Las entesis son áreas donde los tendones, ligamentos o músculos se insertan sobre el hueso. En estas áreas es posible caracterizar y cuantificar alteraciones morfológicas o “cambios entesiales” (CE), que son utilizados en bioarqueología con el objetivo de estudiar la actividad física y las demandas mecánicas del cuerpo (Benjamin et al., 2002; Henderson, Mariotti, Santos, Villotte y Wilczak, 2017; Villote et al., 2016). Si bien se sabe que los CE se relacionan con la actividad física, se ha reconocido que tienen una etiología multifactorial dependiendo también de la edad, el metabolismo, la masa corporal, la constitución genética y distintos tipos de patologías (Henderson et al., 2017; Villotte y Knüsel, 2013). La naturaleza de las entesis es otro factor importante, ya que de su composición histológica depende la expresión y el motivo por el que se producen los cambios. En las entesis fibrosas el tendón o músculo se inserta directamente al periostio o al hueso, mientras que las fibrocartilaginosas son más complejas e involucran distintos tejidos (Benjamin et al., 2002; Villotte y Knüsel, 2013). Las primeras, se localizan generalmente en las diáfisis y debido a que se conoce poco sobre su anatomía se cree que sus alteraciones se relacionan principalmente con la edad y no está claro el potencial impacto de la actividad física sobre ellas. En cambio, las entesis fibrocartilaginosas suelen encontrarse en las epífisis -porciones sometidas a mayor estrés- y se conoce con mayor profundidad su anatomía, por lo que es posible relacionar sus cambios morfológicos a las exigencias de la actividad física (Benjamin et al., 2002; Benjamin y McGonagle, 2001, 2009; Villotte y Knüsel, 2013).
Para relevar los CE en los restos óseos humanos se han elaborado distintas metodologías (e.g., Hawkey y Merbs, 1995; Henderson, Mariotti, Pany-Kucera, Villotte y Wilczak, 2013, 2016; Mariotti, Facchini y Belcastro, 2007; Robb, 1998; Villote et al., 2010). Este trabajo se enfoca en dos métodos de amplia utilización en la investigación bioarqueológica, el método “Hawkey y Merbs” (HyM) (Hawkey y Merbs, 1995) y el “método Coimbra” (Co) (Henderson et al., 2013, 2016). El primero, elaborado por Hawkey (1988) y posteriormente publicado por Hawkey y Merbs (1995, estudia entesis fibrosas y fibrocartilaginosas mediante el registro de cambios proliferativos y erosivos a los que relaciona con un tipo y grado de estrés mecánico. El segundo método, publicado por el grupo de la Universidad de Coimbra (Coimbra, Portugal) en el año 2013 (Henderson et al., 2013) y posteriormente con modificaciones en el año 2016 (Henderson et al., 2016), fue elaborado sobre una muestra con sexo, edad y ocupación conocidas, y propone estudiar únicamente los CE sobre las fibrocartilaginosas. Esta metodología selecciona tipos distintos de cambios proliferativos, erosivos y texturales, a los que por sí mismos no asigna una interpretación específica, en términos de demanda mecánica (Henderson et al., 2016). En este trabajo de carácter exploratorio se propone, por un lado, observar las similitudes y diferencias de los resultados de los métodos HyM y Co y; por el otro, utilizar una nueva medida de análisis (Índice de Afectación), con el fin de planificar futuros estudios macroescalares con muestras mayores. Para ello, se analizarán elementos del miembro superior e inferior bajo distintos niveles de detalle anatómico (i.e., entesis en particular, complejo funcional y miembro) en una muestra de restos humanos procedentes del sitio arqueológico Negro Muerto 3, ubicado en el valle medio del río Negro (provincia de Río Negro) (Fig. 1).
