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Print version ISSN 1666-485XOn-line version ISSN 1668-723X

Tópicos  no.37 Santa Fe June 2019

 

Reseñas bibliográficas

Bryan L. Wagoner,Prophetic Interruptions: Critical Theory, Emancipation and Religion in Paul Tillich, Theodor Adorno and Max Horkheimer (1929-1944), Georgia, Mercer University Press, 2017.

Paula García Cherep* 

*UNL/CONICET

Habiendo transcurrido casi 100 años de la fundación del influyente InstitutfürSozialforschung, dependiente de la Universidad de Frankfurt, la contribución de algunas de sus figuras más importantes continúa inexplorada. Tal es el caso del pensamiento del teólogo protestante Paul Tillich, quien formó parte del Instituto desde su creación, en 1923. Mientras que la bibliografía especializada suele abordar la obra de Tillich atendiendo a su pensamiento religioso, y sin ponerlo en relación alInstitut, el trabajo de Bryan Wagoner es original en su esfuerzo por pensar los aspectos filosóficos de la obra de Tillich en relación a las producciones teóricas de Theodor Adorno y Max Horkheimer.Wagoner se embarca en un trabajo de historia intelectual marcado por la dificultad de la ausencia, en las obras publicadas de los tres autores trabajados, de alusiones o menciones explícitas que acrediten su mutua colaboración como integrantes del Institut.

La premisa que guíaPropheticInterruptions sostiene que la obra de los tres filósofos de los que se ocupa puede ser mejor entendida si es interpretada a la luz de la relación personal que existió entre Adorno, Horkheimer y Tillich, y si se atiende a las orientaciones teóricas, intereses, preocupaciones y objetivos de cada uno de ellos.El punto de contacto entre los tres filósofos es lo que el autor denominará “interrupción profética”. Esta expresión refiere al objetivo común que tienen Tillich, Horkheimer y Adorno por detener ciertas formasinhibitorias de la acción individual y colectiva: la alienación, la dominación y la reificación.El adjetivo “profético”, al que apela el libro contiene, naturalmente, ecos de un lenguaje religioso, pero el autor aclara que este libro problematizará cualquier ecuación evidente entre lo profético y lo religioso. Para sostener su hipótesis, se propone desarrollar un diálogo temático a través de un examen de cuatro temas, en virtud de los cuales se estructuran los capítulos del libro: la racionalidad emancipadora, la antropología, la metafísica y la religión.

Antes de introducirse en el desarrollo de sus ejes temáticos, Wagoner reconstruye cuestiones biográficas y coyunturales en torno a Adorno, Horkheimer y Tillich, correspondientes tanto a la etapa que compartieron en Alemania (1929-1933) como a la del exilio en Estados Unidos (1934-1950), demostrando que hubo un entrecruzamiento personal e intelectual entre ellos.Así es como Wagoner expone varios momentos de confluencia personal entre los tres teóricos: sostiene -contra Jay-1que no fue la insistencia de Pollock, sino la de Tillich, la que condujo a que Horkheimer fuera designado director del Institut en 1931, y recupera-del libro de Pauck&Pauck, 2para reforzar la noción del cercano vínculo personal entre los autores-, la anécdota de una “fiesta de disfraces dialéctica” que tuvo al matrimonio Tillich como anfitrión y a la que Adorno asistió vestido como Napoleón. Wagoner llama la atención acerca de que no sólo hubo una confluencia teórica entre Adorno y Horkheimer (la cual resulta explícita a partir de su trabajo conjunto en Dialéctica de la Ilustración), sino que además hubo una cercanía entre Tillich y Adorno, sobre todo durante los años en Frankfurt. Wagoner se apoya en documentos no publicados del Institut, así como también en la correspondencia de los tres autores, para dar cuenta de la relación cercana que Adorno incluso antes de graduarse tuvo con Tillich, trabajando como colaborador suyo en varios seminarios. Incluso, retoma el dictamen de evaluación de la Habilitation de Adorno, de la cual tanto Tillich como Horkheimer fueron evaluadores, para señalar que, a diferencia del teólogo, el director del Institut no vio con buenos ojos la tesis allí presentada. Es por esto que Adorno llega a decir,a propósito de la defensa de ese trabajo, que él no podría haber sobrevivido sin Tillich.

