SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número21La vida, padre de todas las cosas: Manifestación de la alegría en Soldados de SalaminaDonde se pierde pie: la inscripción del cuerpo como ausencia en algunos poemas de Mujica, Lojo y Solinas índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Recial

versión On-line ISSN 2718-658X

Recial vol.13 no.21 Córdoba ene. 2022  Epub 20-Sep-2022

http://dx.doi.org/10.53971/2718.658x.v13.n21.37807 

Tema Libre

Palabras de acompañamiento. La escritura poética en la proximidad a la aflicción en 136 Suite y Cleofé

Words of Company. The Poetic Writing in the Proximity to Affliction in 136 Suite and Cleofé

Francisco Gelman Constantin1  2 
http://orcid.org/0000-0003-2478-0892

1 Universidad de Buenos Aires.

2 Universidad Nacional de Lanús, Argentina, fgelmanc@filo.uba.ar

Resumen

El artículo se dirige a los poemarios Cleofé de María Teresa Andruetto y 136 Suite de Virna Teixeira para reflexionar acerca de las posibilidades de experimentación de la palabra en el acompañamiento de la aflicción psíquica o en la experiencia de la locura. Posicionando la lectura de los textos ante interrogantes y trayectorias abiertas en los estudios literarios, pero también entre debates sociales alrededor de las expectativas y las amenazas que albergan los vínculos de cuidado en la familia o el hospital, el trabajo indaga las operaciones de la escritura sobre y junto a la voz de otres. Así da con procedimientos divergentes en los que la diferenciación o la desdiferenciación de las voces constituyen gestos éticos con distintas inflexiones, y en los que la palabra permite escandir, construir, criticar y modular formas diversas de acompañamiento, que tensionan distintas formas de poder (psiquiátrico, colonial, patriarcal). En la hospitalidad de la palabra ajena se dirime la suspensión de dominaciones y explotaciones, incluida la apropiación literaria de la locura como un valor ornamental, peligro que compromete tanto a las escrituras poéticas o narrativas como al propio discurso crítico-teórico.

Palabras clave: poesía; acompañamiento; cuidado; locura; hospital

Abstract

The paper devotes itself to the poetry books Cleofé by María Teresa Andruetto and 136 Suite by Virna Teixeira in order to ponder on the experimental possibilities of words in the company of psychic affliction or the experience of madness. As it sets the reading of both texts before open questions and trajectories of the Literary Studies as well as amidst social debate concerning the expectations and threats lodged inside those links of care in the family or the hospital, the work examines how writing operates on and next to the voice of others. It meets diverging procedures of differentiation and de-differentiation of the voices as different ethical gestures, through which words allow for the scansion, building, critique and modulation of diverse forms of company, which tense diverse forms of power (psychiatric, colonial, patriarchal). Hospitality to the words of others decides the suspension of domination and exploitation, including the literary appropriation of madness as ornamental value, a danger not only upon poetic o fictional writing but also to the very critical-theoretical discourse.

Key words: poetry; company; care; madness; hospital

Yo, loque, hablo1

“Necesito ayuda, pero esta gente me ha dejado peor de lo que estoy”. La frase pertenece a uno de los testimonios sin firma de sobrevivientes a la psiquiatría que recoge el blog español Orgullo loco denuncia (Anónimo, 26 de octubre 2021, s/p). Como cualquier colocación de lo singular en el lugar de lo múltiple, tomar una sola frase como síntesis de lo que el Orgullo Loco viene a decir sobre las prácticas hegemónicas de salud mental supone cierto margen de arbitrariedad. Sin embargo, el fragmento elegido abre una puerta prolífica a algunas preguntas que vale la pena formularnos hoy.

En la cita, no se trata de desconocer la aflicción psíquica, sino de inscribirla junto con una afirmación de autonomía crítica en el marco de tramas sociales de cuidado, y contra aquellos ejercicios autoritarios y violentos que abundan en la psiquiatría y otras formas de terapia psi que a menudo coinciden en el encierro manicomial. Expresiones como “farmafia” y “psistema” (Locura latina, 2020, s/p) constituyen conceptos en acción a través de los cuales el sujeto colectivo de un epistemología loca analiza las coordenadas simultánea e indisociablemente sociales, económicas y políticas que producen el encierro y medicalización forzosa como única respuesta posible a las vivencias de loques.

La historia de los movimientos de alternativas a la psiquiatría, desmanicomialización, antipsiquiatría y orgullo loco, con todas sus divergencias y debates internos, coincide en una reivindicación: la necesidad de hacer lugar a la toma de la palabra de las personas que experimentan diferentes formas de padecimiento mental o neurodivergencia respecto de qué formas de acompañamiento y cuidado sean deseables para el tránsito digno de sus vidas. La objeción frontal a profesionales de la salud y familiares como intermediaries (Plaza, 2020, s/p) deja abierta sin embargo una pregunta por las redes de apoyo mutuo necesarias para que la enunciación loca puede ocupar el espacio público, más allá de las importantes plazas constituidas por la proliferación de blogs, fanzines y radios construidas por les propies loques, como el que citábamos al abrir este texto. En palabras de una integrante de Orgullo Loco Buenos Aires,

Buscamos recrear espacios donde podamos hablar por nosotres mismes sin tener que estar autorizades por el sistema médico, aunque valiéndonos de algunas de sus herramientas para discutirlo. Intentamos visibilizar que las experiencias de personas que atravesaron instancias de psiquiatrización y contención forzada también son productoras de saber, por eso una de las brújulas éticas políticas y poéticas que tiene Orgullo Loco es “nada sobre nosotres sin nosotres”. (Castignani, en Cybel, 2021, s/p).

¿Cómo se crean o recrean esos espacios? ¿Cuáles son los requisitos materiales para la autorización social de una enunciación loca que prescinda del aval médico? Errando la lectura de Gayatri C. Spivak por un camino que ha abierto magistralmente Jasbir Puar,2 podríamos preguntar “¿puede hablar le afligide?”, ¿qué condiciones estructurales es preciso franquear colectivamente para ese acceso a la palabra, que no coincide de ninguna manera con la “simple” posibilidad de emitir un enunciado cualquiera?

Para que un “yo loque” pueda hablar en todos los espacios en los que se toman decisiones sobre sus vidas y las de las comunidades a las que pertenecen, es necesario tanto cortocircuitar aquella “estandarización” que opera como una restricción discursiva a su decir (Escamilla Flores, 2019, s/p), cuanto componer esas voces con aquellas otras que, acompañándolas de diversas formas, pueden garantizarles ciertas condiciones de escucha o lectura. El “estatuto de les próximes” -tal la fórmula de Frédéric Worms (2012, p. 21)- es un nombre posible para el problema de cómo acompañar a personas atravesadas por alguna forma de aflicción psíquica o experiencia de la locura sin participar del silenciamiento o, correlativamente, de la explotación de esas vivencias. Porque el otro peligro, junto al de silenciar la voz loca, es el de exotizarla, de apropiarse del valor simbólico de la locura explotando el encanto de una oracularidad igualmente opresiva. Trabajos teórico-críticos fundamentales como La revolución del lenguaje poético de Julia Kristeva permitieron desnudar de qué modo la crisis del sujeto racional ilustrado estaba en el fundamento de la literatura contemporánea; pero al mismo tiempo dejaron abierta una vía escarpada en la que la experiencia loca, siempre “a disposición de las gentes razonables” (Foucault, 2021, II, p. 11), corre el riesgo de ser explotada estéticamente de un modo que la encierra en un sitio ornamental y priva a ese decir de efectos integrales sobre las formas sociales de organización de lo viviente.