MATERIAL Y MÉTODOS
Muestra
La muestra aquí analizada proviene del sitio arqueológico Negro Muerto 3 (NM3), localizado en el valle medio del río Negro (provincia de Río Negro) (Fig. 1) y fechado para el Holoceno tardío. En el mismo se hallaron artefactos líticos, material faunístico, alfarería y restos humanos recuperados in situ y en superficie (Prates et al., 2019; Serna y Romano, 2018). En este trabajo se estudiaron ocho individuos adultos (tres de edad específica indeterminada y cinco de entre 20-39 años) de ambos sexos (seis masculinos y dos femeninos) (véase detalle de la representación anatómica en Material Suplementario 1 y 2). La determinación sexo-etaria se llevó a cabo siguiendo metodologías bioarqueológicas estándares (Buikstra y Ubelaker, 1994; Scheuer y Black, 2000; White y Folkens, 2005), basadas en el estudio morfoscópico y morfométrico de los elementos óseos que mejor expresan el dimorfismo sexual y aquellos que permiten precisar la edad mediante grados de fusión ósea, erupción dentaria, características morfológicas generales y métricas, cuyos resultados ya han sido publicados (Prates et al., 2019; Serna y Romano, 2018).
Metodología
El registro de CE se realizó siguiendo dos propuestas. Por un lado, el método de Hawkey y Merbs (1995) (HyM), que estudia ambos tipos de entesis sobre las que analiza tres cambios (robusticidad -ROB-, osificación -OS- y lesión de estrés -LE-) y puntúa de acuerdo con una escala de severidad que refiere al impacto del estrés mecánico (0=ausente, 1=leve, 2=moderado y 3=severo). Por el otro lado, se aplicó el método Coimbra (Co) (Henderson et al., 2016), que estudia únicamente entesis fibrocartilaginosas y divide cada una de ellas en una “zona 1” (margen opuesto a la dirección en que se insertan las fibras del músculo) y una “zona 2” (margen y superficie entesial restante). En las zonas se relevan distintos cambios, en la zona 1 se considera la formación ósea (FO1) y la erosión (ER1) y, en la zona 2, la formación ósea (FO2), erosión (ER2), cambio de textura (CT), porosidad fina (POF), macroporosidad (MPO) y cavitación (CA). Todos estos rasgos son definidos de acuerdo a una escala de expresión (0-2), a excepción de CT que es relevado de según presencia/ausencia (Henderson et al., 2016).
Procesamiento y análisis de datos
El relevamiento de los CE se realizó por el mismo observador (VR) en dos ocasiones con cada método y se testeó el error intraobservador mediante el índice Kappa (k), que proporciona el grado de acuerdo entre pares de observaciones por encima del esperado por azar (Bernal, González, Pérez y Del Papa, 2004; Cohen, 1960). Para el relevamiento de los CE se consideraron entesis de los miembros superiores e inferiores, 17 en el método HyM y 16 para el método Co (Tabla 1). El análisis de los datos tuvo en cuenta distintos niveles anatómicos: entesis individual, complejo funcional -conjunto de entesis que pertenecen a músculos o ligamentos que participan en la funcionalidad de un complejo articular particular-, y entesis agrupadas a nivel de miembros, considerando que los músculos actúan en grupos y no individualmente (Kapandji, 2006; Stirland, 1998; Testut y Latarjet, 1954)
Miembro | Complejo funcional | Método Hawkey y Merbs | Método Coimbra |
Superior | Hombro | Deltoides (Húmero) | Subescapular (Húmero) |
Dorsal ancho (Húmero) | Supraespinoso-infraespinoso (Húmero) | ||
Pectoral mayor (Húmero) | Redondo menor (Húmero) | ||
Redondo mayor (Húmero) | |||
Codo | Braquiorradial (Húmero) | Tríceps Braquial (Cúbito) | |
Braquial anterior (Cúbito) | Braquial anterior (Cúbito) | ||
Bíceps braquial (Radio) | Bíceps braquial (Radio) | ||
Muñeca-mano | Pronador cuadrado (Cúbito) | Tendón común extensores (Húmero) | |
