Introducción
La festuca (Schedonorus arundinacea) es una gramínea perenne, de crecimiento activo durante las estaciones de otoño, invierno y primavera, siendo un recurso forrajero muy utilizado en nuestro país, principalmente en áreas de ganadería extensiva (Campero, 1996; Petigrosso et al., 2019). Fue introducida en Argentina a mediados del siglo XX y se utiliza como pastura implantada o naturalizada, en praderas monofíticas o polifíticas, debido a su resistencia a la sequía y al frío (Campero, 1996; Mazzanti et al., 1992; Scheneiter et al., 2016). Por su adaptabilidad a los distintos tipos de suelos, se encuentra muy difundida en la cuenca deprimida del río Salado, donde existen potreros de festuca naturalizadas de más de 15 años. Dicha gramínea ha generado una relación de mutualismo con el hongo endófito Epichloë coenophiala (Ec), el cual se transmite exclusivamente a través de la semilla (Campero, 1996; Petigrosso et al., 2019; Schardl, 2001) y produce compuestos ergoalcaloides derivados del ácido lisérgico (LSD), ergonovina, ergotamina y N-acetil lolina (Guerre, 2015; Jubb et al., 2007). La intoxicación en los bovinos se presenta principalmente bajo dos síndromes clínicos, uno denominado “síndrome distérmico” y el otro llamado “pie de festuca”. En ambos está involucrado el efecto vasoconstrictor de los ergoalcaloides, que ocasiona isquemia, degeneración endotelial, trombosis y necrosis de los vasos sanguíneos periféricos (Waller, 2009). Los primeros registros de toxicidad en el país, compatibles con “pie de festuca”, se remontan al año 1972, cuando enfermaron vacas de cría del partido de General Lamadrid (Campero, 1996). La dosis tóxica en bovinos es aproximadamente 0,3 a 0,5 mg/kg PV (Tor-Agbidye et al., 2001). La presentación de uno u otro síndrome varía según las condiciones climatológicas a las que están expuestos los animales. El “síndrome distérmico” se manifiesta en primavera-verano y se caracteriza por hipertermia (40-42 °C), pelo hirsuto, sialorrea, jadeo, caída del consumo, trastornos reproductivos e incluso la muerte (Riet-Correa et al., 2013; Waller, 2009). El “pie de festuca” ocurre en otoño-invierno y se caracteriza por gangrena seca de las extremidades, principalmente de los miembros pelvianos (Sandoval et al., 2018). Las lesiones suelen comenzar luego de 20 o 30 días de consumo de pasturas contaminadas con Ec, en al menos un 50% (Riet-Correa et al., 2013). Los signos clínicos tempranos desaparecen lentamente en el transcurso de 2-3 semanas de retirados los animales del pastoreo; en caso de no hacerlo, el curso se hace crónico y el pronóstico es desfavorable, pudiendo producirse la pérdida de las pezuñas.
Presentación del caso
El brote ocurrió en el partido de Punta Indio, Provincia de Buenos Aires, durante el invierno del año 2022, en un contexto de extrema sequía. El rodeo afectado estaba integrado por 50 vacas adultas Aberdeen Angus, con ternero al pie, las cuales pastoreaban, durante 4 horas por la mañana y 4 horas por la tarde, una pastura de festuca naturalizada que se hallaba en la banquina de la ruta provincial 36, entre las localidades de Vieytes y Verónica (35° 20’ 41’’ S / 57° 26’ 38’’ O). El pastoreo comenzó a mediados de mayo, y los primeros signos clínicos se observaron a mediados de julio. La intoxicación afectó únicamente a animales adultos y siete (14%) presentaron signos clínicos. Se evidenció pérdida de la condición corporal, con tumefacción y enrojecimiento de los miembros pelvianos principalmente, con compromiso de la región distal del metatarso, región compedal (cuartilla) y región coronal plantar. En tres vacas se vieron afectadas las cuatro extremidades. Ningún caso presentó lesiones gangrenosas en cola, ni en pabellones auriculares. Las vacas afectadas mostraban signos de dolor, que se manifestaba con claudicación de grado variable. A pesar de que se realizó el diagnóstico presuntivo de “pie de festuca”, el productor no cambió la alimentación, por carecer de un recurso forrajero alternativo. Por lo tanto, las lesiones agudas progresaron hacia la cronicidad, observándose, pasados 30 días más de consumo, un proceso de gangrena seca evidente en las áreas afectadas, con una clara línea necrótica con esfacelación, escaras y alopecia (Figura 1). Algunas vacas presentaron lesiones profundas asociadas a las áreas necróticas y dos de ellas sufrieron desprendimiento de las pezuñas. La permanencia de los animales en la pastura de festuca se extendió hasta fines de agosto, momento en que fueron retirados y vendidos.
