INTRODUCCIÓN
Argentina es el cuarto productor de girasol (Heliantus annuus) a nivel mundial con un rendimiento promedio de 1,9 t ha-1 (Castaño, 2018). No obstante, se ha estimado una brecha de producción para la Argentina de hasta 0,75 t ha-1 (Hall et al., 2013) y, una demanda de aceite cada vez mayor (Ingramo, 2020). Bajo este contexto, prácticas como el manejo de la nutrición de cultivos pueden ser promisorias para aumentar la producción de girasol y cubrir la futura demanda.
El rendimiento y la calidad del grano de girasol están determinados por factores genéticos y ambientales (Izquierdo y Aguirrezábal, 2008). La radiación fotosintéticamente activa (RFA) interceptada por el cultivo tiene efecto directo sobre la relación fuentedestino, la cual aumenta tanto el número como el peso de granos y la concentración de aceite (Dosio et al., 2000; Echarte et al., 2013; Izquierdo et al., 2009). Aumentos en el flujo de carbono saturan enzimas claves en la síntesis de ácidos grados, como la enzima oleato desaturasa, que favorece la acumulación de ácido oleico y disminuye la concentración de ácido linoleico en el aceite (Echarte et al., 2010; Echarte et al., 2013; Izquierdo et al., 2009). Entre otros factores ambientales, el manejo de la nutrición puede incidir también sobre el rendimiento y la calidad del grano de girasol, ya sea por un efecto directo sobre estas propiedades o por efecto sobre otros factores como la RFA interceptada (Diovisalvi et al., 2018; Izquierdo et al., 2009).
El azufre (S) es constituyente de aminoácidos (como la metionina y triptófano), vitaminas y enzimas reguladoras de la fotosíntesis y la fijación de nitrógeno (N) (Fazili et al., 2008). Deficiencias de esta nutriente resultan en clorosis severas en hojas jóvenes, lo cual afecta el uso de la RFA interceptada (Zafar et al., 2014). Para girasol, se ha reportado que un aumento en la disponibilidad de S tiene efecto positivo sobre el crecimiento vegetal (altura de planta y materia seca) (Shekhawat y Shivay, 2008), el rendimiento (diámetro de capítulo y número de granos) (Nasreen y Huq, 2002; Usha Rani et al., 2009), y la concentración de proteína, aceite y ácido oleico de los granos (Sahoo et al., 2018; Shekhawat y Shivay, 2008).
La respuesta en rendimiento y calidad por efecto del agregado de S es poco frecuente en suelos con altos contenidos de materia orgánica (MO) (Martin, 1997). Por esta razón, en la región pampeana y, en el sudeste Bonaerense en particular, la adopción de esta práctica por parte de los productores es baja. Sin embargo, en los últimos años, la intensificación de la agricultura ha producido una disminución progresiva del contenido de MO en los suelos (Álvarez y Steinbach, 2012; Sainz Rozas et al., 2011), lo cual afecta en forma indirecta la disponibilidad de S (Eriksen et al., 1998; Wilhelm Scherer, 2009). Por lo tanto, para la región pampeana se han reportado respuestas en rendimiento al agregado de S en maíz (Zea maíz) (Carciochi et al., 2016; Pagani et al., 2012), trigo (Triticum aestivum) (Carciochi et al., 2018; Reussi Calvo et al., 2008), y soja (Glycine max) (Divito et al., 2015; Gutierrez Boem et al., 2007). Sin embargo, para el cultivo de girasol no hay registros de trabajos en los cuales se evalúe el efecto del S sobre el rendimiento y la calidad del grano.
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de la adición de N y S sobre 1) el rendimiento y sus componentes, 2) la concentración de proteína y aceite y 3) la concentración de ácidos grasos en el aceite de granos de girasol.
