SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue41THE SOCIETY OF JESUS AND PORTUGAL: 1540-1773. FROM ESTABLISHMENT TO EXTINCTION. A HISTORIOGRAPHICAL APPROACHTHE TAX FOR TECHNICAL EDUCATION DURING THE LAST ARGENTINE CIVIC-MILITARY DICTATORSHIP (1976-1983) author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Folia Histórica del Nordeste

Print version ISSN 0325-8238On-line version ISSN 2525-1627

Folia  no.41 Resistencia May 2021

http://dx.doi.org/10.30972/fhn.0415160 

ARTÍCULO

TRAMAS COMPLEJAS: LA MANIFESTACIÓN DE LOS CONTRIBUYENTES DE ROSARIO DE 1909 ENTRE LAS CORPORACIONES, LA POLÍTICA Y EL MOVIMIENTO OBRERO

A COMPLEX FABRIC: THE ROSARIO TAXPAYERS’ PROTEST OF 1909 AMONG CORPORATIONS, POLITICS AND THE LABOR MOVEMENT

1 Universidad Nacional de Rosario, Argentina. natalia_alarcon_85@hotmail.com

Resumen:

Este artículo propone revisitar el desarrollo de la Manifestación de los Contribuyentes ocurrida en la ciudad de Rosario en 1909. El interés por analizar esta coyuntura especifica reviste en que este movimiento que comenzará con un claro perfil de reclamo económico al iniciarse como un lock out del comercio, terminará derivando en un conflicto abiertamente político que pondría en cuestionamiento el propio sistema político municipal y en cierta medida, el sistema político provincial. Una de las características singulares de esta manifestación, es que pondrá en juego una serie de actores sociales, económicos y políticos (corporaciones empresarias, comerciantes minoristas, obreros y agrupaciones políticas), que si bien en ciertos momentos podrían considerarse como antagónicos, logran congregarse en un reclamo común. A partir de la utilización de diversas fuentes: prensa local, prensa obrera, actas y memorias de corporaciones locales, permitirán analizar en profundidad el devenir del movimiento y el juego de intereses que desplegarán los diversos actores intervinientes.

Palabras claves: Manifestación; Contribuyentes; Rosario; 1909

Abstract:

The aim of this article is to revisit the development of the protest of taxpayers that took place in Rosario, during 1909. The analysis of its circumstances is of particular interest since the taxpayers' movement - which initially began as a lockout to complain about the economic conditions - resulted in a politically open conflict that challenged the political system of the city and, to some extent, the province. The protest brought into play a set of social, economic and political actors, namely corporations, retailers, workers and political associations, which managed to come together in a common outcry despite being considered opposing forces at some points. The use of a variety of sources, such as the local press, the labor press, and minutes and reports of local corporations, will enable us to make a thorough analysis of the evolution of the movement and the interplay between the interests of the different participants.

Keywords: Protest; Taxpayers; Rosario; 1909

Introducción1

El Censo nacional relevado en 1869 indicó que la ciudad de Rosario contaba con más de 20.000 habitantes entre los cuales había 5.872 extranjeros, los que constituían un 25% de su población. En 1895, la población total ascendía a más de 90.000 personas y un 46% era extranjero. Mientras que el censo municipal de 1900 arrojó 112.461 habitantes con 46.682 extranjeros, para 1906 la ciudad contaba con 150.686 habitantes de los cuales 62.174 no eran argentinos2, constituyéndose en la segunda con más población detrás de Buenos Aires. Este crecimiento poblacional, a todas luces impresionante tanto por su magnitud como por su celeridad, junto con la complejización de las estructuras económicas, trajeron aparejado la formación de una sociedad rosarina ciertamente compleja, heterogénea y dinámica que daba la impresión del permanente cambio, que no debe ciertamente obturar tanto la imagen como la cruda realidad de las tensiones de clase que la recorrían.

Una de las características de este periodo de grandes cambios, fue la conformación de una esfera pública como instancia fundamental de mediación entre la sociedad civil y Estado (Fraser, 1994), y a la vez, de activación de la participación política para amplios sectores de la población rosarina. Esto se verá corporizado en la aparición de diversas asociaciones de interés3 y en la expansión de la prensa escrita, instancias que se constituirán en los medios fundamentales para permitir el surgimiento de una cultura de la movilización. En este marco, los diversos sectores de la sociedad harán sus intervenciones en la arena pública (mediante manifestaciones, petitorios, actos, etc.) a fin de expresar sus opiniones y presionar en pos de sus intereses de una manera más directa, es decir, sin ningún tipo de mediación política formal. A pesar de que en los hechos, estas intervenciones siempre poseen algún grado de mediación y evidentemente intervenían en el juego de poder, teniendo un sentido político innegable (aunque lo nieguen explícitamente).

La manifestación de 1909 planteará la expresión de los intereses particulares de un sector de la sociedad rosarina: los contribuyentes. Así en transcurso de muy poco tiempo la ciudad se verá alterada por intensa movilización pública que tendrá su punto más evidente en una masiva, multitudinaria y multiclasista marcha. Sin embargo, este movimiento que comenzará con un claro perfil de reclamo económico al iniciarse como un lock out del comercio, terminará derivando en un conflicto que pondría en cuestionamiento el propio sistema político municipal, al generar la renuncia colectiva del Concejo Deliberante y la ruptura del control por parte del oficialismo de dicho cuerpo, y en cierta medida, del sistema político provincial.

No podemos dejar de mencionar que este acontecimiento en particular se enmarca en un ciclo temporal más amplio que ha sido abordado por diversos investigadores, entre ellos el ya clásico trabajo de Ezequiel Gallo (2007) sobre los levantamientos armados en Santa Fe, el reciente artículo de Juan Martirén (2014) que complejiza la visión de Gallo a partir de un estudio socioeconómico que proporciona nuevos indicios para explicar dicha coyuntura. Los invaluables aportes de Marta Bonaudo, Elida Sonzogni y Silvia Cragnolino (1988 y 1990) centrados en la problemática política de la zona de las colonias en la provincia de Santa Fe, como así también aquellos trabajos de las primeras dos autoras que recuperan la participación de los actores en las diferentes movilizaciones sociales que ocurrieron en la región y las organizaciones políticas que emergieron de ellas, rastreando las continuidades y rupturas en torno a la coyuntura de 1912 (Bonaudo, 1996, 2006; Bonaudo y Sonzogni, 2010). En esta misma línea, se inscriben los trabajos de Moyano (2005) y Ramírez (2009) que estudian procesos similares para otros espacios provinciales como Córdoba y Entre Ríos.

Deben sumarse las investigaciones que estudian el rol jugado por la prensa en la movilización, a partir de la construcción de la opinión pública contribuyendo a poner el foco de atención en cómo influyeron, en términos políticos las opiniones volcadas en los periódicos (Man, 2011a y 2011b; Rojkind, 2012 y 2017). Incluso trabajos de esta autora, que abordan el periodo a partir del análisis del comportamiento corporativo han contribuido al enriquecimiento sobre el estudio de esta coyuntura (Alarcón, 2013).

En este sentido, el objetivo del trabajo es revisitar tanto el desarrollo específico de la Manifestación de los Contribuyentes, como así también, el abanico de relaciones que se establecieron entre de los diversos actores que participaron. Una de las características singulares de esta movilización, es que pondrá en juego a un conjunto de actores sociales, económicos y políticos (corporaciones empresarias, comerciantes minoristas, obreros y agrupaciones políticas), que si bien en ciertos momentos podrían considerarse como antagónicos, logran congregarse en un reclamo común.

