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Trabajo y sociedad

On-line version ISSN 1514-6871

Trab. soc. vol.24 no.40 Santiago del Estero Jan. 2023  Epub Jan 01, 2023

 

Espejo de lecturas

Sociología ante el derrumbe

Marina FARINETTI* 

*LICH-Escuela de Humanidades/UNSAM-CONICET y Escuela de Política y Gobierno/UNSAM) Correo: marinafarinetti@hotmail.com

Las sociologías de Marx, Durkheim y Weber. Cómo pensaron las crisis de su tiempo y por qué las ideas siguen siendo actuales. Sidicaro, Ricardo. Siglo XXI, 2022. 156p. ISBN: 978-987-801-176-9.

“No es obvio recordar que los padres fundadores de la sociología abordaron fenómenos cuya modalidad de expresión era realmente presente y su fundamentación distaba de contar con los datos necesarios que avalasen certezas fuertes y tendencias evolutivas firmes”. Ricardo Sidicaro (p. 16).

Propuesta de lectura

Todas las experiencias de lectura son diferentes e imprevisibles. no obstante, un libro es una propuesta de lectura que a veces cae en tierras fértiles en el momento de su aparición y otras veces el libro espera horizontes de nuevos lectores que podrán aparecer. Serán sus avatares.

¿Cómo eran leídos los cuatro grandes clásicos de la sociología por sus contemporáneos? Ricardo se hace la pregunta y contesta que sus ideas eran inusuales, nuevas miradas; hasta no los entendían. Se propusieron objetivos para los que se necesitó construir saberes nuevos, los cuales se abrieron camino como una nueva forma de interrogar lo social. Los autores eran conscientes de la novedad de esta forma que miraba lo económico y la sociedad moderna de otra manera, a partir de una nueva ciencia. Sus pensamientos están teñidos por los avatares de una época de grandes cambios y conmociones sociales. Marx vive las revoluciones de 1848 y la Comuna de París. La primera guerra mundial parte al medio la vida de Weber y la Durkheim. El primero participó en la guerra dirigiendo hospitales y perdió a su hermano. El segundo perdió a su hijo. Los tres sufrieron fracasos y derrumbes. El libro no se vale de una narrativa de estilo biografía intelectual; se interesa más por la construcción teórica de conceptos, siempre presentada en condición de inmersión en tradiciones nacionales y problemas que enfrentaban las sociedades respectivas.

Un libro depende del encuentro con lectorxs que van interpretando de distintas maneras la propuesta de lectura que contiene. Sintetizar las contribuciones de estos autores que sentaron bases de paradigmas del pensamiento sociológico es el arte del libro cuya publicación celebramos. No sintetiza como lo haría un manual tradicional o un léxico especializado. Es otra cosa, es el modo de sintetizar a través de los archivos de investigación sobre la sociedad argentina del autor. Esta experiencia selecciona los conceptos fundamentales y los reactiva para otras investigaciones posibles. De esta manera, se trata de mostrar implícitamente un modo de investigar sociológicamente, sin ser un libro tradicional de metodología, ni de teoría sociológica. El libro tiene importancia para la enseñanza. Constituye una aproximación a los conceptos fundamentales de la disciplina. Está escrita en diálogo, trayendo fragmentos de las voces originales. Algunos son muy conocidos como síntesis de las ideas teóricas, como la primera cita del libro del prólogo de Marx a Contribución a la crítica de la economía política. Allí está todo un pensamiento sociológico inmerso: “Se abre así una época de revolución social”. También dice que se deben pensar las formas ideológicas en que los seres humanos “adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia…”. Se deben pensar las formas antagónicas del proceso social, “no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos”. Las frases no están agotadas en cuanto a la fuerza de una interrogación radical. Otros fragmentos de las fuentes son exquisitos, son partes de cartas y rincones de las obras inmensas que Ricardo piensa integralmente. El libro despliega un profundo y ancho conocimiento de las obras que analiza y lo pone a disposición de nosotrxs, lxs lectorxs del presente. ¿Qué nos dice en el campo de los saberes y prácticas de investigación en ciencias sociales?

