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Anuario de investigaciones
On-line version ISSN 1851-1686
Anu. investig. vol.15 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Dec. 2008
PSICOANÁLISIS
La implicación del sujeto del inconsciente en el síntoma
The Participation Of The Unconscious's Subject In The Symptom
Mordoh, Edmundo1; Gurevicz, Mónica2; Lombardi, Gabriel3
1 Docente de la UBA, Facultad de Psicología, Ayudante de Primera de la Cátedra Clínica de Adultos I. Investigador Tesista en el Proyecto
P043 UBACyT 2004-7.
2 Ayudante de Primera de la Cátedra Clínica de Adultos I., Facultad de Psicología, UBA. Investigador de apoyo, Proyecto UBACyT
PO43.
3 Profesor Regular de la Cátedra Clínica de Adultos I, Facultad de Psicología, UBA. Director de la Investigación PO43 UBACyT 2004-7.
RESUMEN
Tomamos como objeto de estudio la implicación del sujeto del inconsciente en el síntoma. Estudiamos cómo el trabajo analítico posibilita dar cuenta de la participación inconsciente del sujeto en la etiología de su propio sufrimiento subjetivo, y particularmente cómo el proceso diagnóstico psicoanalítico puede revelar tal implicación del sujeto. Desarrollamos y discutiremos algunas elaboraciones conceptuales de Sigmud Freud y de Jacques Lacan.
Palabras clave: Proceso diagnóstico; Implicación inconsciente; Responsabilidad subjetiva; Efectos terapéuticos
ABSTRACT
We study in which way the analytic work imply the participation of the unconscious's subject in its own subjective suffering. Mainly we study how the diagnostic process of psychoanalysis reveals the unconscious subject's taking part. We relate this process with the emergence of the subject of the unconscious and its possibility of taking responsibility of its own subjective suffering. We study some of the Freud's clinical cases that show the unconscious's subject participation in the symptom. We develop and discuss some Freud's and Lacan's elaborations.
Key words: Diagnostic process; Unconscious implication; Subjective responsibility; Therapeutic effects
INTRODUCCIÓN
Este trabajo se inscribe en el Proyecto de investigación
UBACyT "La causalidad subjetiva en una situación de
urgencia social: El proceso diagnóstico y los efectos terapéuticos
del psicoanálisis". En el mismo tomamos
como objeto de estudio la práctica analítica llevada a
cabo por el equipo de atención clínica de adultos del
Programa Avellaneda.
En trabajos anteriores1 estudiamos las características y
especificidades del proceso diagnóstico psicoanalítico.
Lo diferenciamos por un lado del diagnóstico psiquiátrico
estilo DSM IV, en tanto este pasiviza al sujeto en el
punto en el que lo etiqueta desde el exterior mediante
un saber clasificatorio preestablecido. Por otro lado expusimos
también, ya en el campo del psicoanálisis, los
riesgos de reducir el proceso diagnóstico al encasillamiento
del sujeto mediante categorías psicopatológicas
diagnósticas (histérico, perverso, psicótico, etc). En ambos
casos, nos encontramos con que introducir un saber
diagnóstico exterior al dispositivo transferencial, lejos
de garantizar la posibilidad de realizar un tratamiento
psicoanalítico, nos expone al riesgo de obstaculizar la
aparición del sujeto del inconsciente. El diagnóstico
constituido en la situación transferencial, innovación de
la clínica psicoanalítica, ubica un punto por fuera de
cualquier intento sugestivo del terapeuta de "catalogar"
el malestar del paciente.
Una de las hipótesis de trabajo de nuestra investigación
sostiene que el proceso diagnóstico psicoanalítico, a
diferencia del diagnóstico psiquiátrico, conlleva de por
sí efectos terapéuticos, en el punto en que el sujeto
puede en dicho proceso, determinar su participación
inconsciente en la etiología del síntoma que lo aqueja.
Es decir advertir su implicación en la formación y en el
mantenimiento del mismo.
El proceso diagnóstico psicoanalítico constituye así un
principio de separación y responsabilización del sujeto,
en la medida en que lo extrae de dicha implicación
alienada en el síntoma.
En el psicoanálisis nos encontramos con algo que podríamos
pensar como paradójico: en el síntoma, causa
de padecer, encontramos tal implicación alienada del
sujeto. Por otro lado, como efecto del trabajo analítico,
el sujeto puede responsabilizarse de su posición inconsciente.