En primer lugar, se busca contextualizar los inicios del movimiento y las diversas adhesiones que va concitando en su devenir. En segundo lugar, se abordará el trasfondo político que adquirirá la movilización con la inclusión de la Liga del Sur y la búsqueda por parte de esta agrupación política de reciente creación, de salidas negociadas al conflicto que le permitieran capitalizar dicha victoria en su favor. Para luego, abocarnos en el momento más álgido del conflicto cuando ingresa en escena el movimiento obrero, encarnado en este caso por el anarquismo, y la principal representante del comercio mayorista e importador de la ciudad, la Bolsa de Comercio de Rosario. Para finalizar, indagaremos en las repercusiones que tendrá esta Manifestación en la política local a partir de las disputas que se generarán entre los comerciantes que habían participado en ella, durante el llamado a elecciones para la conformación de un nuevo Concejo Deliberante.

El contexto político

En la provincia de Santa Fe el Partido Autonomista había logrado hacerse con el poder tempranamente, cuando en 1868 una revolución encabezada por Mariano Cabal desplazó del gobierno al Partido Liberal. Estableciendo a partir de ese momento un perdurable control sobre los resortes de poder a través de las diversas facciones del Partido Autonomista.4

El perdurable control del poder político por parte de los autonomistas se basó en la utilización de la violencia hacia la oposición y el fraude electoral. En cuanto a este último, el mecanismo consistía en impedir que los opositores pudieran inscribir a sus partidarios en los registros electorales o simplemente en bloquearles la posibilidad de sufragar. Asimismo, lo que ocurría a nivel municipal no estaba exento de este tipo de accionar fraudulento.

En el caso de la ciudad de Rosario, contaba con dos poderes municipales: el Ejecutivo a cargo de un intendente designado por el Poder Ejecutivo provincial, lo cual permitía al gobernador de la provincia mantener un control directo sobre el funcionamiento de este cuerpo político, y un Concejo Deliberante elegido a través del voto calificado con la participación de extranjeros. Quienes podían ser empadronados para ejercer el voto eran aquellos vecinos nativos y extranjeros que pagaran determinados impuestos: contribución directa, patentes municipales y provinciales, impuesto general (barrido, limpieza y luz), matrículas de abastecedores y arrendamientos de puestos en los mercados municipales (Ternavasio, 1991, p. 105).

Ya desde el siglo XIX las elecciones comunales en la ciudad de Rosario, constituían un escenario en el cual la burguesía local movilizaba a partir de las asociaciones de interés y facciones a diversos grupos conformados por nativos y extranjeros que disputaban el acceso al poder local. Ingresar al Concejo Deliberante rosarino no sólo era el primer paso para una carrera política sino al mismo tiempo, en el caso de los extranjeros que tenían vedado el acceso al poder político provincial y nacional, les permitía ejercer el control sobre ciertos mecanismos, como los impuestos y servicios públicos, recursos fundamentales para consolidar sus negocios y su poder a nivel local.

La Manifestación de los Contribuyentes

El tema de los gravámenes impositivos se convirtió en un problema central y recurrente en la ciudad de Rosario, sobre todo para los comerciantes que en diversas ocasiones manifestaron su disconformidad al respecto (Alarcón, 2013). Esta situación se venía agravando desde la crisis de 1890, la cual implicó la implementación de un proyecto fiscal que transformó el eje financiero del Estado, anteriormente mucho más basado en el comercio exterior, que provocó el aumento de la presión tributaria sobre los contribuyentes. Con lo cual, el problema impositivo se constituirá en una de las principales causas de tensión social en la provincia de Santa Fe y en el municipio de Rosario (Bonaudo, 2006).

Hacia fines de 1908 el Concejo Deliberante rosarino aprobará el presupuesto para el funcionamiento del municipio para el año siguiente, el cual excedía en más de un millón de pesos al del año anterior. El resultado de esto fue la creación de nuevos impuestos que afectaban a los vecinos contribuyentes y que gravaban sobre todo al comercio minorista.

A raíz de esto, varios gremios de comerciantes entre ellos la sociedad patronal conocida como Economía Social convocan una asamblea el jueves 4 de febrero de 1909, dando origen al Comité del Comercio y la Industria, presidido por el Dr. Pablo Cogorno5 y la elaboración de un petitorio, que será elevado al Intendente Nicasio Vila6 solicitando la suspensión de los nuevos gravámenes y que se mantuviera en vigencia la ordenanza impositiva de 1908 hasta tanto el Concejo Deliberante (CD) tomara una decisión al respecto.7

La respuesta de la intendencia fue categórica, aduciendo que no poseía el poder para derogar una ordenanza votada y sancionada por el CD.8 A raíz de esta negativa, el Comité del Comercio e Industrias9 invita al cierre de los comercios de la ciudad en señal de protesta.

“Contribuyentes: La convicción que inspira nuestros anhelos de un alto espíritu de justicia y equidad y que adoptando un temperamento como el decidido por la asamblea, solidarizamos la defensa de nuestros intereses comunes, frente a las imposiciones exageradas y ya intolerables de un régimen edilicio que conspira contra la vida (…)

Contribuyentes: Cada cual a su puesto, ha llegado el instante de probar que no toleramos el abuso sin la sabida exteriorización de protesta. (…)10.

A partir del 6 de febrero el Centro Unión de Almaceneros (CUA)11, corporación que reunía en su seno a comerciantes minoristas, convoca a una Asamblea Extraordinaria para determinar su adhesión o no al movimiento.12 Decidiendo sumarse al cierre del comercio que ya estaba pautado para el día 7 de febrero,

“la adhesión del Centro debe efectuarse sin contraer compromisos con nadie, esto es, que dentro del movimiento y con el propósito de mantenerlo hasta una victoria definitiva, trabaje por cuenta propia sin estar obligado ni comprometido a actuar bajo la dirección de personas agenas (sic) a nuestro gremio…”13

El CUA se convoca en sesión permanente y resuelve visitar al presidente de la Cámara Sindical14 de la Bolsa de Comercio15 para solicitar su apoyo al movimiento de los comerciantes minoristas. La participación de la principal corporación de la ciudad, que representaba al comercio mayorista exportador e importador, elevaría al conflicto a otros términos ejerciendo una presión muy importante sobre los diferentes poderes del Estado tanto municipal como provincial, lo que les daría a los manifestantes una victoria segura en el logro de su cometido, la rebaja de los impuestos.

Sin embargo, la Bolsa decide no prestar su adhesión invocando sus Estatutos, a pesar de afirmar que sus miembros simpatizaban con el movimiento.16 Por otro lado, según su autoimagen de representante de los intereses generales de la sociedad rosarina (Pons y Videla, 1991, p. 137), consideraban que el cierre de los negocios por un término de 24 o 48 horas como acto de protesta sería suficiente, “porque haciéndolo indefinido, podía acarrear perjuicios considerables y llegar a faltarle la cohesión necesaria para lograr el objeto deseado”.17

Esta consideración por parte de la Bolsa buscaba mantener el movimiento en los cauces deseados, que no alterara y afectara los intereses comerciales de sus socios y limitar la posibilidad de que este lock out del comercio adquiriera nuevas connotaciones con el posible plegamiento de los obreros.

