La hernia deslizada es aquella en la que el saco está unido a la víscera herniada (casi siempre intestino grueso y, en menos ocasiones, vejiga, ovarios, trompas)2, la hernia inguinal con contenido vesical es una patología infrecuente, con mayor ocurrencia en hombres en edades de 50 a 70 años (70%). La incidencia es más frecuente del lado derecho; alcanza el 60%3. Los principales factores etiopatogénicos son las deformidades vesicales, así como la debilidad de la pared abdominal en el canal inguinal, la obesidad, la hipertensión abdominal e hipertrofia prostática. El cuadro clínico es inespecífico, lo que lleva generalmente al diagnóstico durante el acto quirúrgico4.
La imagen radiográfica no se realiza de forma rutinaria en el estudio de las hernias inguinales, y ‒si queremos valorar la pared vesical‒ la cistografía es el procedimiento de referencia (estándar de oro) con el más alto valor diagnóstico. La tomografía computarizada (TC) podría proporcionar información detallada para la planificación quirúrgica5.
Se presenta el caso de un paciente masculino, de 64 años, con antecedente patológico de enfermedad de Parkinson, hernia inguinal izquierda hace 5 años reducible, y antecedente quirúrgico de herniorrafia inguinal derecha hace 9 años. El paciente acudió a consulta por presentar dolor abdominal de moderada intensidad, aumento de volumen en región inguinoescrotal izquierda que no permite la palpación superficial por dolor, con una evolución progresiva de 3 días. Niega síntomas urinarios. La ecografía informa lesión ovalada, llena de líquido dentro del escroto de 12 cm × 7 cm que sigue cranealmente hasta unirse a la porción intraabdominal de la vejiga, e hipertrofia prostática grado I/IV.
Sobre la base de la confirmación diagnóstica de hernia inguinal vesical izquierda, en este caso se optó por tratamiento quirúrgico abierto convencional. Se realizó una exploración quirúrgica mediante incisión anterior inguinal oblicua izquierda, se identificó y se disecó el cordón espermático que estaba adosado a un gran saco herniario directo por fallo de la fascia transversalis (Fig. 1). Hallazgos del contenido herniario fueron la pared lateral de la vejiga totalmente adherida con signos de sufrimiento y parte del epiplón con signos de isquemia (Fig. 2). Al estar incarcerada, la reducción fue difícil; se realizó laparotomía exploradora y así se llevó a cabo la reducción de saco herniario con exéresis del epiplón desvitalizado y reparación de parte de la pared vesical lateral a la cual se realizó rafia con sutura absorbible 3-0, en 2 planos; se mantuvo con sonda vesical. Luego se realizó la hernioplastia por vía anterior con cierre de defecto directo e indirecto con sutura no absorbible, y colocación de malla de polipropileno (técnica de Lichtenstein). Pasó en observación durante 48 horas y fue dado de alta sin ninguna complicación. Se realizó control y seguimiento del paciente y se retiró la sonda al día 17. Según el control subsiguiente, a los 3 meses permanece con buena evolución, sin complicaciones a nivel vesical ni recidivas a nivel de hernia inguinal.
La hernia vesical es una entidad multifactorial cuya presentación aumenta progresivamente con la edad y la asociación a comorbilidades. Por su presentación clínica, un tanto inespecífica y ocasionalmente inexistente, hace que su diagnóstico no se alcance sino hasta el momento quirúrgico en un gran porcentaje de casos, con el alto riesgo de lesión vesical. Por ello es muy importante hacer un examen médico detallado ante la sospecha clínica de esta condición, particularmente si se trata de un hombre, mayor de 50 años y portador de sintomatología urinaria. Lo interesante de nuestro caso es que, a pesar de presentar este tipo de hernia de gran tamaño, no manifestó ninguna sintomatología urinaria en su micción, y su grado de hipertrofia prostática no representó un incremento alto para provocar este tipo de deslizamiento.
En conclusión, nos bastó con la ecografía para llegar al diagnóstico, y se optó por cirugía abierta y no por laparoscopia, debido al tiempo de evolución de la hernia y su cuadro agudo y por ser de gran tamaño; además, por el tamaño del defecto herniario, se prefirió reforzar la pared con malla de polipropileno. El paciente con buena evolución sin complicaciones fue dado de alta, y según su seguimiento a los 3 meses permanece con buena evolución.