Se vuelve entonces necesario en nuestra tarea de investigación
precisar algunas de las coordenadas conceptuales
necesarias para entender la implicación del
sujeto en el síntoma y, además, la posición del analista
para poder operar con la misma.
ESO QUE HAY EN MÍ
Cuando Lacan hace referencia al trabajo de Freud con
su paciente Isabel de R. dice que éste, en aquel tratamiento,
comete tan sólo un error. Viéndose arrastrado
en cierto modo por "la necesidad del lenguaje", Freud
empuja a la paciente a admitir su inclinación hacia el
cuñado, intentando, según Lacan, "orientar al sujeto de
una forma prematura, implicarlo de una forma demasiado
definida en esa situación de deseo" (Lacan, 1957-58,
pp. 333). Lacan dice que "hay una situación de deseo y
el sujeto encuentra cierto interés". El sujeto está implicado
en esa situación de deseo, y si el analista intenta
darle una forma demasiado definida a dicha implicación
deseante, no hace más que obstaculizar el proceso de
la cura.
Lacan dirá que el deseo humano no está directamente
implicado en una relación pura y simple con el objeto
que satisface, sino vinculado tanto con una "posición
adoptada por el sujeto en presencia de dicho objeto
como con una posición que adopta aparte de su relación
con él, de tal forma que nunca hay nada que se
agote pura y simplemente en la relación con el objeto"
(Lacan, 1957-58, pp.328). Y agrega que el análisis vine
a recordar el "carácter vagabundo, huidizo, insaciable
del deseo". Deseo que elude la síntesis del yo, constituido
tan sólo como una ilusoria afirmación de síntesis. "Si
bien siempre soy yo quien desea, eso que hay en mí
sólo se puede captar en la diversidad de los deseos"
(Lacan, 1957-58, pp. 328). Desde esta perspectiva la
implicación del sujeto en el deseo se relaciona necesariamente
con "eso que hay en mi" en la diversidad de
deseos, más que con la fallida síntesis yoica. Constituiría
así un error clínico intentar implicar directamente al
yo en su síntoma por la vía sugestiva, ya que quedaría
obstaculizada la posibilidad para el sujeto de discernir la
responsabilidad de su propia posición, mucho más compleja
e imposible de sintetizar.
Lacan afirma que es "a través de esta diversidad fenomenológica,
a través de la contradicción, de la anomalía,
de la aporía del deseo" que se manifiesta una relación
más profunda, "que es la relación del sujeto con la
vida y con los instintos" (Lacan,1957-58, pp. 329).
FREUD Y SU CASUÍSTICA
Es interesante ubicar en su casuística cómo Freud ante
esta diversidad fenomenológica, en esta contradicción,
lee inequívocamente la implicación inconsciente del
sujeto en su propio padecer.
En el caso antes citado de Isabel de R, Freud relata el
examen clínico de la paciente: "Cuando a la señorita
Von R. se pellizcaba u oprimía la piel y la musculatura
hiperálgicas de la pierna, su rostro cobraba una peculiar
expresión, más de placer que de dolor; lanzaba unos
chillidos - yo no podía menos que pensar: como a raíz
de unas voluptuosas cosquillas - su rostro enrojecía,
echaba la cabeza para atrás, cerraba los ojos, su tronco
se arqueaba hacia atrás... El gesto no armonizaba con
el dolor que supuestamente era excitado por el pellizco
de los músculos y la piel; probablemente concordaba
mejor con el contenido de los pensamientos escondidos
tras ese dolor y que uno despertaba en la enferma mediante
la estimulación de las partes del cuerpo asociadas
con ellos" (Freud,1893, pp.153). Es apasionante ver
cómo Freud, lejos de intentar reunir la contradicción fenomenológica
dentro de una mera descripción clínica,
al estilo de la psiquiatría, introduce algo de otro orden,
en este caso, "pensamientos" escondidos por el sujeto.
La existencia de esos pensamientos da cuenta de la
implicación del sujeto.
Con la paciente Emmy Von N. es interesante la siguiente
escena. Freud la encuentra un día tirando la comida
al jardín envuelta en un papel, donde la recogían los
hijos del portero. Al preguntarle Freud por ello, ella responde
que no estaba acostumbrada a comer más, y
"sostuvo tener la misma naturaleza de su difunto padre,
quien igualmente comía poco" (Freud, 1893, pp.100).
Freud advierte "el inequívoco sello de una elección nerviosa".
Como médico, igualmente, le aconseja que debería
comer más, indicación confirmada por los análisis
clínicos. Pero al día siguiente la hipnosis no funcionó.