A partir del segundo capítulo del libro, denominado “Racionalidad crítica con un objetivo emancipador”, Wagoner comienza con el desarrollo de los puntos de confluencia teórica entre los tres frankfurtianos. Para señalar el potencial emancipador que la razón tiene para los tres autores, Wagoner comienza por dar cuenta de que Hegel, Marx, Weber y Lukács tienen una gran influencia sobre Tillich, Horkheimer y Adorno, si bien la misma se da con distinto alcance en cada caso.Mientras que los tres están de acuerdo en el diagnóstico general de Marx, según el cualla sociedad actual está dominada por relaciones económicas que someten a los seres humanos, cada uno desafía el pronóstico de que los oprimidos se levantarán contra el orden vigente para transformarlo. En cuanto a la dialéctica hegeliana, los tres frankfurtianos la asumen como alternativa frente a los males causados por la Ilustración. Sin embargo, mientras que Adorno y Horkheimer no aceptarán la reconciliación que Hegel encuentra en cada negación de la negación (Aufhebung), Tillich sí acepta una reconciliación definitiva de la dialéctica(p.54). En cuanto a la influencia de la noción lukácsiana de reificación, Wagoner sostiene que Tillich está más cerca de Lukács en la medida en que entiende que aquella tiene consecuencias sobre las relaciones humanas, pero sin afectar el núcleo de la humanidad. En cambio, Horkheimer y Adorno la ven como la causante directa de la limitación de la agencia emancipadora de los sujetos.

Los distintos alcances de estas influencias acaban por traducirse en las distintas maneras en la que, para Horkheimer y Adorno, por un lado, y Tillich, por otro, tiene lugar la intersección entre teoría y praxis. Según Wagoner, la Teoría Crítica de Horkheimer toma el lugar estructural que el proletariado tenía en la teoría marxista tradicional, al punto de correr el riesgo de que la teoría sea privilegiada por sobre la praxis; riesgo que -agrega Wagoner (p.68)- es aún más evidente en el pensamiento de Adorno. A diferencia de los autores de Dialéctica de la Ilustración, Paul Tillich llegó a pensar que la acción política podría hacer que la teorización diera mejores frutos. Incluso, Tillich fue el único de los tres frankfurtianos que se vio obligado a emigrar a Estados Unidos, no a causa de su origen judío, sino con motivo de sus textos políticos en contra del nacionalsocialismo.

En todo caso, Wagoner destaca que aquello que une a Tillich, Horkheimer y Adorno es más fuerte que aquello que los separa; los tres filósofos entendieron que la alienación, la dominación y la reificación son los problemas más graves que la subjetividad humana afronta en la modernidad, y coinciden en que la razón tiene posibilidades emancipadoras, y que debe ser reencauzada hacia las mismas.

A pesar de estar largamente ocupado con especulaciones acerca de las relaciones personales entre los frankfurtianos y de las intenciones no explicitadas de los autores en los textos, el capítulo denominado “Diferencias antropológicas entre Tillich, Adorno y Horkheimer” es probablemente el más fructuoso del trabajo de Wagoner. Para trabajar las concepciones antropológicas de los tres frankfurtianos, Wagoner se basa, en primer lugar, en una carta que Tillich le dirige a Horkheimer en 1942, que lleva el título de “CommentsConcerning‘Reason and Self-Preservation’”, a propósito del ensayo de Horkheimer “VernunftundSelbsterhaltung”. En segundo lugar, Wagoner analiza “Man and Society in ReligiousSocialism” de Tillich en relación conla carta que Adorno escribe a propósito de ese texto, conocida como “EntwurfgegenPaulum” -cuya traducción inédita al inglés está incluida como apéndice de PropheticInterruptions.

De los tres autores, es sólo Tillich quien presenta una antropología explícita en sus escritos, mientras que, sostendrá Wagoner, las consideraciones en torno a la antropología no están ausentes, sino implícitas tanto en la obra de Adorno como en la de Horkheimer. En su texto de 1942 a propósito del escrito horkheimeriano, Tillich critica el uso que Horkheimer hace de ciertas expresiones remitiendo a una “esencia de la humanidad”. Según Wagoner, Horkheimer rechaza -no sólo en “VernunftundSelbsterhaltung”, sino también en varios de sus primeros ensayos- toda idea de una “esencia” o “naturaleza humana” no sujeta al cambio, a la vez que encuentra en esos conceptos un marco útil a partir del cual hablar sobre la relación entre el individuo y la sociedad (p.104), y al no prescindir de esa terminología, su concepción del hombre da lugar a malentendidos.