Lo clásico y lo contemporáneo

Los clásicos ocupan un espacio importante en nuestras carreras. Cuando hacemos programas hay que preocuparse para hacer lugar para autorxs más contemporánexs a nosotrxs. A mí me pasa en las materias que doy sobre pensamiento sociológico y teoría política. ¿Cuándo llega el tiempo para leer lo actual? Mi forma de solucionarlo ha sido generar unidades en las que se vean clásicos combinados con un texto actual que sirva como un ejemplo de actualidad de conceptos fundamentales. Me parece que el libro ayuda a hacer lugar, dado que orienta la búsqueda de inspiraciones en las obras oceánicas de los clásicos con vistas a elaborar teoría social en investigaciones actuales. La distancia cronológica con los grandes pensadores de los orígenes de las ciencias sociales aumenta la cantidad de material a revisar sobre los temas y a su vez se extiende la lista de clásicxs. Hay clásicxs del siglo XX. La carga de lectura debe distribuirse entre textos clásicos y actuales. Hacer lugar para leer a nuestrxs contemporánexs requiere de trabajos orientativos como el libro que comentamos. Esto a veces se hace bajando las exigencias del nivel de análisis que practicaron los fundadores de estos paradigmas.

La última frase del libro es una cita de Pierre Bourdieu, tomada de una clase donde expresa que él corrige los clásicos como una manera de rehacer lo que ellos hicieron. También dice que no es cosa siempre fácil.1 Entre los clásicos y Ricardo está la inspiración del modo de construir teoría del mencionado clásico del siglo XX. Ricardo guarda en este libro un amor por la sociología. Esta habla de la dominación y esto no puede sino ser un pensamiento incómodo y probablemente inaceptable para los protagonistas. El sociólogo revisa la sala de máquinas de lo social. Si la propuesta de lectura del libro es “rehacer” el trabajo de Marx, Engels, Durkheim y Weber, ¿qué sentido tienen sus fundamentos en la época de la desinscripción de las identidades colectivas? Sidicaro suele destacar el sentido de liberación de este proceso de segunda modernidad (en sus términos), contra miradas teñidas de melancolía de un pasado perdido de integración social.2 ¿La sociedad moderna ha desplegado al máximo el proceso social del individuo? ¿Transitamos el fin de lo social?3 ¿Cómo se escribe una sociología de nuestro presente social? Como se dijo antes, ellos necesitaron construir una ciencia nueva que estudie lo social. Lo hicieron diferenciándose de miradas imperantes en sus entornos intelectuales.

Para Ricardo los clásicos no han sido superados. Lo dice a través de una cita de Jeffrey Alexander (p. 141-142). Siguen teniendo sentido sus programas de investigación, dado que los procesos que estudiaron están todavía en pie: el capitalismo fundamentalmente. ¿Sirven los conceptos de la tradición clásica de la sociología para comprender los fenómenos políticos que nos inquietan hoy y percibir el futuro con alguna seguridad como base para mejorar saberes y prácticas? ¿Siguen siendo útiles como clave de inteligibilidad de las descomposiciones sociales y políticas de las sociedades contemporáneas? ¿Qué utilidad tienen las respuestas de la época de consolidación republicana del Estado-nación?

A condición de que no se los lea como meros hechos del pasado, dice el libro, tienen utilidad. Se trata de la trascendencia de lo clásico, sigue vibrando como esfuerzo por convertir en pensable lo social, de una manera renovada cada vez, en conexión con fenómenos nuevos.

Sociología como ciencia del presente

El libro se embarca desde el vamos en una aventura comparativa, ida y vuelta desde el siglo XIX al presente, entre el mundo y la interpretación sociológica. Ofrece un material en movimiento como búsqueda de claves de inteligibilidad del presente. El libro convoca los conceptos básicos y los prepara ágilmente para pensar lo social hoy, sin pérdida de densidad teórica ni histórica. Los textos son el fruto del trabajo docente y de laboriosas y largas lecturas relacionadas con problemas de investigación.