El 7 de febrero marcará el inicio del lock out, el cual comienza a expandirse con la adhesión de diversos gremios comerciales y a los que se sumará por invitación del Comité de Comerciantes e Industriales la recientemente creada Liga del Sur, la cual había surgido en noviembre del año 1908 conformada por importantes figuras de la ciudad,18 presentándose bajo la fórmula de una agrupación de intereses al margen de la política, que buscaba apartarse de la política nacional dejando a sus afiliados en libertad de seguir a los partidos o agrupaciones de su simpatía, ya que su único objetivo era trabajar por el sur de la provincia y el traslado de la capital hacia la ciudad de Rosario (Malamud Rickles, 1997, p. 98).

Entre los puntos fundamentales de su programa se encontraba la defensa de autonomía municipal; ampliar las bases de la legitimidad política otorgando la representación de las minorías y concediendo el voto a los extranjeros; terminar con la marginación a la que había estado sometido durante décadas el sur de la provincia, y en particular Rosario en lo que se refería al plano de la representación política y concluir con la exclusión en la toma de decisiones de poder de las facciones de la burguesía comercial, financiera y agraria del sur, a partir de un conjunto de importantes modificaciones en el aparato institucional santafesino (Bonaudo, 1996, p. 82-83).

Por otra parte, el corrimiento que se había producido en la esfera de la recaudación por parte del Estado como consecuencia de la crisis de 1890, hará que la cuestión fiscal se constituya en uno de los pilares de la campaña política de la Liga del Sur, con lo cual no era extraño que prestara su adhesión al movimiento de los contribuyentes.

La Liga del Sur, invitada por el Comité́ de los Gremios se ha adherido a la manifestación de protesta (...que) demuestra con tanta elocuencia la solidaridad de intereses de todas las clases sociales, heridas por una ordenanza injusta, odiosa y arbitraria. Consecuentemente con su programa y con la promesa de desarrollar una acción conjunta y alerta a favor de los intereses generales, la Liga del Sur apoya al Comité́ (...) y (…) confirma el pensamiento fundamental de la Liga del Sur: que nuestras instituciones son anticuadas y defectuosas y que mientras no se reformen bajo la inspiración de un espíritu más moderno, más democrático y más liberal seguirá́ subvertido el régimen político, administrativo y económico de la provincia. ... El señor Intendente, aparte de su inexperiencia política y carencia de tacto (...) es nada más que un empleado del P.E. pagado por la comuna sin vinculaciones con el pueblo. Nombrado por el gobernador, se encuentra en el puesto para servirle...

El remedio de estos males está en la autonomía de las municipalidades con Intendentes elegidos por el pueblo.19

Si bien, los intereses y preocupaciones de los consumidores no se corresponden con los de los comerciantes, ya que estos pueden descargar los aumentos en los gravámenes municipales a través del alza a los precios al público (Man, 2011, p. 30), pero esta interpelación a los contribuyentes tiene que ver con la manera en la cual es concebido el ámbito municipal: en la comuna no se ejercitan actos políticos sino administrativos. Los partidos políticos coincidían en que municipio y Estado eran dos cosas diferentes, el primero era un ente administrativo y el segundo, la entidad política por antonomasia (Ternavasio, 1991, p. 84).

En este sentido, el papel de la Liga del Sur es relevante puesto que a quiénes está interpelando es al votante en general, no a un gremio particular. Encontrando en el descontento de los vecinos contribuyentes una vía para ampliar su caudal de futuros votantes.

La movilización de los contribuyentes fue alentada y utilizada por parte de la Liga del Sur puesto que condesaba aspectos básicos de su programa, pero al mismo tiempo sostenían que el problema tributario no era resultado de las decisiones aplicadas por la intendencia de la ciudad, sino que tenía origen en el régimen político provincial.

La Liga del Sur y las gestiones para el arreglo

Con el objetivo de obtener réditos políticos del movimiento y pasar por alto las gestiones del Comité del Comercio y la Industria, la Liga del Sur intenta hacerse con la dirección de la manifestación conformando un Comité con figuras relevantes del partido: el Dr. Fermín Lejarza, Dr. J. Daniel Infante y Tomás Berlengieri, quienes se reunirán con algunos representantes del CD rosarino20, a fin de reclamar la constitución del Concejo en sesiones extraordinarias con el objetivo de considerar la solicitud presentada por los contribuyentes.21

Los miembros del Concejo prometen que en sesiones extraordinarias revisarían la ordenanza general de impuestos y rebajarían aquellos que hubieren sufrido un mayor aumento. Sin embargo, los delegados desconfiaban de estas promesas y solicitan, en su lugar, la puesta en vigencia de la ordenanza de 1908, pero no obtienen ningún acuerdo satisfactorio.

Paralelamente a estas negociaciones y buscando destrabar el conflicto, los miembros del Concejo Deliberante envían a Juan Cabanellas, quien si bien no formaba parte de este cuerpo era un respetado empresario panadero con amplias vinculaciones, para que interpusiera sus buenos oficios frente a los comerciantes y especialmente ante los almaceneros para arribar a un arreglo que pusiera fin al conflicto. Las bases propuestas eran: suspender la precepción del impuesto de sisa, el compromiso del voto de los concejales para derogar el aumento en la primera sesión del periodo ordinario a realizarse en el mes de marzo; además se ofrecía un estudio de la ordenanza de impuestos en vigencia para modificarla, en caso de que se encontraran justos los reclamos.

Por su parte, el presidente del CUA sostiene que pondrá en consideración de la Asamblea la propuesta. Sin embargo, nunca hay una resolución por parte del CUA22, ya que al participar con otras corporaciones en el movimiento de protesta subsumió toda decisión a lo que el Comité del Comercio e Industrias decidiera en conjunto. 23

La propuesta del Concejo será rechazada por intermedio del Dr. Pablo Cogorno que representaba al Comité del Comercio e Industrias, el que expresó que la única forma de arreglar sería la anulación de la ordenanza general de impuestos dictada para el corriente año y que se pusiera en vigor la que regía en 1908.24 Sin embargo, los miembros del CD continuaron en su postura y le solicitaron a Cogorno que interpusiera sus buenos oficios para convencer a los huelguistas, recordándole que la proposición de los concejales estaba sujeta “a condición de que volvieran las cosas a su estado normal”.25

Ante la concreción del cierre del comercio, comienzan a circular en la prensa rosarina balances disímiles en cuanto al movimiento de protesta.26 Desde los comienzos del movimiento El Municipio, uno de los periódicos locales que desde sus inicios se había definido como un diario “protector del obrero” y de “las clases trabajadoras”, 27 había considerado esta exteriorización de protesta como injustificada, sosteniendo

“La ciudad de Rosario presenciará hoy el espectáculo novísimo de una huelga de comerciantes e industriales, a la que se quiere dar el significado de un acto de protesta contra el aumento de los impuestos municipales. Hasta ahora habíamos visto huelgas encabezadas (…) por genuinos representantes de la clase obrera, pero nunca se nos había ocurrido que pudiéramos presenciar una huelga promovida por los patrones. Se concibe un movimiento de protesta de los trabajadores, reclamando contra el exceso de horas de labor, aniquiladores de su organismo, o pidiendo mejoras en el jornal que no les basta para cubrir sus necesidades; como se comprenderá un acto de protesta del consumidor contra los nuevos impuestos que han encarecido la vida, porque pesaran en último resultado, sobre las subsistencias.

