económica y social musulmana,
entendida como sistema tributario y mercantil, Murcia se transforma en
periferia de la formación feudal", tesis que responde a la línea de
investigación trazada por Reyna Pastor o José Ángel García de Cortázar.
Esta transformación supuso un trasvase de
población, que generó múltiples explicaciones, abordadas en el cuarto capítulo,
"Les hypothèques du 'repeuplement'". De los primeros esfuerzos de
colonización, llevados a cabo en 1266, se llega, hacia principios del siglo
XIII, a una verdadera revolución estructural, que hipoteca el futuro murciano:
"se opera una transferencia de población que reforma las estructuras de
propiedad de la tierra y de la organización social. Un nuevo ecosistema surge,
en reemplazo de la herencia musulmana, producto del aporte de inmigrantes. Una
organización sociopolítica se impone, creada sobre los modelos de los concejos
septentrionales".
En base al Libro de repartimiento de Alfonso X, Menjot establece cuadros referidos al número de colonos y su
lugar de origen, concluyendo que la inmigración fue insuficiente. Asimismo
plantea los inconvenientes que acarreó la masiva emigración de la población
musulmana. El resultado final de este proceso fue la conformación de una
sociedad militarizada basada en la división entre caballeros y peones, que se
caracterizaba además por la diversidad profesional y la posibilidad siempre
presente de la movilidad social. La estructura mayoritariamente minifundista de
la zona irrigada es prueba de ello.
El quinto capítulo, "Les malheurs du
temps: des facteurs de déséquilibre", plantea que Murcia se vio afectada
por "el otoño de la Edad Media", en función de tres fenómenos. El
primero, los continuos conflictos fronterizos; el segundo, las condiciones
climáticas, que provocaron una gran cantidad de catástrofes; finalmente, el
tercero se relaciona con la instauración de una tributación de Estado:
"Murcia conoce en los últimos siglos de la Edad Media una sucesión
impresionante de calamidades cuyos efectos son devastadores".
La segunda parte, "Crises et adaptations:
un développement contrarié", parte de la crisis del siglo XIV y de las
profundas mutaciones y reconversiones provocadas por ella. Afirma que "la
ciudad sufre una profunda depresión", de la cual se recupera tras un
desequilibrio en sus actividades comerciales y una serie de cambios en sus
estructuras demográficas, agrarias, artesanales y del propio tejido urbano -a
tal punto que el ejemplo murciano se transforma en un "modelo de
desarrollo mediterráneo"-. Los capítulos seis a nueve dan cuenta de esta
transformación en casi cuatrocientas páginas: "Le manque d'hommes",
"Les reconversions de la production", "Le déséquilibre des
activités commerciales" y "Le nouveau visage urbain".
La economía murciana se adapta a la
crisis demográfica y a las condiciones de inseguridad de la frontera. Basada en
la agricultura -replegada sobre las tierras irrigadas de la Huerta-, la
alimentación de la población es precaria, con lo que cualquier razzia o
accidente climático adquiere características de calamidad. La producción
artesanal sufre graves problemas para ganar mercados y las relaciones
comerciales se ven permanentemente jaqueadas por guerras y disturbios
fronterizos. Ante estas situaciones, el concejo interviene en todos los
dominios de la vida económica para reglamentar, controlar, encuadrar, proteger,
orientar y estimular las actividades que se realizan en la ciudad. Uno de estos
estímulos concejiles se orienta a la producción lanar, con lo cual el entorno
murciano deja de ser agrícola para transformarse en pastoril.
"Pouvoirs et contrôles sociaux: un
système sociopolitique bloqué" es el nombre dado a la tercera parte de la
obra. Retoma aquí la propuesta de análisis de Yves Barel, referida a la manera
sistémica de comprender el funcionamiento de una comunidad urbana.
En Murcia, el sistema sociopolítico es
puesto en práctica por Alfonso X, con la instauración del concejo, que permite
a la comunidad tomar sus propias decisiones. Esta comunidad está compuesta por
grupos jurídica y económicamente diferentes, que dan como resultado una
estructura social jerárquica. Tal estructura permite distinguir entre nobles,
caballeros urbanos, clérigos, grandes propietarios de tierras y de ganado, un
mundo abigarrado de artesanos y comerciantes, minorías religiosas de importancia
y una colonia de mercaderes extranjeros.
Lo actuado por el concejo es el resultado
entre las tensiones producidas en el seno de la comunidad y de la relación
dialéctica con la monarquía: "progresivamente triunfa una
oligarquía", en razón de su creciente autonomía y su importancia
numérica". Esta élite de poder llegará a regular la comunidad política,
el sistema fiscal y financiero, transformándose en una verdadera "clase
dominante", que aplica diversas estrategias de control social y de
reproducción.
Pierre Bourdieu, Anthony Giddens, Yves
Lacoste, Samir Amin, entre otros autores, permiten a Denis Menjot discutir
estas nociones, que en la historiografía hispánica han suscitado encendidos
debates entre Adeline Rucquoi, Julio Valdeón Baruque, José María Monsalvo Antón
y Luis Suárez Fernández -por mencionar a los más destacados-. "La
confiscation du pouvoir politique" es el título del capítulo doce en el
cual se desarrollan estos planteos y se los relaciona con el caso de Murcia. En
este ámbito, los hombres del poder conforman una "élite de
fortuna", que monopoliza el concejo y otorgan a una familia murciana, los
Fajardo, el predominio en una amplia zona fronteriza.
En el capítulo diez, "La communauté
des frontaliers", aborda la conformación social de Murcia en función de su
carácter de ciudad de frontera. Esta situación particular se refleja en su
comunidad de habitantes, formada en base a la distinción entre vecinos y
moradores y en la existencia de un "colectivo formal" como es el
concejo.
