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Ciclos en la historia, la economía y la sociedad

On-line version ISSN 1851-3735

Ciclos hist. econ. soc. vol.32 no.56 Buenos Aires June 2021

 

Articulos

Inclusión financiera y déficit habitacional en barrios populares de Argentina: propuestas en base a un análisis multidimensional de los casos del barrio Catorce de Febrero y el barrio Los Hornos en la Provincia de Buenos Aires

Financial Inclusion and housing deficit in popular neighborhoods in Argentina: proposals based on a multidimensional analysis of the cases of the Catorce de Febrero and Los Hornos neighborhoods in the Province of Buenos Aires

 

Ignacio E. Carballo

María Lucía Groos

 

Resumen

El presente trabajo estudia la exclusión financiera y el déficit habitacional en barrios populares. Propone principalmente posicionar la necesidad de producción y creación de información primaria y sistemática como medio para alcanzar un abordaje idóneo y holístico en poblaciones vulnerables. Para ello, expone los resultados de una encuesta cuantitativa en materia de inclusión financiera y mejoramiento de la vivienda, realizada a 109 personas de dos barrios de la Provincia de Buenos Aires con la colaboración de la Asociación Civil TECHO Argentina. Los resultados presentan importantes diferencias respecto del promedio nacional relevado por el Banco Mundial y otras encuestas nacionales (CAF y

BCRA), denotando la necesidad imperante de estudiar específicamente estas poblaciones para el buen diseño de políticas de intervención. Los datos concluyen con el reconocimiento de la refacción de la vivienda como canal potencial para el aumento de la inclusión financiera multidimensional, así como también para la reducción del déficit habitacional cualitativo.

Palabras clave: inclusión financiera, déficit habitacional, asentamientos informales, Provincia de Buenos Aires.

 

Abstract

This paper addresses the problem financial exclusion and the housing deficit in informal settlements. It mainly proposes to position the need for production and creation of primary and systematic information as a means to achieve a suitable and holistic understanding of finance in vulnerable populations. To this end, it presents the results of an unprecedented quantitative survey on financial inclusion and housing improvement, carried out on 109 people from two settlements of Buenos Aires with the collaboration of the Civil Association TECHO Argentina. The results present important differences with respect to the national average surveyed by the World Bank and other national surveys (CAF and BCRA), denoting the prevailing need to specifically study these populations for the good design of intervention policies. Our data conclude with the recognition of the renovation of housing as a potential channel for increasing multidimensional financial inclusion, as well as for reducing the qualitative housing deficit.

Keywords: financial inclusion, housing deficit, informal settlements, Province of Buenos Aires.

 

 

Fecha de recepción: 26 de mayo de 2020 Fecha de aceptación: 14 de diciembre de 2020

 

 

Introducción

 

La inclusión financiera se encuentra cada vez más en vista de hacedores de política y en las metas de gobierno de los países en desarrollo, con el propósito de favorecer a las personas de ingresos medios y bajos que se encuentran por fuera del sistema financiero. Las Estrategias Nacionales de Inclusión Financiera, son un manifiesto del camino elegido (Trivelli Ávila & Caballero Calle, 2018), así como las pronuncias sobre el acceso a servicios financieros como mecanismo directo de contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Klapper, El-Zoghbi , & Hess, 2016).

Sin embargo, el acceso y uso de servicios financieros siguen siendo un desafío en América Latina. En la Argentina, según la base de datos de Global Findex (2017), sólo el 49% de los adultos y adultas declara poseer acceso a una cuenta bancaria (siendo este número solo el 38,1% para los sectores de menores ingresos) frente al 69% total a nivel mundial (Banco Mundial, 2017). Además, la Encuesta sobre Capacidades Financieras realizada por el Banco Central junto con la CAF[3], revela que las tarjetas de débito y crédito son los productos financieros que poseen en primer lugar las personas, siendo un 42% y 37% de los encuestados respectivamente. Según el mismo estudio, solo un 8% posee préstamos personales y ente 0% y 1% el resto de los préstamos y/o microcréditos entregados por entidades bancarias (Banco Central de la República Argentina, 2017). Esto evidencia que no sólo el acceso a productos y servicios sigue teniendo un alcance limitado, sino también y principalmente su uso.

Guarismos como los recién nombrados traen aparejados el deseo de entender, aislando causas coyunturales, cuáles son las desigualdades que ponderan en el sistema financiero y provocan que una parte de la población que quiere acceder y hacer uso de dichos servicios, no pueda hacerlo plenamente, sobre todo en los sectores de menores ingresos. Y, por otro lado, invita a preguntarse si las instituciones financieras formales traen consigo mecanismos efectivos mediante los cuales se podría llegar a reducir la vulnerabilidad y desigualdad que hoy atañen las personas en situación de pobreza, entre ellos uno fundamental, el déficit habitacional.

Ahondar acerca del financiamiento en general, pero de dicho hábitat en particular, resulta imperioso en búsqueda de una solución, entendiendo que una vivienda digna y adecuada, además de tratarse de un derecho humano, ocupa un papel fundamental en la reproducción social de sectores de menores ingresos, dado que su producción involucra, entre otras cosas, una parte significativa del ingreso del hogar que reduce la posibilidad de gasto para la obtención de otros bienes de uso (Cabrera & Vio, 2014).

En este sentido, el propósito de este trabajo de investigación es realizar un diagnóstico que permita analizar el acceso y uso de servicios financieros de las personas que viven en asentamientos urbanos, replicando una versión ajustada al realizado en el Barrio 31 por Carballo (2020), e incorporando en esta ocasión la dimensión habitacional en búsqueda de nuevas respuestas. Esta última investigación fue tomada como referencia, ya que se adapta al contexto de los barrios populares que se estudia a lo largo de este informe. En este sentido, el Barrio Padre Carlos Mujica o Barrio 31, ubicado en la Comuna 1, barrio de Retiro en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, se origina durante la década de 1930 a partir de flujos migratorios provenientes del proceso de industrialización que atravesaba para entonces la Argentina, aumentando fuertemente su densidad poblacional para 1950 debido a la migración proveniente del norte argentino y países limítrofes, extendiéndose y conformándose como un asentamiento urbano (Sehtman, 2009). Así, la informalidad en la tenencia de las tierras, la irregularidad y deficiencia de los servicios básicos y la precariedad habitacional con la que las personas conviven, son características compartidas entre los barrios populares, lo que pondera como referencia al estudio realizado por Carballo (2020) en materia de inclusión financiera en este contexto.

El informe se estructura del siguiente modo. En la primera sección se brinda una revisión bibliográfica introductoria sobre los principales conceptos, debates y desarrollos teóricos en torno al tema de estudio. A su vez, se presentará el contexto local de fomento a la inclusión financiera y la problemática habitacional. En la segunda parte de este trabajo, se expondrá el instrumento confeccionado y los resultados obtenidos del relevamiento de información, lo que llevará, por último, a presentar algunas reflexiones al respecto y proponer lineamientos generales necesarios para llevar adelante una política en favor de la inclusión financiera en barrios populares.

De esta manera y con la presentación de esta información , se abre la posibilidad de replicar este ejercicio en otros asentamientos urbanos de Argentina, que pueda derivar en un instrumento contundente para hacedores de política o instituciones interesadas en fomentar la inclusión financiera en barrios populares del país, así como también en el debate sobre la regulación y la cautela necesaria para llevar adelante ese proceso de manera responsable, segura y sostenible, velando por el bienestar de las personas y los hogares.

Estudios previos y contexto

Inclusión financiera y microfinanzas para vivienda

Podría definirse a la inclusión financiera como el acceso y el uso efectivo de productos financieros útiles y asequibles que satisfagan las necesidades y sean prestados de manera responsable y segura a todos los miembros de la economía (empresas e individuos) y de manera sostenible, dentro de un entorno debidamente regulado (Word Bank, 2014; Demirguc- Kunt, Klapper, & Singer, 2017). El interés de ello radica, no en la inclusión financiera como un fin en sí misma, sino como medio para generar un mayor bienestar en las personas y países, sobre todo, promover la inclusión social en aquellos de menores ingresos.

