Introducción
En suartículo de 2015“Rehabilitating the Regulative Use of Reason: Kant on Empirical and Chemical Laws”,1Michael Bennett McNulty estudia la concepción kantiana del fundamento de la necesidad de una clase de leyes empíricas.2Las leyes de esta clase pertenecen a lo que, en el “Prólogo” a MAN, Kant denomina ciencia natural en un sentido“impropio” del término. Esta concepción de la ciencia en un sentido impropio se aplica, cuando menos, a la química, y se opone a la concepción de la ciencia en un sentido “propio”, esto es, la física matemática.Esta física es una ciencia natural en sentido propio porque posee una parte metafísica que legitima la aplicación adecuada de la matemática dentro de su ámbito. Esta parte metafísica es el fundamento de la parte empírica de esta disciplina. La química, en cambio,es una ciencia natural en sentido impropio porque carece de esa parte metafísica. Por tanto, la matemática no puede aplicarse adecuadamente en el ámbito de esta disciplina y, como veremos,esta últimaestá justificada solamente de modo empírico.3Cabe destacar, además, que durante el período de KrV(1781/1787) y MAN (1786), Kant adhiere a la química flogística tradicional desarrollada particularmente por Georg Stahl(1660-1734).4 El objetivo de este trabajo es realizar una exposición crítica del estudio de McNulty.5
El examen del artículo de McNulty está justificado porque en el mismo se realizauna importante contribución.El autor expone una lectura novedosa e interesante de la naturaleza necesaria de las leyes empíricas de la ciencia en sentido impropio y confronta esta lectura con dos tipos de interpretaciones anteriores sobrela naturaleza necesariade las leyes empíricas en general.
Examinaremos críticamentelas tesis de McNulty en el siguiente orden. En la segunda sección, caracterizaremos las dos clases de interpretaciones anteriores,distinguidas por McNulty, acerca de la naturaleza necesaria de las leyes empíricas en general.La clase “categorial” de interpretación sostiene que esta necesidad puede derivarse únicamente de la aplicación de las categorías a ciertos contenidos empíricos,mientras que la clase “sistemática” mantiene que la necesidad mencionada proviene de una actividad de sistematización que tiende incesantemente a la obtención de una totalidad de conocimiento. Al final de esta sección resumiremos las objeciones principales que hace McNulty a estas dos clases de interpretaciones. La exposición efectuada en esta sección nos permitirá comenzar a tratar el problema de la necesidad de las leyes de la ciencia en sentido impropio.
En la tercera sección, examinaremos la clase “ideacional” de interpretación propuesta por McNulty. Nuestro autor considera fundamentalmente la química flogística, porque la química es la única ciencia en sentido impropio mencionada por Kant y en el período de KrV y MAN, como vimos, Kant es un seguidor de la química de esa clase. Según esta interpretación ideacional, la necesidad de las leyes pertenecientes a la química flogística resulta del empleo de ciertas ideas de la razón teórica que McNulty denomina “elementos”. Ejemplos de ellos son las ideas de la sal y el flogisto. Estos elementos posibilitan explicaciones causales y unificadas de diversos fenómenos químicos. Asimismo, los elementos, en tanto ideas de la razón, son a priori. Por tanto, las leyes de la química, en la medida en que en su formulación se emplean elementos, son estrictamente universales y necesarias.Sin embargo, estas leyes poseen esa necesidad y esa universalidad solamente desde la perspectiva de la razón. Dado que las ideas de la razón tales como los elementos son incognoscibles, la universalidad y la necesidad estrictas de las leyes formuladas con elementos, como se desprende de lo dicho por McNulty mismo, también son incognoscibles.6Esta universalidad y esta necesidad son cognitivamente irrelevantes para nosotros, porque poseemos una sensibilidad que no nos permite adquirir conocimiento de ideas de la razón.Por otro lado, puede afirmarse quela argumentación de McNulty acerca del fundamento de la universalidad y la necesidad de las leyes químicas no posee base textual suficiente.7
En la cuarta sección, expondremos concisamentenuestra interpretación del fundamento de la necesidad de las leyes de la química flogística. Tal interpretación puede entenderse como una variante de la clase de interpretación que McNulty llama “sistemática”.Según nuestralectura, sólo las leyes químicas pertenecientes al sistema total de las mismas serían estrictamente necesarias. Asimismo, las leyes químicas con amplio sustento empírico eintegradas en un sistema parcial existente de estas leyes serían potencialmente necesarias, dado que es probable suponerque estas leyes podrían integrarse en un futuro ideal en el sistema total de las mismas. Denominaremos “regulativa” a esta necesidad potencial. Notemos que esta necesidad regulativa puede ser conocida por nosotros. Finalizaremos esta sección con una consideración de las objeciones hechas por McNulty a la clase sistemática de interpretación.