En la medida en que el cuidado sigue tramado mayoritariamente en el marco de relaciones familiares y coordenadas institucionales no exentas de coacciones diversas (crucialmente, a los efectos de este artículo, patriarcado, capitalismo, colonialismo y cuerdismo/capacitismo), sería absurdo suponer que ese cuidado puede sustraerse a conflictos y dominaciones (Precarias a la deriva, 2004, p. 61). Ante la pregunta sobre cómo acompañar la palabra loca, lo que está en juego es la necesidad irresuelta de crear una proximidad entre voces que suspenda las distintas formas de dominación y explotación, incluidas la estetización del dolor, la despolitización del decir loco y la intermediación restrictiva. Como el cuidado en general, el acompañamiento en particular no es por sí mismo una brújula ética, una resolución a los problemas que se inscriben en ese territorio, sino el espacio de encrucijada en el que las decisiones éticas tienen lugar: el sitio en el que hay mejores y peores formas de sostener la proximidad ante el padecimiento ajeno, de tal modo que el resultado de cada gesto concreto de acompañamiento no puede determinarse por anticipado.

Ese desafío es el que dirigimos aquí hoy como interrogante teórico-crítico al poemario Cleofé de María Teresa Andruetto, de 2017, y a 136 Suite, de Virna Teixeira, de 2018, entendiendo la escritura poética como un paso de experimentación sobre las posibilidades de la palabra. Ambas publicaciones muy recientes, inscriben un presente en el que los ajustes fiscales neoliberales sobre la salud pública tanto en Reino Unido como en Argentina (y en Brasil) -que en el país del norte podríamos situar a partir del thatcherismo y en el Cono Sur desde las últimas dictaduras cívico-eclesiástico-militares- suponen un momento históricamente específico de la contradicción entre capital y cuidados (Precarias a la deriva, 2004; Biehl y Petrina, 2013). Un momento en el que la lesión de las instituciones duplica la importancia de las acciones y gestos minutos de aquelles profesionales y afectos que rodean pese a todo a las personas afligidas, y en el que el quehacer poético puede ser un modo singular del acompañamiento tanto como una forma peculiar de interrogar a los demás modos de la proximidad. Si en ese mismo arco temporal se inserta una serie abierta y vasta de escrituras que inscriben la locura como condición adjudicada al sujeto de la enunciación poética (de Vicente Luy a Martha Kornblith, pasando por Marisa Wagner), los textos de Andruetto y Teixeira realizan un desplazamiento significativo en el que la locura aparece predicada de otres, con quienes se comparte la palabra a lo largo de series de poemas que alternan los versos con la prosa.3 ¿Qué posibilidades de la palabra descubren Cleofé y 136 Suite para ese acompañamiento? ¿Sobre qué aporías y tensiones transita su escritura ante la aflicción de otres?

Cleofé: maneras y señales de una hija y una madre

Imposible no acordar con Jorge Bracamonte cuando veía en Andruetto “una autora que ha buscado constantemente desde su escritura que lo poético y lo narrativo se entrecrucen y que dialoguen” (2020, p. 97), y esos diálogos se hacen especialmente iluminadores a la hora de leer Cleofé. Como ha mostrado Nora Domínguez (2021), los “tonos maternales” recorren la escritura de Andruetto atravesando las barreras de los géneros literarios; y la serie que conforman las novelas Tama, Lengua madre y Los manchados, de 1992, 2010 y 2015 respectivamente, constituye un punto de partida fundamental para este artículo. En efecto, Domínguez reconoció en la trilogía “un encuentro figurado de bordes móviles y dispersos donde se arman y desarman escenas de encuentro e interpelación bajo impulsos que son a un tiempo éticos y narrativos”, donde la narración se sostiene bajo la pulsión de la “búsqueda”, el “rastreo”, la “explicación”, tan características de la novela, dirigidas en particular desde la mirada de la hija al lugar evanescente de la madre (2021, p. 65).

Sin entrar a una lectura pormenorizada del texto, el arco general de Lengua madre, probablemente la que más nos interese aquí, resulta altamente sugestivo. El relato se organiza alrededor de esa incógnita materna y el afán de develación que ocupa a la hija: “meterse en sus cosas sin pudor”, “buscar”, “saber”, “ordenar”, “comprender” (Andruetto, 2018, p. 15, p. 42, p. 45, p. 51, p. 64) una trayectoria de vida militante marcada por un alumbramiento mientras se esconde de la persecución estatal en la última dictadura cívico-eclesiástico-militar. La narradora de la novela identifica una orden materna, “quiero pedirte que leas”, y responde desde la desmesura de la exhaustividad: “leeré todo, mamá” (2018, p. 82).

De allí parte una aventura detectivesca hacia su pasado -el de ambas- que llene la ausencia materna con un conocimiento imposible sobre la otra. La lógica de la anagnórisis, en diferentes clímax investigativos seguidos de catarsis, conduce una novela en la que el sentido de la lectura y la escritura es esa misma develación de lo oculto y oscuro materno. En ese proyecto epistémico, es previsible la “frustración de no poder abstenerse de todo sentimiento”, la necesidad de hallar la “distancia óptima” para poder investigar sin que los afectos enturbien la visión (2018, p. 143). Toda la narración se despliega en esa tensión, estructurada por la disyunción idiosincrática -pero característica de la epistemología europea moderna (Rodríguez y Wayar, 2019, pp. 31-35; Acevedo y otras, 2016, pp. 4-8)- entre el saber y el sentir.

Si en las novelas, pues, “el interrogar, el explorar, el indagar la ‘lengua madre’” está en el centro (Bracamonte, 2020, p. 107), entre la analítica de sí y la investigación de les demás, la disposición de la escritura poética parece responder a los “tonos maternales” desde otro afán. Más qué inquirir esa voz en retroceso, el proyecto en Cleofé es el de constituir una plataforma de enunciación para dejar que aparezca la voz de la madre, pese al deterioro orgánico y a las formas institucionales de enclaustramiento. Sin entrar en contradicción con la dimensión cognoscitiva, el foco está puesto en la posibilidad vital de la presentación de esa voz y la conjugación del acompañamiento.

Cleofé retoma los tonos maternales para instalar una escena de enunciación poética singular en el que la madre cede su posición de cuidadora para ser aquella que es cuidada por su hija. Puesto que la recuperación del nombre es el umbral radical del cuidado (Worms, 2010, p. 160), el título del poemario no es en absoluto anecdótico. Si en los protocolos de las ciencias sociales el borramiento del nombre de les entrevistades pasa por ser la expresión básica de la ética profesional, en el gesto literario del poemario la inscripción de ese nombre es un acto ético igualmente fundamental, que a su vez señala los efectos diferenciales de la anonimización sobre existencias que siempre tienden a quedar por debajo del encuadre de la historia y las ciencias. Si bien, de las dos secciones del poemario, nos interesa más la segunda, “Conversaciones con mi madre”, vale la pena recuperar de la primera, “Mujer colgada al cuello”, el poema “Sólo escucho a la niña”, precisamente por su trabajo sobre la dimensión del nombre:

Aprendí mucho de ellas, dice mi hija

por teléfono y comienza a nombrar

a abuelas, madres, tías… … Me contaron

historias de mujereslas nombro como un mantra,

dice, Francisca, Cleofé, Petrona, Arcadia,

Laureana, Gregoria, Gioconda,

Juana, brotan sus nombres del teléfono,

mientras la niña tapa con balbuceos

su voz de madre. Y entonces ya no escucho

sino a esa niña que habla con la fuerza

de lo que nace, como debe ser.

(Andruetto, 2019, p. 74)

El mantra de nombres de mujeres recuerda la importancia otorgada por los feminismos comunitarios a las genealogías maternas (Guzmán, en Solidaridad, 26 de julio de 2021), que apunta a hace aparecer la secreta convergencia entre el mito burgués del self-made man, el régimen jurídico del apellido y el sistema económico de la herencia. Si, como decíamos con Worms, el rescate del nombre es una forma elemental del cuidado, el mantra genealógico es una inversión del vínculo: cuidar a aquellas que nos cuidaron, trayéndolas por su nombre de pila (y no por su apellido heredado). En esa serie, entonces, entra la colocación de “Cleofé” como título del libro, rescatándola no solo del olvido de la cultura sino de la amenaza que cae sobre su propia memoria demente.

yo no tuve cabeza

pero era una nena. Claro, hace mucho tiempo eras

una nena. Fe. Cleofé. La mujer la esposa. ¿Sabés

quién es Cleofé? Sería la mía. Claro, vos sos Cleofé.