Convenimos en que la municipalidad ha estado desacertada en la sanción del presupuesto, y se ha excedido en el aumento de los gravámenes harto onerosos que oprime a las clases menesterosas y estrechan la situación económica del pueblo; más debemos convenir que no son los patrones, sino los jornales, quienes sufren los efectos de las extremas exigencias fiscales y o comunales, en materia de tributación. La huelga de hoy, encabezada por comerciantes e industriales, es una novedad en la vida económica y social de este pueblo, pero una novedad que ni la razón ni el sofisma pueden justificar.28

Si bien, reconoce que la municipalidad ha equivocado su camino al aumentar los impuestos, al mismo tiempo sostiene que una huelga de la patronal no tiene razón de ser, comparándola con una huelga obrera o de consumidores, las cuales sí tienen motivos para efectuar reclamos. Por otro lado, las exposiciones vertidas por el periódico durante la manifestación tenían un claro interlocutor en el campo periodístico local, el diario La Capital, 29 quien además de ser su competencia comercial se había constituido en uno de los principales promotores de la Liga del Sur, y al mismo tiempo buscaba desacreditar el movimiento de protesta, cuyos perfiles políticos tenían mucho que ver con los idearios de esta agrupación. Por otro lado, no podemos dejar de notar que dichos comentarios pueden ser resultado de una reacción al éxito que estaban teniendo los liguistas al captar voluntades entre los trabajadores (aunque sea en su condición de consumidores), pero también por su condición de periódico con “simpatías” hacia el radicalismo.

“En cuanto al cierre de los negocios, se ha podido notar que ha sido parcial, pues muchos comerciantes han despachado como de ordinario (…)”

“El tráfico de los tranvías se hace sin interrupción y en cuanto al servicio de coches, hoy se pondrán en circulación los necesarios para las autoridades (…)”

“El orden no ha sido alterado en lo más mínimo a pesar de las aglomeraciones que se formar por todas partes y de las protestas del pueblo por el cierre de los negocios.”30

Por su parte, La Capital presenta una visión totalmente diferente:

“Pudo comprobarse ayer, que el paro del comercio era realmente general. Todas las casas de negocio (…) habían cerrado sus puertas. En una palabra, la vida comercial de la segunda ciudad de la República estaba suspendida.31

Con el paso de los días y ante la negativa de los comerciantes a aceptar las proposiciones del Concejo Deliberante, la Intendencia lanzará un manifiesto, en el que busca justificar su accionar ante la petición de los contribuyentes.

La situación anormal por que atraviesa la ciudad á consecuencia del cierre de los negocios que proveen de artículos imprescindibles para la vida y que ha sido resuelto por los patrones á fin de conseguir rebaja en los impuestos que no pesan sobre la clase menesterosa, me imponen la obligación de dirigirme á los espíritus serenos, para explicarles leal y exactamente el origen de los sucesos que se están desarrollando, con el propósito de que el pueblo pueda discernir á quien incumbe la responsabilidad de esta situación. (…)

No es, pues, el pueblo que peticiona de las autoridades públicas que tienen el deber de velar por su bienestar, son las pasiones políticas extraviadas que todo lo quieren subvertir y que haciendo caso omiso de la Ley, traen un estado de anarquía que constituye un verdadero peligro para el orden social: se está jugando con la vida de los ciudadanos y se remueven los bajos fondos sociales sin meditar en los peligros a que se expone nuestra ciudad.

Las autoridades sabrán conservar el orden a despecho de tantos extravíos y están firmemente resueltas a defender á toda costa la tranquilidad de los habitantes; pero mientras tanto, necesita la cooperación de los elementos conservadores para prevenir mayores males.32

Se podría pensar que esta explicación a los “espíritus serenos” y la apelación a los “elementos conservadores”, es en algún sentido, una interpelación directa a la primera corporación de la ciudad, la Bolsa de Comercio, la cual en reiteradas ocasiones desde comienzos de siglo había mediado en diversos conflictos ocurridos en la ciudad (Pons y Videla, 1991). Sin embargo, el Manifiesto de la Intendencia lo que hará será exacerbar los ánimos de los manifestantes, llegando a postularse la posibilidad de solicitar el pedido de renuncia del intendente y del Concejo Municipal.33

La huelga de los contribuyentes y los obreros

Durante los primeros días del lock out del comercio la principal central obrera de la ciudad, la Federación Obrera Local Rosario (FOLR) adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA)34, percibió la oportunidad que se les presentaba para actuar en el movimiento del comercio. Un día después del comienzo de la protesta, remiten un telegrama al Consejo Central de la FORA solicitando el envío de dos oradores a la ciudad de Rosario para que participaran en el mitin obrero organizado para el día siguiente.35

A raíz de este pedido, aparecerá en el diario La Protesta una columna firmada por Eduardo G. Gilimón, en donde se hacía una amplia justificación al accionar de los obreros rosarinos:

(…) Los trabajadores rosarinos quieran o no están de hecho en huelga, puesto que los patrones han resuelto paralizar todo el trabajo en aquella ciudad.

Y entendemos que los obreros de Rosario no están disconformes con esa paralización, con ese acto de protesta porque el mayor enemigo de los trabajadores es la autoridad y todo lo que contra ella vaya (…) tiene que ser visto con simpatía por las eternas víctimas de la autoridad.

La huelga de Rosario aún organizada por elementos burgueses es de utilidad para los trabajadores (…) porque a fin de cuentas los impuestos habían de salir de sus míseros jornales y porque ellas es una enseñanza para las futuras reclamaciones que los obreros tengan que hacer a los patrones.

La Federación Obrera Rosarina se ha dado perfecta cuenta de lo que es y significa el actual movimiento rosarino (…)

(…) Este paro en que todos los trabajadores toman parte, debe servir para fomentar la solidaridad entre todos los asalariados.”36

En este sentido, el plegamiento al paro por parte de los anarquistas es justificado desde múltiples aristas. Por un lado, es interpretado como un espacio de enseñanza y práctica para futuros reclamos contra los patrones y para promover los lazos de solidaridad entre los obreros. Por otro, como una acción defensiva, ya que en última instancia el aumento de los impuestos repercutiría directamente sobre ellos. Asimismo, no hay que descartar la posibilidad de que el paro se profundizara y pudiera desembocar en una huelga general revolucionaria.

A partir de la llegada de los delegados de la FORA desde Buenos Aires, Carlos Balsán37 y Manuel Magdaleno38, los acontecimientos comienzan a tomar un nuevo cariz. Luego de reunirse con el Consejo de la FOLR, se dirigen en calidad de delegados al local de la Economía Social, según las fuentes consultadas esta es una entidad patronal que tiene incidencia en la sociedad rosarina, que ha intervenido en la resolución de huelgas obreras en periodos previos39 y en este caso, fue una de las organizadoras del movimiento de protesta y su presidente, Dr. Pablo Cogorno, era una de las figuras clave del Comité de comerciantes e industriales. El objeto de dicha visita era ofrecer el aporte de la FOLR40 “para apresurar el triunfo de esta aspiración popular41, pero para que eso ocurriera era necesario que se realizara una declaración pública desligando el movimiento de toda implicancia política, sobre todo de la influencia de la Liga del Sur.

Si bien, puede resultar llamativa esta alianza entre el movimiento obrero y los comerciantes aglutinados en el Comité del Comercio e Industrias, esto no deja de reflejar las particularidades del movimiento obrero rosarino. Tempranamente, los obreros anarquistas reconocerán instancias de negociación, arbitraje y alianza con los grupos burgueses, cuando veían la posibilidad de obtención de mejoras, para evitar la intervención estatal o para alcanzar el logro de sus aspiraciones finales, como en este caso podría ser, que el paro se profundizara y pudiera desembocar en una huelga general revolucionaria.