MATERIALES Y MÉTODOS
Experimentos
Se llevaron a cabo seis experimentos (E1 a E6) durante las campañas 2018-2019 (campaña 1) y 2019-2020 (campaña 2) en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Los suelos predominantes en esta área son Argiudoles Petrocalcicos y Argiudoles Típicos, con pendientes menores a 2%. Los valores medios anuales de precipitación, potencial de evapotranspiración y temperatura son de 955 mm, 950 mm y 13.9°C, respectivamente. En cada experimento se evaluó un tratamiento control (sin N ni S) y dos dosis de nitrógeno (40 y 80 kg N ha-1) combinadas con una dosis de suficiencia de S, la cual vario por campaña (20 kg S ha-1, para la campaña
1 y, 40 kg S ha-1 para la campaña 2). Los tratamientos fueron definidos como N0S0, N40S0, N80S0, N40S1 y N80S1, respectivamente. Las fuentes de N y S fueron urea (46-0-0) y yeso (18% S; 23% calcio) aplicados al voleo en el estadio fenológico de dos hojas (V2; Schneiter y Miller, 1981). Las fechas de siembra fueron entre la segunda mitad del mes octubre (E5 y E6) y la primera mitad del mes de noviembre (E1-E4) (fechas recomendadas para la zona). La densidad de plantas fue de 6 plantas m-2 y el espacio entre hileras fue de 0,52 m. Cuatro de los seis experimentos fueron sembrados con genotipos alto oleicos (AO), mientras que los experimentos restantes (dos) fueron sembrados con genotipos convencionales (CONV) (Tabla 1). Se buscó que todos los genotipos tuvieran un alto potencial de rendimiento en grano y aceite. El diseño de los tratamientos fue en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones. El tamaño de la unidad experimental fue de 10 surcos de ancho por 12 m de largo. Se aplicó fósforo (30 kg ha-1) para asegurar una adecuada disponibilidad de este nutriente. Cuando fue necesario, se aplicaron pesticidas con el fin de controlar malezas, plagas y enfermedades. A todos los tratamientos se les realizó un manejo similar. Los valores de precipitaciónes fueron obtenidos de la estación meteorológica del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Balcarce y del Servicio Meteorológico Nacional. Información adicional acerca de los experimentos se presenta en la Tabla 1.
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Tabla 1 Fecha de siembra, Experimentos (Exp.), localización (latitud, longitud), genotipo, híbrido, características de suelo [materia orgánica (MO), fósforo Bray (P-Bray), nitrógeno mineralizado en incubación anaeróbica a corto plazo (Nan), y contenido de nitratos (N-NO3-) y sulfatos (S-SO4-) a 0-60cm de profundidad], y disponibilidad total de agua durante el ciclo del cultivo (Agua total: precipitación total más disponibilidad inicial de agua en el suelo). Table 1. Sowing date, Experiments (Exp.), location (latitude, longitude), genotype, soil characteristics [organic matter (MO), phosphorus Bray (P-Bray), nitrogen mineralized in short-term anaerobic incubation (Nan), and N-NO3- and S-SO4-content at 0-60cm depth], and total water availability during the crop cycle (Total water: total precipitation plus initial soil water availability).
Análisis de suelo y planta
En cada experimento, se realizaron muestreos de suelo a la siembra del cultivo a una profundidad de 0-20, 20-40 y 40-60 cm utilizando un barreno de acero. La MO (Walkey y Black, 1934), pH 1:2.5, fósforo extractable (P-Bray) (Bray y Kurtz, 1945) y nitrógeno mineralizado en incubación anaeróbica de 7 días (Nan) (Keeney,
1983) fueron determinados en la profundidad de 0-20 cm, mientras que la humedad volumétrica y N-NO3-(Dahnke, 1971) fueron cuantificados en las tres profundidades. En cuanto al S-SO4 -2, se cuantificó hasta los 60 cm y se utilizó como extractante Ca(H2PO4)2 (Islam y Bhuiyan, 1998), para una posterior determinación de la concentración por turbidimetría con BaCl2, empleando Tween 80 como estabilizador (Johnson, 1987). Se determinó la disponibilidad de N y S en los primeros 60 cm en función de la concentración y densidad aparente de cada estrato. Se empleó un valor de densidad aparente de 1,2 Mg m-3 (Fabrizzi et al., 2005).
La concentración de proteína en grano se analizó mediante un equipo de reflectancia del infrarrojo-cercano (NIR) (Phil et al., 1998). La concentración de aceite se determinó mediante un equipo de resonancia magnética-nuclear (NMR, Spinlock S.R.L.) calibrado para cada tipo de genotipo (AO y CONV) (Robertson y Morrison, 1979). La composición acídica del grano solo se determinó para los tratamientos N0S0, N80S0 y N80S1, mediante la obtención de ésteres metílicos y medición de los mismos por cromatografía gaseosa por medio de un cromatógrafo Shimadzu GC-2014. Cada ácido graso fue expresado como porcentaje del total de los ácidos grasos (Izquierdo et al., 2009).
Análisis estadístico
Debido a que se contaba con dos campañas distintas y, distintos tipos de genotipos por campaña (AO para campaña 1 y CONV para campaña 2), el análisis estadístico se realizo para cada una estas. Se ajustó un modelo lineal mixto para determinar la diferencia entre tratamientos. La variable tratamiento fue el factor fijo mientras que la variable experimento y bloque se consideraron como factor aleatorio. Una vez que el modelo fue ajustado, se realizó un test de diferencias mínimas significativas (LSD) con el fin de realizar la comparación de medias. La función lme (Linear Mixed-Effects Models) y los paquetes estadísticos nlme, agricolae, emmeans y mulcomp del programa estadístico R fueron empleados para realizar los análisis (R Core Team, 2014). Los supuestos de distribución de normalidad de los datos y homogeneidad de varianzas fueron confirmados mediante los métodos propuestos por Shapiro y Wilk (1965) y Levene (1961), respectivamente.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Propiedades edáficas y caracterización climática
Los valores de MO variaron de 51 a 65 g kg-1, el pH de 5,6 a 5,8, P-Bray de 5 a 18 mg kg-1, y el contenido de N-NO3- de 49 a 113 kg ha-1 (Tabla 1). Los contenidos mal altos de N-NO3- se observaron para la campaña
2. Los valores observados para cada una de las propiedades de suelo se encuentran dentro del promedio reportado por Sainz Rozas et al. (2011) y Reussi Calvo et al. (2018) para el área de estudio. Si bien la concentración de P-Bray fue baja, la fertilización con 30 kg P ha-1 a la siembra garantizó los requerimientos nutricionales del cultivo (Díaz Zorita, 2014). La amplia variabilidad en los valores de N-NO3- representan situaciones con diferente disponibilidad inicial de N.
Por otra parte, el Nan varió de 59 a 103 mg kg-1 y el contenido de S-SO4 -2 varió entre 33 y 48 kg ha-1, según experimento (Tabla 1). Teniendo en cuenta que el Nan puede ser estimador de la mineralización de S, Carciochi et al. (2016) reporto para maíz que ante un valor de Nan superior a 54 mg kg1 la probabilidad de respuesta al agregado de S es baja. De igual manera, los valores de S-SO4 -2 observados fueron suficientes para satisfacer los requerimientos nutricionales del cultivo (Chahal et al., 2020; Diaz Zorita, 2014) y superan los niveles críticos reportados para maíz (40 kg ha-1) y trigo (45 kg ha-1) por Carciochi et al. (2016) y Carciochi et al. (2019), respectivamente. Sin embargo, esta información no está disponible para el cultivo de girasol.
La disponibilidad total de agua durante el ciclo del cultivo fue adecuada para todos los experimentos y se ubica dentro de los valores recomendados por Berglund (2007) para el correcto desarrollo del cultivo de girasol (450-550 mm) (Tabla 1). En línea con lo mencionado, la eficiencia de uso del agua vario desde 4,1 a 6,5 kg mm-1 según sitio y tratamiento de fertilización (datos no mostrados). Por otra parte, los valores de temperatura media y radiación se encontraban dentro del promedio histórico del área de estudio y el rango óptimo para el correcto desarrollo del cultivo de girasol (datos no mostrados).