Supinador (Cúbito) | Tendón común flexores (Húmero) | ||
Inferior | Cadera | Glúteo mayor (Fémur) | Iliopsoas (Fémur) |
Glúteo menor (Fémur) | |||
Tuberosidad isquiática (Isquion)* | Glúteo medio (Fémur) | ||
Semimembranoso-semitendinoso (Isquion) | |||
Rodilla | Tuberosidad isquiática (Isquion) | Semimembranoso-semitendinoso (Isquion) | |
Línea áspera (Fémur)** | Cuádriceps femoral (Rótula) | ||
Gastrocnemios (Fémur) | |||
Poplíteo (Tibia) | Poplíteo (Fémur) | ||
Ligamento rotuliano (Tibia) | Ligamento rotuliano (Tibia) | ||
Tobillo-pie | Soleo (Tibia) | Tríceps sural (Calcáneo) | |
Aponeurosis plantar (Calcáneo) |
El procesamiento y análisis de datos involucró dos medidas diferentes. Por un lado, se contabilizó la frecuencia de cada CE y la frecuencia de entesis con al menos un cambio (n/N). Por otro lado, se calculó el Índice de Afectación (IA), definido como el cociente entre la cantidad de cambios presentes en una entesis/conjunto de entesis y el máximo de cambios que dicha/conjunto podría presentar de acuerdo al método utilizado. Por ejemplo: si se analizan desde Co (que registra un máximo de ocho cambios), 12 entesis del músculo Subescapular, la cantidad máxima de CE que puede presentar ese grupo es de 96 (12*8=96), siendo ese el grado de afección máxima. Si en dicho conjunto se observaran 20 cambios, el IA sería de 0,208 o 21%. Por último, se analizó la presencia de cambios (n/N) por lateralidad a nivel de entesis, complejo funcional y miembro mediante el cálculo de χ2 (Daniel, 1987). El nivel de significación de todos los estadísticos fue α=0,05. Los análisis fueron realizados con SPSS 25 y PAST 3.22.
RESULTADOS
Error intraobservador
Los índices de Kappa (k) calculados indican, para HyM k=0,93 y para Co k=0,88. En base a la escala interpretativa propuesta por Landis y Koch (1977), ambos valores muestran muy buena concordancia, por lo que el error intraobservador es poco significativo.
Método Hawkey y Merbs
Mediante el método HyM se analizó un total de 201 entesis, de las cuales el 52% presenta al menos un cambio (n/N). La cantidad de cambios registrada fue de 140 (IA=23%); un 83% en estado leve, un 17% moderado y no hay ningún caso severo. El cambio entesial más frecuente es la ROB con una frecuencia de 40% (n/N) (Tabla 2). Las entesis con mayor presencia de cambios son del glúteo mayor (Fig. 2a) y del braquiorradial (n/N≥83%), y con mayor afectación por cantidad de CE las del glúteo mayor (IA=48%), también se destacan las entesis del pectoral mayor y de la tuberosidad isquiática (IA=31%). La entesis menos afectada tanto por presencia de CE como por el IA son del ligamento rotuliano (n/N=30%; IA=10%) (Fig. 3a). El complejo funcional más afectado es el de cadera, tanto por presencia como por el Índice de Afectación (n/N=71%; IA=39%). Los complejos del miembro superior (hombro, codo y muñeca) muestran un porcentaje de presencia de cambios (n/N) entre 50-60%, algo mayor al valor de la rodilla y tobillo-pie que rondan entre 40-45% y, en cuanto al IA, todos los complejos (a excepción de la cadera) coincidieron en 21,5% (±1%) (Fig. 3b). Agrupando las entesis a nivel de miembros superiores e inferiores se observan resultados semejantes tanto para la presencia de cambios (ca. 50%), como para el IA (ca. 24%) (Fig. 3c). Las entesis más afectadas por complejo funcional son las del pectoral mayor (hombro), braquiorradial (codo), supinador (muñeca-mano), glúteo mayor (cadera), tuberosidad isquiática (rodilla) y sóleo (tobillo-pie). Con respecto a la presencia de cambios por lateralidad no se observó diferencias significativas a nivel de entesis, complejos funcionales, ni de miembros (Tabla 3).
Entesis | N | Cambios entesiales | ||
Robusticidad | Lesión de estrés | Osificación | ||
Deltoides | 12 | 6 (50%) | 1 (8%) | 2 (17%) |
Dorsal ancho | 12 | 4 (33%) | 2 (17%) | 0 |
Pectoral mayor | 12 | 8 (67%) | 1 (8%) | 2 (17%) |
Redondo mayor | 11 | 4 (37%) | 1 (9%) | 0 |
Braquiorradial | 12 | 2 (17%) | 0 | 8 (67%) |
Braquial anterior | 13 | 5 (39%) | 0 | 6 (46%) |
Bíceps braquial | 12 | 5 (42%) | 0 | 1 (8%) |
Pronador cuadrado | 12 | 4 (33%) | 0 | 2 (16%) |
Supinador | 10 | 2 (20%) | 0 | 6 (60%) |
Glúteo mayor | 14 | 12 (86%) | 0 | 8 (57%) |
Tuberosidad isquiática | 14 | 8 (57%) | 0 | 5 (36%) |
Línea áspera | 14 | 5 (36%) | 0 | 4 (29%) |
Gastrocnemios | 12 | 4 (33%) | 0 | 0 |
Ligamento rotuliano | 10 | 3 (30%) | 0 | 0 |
Poplíteo | 11 | 4 (36%) | 0 | 3 (27%) |
Soleo | 11 | 5 (45%) | 1 (9%) | 2 (18%) |
Aponeurosis plantar | 9 | 1 (11%) | 0 | 3 (33%) |
Total | 201 | 82 (40%) | 6 (3%) | 52 (26%) |
n/N | |||||
Derecha | Izquierda | χ2 | p | ||
Entesis | Deltoides | 3/6 | 4/6 | 0,34 | 0,55 |
Dorsal ancho | 2/6 | 2/6 | n/c | n/c | |
Pectoral mayor | 3/6 | 5/6 | 1,5 | 0,22 | |
Redondo mayor | 1/5 | 3/3 | 1,06 | 0,3 | |
Braquiorradial | 4/6 | 6/6 | 2,4 | 0,12 | |
Braquial anterior | 4/6 | 4/7 | 0,1 | 0,72 | |
Bíceps braquial | 2/5 | 3/7 | 0,01 | 0,92 | |
Pronador cuadrado | 2/6 | 3/6 | 0,34 | 0,55 | |
Supinador | 4/6 | 3/4 | 0,07 | 0,77 | |
Glúteo mayor | 6/7 | 6/7 | n/c | n/c | |
Tuberosidad isquiática | 4/7 | 4/7 | n/c | n/c | |
Línea áspera | 2/7 | 4/7 | 1,16 | 0,28 | |
Gastrocnemios | 1/6 | 3/6 | 1,5 | 0,22 | |
Ligamento rotuliano | 1/5 | 2/5 | 0,47 | 0,49 | |
Poplíteo | 3/5 | 2/6 | 0,78 | 0,37 | |
Soleo | 3/5 | 2/6 | 0,1 | 0,74 | |
Aponeurosis plantar | 2/3 | 1/6 | 2,25 | 0,13 | |
Complejo funcional | Hombro | 9/23 | 14/24 | 1,7 | 0,18 |
Codo | 10/17 | 13/20 | 0,22 | 0,63 | |
Muñeca-mano | 6/12 | 6/10 | 0,14 | 0,69 | |
Cadera | 10/14 | 10/14 | n/c | n/c | |
Rodilla | 10/30 | 15/31 | 1,42 | 0,23 | |
Tobillo-pie | 5/8 | 4/12 | 1,64 | 0,19 | |
Miembros | Superior | 25/52 | 33/54 | 1,81 | 0,17 |
Inferior | 22/45 | 19/43 | 0,19 | 0,65 |
Método Coimbra
Se analizó un total de 177 entesis, de las cuales el 69% presenta al menos un cambio (n/N), la cantidad de cambios registrada fue de 213 (IA=15%). El 81% de los cambios registrados conserva la expresión en grado 1 y el 19% en grado 2 (sin considerar el CT que solo se releva su presencia). El cambio entesial más frecuente es la ER2 (31%) (Tabla 4). Las entesis con mayor presencia de cambios son las del tríceps sural (Fig. 2b), cuádriceps femoral, glúteo menor y poplíteo (n/N≥91%), aunque también se destacan las del bíceps braquial, semimembranoso-semitendinoso e iliopsoas (n/N≥83%). Las entesis con mayor IA son las del semimembranoso-semitendinoso (IA=30%), tríceps sural y glúteo menor (IA=25%). Las entesis menos afectadas son del tendón común de los flexores (n/N=31%; IA=5%) y la del glúteo medio (n/N=31%; IA=7%) (Fig. 4a). En relación a los complejos funcionales, el más afectado por ambos valores es el tobillo-pie (n/N=100%; IA=25%), seguido por la rodilla (n/N=84%; IA=21%) y el complejo menos afectado es la muñeca-mano (n/N=39%; IA=6%) (Fig. 4b). El complejo del hombro y el codo tienen resultados muy semejantes (n/N=67 ±1%; IA=13 ±1%), y el de la cadera se encuentra en un punto intermedio entre todos los complejos (n/N=73%; IA=19%). A nivel de miembros se observa que el inferior está más afectado (n/N=80%; IA=21%) que el superior (n/N=60%; IA=11%) (Fig. 4c). Las entesis más afectadas por complejo funcional son la del subescapular (hombro), tríceps braquial (codo), tendón común de los extensores (muñeca-mano), glúteo menor (cadera), semimembranoso-semitendinoso, poplíteo y cuádriceps femoral (rodilla) y tríceps sural (tobillo-pie). La presencia de cambios por lateralidad no presenta diferencias significativas bajo ningún nivel de análisis anatómico (Tabla 5).
Entesis | N | Cambios entesiales | |||||||
FO1 | ER1 | CT | FO2 | ER2 | POF | MPO | CA | ||
Subescapular | 12 | 3 (25%) | 2 (17%) | 1 (8%) | 2 (17%) | 8 (67%) | 2 (17%) | 2 (17%) | 0 |
Supraespinoso-infraespinoso | 12 | 1 (8.3%) | 0 | 2 (17%) | 0 | 4 (33%) | 1 (8%) | 1 (8%) | 0 |
Redondo menor | 8 | 0 | 1 (13%) | 0 | 0 | 4 (50%) | 0 | 1 (13%) | 0 |
Tendón común extensores | 10 | 2 (20%) | 0 | 0 | 0 | 4 (40%) | 1 (10%) | 0 | 0 |
Tendón común flexores | 13 | 3 (23%) | 0 | 0 | 1 (8%) | 0 | 1 (8%) | 0 | 0 |
Bíceps braquial | 12 | 2 (17%) | 0 | 7 (58%) | 2 (17%) | 1 (8%) | 0 | 2 (17%) | 0 |
Braquial anterior | 13 | 6 (46%) | 0 | 0 | 1 (8%) | 1 (8%) | 0 | 0 | 0 |
Tríceps braquial | 12 | 2 (17%) | 0 | 3 (25%) | 1 (8%) | 5 (42%) | 0 | 2 (17%) | 0 |
Iliopsoas | 13 | 4 (31%) | 3 (23%) | 4 (31%) | 0 | 4 (31%) | 1 (8%) | 0 | 0 |
Glúteo menor | 11 | 2 (18%) | 3 (27%) | 1 (9%) | 2 (18%) | 5 (46%) | 2 (18%) | 5 (46%) | 3 (27%) |
Glúteo medio | 13 | 1 (8%) | 0 | 1 (8%) | 1 (8%) | 2 (15%) | 0 | 2 (15%) | 0 |
Semimembranoso-semitendinoso | 14 | 4 (29%) | 2 (14%) | 10 (71%) | 7 (50%) | 10 (71%) | 0 | 0 | 0 |
Poplíteo | 11 | 2 (18%) | 0 | 1 (9%) | 2 (18%) | 2 (18%) | 1 (9%) | 9 (82%) | 0 |
Cuádriceps femoral | 3 | 3 (67%) | 0 | 1 (33%) | 1 (33%) | 0 | 0 | 0 | 0 |
Ligamento rotuliano | 10 | 1 (10%) | 1 (10%) | 1 (10%) | 2 (20%) | 4 (40%) | 1 (10%) | 0 | 0 |
Tríceps sural | 10 | 10 (100%) | 1 (10%) | 2 (20%) | 0 | 1 (10%) | 6 (60%) | 0 | 0 |