Este ofrecimiento por parte de los delegados de la FORA presenta para el Comité una oportunidad para la masificación del movimiento y la paralización definitiva de toda la ciudad. Teniendo en cuenta que, como tradicionalmente ocurría durante las huelgas, el servicio de tranvías eléctricos continuaba circulando favoreciendo el transporte de personas y quitándole el carácter de paro total. Por otro lado, la huelga general marcaría la escalada del conflicto y la posibilidad de lograr la aspiración final del movimiento de protesta.

Al día siguiente, aparecerá en el periódico El Mercantil (diario propiedad del Dr. Cogorno) una nota donde se desmentía que el movimiento fuera encabezado ni que respondiera a alguna agrupación política. Ese mismo día la Federación organiza un mitin en el Teatro Politeama42, donde resuelve “dar á la huelga un carácter revolucionario, por cuanto había el convencimiento que únicamente de esa manera podría triunfar más fácilmente”. 43

Rápidamente, los obreros entran en acción. El primer objetivo se remitió a detener la circulación de los tranvías, también se atacan los coches que trasportaban carne y pan, que el municipio había instaurado a fin de evitar el desabastecimiento. Durante uno de estos hechos se produce la primera víctima fatal de la jornada, una niña es atropellada por un carro municipal destinado al Mercado Central. Además, se produjeron numerosos incidentes, destrozos, enfrentamientos con las fuerzas policiales.44 Finalmente, la empresa tranviaria decide suspender la circulación de los coches dado los perjuicios y destrozos sufridos durante los días anteriores,45 dejando a la ciudad totalmente paralizada.

El ingreso de los sectores obreros en la protesta, coincidirá con el cambio de actitud de la Bolsa de Comercio respecto del movimiento, teniendo como consecuencia una transformación en la relación de fuerzas con las autoridades políticas. Esto se verá reflejado en el accionar del presidente de la Nación, Figueroa Alcorta, que ante el alcance de los acontecimientos envía una comunicación telegráfica al Gobernador de la Provincia, Pedro Echagüe, para que ponga punto final a una situación que se le estaba yendo de las manos. Este llamado de atención hará que Echagüe se traslade a la ciudad de Rosario para buscar una salida al conflicto, siendo recibido por parte de la población con una actitud abiertamente hostil.46

La Bolsa de Comercio de Rosario y su intervención en la Huelga de los Contribuyentes

Desde el comienzo del movimiento la Bolsa de Comercio se colocó en una posición equidistante de las partes en conflicto aconsejando serenidad a los huelguistas, entrevistándose con el Intendente y el gobernador para buscar una salida negociada (De Marco y Ensinck, 1984, p. 90).

Sin embargo, con el paso de los días y ante las grandes adhesiones que había despertado el movimiento de los contribuyentes y la inoperancia de las autoridades locales, el presidente de la Bolsa invocando el Artículo Nº 6 del Reglamento General de la institución, decide “entornar las puertas del establecimiento hasta tanto se reúna luego la Cámara Sindical”.47

Juan B. Quintana48 se encontraba al frente de la Cámara Sindical de la Bolsa (CS), este líder presentaba ciertas particularidades en su gestión al ser portador de un discurso reformista49 lo que hará que tempranamente la Bolsa, a partir de sus intervenciones medie en numerosas huelgas obreras (Pons y Videla, 1991). Sin embargo, en esta coyuntura donde la conflictividad social abarcaba a amplios sectores, el accionar político - corporativo de Quintana presentará ciertas particularidades, pasando por sobre las disposiciones de la CS, pero al mismo tiempo, escudándose en reparos legales hará que el hecho simbólico de que la Bolsa entorne sus puertas, sea una acción que determine la falta de legitimidad de la postura del Intendente y del Concejo Deliberante frente a la protesta.

Con la adhesión de esta corporación la huelga adquirirá mayor proporción, al suspenderse todas las operaciones comerciales de la plaza, y será a partir de la intervención de esta institución cuando finalmente, el Intendente convoque a los concejales a sesiones extraordinarias, dando por resultado la sanción de la ordenanza que suspendía los impuestos en vigencia hasta la apertura de sesiones ordinarias.50

A pesar del logro de las aspiraciones iniciales por parte del Comité del Comercio e Industrias, el paro continuaba:

“(…) Fue considerado ese acuerdo como un procedimiento dilatorio, pero no como una resolución definitiva que satisficiese plenamente.

(…) se consideraba que faltaba algo más, por lo menos un compromiso solemne de derogar la ordenanza de impuestos y no la suspensión transitoria de sus efectos, por cuanto eso, se decía podía dar lugar a que dentro de pocos días volviese a reestablecerse en todo su vigor la ordenanza. Así se opinaba públicamente y así se hacía corre la versión contribuyéndose de tal manera a la exacerbación de los ánimos ya bastante excitados.”51

Finalmente, el Intendente de la ciudad redactará su renuncia indeclinable al cargo, la cual será inmediatamente aceptada por el gobernador, comenzando a llegar luego las renuncias de los demás miembros del CD.52 Sin embargo, la protesta en las calles seguía su curso y en un intento por contenerla, el gobernador que se encontraba en la ciudad, solicita la finalización de los disturbios:

“dirigiéndose a algunos comerciantes presentes se expresó así el mandatario: El menos perjudicado puede ser el gobierno. Nosotros procuramos extremar la prudencia, pero nos sería posible exigirnos que en un momento neutralicemos con medidas administrativas lo que ha sido producido por todo un pueblo que se ha explotado con fines políticos, sin reparar en que estaba de por medio las vidas de los habitantes y los intereses del verdadero comercio”53

Luego de estas declaraciones, llegarán a Rosario tropas de línea del ejército54 provenientes desde Santa Fe y Capital Federal.55 En consonancia con la llegada de las fuerzas de seguridad y ante la posibilidad de que la huelga se pudiera ir de las manos por la participación de movimiento obrero y sobre todo por la influencia anarquista, la Bolsa de Comercio hace un llamado al restablecimiento del orden en la ciudad:

“En presencia de los hechos que se han desarrollado esta tarde, y de las satisfacciones que el pueblo ha podido recibir de los actores gubernativos producidos en el día de hoy, entiende la Cámara Sindical de la Bolsa que ha llegado el momento de que llevando la calma a todos los espíritus se reanude la normalidad interrumpida.

La mayor duración de la protesta de todos los gremios podría traer mayores males, y es por ello que ésta Cámara entiende y se permite aconsejar a todo el comercio que desde mañana se reanude la vida activa de esta ciudad.

La solemne protesta de los primeros momentos debe considerarse como el más alto ejemplo de solidaridad de todos los gremios, y a ellos corresponde ahora que por las vías legales, consigan la satisfacción de sus propósitos.

Como consecuencia de todos ello la Cámara Sindical invita a todo el comercio a reabrir sus puertas desde mañana.”