Los argumentos de Tillich contra Horkheimer son, de acuerdo a Wagoner, muy similares a los que Adorno más tarde le dirigiría al teólogo protestante, puesto que lo acusa de fundar su concepción antropológica en una ontología de la naturaleza de la humanidad. Wagoner también indica que la interpretación que Adorno hace de Tillich es errada y aplicaría más a la filosofía de Horkheimer que a la de aquel.La tesis que se sostiene a lo largo de este capítulo sobre la antropología es que los tres autores realizan un diagnóstico común de los problemas que el sujeto enfrenta en la modernidad a causa de la alienación, dominación y reificación, y que, en la medida en que todos buscan una articulación entre teoría y praxis, sus teorías se ven obligadas a asumir ideas respecto de las necesidades, deseos y capacidades humanas. Puesto que las concepciones antropológicas son ineludibles para la teoría, lo mejor es que esas concepciones estén -como en el caso de Tillich- presentes de una forma consciente y debidamente explicitada.

En consonancia con esa tesis, el cuarto capítulo (“Metafísica y normas en la teoría social crítica”) sostiene que, mientras en la obra de los tres filósofos operan nociones metafísicas, sólo en la obra de Tillich esas nociones son totalmente explicitadas.Wagoner entiende que en la relación de Adorno y Horkheimer con la metafísica se refleja el problema general de la articulación de una base y un criterio para la crítica; aunque mantienen que la crítica no requiere de un fundamento metafísico -ya que la postulación de una noción metafísica como fundante conllevaría el riesgo de mitologizarla-, los juicios normativos y metafísicos son centrales en el despliegue de la crítica. Tillich enraíza sus supuestos metafísicos en su concepción de la teonomía, pero esa solución religiosa es inaceptable para Horkheimer y Adorno.

A continuación, Wagoner destina un capítulo a demostrar cómo cada uno de los pensadores trabajados abordó tanto implícita como explícitamente el tema de la religión. En el caso de Adorno y Horkheimer, la religión es abordada explícitamente como un arma de doble filo: los dos entienden que en su versión tradicional, la religión fue un vehículo para la opresión y la violencia, pero también ambos conciben que una religión sin ideología y liberada de su contenido doctrinal tradicional sería a la vez una fuente para recordar el sufrimiento vivido y una reserva de esperanzas en un futuro mejor. De modo implícito, Wagoner ve que el judaísmo está presente enlas obras de ambos filósofos de tres maneras distintas: mediante la presencia de la Bilderverbot(la prohibición de imágenes, en la medida en que no hay en la obra de Adorno y Horkheimer conceptos que puedan de alguna manera señalar una forma de representación de la divinidad), por una concepción secularizada del mesianismo (la esperanza por la llegada de un orden que acabe con la injusticia del mundo)y, en el caso de Adorno, a través de lo que Wagoner designa como una “teología inversa”(una teología que, sin ser positiva ni negativa, busca preservar la esperanza por lograr revertir la injusticiay que se dirige en contra de las interpretaciones naturales y sobrenaturales de la teología). En el caso de Tillich, Wagoner encuentra que, si bien re-definió la religión como a una “preocupación fundamental”, continúa trabajando con las preocupaciones tradicionales de la cristiandad en muchos sentidos.

Estas consideraciones conducen a Wagoner a afirmar que la Teoría Crítica secular no es incompatible con el socialismo religioso de Tillich, sino que, muy por el contrario, el diálogo entre ambos puede ser valioso en la búsqueda de una praxis emancipadora que ambos emprenden.

PropheticInterruptions logra comprender el socialismo religioso de Paul Tillich en el contexto más amplio de la pertenencia del filósofo al InstitutfürSozialforschung. Las filosofías de Horkheimer y de Adorno son trabajadas en este libro según las particularidades de cada una, de manera que no se cae en la superficialidad de postularlos a ambos como representantes de una misma perspectiva. Es por la originalidad y sagacidad con que Wagoner contextualiza el pensamiento de los tres filósofos, que su libro merece nuestra atención.

REFERENCIAS

1Jay, Martin , La imaginación dialéctica, Madrid, ed. Taurus, 1989. Primera edición en idioma original: 1973 [ Links ]

2Pauck, Wilhelm & Pauck, Marion, Paul Tillich: His Life and Thought, New York, 1976. [ Links ]

Recibido: 01 de Julio de 2018; Aprobado: 01 de Septiembre de 2018

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