Las clases de interpretación categorial y sistemática
McNulty distribuye en dos clases las interpretaciones precedentes del carácter necesario de las leyes empíricas en generaly las describe precisamente. Según la interpretación categorial de Michael Friedman, las leyes empíricas necesarias sólo pueden originarse especificando progresivamente con contenido empírico los principios del entendimiento puro expuestos en KrV.8Estos principios expresan la aplicación de las distintas categorías a diferentes aspectos de los fenómenos. Ejemplos de tales principios son las analogías de la experiencia.9 Friedman sostiene que, en MAN, los principios del entendimiento puro son aplicados a un concepto empírico de materia, y que de esta aplicación surgen los principios a priori de la metafísica particular de la física matemática (por ejemplo, las leyes de la mecánica).10 Estos principios metafísicos son necesarios y universales porque están vinculados con los principios del entendimiento puro y, consiguientemente, con las categorías, y transmiten esa necesidad y universalidad a otras leyes pertenecientes a la física matemática. Por ejemplo, la ley empírica de gravitación universal es establecida mediante la aplicación de los principios de MAN a las regularidades empíricas descubiertas por Kepler. La partea priori y fundamental de la física matemática se origina entonces, en última instancia,en las categorías, y es el fundamento de las leyes empíricas necesarias de esta disciplina.11Para Friedman, otras ciencias naturales pueden contener leyes empíricas necesarias sólo en la medida en que estas últimas puedan fundarseen los principios de la metafísica particular de la física matemática expuesta en MAN y, mediante estos últimos, fundarse en los principios del entendimiento puro de KrV.12
Las interpretaciones sistemáticas, en cambio, resaltan que la necesidad de las leyes empíricas entraña un proceso de sistematización de las mismasque tiende asintóticamente a la consecución de una totalidad de conocimiento. Esta temática es expuesta por Kant, principalmente, en el “Apéndice a la dialéctica trascendental” de KrV y en las dos introducciones a KU. Mientras que Friedman sostiene que la sistematización de las leyes empíricas puede otorgarles necesidad sólo en tanto que las conecta, en última instancia, con las categorías, para las interpretaciones sistemáticas es la sistematización misma la que puede conferir necesidad.El sentido en el que la sistematización es fuente de necesidad varía en los distintos autores que sostienen esta clase deinterpretación.13En este contexto,14 McNulty menciona a Gerd Buchdahl,15 Philip Kitcher,16Fred Rush17 y Paul Guyer.18
Resumiremos a continuación las críticas principales que McNulty efectúa a estas dos clases de interpretaciones.En primer lugar, la interpretación categorial no puede explicar adecuadamente la necesidad de las leyes empíricas pertenecientes a la ciencia en sentido impropio, puesto que es válida únicamente para las leyes empíricas de la ciencia en sentido propio.19Si bien no podemos explicar aquí esta cuestión, señalamos que estamos de acuerdo con esta crítica. En segundo lugar, las interpretaciones sistemáticas carecen de base textual suficiente y no explican claramente en qué sentido la aplicación progresiva de ciertos procedimientos de sistematización puede conferir necesidad a las leyes empíricas.20 Consideraremos estas dos últimas críticas al final de la cuarta sección de este trabajo.