Tiene herramientas para interpretar el presente gracias a la fundación de una disciplina en el siglo XIX. Ricardo sostiene que hay algo en común entre nuestras percepciones de la realidad nacional y la de los clásicos. Este es un hilo conductor a lo largo del libro. Pasado y presente son reversibles, dado que no solo el pasado viaja al presente, sino que viajan al pasado también las crisis de nuestras sociedades y la necesidad de concebir nuevos conceptos. Hans-Georg Gadamer entiende que la comprensión de una obra (de arte) del pasado se produce cuando acontece una “fusión de horizontes” que disuelve las distancias entre obras y lectores y se hace cargo de la conciencia de la “historia efectual” de esas obras, el rastro que fueron produciendo tras de sí, sus efectos.4 Me atrevo a conjeturar la complejidad de la tarea de aquel “rehacer”. No es aplicar conceptos fijos sino, por el contrario, móviles.

¿Qué hay en común entre nuevos pensadores de la sociedad, dos alemanes, un inglés y un francés? Dos elementos: la necesidad de fundar una nueva perspectiva; la perspectiva particular de sus historias nacionales e ideales. Los clásicos elaboraban sus conceptos con pretensiones universales en base a las claves de inteligibilidad de las experiencias nacionales. Esto sostiene Ricardo en cada paso de este libro. La sociología es un deporte de combate como dice Bourdieu. Produce crítica, incomoda al sentido común, navega ríos profundos en un barco munido de una nueva manera de pensar. Esto no hay que olvidarlo en relación con los clásicos: ellos rompieron con tradiciones.

El libro convoca también voces entre los intérpretes de los clásicos. Henri Lefebvre: “Marx no es un sociólogo, pero en el marxismo hay una sociología” (p. 27). Ricardo analiza la frase, la descompone en dos proposiciones: la primera, el pensamiento marxista mantiene la unidad de la realidad y el conocimiento, de la naturaleza y el hombre, de las ciencias de la materia y las ciencias sociales; la segunda, explora la expresión “una totalidad en el futuro y en la actualidad”, que incluye niveles y aspectos complementarios y contradictorios (p. 27).

Hay una dificultad para pensar lo nuestro con la inspiración de estos paradigmas que avizoraban un presente-futuro. La complejidad que implica tener percepciones sobre el futuro con pretensiones totalizantes se repite entre los clásicos y nosotros, dado que ellos también pensaban una realidad cambiante y si formas definidas. Hay homología estructural entre las crisis de fin de siglo y las dos primeras décadas del siglo XX y la crisis de nuestra época. Este es uno de los elementos de la propuesta de lectura y la fusión de horizontes que podría darse en lectorxs del siglo XXI. Hoy el presente-futuro es una bofetada en plena cara, lo vemos sin ver, ¿quién tiene seguridades sobre sus percepciones? ¿Tenemos algunas cosas seguras comparables a la visión de la sociología clásica?

Podemos decir que Marx estaba seguro de que el capitalismo sería destruido por revoluciones obreras y se propuso explicarlo científicamente como parte de su producción. Esto implicaba desbaratar al liberalismo, hacer historia inmediata de regímenes políticos efímeros, comparar estructuras de clase de sociedades diferentes, distinguir fracciones de clase, reconocer prácticas de no-clase de lúmpenes de todas las clases, y la vez pensar en totalidades. Había que entender el plano de las grandes transformaciones, pero también los acontecimientos puntuales; exponer la acción práctica e involucrarse en la praxis.