El porcentaje de infestación de la pastura se determinó mediante muestreo en zigzag (Pettigrosso et al.,2020), recolectándose un total de 160 macollos de festuca en 40 puntos de las banquinas en pastoreo. Se constató la presencia de Ec en un 70% de los macollos, utilizando la tinción de azul de anilina y observación microscópica (Figura 2).
Discusión y conclusiones
El “pie de festuca” es una de las manifestaciones clínicas del consumo de festuca tóxica ampliamente mencionado por la bibliografía nacional e internacional. En nuestra región existen escasas descripciones de casos naturales (Sandoval et al., 2018). Informes del Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado (SDVE) del INTA Balcarce, consignan que, entre el año 2000 y 2015, el 97% de los potreros analizados estaban infectados con Ec, y dentro de cada potrero, el 56% de la festuca fue positiva a la presencia del endófito (Cantón et al., 2016).
![](/img/revistas/anavet/v43//254249004_gf2.png)
Figura 1 Lesiones podales en bovinos afectados por el consumo de festuca con infestación endófita por Epichloë coenophiala. A) Lesión necrótica profunda, extensa, que involucra la región distal del metatarso, la región compedal (cuartilla) y la región coronal plantar. B) Línea necrótica (gangrena seca), con esfacelo, escaras y tejido de granulación circuncribiendo la región compedal (cuartilla) del miembro pelviano izquierdo. C) Proceso cicatrizal sobre las extensas áreas de necrosis que involucran de forma bilateral la porción distal de los miembros pelvianos. D) Lesiones alopécicas en proceso de curación, con formación de cicatriz y reepitelización.
![](/img/revistas/anavet/v43//254249004_gf3.png)
Figura 2 Presencia de Epichloë coenophiala en el espacio intercelular de macollos de Schedonorus arundinacea. Azul de anilina al 1 %.
Para que los bovinos manifiesten el cuadro clínico de gangrena seca en las extremidades, consecuencia de la acción de los ergoalcaloides, deben consumir festuca con un 50% de infestación con Ec durante, al menos, 14 días, y con bajas temperaturas ambientales (Riet-Correa et al., 2007). En este caso en particular, el consumo fue de 8 horas diarias, durante 60 días aproximadamente, hasta la aparición de los signos, prácticamente como dieta única, ya que, debido a la extrema sequía, no existía otro recurso forrajero disponible. Se pudo determinar que el porcentaje de hongo endófito en la pastura fue del 70%, niveles sumamente tóxicos para los bovinos (Riet-Correa et al., 2007).
Las temperaturas máximas y mínimas promedio, registradas por la estación meteorológica del partido de Punta Indio para los primeros 21 días de julio, momento en que se presentó el problema, fueron 14 °C de temperatura máxima y 5 °C de mínima, informándose solamente 2 días con temperaturas mínimas superiores a los 10 °C. Existen referencias que mencionan que la concentración de ergoalcaloides en festuca contaminada con Ec varía según la estación del año, la fenología del cultivo y las partes de la planta, aumentando con la fertilización nitrogenada y el déficit hídrico (Borrajo et al., 2018; Petigrosso et al., 2019). La prolongada sequía del año 2022 favoreció la presentación de la intoxicación.
El pastoreo de emergencia, a la vera del camino, resalta la importancia de la correcta planificación de la cadena forrajera anual, más aún cuando existe la previsión de fenómenos meteorológicos extremos. Los especímenes de festuca naturalizada presentes en las banquinas, generalmente poseen altos porcentajes de Ec debido a la mayor rusticidad de las plantas y a la resiembra natural, lo cual significa un riesgo severo para los bovinos. Ante esta situación es fundamental determinar la presencia de Ec y el grado de contaminación de la pastura mediante el análisis microscópico de los macollos. Existen varias medidas para el manejo de festucas tóxicas naturalizadas; algunas consisten en evitar que las plantas originen semillas, ya sea pastoreando con altas cargas instantáneas o realizando cortes mecánicos y henificación a partir de octubre, para reiniciar el pastoreo en abril, con vacas preñadas sin cría o con vacas vacías. Este tipo de manejo disminuye la incidencia del “síndrome distérmico”, pero no evita la presentación de “pie de festuca” durante otoño-invierno (Petigrosso et al., 2019).
El impacto de la festucosis en este caso fue significativo, ocasionando pérdidas económicas severas. Las mermas asociadas a la festucosis en sus diferentes presentaciones clínicas son una problemática muy frecuente, pero poco contempladas dentro de la ganadería bovina en la provincia de Buenos Aires.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses, incluyendo entre estos últimos las relaciones financieras, personales o de otro tipo con otras personas u organizaciones que pudieran influir de manera inapropiada en el trabajo.
Declaración de autoría
LADP, PSS: Relevamiento y atención del caso, muestreo y procesamiento e identificación de Epichloë coenophiala de festuca, redacción del artículo, corrección del artículo, edición de imágenes. JNP: Relevamiento y atención del caso. MDA: Relevamiento y atención del caso, redacción del artículo. FT: Redacción del artículo y edición de imágenes.