La interpretación ideacional de McNulty:presentación y crítica
3.1. La postulación de los elementos puros
La contribución fundamentaldel artículo de McNulty consiste en la propuesta de unainterpretación de la necesidad de las leyes empíricas. Como adelantamos, el autor se ocupaprincipalmentede las leyes empíricas pertenecientes a la única ciencia en sentido impropio que Kant menciona, esto es, la química. Asimismo, como durante el período de KrV y MAN, según se ha visto, Kant adhiere a la química flogística, McNulty considera la química de esta clase. La interpretacióndel comentarista acerca de la necesidad de las leyes de la química flogística es novedosa con respecto a las dos clases de interpretaciones de las leyes empíricas en general que se esbozaron en la sección anterior. Según esta interpretación alternativa, que McNulty denomina “ideacional”, la necesidad de las leyes de la química mencionadaproviene del empleo de ciertas ideas de la razón teórica. Siguiendo algunos textos kantianos, McNulty denomina “elementos” a estas ideas.21En el “Apéndice a la dialéctica trascendental” de su KrV, Kant introduce esasideas con ejemplosque, efectivamente, pertenecen a la química flogística, tales como los de “tierras”, “sales” y “seres combustibles”22 (este último hace referencia al flogisto).23Estoselementos se originan en la razón “en lo que respecta a la completa pureza”.24Además, tales elementos puros, según Kant, son “causas naturales”.25McNulty interpreta que estos elementos sonhipostatizaciones depoderes causales, y sostiene que ellos son postulados en número reducido a fin de explicar unificadamente las propiedades químicas de una gran variedad de fenómenos.26
A continuación,ilustraremos el procedimiento en el marco del cual, según McNulty, se postula uno de esos elementos. Supongamos que queremos explicar causalmente la calcinabilidad del plomo. A fin de explicar de esa manera esta propiedad, empleamos lo que Kant denomina “uso hipotético de la razón”.27Este uso consiste, a grandes rasgos, en la búsqueda de unaregla universal para ciertos particulares que están dados. Se podría, por ejemplo, considerar inicialmente un juicio particular a fin de buscar un principio a partir del cual el juicio mencionado pudiera seguirse. En el caso que nos ocupa, el juicio particular es “el plomo puede ser calcinado”. Este juicio es una regularidad empírica basada en la observación. Usando hipotéticamente la razón, buscamos un principio que sostenga que otra de las propiedades del plomo es la causa dela calcinabilidad de este metal.En este punto, podemos plantear como hipótesis que una propiedad cualquiera del plomo es la causa de su calcinabilidad.28
Podríamos plantear que el color del plomo es la causa de su calcinabilidad. Se formularía entonces el siguiente principio: “las substancias grises pueden ser calcinadas”. La calcinabilidad del plomo puede deducirsea partir de este principio y mediante la premisa menor “el plomo es gris”. A fin de establecersi el principio formulado es universal, el investigador debe poner a prueba experimentalmente los juicios particulares que se siguen de este principio. De esta manera, el investigador podría averiguar que las cenizas, que son grises, no son calcinables. Esta falsación del juicio particular “las cenizas pueden ser calcinadas” implica que el principio “las substancias grises pueden ser calcinadas” no es universal y que la propiedad de ser gris no es la causa de la calcinabilidad.29
McNulty también considera la hipótesis según la cualel carácter metálico del plomo es la causa de su calcinabilidad. Esta hipótesis parece a primera vista más prometedora, porque puede descubrirse experimentalmente que todos los metales conocidos son calcinables. Sin embargo, también puede descubrirse de esa manera que hay substancias no metálicas que pueden ser calcinadas, como por el ejemplo la caliza.Aunque esta circunstancia no contradice el principio “los metales son calcinables”, ella pone en evidencia que la cualidad de ser un metal no puede ser la causa de la calcinabilidad en general. McNulty indica que nuestra razón considera juicios que están dados a fin de procurar encontrar condiciones absolutas para los mismos (el autor refiere a Bxx y A322-326/B379-383). En el presente contexto, “la razón será satisfecha solamente con el fundamento último de la calcinación: una propiedad poseída por esas substancias que pueden ser calcinadas, y solamente por ellas.”30
Como no es posible identificar en la experiencia “ninguna propiedad que unifique todos los fenómenos de calcinación”, la razón, “a fin de satisfacer su propia necesidad de una condición incondicionada, propone una idea, el flogisto, como portador de la propiedad de calcinabilidad”.31