Rendimiento y componentes
No se determinó interacción entre el experimento y los tratamientos de fertilización sobre el rendimiento para las campañas 1 y 2 (p>0,05). Se observó efecto significativo del agregado de N (p<0,05) unicamente para la campaña 1 (Figura 1). Sin embargo, para ambas campañas no hubo efecto significativo de la fertilización con S (Figura 1). El valor promedio para el tratamiento control de la campaña 1, fue de 2998 kg ha-1, el cual fue 7,6 % inferior al tratamiento de máxima respuesta (N80S1) (p<0,05) (Figura 1; Apendice 1). La asociación entre la disponibilidad de S (S-SO4 -2 en suelo + S del fertilizante) y el rendimiento del cultivo fue no significativa en ambas campañas (p>0,05) (datos no mostrados). Respecto a los componentes del rendimiento, tampoco se observó interacción entre el experimento y los tratamientos de fertilización (p>0,05). Sin embargo, para el NG se determinó efecto significativo de la fertilización con N unicamente en la campaña 1 (p<0,05), en el cual el tratamiento control se diferenció en 717 granos m-2 del tratamiento de maxima respuesta (N80S1) (Figura 1; Apéndice 1). Sin embargo, no se observaron diferencias significativas entre los tratamientos sin y con S (Figura 1; Apéndice 1). Respecto al PG, no se observó efecto de los tratamientos, con un valor promedio de 47,3 y 45,6 g cada mil granos, para la campaña 1 y 2, respectivamente (Figura 1; Apéndice 1).
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Figura 1 Rendimiento, número de granos (NG) y peso de mil granos (PG) para los distintos tratamientos de fertilización de la campaña 1 y campaña 2. N0S0= 0 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N40S0 = 40 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1; N40S1 = 40 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1, N80S0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 para la campaña 1 o 40 kg S ha-1 para la campaña 2. Las barras verticales en cada columna indican error estándar de la media. Misma letra entre columnas indica que no son significativamente diferentes (LSD; p<0,05). Figure 1. Yield, grain number (NG) and grain weight (PG) for the different fertilization treatments of season 1 and season 2. N0S0= 0 kg N ha-11 + 0 kg S ha-1, N40S0 = 40 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1; N40S1 = 40 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1, N80S0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 for season 1 or 40 kg S ha-1 for season 2. Vertical bars in each column indicate standard error of the mean. Same letter between columns indicates that they are not significantly different (LSD; p<0.05).
La respuesta positiva observada por la fertilización con N sobre el rendimiento y el numero de granos en los experimentos de la campaña 1, coincide con lo reportado para condiciones similares por Diovisalvi et al. (2018) y Tovar-Hernandez et al. (2021). La falta de diferencia significativa entre las dosis de N se debería a que, con la dosis mas baja ya se alcanzó el umbral critico necesario para lograr el 90% del rendimiento máximo. Este resultado coincide con los niveles criticos reportados por Diovisalvi et al. (2018) (125 kg N ha-1) y Tovar-Hernandez et al. (2021) (90 kg N ha-1). De igual manera, la nula respuesta al agregado de N observada en la campaña 2, se debería que el contenido de N a la siembra (113 kg N-NO3 ha-1), sumado al aporte de N por mineralizacion (Tabla 1), serian suficientes para lograr el 90% del rendimiento máximo. La falta de respuesta en el rendimiento y sus componentes por el agregado de S se podría explicar en parte por la combinación de una adecuada disponibilidad de S en presiembra del cultivo y valores de Nan relativamente elevados (Tabla 1), que indican un considerable aporte de S proveniente de la mineralización (Carciochi et al, 2018). Sin embargo, en condiciones similares a la del presente estudio, para cultivos como maíz (Carciochi et al., 2016) y trigo (Reussi Calvo et al., 2008) se han determinado respuestas promedio de 9,5% y 18,0%, respectivamente. En girasol, trabajos realizados por Nasreen y Huq (2002), Shekhawat y Shivay (2008) y Usha Rani et al., (2009), observaron respuestas de hasta 9,8% por efecto de la fertilización con S. No obstante, estos autores llevaron a cabo sus experimentos en suelos con baja disponibilidad inicial de S (< 15 kg ha-1) y bajo contenido de MO (< 10 g kg-1), condiciones no observadas en el presente trabajo.
