Las vacunas constituyen una de las mejores herramientas que se conocen hasta el momento para prevenir enfer medades potencialmente peligrosas para la salud de las personas. Sin embargo, a pesar de la gran evidencia científica que avala la seguridad y eficacia de las vacu nas, en el contexto de la pandemia por COVID-19 se han reactualizado ciertos debates acerca de su aceptación por parte de la población general. Al respecto, numerosos estudios han documentado los diferentes factores que impiden o retrasan un adecuado proceso de inmunización, los cuales van desde cuestiones socioeconómicas, acceso y distribución equitativa de las vacunas, hasta cuestio nes actitudinales, comportamentales y creencias de las personas hacia las vacunas, los gobiernos y la ciencia. Si bien la mayoría de los estudios que evalúan el grado de aceptación de las vacunas contra el COVID-19 se han difundido principalmente en Europa, Asia y algunos países de América, como EE.UU. y Canadá, lentamente comienza a documentarse información en los países latinoamerica nos1. En México, se han realizado varias investigaciones cuyos resultados son importantes para poder monitorear el proceso de vacunación ante el COVID-192-6. Tales estudios se han concentrado en indagar el grado de aceptación hacia la vacuna anti-COVID-19, por medio de diversos cuestionarios. En la Tabla 1 se sintetizan los resultados más importantes de los estudios.
Si bien los trabajos difieren respecto al enfoque, igualmente se complementan a la hora de intentar captar la complejidad de un fenómeno multicausal, donde inter vienen factores de índole político, económico, ideológico, religioso, cultural, educativo, cognitivo, etc. En general, los datos de los estudios reflejan que existe un porcentaje bastante importante de la población en México que tiene reticencias hacia las vacunas, al menos entre los meses de agosto de 2020 y marzo de 2021. Esta complejidad ha permitido comprender que la solución ante un problema de salud, como el que presenta la pandemia por COVID-19, no se soluciona con la simple disponibilidad de una vacuna, sino que, además, requiere de toda una gestión orienta da a su credibilidad, seguridad y eficacia por parte de la población destinataria. Dada que la actual pandemia es altamente dinámica, y las mutaciones del virus complejizan tanto la situación de salud pública como las acciones de los gobiernos, es previsible que las percepciones y actitudes de las personas hacia las vacunas también fluctúen. Por tanto, resulta necesario monitorear el proceso de vacuna ción contrastando los datos oficiales sobre la tasa real de vacunación y las percepciones y actitudes de la población hacia la inmunización para COVID-19, ya que este segui miento permitirá adoptar medidas mucho más informadas a la hora de desarrollar las campañas de vacunación de la población, y focalizar en aquellas personas que todavía presentan resistencias hacia las vacunas COVID-19.