Impactos positivos a nivel económico y social asociados a una mayor inclusión financiera son: la reducción de la desigualdad económica (Dabla- Norris et ál., 2015), la igualdad de género (Dupas y Robinson, 2013), el alivio de la inestabilidad económica (Cihák, Mare, & Melecky, 2016) y riesgo financiero, la suavización del consumo y como consecuencia de las anteriores, el alivio de la pobreza. Si bien la literatura presenta evidencia mixta respecto de sus impactos en personas de menores ingresos (Demirguc-Kunt, Klapper, & Singer, 2017), el acceso a créditos adecuados en economías pequeñas, ha mostrado ser beneficioso para el aumento de la productividad y la inversión de los negocios (Pearce, 2014).

En particular en lo que a productos y servicios financieros refiere, el acceso a cuentas de ahorro y servicios financieros a tal fin, presentan evidencia positiva en la absorción de shocks financieros, la suavización del consumo (Klapper, El-Zoghbi , & Hess, 2016) y la inversión en capital humano (Chiapa et al., 2014). En materia de seguros, la mitigación de riesgos reduce la posibilidad de caer en situación de pobreza a partir de gastos inesperados o caídas repentinas del ingreso (Klapper, El-Zoghbi , & Hess, 2016) y en lo que a facilidades en medios de pago respecta, las cuentas bancarias o cuentas en plataformas Fintech, traen consigo la reducción de costos y tiempo de pago (Demirguc-Kunt, Klapper, & Singer, 2017), lo que permite a las personas tener mayor seguridad sobre su dinero, en conjunto con el acceso a dichos instrumentos para la obtención de otros servicios financieros.

Al poner atención en la inclusión financiera de los más vulnerables con foco habitacional (microfinanzas para vivienda), desde el punto de vista del producto se notará que no son más que microcréditos aplicados a la vivienda (Daphnis & Ferguson, 2006). Estas últimas traen consigo la necesidad de conciliar tres objetivos: el de acceso a la vivienda, la viabilidad para las instituciones financieras y la movilización de recursos para la expansión del sector y la economía nacional (Renaud, 1984).

En este sentido, se presenta una discusión acerca de la construcción progresiva de vivienda, práctica recurrente entre los sectores de menores recursos en países en desarrollo y de muy poco apoyo institucional, debido a los costos que trae el reordeamiento y la extensión de infraestructura básica de servicios. Esto se genera de forma cíclica por la falta de subsidios o cobertura para cerrar la brecha de accesibilidad de la vivienda (a nivel cuantitativo), cuya necesidad las familias satisfacen a través de los barrios populares y la construcción de vivienda progresiva, derivando entonces en la necesidad de mejoras habitaciones y extensión de servicios públicos, cuya inversión acota a los recursos estatales, agravando así el ciclo (Daphnis & Ferguson, 2006).

Teniendo en cuenta el mercado crediticio altamente limitado y la necesidad de liquidez en el proceso de vivienda progresiva, las microfinanzas se posicionan en un lugar central, no sólo como mecanismo de empoderamiento y estabilización para los sectores de la población vulnerables (Trivelli Ávila & Caballero Calle, 2018), como se señala a lo largo de los párrafos anteriores, sino también en materia habitacional y en este sentido, en el impacto que generan en el día a día de las personas.

Por último, vale la pena señalar y considerar a las microfinanzas y la inclusión financiera en los agentes vulnerables como medio necesario, pero no suficiente para la superación de la pobreza. Como señala González- Vega, siguiendo a la perspectiva de la teoría de la intervención óptima, utilizar un instrumento financiero en búsqueda de un propósito no financiero, es por naturaleza inconsistente (González-Vega, 2003). La erradicación de la pobreza es de por sí una tarea compleja, que involucra el trabajo coordinado en aspectos sociales, políticos y económicos. Complementario a ello, Beatriz Armendáriz y Jonathan Morduch sostienen que no puede esperarse que dichos instrumentos financieros funcionen en todo lugar y con todo el mundo, afirmación que es respaldada por los resultados mixtos de evaluaciones de impacto (Armendáriz & Morduch, 2010).

El déficit habitaciona!y de vivienda

Habitar Argentina, define al hábitat digno, como aquel que "(...) implica el acceso universal a la tierra, la vivienda y a las infraestructuras básicas y los equipamientos sociales, los servicios y los espacios de trabajo y producción en un marco de respeto de los rasgos culturales y simbólicos de la comunidad y de la preservación del ambiente, según las particularidades del medio urbano y del rural" (Habitar Argentina, 2017).

Esta definición, trae aparejados no sólo un componente de vivienda, sino de acceso al suelo, rasgos culturales, entre otros fundamentales que rodean la vida de las personas. Por lo tanto, garantizar un hábitat digno para las personas resulta una tarea ardua teniendo en cuenta el crecimiento de las ciudades y el aumento de las desigualdades. Según ONU-Hábitat, para 2016, el 75% de las ciudades tenía un mayor nivel de desigualdad de ingresos que hacía veinte años atrás (ONU-Habitat, 2017). Además, las dificultades de acceso a la tierra y la escasez de oferta en el mercado formal de vivienda traen aparejados la formación de asentamientos urbanos, en las que las condiciones de precariedad habitacional se agravan, teniendo en cuenta el poco o nulo acceso a servicios básicos.

En la Argentina, existen alrededor de 4.400 barrios populares, en los que viven más de 4 millones de personas (Gobierno Nacional de la República Argentina, 2019) en condicoines de déficit habitacional. Definir a este último, varía según el país, la información disponible y los tipos de requerimientos que se tienen en cuenta para categorizar dicho déficit.

Para este caso se seguirán las definiciones establecidas en el estudio efectuado a partir de la Encuesta Nacional sobre Estructura Social (de ahora en más, ENES), realizada en el marco del Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (Pisac) (Piovani & Salvia, 2018). Será considerado entonces, al déficit cualitativo como la cantidad de viviendas particulares que deben ser mejoradas en sus atributos de materialidad, servicios y/o espacio y, al déficit cuantitativo, como la diferencia existente de viviendas adecuadas o recuperables respecto de la cantidad de hogares (Amagada, 2003). Tanto el déficit cualitativo y cuantitativo pueden afectar a un mismo hogar o bien presentarse por separado, por lo que su desagregación y el estudio de la composición del déficit total resultan determinantes para actuar en consecuencia.

De acuerdo con el censo argentino 2010, en el país, existen tres millones y medio de hogares - del total país - que no tienen una vivienda adecuada; el 62% de ellos sufre problemas de índole cualitativa.

Según ENES (2017) para el Gran Buenos Aires el déficit cualitativo es el mayor respecto del resto de las regiones, ocupando la mejora de viviendas, el primer lugar dentro de las políticas requeridas para su reducción. Además, del 8,8% de viviendas con déficit cuantitativo, más del 80% son declaradas como irrecuperables.

Esta situación se ve agravada en familias que no tienen acceso a servicios básicos ni título de propiedad del suelo que habitan, resultando en una mayor vulnerabilidad y precariedad habitacional, económica y social. Preguntarse entonces acerca del financiamiento de dicho hábitat resulta fundamental en búsqueda de una solución, entendiendo que una vivienda digna y adecuada, además de tratarse de un derecho humano, ocupa un papel fundamental en la reproducción social de sectores de menores ingresos, dado que su producción involucra, entre otras cosas, una parte significativa del ingreso del hogar que reduce la posibilidad de gasto para la obtención de otros bienes de uso (Cabrera & Vio, 2014).

Metodología, hipótesis y características de la muestra

Para el relevamiento de información, se diseñó un instrumento de tipo cuantitativo estructurado en ocho secciones en total, con preguntas de opción múltiple y única respuesta, que intentan hacer un recorrido detallado sobre las dimensiones que hacen a la inclusión financiera, relevando aspectos sobre el acceso y uso de servicios financieros, y el mejoramiento de vivienda.

Para la elaboración de las preguntas, se tomó como fuente primaria el cuestionario de Carballo (2020) que combina opciones de preguntas y respuestas del Banco Mundial, "The Global Findex 2017" (Banco Mundial, 2017) y la Encuesta de medición de capacidades financieras en Argentina, realizada por el Banco Central de la República Argentina (Banco Central de la República Argentina, 2017). Además, algunos apartados se basaron en la división de educación financiera de la OCDE/INFE, los instrumentos de relevamiento de la demanda creados por las Estrategias Nacionales de Inclusión Financiera en América Latina y el trabajo empírico presentando en el libro "La trama social de la economía popular" (Cabrera & Vio, 2014), el cual resultó útil para la medición de la inclusión financiera enfocada en el financiamiento del hábitat popular. Por último, otras preguntas y opciones de respuesta son adaptaciones y creaciones de los autores, en conjunto con el Centro de Investigación e Innovación Social de TECHO (Un Techo Para Argentina A.C.).