El flogisto es un elemento puro que sería la causa de la calcinabilidad de los fenómenos.La presencia de flogisto en los fenómenos explicaría la calcinabilidad de estos últimos.Además, “como el flogisto es solamente el portador de la propiedad de calcinación, no tiene otras propiedades que puedanservir de fundamentos adicionales de la calcinabilidad”.32Los elementos puros como el flogisto están más allá de la posibilidad de la experiencia porque son “hipostatizaciones de poderes causales incondicionados”. No puede darse en la experiencia “una substancia que porte solamente una propiedad química única”.33
McNulty presenta a continuación un experimento realizado por Georg Stahl ymencionado por Kant en KrV.34Este experimento proveería sustento para el principio según el cual el flogisto es el portador de la inflamabilidad. De acuerdo con este principio, el mismo flogisto que explica todos los fenómenos de calcinación, explica también todos los fenómenos de combustión. Para nuestros fines,lo importante essubrayar que la postulación del flogisto permite explicar propiedades químicas de una gran diversidad de fenómenos.35
3.2. La necesidad racional de las leyes de la química y el problema de la incognoscibilidad de la misma
McNulty señala correctamente que, de acuerdo con Kant, las ideas de la razón son a priori (el autor remite a A320/B377). Los principios que consisten en la afirmación de la propiedad característica de una idea, tales como el principio del flogisto, a saber, “el flogisto es el portador de la inflamabilidad”, son también a priori. Los principiosa priori, para Kant, son estrictamente universales y necesarios(McNulty refiere a B4). Por tanto, los principios ideacionales, como el del flogisto, son también estrictamente universales y necesarios.36Para McNulty, estos principios ideacionales de la química transmiten esta universalidad y esta necesidad estrictas a los juicios que pueden deducirse de ellos.Como se ha indicado, juicios como “el estaño es calcinable” son originalmente hipótesis basadas en observaciones. Sin embargo, la introducción del principio ideacional según el cual el flogisto es el portador de la inflamabilidad hace posible la deducción de ese juicio a partir del principio mencionado.Como los metales contienen flogisto y el estaño es unaclase de metal, “cualquier muestra particular de estaño tiene que ser necesariamente calcinable”.37McNulty mantiene que la necesidad que alcanzan juicios de nivel inferior como “el estaño es calcinable” es la necesidad de las leyes causales. El hecho de que estas leyes sean necesarias significa que las conexiones causales que ellas gobiernan son necesarias. Estas conexiones causales, a su vez, son necesarias en el sentido de que una determinación de un objeto denominada “efecto” se sigue indefectiblemente cada vez que se da otra determinación de un objeto denominada “causa”. En el caso de las conexiones causales que nos ocupan, esto es, las pertenecientes a la química flogística, la necesidadmencionada se originaen el carácter ideal del elemento que, en última instancia, oficia de causa de ciertas determinaciones químicas. Por ejemplo, como hemos visto, el flogisto es la causa última de la inflamabilidad de los fenómenos. “[L]a idealidad del flogisto hace necesarias […] determinaciones de inflamabilidad de substancias orgánicas e inorgánicas, haciendo legales esas conexiones causales”.38
En la cuarta sección de su artículo, McNulty ofrece precisiones sobre su interpretación ideacional de la necesidad de las leyes químicas en general.El autor considera que los principios ideacionales no pueden ser conocidos en sentido estricto porque los elementos puros están más allá de la posibilidad de la experiencia. Sin embargo, puede creerse en esos principios. “Uno cree cuando asiente a un juicio con fundamentos subjetivos suficientes pero fundamentos objetivos insuficientes, mientras que uno conoce cuando asiente con fundamentos subjetivos y objetivos suficientes”.39A continuación, McNulty introduce el concepto de “creencias teóricas”.40Estas creencias se sustentan en un tipo determinado de fundamentos subjetivos. De hecho, una creencia teórica “es hipotéticamente necesaria para la consecución de algún fin teórico”.41Según el autor, el principio ideacional del flogisto “hace posibles las leyes químicas de combustión y calcinabilidad, y entonces la creencia en este principioesasí garantizadapara la consecución de los fines de la química”.42