María Cleofé Boglio. ¡Te acordaste! Ahora me acuerdo

mientras hablo con ella.

(Andruetto, 2019, p. 101)

no sé quién soy,

no tengo nombre.

(Andruetto, 2019, p. 109)

Fragmentos de dos poemas diferentes, “El pequeño alumno” y “Cleofé”, separados por unas pocas páginas, los textos tensan el arco de la pérdida del recuerdo del nombre propio, desde los trazos y la interlocución que acaban permitiendo recuperarlo en el primero hasta el franco olvido en el segundo, que Andruetto repara poniéndolo como título del poema. Como todo a lo largo de “Conversaciones con mi madre”, el paso de itálicas a redondas marca la alternancia de las voces: redondas para la hija, itálicas para la madre. Lo que dice la madre llega torcido, inclinado, persiste en su diferir, incluso si a veces no queda ya identidad individual que lo soporte; en esa diferencia, la adjudicación a la voz de la hija de la capacidad de decisión final sobre los sentidos de la voz de la madre, incluso si los afecta, solo podría ocurrir en un acto determinado de lectura. Si “la interacción de voces realmente diferenciadas es generadora de poesía” (Bracamonte, 2020, p. 100), aquí el hiato tipográfico entre un decir y otro también se cruza con la separación problemática entre demencia y cordura. “Discutir la frontera entre cordura y locura es plantear un problema político sobre un límite que la psiquiatría hegemónica dice tener siempre en claro”, señalaba Fran Castignani, de Orgullo Loco Buenos Aires (en Cybel, 2021, s/p); y en Cleofé paradójicamente la distinción de las voces impide que cordura o locura queden encerradas de un lado u otro de la alternancia.

En el primer poema, la voz de la hija -o su escritura: imposible determinar cuánto diálogo efectivamente articulado precede al texto poético- corrige nombres y pronombres, reposiciona al sujeto-madre ante su identidad, pero la respuesta materna acaba supeditando esa identidad a la presencia de la interlocutora: “me acuerdo/ mientras hablo con ella”; la segunda persona, tercerizada en un “ella”, crea la primera. Acaso quepa recuperar allí algo más de la teoría de Worms (2010, pp. 6-7), allí donde sostenía que, por el carácter subjetivarte del cuidado, no puede presuponerse la prioridad de los sujetos que anuda respecto de la relación misma; invirtiendo el sentido habitual de esa constatación -el modo en que el cuidado de xadres a hijes les constituye como sujetos-, aquí es el cuidado de la hija el que recompone la consistencia de la madre. Cuando ya falta el nombre por completo, en el segundo poema, queda sobrevolando como su título las palabras de la madre que constituyen la totalidad del texto, reservándose la respuesta para no forzarlo a entrar en la voz de la madre en presencia: hay un respeto ambivalente por el olvido como realidad del sujeto, tal que el recuerdo repuesto solo en la escritura quede a distancia de la (des)memoria de la otra, dejándola subsistir como tal.

La sección “Conversaciones con mi madre” se abre con un epígrafe de Hélène Cixous: “la lengua que se hablan las mujeres cuando nadie las escucha para corregirlas” (en Andruetto, 2019, p. 81) que produce sentidos ya a partir del encuentro con el primer poema de esta parte:

Él lee el diario.

Ella dice: antes yo vivía allá

y ahora vivo acá.

Él sigue leyendo

Ella: antes vivía allá

y ahora acá.

El amor, el amor,

¿qué es el amor?

(Andruetto, 2019, p. 85).

En efecto, “Desayuno”, señalará, teatralmente, el protocolo escriturario para lo que sigue, a partir del secreto que se constituye tan pronto “él”, el padre, quede en el umbral, leyendo sus propias cosas. De aquí en más, “él” ya no cabe más que como una referencia ausente. Decía Andruetto en una entrevista que “para mí es tan importante lo que entra como lo que queda afuera” (en Argañaraz, 2017, p. 4), y ese padre que queda ante la puerta de “Conversaciones con mi madre” para ya no volver es un afuera más que significativo. De ese “entre nos-otras” se alimentan todos los poemas siguientes: “nunca me animé a hablar. Conmigo te ánimas. Con vos sí, pero yo era más tímida” (Andruetto, 2019, p. 90).

Radicar ese entrejuego de voces como un acompañamiento implica situarlo como una relación de cuidado, pero también sentir la reverberación de una composición orquestal. Emilia Perassi describió para la novela Stefano el “silencio elegido por quien se dispone a acoger la voz del otro” (2016, p. 125), que en buena medida caracteriza el giro de la novela moderna desde -digamos- Madame Bovary. Muy lejos de ese afán, aquí en la escritura poética de Andruetto el silencio propio no se considera precondición para la emergencia de la voz ajena, lo que supondría una exigencia crudelísima para quien acompaña; en la medida en la que la coexistencia de las voces como tales priva a la voz de la hija de la capacidad de borrar la literalidad de las palabras de la madre, no es preciso que la hija calle ni prescinda de afectar los sentidos de la madre (y verse afectada por ellos) para que la acompañe de una manera justa. Bien por el contrario, orquestar el tono de la otra es el recurso necesario para que pueda oírse en toda su estatura la melodía ajena. Contra lo que aparecía en Lengua madre, el afecto no es pura opacidad que oculte la emergencia de la otra como tal, sino que el carácter relacional de todo afecto implica la creación de aperturas: puertas y ventanas a la otra. Por la singularidad de cada lazo afectivo, ciertos aspectos de un sujeto/cuerpo y sus experiencias pueden solo ser accesibles a través de una escucha y una respuesta en particular; es aquello que el psicoanálisis dejó escrito al defender la importancia de ese afecto singular que es la transferencia (Soler, 2011, p. 120), y que aquí es importante liberar de las fronteras del consultorio.

En una contratapa luminosa a la primera edición de Cleofé, Alicia Genovese lograba sintetizar las operaciones centrales de la escritura de Andruetto a lo largo del poemario:

¿Cómo construir una imagen poética con retazos y jirones de frases que correrían el riesgo de decretarse descartables por falta de coherencia, demasiado oscuras para la comunicación? A partir de una hija que toma nota de los dichos deshilachados de la madre y los regenera en la conversación, María Teresa Andruetto elabora los poemas centrales de este libro. Una serie de textos que conforman la imagen oral de ese intercambio, sostén persistente de un vínculo en su amorosa intimidad, subterfugio de otra comunicación. Sólo una escucha poética podía internarse dentro de ese bosque sonoro y encontrar, en la maraña confusa, breves y luminosos claros. El oído de Andruetto encuentra sentidos en el habla de esa madre que ha perdido en parte la lógica de la lengua, pero no el grano de la voz. Cleofe es su nombre y tiene una historia grabada como ecos desgajados, una voz oculta del mundo, que revela a su hija ahora, situada más allá del sigilo impuesto, social y familiar. Andruetto construye sutilmente desde la hija que replica en la conversación, recorta, acomoda, encuentra referentes o deja en suspenso la frase cuando es suficiente con lo dicho. Devuelve a un otro con su voz desnuda en el acompañamiento adulto del vínculo filial, un amor en el que ya hemos dejado de pedir y donde a pesar de las transformaciones seguimos siendo delicados y frágiles. (Genovese, en Andruetto, 2019, p. 110).