A los fines de la investigación, la población de estudio fue definida como las personas mayores de edad, que se encuentran viviendo en asentamientos urbanos o barrios populares. Estos últimos son entendidos como: "(...) barrios vulnerables en los que viven al menos 8 familias agrupadas o contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a dos, o más, de los servicios básicos" (Gobierno Nacional de la República Argentina, 2019).

Teniendo en cuenta el trabajo de acompañamiento de TECHO al desarrollo comunitario en barrios de la Provincia de Buenos Aires, fueron seleccionados dos específicos: Los Hornos (Cuartel V, Moreno) y Catorce de Febrero (Longchamps). Además de encontrarse en procesos activos de participación comunitaria en los que la organización facilita la construcción de viviendas de emergencia y proyectos de desarrollo de hábitat, se tuvo en cuenta para su selección, el tiempo de al menos diez años desde su conformación, a fin de realizar la investigación sobre procesos de desarrollo de hábitat que no fueran incipientes. Asimismo, el vínculo generado y la confianza en la organización en estos barrios donde el trabajo junto a referentes lleva larga data, resultó fundamental para llevar adelante el relevamiento de información.

Sobre los barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

El barrio de "Los Hornos" se ubica en la localidad de Cuartel V, Moreno, Provincia de Buenos Aires. Su conformación data del año 2009, estando hoy compuesto por 1340 familias en alrededor de 700 000 m2 de superficie. Cuenta con conexión irregular a la red pública de electricidad, desagüe cloacal a pozo ciego y acceso al agua a través de bombas de agua de pozo domiciliaria. En relación con la cocina y calefacción, las fuentes son el gas en garrafa para la primera y la energía eléctrica para la segunda. Esta irregularidad en los servicios deja en evidencia el déficit habitacional con el que no sólo las familias conviven en su vivienda, sino también en el barrio en el que se encuentra, trayendo consigo situaciones de inseguridad en donde habitan.

En el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), se identifican cuatro barrios en lo que para el análisis fue considerado como "Los Hornos", estos son: Los Hornos, Prozorovich, La Unión y El Progreso. Esta identidad es con la que los vecinos y vecinas de dichos barrios se refirieron al momento de ser censados y es definida como oficial (Gobierno Nacional de la República Argentina, 2019).

Barrio                       Cantidad de familias Superficie (M2)

Los Hornos

510

220 395

Prozorovich

330

235 479

La Unión

320

169 532

El Progreso

180

93 444

Fuente: Relevamiento Nacional de Barrios Populares. 2019

 


 

Para esta investigación fue considerado el conjunto de "Los Hornos", ya que la distinción que realiza la organización TECHO en dicho territorio aún no se encuentra adaptada al reciente relevamiento y, por otro lado, al tratarse de encuestas aleatorias, no fueron situadas geográficamente cada una, por lo que los límites que se tomaron fueron los reconocidos por la organización al momento de llevar el relevamiento a cabo.

Figura 1 Mapa del barrio Los Hornos


 

Fuente: Relevamiento Nacional de Barrios Populares. 2019

Siguiendo con la descripción del barrio, en materia de situación dominial, las familias que habitan allí no poseen ningún tipo de seguridad, es decir, que la mayoría de los habitantes no tiene título de propiedad, ni boleto de compra-venta, ni ningún otro tipo de documento que de garantía de la tenencia del suelo que habitan. Además, un gran porcentaje de las tierras se encuentran registradas como propiedad privada, propiedad del municipio o bien, no existe información al respecto, lo que aumenta la incertidumbre en materia de regularización dominial.

Barrio

% Superficie sin

información

%

Superficie

Privada

%

Superficie

Nacional

%

Superficie

Provincial

%

Superficie

Municipal

Los

Hornos

15

85

0

0

0

Prozorovi

ch

52

38

0

0

10

La Unión

36

64

0

0

0

El

Progreso

28

70

0

0

2

Fuente: Relevamiento Nacional de Barrios Populares. 2019

 


 

Por su parte, en el barrio "Catorce de Febrero", nombre originario del día en que comenzó a conformarse en la década del 2000, habitan alrededor de 645 familias en 380.000 m2 aproximadamente (Gobierno Nacional de la República Argentina, 2019). Se ubica en Longchamps, Almirante Brown, Provincia de Buenos Aires y tampoco cuenta con conexión regular a la red pública ni agua corriente, sino bomba de agua domiciliaria. Además, las familias que viven allí poseen desagüe a pozo ciego y su cocina se alimenta de gas en garrafa.

Figura 2: Mapa del barrio Catorce de Febrero

Fuente: Relevamiento Nacional de Barrios Populares. 2019


 

Al igual que Los Hornos, las familias que habitan allí no tienen ningún tipo de seguridad en la tenencia del suelo y la vivienda, siendo más de la

mitad de la superficie de origen privado y no teniendo información del porcentaje restante.

% Superficie

% Superficie

% Superficie

% Superficie

Privada

Nacional

Provincial

Municipal

58

0

0

0

% Superficie sin

información

42


Fuente: Relevamiento Nacional de Barrios Populares. 2019


 

Características de la muestra

La muestra sobre la población total de cada barrio fue tomada teniendo en cuenta los límites geográficos de cada barrio y de manera aleatoria, distribuyendo dos encuestadores por manzana del barrio, teniendo como premisa que la cantidad de lotes de esta sea igual a la cantidad de personas potenciales a entrevistar. Las personas que se encontraron viviendo allí resultaron entonces el universo de estudio de este trabajo, siendo la unidad de análisis la persona entrevistada, no así el o los hogares que habitan en cada vivienda. No se buscaron características específicas sobre la unidad de análisis, más que lo anteriormente nombrado y tampoco se seleccionaron cualidades particulares sobre las viviendas. Esto se decidió de esta manera, partiendo de las premisas de que todas las personas pueden ser incluidas en el sistema financiero, en caso de que no lo estén por motivos involuntarios, y a su vez, que toda vivienda con déficit habitacional del tipo cualitativo puede ser mejorada. Además, al tratarse de un relevamiento de información con el fin de diagnosticar la situación existente, resultó conveniente considerar a todos los casos (que estén dentro o fuera del sistema financiero y que tengan o no déficit habitacional), sin distinguir y focalizar en un segmento de la población en particular.

En total, se encuestaron a 109 personas, 44 pertenecientes al barrio Los Hornos y 65 a Catorce de Febrero. Cada caso fue ponderado de igual manera al interior de la muestra y si bien la cantidad total no es representativa de la población total, presenta casos de variadas características sociodemográficas en su interior. El cuestionario fue sistematizado en la plataforma KoboToolbox, a través de la cual se realizó
el relevamiento de información con dispositivos móviles y se armó la base de datos para el trabajo de análisis posterior. El relevamiento de información se llevó adelante el día 31 de julio de 2019 a través de un grupo de 41 personas.

Cuadro 1: Características sociodemográficas de personas entrevistadas

Cuadro de texto: SexoNúcleos familiares

Barrio

Localidad

Número de encuestas

% total

encuestados

Promedio de personas por

vivienda

% hogares con un % hogares con dos % hogares con tres núcleo                      núcleos            o más núcleos

% total de mujeres

% total de hombres

Los Hornos

Moreno

44

40,37%

4,41

79,55% (n=35)         36,36% (n=16)          6,82% (n=3)          77,27% (n=34)

22,73% (n=10)

14 de Febrero Longchamps

65

59,63%

4,44

81,54% (n=53)         24,62% (n=16)        21,54% (n=14)         75,38% (n=49)

24,62% (n=49)

Total

 

109

100%

4,43

80,73% (n=88)         29,36% (n=32)         15,60% (n=17)         76,15% (n=83)

23,85% (n=26)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nacionalidad

 

Estado civil

 

 

 

 

% total

% total

% total

 

 

 

Barrio

Localidad

nacionalidad

nacionalidad         nacionalidad         % Casado/a % En unión libre

% Divorciado/a

% Soltero/a

% Serparado/a

 

 

argentina

paraguaya            boliviana

 

 

 

Los Hornos

Moreno

29,55% (n=13)

70,45% (n=31)         0,00% (n=0)         13,64% (n=6)       72,73% (n=32)

0,00% (n=0)

6,82% (n=3)

6,82% (n=3)

14 de Febrero Longchamps

52,31% (n=34)

32,31% (n=21)       15,38% (n=10)       23,08% (n=15)      46,15% (n=30)

1,54% (n=1)

16,92% (n=11)

12,31% (n=8)

Total

 

43,12% (n=47)

47,71% (n=52)         9,17% (n=10)       19,27% (n=21)      56,88% (n=62)

0,92% (n=1)

12,84% (n=14)

10,09% (n=11)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nivel educativo

 

Situación laboral

Barro

% con ningún nivel Localidad                                       educativo

completo

% Nivel inicial completo

% Nivel primario completo

% Nivel

, .         .. ...                     . .                     % Nivel

secundario % Nivel Terciario ...............................................................................