El hecho de que los principios ideacionales no puedan ser conocidos tiene consecuencias para el estatus de los juicios o leyes que pueden derivarse de ellos. En efecto, esos principios no pueden ser los fundamentos epistémicos objetivos para esos juicios o leyes. Dice McNulty: “en el contexto de la justificación epistémica, la garantía (fundamentos objetivos) de los juicios de la química es siempre experiencial”.43 El autor explica que, aunque desde la perspectiva de la razón los juicioso leyes de nivel inferior se derivan necesariamente de los principios ideacionales que postulan elementos puros, como estos elementos son incognoscibles,la garantía epistémica de esos juicios o leyes es siempre “empírica o experimental”.44 A diferencia, entonces, de las leyes fundamentales de la física matemática, que son apodícticamente ciertas, las leyes de la química derivadas de los principios ideacionales son “epistémicamente contingentes”.45
3.3. Crítica de la doctrina de la necesidad racional de las leyes de la química
El esfuerzo realizado por McNulty para sostener, sólida y persuasivamente, la doctrina según la cual los principios ideacionales son el fundamento a priori de la química parece mostrarse inútilcuando el autor presenta su tesis según la cual estos principios son meras creencias teóricas. Esta tesis no entraña solamente laincognoscibilidad de la universalidad y la necesidad de esos principios, sino también la incognoscibilidad de la universalidad y la necesidad de las leyes que pueden deducirse de ellos.
Recordemos que anteriormente se indicó que, para McNulty, las leyes que pueden seguirse de los principios ideacionales de la química adquieren la universalidad y la necesidad de estos últimos. El autor asevera: “la derivación de un juicio a partir del principio flogístico excluye la posibilidad de excepciones, haciendo al juicio estrictamente universal: contener flogisto es solamente ser inflamable. Todos esos juicios particulares -que el carbón es combustible, que el plomo es calcinable- son necesarios en virtud de ser consecuencias de la ley flogística fundamental”.46 Resulta difícil conciliar este pasaje con lastesis de que estos principios ideacionales son incognoscibles y de que los juicios o leyes de nivel inferior están justificados epistémicamente sólo de manera experiencial. Podría señalarse, adoptando el punto de vista de la razón, que el flogisto no es más que una hipostatización del poder causal de la inflamabilidad y que, por tanto, todos los fenómenos que contienen flogisto son necesariamente inflamables. Ahora bien, en este caso lo que debe justificarse experimentalmente esque todos los fenómenos inflamables poseen flogisto y que no poseen otra propiedad diferente que también pueda ser causa de su inflamabilidad.47
Los principios ideacionales son incognoscibles y las leyes de nivel inferior que pueden derivarse de ellos están, entonces, epistémicamente justificadas sólo de manera experiencial.48Por tanto, es posible que se encuentren casos particulares que contradigan a estas leyes de nivel inferior. Efectivamente, la experiencia no puedejustificarni la necesidad ni la universalidad que poseerían las leyes mencionadas desde la perspectiva de la razón.Como la universalidad y la necesidad estrictas son inseparables,49 nos bastará con señalar que no puede confirmarse la universalidad de estas leyes. Puede afirmarse que, para Kant,esta universalidad es inverificable porque no puede demostrarse que todas las consecuencias posibles de una hipótesis empíricase correspondan con los fenómenos, dado que estas consecuencias son ilimitadas.50 Notemos, sin embargo, que las hipótesis empíricas puedenvolverse más probables en virtud de la puesta a prueba empírica exitosa de las mismas.51
No pensamos que McNulty se equivoque cuando afirma que la justificación epistémica de las leyes químicas susceptibles de derivarse de principios ideacionales es experiencial. Por el contrario, consideramos que es la tesis según la cual estas leyes son, desde el punto de vista de la razón, universales y necesarias, la que es cuestionable. Más precisamente, esta tesis es cognitivamente irrelevante para nosotros, porque tenemos unaintuición meramente sensible.Dado que nuestra sensibilidad no nos permite conocer ideas de la razón como los elementos, sino tan sólo objetos empíricos, la universalidad y la necesidad que estos elementos transmitirían a las leyes químicas de nivel inferior no poseen ninguna incidencia en nuestro conocimiento de los fenómenos químicos.Es asimismo evidente que esta incognoscibilidad de los elementos también entraña la incognoscibilidad de la universalidad y la necesidad de los principios ideacionales que afirman las propiedades características de estos elementos. De hecho, como vimos en la segunda parte de esta sección, para McNulty no podemos tener conocimiento de los principios ideacionales, sino tan sólo creencias teóricas acerca de los mismos.52Nuestra crítica principal a la interpretación de McNulty es, entonces, que su tesis acerca de la universalidad y la necesidad de las leyes químicas en general es cognitivamente irrelevante para nosotros.