La búsqueda de referentes para la palabra materna y la preservación del suspenso de sentido no son procedimientos alternativos, sino que concurren en el mismo trazo. Al mantener a rajatabla la distinción tipográfica de las voces, la atribución de un referente permite que el discurso de la madre salte el encierro forzoso de la psiquiatrización en el continente “separado” y “excluido” de la “sinrazón” (Foucault, 2021, I, p. 21) y entre en diálogo y disputa con otras voces que se volvieran sobre la misma referencia, pero al mismo tiempo evita que esa fijación exterior del referente se imponga sobre ese discurso y agote la pluralidad latente de la indeterminación: afectar los sentidos no equivale a determinarlos.

Pero esa preservación de la diferencia detiene un movimiento no menos riesgoso en el que corregir las referencias y los pronombres puede también llevar a corregir los afectos, amenazando con reprimir y trastocar la complejidad de sus tonalidades. El camino comienza reponiendo un recuerdo o una certidumbre perdida: “¿Te acordás de cuando lo conociste? ¿A Romualdo Andruetto que sería el tuyo? A mi papá, que vino de Italia y se enamoró de vos. Ah mirá, pero no lo escuché nunca. Sí, se enamoró. Ah pero no lo escuché nunca” (Andruetto, 2019, p. 87). Pero pronto puede virar a imponer una resolución por sobre las tensiones que saltan a la superficie en el decir materno, a medida que se desmoronan algunas censuras:

Las madres y las hijas se llevan bien pero no tanto, porque las hijas tienen la costumbre de la madre… Las hijas son más rebeldes… A mí me parecería que sí, pero no estoy segura. Las hijas hablan más. Claro y si te ven, te critican todo. ¿Te critican? Sí, es normal. Las madres quieren manejar eso y las hijas hacen una crítica. A veces a una le da bronca y en las otras está el lenguaje. (Andruetto, 2019, p. 95).

¿Vos sabés quién soy yo? Sí, pero ahora no me acuerdo. Soy la Tere. No te aguanté. A veces peleábamos un poquito, pero siempre nos quisimos. (Andruetto, 2019, p. 99).

Del cambio modal más sutil, que cambia la aserción en pregunta (“¿Te critican?”), se desliza a la franca reconvención (“siempre nos quisimos”) que se enfrenta a la literalidad de la declaración de la madre: “No te aguanté”. Pero mientras subsista la diferencia de las voces, la corrección queda tan a la vista como lo corregido, sin obliterar la voz de Cleofé ni imponer a “la Tere” un deber de silencio que implica la obliteración de sí misma y sus propios afectos. Por lo demás, ese lenguaje que está “en las otras” es la apertura a una respuesta que no supone coherencia y acuerdo, sino sensibilidad a la modificación recíproca, en la contaminación de lo sentido y los sentidos, sin resolución definitiva que borre retroactivamente el disenso.

Modalización, modificación, corrección, el acompañamiento en la circulación de los decires se abre a una estilística del cuidado, que sujeta el trabajo reproductivo a una crítica inmanente:

Te bañaba con el agua porque eras una nena. Era una nena y vos me cuidabas. Claro, yo estaba ahí, o sea el trabajo que hacía para comer, bien me lo comía yo. ¿Te gustaba? Sí, pero hay otras maneras. ¿Otras maneras? (Andruetto, 2019, p. 87).

En el universo italiano de Andruetto, es difícil que “manera” no suene también a maniera. Todo el trabajo de cambios de tono, de prolongaciones, de correcciones ocurre en el nivel de una plástica verbal, de una estética posautónoma del cuidado4 que permite discriminar en la palabra -menos o más poética- aquello que conviene decir y aquello que no. El acompañamiento -tal como el cuidado en general- está atravesado por los interrogantes y las necesidades éticas más decisivas; pero ello no supone que sea inherentemente virtuoso, sino -bien por el contrario- que está irremisiblemente inserto en una tensión y una disyuntiva en las que puede volverse tanto hacia sus versiones más cruentas cuanto hacia las más delicadas. Algunas palabras son vitales para nombrar aquellas formas de acompañamiento que dañan más de lo que reparan, como en “Quiero soledad o amor,/ porque solamor es muy duro” (Andruetto, 2019, p. 104); algunas otras palabras es mejor apartarlas, en una criba delicada:

te deben haber buscado muchos hombres porque eras muy linda. Linda nunca fui, no me gustaba. Yo tenía cosas mías. Te gustaba leer, escribir, coleccionar estampillas. Era feliz con eso. Y me gustaba yo también. Después te casaste. Él hablaba de cosas importantes, no hablaba pavadas. ¿Eso te gustaba? Sí, me gustaba, había algo que me gustaba. (Andruetto, 2019, p. 97).

¿De qué trabajás?

Yo trabajo de escribir libros.

¿Es práctico eso?

Sí, es práctico. (Andruetto, 2019, p. 88).

La chica, la chica… no está. ¿Ana? Sí, la chica. Ya no está. … Pero fallé mal. ¿Fallaste mal? … ¿Trabajaba? Sí, era bioquímica. ¿Es práctico eso? Sí, es práctico. No decía pavadas. No decía pavadas. Nada, nada. No hubo forma de hacer nada. (Andruetto, 2019, p. 94).

De una parte las cosas importantes, lo práctico; del otro las pavadas, lo impráctico. Como la escritura, el decir puede ser un hacer, de Austin en adelante por lo menos. Cuando el cuerdismo decreta que les loques “dicen pavadas”, priva a su palabra de su dimensión práctica, de su capacidad de actuar sobre el mundo compartido. Precisamente esa es la capacidad que el acompañamiento puede restaurar, en la medida en que colabora en la construcción de lo importante y lo práctico, fabricando la estilística del cuidado en la que discutir conjuntamente qué vale la pena decir/hacer. Y también cuándo el decir es lo único que queda para hacer, como al nombrar a la hija/hermana muerta, Ana.

Si el acompañamiento a lo largo de Cleofé viene regido por el cambio de dirección del cuidado de la hija a la madre, el juicio de locura que lo fundamentaría está en la voz de la madre:

¿Es lindo ser grande?

Sí, pero más me gustaría ser chiquita y que me cuidaras.

Podría ser.

Podría ser.

Te lo digo bien, te lo digo de corazón. No te

acostumbres. Siento el dolor, la locura, no te acostumbres. (Andruetto, 2019, p. 106).

Lo locura y el dolor, llamados al acompañamiento. Pero así como añora ser aquella que es cuidada, la hija suspende el juicio sobre la locura: ante una madre que diagnostica “Estoy pasada de locos…”, la hija responde “Estás cansadita, como si estuvieras por dormirte.” (Andruetto, 2019, p. 91). La persona que cuida no es la única con capacidad para la determinación última de la razón, la cuestión es contenciosa; pero, además, en la relación cambiante entre locura y olvido que propone Cleofé, no es obvio si la locura es un mal que temer o una estrategia terapéutica:

¿Quién sos?

La Tere

¿Qué Tere?

La Tere tuya.

Alumbrame que estoy loca.

No estás loca.

Estoy bien loca porque hay que sacarse

la pena. Es mala la pena,

es toda mala. (Andruetto, 2019, p. 108).

¿Estar “bien loca” o estar bien al estar “loca”? La sintaxis poética mantiene la anfibología. Bien se puede enloquecer para sacarse la pena, siempre y cuando quede alguien para el alumbrado y también el alumbramiento, de gestante a gestada. Frente a una maternidad que podría haber sido de otra manera y puede cambiar tanto de dirección como de sentidos, la escritura poética de Andruetto, como parte de un acompañamiento que no supone el acuerdo pero deja subsistir como tal la voz ajena, vuelve a desplegar el lugar de la otra, en el que decida qué puertas abrir y cuáles cerrar, qué intentar recordar y qué dejar ir, o qué energías pedir prestadas cuando llegue la buena hora:

Me gusta porque venís

a la buena hora. Yo borré todo,

había una puerta, la dejé abierta,

y todo se fue. Una vez cerré

y me hablaba todavía. Después

otra vez se fue.