Juan B. Quintana, Presidente - Ricardo Schlieper, Secretario56

Luego de la noticia de la renuncia del intendente la FOLR convocó a una asamblea en el Teatro Politeama, en la cual hablaron varios oradores entre ellos Lorenzo Baudracco57 y J. Daniel Infante58, resolviéndose dar por terminada la protesta al haberse conseguido la renuncia del intendente y el Concejo, junto con la derogación de la ordenanza que diera origen al movimiento, siempre que se pusieran en libertad a los detenidos.59

Con ese objetivo se designa a cuatro miembros de la asamblea para que junto con el Dr. Cogorno concurrieran frente a las autoridades a exigir la libertad de los huelguistas, mientras tanto los obreros se organizaron para reunirse frente al Departamento de Policía a la espera de la liberación de sus compañeros, desencadenándose un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad,60 lo que llevó a demorar la liberación de los obreros.61

Asimismo, en la misma línea que el manifiesto emitido por la Bolsa de Comercio, el Comité del Comercio, Industria y Obreros da a conocer un comunicado llamando al orden y al trabajo:

“El Comité del Comercio, Industrias y Obreros de esta ciudad, cumple con el grato deber de hacer públicas las siguientes declaraciones:

Que habiéndose en el día de hoy obtenido la renuncia del Intendente municipal, don Nicasio Vila, y la de los miembros del Concejo Deliberante (…) el comité que suscribe, da por terminado dicho paro y cierre general é invita al pueblo a reabrir sus puertas, devolviendo a este municipio su interrumpida normalidad, que es clave y fundamento de su prosperidad y grandeza.”62

Si bien, tal como mencionáramos anteriormente, este tipo de alianzas con los grupos burgueses no era ajeno al movimiento anarquista local es muy interesante la unión existente entre la FOLR y el Comité del Comercio e Industrias, tanto a partir de la participación que se produce durante la asamblea de políticos como J. Daniel Infante, lo que permitiría pensar sobre cierta ascendencia o por lo menos vínculos con el movimiento obrero rosarino por parte de esta figura aún antes de su llegada a la intendencia de la ciudad en 1912. Así como también, en el compromiso para lograr la liberación de los huelguistas que habían caído presos como en la aparición del manifiesto que daría fin a la huelga, lo que revela el papel fundamental que cumplió el movimiento obrero para presionar a las autoridades logrando la victoria final de la manifestación de los contribuyentes.

Después de la Manifestación de los Contribuyentes

En pos de la reestructuración de la administración municipal el gobernador Echagüe designa a Santiago Pinasco, un conocido comerciante y político rosarino partidario de la Liga del Sur como intendente interino. Una de sus primeras medidas fue solicitar la anulación de los padrones electorales, la conformación de un Consejo de Asesores y el llamado a una nueva inscripción electoral, pero Echagüe no se encontraba autorizado legalmente a tomar ninguna de estas resoluciones, para lo cual tuvo que recurrir a la Legislatura a fin de apoyarlas.

El 27 de febrero de 1909, las Cámaras Legislativas sancionaron la Ley de Emergencia Nº 1351, esta declaró cesantes a los miembros del CD, estableció la caducidad del Registro Electoral vigente y autorizó al Ejecutivo a formar la comisión solicitada. Sin embargo, este cuerpo fue designado por el Ejecutivo provincial en contradicción de los deseos de Pinasco que quería designar a sus propios colaboradores (Álvarez, 1981, p. 575), siendo integrada por personajes que pertenecían a diversos sectores de la trama corporativa rosarina, entre ellos se encontraban: Félix Alonso, Juan Cabanellas, Juan Marull, Manuel Ordóñez, Pedro H. Vasalli, Cándido Lueso, Ignacio Granados, Pompeyo Pusterla, Dr. Jacinto R. Fernández, quien fuera designado presidente.

Si seguimos el rastro corporativo de sus integrantes en su mayoría pertenecían a las filas de la Bolsa de Comercio y a la Sociedad Rural Rosario63 (Alonso, Cabanellas, Marull, Ordóñez, Granados, Pusterla), corporación que desde 1907 era presidida por el fundador de la Liga del Sur, Lisandro de la Torre. Mientras que los representantes Pedro Vasalli y Cándido Lueso eran miembros del Centro Unión Almaceneros. Sin embargo, al recorrer la biografía de sus integrantes encontramos uno de ellos que no cumple con ninguna de las pertenencias institucionales anteriormente mencionadas, el Dr. Jacinto R. Fernández, pero la vinculación que si encontramos es la estrecha relación entre este personaje y Calixto Lassaga, funcionario del gobierno de Echagüe y familiar del entonces gobernador, con lo cual podemos inferir que el poder Ejecutivo provincial buscaba mantener un estrecho control sobre las decisiones de la Comisión.

Uno de los objetivos de la Comisión Municipal era el reempadronamiento de los vecinos, lo cual se realizó durante el transcurso de dos meses y el 1 de junio de 1909 se dio a conocer el nuevo padrón con un total de 4655 contribuyentes habilitados para el ejercicio del sufragio64, estableciéndose la fecha para las nuevas elecciones para constituir el nuevo CD para el 20 de junio de 1909.

A pesar de las amplias adhesiones que poseía la Liga del Sur dentro del comercio local, comienza a parecer dentro del empresariado divisiones políticas que harán que se convoque a una asamblea en los salones de la Bolsa de Comercio a fin de que el “alto comercio” eligiera una lista de candidatos que “sea representación genuina del pueblo que trabaja y produce y una garante de rectitud y moralidad de la administración”.65

En este contexto, J. Daniel Infante remite una carta al diario La Capital, que no fue publicada por considerarla polémica apareciendo luego en las páginas de El Mercantil la publicación fue mal recibida por el Comité Central de la Liga del Sur, ya que sostenía la necesidad de que todos los sectores que habían apoyado la manifestación de los contribuyentes concurrieran a las elecciones en conjunto, proponiendo la unificación de la lista de la Liga del Sur con la Economía Social (Malamud Rickles, 1997, p. 217).

La Liga del Sur hizo caso omiso a este pedido, mientras que la lista de la Economía Social luego de sucesivas modificaciones, ya que algunos de los candidatos originales habían aceptado postularse por la Liga del Sur (Malamud Rickles, 1997, p. 218), quedará conformada como la expresión del Comité de Comerciantes e Industriales, finalmente integrada por: Dr. Toribio Sánchez, Dr. Benjamín Abalos, Juan B. Malloni, Juan B. Barnetche, Félix Woelflin, Ingeniero Felipe Censi, Dr. Eladio Eguren, Ingeniero Casiano Rojas, Pablo Rouzaut, Juan Della Cella, Agustín Repetto, Julio U. Martín, Dante de Filippi.

No podemos negar que la Economía Social fracasa en articular los intereses corporativos/empresariales y política municipal, puesto que la conformación de la lista de Economía Social presenta indicios de ser un espacio donde pudieron acceder aquellas figuras desplazadas de la nómina de la Liga del Sur. En el caso de Toribio Sánchez, este había sido uno de los concejales que había renunciado a sus funciones como consecuencia de la Manifestación de los contribuyentes, y a su vez, competidor en numerosas ocasiones frente a Lisandro de La Torre por la presidencia de la Sociedad Rural de Rosario. Por otro lado, Juan Malloni era el presidente saliente del Centro Unión Almaceneros, así como Agustín Repetto (partidario de la Liga del Sur) había sido secretario de dicha institución durante la última presidencia de Malloni66 y no había logrado su inclusión en la lista de la Liga del Sur.

En este sentido, es común encontrar a nivel local la existencia de agrupaciones sin filiación partidaria que se constituían para responder específicamente a las convocatorias electorales, una de sus principales características era la transitoriedad, ya que se conforman en periodos electorales para disolverse tiempo después.

Asimismo, comenzará a surgir en el ámbito comunal la articulación entre corporaciones y agrupamientos con fines electorales (como el caso de la Economía Social), pero también veremos, la articulación entre corporaciones y agrupamientos políticos (como el caso de la Liga del Sur y el Centro Unión de Almaceneros), estas articulaciones estaban fundadas en la utilización de las reglas del juego establecidas por el sistema electoral como una manera más eficiente de lograr defender los intereses corporativos y por otro lado, como una forma de control tanto de los poderes públicos como de la sociedad civil al mantener satisfechas y limitadas las demandas de sus propios representados (Ternavasio, 1989, p. 434).