Durkheim estaba seguro de que los dioses modernos, los individuos, podían ser comprendidos como formas de una sociedad, por ellos amenaza en sus funciones de integración. El nuevo saber pensaba morigerar las fuerzas disolventes de la solidaridad. La sociedad podía actuar sobre sí misma por medio del estado para aminorar las tendencias de desintegración. Para nosotros no hay dudas de la crisis del estado-nación como factor de integración de sociedades interconectadas por dispositivos virtuales.

Weber no estaba seguro de nada por su personalidad y la dinámica de la escritura de su pensamiento sociológico, pero en términos generales veía que el capitalismo llevaba a la libertad y a su pérdida por efecto de los procesos de desubjetivización que generaba. La actualidad de estos conceptos no parece discutible. La vocación política se pone a prueba en las cornisas entre la teoría y la urgencia política. Sin vocación política no se puede torcer el rumbo automático del futuro.

¿Cómo surgen y cómo cambian las representaciones sociales? ¿Cuáles es el peso de la sociología para generar un pensamiento tangencial a los hechos? Durkheim pensó que la “efervescencia creadora” que acontece en ciertas épocas resulta fundamental para no creer que la ciencia social puede por sí misma propulsar nuevas representaciones sociales. Su diagnóstico de la crisis de la sociedad moderna en sus orígenes está citado en el libro de Sidicaro (p. 71) y aquí una paráfrasis: de la efervescencia social surgirán nuevas fórmulas que servirán durante un tiempo de guías de la humanidad… Se trata de procesos que se gestan en gran parte inconscientes y dan forma a aspiraciones difusas de las rebeldías sociales.

Hannan Arendt consideraba que hay fenómenos que quiebran el sentido de los conceptos elaborados en los talleres de las tradiciones. Así, el totalitarismo como nueva forma de gobierno quedaba incomprendido con los conceptos de los clásicos de la teoría política occidental. Se habían pensado variantes de formas autoritarias, pero no habría podido siquiera imaginar esta nueva forma de gobierno surgida en la modernidad, basada en el terror total y la ideología como esencia.

Después de la caída del muro de Berlín se desvaneció el sentido de las teorías de Marx. Sus libros se ubicaban en las mesas de liquidación total. No sucede hoy con Marx ni tampoco con los otros padres fundadores. Hay que tener en cuenta lo que dice Arendt y cómo lo resuelve construyendo nuevos conceptos en sus investigaciones. Traigo una clásica del siglo XX que, como el libro de Ricardo, ayuda a elaborar las paradojas de la relación que cada cual tiene con sus clásicxs de cabecera que le proveen ideas para interpretar fenómenos del presente que se parecen y no se parecen a lo conocido.

Sociología de la crisis

La propuesta de lectura del libro es el pluralismo teórico, la posibilidad de combinar planos y niveles de análisis en el estudio de los diversos temas. Ricardo se encarga de destilar los conceptos esenciales de los grandes clásicos estudiados. Marx: luchas de clases; Durkheim: anomia; Weber: desigualdades y dominaciones. También, por supuesto, la propuesta incluye la multicausalidad de los procesos sociales. No se comprende Las sociologías… si no involucramos el programa de investigación en la obra en curso del propio autor. Acudo a un ejercicio leer este trabajo con los clásicos en relación con su productividad para el “análisis de la sociedad argentina”. Este es el nombre de la cátedra ocupada por Sidicaro en la carrera de Sociología de la UBA. Tuve el honor de participar en el equipo docente. En las clases prácticas se hablaba de las investigaciones que realizábamos en posgrados y becas. Era fundamental para Ricardo que la teoría se uniera con la investigación de fenómenos específicos.

En las investigaciones de Ricardo, ¿cuáles son las claves de inteligibilidad de la sociedad argentina en el tono de una exploración de “una totalidad en el futuro y la actualidad”? Veamos algunos de los temas de las investigaciones de Ricardo. Uno de estos es el peronismo y el estado, desde su tesis doctoral realizada en Francia con la dirección de Alain Touraine. En Los tres peronismos. Estado y poder económico 1946-55 / 1973-76 / 1989-99 se pregunta cómo se transforman los proyectos políticos, económicos y sociales del peronismo en una perspectiva comparada de gobiernos de este signo. 5 La historia del peronismo es correlativa al derrumbe de la fuerza edificante de la construcción de un estado. La primacía de la construcción y la crisis del estado es propia de una perspectiva weberiana que le permite una mirada sociológica sobre un fenómeno político tan persistente como cambiante.