Concentración de proteína y aceite en grano
Al igual que para rendimiento, no se observó interacción entre los experimentos y los tratamientos de fertilización sobre la concentración de proteína y aceite en grano. Dichas variables tampoco se vieron afectadas por la fertilización con S. Sin embargo, para la campaña 1 se observó efecto de la fertilización con N sobre la concentración de proteína en grano (p<0,05) con un valor promedio de 13,7% para el tratamiento control y de 15,3% para los tratamientos con 80 kg N ha-1, mientras que para la campaña 2 no hubo efecto significativo (Figura 2; Apéndice 1). Por su parte, para ambas campañas los tratamientos de fertilización no modificaron la concentración de aceite, observándose un valor promedio de 51,8 y 51,9%, para la campaña 1 y 2, respectivamente (Figura 2; Apéndice 1).
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Figura 2 Concentración de proteína y aceite para los distintos tratamientos de fertilización de la campaña 1 y campaña 2 N0S0= 0 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N40S0 = 40 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1; N40S1 = 40 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1, N80S0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-11, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 para la campaña 1 o 40 kg S ha-1 para la campaña 2. Las barras verticales en cada columna indican error estándar de la media. Misma letra entre columnas indica que no son significativamente diferentes (LSD; p<0,05). Figure 2. Protein and oil concentration for the different fertilization treatments of season 1 and season 2. N0S0= 0 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N40S0 = 40 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1; N40S1 = 40 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1, N80S0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 for season 1 or 40 kg S ha-1 for season 2. Vertical bars in each column indicate standard error of the mean. Same letter between columns indicates that they are not significantly different (LSD; p<0.05).
Un aumento en la concentración de proteína en grano es deseable para obtener subproductos de calidad, las cuales pueden significar un precio diferencial si su concentración es mayor al 38% al momento de acopio (Aguirrezábal y Pereyra, 1998; Diovisalvi et al., 2018). El efecto positivo del N sobre la concentración de proteína coincide con lo reportado por Diovisalvi et al. (2018). La falta de efecto por la adición de S sobre la concentración de proteína concuerda con lo reportado por Hocking et al. (1987). Ahmad et al. (2000) sugieren que, ante una alta disponibilidad de N, el efecto sobre la concentración de proteína se debe principalmente a este nutriente y no al agregado de S. No obstante, al igual que para N, el S también es componente fundamental de proteínas y aminoácidos (Usha Rani et al., 2009). En condiciones limitantes, se ve afectada la concentración de aminoácidos (cisteína y metionina) (Hocking et al., 1987) y el metabolismo del N en la planta, reduciendo la síntesis y acumulación de compuestos orgánicos nitrogenados (Jamal et al., 2010), dando como resultado una menor concentración de proteína. Por lo tanto, en el presente estudio, la adecuada disponibilidad de S producto del alto contenido de Nan y/o S-SO4-2, ayudarían a explicar la falta de respuesta en la concentración de proteína.
La falta de efecto del N sobre la concentración de aceite coincide con resultados publicados por Diovisalvi et al. (2018) y Zubillaga et al. (2002) para condiciones edafoclimáticas similares. Respecto al efecto del S, los resultados también coinciden con lo reportado por Hocking et al. (1987), quienes determinaron que la concentración de aceite no se veía modificada por la fertilización con S. Contrariamente, autores como Sahoo et al. (2018) y Usha Rani et al. (2009) reportaron aumentos de hasta 5%. Sin embargo, el valor promedio observado por estos autores (~35%) es inferior al determinado en este estudio (~52%). Esta diferencia se podría atribuir a la variabilidad de genética inherente a los genotipos evaluados o a estrés por deficiencias nutricionales, la cual pueda limitar el crecimiento del cultivo y por consiguiente la RFA interceptada (Blamey et al., 1997). Adicionalmente, los suelos en donde estos autores llevaron a cabo sus experimentos tenían un bajo contenido de S-SO4-2 (Usha Rani et al., 2009) y de MO (Sahoo et al., 2018), razón por la cual se observó respuesta al agregado S. Debido a que el S es componente de moléculas y enzimas como el acetyl-Co-A y la tioquinasa, seria esperable que el agregado de este nutriente tenga un efecto positivo sobre la síntesis de ácidos grasos (Ahmad et al., 2007; Chahal et al., 2020; Usha Rani et al., 2009).
Composición acídica del grano
La composición acídica del grano de girasol tanto para genotipos AO (campaña 1) y CONV (campaña 2) no se vio modificada por la fertilización con N ni S. Los valores promedio de ácido palmítico, esteárico, oleico y linoleico para los genotipos AO fueron de 7,2 %, 1,9 %, 82,4 % y 11,5 %, respectivamente (Figura 3). Para genotipos CONV los valores promedio de ácido palmítico fueron de 7,2%, esteárico 5,9 %, oleico 24,2 % y linoleico 62,5% (Figura 3; Apéndice 2).
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Figura 3 Concentración de ácido palmítico, esteárico, oleico y linoleico de los genotipos alto oleico (AO) (campaña 1) y convenciónales (CONV) (campaña 2) para los distintos tratamientos de fertilización. N0S0= 0 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 para la campaña 1 o 40 kg S ha-1 para la campaña 2. Las barras verticales en cada columna indican error estándar de la media. Misma letra entre columnas indica que no son significativamente diferentes (LSD; p<0,05).Figure 3. Palmitic, stearic, oleic and linoleic acid concentrations of high oleic (AO) (season 1) and conventional (CONV) (season 2) genotypes for different fertilization treatments. N0S0= 0 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S 0 = 80 kg N ha-1 + 0 kg S ha-1, N80S1 = 80 kg N ha-1 + 20 kg S ha-1 for season 1 or 40 kg S ha-1 for season 2. Vertical bars in each column indicate standard error of the mean. Same letter between columns indicates that they are not significantly different (LSD; p<0.05).
La falta de efecto por la fertilización con N sobre la concentración de acidos grasos, contradice lo reportado por Li et al. (2017) y Steer y Seiler (1990), quienes observaron un aumento de ácido oleico (Li et al., 2017) o de ácido linoleico (Steer y Seiler, 1990). La falta de efecto de la adición de S sobre el perfil acídico del grano de girasol contradice lo reportado por Shekhawat y Shivay (2008), quienes observaron un aumento significativo en la concentración de ácido oleico, y una disminución en la de ácido palmítico y esteárico ante aumentos en la disponibilidad de S. Si bien, para el cultivo de girasol aún es escasa la información acerca del efecto de la adición de S sobre la composición acídica del aceite, en otros cultivos oleaginosos como canola, se ha reportado también un aumento en la concentración de ácido oleico (Ahmad et al., 2000; Walker y Booth, 2003). Esto puede deberse a que el S juega un rol fundamental en la síntesis de ácidos grasos. Específicamente, enzimas como la Acetil-CoA y la acetil-CoA carboxilasa se ven afectadas por la disponibilidad de S en el suelo y, por lo tanto, la proporción de los ácidos grasos se podría ver modificada por la adición de este nutriente (Chahal et al., 2020). De igual manera, en suelos con marcada deficiencia de S, el agregado de este nutriente puede tener un efecto indirecto sobre la concentración de ácidos grasos producto de un aumento de la RFA interceptada, efecto no observado en el presente estudio (datos no mostrados). Los escasos estudios en la temática plantean la necesidad de continuar con la investigación, con el objetivo de esclarecer el efecto de S sobre la composición acídica del grano de girasol, en suelos con un mayor grado de deficiencia de este nutriente.
CONCLUSIONES
Para las condiciones del sudeste Bonaerense, la fertilización con N supone una alternativa para aumentar el rendimiento y calidad del grano de girasol (proteína), sin efecto sobre la calidad de aceite (ácidos grasos). Respecto a S, este nutriente no afectó el rendimiento y sus componentes, la calidad de grano ni la calidad del aceite de girasol. No obstante, debido al continuo descenso en los niveles de materia orgánica de los suelos, surge la necesidad de continuar las investigaciones con el fin de explorar escenarios con deficiencias de S y evaluar su interacción con otros nutrientes (ej. fósforo, boro) sobre el rendimiento y calidad de girasol.