La Liga del Sur constituyó su lista con miembros de alto perfil de la sociedad rosarina e incluyó representantes del Centro Unión Almaceneros, el interés de la Liga del Sur por capitalizar sus esfuerzos en cooptar las voluntades de los almaceneros dentro de sus filas, no solo se reveló en el hecho de solicitar oficialmente el apoyo del Centro, sino también en que el presidente del CUA formó parte de la Comisión Municipal para la selección de conjueces de las mesas de inscripción.67 La iniciativa tuvo su éxito y a fines de mayo de 1909, el CUA había autorizado la incorporación de sus dirigentes José Sgrosso y J. B. Mosto a la lista de candidatos de la Liga del Sur, haciendo efectiva la disposición estatutaria que le permitía participar en representación del gremio de manera directa o indirecta en la designación de miembros del poder comunal.68

Las elecciones del 20 de junio de 1909 concedieron el triunfo a la Liga del Sur: Ing. Manuel Sugasti (2671 votos); Dr. José Leguizamón (2657); Dr. Fermín Lejarza (2000); Ricardo Schlieper (2584); Miguel Monserrat (2571); José Castagnino (2560); Luis Colombo (2467); F.C. Marty (2445); José Sgrosso (2401); José M. Martinoli (2344); Juan B. Mosto (2327); Enrique P. Marc (2241); Ángel Fiasco (2215).69 La victoria se basó en el voto de agrupaciones independientes, que habían participado de la movilización, como el caso del Centro Unión Almaceneros70 y también por el renombre de algunos de sus integrantes como Monserrat, Castagnino, Colombo, Schlieper.

Los hechos de febrero de 1909 posibilitaron la ruptura de la maquinaria electoral oficialista, que se sustentaba en el control de las juntas de inscripción de electores y el nombramiento de los conjueces. A partir de ese momento, se produjo un cambio en el equilibrio del poder y el gobernador de la provincia no consiguió volver a influir de manera directa en el Concejo Deliberante de la ciudad desde el momento en que la Liga del Sur se hiciera con un perdurable control del cuerpo.

Consideraciones finales

La Manifestación de los Contribuyentes, que tuvo como detonante el aumento de los impuestos constituyó un frente común que permitió reunir las voluntades de los actores más diversos: corporaciones, comerciantes mayoristas, minoristas, agrupaciones políticas y obreros anarquistas. Si bien, en un primer momento, los comerciantes se rebelaron no para subvertir totalmente el sistema político, sino que el objetivo primigenio era lograr la rebaja de los impuestos. Sin embargo, el ingreso del movimiento obrero en la protesta, a partir de la alianza de estos con el Comité del Comercio e Industrias, marcó un punto de inflexión con la transformación de la protesta en una huelga general que paralizó por completo la ciudad de Rosario. A partir de su accionar, se develaron las posibilidades que se les presentaban a las agrupaciones políticas para capitalizar los réditos de esta movilización con fines políticos - electorales, como lo hará en este caso la Liga del Sur.

La Liga intentaba mostrarse como la abanderada del comercio y la industria, defendiendo al electorado contra el aumento de los impuestos y el fraude, oponiéndose críticamente a la administración municipal y al gobierno de la provincia, largamente controlado por facciones autonomistas. Asimismo, a pesar de que la Liga le otorgaba a su participación en el conflicto un carácter de representación popular, haciendo referencia al pueblo y sobre todo al pueblo contribuyente, pero esto no implicaba una búsqueda de ampliación del electorado con la inclusión de otros sectores que no participaban en política municipal.

Puede pensarse que la alianza entre el anarquismo con los sectores comerciantes tuvo como objetivo, por un lado evitar futuros aumentos en las mercaderías que afectarían directamente a los obreros como consumidores al trasladar los comerciantes los incrementos. Por otro lado, fue visto como una posibilidad de práctica y enseñanza para promover los lazos de solidaridad entre los obreros, creemos que fundamentalmente esta opción es la más factible teniendo en cuenta la pasividad que presentará el movimiento obrero anarquista en la ciudad luego de 1907, buscando de este modo traccionar para mantener a las filas obreras unidas.

En el aspecto corporativo, la Manifestación de los Contribuyentes cumplió un papel fundamental contribuyendo al posicionamiento del Centro Unión Almaceneros de Rosario como institución dentro de la trama corporativa de la ciudad a partir de su intervención en la política local. Su alianza con la Liga del Sur, dio como resultado una sociedad exitosa en términos electorales que le reportó al Centro dos representantes en el Concejo Deliberante municipal y a la Liga la ampliación de su electorado, alianza que se mantendrá vigente hasta fines de los años ’20, momento en que la reforma electoral municipal producida durante esos años amplíe el electorado complicando el desempeño del Partido Demócrata Progresista (anteriormente Liga del Sur). La utilización por parte del CUA de los mecanismos que ofrecía el sistema político municipal, era percibido como la manera más eficiente de defender los intereses de sus asociados, al ejercer un control directo de los poderes públicos y como una manera de canalizar las aspiraciones dentro de sus filas.

Por su parte el cambio de actitud de la Bolsa de Comercio durante el desarrollo del movimiento evidencia la incidencia de la figura de Quintana, quién revelará una postura negociadora y conciliadora. El cierre de la Bolsa, tendrá un significado poderoso al mostrar el apoyo del arco empresario hacia el movimiento y en cierto sentido, el retiro de la legitimidad a las acciones que venía tomando el gobierno municipal y provincial.

Asimismo, la realización en los salones de la Bolsa de Comercio de la reunión de comerciantes que decidió la conformación de una lista opositora a la Liga del Sur, no implicó un intento corporativo de esta para participar en la política local, la utilización de sus instalaciones por parte de los comerciantes vinculados a la Economía Social parece más un modo de estos de apropiarse de la legitimidad que poseía la institución, que un intento por parte de esta de obtener algún tipo de control en la conformación de la lista. Los medios utilizados por parte de la Bolsa para influir en la política, tanto local como provincial se basaron fundamentalmente en la realización de gestiones ante instancias gubernamentales o la exposición pública de críticas, sin buscar una participación política directa.

En el aspecto político, la creación de una lista propia por parte del Comité del Comercio e Industrias bajo el nombre de Economía Social, se debió por un lado a la falta de representación en la lista de la Liga del Sur de algunos personajes que habían participado en la Manifestación de los Contribuyentes y que al verse desplazados buscaron nuevos mecanismos para participar en la política comunal. Tal como hemos visto, los espacios municipales eran permeables a los deslizamientos de lo corporativo hacia lo electoral, las características del sufragio restringido a los contribuyentes, la posibilidad de la participación de extranjeros y la concepción de que el ámbito municipal era estrictamente administrativo, hacía que la participación de los hombres de negocios en las elecciones locales fuera importante. Por otro lado, la política local era más permeable a la interacción con el asociacionismo ante la búsqueda de tener incidencia en las decisiones de gobierno sobre la vida cotidiana.

Fuentes

El Municipio, Rosario.

La Capital, Rosario.

La Protesta, Buenos Aires.

Centro Unión Almaceneros de Rosario (CUA), Actas Consejo Directivo. 1909.

Centro Unión de Almaceneros y Comerciantes Detallistas (1971). 75º Aniversario. 1894-1969. Rosario: s/e.

Bolsa de Comercio de Rosario, Memoria 1909, Establecimientos Gráficos B. Tamburini, Rosario, 1910.