Ahora estoy enferma

de desacuerdo, veo gente que camina,

que canta todo el día y no sé

quién soy. Pero vos venís

a la buena hora, la hora

en que está abierta

mi casa.

Las madres no saben

muchas cosas pero son buenas

para encarar las cosas….

es una pasión que no sirve

para nada…. ¿No te gustaba

ser mamá? ¿Madre de chicos? No.

¿Y a tu mamá le gustaba? No,

no le gustaba. Nunca me retó

pero cansa un poco, cansa

acompañar. … (Andruetto, 2019, pp. 102-103).

La conversión de la desmemoria en enfermedad del desacuerdo recupera al decir de la “loca” la posibilidad de entrar en trifulca con el mundo, de desencerrar sus ademanes hostiles. No es el encierro lo que permite conservar (recuerdos, afectos, el nombre propio), sino en todo caso la llegada de la otra a la buena hora. La aparición de esa compañía que, lejos de quedarse callada, sabe traer las palabras necesarias, así sean muy pocas, como en este poema, casi todo en itálicas. Esa compañía que sabe añadir alguna cosa importante cuando, de otra manera, habría podido vencer el cansancio.

135 Suite: las personas y las lenguas de la internación

Si la preservación de la diferencia entre las voces está en el centro del paso ético de la escritura de Andruetto en el acompañamiento de su madre, en el libro de Teixeira la desdiferenciación de los sujetos ocupa una posición igualmente crucial. Poemario de internación, “basado en sus experiencias trabajando en hospitales psiquiátricos en Londres, donde vive actualmente”, según indica el recuadro final del volumen (Teixeira, 2018, p. 45), probablemente solo el entremezclado de las voces habría podido prevenir que el decir de la psiquiatra fuera a ubicarse por encima de los decires de les internes. Aunque casi siempre hay en escena en los poemas de 136 suite un diálogo entre dos, las palabras se desordenan, siempre algo queda bajo atribución dudosa y el tránsito del lugar de la médica entre la posición del “você”, el “ela” y el “eu” borronea la colocación respectiva; en esa deriva, la autoridad queda en entredicho, pese a los juicios que siguen operando:

Se você me dissese que você era um anjo, eu não julgaria você. Um anjo é uma espécie de inocente.

Eu sou um indíviduo, eu não sou uma pessoa típica, então a dose da medicação não devia ser típica.

Está afetando meus direitos de anjo. Minha inocência está sendo abusada. Na realidade eu fui diagnosticado com desmoralização e inutilidade. A doença ja era.

Diferentemente deste estado induzido, eu sou uma pessoa bem-venturada.

Pensar tem ajudado o meu estado mental, e eu acredito que falar é a forma de resolver as coisas.

If you told me you were an angel, I wouldn’t judge you. An angel is a sort of inocent.5

I am an individual, I am not a typical person, so the dose of the medication shouldn’t be typical.

It is afecting my angel rights. My naivety is being abused. In reality I was diagnosed with demoralization and uselessness. The illness is no longer there.

Unlike this induced state, I am blissful.

Thinking has helped my mental state, and I believe that talking is the way to solve things.

(Teixeira, 2018, pp. 14-15)

Entre el juzgar, la inocencia y los derechos, el poema aborda la solidaridad histórica entre ejercicio psiquiátrico y poder judicial-punitivo; pero ¿quién tiene en el poema la facultad de juzgar?, ¿quién escucha las profesiones de inocencia, quién las lee…? Quien sea que hable en la segunda y la tercera estrofas procura recobrar para sí la atribución de diagnosticar y decidir terapéuticas. Si hablar es -según el poema- la forma de resolver las cosas y la escritura busca allí su legitimidad, no es sin embargo evidente que no pueda también ser un modo de abusar de la “inocencia” ajena, empleando su palabra para fines otros, allí donde el cuidado puede no ser lo contrario de la explotación sino su ocasión. Si la transposición fragmentaria de las voces “locas” impide que se reifiquen en la coagulación narrativa de un personaje, la transposición misma todavía queda sin justificar. ¿Para quién tiene réditos ese ejercicio de la lengua que está detrás de 136 Suite?

Minha mãe está a rezar por mim em Portugal. Eu ia muito à minha igreja... É tão bom falar com alguém na minha língua. Estas pessoas aqui são tão frias. Tu és tão bonita. Pareces uma santa. Gostaria de colher umas análises. Para HIV, sabes. Quando é que posso sair? ... A doutora vem amanhã? És tão diferente, gostei mesmo de ti.

My mother is praying for me in Portugal. I was doing well in my church… It's so good to speak to someone in my language. This people here are so cold. You are so pretty. You look like a saint. Could you take my blood. For HIV, you know. When can I go out. ... Please come to see me tomorrow, will you? You are so different, I really like you. (Teixeira, 2018, pp. 20-21).

Entre el pedido de que vuelva a visitarla y el de que le tome una muestra de sangre, inferir un “Gostaria de colher minhas palavras”/“Could you take my words” es una apuesta sin garantías pero que de algún modo respalda el gusto de “hablar con alguien en mi propia lengua”: es en la escritura que esa voz deja de dirigirse simplemente a una psiquiatra para amplificarse a une “alguien” cualquiera que pueda comprender la lengua, sirviéndose del acompañamiento de la poeta-neuróloga. Hablar en esa proximidad multiplica el cuidado más inmediato dentro de la internación a la invocación a otres oyentes posibles. Alguna incertidumbre persiste, no obstante, alrededor de aquello que llega a expresarse y aquello que apenas se puede inferir.

…Eu sou apenas uma grande gigante amistoso. Ele se guarda para si mesmo. Ele vem e assiste TV e passa um bom tempo na área comunal. Agora ele ri se algo é engraçado. Minha comunicação é difícil de pegar se tem alguém falando, mas es estou confiante que a revisão terá êxito. Estou aqui hoje para contar a lenda. Falou sobre uma individualidade, falou sobre se tornar um professor. Expressou o desejo de ler seu prontuário. A urina foi positiva para heroína na semana passada. Está esperando os arranjos da habitação.

…I am just a big friendly giant. He keeps himself to himself. He comes and watches TV and spends a good amount of time in the lounge. He now laughs if something is funny. My communication is hard to engage when everyone is talking. I feel very confident that this review is going to be successful. I am here to tell the tale today. Spoke about an individuality. Spoke about becoming a professor. Expressed the desire to see his medical notes. Urine was positive for heroin last week. He is waiting for housing arrangements. (Teixeira, 2018, pp. 18-19).

En la recuperación del pedido de ver el propio historial de internación, queda flotando la pregunta sobre este mismo texto y si ha vuelto a manos u oídos de aquelles cuyas voces captura. La mención de los deseos a los que se enreda el decir (como en este caso el deseo de leer) no constituye forzosamente un modo de colaborar con su realización, aunque sí hace subsistir esos deseos en un registro diferente del de aquellos géneros diseñados expresamente para silenciar una voz detrás de un diagnóstico. Las condiciones frágiles del intercambio “cuando todo el mundo habla” ponen a resonar entrevista clínica y poema como intervenciones sobre las condiciones de la escucha, selección crítica de la compañía ante la cual desplegar la palabra. Entre esas condiciones, bien lejos de lo que ocurría en Andruetto, no está conservar la identificación personal de quien habla; si hay un trazo singular de vida que persiste en los detalles ínfimos de una enunciación, en los poemas de 136 Suite no solo desaparecen los nombres personales (cumpliendo el deber de secreto médico pero apartándose de ese gesto de recuperación histórica de los nombres que realizan otros escritos alrededor de los manicomios; cfr. Sy y otras, 2020) sino que suelen retroceder incluso, contraviniendo la norma gramatical inglesa, los pronombres personales, como ocurre aquí a esos “spoke”. En otros casos, subsisten pero para fraccionar la voz del paciente:

lendo o corão usando um chechia

de repente se acalmou

precisa de supervisão contínua

43 tentativas de estrangulamento

com os lençóis e a cueca

ele gosta de se machucar

ele imita sons de animais na solitária

reading the koran using a chechia

he suddenly calmed down

he needs continuous supervisión

43 attempted hangings

with his sheets and bóxer shorts

he likes to self-harm

he makes animal sounds in solitary

não sou eu é um outro

eu ja tinha lavado minhas maõs do [crime

ele não ajuda às vezes

it’s not me it’s somebody else

I had already washed my hands from [crime

sometimes he doesn’t help

(Teixeira, 2018, pp. 10-11).

El dos de la entrevista ahora ingresa al interior del paciente, en una torsión que la clínica llamaría típicamente esquizofrénica. Para un sujeto cargado de todos los signos de la alteridad para la cultura europea, animalizado y musulmán, la contestación de la frase rimbaudiana “je est un autre”, traducida y negada a “não sou eu é um outro” lo pone empero a corroer desde dentro la trama “hospitalaria”. “Eu” o “ele”, ¿a qué sujeto puede dirigirse la tutela médica y el poder del Estado colonial para o bien integrarlo o bien repudiarlo y encerrarlo? Al preservar la escisión interna de esa voz, el poema evita actuar como garante de la captura.

Algo semejante ocurre cuando los verbos cambian de concordancia a la mitad de una oración, con el consecuente extravío de los sujetos, gramaticales pero no solo:

Você está vestida como o projeto monarca, toda de oncinha. Não digo nada senhorita. Então você pensa que eu sou uma periguete neurocientista vestida de estampa animal? Talvez você esteja certo. A psiquia tria é só uma técnica de controle mental, a ciência um delírio narrativo baseado em evidência. Sinto muito por seus delírios somáticos. De femme fatale a médica residente? Não posso te liberar. Está indo me denunciar? Está humildemente me oferecendo chá? Você se move tão rapidamente, tão elegantemente. Você é o hipster da enfermaria, o grande viajante do transporte público. Então você tropeça ao lado do Tâmisa com um alcoolismo escondido, e volta sangrando.

You are dressed like the project monarch, all leopardy. I won't tell you more Miss. So you think I am an neuroscientist sex kitten dressed in animal print? Maybe you're right. Psychiatry is just a technique of mind control, science a narrative delirium based on evidence. I do feel for your somatic delusions. From femme fatale to junior doctor? I can't give you leave. Are you going to report me? Are you offering me tea? You move so quickly, you are so stylish. You're the hipster of the ward, the great traveller of the pu- blic transport. Then you trip on the Thames' path with a hidden drinking problem, and comes back bleeding. (Teixeira, 2018, pp. 16-17).

Solo evidente en el inglés, la mudanza de “you trip” a “comes back” (y no “come back”) pone a jugar la oscilación “loca” entre las personas en el interior de la figura de la médica, que hace lugar a la voz de le otre en la determinación de su propia identidad, desarreglando las jerarquías dadas. Si en principio solo le profesional de la salud tiene el poder de decidir la internación o externación en algunos casos, en el poema nadie está exento de encuentros que devuelvan al pabellón, aunque sea conservando la libertad jurídica. Las frases en forma de pregunta no respetan la linealidad del interrogatorio clínico, sino que se desvían hacia una puesta en cuestión recíproca en la que la palabra de le interne conserva todo su poder de afectar. Figura enloquecida por la cercanía, la médica hipster que trippea y pierde su persona sirve de vector para que otres se aproximen también.

Ese poder de afectar, sin embargo, no carece en sí mismo de problemas. Lejos de cualquier atribución terminante de “inocencia” que acaba coincidiendo con la supresión de les loques como sujetos éticos, los poemas de 136 Suite recogen también la dimensión del daño como posibilidad inherente al desencierro.

A revelação se tornou muito clara. Duas forças na casa que me fizeram acreditar que eu estava sendo atacado. O espírito estava me enviando aflições. Eu acreditei que ela estava me atacando por este motivo.

O espírito santo me abençoa, o espírito santo me faz dormir.

Ele tem sido violento comigo. Eu conheço ele há oito anos. Ele não tem para onde ir, nem família, nem amigos e eu estava ajudando. Ele mente. Você me disse que perdeu seu emprego.

Eu larguei meu emprego porque meu visto expirou. Eu estou ilegal. Eu empurrei ela, eu dei um soco nela.

Ele não tem sido violento comigo já faz um tempo. Eu não entendo essa doença. Ela aparece assim do dia para a noite? Ele precisa de um medicamento novo. Eu sofro de depressão. Ele bagunçou a minha vida. Eu não sei o que fazer com ele.

The revelation became very clear. Two forces in the house that made me believe I was being attacked. The spirit was sending me afflictions. I believed that she was attacking me for this reason.

The holy spirit blesses me, the holy spirit makes me sleep.

He has been violent to me. I've known him for eight years. He doesn't have anywhere to go, no family no friends and I was helping him. He lies. You said you lost your job.

I quit my job because my visa expired. I am illegal at the moment. I pushed her, I beat her up.

He hasn't been violent with me for quite a while now. I don't understand this illness. Does it just come overnight? He needs a new medication. I suffer from depression. He messed up my life. I don't know what to do with him.

(Teixeira, 2018, pp. 24-25).

Contra el anuncio de la primera línea, la revelación es todo menos clara. Al proceder por acumulación de voces entre el interno y su pareja, el poema hace aparecer como sustancia de la experiencia una superposición de niveles que no se anulan entre sí pero tensan su respectivo valor de verdad. Retomando las reflexiones de Leigh Gilmore (2017) podríamos enfatizar que la escritura literaria no tiene las mismas exigencias de veridicción que un tribunal -o, añadamos aquí, que une profesional de la salud con potestad de ordenar la internación-; sin embargo, si el poetizar se sustrae por completo de la pregunta sobre qué puede o debe hacer él mismo con esos cuerpos, esas voces y sus efectos, acaba legitimando por omisión aquellos ejercicios judiciales y médicos que tantas veces busca objetar. Si el yo poético de 136 Suite tiende a retroceder -nunca desaparecer, excepto en el sentido de la pérdida del estatuto unitario y soberano de “yo”- y sobre todo a renunciar a la facultad de dictaminar, la introducción de aquella otra mujer que suplementa el decir del interno constituye un movimiento ético irreductible del texto, otra forma menos pacífica de acompañamiento, en la curaduría de una ecología de relación con otres acompañantes, actuales o potenciales, que ocupa el lugar crucial dentro de la institución de internación.

Como hacía patente el poema anterior de la entrevista a la paciente de Portugal que pide o no pide que tomen sus palabras, los múltiples movimientos de traducción y transposición que ocurren en el interior del libro componen una exploración que hace especialmente problemática la colocación ética del sujeto poético. Como forma específica de acompañamiento, la traducción puede amenazar el trabajo más afanoso de los sujetos que habían tomado la palabra.

Entrevistando uma moça de Guarulhos que esteve na

prisão de Holloway

acusada de tráfico de drogas

agora admitida com um episódio psicótico

internada

recusando medicação

trancada no quarto

uma barreira de linguagem entrevistar Maria

barricada na minha língua mãe

numa enfermaria cheia de imigrantes

Maria não acredita que está psicótica

ela se queixa de sintomas somáticos

ela pensa que seu corpo está infestado por

vermes tropicais

ela pensa que tem esquistossomose

ela pensa que tem ascaridíase

ela pensa que tem cisticercose

seus exames foram todos normais

Maria está longe do Brasil

há muitos anos

ainda assim tem certeza que seu corpo está infectado

ela quer ir para Guarulhos ser tratada

ela vai voltar curada

um anjo contou para ela

num sonho com uma mulher feita de pedra

de mãos dadas com uma criança

Assessing a girl from Guarulhos who had been

to Holloway prison

accused of drug trafficking

now admitted with a psychotic episode

sectioned

refusing medication

locked in her room

a language barrier to interview Maria

barricaded in my mother tongue

in a ward full of immigrants

Maria doesn't believe she is psychotic

she complains of somatic symptoms

she thinks her body is infested by tropical worms

she thinks she has schistosomiasis

she thinks she has ascariasis

she thinks she has cisticercosis

her tests were all normal

Maria has been away from Brazil

for many years

still she is adamant her body is infected

she wants to go to Guarulhos to be treated

she will come back cured

an angel told her that

in a dream with a woman made of stone

holding hands with a child

(Teixeira, 2018, pp. 36-39).