, ,                                                                Universitario

completo

% de Ocupados

% de

Desocupados

% de Inactivos

Los Hornos

Moreno

4,55% (n=2)

2,27% (n=1)

54,55% (n=24)

36,36% (n=16)          0,00% (n=6)           2,27% (n=1)

45,45% (n=20)

15,91% (n=7)

6,82% (n=3)

14 de Febrero Longchamps

1,54% (n=1)

6,15% (n=4)

46,15% (n=30)

43,08% (n=28)          3,08% (n=2)           0,00% (n=0)

61,54% (n=40)

4,62% (n=3)

1,54% (n=1)

Total

 

2,75% (n=3)

4,59% (n=5)

49,54% (n=54)

40,37% (n=44)                               1,83% (n=2)                             0,92% (n=1)

55,05% (n=60)

9,17% (n=10)

3,67% (n=4)

 


 

Edad

 

18 - 29 años

30 - 49 años

50 o más años

N/A

Total

Mujeres

24,10% (n=20)

60,24% (n=50)

13,25% (n=11)

2,41% (n=2)

76,15% (n=83)

Hombres

3,85% (n=1)

53,85% (n=14)

38,46% (n=10)

3,85% (n=1)

23,85% (n=26)

Total

19,27% (n=21)

58,72% (n=64)

19,27% (n=21)

2,75% (n=3)

100% (n=109)

 



 

Siendo la mayoría de las personas entrevistadas mujeres, es importante señalar, que la existencia de este sesgo puede deberse a que el relevamiento de información fue realizado durante un día de semana al mediodía, coincidiendo con el horario laboral de las personas empleadas en su mayoría y, además, encontrándose los niños y niñas asistentes a la escuela, en período de receso escolar. Esto evidencia dos cuestiones no menores, que son, el sesgo y preponderancia existente de la mujer como la encargada de las tareas de cuidado del hogar, en conjunto con no ser proveedoras principales a nivel económico de dicho hogar.

Por otro lado, este mismo sesgo limita las comparaciones que puedan hacerse según el sexo de las personas respecto de otras categorías.

Hipótesis de Trabajo

Hipótesis sobre el acceso a servicios financieros

Sobre las variables de acceso, fueron consideradas las principales incluidas en estudios de similares características, entre las cuales se encuentran: bancarización de las personas y acceso a instrumentos de crédito y seguros.

Con relación a la primera expuesta, se espera que nivel de bancarización real de las personas en asentamientos urbanos se encuentre por encima del promedio nacional, aunque no así el nivel de percepción en torno a dicha bancarización. Esta hipótesis se establece teniendo en cuenta los resultados más recientes obtenidos en el estudio de Carballo (2020)_que evidencian lo enunciado.

A su vez, se buscará probar que el acceso pasado a financiamiento es minoritario en ambos barrios, pero la demanda potencial de crédito, muy alta.

Por último, se establece que el porcentaje de primas de seguro es ínfimo entre las personas de ambos barrios, siguiendo en tendencia al número nacional.

Hipótesis sobre el uso de servicios financieros

Luego del acceso, las variables que al uso conciernen, resultan determinantes a la hora de definir la presencia de inclusión financiera en una población.

Así, se supondrá que el dinero en efectivo y las fuentes no formales de ahorro son las utilizadas con mayor frecuencia, en detrimento de los servicios financieros que las personas tienen contratados. Sobre esto último, si bien el porcentaje de bancarización puede resultar alto entre la población, como se plantea entre las primeras hipótesis, dichas personas podrían retirar el dinero inmediatamente y guardarlo a través de grupos de ahorro informales, fondos cooperativos o compra de materiales para la construcción.

Respecto a la utilización de medios digitales, siguiendo lo obtenido por Carballo (2020) para el Barrio 31, se espera que la presencia de telefonía móvil sea mayoritaria entre la población encuestada, especialmente Smartphones, no así su uso para instrumentos financieros digitales.

Por último, en lo referido a conocimiento financieros, resultados arrojarán que el nivel de capacidades financieras es comparable con el relevado a nivel nacional por BCRA-CAF para el promedio nacional, no habiendo un sesgo mayor a la menor educación financiera en nuestra población.

Hipótesis sobre variables financieras y el mejoramiento de vivienda

Sobre este aspecto, se buscará demostrar el potencial existente de los instrumentos financieros en relación con la mejora de vivienda, es así, que se proyecta que esta última será la razón que prima en las personas a la hora de ahorrar y/o tomar prestado dinero de fuentes formales o no formales, evidenciándose para toda la población en estudio, sin distinción sociodemográfica. En este sentido, se proyecta que la demanda potencial de crédito se encuentre por el mismo sendero.

Además, se espera que, dentro de los asentamientos urbanos, existan capacidades instaladas en materia de construcción que, en conjunto con el acceso y correcto uso de servicios financieros, podrían facilitar las mejoras de vivienda y hábitat.

Presentación de resultados

Bancarización de ¡as personas

La bancarización como tal, no es entendida como sinónimo de la inclusión financiera, pero sin dudas se trata de un indicador relevante al respecto, entendiéndolo como la condición en que se encuentran las personas, al poseer una cuenta en una entidad bancaria y hacer uso de ella a través de operaciones de transferencia, ahorro, entre otras.

En este sentido, un primer hallazgo revelador, es la brecha existente entre individuos que perciben tener una cuenta bancaria y aquellos que - tras realizar los cruces pertinentes- realmente la tienen. Así, para el total de la muestra relevada, sólo un 37,61% se declara poseedor de una cuenta en una institución financiera, nómbrese, de plena percepción (Figura 3). Si se extiende el análisis a aquellas personas que declararon no tener cuenta bancaria pero sí una tarjeta de débito o crédito, el porcentaje asciende a 56,88%, y se hace lo propio con las transferencias que recibieron los individuos en el último año mediante depósitos en cuenta, resulta que el 57,80% de las personas entrevistadas, posee una cuenta bancaria.

Figura 3: Personas con cuenta bancaria, sobre el total de la población (%), 2019

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.


 

Es interesante denotar que dicho guarismo ampliado (57,80%) es mayor al dato nacional comúnmente utilizado (49%) calculado por Global Findex del Banco Mundial en el año 2017 y aún más, el obtenido para la población de menores recursos (38,1%) (Banco Mundial, 2017). Por otro lado, resultados sobre estas variables en el Barrio 31, arrojan que el 40% de los adultos tiene acceso a una cuenta bancaria, siendo solo el 22% quienes reconocen tener dicho producto (Carballo, 2020).

Si la pregunta radica en si este acceso a cuentas se traduce en una real inclusión financiera de los individuos, cobra un papel importante el uso de los servicios financieros anteriormente nombrados. En relación con el uso de las cuentas bancarias un 76,09% de quienes poseen, respondieron depositar o extraer dinero entre una y dos veces durante un mes típico (Figura 2). Además, de las personas que reciben su sueldo mediante una transferencia electrónica a su cuenta, el 72,73% declaró retirarlo de inmediato y todo junto, siendo sólo el 9,09% quienes lo retiran a medida que lo van necesitando, reforzando la tendencia sobre la semibancarización existente en el país.

Respecto de las personas que poseen tarjeta de débito y crédito, se evidencia un 48,62% y un 15,60% respectivamente del total de encuestados, siendo el uso de la primera del 44,95% de la población en el último mes. Distinto es el caso del uso de tarjetas de crédito, siendo solo un 13,76% del total de las personas quienes declaran haber utilizado su tarjeta de crédito en el último mes.