Bibliografía

Alarcón, N. D. (2013). “Los comerciantes minoristas de Rosario en pos de su identidad: defensa gremial, relaciones intercorporativas y política (1894-1909)”, Cuadernos del Ciesal, Año 10, número 12. Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/5938Links ]

Bonaudo, M. (1996). “Entre la movilización y los partidos. Continuidades y rupturas en la crítica coyuntura santafesina de 1912”. En J. C. Melón Pirro & E. Pastoriza (edit.), Los caminos de la democracia. Alternativas y prácticas políticas, 1900-1943, (pp. 77-100). Buenos Aires: Biblos. [ Links ]

Bonaudo, M. (2006). “Ciudadanos, contribuyentes y productores en pos de sus derechos (1880-1912)”, en M. Bonaudo (comp.), La organización productiva y política del territorio provincial (1853-1912), (pp. 189-215). Rosario: Prohistoria. [ Links ]

Bonaudo, M. y Sonzogni, E. (2010). “Las resistencias y demandas ciudadanas frente a las lógicas del mercado y las políticas del Estado (Santa Fe, Argentina, 1890-1912)”, América Latina en la Historia Económica, 34, Recuperado de: http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALHLinks ]

Bonaudo, M., Cragnolino, S. y Sonzogni, E. (1988). “Discusión en torno a la participación política de los colonos santafesinos, Esperanza y San Carlos (1856-1884)”. Estudios Migratorios Latinoamericanos 9. Buenos Aires: CEMLA, 295-330. [ Links ]

Bonaudo, M., Cragnolino, S. y Sonzogni, E. (1990). “La cuestión de la identidad política de los colonos santafesinos (1880-1898) Estudio de algunas experiencias”. Anuario 14, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, UNR, 251-276. [ Links ]

Castro, M. (2012). El ocaso de la República Oligárquica. Poder, política y reforma electoral. 1898-1912. Buenos Aires: Edhasa. [ Links ]

De Marco, M. A. y Ensinck, O. (1984). Cien años de la Bolsa de Comercio de Rosario. 1884-1984. Rosario: ed. Bolsa de Comercio de Rosario. [ Links ]

Fraser, N. (1994). “Reconsiderando la esfera pública: una contribución a la crítica de la democracia existente”. Revista Entrepasados, N° 7, Año IV, 87-117. [ Links ]

Gallo, E. (2007). Colonos en armas: las revoluciones radicales en la provincia de Santa Fe 1893. Buenos Aires: Siglo XXI. [ Links ]

Hora, R. (2019). “Izquierda y clases populares en Argentina, 1880-1943”, Prismas, Revista de historia intelectual, 23, Recuperado de: https://historiaintelectual.com.ar/OJS/index.php/Prismas/article/view/Hora_prismas23Links ]

Hora, R. (2020). “Trabajadores, protesta y orden oligárquico, 1880-1900”, Desarrollo Económico, Revista de Ciencias Sociales, 59, nº 229, Recuperado de: https://ojs.ides.org.ar/index.php/desarrollo-economico/article/view/11Links ]

Malamud Rickles, C. (1997). Partidos políticos y elecciones en la Argentina: la Liga del Sur (1908-1916). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia. [ Links ]

Man, R. (2011a). “De una huelga comercial a exigencias sobre autonomía municipal”, Naveg@mérica (6), Murcia. Recuperado de: https://revistas.um.es/navegamerica/article/view/124581Links ]

Man, R. (2011b). Rosario en el Centenario. Movilizaciones sociales, conflictividad, ciudadanía política y opinión pública en torno a 1910. Rosario: La Quinta Pata y Camino Ediciones. [ Links ]

Martirén, J. (2014). “Crisis y conflicto en una economía farmer. Las razones económicas de los levantamientos armados de 1893 en las colonias agrícolas de la provincia de Santa Fe”. En D. Santilli, J. Gelman y R. Fradkin (comp.),Rebeldes con causa. Conflicto y movilización popular en la Argentina del siglo XIX, (pp. 197 - 222). Buenos Aires: Prometeo. [ Links ]

Moyano, J. (2005). “Clivajes y compromisos en el interior de las élites conservadoras cordobesas. 1890-1912”, X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional del Rosario. Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional del Litoral, Rosario. Recuperado de: http://cdsa.aacademica.org/000-006/53.pdfLinks ]

Pagni, F. y Cesaretti, F. (s/f). “De hoja facciosa a empresa periodística moderna. La transformación finisecular del diario La Capital”, Historiapolitica.com. Recuperado de: http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/cesarettipagni1.pdf Links ]

Pons, A. y Videla, O. (1991). “Una corporación frente a la cuestión social: la Bolsa de Comercio de Rosario ante los conflictos obreros a principios del Siglo XX”. Anuario 15, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, UNR, 127-139. [ Links ]

Prieto, A. (2005). “La revolución Radical de 1905 en Rosario: ¿conspiración cívico-militar o revolución del pueblo?”, Revista de Historia, Año I, N° 1. Recuperado de: http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/Prieto.pdfLinks ]

Ramírez, H. (2009). “Entrelazando intereses: empresarios y Estado municipal. Córdoba, 1908-1911”. Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, año 9, n° 9. Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/anuarioceh/article/view/23182Links ]

Rojkind, I. (2012). “El gobierno de la calle. Diarios, movilizaciones y política en Buenos Aires del novecientos”.Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, 84, 99-123. [ Links ]

Rojkind, I. (2017). “Campañas periodísticas, movilizaciones callejeras y críticas al gobierno. La participación política en el orden conservador”. Investigaciones y ensayos 65. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia de la República Argentina. [ Links ]

Sánchez, S. (2005). “La intendencia de Daniel Infante en Rosario (1912-1913): las paradojas de un socialista español”, Historia Regional, (18) 23. Recuperado de: http://historiaregional.org/ojs/index.php/historiaregional/article/view/220Links ]

Ternavasio, M. (1989). “Sistema político y organización municipal. Santa Fe y la crisis régimen oligárquico”. Anuario 15, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, UNR, 401-436. [ Links ]

Ternavasio, M. (1991). Municipio y política, un vínculo conflictivo, Tesis de Maestría. Buenos Aires: FLACSO. [ Links ]

Ternavasio, M. (1996). “Municipio y representación local. Santa Fe: 1900-1920. En J. C. Melón Pirro & E. Pastoriza (edit.), Los caminos de la democracia. Alternativas y prácticas políticas, 1900-1943, (pp. 183-199). Buenos Aires: Biblos . [ Links ]

Videla, O. (1998). “Los caminos de un “burgués inteligente”: Juan B. Quintana. Reformismo social, prácticas corporativo-institucionales e inserción productiva. Rosario, 1889-1914”. En S. R Fernández & G. Dalla Corte (comp.), Sobre viajeros, intelectuales y empresarios catalanes en Argentina. Siglos XIX y XX, (pp.179-216) Barcelona: MEDAMERICA/Universitat de Barcelona/Escuela de Historia. FHA. UNR. [ Links ]

Videla, O. (2001), La burguesía rosa rina ante las transformaciones y límites del orden conservador. La Bolsa de Comercio de Rosario (Corporaciones y mercado en el cambio de siglo, 1884-1912), Tesis de Doctorado. Rosario: Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. [ Links ]

Zimmermann, E. (1994). Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina 1890-1916. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. [ Links ]

12345678910111213141516171819202122232425262728293031323334353637383940414243444546474849505152535455565758596061626364656667686970

Recibido: 25 de Agosto de 2020; Aprobado: 11 de Febrero de 2021

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons