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Revista argentina de endocrinología y metabolismo
On-line version ISSN 1851-3034
Rev. argent. endocrinol. metab. vol.46 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Mar. 2009
Cara y cruz
Así como una moneda tiene dos caras, la historia contemporánea del bocio endémico por deficiencia de yodo también las tiene, desde que en 1970 se implementó la yodación compulsiva de la sal en todo el territorio nacional. Hay poblaciones que en un comienzo eran las peores del grado, pero por hacer muy bien los deberes, hoy son las mejores de la clase. Por el contrario, están aquellas que apuntaban a obtener altas calificaciones y, sin embargo, hoy en día, no son capaces de aprobar el examen. Si tenemos que elegir a la población que actualmente merece una calificación sobresaliente, a pesar de haber empezado entre los últimos de la tabla, sin ninguna duda debemos premiar a la población Mapuche. En un comienzo, allá por los inicios de la década del '70, los estudios realizados en las localidades de Cushamen, en Chubut, y Chiquillihuín en Neuquén, mostraban una prevalencia alarmante de bocio endémico. El déficit de yodo era espeluznante y la sal que consumían no estaba yodada. Tres décadas después, los Mapuches son un ejemplo a imitar por aquellos que prometían pero fracasaron al no cumplir con lo que debían. El consumo de sal yodada es mayormente adecuado en las tierras mapuches, y el bocio endémico desapareció. Lamentablemente, la contracara de la moneda la dan algunas poblaciones del NOA, donde abunda el consumo de marcas de sal cuyos fabricantes deberían ir a la cárcel por embusteros y estafadores, porque en los envases de sus sales dicen cumplir con la Ley 17259, pero mienten alevosamente, dado que cuando nosotros intentamos medir su contenido en yodo, comprobamos que todo era una farsa, ya que esas sales carecían por completo de yodo. Como siempre, los más pobres son los más perjudicados, porque esa "basura" de sales cuestan unas monedas menos y, entonces, son las preferidas por aquellos con menos recursos, tanto económicos como sociales.
Dra. María del Carmen Silva-Croome
Dr. Hugo Niepomniszcze
Coordinadores del CABE-FASEN