Otro tema es la democracia argentina y las élites políticas. En 29 años de democracia argentina, en las claves conceptuales de Max Weber y Pierre Bourdieu explora un juego político en condiciones de un campo político sin clase política.6 Un juego sin reglas, una época de disolución de las estructuras políticas colectivas. Su esfuerzo intelectual testimonia la vitalidad del pensamiento sociológico clásico como pensamiento incómodo para el establishment e inquietante para la ciudadanía.

Durkheim no podría haber imaginado la anomia institucional que desarrolla Ricardo en Las anomias argentinas. 7 El estado se vuelve una estructura ella misma anómica y productora de ilegalidad. La sociología sidicariana atestigua la vigencia de los paradigmas de los clásicos fundacionales, siempre que se tenga en cuenta la serie de efectos de inteligibilidad que se ha ido acumulando en estas huellas. En el artículo recientemente citado, el sociólogo argentino reconstruye las interpretaciones de otros grandes autores que se han inspirado el concepto de anomia: Robert Castel, Peter Berger, Anthony Giddens, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck… La sociología apuesta a un pensamiento que surge de la experiencia social de tocar fondo. Confía en que la sociedad encontrará su rumbo, más que las élites políticas. Este espíritu acompaña al autor desde hace tiempo. Lucas Rubinich se refiere a la “sociología ante el derrumbe” en un manifiesto de su cátedra de Sociología General de la carrera de sociología de la UBA en el cual se anunciaba una clase abierta del profesor Sidicaro. No dice el año. Recuerdo que la clase fue en el hall de la Facultad de Ciencias Sociales que estaba tomada. Si bien esta reseña no es de otros libros de Ricardo, su estilo se advierte en la presencia de los conceptos fundamentales que se vierten en este que nos ocupa. En este marco podemos captar mejor el dinamismo de la lectura de los fundadores de la sociología realizada por uno de los principales referentes de la sociología argentina contemporánea. Es un estilo sin concesiones con las zonas de confort de la academia.

A veces inquietante, ilumina un lado sorprendente de las cosas. Estamos hablando de un pensamiento siempre creativo e inspirador.

Acompaño la reseña con una foto de la presentación del libro en la UNSAM el 5 de octubre de este año, en la cual expuse en líneas generalas ideas desarrolladas en este texto.

Buenos Aires, 23 de octubre de 2022

REFERENCIAS

Sidicaro, Ricardo. (2022). Las sociologías de Marx, Durkheim y Weber. Cómo pensaron las crisis de su tiempo y por qué las ideas siguen siendo actuales. Editorial Siglo XXI, 2022, 156 págs. ISBN 978-987-801-176-9 [ Links ]

1Sociologie générale, vol. 2: Cours au Collège de France 1983-1986, París, Seuil, 2016, pp. 581-582.

2Sidicaro, Ricardo: “Consideraciones sociológicas sobre la Argentina en la Segunda Modernidad”, en Estudios sociales, N.24, primer semestre 2003.

3Véase Touraine, Alain. El fin de las sociedades, México: FCE, 2016 [2013].

4Véase Verdad y método, I. Salamanca: Sígueme, 1999 [1975], cap. 11, p. 215.

5Buenos Aires: Siglo XXI, 2002.

6Entramados y perspectivas. Revista de la carrera de Sociología. Buenos Aires, 2013, vol. 3, n°3 7 Apuntes de Investigación del CECyP, Buenos Aires, 2015. https://www.apuntescecyp.com.ar/index.php/apuntes/article/view/548

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