¿No hiere la confianza depositada en la escucha una traducción a quien ha hecho del portugués una barricada contra los interrogatorios psiquiátricos en inglés? Como si solo en el portugués de su Brasil natal pudiera la paciente conservar el poder de diagnosticarse a sí misma parasitosis del tercer mundo -con el goce verbal que trasunta la anáfora-, en lugar de la psicosis que le atribuyen en el hospital londinense. En la edición bilingüe, los movimientos de espionaje y contraespionaje, traición y alianza secreta, barricada y encierro, o tráfico e infección quedan paralizados e interconectados, con toda la ambigüedad inherente al acompañamiento terapéutico en su encuentro con los regímenes de poder (colonial, psiquiátrico, etcétera). Como en la bienvenida al ángel, con todo, el gesto de hospitalidad a una voz que viene de otra parte no se agota de ningún modo en un abuso de confianza o de poder de parte de quien la recibe y responde con sus propias palabras. En primer lugar, porque esa hospitalidad se extiende más allá de esa escena y contamina los roles.

Todo mundo fala comigo. Eu estou mal porque estas portas estão trancadas. Eu vejo tudo de ruim neste lugar. Eu estou ouvindo vozes. Eu posso falar com os mortos. Eu tenho que nos encontrar. Eu estou andando para trás. Eu sou psiquiatra, eu curava todo mundo no passado.

Everyone speak to me. I'm unwell because these doors are locked. I see everything bad in this place. I am hearing voices. I can speak to the dead. I've got to find us. I'm going backwards. I am a psychiatrist, I used to heal everybody in the past. (Teixeira, 2018, pp. 26-27).

En las palabras de la paciente que se declara psiquiatra, escuchar las voces, vivas o muertas, pasadas o futuras, y hablar con ellas, pese al daño que provoca el encierro, parece ser el único modo de “encontrarnos”. Si “todo el mundo” habla con esa paciente, la escritura en compañía acaso sea un medio decisivo para salir de “ese lugar” y hablar, a su vez, con todo el mundo.

Consideraciones finales: el acompañamiento, la poesía y la investigación

“Necesito ayuda, pero esta gente me ha dejado peor de lo que estoy”, decía el testimonio de Orgullo loco denuncia. En volver a esas palabras desde otro lugar está todo el meollo de este artículo. ¿Cómo dejar mejor de lo que estaban a esos sujetos que piden ayuda? ¿Cómo acompañar a les afligides y loques sin que el daño supere al cuidado?

Al colocar a Cleofé y 136 Suite en el marco de los debates que atraviesan los movimientos de desmanicomialización, orgullo loco, antipsiquiatría y alternativas a la psiquiatría, reposicionando algunos proyectos y preguntas de los estudios literarios, intentamos comprender de qué manera la experimentación poética podía iluminar el poder de las palabras en el marco de y como una de las sustancias que componen los vínculos de acompañamiento. Entendiendo que no hay un único modo justo de acompañar sino una necesaria sensibilidad a singularidades y situaciones, la lectura de ambos textos quiso permitirnos comprender matices divergentes a la hora de operar sobre y junto a la voz de otres.

Si la diferenciación de las voces puede ser un medio de preservar la autonomía de la enunciación loca sin renunciar a una articulación externa que pueda conectarla a determinados diálogos, la desdiferenciación de las voces puede ser en otro caso la mejor vía para suspender jerarquías institucionalizadas y dar lugar a inversiones y cambios de posición. Algunas veces, el movimiento crucial será el de permitir la dispersión y multiplicación del yo que propone la voz de les otres; otras veces, el de devolver un nombre y una identidad degradadas. De lo que se trata es de una estilística del cuidado, como territorio plástico de crítica e invención de las formas minutas del acompañamiento, que pueda tensionar las distintas formas de poder (médico, colonial, patriarcal) y colaborar en la construcción de plataformas enunciativas para el decir loco. La ética en ese acompañamiento puede incluir componer la voz loca con las voces de otres que la rodean, entendiendo que la intervención sobre las condiciones colectivas de veridicción es la única alternativa a la aceptación acrítica de la arquitectónica del poder; en otras ocasiones, operar modalizando el decir de le otre es el modo de componer una ecología afectiva entre varies, producir los necesarios encuentros incluso en la diferencia. Como en la conversación con “Maria”, hay modos de salir a buscar y responder a la enunciación ajena en que es difícil distinguir entre la traición y la alianza; es un registro sutil que la poesía, lejos de resolver, recorre con pasos inciertos, pero iluminadores.

Recordando a la narradora de Lengua madre que investiga las cartas de su madre “siguiendo reglas de lenguaje, teorías de lectura que ha aprendido de sus profesores” (Andruetto, 2018, p. 144), cabe también reflexionar sobre lo que estas escrituras poéticas, como formas del acompañamiento, pueden sugerir sobre el modo en que la propia crítica y la teoría acompañan -o dejan de acompañar- cuando se ocupan directamente de literatura “de loques”. Si abandonamos las jerarquías epistémicas que suponen a la literatura un objeto quieto sobre el que los estudios literarios producirían saber acumulable, y aceptamos un movimiento en el que la propia escritura poética, narrativa, ensayística puede discutir los modos en los que se la usa o gestiona, podemos tomar la lectura de 136 Suite y Cleofé también como una invitación a revisar el modo en que se lee, por ejemplo, obras tan canónicas como las de Artaud o Pizarnik. ¿Qué hacen las voces de la crítica y la teoría cuando entran en la proximidad de esas obras? ¿Están exentas de explotar estéticamente la experiencia de la locura y expropiarle trayectos prácticos sobre la vida en común? ¿Ponderan en qué condiciones corresponde hacer lugar a la dispersión u ofrecer hilvanes a los sujetos que hablan allí? ¿Les dejan mejor o peor de lo que estaban? Probablemente no haya una respuesta válida para todos los casos.

Lo que es indudable es que si entendemos que la palabra ocupa un lugar sustancial en las diversas formas de acompañamiento que se producen en la proximidad a la aflicción, entonces vale la pena intentar movilizar el archivo de las escrituras menos o más literarias y el arsenal histórico de la teoría y la crítica para pensar en la riqueza de sus matices, tensiones y contradicciones, en sus fortunas y sus fracasos, cómo entrelazar voces y sus cuerpos, sujetos y sus decires, de una manera menos cruenta que las que hemos hecho rutinarias. Eso implica revisar las prácticas de la investigación y desafiar sus protocolos, así como obligarse a situar en las tramas complejas de la dominación y la explotación cada instante de toma de la palabra, entendiendo que la construcción y la transformación de plataformas de enunciación hospitalarias para todes es una apuesta arriesgada pero urgente.