Por otro lado, puede efectuarseigualmenteuna crítica interna a la concepción de McNulty. Como vimos en la segundaparte de esta sección, el autor basa su argumentación acerca de la universalidad y la necesidad de las leyes químicas en general en el carácter a priori de las ideas de la razón en general. Dado que los elementos son ideas de la razón, la argumentación del autor no parecería serilegítima. Sin embargo, la presentación de un texto de Kant en el que se conectasen los elementos con la universalidad y/o la necesidad de las leyes químicas o, en general,empíricas, habría provistomucho más sustento a la interpretación de nuestro comentarista.53
Antes de concluir esta sección, quisiéramos señalar que estamos de acuerdo con una importante tesis de McNulty que es independiente de su concepción de la universalidad y necesidad de las leyes químicas. Indica correctamente el autor que el empleo de elementos puros tiene como meta ideal la explicación de todos los fenómenos químicos mediante unos pocos de esos elementos.54 Para Kant, “el fin principal y característico de la ciencia es la máxima unificación de la naturaleza”.55
Unainterpretación sistemática alternativa: la doctrina de la necesidad regulativa de las leyes de la química
En otros lugares hemos delineado una interpretación propia de la necesidad de las leyes de la química flogística.56 Según esta interpretación, estas leyes pueden alcanzar en el marco de nuestra experiencia finita una necesidad que denominamos “regulativa”. Esta concepción es compatible con la posibilidad de que en la experiencia se encuentren excepciones a las leyes regulativamente necesarias. Asimismo, la necesidad regulativa mencionada puede ser conocida por seres con una intuición meramente sensible comonosotros. Presentaremos brevemente una versión modificada de esta interpretación. Esta lectura puede entenderse como un caso particular de la clase de interpretación que McNulty denomina “sistemática”.57
Puede afirmarse que, para Kant, únicamente las leyes empíricas que sean parte del sistema completo de estas leyes podrían ser entendidas como estrictamente necesarias. “Esta idea [MAA: de la forma de un todo del conocimiento] postula, según eso, una unidad completa del conocimiento que es propio del entendimiento, en virtud de la cual ese [conocimiento] no se constituye como un mero agregado contingente, sino que llega a ser un sistema interconectado según leyes necesarias.”58Asimismo, consideramos que la explicación, ofrecida por Fred Rush, del motivo por el cual las leyes empíricas pertenecientes al sistema completo de las mismas serían rigurosamente necesarias es plausible. Según Rush, mientras más se extiendanlas leyesde un sistema en las direcciones de la generalidad y la especificidad, y mientras más leyes interconectadas estén incluidas en este sistema, más se aproxima este último al ideal de completitud. Aunque ningún sistema de leyes empíricas pueda adquirir en nuestra experiencia finita una forma completa y ser entonces verdaderamente necesario, cuando un sistema es progresivamente ampliado “tiende a descartar caracterizaciones empíricas competidoras de la naturaleza. Y, en la medida en que hace eso, el sistema y sus leyes parecen exclusivos y a fortiori necesarios.”59