Total | 177 | 46 (26%) | 13 (7%) | 34 (19%) | 22 (12%) | 55(31%) | 16 (9%) | 24 (14%) | 3 (2%) |
n/N | |||||
Derecha | Izquierda | χ2 | p | ||
Entesis | Subescapular | 2/5 | 6/7 | 2,74 | 0,09 |
Supraespinoso-infraespinoso | 3/5 | 4/7 | 0,01 | 0,92 | |
Redondo menor | 3/4 | 3/4 | n/c | n/c | |
Tendón común extensores | 2/5 | 3/5 | 0,40 | 0,52 | |
Tendón común flexores | 2/6 | 2/7 | 0,03 | 0,85 | |
Bíceps braquial | 4/5 | 6/7 | 0,06 | 0,79 | |
Braquial anterior | 4/6 | 3/7 | 0,73 | 0,39 | |
Tríceps braquial | 5/6 | 3/3 | 1,50 | 0,22 | |
Iliopsoas | 5/6 | 6/7 | 0,01 | 0,9 | |
Glúteo menor | 4/5 | 6/6 | 1,32 | 0,25 | |
Glúteo medio | 2/6 | 3/7 | 0,12 | 0,72 | |
Semimembranoso-semitendinoso | 6/7 | 6/7 | n/c | n/c | |
Poplíteo | 5/6 | 5/5 | 0,91 | 0,33 | |
Cuádriceps femoral | 3/3 | 0/0 | n/c | n/c | |
Ligamento rotuliano | 4/5 | 3/5 | 0,47 | 0,49 | |
Tríceps sural | 4/4 | 6/6 | n/c | n/c | |
Complejo funcional | Hombro | 8/14 | 13/18 | 0,79 | 0,37 |
Codo | 13/17 | 12/20 | 1,13 | 0,28 | |
Muñeca-mano | 4/11 | 5/12 | 0,06 | 0,79 | |
Cadera | 17/24 | 21/27 | 0,32 | 0,57 | |
Rodilla | 18/21 | 14/17 | 0,07 | 0,77 | |
Tobillo-pie | 4/4 | 6/6 | n/c | n/c | |
Miembros | Miembro superior | 25/42 | 30/50 | 0,00 | 0,92 |
Miembro inferior | 33/42 | 35/45 | 0,01 | 0,96 |
DISCUSIÓN
De acuerdo con los resultados obtenidos se observó que, para el cálculo de frecuencia de la presencia de cambios (n/N), en los dos métodos más de la mitad de las entesis analizadas fue afectada por al menos un cambio, pero mediante Co se registró un mayor porcentaje (Co: 69% vs. HyM: 52%). De modo inverso, el Índice de Afectación de Co fue menor (Co: 15% vs. HyM: 23%). El cambio entesial más frecuente en HyM fue la robusticidad y en Co la erosión en zona 2, y en ambos métodos ca. 80% de la expresión de los CE fue mínima (i.e., HyM: leve; Co: 1). A pesar de la similitud de estos resultados generales, el análisis de los CE bajo distintos niveles anatómicos reveló diferencias importantes. De acuerdo con HyM, el complejo funcional más afectado es el de la cadera, seguido por los del miembro superior (codo, muñeca-mano y hombro, respectivamente), y a nivel de entesis la variación no sugiere ninguna tendencia anatómica (e.g., las entesis más afectadas pertenecen al miembro inferior -glúteo mayor- y al superior -braquiorradial-). En cambio, los resultados obtenidos con Co muestran una tendencia hacia una mayor afección en entesis y complejos asociados al miembro inferior. El complejo funcional tobillo-pie es el más comprometido, lo que contrasta con lo señalado por HyM ya que lo muestra como uno de los menos alterados.
A nivel metodológico, el análisis de datos se basó en la complementación de dos medidas de cuantificación aplicadas sobre distintos niveles anatómicos. La naturaleza acumulativa de los cambios en las superficies entesiales (Henderson y Nikita, 2016; Henderson et al., 2017; Villotte y Knüsel, 2013), plantea la importancia de considerar la cantidad y no solo la presencia de cambios. Por ejemplo, desde Co el 86% de las entesis del iliopsoas y semimembranoso-semitendinoso presentan al menos un cambio (n/N), no obstante, la cantidad de cambios registrada en cada grupo fue diferente (IA iliopsoas: 15% vs. IA semiembranoso-semitendinoso: 30%). Esto implica que la entesis del semimembranoso-semitendinoso se encuentra más afectada que las del iliopsoas y, que caracterizarlas de la misma manera en base a una sola medida podría suponer una sobresimplificación del caso.
Si bien el énfasis de este trabajo está puesto en la comparación metodológica con fines descriptivos, así como en la aplicación de nuevas medidas de cuantificación, también resaltamos que la combinación de ambos métodos podría no ser aconsejable. En primer lugar, porque los métodos contemplan tipos de entesis con rasgos y ubicaciones anatómicas diferentes (i.e., entesis fibrosas y fibrocartilaginosas). En segundo lugar, los cambios que se registran en los elementos óseos y sus interpretaciones biomecánicas también difieren. En HyM las variables “robusticidad” y “lesión de estrés” se consideran como productos de microtraumas y la “osificación” de macrotraumas, y sus grados de expresión son directamente relacionados al impacto biomecánico recibido (Hawkey y Merbs, 1995), por lo que una alta frecuencia de robusticidad en grado leve implicaría la exposición reiterada a un estrés de baja intensidad biomecánica. En cambio, Co no establece un correlato preciso biomecánico per se para cada frecuencia de cambio y expresión en forma individual, sino que describe la variabilidad y distribución de los CE e infiere únicamente a partir de todo el conjunto de datos (Henderson et al., 2017; Michopoulou, Nikita y Henderson, 2017). En tercer lugar, el método HyM basa sus interpretaciones en la “Ley de remodelación ósea” (Wolff, 1986), que considera que el estrés al que es sometido el hueso genera un aumento del flujo sanguíneo que estimula a los osteoblastos, lo que resulta en una hipertrofia ósea y la consecuente modificación del área sometida al estrés (Hawkey y Merbs, 1995). En este sentido, Co se basa en conocimientos histológicos y clínicos actuales, que comprenden que las entesis fibrocartilaginosa en su zona interna son generalmente avasculares y, en su estado “sano/no modificado”, presentan una morfología suave, circunscripta y sin forámenes venosos (Benjamin y McGonagle, 2001; Benjamin, Evans y Copp, 1986; Benjamin et al., 2002). Esto significa que el principio del aumento vascular en el que se basa HyM no sería aplicable en las entesis fibrocartilaginosas, principalmente por estar desprovistas de vasos sanguíneos, siendo los cambios producto de modificaciones del tendón y fibrocartílago cuya etiología puede deberse a diversos factores, entre ellos la actividad física (Benjamin y McGonagle, 2001; Villotte y Knüsel, 2013; Villotte et al., 2010).
Consideraciones finales
La comparación de dos metodologías de registro de cambios entesiales aquí realizada (HyM vs. Co) muestra contrastes en distintos niveles anatómicos, que pueden interpretarse como reflejo de las particularidades teóricas y analíticas de cada una de las metodologías. A nivel analítico, la complementación de dos medidas de cuantificación que refieren a distintos aspectos de los cambios entesiales (n/N: presencia de cambios e IA: “Índice de Afectación”) permitió obtener una visión más completa sobre su expresión y variabilidad en los distintos niveles anatómicos. Por último, la aplicación de dos metodologías contrastantes permitió comprender mejor sus funcionamientos y planificar su consideración para futuros trabajos centrados en el estudio de los patrones de actividad.