Referencias bibliográficas

AA.VV. (2020). Autodefensa médica. México D. F.: zineditorial. [ Links ]

Acevedo, M., Bargas, M. L., Farjineer, A., Freschi, R., Gutiérrez, M. A., Hiller, R., Voria, M. A. (2016). Entre-dichos-cuerpos. Buenos Aires: Godot. [ Links ]

Andruetto, M. T. (2018). Lengua madre. Buenos Aires: Random House [ Links ]

Andruetto, M. T. (2019). Poesía reunida. Buenos Aires: En Danza. [ Links ]

Anónimo. (26 de octubre 2021). Necesito ayuda, pero esta gente me ha dejado peor de lo que estoy [Entrada en un blog]. Recuperado de https://orgullolocodenuncia.wordpress.com/2021/10/26/testimonio-56-necesito-ayuda-pero-esta-gente-me-ha-dejado-peor-de-lo-que-estoy/ [ Links ]

Argañaraz, M. E. (2017). Entrevista a María Teresa Andruetto: Narrar la militancia de la vida y así mirar hasta comprender. Recial, 8 (11), s/p. [ Links ]

Biehl, J. y Petryna, A. (Eds.) (2013). When People Come First: Critical Studies in Global Health [Cuando primero está la gente: estudios críticos en salud global]. Princeton: Princeton University Press. [ Links ]

Bourcier, S. (2021). Homo Inc.orporated. Buenos Aires: Madreselva. [ Links ]

Bracamonte, J. (2020). Poesía y novela en María Teresa Andruetto. La música del diálogo. Letras, 82, 96-113. [ Links ]

Cybel, D. (2021). Discutir la frontera entre cordura y locura es plantear un problema político. El grito del sur. Recuperado de https://elgritodelsur.com.ar/2021/07/discutir-la-frontera-entre-cordura-y-locura-es-plantear-un-problema-politico.htmlLinks ]

Domínguez, N. (2021). María Teresa Andruetto. Una trilogía de tonos maternales. Telar, 26, 63-78. [ Links ]

Escamilla Flores, D. (2019). Orgullo Loco México: Desestigmatizar y humanizar la Salud Mental. Recuperado de https://documenta.org.mx/blog-documenta/2019/07/24/orgullo-loco-mexico-desestigmatizar-y-humanizar-la-salud-mental/Links ]

Foucault, M. (2021). Historia de la locura en la época clásica [II tomos]. Buenos Aires: FCE. [ Links ]

Gelman Constantin, F. (2022). Soma poética. Formas y materias del cuidado con Vicente Luy y Hernán. Revista 452F , 26, 154-171. [ Links ]

Gilmore, L. (2017). Tainted Witness. Why We Doubt What Women Say About Their Lives [Testigo corrompida. Por qué dudamos de lo que las mujeres dicen sobre sus vidas]. New York: Columbia University Press. [ Links ]

Gilmore, L. (octubre, 2017). Tainted Witness: Risking Aversion in Autobiographical Comics [Testigo corrompida: correr el riesgo de la aversión en cómics autobiográficos]. Conferencia central en las jornadas Stories of Illness/ Disability in Literature and Comics, Berlin. [ Links ]

Kristeva, J. (1975). La révolution du langage poétique [La revolución del lenguaje poético]. Paris: Seuil. [ Links ]

Locura latina. (2020). Primera semana del orgullo loco latinoamericano. Recuperado de https://www.redesfera.org/post/orgullo-loco-latinaomericano. [ Links ]

Perassi, E. (2016). Figuración de ausencias en la narrativa de María Teresa Andruetto. En C. Pubill y F. Brignole (Eds.), Miradas desobedientes: María Teresa Andruetto ante la crítica. Buenos Aires: Albatros. [ Links ]

Plaza, M. (2020). Orgullo Loco: incordiando hasta la victoria. Recuperado de https://www.pikaramagazine.com/2020/05/orgullo-loco-incordiando-hasta-la-victoria/ [ Links ]

Precarias a la deriva. (2004). A la deriva por los circuitos de la precariedad femenina. Madrid: Traficantes de sueños. [ Links ]

Puar, J. K. (2017). The Right to Maim. Debility, Capacity, Disability [El derecho a tullir. Debilidad, capacidad, discapacidad]. Durham: Duke University Press. [ Links ]

Rodríguez, C. y Wayar, M. (2019). El arte de re-sentir. En M. Wayar, Travesti. Una teoría lo suficientemente buena (pp. 29-44). Buenos Aires: Muchas nueces. [ Links ]

Soler, C. (2011). Les affects lacaniens [Los afectos lacanianos]. Paris: PUF. [ Links ]

Solidaridad. (26 de julio de 2021). Adriana Guzmán. Charla sobre Feminismo Comunitario y Estado Plurinacional [Video]. YouTube. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=ZpXOG0cL16YLinks ]

Spivak, G. C. (2015). Crítica de la razón poscolonial. Madrid: Akal. [ Links ]

Sy, A., Naszewski, M., Pierri, C., Barrio, A. L. (2020). Historias locas. Buenos Aires: Teseo. [ Links ]

Teixeira, V. (2018). 136 Suite. London: Carnaval. [ Links ]

Worms, F. (2010). Le moment du soin [El momento del cuidado]. Paris: PUF . [ Links ]

Worms, F. (2012). Soin et politique [Cuidado y política]. Paris: PUF . [ Links ]

1Puesto que las escrituras de Andruetto y Teixeira se sitúan en el marco de la problematización feminista y cuir respecto del modo en que el heterocispatriarcado afecta las diversas formas de cuidado y acompañamiento —marco al que también pertenece mucha de la teoría loca, disca y descolonizadora movilizada en este artículo—, es necesario para el desarrollo de este texto el uso del así llamado “lenguaje inclusivo”, porque de otro modo se incurriría forzosamente en un ejercicio de sometimiento de esas enunciaciones al régimen de conocimiento de algún protocolo académico. Como señalaba Sam Bourcier en defensa de su uso del asterisco, “Se puede… poner en práctica una gramática y una ortografía de geometría variable…sin atentar contra la legibilidad…. Es otro episodio en la ‘guerra’ que libran lesbianas, l*s queers y l*s trans contra la lengua… heterosexual y su dimensión biopolítica” (2021, p. 9). En este caso, atendiendo a las exigencias del movimiento disca respecto de la necesidad de asegurar la procesabilidad de los textos escritos a los dispositivos de lectura automática (AA.VV., 2020, p. 4), preferimos al asterisco el uso de la flexión en “e”, que adoptamos de aquí en adelante.

2Agradezco a Valentina Stutzin por hacernos conocer, en el marco de un seminario, el rico y complejo trabajo de Puar, que introduce un cambio decisivo en el modo en que concebir de aquí en más la cuestión de la discapacidad y sus entrecruzamientos con diferentes formas de opresión. Por otra parte, aprovechemos para dejar apuntado que sería desperdiciar la argumentación de Spivak suponer un isomorfismo automático o una equivalencia entre esas formas diversas de sujeción que son el patriarcado, el colonialismo y la manicomialización; de lo que se trata en todo caso al pensar entre ella y Puar es de permitir que esas experiencias se iluminen en sus resonancias y diferencias allí donde se encuentran.

3Dado que no está entre las atribuciones de los estudios literarios (y probablemente tampoco en sus desiderata) intervenir en los procesos de diagnóstico de cualesquiera sujetos con los que interactúe en sus prácticas de investigación, la noción de “locura” opera aquí como una categoría nativa que circula por la escritura entre la primera y la segunda persona, y se retoma apenas en el gesto de sostener una conversación con esas voces. En ese sentido, no sería pertinente hacer distinciones entre los “grados” o “clases” de locura enunciados en los dos poemarios, ni construir un concepto de locura estricto.

4Sobre el carácter posautónomo de una estética del cuidado, que aquí llamo alternativamente “estilística del cuidado”, el nudo argumental estaba en Gelman Constantin (2022). De lo que se trata, aquí como allí, es de un repertorio de pequeñas modificaciones en y por el decir que permite llevar adelante aquella dimensión del cuidado que reside en la palabra misma y, al mismo tiempo, tomar a esa forma verbal del cuidado como patrón crítico de las demás formas del cuidado entre las que se inserta.

5Puesto que el poemario fue escrito por Teixeira originalmente en inglés y luego traducido por ella misma a su portugués natal para la edición bilingüe de Carnaval, las citas de 136 Suite se incluirán siempre a doble columna ubicando las dos versiones en paralelo, como aparecen en el libro.

Recibido: 03 de Marzo de 2022; Aprobado: 18 de Abril de 2022

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons