Estado actual del conocimiento
La medicina del sueño es un área cada vez más presente en la práctica clínica habitual. Dentro de los diversos pa decimientos que aborda, el insomnio, es el trastorno con mayor prevalencia. El DSM-V1 define al insomnio como la insatisfacción con la cantidad o calidad del sueño, con uno o más de los siguientes criterios: dificultad para iniciar el sueño, dificultad para mantener el sueño (despertares frecuentes), despertar temprano, por lo menos 3 veces por semana, por 3 meses, a pesar de mantener la oportunidad para dormir. La alteración del sueño causa angustia o deterioro clínicamente significativo en el funcionamiento diurno evidenciado por al menos uno de los siguientes criterios: fatiga, somnolencia diurna, alteración en la aten ción, concentración o memoria, alteración en el estado de ánimo, o en el comportamiento, deterioro del rendimiento laboral o académico o relaciones sociales o familiares,
Un 10% de la población general tiene insomnio crónico y se presenta como síntoma transitorio en el 25-35%2. Es más frecuente en ancianos (57%) y mujeres y aumentan su prevalencia: desempleo, falta de pareja y bajo nivel socioeconómico3.
La clasificación de la DSM-V considera las disom nias, dentro de las cuales están los trastornos del ritmo circadiano, las parasomnias como el sonambulismo y los trastornos secundarios del sueño asociados a trastornos neurológicos, psiquiátricos o a enfermedades médicas (éstas últimas son importantes). En el insomnio crónico además hay que considerar medicamentos o drogas y, especialmente en nuestro campo clínico, enfermedades sistémicas que se manifiestan con este síntoma.
En la última década ha aumentado la evidencia que asocia el insomnio con enfermedades cardiovasculares y aumento de la mortalidad4.
Resulta importante obtener una buena historia clínica, en la que se debe recoger la información sobre tiempo de insomnio, su naturaleza: insomnio de conciliación, de mantenimiento, de despertar precoz o global, las características del ciclo sueño vigilia: horas de acostarse y levantarse, tiempo de latencia (normalmente menor de 30 min), sueño diurno, consumo de fármacos, café, alcohol o drogas.
Riesgos
Ya hace varias décadas se ha reportado que la duración y la calidad del sueño están relacionadas con mayor mortalidad y menor calidad de vida5.
• El insomnio prolongado está asociada a un incre mento de nuevo episodio de depresión mayor y puede ser factor de riesgo independiente para enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial y diabetes, espe cialmente cuando se combinan y las personas duermen menos de 6 horas6.
• El insomnio aumenta el riesgo de padecer hiper tensión (HTA), insuficiencia cardíaca (IC) y enfermedad coronaria, sobre todo cuando la duración del sueño es corta (< 6 horas)7.
• Los pacientes con diagnóstico de insomnio tienen un 21-24% más riesgo de desarrollar HTA comparados con los que no presentan insomnio8,9.
• El número acumulado de síntomas de insomnio se relaciona con un mayor riesgo de incidencia de insufi ciencia cardíaca10,11.
• Existe correlación importante entre el insomnio con el aumento de la rigidez arterial y la aterosclerosis carotídea12.
• Las personas con síntomas de insomnio tienen un 41-55 % de mayor riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y enfermedad coronaria. Asi mismo, presentan más probabilidades de experimentar mortalidad relacionada con enfermedades cardiovas culares13, 14.
Recomendaciones
La primera y más importante intervención es que los médicos generales de familia e internistas conozcan el tema, diagnostiquen la causa del insomnio y planteen estrategias de tratamiento.
• Manejo de las comorbilidades médicas y psi quiátricas, modificar los medicamentos o sustancias que alteran el sueño y optimizar las condiciones del sueño.
• Medidas de higiene del sueño15 (Tabla 1).
Deben evitarse las siestas verspertinas, en especial si se ha dormido poco por la noche, o por lo menos, que no excedan los 45 minutos.
Las horas para levantarse y para acostarse deben guardar una regularidad.
Las comidas “pesadas” deben ser evitadas en la cena, como asimismo el exceso de líquidos, alcohol, cafeína, nicotina.
Evitar actividades intensas previas a dormir.
El entorno del sueño debe ser, dentro de lo posible, en lugar con poca iluminación, poco ruido.
Acostarse solo si hay sueño.
Tratar de tener una rutina antes de dormir (por ejemplo, una infusión caliente, evitando la cafeína).
En la cama evite leer, mirar televisión, celular, radio.
Si en 45 minutos no se concilia el sueño, puede salir de la cama, hacer alguna actividad sencilla hasta que se retome el sueño.