El mencionado sistema completo sería, entonces, verdaderamente necesario en virtud de su exclusividad. Tal sistema no puede ser dado en nuestra experiencia finita, pero funciona como una meta ideal que orienta necesariamente todas las acciones empíricas de nuestro entendimiento. Estimamos que una ley química con un sustento empíricoamplio e integrada en un sistema parcial existente de leyes de esta clase puede considerarse como potencialmente necesaria, porque en este caso es probable suponer que esa ley podría llegar a formar parte del sistema completo de esas leyes.60Mientras más sustento empírico posean esa ley y el sistema parcial existente en el que ella estaría integrada, y mientras más extensoy unificado sea este sistema parcial existente, más probabilidad tiene la suposición de que en un futuro ideal esa ley sería integrada en el sistema completo de las leyes de esa clase. Sin embargo, la ley en cuestión podría ser falsadaen algún momentofuturo real. Por tanto, las leyes de la química no pueden adquirir en nuestra experiencia finita una necesidad estricta, sino solamente, como indicamos, potencial. Esta necesidad potencial puede ser alcanzada, en principio, por todas las leyes de la química flogística, porque, a diferencia de McNulty, estimamos que también las leyes que este comentarista denomina “principios ideacionales”pueden adquirir sustento empírico objetivo.61 Por otro lado, proponemos denominar “regulativa” a esta necesidad potencialporque la tarea de perseguir asintóticamente la unidad sistemática total de los conocimientos del entendimiento es impuesta por la función regulativade la razón teórica.62
Notemos que parece haber un sentido en el cual el empleo de los elementos de McNulty es una condiciónde la posesión de necesidad por parte de las leyes de la química. Como mostramos, las leyes formuladas mediante elementos permiten explicaciones unificadas de diferentes determinaciones químicas de una gran variedad de fenómenos. Por tanto, estos elementos podrían entenderse como condiciones de posibilidad de la formación de sistemas con unas pocas leyes químicas fundamentales en su cúspide. Un sistema de esta clase es el de la química flogística de la época de Kant.63Sin embargo, incluso aunque esta tesis fuese correcta, la necesidad de las leyes de la química provendría en sentido estricto de la sistematización que los elementos harían posible, y no de los elementos mismos.Como se ha visto, la necesidad estricta de una ley química se define por la integración de esta última en el sistema ideal completo de leyes químicas, y la necesidad regulativa de una ley química se define por la probabilidad de la suposición según la cual esta ley sería integrada en un futuro ideal en ese sistema completo. Por consiguiente, aunque el uso de elementos fuese una condición de posibilidad de la construcción de sistemas de leyes químicas, la necesidad de las mismasse definiría, a grandes rasgos,porel concepto de la integración de ellasen el sistema ideal completo.64
Podría objetarse, en primer lugar, que esta concepción de la necesidad regulativa de las leyes de la química flogística consiste meramente en la tesis de que algunas de estas leyes podrían ser estrictamente necesarias si, en un futuro ideal, fuesen integradas en el sistema total de las mismas. Debe notarse que, incluso si se acepta esta objeción, la concepción mencionada permitiría efectuar una distinción provechosa entre dos grupos deleyes químicas. De un lado, tendríamos las leyes químicas sin sustento empírico o con sustento empírico escaso, y/o sin posibilidad de integrarse en un sistema existente de estas leyes. Del otro lado, tendríamos las leyes químicas con sustento empírico amplio e integradas en un sistema existente. Tan sólo estas últimas pueden considerarse como regulativamente necesarias, porque la suposición de que ellas formarán parte del sistema ideal total está en este caso más justificada.