Freud entonces decide renunciar a la hipnosis y es él el
quien introduce la idea de que en la extraña conducta
desplegada por Emmy se trataba de otra cosa, de un
miedo. Aparecen una serie de recuerdos infantiles en
relación a la madre, a su portarse mal en la mesa, y
castigo consecuente de hacerle comer la carne con la
grasa fría, lo cual en ese momento sí le daba asco. Surgen
además otros recuerdos relativos a una enfermedad
contagiosa que padecía su hermano y el temor que
ella tenía de contagiarse si llegaba a usar sus cubiertos,
etc. Freud aclara que Emmy relata estos recuerdos con
una expresión de horror.
Vemos una vez más cómo es Freud quien apunta con
su intervención a otra cosa, a descubrir la "elección"
nerviosa -inconsciente- del sujeto que queda implicado
en lo que en un principio aparecía como "es mi naturaleza".
Tal implicación no se logra entonces por la vía
sugestiva en relación al hacer (llevar a cabo una dieta
diferente, no tirar la comida) sino mediante la apelación
al decir del inconsciente, a un decir sobre eso otro.
En el historial de Dora abundan las referencias en las
que Freud da cuenta de la implicación inconsciente en
una situación deseante, a partir no tanto de determinadas
contradicciones a nivel de las ideas sino a partir de
determinados datos colaterales a las mismas, que introducen
"algo extraño" en la escena analítica. Cuando por
ejemplo la paciente insistía repetidamente que la Sra. K.
sólo amaba al padre porque era "ein vermogender
mann" (un hombre de recursos, acaudalado), era "por
ciertas circunstancias colaterales de su expresión" que
Freud nota "que tras esa frase se ocultaba su contraria:
que el padre era ein unvermogender Mann (sin recursos)".(
Freud, 1901, pp.42). Es en las circunstancias colaterales
de su expresión donde Freud ubica la implicación
de la fantasía en el síntoma, a partir del equívoco
significante.
Cuando Freud escucha la incesante repetición de los
mismos pensamientos acerca del a relación de su padre
y del Sra. K, la misma paciente dice que a diferencia de
su hermano, ella no puede pensar en otra cosa, "no
puedo perdonárselo". Freud plantea que el "itinerario
hiperintenso" de pensamiento debe su refuerzo a lo inconsciente.
(Freud, 1901, pp. 49)
Cuando Dora hablaba de la Sra. K, solía alabar su "cuerpo
deliciosamente blanco", dice Freud, con un tono que
era más del de una enamorada que el de una rival vencida.
Y aún, agrega, "debo consignar que nunca le escuché
una palabra dura o airada acerca de esa mujer", en
quien empero, desde el punto de vista de sus pensamientos
hipervalentes, habría debido ver a la causante
de sus desdichas. Ahí donde su conducta parecía incongruente,
Freud afirma que esa aparente incongruencia
"no hacía sino expresar una corriente de sentimientos
que venía a complicar la situación". (Freud, 1901,
Pp. 55).
Freud se deja guiar por el detalle, el tono de voz, o la
incongruencia, pero no para acusar a la paciente de
esto, sino para plantear que en la incongruencia se expresa
algo del lugar que ocupa la Sra. K en el deseo de
Dora.
En el historial del Hombre de las ratas, cuando el paciente
le relata a Freud el famoso tormento de las ratas,
destaca que "en todos los momentos más importantes
del relato se nota en él una expresión del rostro de muy
rara composición y que sólo puedo resolver como horror
ante su placer, ignorado (unbekennen) por el mismo".
(F reud, 1909, pp. 133)
Vemos que Freud ante la presencia de algo extraño, de
"rara composición", da cuenta inequívoca de la implicación
inconsciente del sujeto y de su propia satisfacción
desconocida por él mismo.
LOS SUEÑOS
En su trabajo "Sobre la responsabilidad moral por el
contenido de los sueños"(Freud, 1925, pp.133), Freud
aborda justamente el candente tema del la responsabilidad
del sujeto por lo inconsciente. Trata aquí, ya con
mucha más profundidad, el tema de lo inconsciente
como "lo extraño en mi"; pero esto "extraño", paradójicamente,
lejos de ser ajeno al sujeto, lo implica de una
manera contundente constituyéndose como el punto
más íntimo - y conflictivo - de su ser.
