La imagen muestra un conducto (o bypass) ápico-aórtico realizado como tratamiento de una estenosis aórtica grave sintomática en un paciente de sexo masculino de 94 años de edad, portador de una aorta en porcelana con grave vasculopatía periférica. Esta técnica había sido propuesta por Alexis Carrel, en 1910 e inicialmente desarrollada por Templeton en 1963, en una serie de 5 casos, con un paciente presentando una sobrevida de 10 años. El desarrollo primeramente del reemplazo valvular protésico y, luego de la valvuloplastía percutánea y el implante percutáneo, restringieron este tipo de procedimiento a pocos grupos quirúrgicos y ante situaciones particulares. En la actualidad, en algunas circunstancias el riesgo del reemplazo valvular convencional puede resultar elevado o prohibitivo y el implante percutáneo resultar extremadamente dificultoso, como ante la presencia de una prótesis mecánica en posición aórtica o una extrema cercanía del plano valvular con los orificios coronarios. En dichas condiciones, en forma excepcional, el conducto ápico-aórtico podría representar una alternativa para aliviar la estenosis aórtica, ya que genera una comunicación en paralelo entre el ápice del ventrículo izquierdo y la aorta descendente que incrementa efectivamente la eyección ventricular izquierda, y se evita manipular tanto la válvula aórtica como la aorta ascendente y el cayado. Presentamos una imagen de dicho procedimiento.