Las solidaridades urbanas y las
manifestaciones de sentimientos comunitarios se ponen de manifiesto tanto en la
organización defensiva -cuadrillas y hermandades- como en las comunidades
parroquiales, en las cofradías, en las fiestas y en las prácticas lúdicas. Al
respecto, el autor señala cómo la frontera permite ciertas hibridaciones, por
ejemplo en el campo religioso. La religión cristiana y sus manifestaciones
subyacen a una cultura común, basada en la devoción a la Virgen María y en la
eucaristía. Esto permite "La cristallisation sociale", abordada en el
extenso capítulo once. La organización de la sociedad murciana se fundamenta en
la separación entre moros, judíos y cristianos. Estos últimos, a su vez, se
encuentran repartidos en seis categorías económico-militares, tres de
caballeros y tres de peones. Los hidalgos y caballeros conforman una clase
dominante caballeresca, basada en los privilegios de la sangre y de la fortuna,
en la que también tienen fundamental importancia los clérigos y
monjes-soldados. El resto de la sociedad está compuesto por los pecheros, a los
que el autor identifica como "un mundo de dominados", categoría que
incluye una gran variedad de profesiones y situaciones -notarios, escribanos,
maestros, bachilleres, médicos, cirujanos, barberos, boticarios, veterinarios,
hombres de negocios, artesanos, trabajadores del campo y del mar, pobres,
desheredados, rufianes y prostitutas-. A todos ellos se suman las minorías
musulmana y judía, los conversos y la colonia de extranjeros -genoveses
principalmente-. Así, "la sociedad murciana de la baja Edad Media se encuentra
cristalizada en diferentes componentes que integran dos bloques diferenciados
por privilegios fiscales, por la situación económica y por el género de
vida".
El último capítulo de la obra, "La
politique financière", presenta un tema caro al autor: las cuestiones
relativas al fisco y la fiscalidad -de hecho, este capítulo forma parte del
programa de investigación del equipo franco-español que dirige Menjot-. En
el curso de los últimos siglos de la Edad Media, Murcia, como la mayoría de las
ciudades de Castilla y del Occidente medieval, se dota progresivamente de un
sistema fiscal. Las modalidades de percepción y de gestión son diversas, siendo
el impuesto una de las posibilidades, complementado con diversas tasas y
contribuciones. En su conjunto, estas percepciones forman parte de lo
ordinario, mientras que el impuesto sobre el patrimonio era una receta
extraordinaria.
Fiscalidad que tenía por objeto llevar
adelante la vida de la ciudad, de una ciudad con gastos elevados dada su
situación fronteriza, pero que también buscaba fomentar créditos -agrícolas en
su gran mayoría-, embellecer la ciudad, etc.: "el lugar importante ocupado
por los problemas fiscales y financieros se pone de manifiesto en los registros
de las deliberaciones municipales, que dan testimonio de las graves
dificultades que la municipalidad murciana enfrenta para poder llevar adelante
el sistema de irrigación, las defensas y las demandas reales".
La documentación disponible, de una
riqueza excepcional, es básicamente de carácter público -tal como queda
reflejado en la sección documental de la obra-. En primer término, la
impresionante colección de registros anuales de deliberaciones del concejo, sin
comparación en el ámbito castellano tanto por su amplitud como por su
precocidad. El Archivo Municipal de Murcia conserva el Libro de
repartimiento, que contempla la repartición efectuada en cuatro operaciones
sucesivas entre 1266 y 1272 y constituye un verdadero catastro. Las cuentas municipales,
la documentación real, los relatos de viajeros constituyen fuentes de
inestimable valor, que complementan la visión obtenida a partir de tales
registros oficiales.
Pero, a pesar de lo dicho, la
documentación presenta graves lagunas, que imponen límites al estudio. Por
ejemplo, las actas notariales son escasas y se encuentran dispersas, lo mismo
que los testamentos; las cartas de mercaderes son inexistentes hasta principios
del siglo XV, todo lo cual impide conocer aspectos de la cotidianeidad. En
otras palabras, las fuentes nos ofrecen la vida pública de la comunidad laica,
dejando –en una suerte de penumbra- tanto al resto de la sociedad como a los
aspectos privados de la misma.
La "Bibliographie" es
exhaustiva, aunque, por la tardanza en la publicación de la tesis, sólo
registra libros y artículos hasta comienzos de los años noventa. Para un mejor
análisis de la misma, los textos se encuentran agrupados en "Outils de
travail", "Ouvrages consacrés à d'autres zones que Murcie" y
"Ouvrages relatifs à l'histoire de Murcie et de son royaume".
Cuadros, gráficos, mapas y estadísticas acompañan el texto central de la obra,
permitiendo una mejor comprensión de las hipótesis planteadas. A ellos se
añaden una serie de "Annexes", que contienen tablas de equivalencias
de pesos y medidas, documentos relativos a la historia de Murcia y diversos
cuadros con datos sobre personalidades, autoridades e impuestos, entre otros.
Resúmenes en francés, castellano e inglés cierran una obra de características
singulares por su erudición, amplitud, profundidad y claridad expositiva.
Este trabajo Denis Menjot debe leerse
junto a otros que explican la conformación de un núcleo urbano en su larga
duración -como la tesis sobre Valladolid de Adeline Rucquoi- o bien dan cuenta del
proceso de Reconquista y repoblación de la Andalucía bética -como lo han
estudiado, para Sevilla, Julio González, Manuel González Jiménez y Antonio
Collantes de Terán-. Todos ellos, en su conjunto, constituyen aportes de gran
valor al conocimiento histórico y demuestran la vitalidad de la historiografía
abocada a temas hispánicos -tanto dentro como fuera de España-.
Gerardo Rodríguez