Figura 4: Uso de productos y servicios financieros, sobre el total de la población (%), 2019


 

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.

Respecto de la cantidad de veces que las personas utilizaron sus productos financieros, se alcanza un máximo en la utilización de una a dos veces, tanto las tarjetas de crédito como de débito, siendo un 47,06% y 67,92% respectivamente. Estos casos, si bien no componen a la categoría de semibancarizados, son una muestra más del escaso uso de productos financieros por parte de la población.

Siguiendo con el análisis, 61 personas (55,96%) declararon no poseer una cuenta bancaria, siendo la minoría la que declaró percibir una única barrera para el acceso de una cuenta bancaria (13,11%), evidenciando de la multidimensionalidad de las mismas (Figura 5).



Figura 5: Barreras reportadas por adultos para no poseer una cuenta bancaria (%), 2019

0,00%                 20,00%                 40,00%                60,00%

Razón única Respuesta múltiple

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.

Por otro lado, teniendo en cuenta a los encuestados que dieron más de un motivo para no tener una cuenta en institución financiera, la falta de dinero resultó ser la razón más comentada (59,02%), cuyo porcentaje predominante coincide con los resultados obtenidos por el Banco Mundial y del Barrio 31, siendo un 59% y 58% los adultos que reportan dicha barrera respectivamente (Figura 6).

Figura 6: Barreras reportadas por adultos para no poseer una cuenta bancaria (%), 2019. Comparación con Global Findex y Barrio 31

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos; Global Findex Database y resultados Encuesta Barrio 31.


 

A su vez, quienes nombran como barrera el precio elevado de los servicios financieros (44,26%), también coinciden en magnitud con lo resultante en las bases recién nombradas, siendo para este caso, un 43% de los adultos que reportaron al Banco Mundial y un 27% para el Barrio 31 - considerablemente más bajo pero coincidiendo en ser la segunda barrera para el acceso más nombrada-. Ambas barreras señaladas, muestran la falta de conocimiento sobre la gratuidad de acceso a cuentas bancarias.

Otra arista fundamental para entender la exclusión financiera en los barrios populares refiere a indagar en aquellos que, aunque actualmente no posean una cuenta en institución financiera, hayan tenido alguna en el pasado. Esto es, profundizar los motivos que provocaron el abandono del sistema financiero y su no retorno.

En esta línea, del total de adultos que no poseen una cuenta en una institución financiera (61), 11 respondieron haber tenido en el pasado, lo que representa un 18% del grupo analizado y un 10% del total de la muestra. El principal motivo para dejar de utilizar y darse de baja del servicio fue dejar de trabajar y no usar más la cuenta para recibir el salario (45%), reivindicándose el rol la cuenta sueldo como puerta de acceso al sistema financiero. Por otro lado, el resto de las personas entrevistadas, argumentaron no utilizarla, tener una mala experiencia, haber tenido préstamos y dejar de utilizarla al finalizar el pago, entre otras razones.

Medios y motivos de ahorro

Una segunda dimensión de la inclusión financiera estudiada a través del relevamiento de información es el ahorro. Si bien el comportamiento alrededor de esta componente y sus características son difíciles de captar, dado que es una variable cuyo volumen se encuentra directamente asociado a la coyuntura económica, resulta interesante el análisis sobre las razones por las cuales las personas ahorraron en el período analizado.

Del total de la muestra captada por la encuesta, tanto para el barrio Los Hornos como Catorce de Febrero, el 67,59% dice haber ahorrado en los últimos 12 meses (Figura 7). Vale señalar que este porcentaje se encuentra muy por encima del promedio nacional, que fue del 29% para el año 2017 (Banco Central de la República Argentina, 2017), denotando el poco conocimiento empírico que existe sobre el ahorro en las poblaciones más vulnerables de Argentina.

Figura 7: Adultos que ahorraron en los últimos 12 meses (%), 2019

No

ahorraron

32,41%

Si

ahorraron

67,59%

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios 14 de Febrero y Los Hornos.

No obstante, dicho ahorro lejos está de haber sido guardado en instituciones financieras formales, habiendo sido nombradas como fuente única por sólo por dos personas (2,82%) y considerando las respuestas múltiples, por el 9,86%. Este resultado, es compatible con lo obtenido por la base de datos Global Findex para el 40% de la población de menores ingresos en la Argentina, siendo un 2,66% para el año 2017 (Banco Mundial, 2017).

En contraste, el dinero en efectivo guardado en el hogar, junto con la compra de materiales para la construcción, fueron los medios de ahorro más utilizados por los adultos entrevistados que dijeron ahorrar (Figura 8).

Figura 8: Fuentes de ahorro mencionadas por adultos, del total de personas que ahorran (%), 2019


 

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.

Otro medio que ocupa un lugar preponderante, aunque no mayoritario, es el ahorro informal a través de fondos cooperativos vecinales, como el "Pasanaku", la "Ronda" o "Vaquita", el cual fue mencionado por 17 personas, del total de 73, que ahorran. Cabe mencionar, que esta última forma de ahorro se fomenta generalmente entre personas de una misma comunidad, cuyos lazos sociales e integración generan confianza, facilitando información sobre el repago de la deuda y la viabilidad financiera, en este caso, de la ronda (Kimuyu, P. K., 1999).

Los resultados obtenidos no son la excepción, dado que más del 60% de las personas que eligieron dicho medio, pertenecen a la comunidad paraguaya, siendo el 40% restante argentinos y bolivianos. Si bien la muestra no es representativa para realizar una afirmación contundente al respecto, sí permite analizar a grandes rasgos, componentes de las formas de ahorro existentes.

En cuanto a las razones conductoras del ahorro, se evidencia una diferencia marcada por el objetivo de mejora de vivienda (56,16%), resultando mayoritario el porcentaje no sólo entre las opciones múltiples, sino también como única opción (20%) (Figura 9). En segundo lugar, fue elegido el ahorro para emergencias (38%), opción preponderante en el Barrio 31, siendo elegida por un 63% del 51% de las personas que ahorran para este último caso (Carballo, 2020).

Figura 9: Conductores de ahorro mencionados por adultos, del total de personas que ahorran (%), 2019

Cuadro de texto: 56,16% Cuadro de texto: 60,00%Realizar mejoras en vivienda/terreno Emergencias     38,36%

Pagar una deuda                                                 23,29%

Iniciar o reinvertir en el negocio                                                     20,55%

Viaje o vacaciones                                           17,81 %

Gastos futuros                                    15,07%

Comprar una vivienda/terreno                          6,85%

Retiro o vejez 2,74%

0,00%                       20,00%                          40,00%

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

Acceso, uso y demanda potencial de crédito

Acceder a un crédito permite a los individuos racionalizar el consumo en el tiempo y realizar inversiones críticas en educación, salud, o vivienda. A su vez, para emprendedores y empresas potenciales, su disponibilidad
puede fomentar la creación de nuevos negocios y aumentar la productividad de las empresas y el crecimiento de la producción, debiendo ser necesariamente alcanzado de forma responsable y sostenible. En línea con ello, son presentados a continuación los resultados del relevamiento realizado.

Del total de la población entrevistada, el 38,53% accedió a servicios de financiamiento en el último año. Este número se encuentra por encima del promedio nacional para el 40% de la población de menores ingresos - 29% (Banco Mundial, 2017) y coincidiendo con el promedio nacional (37%). En relación con el Barrio 31 el número se encuentra muy por encima de lo obtenido allí, ya que solo el 18% de la población del barrio declaró haber tenido acceso al crédito al momento de ser entrevistado (Carballo, 2020).

En cuanto a las razones para pedir prestado dinero, se evidencian tres principales: la refacción o ampliación de la vivienda actual, que obtuvo la mitad de las respuestas, estableciendo un claro parámetro de las necesidades y fin del endeudamiento de las personas; los gastos escolares y en educación y luego otras razones no mencionadas, como gastos diarios, pagar un préstamo anterior o ayudar a un familiar.

Cuadro de texto: Refacción o ampliación de vivienda  Educación o gastos escolares  Otro fin no mencionado  19,05% Viajes o vacaciones  14,29% Bienes de consumo como electrodomésticos  j i ?90% Prendas de vestir, accesorios  9,52%
Salud mmmtm 9,52%
Compra o alquiler de un vehículo  7,14%
Inicio o crecimiento de negocio	7,14%
Funerales, fiestas de 15 años, bodas u otra  2,38%
Compra de casa, apartamento o terreno  2,38%
0,00% 20,00%


Figura 10: Razones de endeudamiento, del total de personas que tomaron dinero prestado (%), 2019

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

Por otro lado, es importante señalar, que la razón de "iniciar o hacer crecer un negocio" se encuentra entre las últimas mencionadas por las personas entrevistadas, a diferencia del Barrio 31, en el que se nombró como principal razón para tomar dinero prestado (Carballo, 2020).

En cuanto a las fuentes de financiamiento de las personas de los barrios de Los Hornos y Catorce de Febrero, la mayoría de las personas que pidieron prestado dinero en el último año, lo hizo a través de fuentes formales únicamente (un 40,48%), destacándose la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) como principal acreedor. El 38,1% siguiente pidió dinero a través de instituciones formales e informales y el restante 21,4% recibió fondos de entidades informales. (Figura 11).

Cuadro de texto: 57,14?'.


Figura 11: Fuentes de endeudamiento, del total de personas que tomaron un préstamo (%), 2019

0,00%        10.00% 20,00% 30.00% 40.00% 50,00% 60,00%

Respuesta múltiple Respuesta única

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.

Se observa que los créditos Anses resultan una herramienta efectiva de llegada a las personas, dado que la mayoría de quienes acceden a ellos, ya se encuentran recibiendo algún tipo de transferencia por parte del sistema previsional y de transferencias del estado (73%).

Si bien no se obtuvieron datos desagregados del relevamiento respecto de la fuente de financiamiento según su fin, se podría complementar dicha información con lo obtenido de una consulta realizada a la Anses sobre
llamadas recibidas al número de atención al público. La misma contempla 502 casos de todos los universos que componen a los beneficiaros de algún tipo de previsión o transferencia del estado, a los cuales se les preguntó el destino del monto de crédito solicitado, resultado la construcción y reforma del hogar el primer motivo (47%), seguido de la compra de alimentos (22%) y el pago de otros prestamos (17%).

Este incipiente hallazgo invita y motiva a estudiar en profundidad este instrumento, con el fin de no sólo identificar un canal oportuno para potenciar, sino ante todo para eficientizar e investigar acerca del impacto en las personas beneficiarias.

Repago del crédito

Uno de los aspectos fundamentales de la inclusión financiera, radica no solo en el acceso y uso de servicios financieros, sino también en la adecuación de dichos servicios a la población objetivo. En este sentido, en el relevamiento realizado se preguntó acerca del repago de las deudas tomadas. Sobre este tópico, el 85% respondió haber podido pagar las cuotas en el tiempo pautado y quienes no (15%), argumentaron el surgimiento de urgencias o imprevistos, junto con otros motivos. Sólo uno declaró tener que pagar una deuda anterior última tomada y ninguno argumentó el valor alto de las cuotas o no poseer dinero para alcanzar al monto pautado a pagar.

El alto porcentaje resultante podría deberse, no sólo al comportamiento de las personas, sino también a la modalidad de cobro de la Anses, la cual descuenta de las transferencias impartidas a los beneficiarios mensualmente, la cuota correspondiente del crédito en cuestión. Ampliar este tópico resulta relevante para futuras investigaciones, para así obtener información fehaciente a fin de evaluar y elaborar políticas adecuadas relacionadas a los instrumentos de crédito.

Demanda potencial de crédito

La existencia de exclusión financiera, refiere a la condición de aquellas personas que tienen la intención de adquirir bienes y servicios en el mercado financiero, pero por causas involuntarias, no pueden hacerlo. En este sentido, la demanda potencial del crédito resulta un buen indicador para medir la cantidad de la población interesada en acceder a un préstamo de dinero, incluyendo a quienes por razones involuntarias no pudieron hacerlo anteriormente.

En la figura 12, se observa que el total de la población entrevistada, el 75% declaró tener la intención de pedir dinero prestado el próximo año, lo que es una gran proporción respecto de quienes realmente accedieron en el último año (38%) y en comparación a la demanda potencial resultante en el Barrio 31, la cual se representa por un 57% de la población adulta (Carballo, 2020).

Figura 12: Adultos que demandarían un dinero prestado en el próximo año, del total de encuestados (%), 2019

No pedirían dinero prestado

22,02%

No sabe

2,75%

 

Pedirían dinero prestado

75,23%

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios 14 de Febrero y Los Hornos.

 


 

Además, se observa que el número total de demandantes potenciales, teniendo en cuenta el total de la población analizada, se compone en su mayoría por personas que no demandaron dinero el año anterior (41%), frente a los que sí (34%) (Figura 13).

Figura 13: Demanda potencial de personas en el próximo año, según demandaron o no dinero prestado el año anterior, sobre el total

entrevistados (%>), 2019.


 

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

La demanda potencial recién descripta, refuerza aún más la tendencia de las personas sobre el interés en el mejoramiento de vivienda. Teniendo en cuenta opciones múltiples de respuesta, el 70,73% mencionaron esta razón, siendo para el 14,63% el único motivo por la cual pediría dinero prestado (Figura 14). Esto coincide con la demanda real de dinero, en ser la primera razón por amplia mayoría respecto de la que le sigue.

Figura 14: Conductores de demanda potencial de crédito de las personas en el próximo año, sobre el total de demandantes potenciales (%), 2019

Cuadro de texto: 48,78%
47.56%
Cuadro de texto: 80,00%Refaccionar o ampliar su casa actual Salud

Iniciar o hacer crecer un negocio Educación o gastos escolares Bienes de consumo Comprar una casa, apartamento o terreno Comprar o alquilar algún tipo de vehículo Funerales, fiestas de 15 años, bodas u otra Vestimenta Viajes o vacaciones Otro fin no indicado anteriormente

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

A partir de esta última, el orden se invierte, resultando las cuestiones de salud el segundo motivo de demanda potencial e iniciar o hacer crecer un negocio el tercer conductor, elegido por el 47,56% de las personas. Este dato resulta revelador dado que, dentro de la demanda real de crédito, se encontraba entre las últimas razones de endeudamiento. Además, el tratarse de fines productivos, trae aparejado un potencial cambio en la estructura de ahorro y endeudamiento de las personas, a partir de obtener ingresos de una nueva fuente antes inexistente. Por otra parte, la categoría de "otro fin no indicado", no obtiene respuestas, a diferencia de la demanda real. Esto dejar ver que la demanda para otros fines no es planificada por las personas, tratándose de cuestiones de necesidad inmediata como la cancelación de otra deuda, o incluso básicas, como la provisión de alimentos.

Por último, teniendo en cuenta la composición sociodemográfica de las personas que integran la demanda potencial de crédito, al interior de la población inactiva, resulta interesante la evidencia de que quienes demandarían el próximo año dinero, el 60%, además perciben una transferencia del estado. Este dato nuevamente da la pauta de que el canal establecido por el estado ocupa un lugar importante en la inclusión financiera de dichas personas.

Siguiendo con el análisis, respecto de la población que no demandaría dinero prestado en el próximo año, la principal causa para no hacerlo es el monto de las tasas de interés, considerado alto, en conjunto con no poder pagar las cuotas definidas. (Ver figura 15).

Figura 15: Razones expuestas por personas que no demandarían dinero el próximo año, según demandaron o no dinero prestado el año anterior, sobre el total entrevistados (%), 2019.

Cuadro de texto:  
Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos


Por otro lado, 16% de las personas que no demandarían dinero dijeron no tener interés en hacerlo, encontrándose por fuera del sistema financiero (en este aspecto) de forma voluntaria. Cabe destacar, que el orden de respuestas no varía según las personas hayan pedido o no dinero prestado en el último año, sino que los argumentos se mantienen de manera independiente a ello.

Acceso a seguros y vulnerabilidad financiera

En la Argentina el sector de seguros posee una penetración medido en primas de seguro de un 3% del total del PBI y si bien esto es comparable con el resto de los países de América Latina, aún hay vacancia para un gran
crecimiento potencial (Ministerio de Hacienda. Presidencia de la Nación, 2019). Es así, que no sólo resulta interesante analizar este aspecto desde el punto de vista de tratarse de un mercado incipiente en este territorio, sino también, ya que se trata de un aspecto para la mitigación de riesgos y la suavización del consumo del ciclo de vida de las personas, algo fundamental cuando se trata de personas en situación de pobreza y vulnerabilidad.