Parecería posible objetar, en segundo lugar, que en nuestra interpretaciónse encuentra una tensión semejante a la quepresentala lectura de McNulty.Esta última lectura contiene una tensión entre, por un lado, la necesidad que poseerían las leyes químicas de nivel inferior desde el punto de vista de la razón y gracias al empleo de elementos y, por el otro, la contingencia de las mismas en lo que haría a su justificación epistémica.Estas leyes serían epistémicamente contingentes porque los elementos son incognoscibles. A primera vista, podría afirmarse que nuestra interpretación contiene una tensión similarentre la incognoscible necesidad estricta de las leyes químicas y la cognoscible necesidad regulativa de las mismas. Sin embargo, estimamos que entre estas dos clases de necesidad no hay tensión, sino más bien conexión. El concepto de necesidad estricta de una ley química, que consiste en la integración de esta ley en el sistema ideal completo, permite definir el concepto de necesidad regulativa, porque ésta consiste, a grandes rasgos, en la probabilidad de la suposición de que una ley química sería integrada en un futuro ideal en ese sistema completo. Esta probabilidadpuede ser conocida por nosotros, porque depende del sustento empírico ampliode la ley en cuestión y de la integración de ella en un sistema parcial existente.
Al final de la segunda sección de este trabajo señalamos que, para McNulty, las interpretaciones sistemáticas no poseen base textual suficiente y no explican en qué sentido la sistematización puede conferir necesidad. Laprimera de estas críticas parece aplicable a la lectura que acabamos de exponer. Es cierto que nuestra concepción tiene más sustento textualque la interpretación de McNulty. Sin embargo,aunque Kant conecte sistematicidad con necesidad de leyes empíricas,nuestra distinción entre una necesidad estricta y una necesidad regulativano aparece explícitamente en los textos kantianos.65 Con respecto a la segunda crítica, notemos quenuestra lectura tiene el mérito de mostrar claramente en qué sentido la sistematización puede otorgar necesidad a las leyes empíricas de la química.66Por otro lado, la necesidad regulativa de las leyes químicas, a diferencia de la necesidad que ellas poseerían según McNulty, puede ser conocida por seres dotados de una intuición sensible como nosotros.Por consiguiente, aunque Kant no haya presentado explícitamente nuestra concepción en su totalidad, ella permite explicar, en lo que respecta cuando menos a la química flogística, la tesis kantiana según la cual leyes causales empíricas pueden alcanzar cierta necesidad.67
Conclusiones
En este artículo, principalmente, se expusoy criticóla interpretación,propuesta por McNulty, del fundamento de la necesidad de las leyes empíricas pertenecientes, específicamente, a la ciencia en sentido impropio que es la químicaflogística.Según esta interpretación ideacional, esta necesidad resulta del empleo de ciertas ideas de la razón teórica que McNulty denomina “elementos”. Sin embargo, como los elementos, en tanto ideas de la razón, no pueden ser conocidos, los principios ideacionales que postulan a estos elementos tampoco pueden ser conocidos. Por tanto, no podemos conocer ni la universalidad ni la necesidad de estos principios. Nuestro comentarista también examina las leyes de nivel inferior que pueden deducirse de esos principios ideacionales. En virtud del empleo de elementos y desde la perspectiva de la razón, estas leyes de nivel inferior sonuniversales y necesarias. No obstante,como los elementos son incognoscibles, la universalidad y la necesidad mencionadas son igualmente incognoscibles. Efectivamente, la justificación epistémica de esas leyes de nivel inferior depende siempre de lo dado en la experiencia. Por tanto, la doctrinade McNultyacerca del carácter universal y necesario de las leyes químicas en generalno tiene ninguna relevancia cognitiva para nosotros, ya que nuestra sensibilidad no nos permite conocer ideas de la razón, sino solamente fenómenos.Y, aun si esta doctrina fuese relevante, podría objetarse que McNulty no la fundamenta específicamente en los elementos, sino enlaíndolea priori de las ideas de la razón en general.
Posiblemente nuestra concepción de la necesidad regulativa de las leyes químicas en general, que hemos presentado en este artículo, sea superior a la interpretación de McNulty.Esta necesidad regulativa puede ser conocida por nosotros, dado que depende del sustento empírico amplio de una ley química y de su integración en un sistema parcial existente de leyes de esta clase. Además, nuestra lectura es compatible con la posibilidad de que la experiencia ofrezca excepciones a las leyes químicas regulativamente necesarias y permite efectuar una distinción útil entre dos diferentes grupos de leyes de la química.