Freud afirma que si bien el contenido del sueño -rectamente
entendido- "no es el envío de un espíritu extraño,
es una parte de mi ser" y, que si de acuerdo con criterios
sociales, "quiero clasificar como buenas o malas las
aspiraciones que encuentro en mí, debo asumir la responsabilidad
por ambas clases". Agrega además que "s
para defenderme digo que lo desconocido, inconsciente,
reprimido que hay en mí no es mi 'yo', no me sitúo en
el terreno del psicoanálisis, no he aceptado sus conclusiones".
Así continúa afirmando que "eso desmentido
por mí no sólo 'está' en mi sino que en ocasiones también
'produce efectos' desde mí" (Freud, 1925, pp. 135)
Existe "en mi" entonces para Freud algo más importante
que mi "yo" a nivel "moral", en lo cual el sujeto esta implicado
y de lo que debe responsabilizarse. Así afirmará
que "el narcisismo ético del ser humano debería contentarse
con saber que en la desfiguración onírica, en los
sueños de angustia y de punición, tiene documentos tan
claros de su ser moral como los que la interpretación de
los sueños le proporciona acerca de la existencia e intensidad
de su ser malo." (Freud, 1925, pp.136) La responsabilidad
para el sujeto se relaciona con la asunción
de las marcas constitutivas de su ser, más allá de las
ilusorias pretensiones yoicas: "Está por verse si llegará
en la vida a algo más que a la hipocresía o a la inhibición
quien, no satisfecho con ello pretenda ser 'mejor'
de lo que ha sido creado". (Freud, 1925, pp.136).
Centrar la responsabilidad del sujeto en el yo daría más
consistencia a esta maniobra "hipócrita" de desmentida,
ubicando la implicación en el lugar equivocado. Freud
afirmará que: "El médico dejará al jurista la tarea de
instituir una responsabilidad artificialmente limitada al
yo metapsicológico." (Freud, 1925, pp.136)
Pensamos que es interesante establecer aquí la flagrante
diferencia entre la clínica psicoanalítica y otras
corrientes psicoterapéuticas contemporáneas que buscan
implicar al paciente en su enfermedad y en el tratamiento
apelando exclusivamente a su yo, exacerbando
su engañosa capacidad de síntesis.
Entre ellas la psicoterapia cognitiva, por ejemplo, otorga
un papel privilegiado al consentimiento informado para
lograr la continuidad de un tratamiento y el éxito terapéutico.
Así se nos dice por ejemplo que buscar el consentimiento
del paciente "incrementa su participación
en la terapia, lo hace agente del tratamiento, lo compromete
con él, a la vez que hace más simétrica la relación
con su terapeuta", y que la información brindada al paciente
hace que "pueda controlar mejor el desempeño
del profesional que lo trata, sin verse obligado a actos
de fe más propios del Oráculo de Delfos que de la sociedad
civil contemporánea". (Keegan, 2007, pp.53) Es
decir que se compromete, orienta y fortalece al paciente
brindándole información tanto sobre su patología como
sobre la estrategia terapéutica.
Pensamos que lo que se desconoce aquí, en este tipo
de intentos de "conciliar" al yo con "eso" que le sucede,
es la implicación que el psicoanálisis descubre; no se
trata del sujeto del enunciado ni del conocimiento (como
supondría el consentimiento informado), sino la del sujeto
del inconsciente en relación a su propia satisfacción,
implicación además de la que sólo el sujeto puede
dar cuenta, inabarcable a priori por el saber del Otro.
Freud en "Inhibición, síntoma y angustia" describe cómo
el yo es constreñido por su naturaleza a emprender algo
que tenemos que apreciar como intento de restablecimiento
o de reconciliación, y agregará que "esta compulsión
a la síntesis aumenta a medida que el yo se
desarrolla más vigoroso" (Freud,1925, pp. 94). Así el yo
intentará cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma,
"aprovechando toda oportunidad para ligarlo de algún
modo a sí, e incorporarlo a su organización mediante
tales lazos". Sabemos, nos dice Freud, "que un afán
de ese tipo influye ya sobre el acto de la formación de
síntoma". Es decir, que el movimiento yoico que intenta
incorporar al síntoma a su organización, no hace más
que engrosar a este último. La operación analítica, evidentemente,
deberá avanzar en otra dirección.
LA IMPLICACIÓN SIGNIFICANTE
Lacan, luego de introducir al significante en tanto por sí
mismo no significa nada, se pregunta: "¿En qué estriban
los síntomas, si no es en la implicación del organismo
humano en algo que está estructurado como un
lenguaje, debido a lo cual determinado elemento de su
funcionamiento entrará en juego como significante?"
(Lacan, 1955-56, pp. 271). Hemos sido introducidos
entonces en la implicación significante que compromete
a todo el organismo y de la que el sujeto, trabajo analítico
mediante, debería dar cuenta.
Para lograr efectivamente dar cuenta de la implicación
del sujeto en su síntoma será necesario que el analista
se mantenga en una posición abstinente en relación a la
demanda. Así dirá que dar a la gente lo que demanda
no es algo completamente inútil, pero que "se trata sencillamente
de saber si es provechoso. De hecho, si incidentalmente
tiene algún efecto, es en la medida en que
sirve para completarle el vocabulario" (Lacan, 1955-56,
pp. 431). Pensamos que una lógica terapéutica que
pretenda implicar al sujeto en la cura psicoeducativamente
obstaculizará la posibilidad por parte de éste de
dar cuenta de su implicación inconsciente. "Completar
su vocabulario -afirmará Lacan- puede permitir al sujeto
extraerse él mismo de la implicación significante que
constituye la sintomatología de la neurosis."
Lacan advierte que el proceder analítico no parte del
enunciado del síntoma, caracterizado por la compulsión
y por la lucha ansiosa que lo acompaña, sino del reconocimiento
de que "eso funciona así" (Lacan, 1962-63,
pp.302) y que el primer paso de un análisis es que el
síntoma se constituya en su forma clásica, es decir que
"salga del estado de enigma todavía informulado". Que
en el sujeto se "perfile algo tal que le sugiera que hay
una causa para eso" (Lacan, 1962-63, pp.303). Lacan
nos dice que tan sólo por ese lado se rompe la implicación
del sujeto en su conducta y que esa ruptura "es la
complementación necesaria para que el síntoma sea
abordable por nosotros" (Lacan, 1962-63, pp. 303).
Pensamos que dar cuenta de dicha implicación deseante, de "eso que funciona así", no es algo que pueda lograrse
sugestivamente "completando el vocabulario" del
paciente, ya que "la ley analítica es que no se satisfará
ninguna demanda del sujeto". Lacan dirá que se trata
del manejo de la transferencia en lo que llama "la zona
intermedia" (Lacan, 1957-58, pp. 449).
Esta zona intermedia, que Lacan ubica entre los significantes pegados a la necesidad y la presencia constante
del significante en el inconsciente, es donde se sitúa el
deseo, deseo que "es lo que pone propiamente en cuestión
toda la economía del sujeto, y está implicado en lo
que se revela en el análisis". (Lacan, 1957-58, pp.450)
Sólo en esta zona intermedia, extraterritorial, que descubre
- y construye - el análisis y que el analista debe
sostener mediante el manejo de la transferencia, el sujeto
podrá dar cuenta de su implicación en síntoma y de
una posibilidad de elección diferente, allí donde el destino
se presentaba como alienante.
1 Mordoh, E, Gurevicz, M, Lombardi, G (2007) Algunas precisiones sobre el proceso diagnóstico en psicoanálisis. Anuario de Investigaciones, XI
BIBLIOGRAFÍA
1. Freud, S. (1893). Estudios sobre la histeria. En Obras Completas, T. II, (pp.27-315). Buenos Aires: Amorrortu editores. [ Links ]
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3. Freud, S. (1909) "A propósito de un caso de neurosis obsesiva", en Obras Completas, T X (pp.123-194), Buenos Aires: Amorrortu Editores [ Links ]
4. Freud, S. (1925) "Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto", en Obras Completas, T XIX (pp. 129-140), Buenos Aires: Amorrortu Editores [ Links ]
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7. Lacan, J. (1955-1956). Seminario III, clase XIV (pp.261-278) y clase XXIV (pp. 421-440). Buenos Aires: Paidós. [ Links ]
8. Lacan, J. (1957-1958). Seminario V, clase XIX (pp.343-359) y clase XXV (pp.447-463). Buenos Aires: Paidós. [ Links ]
9. Lacan, J. (1962-1963). Seminario X, clase XXI (PP-301-316). Buenos Aires: Paidós. [ Links ]
10. Mordoh, E.; Gurevicz, M.; Lombardi, G. (2007) Algunas precisiones sobre el proceso diagnóstico en psicoanálisis. Anuario de Investigaciones, XIV [ Links ]
Fecha de recepción: 25 de marzo de 2008
Fecha de aceptación: 16 de abril de 2008