Según la población analizada, sólo el 23% posee algún tipo de seguro, lo que incluye seguro médico, en un 18,4% del total de la población, de vida, en un 11,9%, de robo, en un 4,6% y de hogar en un 1,8%. Si bien nuestra muestra no es representativa, este último dato es similar al porcentaje de primas emitidas a nivel nacional en materia de incendio, el cual es del 2,9% (Ministerio de Hacienda. Presidencia de la Nación, 2019).

Por otro lado, las personas fueron consultadas sobre la posibilidad de, ante una emergencia, conseguir medio salario mínimo, vital y móvil ($6250)2 al mes siguiente. Esto se realizó con el objetivo de analizar la existencia de algún tipo de aseguramiento - no formal ni explícito- frente a riesgos e imprevistos. Más del 50% de las personas entrevistadas, respondieron que les sería muy posible y algo posible conseguir el dinero ante una emergencia (Figura 16), es decir, más de la mitad cuenta con una fuente alternativa posible de "seguro".

Figura 16: Percepción de las personas sobre la posibilidad de conseguir $6250 en caso de tener una emergencia, sobre el total de la población (%), 2019.

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios 14 de Febrero y Los Hornos.

2 Medio salario mínimo vital y móvil al 31/07/2019.


 

Sin embargo, un porcentaje no menor, declaró que no sería posible en absoluto conseguir dicho monto, lo que evidencia una mayor situación de vulnerabilidad ante urgencias.

Por otro lado, se continuó preguntando - a excepción de aquellos que manifestaron que no le sería posible en absoluto conseguir el dinero - sobre cuál sería la fuente de ese dinero, ofreciendo opciones múltiples al respecto y resultando la familia, parientes o amigos, la opción elegida mayoritariamente (en un 74%). Seguido de ello, la reventa de mercadería y mayor cantidad de horas de trabajo fue elegida por el 60% de las personas y las opciones que rondaron alrededor del 30% de respuestas fueron: la utilización de ahorros, el pedido de un préstamo a su empleador o empleadora y la recurrencia a asociaciones vecinales para pedir dinero prestado. En última instancia fueron elegidas las opciones de obtener fondos de un prestamista privado, cooperativa, banco o financiera y el uso de tarjeta de crédito.

Medios de pago utilizados

El avance de la tecnología sobre la comunicación trajo consigo aparejado nuevas y diferentes formas de relacionamiento entre las personas, afectando también al intercambio mercantil. Este cambio en la función de producción de los diferentes productos y servicios es hoy una oportunidad - y en muchos casos una realidad- que potencia a la lógica de las microfinanzas, en el sentido de romper barreras de distancia y heterogeneidad existentes entre las personas. Así, los medios de pago resultan hoy la llave para una mayor inclusión, siendo que, de la población estudiada, el 82,24% posee un smartphones, lo que se encuentra por encima del promedio de las economías en desarrollo (75%) y cerca de los países desarrollados, en los cuales el porcentaje alcanza el 93% (Banco Mundial, 2017).

Este alto porcentaje resulta una gran oportunidad, ya que actualmente sólo 4 personas de las 109 entrevistadas (3,67%) utiliza el teléfono para pagar servicios, recibir o enviar dinero pero, un 20% respondió creer poder utilizarlo en los próximos seis meses. Puede observarse en la figura 17, la

similitud de estos resultados para el Barrio 31, evidenciando realidades similares para las personas que viven en barrios populares.

Figura 17: Personas que utilizan dinero móvil, sobre el total entrevistados (%), 2019.

Utilizó dinero móvil en No utilizó ni planea No utilizó pero sí No utilizó y no sabe si los últimos 12 meses                  hacerlo           planea hacerlo                       usaría

Los Hornos y 14 de Febrero Barrio 31


 

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

Otro dato curioso a la hora de estudiar el tópico de pagos digitales resulta entender la preferencia por el dinero en efectivo. Es así que, del 18% que declaró percibir su salario a través de una cuenta bancaria, más del 65%, respondió retirar todo el dinero de inmediato, evidenciando la preferencia por este último medio de pago y la no utilización de medios digitales. Sumado a ello, en lo que a transferencias por parte del estado refiere, aún queda también un gran margen para digitalización de dichos pagos, ya que un 12% de los beneficiarios declara recibir el dinero en efectivo.

Conocimientos financieros: tasa de interés simple y compuesta

La inclusión financiera refiere al acceso y uso de servicios financieros de manera responsable, asequible y sostenible en el tiempo y, para que estas tres condiciones sean una realidad, debe garantizarse un entorno de seguridad para las personas ante dichos servicios. La educación e información sobre tópicos financieros ocupa un lugar central en la generación de dicho entorno seguro y específicamente, el cálculo de una tasa de interés resulta de gran importancia a la hora de comparar productos o planes de financiamiento y analizar el costo de la deuda demandada. En este sentido, mayores conocimientos sobre estos conceptos promoverían una mejor toma de decisiones, evitando y mitigando el riesgo del sobreendeudamiento.

En los barrios Catorce de Febrero y Los Hornos, para el caso del cálculo de tasa de interés simple un 18,35% del total de la muestra respondió correctamente. Esto es resulta similar con el 22% obtenido por la encuesta de Capacidades Financieras realizada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), pese a que este último realizó dicha pregunta de forma abierta y no con opciones múltiples como en el caso de estudio. En lo que a tasa de interés compuesta refiere, un 26,61% de las personas de los barrios populares acertaron la respuesta correcta - frente a un 37% de lo obtenido por el BCRA (Banco Central de la República Argentina, 2017), para este caso, metodológicamente comparables, más allá del tamaño de la muestra.

Por otro lado, si se analizan los datos de manera conjunta, sólo el 6,06% de las personas que respondieron al respecto, respondieron ambas preguntas correctamente; el 12,12% dijeron incorrectamente los resultados sobre ambos conceptos y el 36,36% declaró no saber ninguna de las dos respuestas. Otras combinaciones de respuestas pueden observarse en la tabla a continuación.

Figura 18: Resultados de preguntas sobre tasa de interés simple y

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos

 

Resultan llamativos los resultados sobre la tasa de interés simple, los cuales tienen menor porcentajes de respuestas correctas frente a los de interés compuesta y mayor porcentaje de respuestas "No sabe" frente al segundo concepto. Esto podría llegar a atribuirse - sin evidencia contundente - a una cuestión metodológica del instrumento e intuitiva de las personas, ya que el segundo porcentaje mayor de personas - un 26% del total de los encuestados, luego de la categoría "No sabe"- ante la pregunta de cuánto dinero debería devolver a una determinada tasa de interés y tiempo, eligió la opción que refería a un mayor monto que el inicial (respuesta correcta).

Mejoramiento de vivienda: características y financiamiento

El mejoramiento sobre la vivienda y su financiamiento resultan un instrumento fundamental para combatir el déficit habitacional, dado que sus variantes y formas de llevar adelante, permiten pensar en un abordaje multidimensional y adaptado a cada escenario social, geográfico y habitacional particular en el que se implementen.

La realidad recién nombrada, atraviesa a casi el 84% de las personas que respondieron al respecto (105 del total de 109 entrevistadas), quienes manifestaron haber realizado mejoras en sus viviendas en los últimos cinco años. Esto último agrupa a la construcción de la vivienda, su reparación, ampliación, mejora y terminación, pudiéndose ilustrar en la figura 19 e interpretando a partir de ella, la situación a priori que llevó a realizar dicho progreso.

Figura 19: Mejoras de vivienda realizadas por adultos, del total de personas que declararon haberlas hecho (%), 2019

Cuadro de texto: Construcción de nueva parte	wmm 5,68%
Ampliación	 2,27%
Terminación	1,14%
Reparación	i 3,41%
Mejora en el terreno	 2,27%
Conexión a servicios	 1,14%
Otra	 4,55%
0,	00%
	Respuesta múl

Cuadro de texto: 63,64%


54,55%

51,14%

mmmm-m-mmmmm 45,45%

37,50%

27,27%

20,45%

20,00%                  40,00%                   60,00%

Fuente: elaboración propia en base a encuesta barrios Catorce de Febrero y Los Hornos.

Así, aquellas personas que realizaron únicamente la construcción de una nueva parte de su vivienda (5,68%), se encontrarían previo a la mejora, dentro de lo definido como déficit del tipo cuantitativo. Para el caso de los entrevistados que respondieron por la construcción de su vivienda, junto con otro tipo de mejora (respuestas múltiples), se situarían dentro de la esfera del déficit mixto, es decir, tanto cuantitativo como cualitativo. Por último, quienes manifestaron realizar algún tipo de mejora, ya sea en conjunto con otras o únicas, responderían a un déficit cualitativo, encontrándose muy por encima del cuantitativo.

Respecto del porcentaje de entrevistados que no realizaron mejoras en su vivienda en los últimos años (16,19%), se señaló entre las opciones múltiples, tener la necesidad, pero no poseer el dinero para realizarlas (94%) y querer acceder a un crédito, pero no reunir las condiciones para hacerlo (29%). Por lo tanto, podría concluirse que, del total de las 109 personas entrevistadas, sólo seis personas no manifestaron tener la necesidad de mejorar su vivienda: cuatro de ellas no respondieron a dicha pregunta y dos dijeron no tener la necesidad. Se evidencia entonces, que el 95,4% del total de la población estudiada de Los Hornos y Catorce de Febrero, tuvo o tiene la necesidad de dar respuesta al déficit habitacional con el que convive[4].

Autoconstrucción de vivienda

Dentro de las estrategias de financiamiento y consecución de mejoras de vivienda, se encuentra el trabajo doméstico, esto es, el trabajo no remunerado realizado por miembros del hogar, el cual es de gran relevancia para su reproducción y difícilmente cuantificable. En este sentido, "(...) la vivienda moldea la organización del trabajo doméstico, convoca la ayuda de familiares, amigos y vecinos, e involucra una parte significativa del ingreso del hogar (...)" (Cabrera & Vio, 2014), por lo que resulta determinante entender la forma en que las personas se organizan y llevan adelante dicho proceso de mejoramiento habitacional.


Resultados sobre este tópico, evidenciaron que el 29,55% de las personas que realizaron mejoras, fueron integrantes del hogar con ayuda de vecinos, familiares o amigos, seguido por el 26,14% de personas que declararon realizaron sin ayuda (Figura 20).

Teniendo en cuenta opciones múltiples, la mayoría de las personas - más de la mitad - llevó adelante la construcción con ayuda de amigos, vecinos o familia, denotando una estructura colaborativa amplia en las comunidades de Los Hornos y Catorce de Febrero, así como también menores gastos directos en mano de obra.

Con el fin de tener certeza sobre la autoconstrucción aparente en los barrios, las personas fueron consultadas acerca del destino de fondos en las obras, resultando un 69,7% de las respuestas referidas a la compra de materiales únicamente y un 26,7% a la compra de materiales y pago de mano de obra (Figura 21).

Figura 21: Destino de fondos de las personas, sobre el total de respuestas (%>), 2019.    '


 

Fuente elaboración propia en base a encuesta barrios 14 de Febrero y Los Hornos.

Contemplando estos resultados y los anteriores expuestos, se obtuvo que del total de personas que dijeron haber realizado mejoras en su vivienda en los últimos cinco años, el 66% lo llevo adelante a partir del trabajo doméstico propio y de los demás que brindaron el suyo, sin incurrir en gastos directos y confirmando nuestra hipótesis preliminar referente a la existencia de capacidades instaladas en los barrios en materia constructiva.

Conclusiones y Reflexiones finales

A lo largo de esta investigación se buscó analizar las diferentes aristas que componen a la inclusión financiera y la situación habitacional de las personas que viven asentamientos urbanos mediante el estudio específico de los barrios Los Hornos y Catorce de Febrero. El fin fue el de diagnosticar y evidenciar una situación recurrente: la falta de información sobre las finanzas de la población que vive en barrios populares y, en muchos casos, la diferencia comparativa respecto de las estadísticas construidas a nivel nacional. En este sentido, se destaca la potencia existente detrás de los datos que permite recolectar el instrumento utilizado en materia de inclusión financiera y déficit habitacional, pero sobre todo en torno a sus distintos vínculos.

Respecto del último punto, como se observó, las estrategias adoptadas por las personas en el campo del ahorro y la inversión evidenciaron encontrarse definidas por las necesidades de vivienda y déficit habitacional, habiendo sido declarado el principal fin de ambos instrumentos. Además, de quienes ahorraron en el último año para mejorar su vivienda, más de la mitad lo hicieron efectivamente, representando a un 36,7% de la población total entrevistada; y quienes realizaron obras y pedirían dinero para realizarlas en un futuro, representa el 44,9% de la población relevada, siendo evidente la demanda potencial a tal fin.

Este hallazgo contundente, pone de manifiesto al mejoramiento de vivienda, como canal potencial para una mayor inclusión financiera de la población que vive en barrios vulnerables, trayendo consigo una doble implicancia: la reducción del déficit habitacional y la mayor inclusión financiera que derive no sólo en el acceso y uso de servicios a tal fin, sino también a los fines restantes nombrados por las personas entrevistadas.

Por otro lado, las facilidades de pago y las estrategias para realizar los mismos, son otro mecanismo que deviene en el doble impacto recién mencionado. En un contexto inflacionario en donde los insumos para la construcción ocupan un lugar en la cartera de activos de las familias, los pagos a cuenta corriente o por adelantado podrían resultar convenientes según el momento en que se implementen y el acuerdo establecido con cada comercio, siendo que más de la mitad (54,5%) de las personas pagaron el material y retiraron en el mismo momento únicamente y solo el 8% de las personas que realizaron mejoras en su vivienda, pagaron todo por adelantado y retiraron material a medida que lo necesitaban únicamente.

Por lo tanto, las herramientas y medios de financiamiento a la hora de invertir en la compra de materiales para la construcción resultan otro canal potencial digno de ser estudiado en profundidad en favor de generar una mayor inclusión financiera, en caso de que efectivamente las personas quieran y no puedan acceder a ello. Esto último, teniendo en cuenta que el 86% de las personas entrevistadas poseen smartphone, porcentaje que se encuentra por encima de las economías en desarrollo.

En materia de canales existentes que resultan hoy efectivos y precisos de ser profundizados, se encuentran los derivados de transferencias por parte del estado, los cuales resultaron principales en el acceso a una cuenta bancaria y servicios de crédito (créditos Anses). En este sentido, estudiar el impacto efectivo de estos créditos en el bienestar de las personas, resulta fundamental, entendiendo la potencia del sendero ya existente y teniendo en cuenta, que quien resulta garante y regulador de esto último es el estado.

Por lo tanto, a partir del análisis realizado, en conjunto con los hallazgos recién nombrados, pensar en una política sobre inclusión financiera apalancada en la problemática habitacional destinada a la población que vive en barrios populares, parece una estrategia razonable. Teniendo en cuenta los canales ya existentes, en conjunto con la potencia significativa del cauce abierto en materia de mejoramiento habitacional, el relevamiento de información precisa y representativa resulta ser el desafío principal para sentar las bases de una política de estas características.

 

 

Lista de referencias

 

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* Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES), Instituto de Investigaciones Económicas, CONICET, FCE-UBA, Argentina. nachocarballo4@hotmail.com / ignaciocarballo@uca.edu.ar

"Universidad de Buenos Aires (UBA) y TECHO Argentina. luciagroos@gmail.com

[2] Los autores quieren dejar constancia de su profundo agradecimiento a Gabriela Arrastua, Juan Alonso, Virgilio Gregorini, y todo el equipo de TECHO (Un Techo Para Argentina A.C.), por sus valiosos aportes de acompañamiento y comentarios durante la elaboración de este informe. Así como también a vecinas y vecinos de los barrios Catorce de Febrero y Los Hornos, por su buena disposición al recibirnos y contestar la encuesta realizada.

[3] CAF- Banco de desarrollo de América Latina.

[4] Fueron tomadas como aproximación al déficit habitacional, las mejoras realizadas por las personas entrevistadas, así como también el manifiesto de la necesidad de hacerlas. No se refiere a este término de manera rigurosa basados en cálculos hechos al respecto.

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