SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.15 issue2John Philoponus as a philosophical antecedent in Bonaventure’s arguments against the eternity of the worldAporetic immortality: From Aristotle to Thomas Aquinas author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Scripta Mediaevalia

Print version ISSN 1851-8753On-line version ISSN 2362-4868

Scripta Mediaevalia vol.15 no.2 Mendoza Dec. 2022  Epub Feb 28, 2023

http://dx.doi.org/10.48162/rev.35.018 

Artículos

La cultura monástica bizantina en el origen de la Orden de los Hospitalarios

The Byzantine monastic culture in the origin of the order of the Hospitallers

Esteban Greif1 

1Licenciado en Historia (Universidad de Buenos Aires) y Doctor en Historia (Universidad Torcuato Di Tella). Docente investigador de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Investigador Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. (Argentina). estebangreif@hotmail.com

Resumen:

Uno de los servicios que brindaban los monasterios bizantinos consistía en la provisión de hospedaje y cuidado a pobres, enfermos y peregrinos. Esta tarea tuvo en Tierra Santa una impronta duradera que no desapareció bajo la dominación árabe o la europea luego de la Primera Cruzada. En efecto, numerosos aspectos del mundo bizantino han sido registrados, en el arte, la economía y la sociedad que los europeos establecieron en el Reino Latino de Jerusalén. De la misma manera, los historiadores han detectado más de un préstamo e influencia propia de la organización eclesiástica griega en aquella desplegada por los francos en los estados cruzados. En este trabajo exploramos los elementos de la cultura monacal bizantina que existían en la región sirio-palestina que influyeron en el origen de la hermandad de los Hospitalarios y la actividad médico-asistencial que desplegaron en la Ciudad Santa.

Palabras clave: Bizancio; Hospitalarios; asistencia monástica; caridad; Reino Latino de Jerusalén.

Abstract:

One of the services provided by the byzantine monasteries was the lodging provision and care for the poor, the sick and peregrines. This task had in the Holy Land an enduring imprint that did not disappear neither under the Arabic rule or the European after the First Crusade. Indeed, many aspects from the byzantine world have been detected in the art, the economy and society established by the Europeans in the Latin Kingdom of Jerusalem. In the same way, historians have registered more than one loan and influence from the Greek ecclesiastical organization on that deployed by the Francs in the crusaders states. In this work we explore on the elements of the monastic byzantine culture that existed in the Syrian-Palestinian area and their influence on the origin of the brotherhood of the Hospitallers and the medical-assistance activity they displayed in the Holy City.

Keywords: Byzantium; Hospitallers; monastic care; charity; Latin Kingdom of Jerusalem

Sumario

  1. Introducción

  2. Los amalfitanos y el origen del Hospital

  3. La caridad cristiana asociada a la atención de los enfermos

  4. La primera regla del Hospital y los typika bizantinos: modelos disponibles en la región

  5. Conclusiones

1. Introducción

La provisión de hospedaje a peregrinos y el cuidado hacia los enfermos constituyeron tareas esenciales de los monasterios que existieron a lo largo y ancho del Imperio Bizantino.1 Semejante tarea, asociada al más alto ideal de caridad cristiana, fue desarrollada por la iglesia griega2 en la región de Palestina incluso luego de la conquista árabe o europea en época de las Cruzadas.3 Dicha tarea, -tal y como se manifestó en más de una de las instituciones creadas por los francos en Tierra Santa- resultó influyente en el carácter de algunas de las instituciones religiosas que se desarrollaron en Outremer luego de la primera Cruzada. Tal es el caso de algunas de las órdenes monásticas militares que surgieron en Jerusalén o Acre. En efecto, poseían una vocación definida por dos servicios fundamentales: el de las armas o el de asistencia a los pobres y los humildes. Este último servicio fue el que orientó la actividad médica y asistencial del hospital creado por los Caballeros Hospitalarios en la Ciudad Santa.4 Asimismo, uno de los mayores objetos de estudio entre quienes abordaron el estudio de la circulación de conocimientos y prácticas médicas que se desarrollaron en el Oriente latino y la procedencia o el origen del modelo hospitalario adoptado por los caballeros de San Juan.5

De la misma forma, aunque en menor medida, han sido atendidos los elementos que pudieron influenciar el modelo de organización monástica que adoptaron los primeros hermanos luego conocidos como los Hospitalarios. En este sentido, nuestro trabajo consiste en el análisis de una serie de sucesos históricos y las características propias de la cultura monacal griega que nos permiten pensar en la adopción de un modelo asistencial bizantino en el origen de la comunidad de los freires sanjuanistas.

Nuestra propuesta se sostiene en tres elementos. El primero de ellos se vincula a la conexión existente entre el mundo bizantino y el origen del Hospital.6 El segundo, a la similitud entre los ideales de caridad religiosa que guiaban la atención y el cuidado médico bizantino existente en Tierra Santa y el que desarrollaron los Hospitalarios. El tercero, a la existencia de más de un punto en común entre la primera Regla de la Orden de San Juan y los typika de dos monasterios griegos de la región de Palestina.

2. Los amalfitanos y el origen del Hospital

Dentro del conjunto de factores históricos que vinculan el origen de la Orden de los Hospitalarios a la cultura bizantina, el más importante remite a la fundación amalfitana del Hospital a partir del contacto cercano que los mercaderes de la ciudad italiana mantenían con algunos monasterios del mundo bizantino en Tierra Santa7. En efecto, la historia de los freires Hospitalarios comenzó en el año 1071, cuando un grupo de mercaderes amalfitanos reconstruyó el monasterio benedictino de Santa María de los Latinos junto al hospicio asociado en Jerusalén8. El hospicio había sido construido originalmente por los bizantinos en el siglo V y dedicado a San Juan el Limosnero (ca. c550 - ca. 619), aunque posteriormente fuera reemplazado por la advocación a San Juan el Bautista.9

Luego de ser renovado, los amalfitanos emplearon para la dirección del complejo a un grupo de hermanos benedictinos que a cambio de la reconstrucción les otorgarían atención y hospedaje a los mercaderes de dicha ciudad que llegaban a Tierra Santa. Al mismo tiempo, también se fundó un convento de monjas para la atención de las mujeres en el hospicio de Santa María Magdalena.10

Luego de la conquista europea de la Ciudad Santa, ante el incremento del número de peregrinos a Jerusalén, los mercaderes amalfitanos crearon un tercer hospicio y otra Iglesia para la atención de todos los viajeros pobres sin importar su origen. La hermandad a cargo se conocería con el nombre de los Hospitalarios, cuyo fundador se llamó Gerardo. En pocos años estos hermanos organizaron un eficiente servicio de atención hospitalaria e iniciaron un proceso de transformación que los llevaría a convertirse en una de las órdenes religiosas más poderosas del Oriente latino y del mundo occidental11.

La importancia de Amalfi en el origen del Hospital se debía también al mantenimiento y las contribuciones que algunas familias de la ciudad italiana realizaban a diferentes casas religiosas cristianas en Tierra Santa. Tal es el caso, por ejemplo, del noble amalfitano llamado Mauro y su hijo Pantaleone. Principales contribuyentes en Jerusalén, conformaban una familia que poseía estrechos vínculos con el Imperio Bizantino12. En efecto, el mismo Mauro, “(…) poseía un palacio en Constantinopla; [y] Pantaleone había recibido el título de cónsul (hypatos) del emperador Constantino X (1059-1067) como recompensa por sostener el gobierno bizantino en el sur de Italia.”13

Del mismo modo, fue Mauro quien financió otro hospicio para los latinos en Antioquía, tiempo antes de la primera Cruzada, cuando esta ciudad todavía pertenecía al Imperio Bizantino.14 De esta manera, los amalfitanos se encontraban desde el siglo XI en contacto con el monasticismo ortodoxo.15 Si los mercaderes de esta ciudad mantenían semejantes vínculos con la tradición religiosa griega tanto de Constantinopla como de la región de Siria y Palestina, no resultaría llamativo que dicha tradición estuviese en la base del primer hospicio de lo que luego sería la orden del Hospital.

3. La caridad cristiana asociada a la atención de los enfermos

El segundo elemento que refuerza nuestra hipótesis, se vincula a la existencia de instituciones filantrópicas para el cuidado del enfermo, asociadas a monasterios de origen bizantino que permanecieron bajo control de la Iglesia griega en Palestina. Los hospitales que surgieron y se desarrollaron dentro de dicho Imperio dependían de los monasterios a los que se encontraban asociados y eran fundados por dignidades de la Iglesia griega, aristócratas o emperadores, como parte de una tarea filantrópica asociada a la caridad cristiana. Es decir, su origen era esencialmente religioso. Entre las responsabilidades que estos xenodoquios asumieron con los pobres y los desahuciados, se encontraba la distribución de comida en las puertas del edificio, el sostenimiento de baños, panaderías, hostales para peregrinos y, fundamentalmente, hospitales para enfermos.16

En el mundo del islam, en cambio, los hospitales eran parte de un sistema de atención pública promovido y sostenido por la élite gobernante, sin mediar ninguna institución religiosa como ocurría con los monasterios en Bizancio. Tampoco el cuidado y atención al enfermo estaba asociado a una caridad de tipo religioso como lo era en el Oriente cristiano.17Al mismo tiempo, la medicina practicada en los hospitales árabes no estaba asociada a prácticas religiosas.18 Por el contrario, el tratamiento en las instituciones bizantinas comenzaba con la confesión del paciente y, al menos antes del siglo VIII, muchas veces era llevado a cabo por monjes o sacerdotes. Nada de esto ocurría en las del mundo árabe. Tampoco era usual encontrar en sus hospitales mezquitas asociadas, como estaban las iglesias a los monasterios bizantinos.19

En el mismo sentido, en el Islam la fundación de los hospitales constituía un elemento legitimador del poder de los gobernantes, ya que el sostenimiento de estas instituciones era visto como prestigioso y otorgaba mayor popularidad en el conjunto de la población.20 Este factor tuvo relevancia sobre el funcionamiento de los hospitales, cuya organización era totalmente secular. En efecto, a diferencia de las del mundo bizantino, las instituciones hospitalarias del mundo árabe fueron fundamentalmente privadas -fundadas por medio de donaciones de importantes dignatarios o ricos benefactores- y no dependían de ninguna institución religiosa. 21

Jean Richard, a propósito de los hospitales sostenidos por diferentes congregaciones en el Reino Latino, sostuvo que el sistema hospitalario que se desarrolló en Tierra Santa en época de las Cruzadas era diferente al del mundo occidental.22 Según el autor la forma predominante en la creación de enfermerías y hospitales era a partir de la asociación del hospital con el monasterio o el capítulo que oficiaba en los lugares visitados por los peregrinos. En este sentido Monique Amoroux argumentó que los hospitales o los hospicios establecidos por los francos en Outremer fueron en gran medida apropiaciones de establecimientos que ya existían en la región desde la época bizantina.23 Dichos establecimientos, a diferencia de los de Occidente, atendían a sus residentes en espacios específicos designados para tal fin “(…) donde la reunión confraternal de los enfermos y los cuidadores funcionaba como una entidad propia a diferencia de la práctica caritativa occidental”.24

Por otro lado, si analizamos las fuentes sobre la historia del Hospital en Jerusalén, encontramos que el ideal de la caridad cristiana que operaba en la atención de los enfermos en las instituciones hospitalarias de Bizancio se repetía en la domus Dei de los caballeros de San Juan. En efecto, dicho ideal ya se expresaba en la bula papal Pie postulatio voluntatis promulgada por el Papa Pascual II, donde se destacaba el gran valor de la tarea caritativa de asistencia a los peregrinos y el cuidado del pobre en el xenodochium de la Orden.25

Al mismo tiempo, más de un autor de la época destacó la importancia y señaló la novedad del trabajo de la Orden para Occidente. Jacobo de Vitry, por ejemplo, asociaba la tarea del cuidado del enfermo y el pobre protagonizada por los freires sanjuanistas al espíritu de cruzada. De esta manera, de Vitry relata el origen del monasterio y del hospital, que vinculaba a la conquista de Jerusalén en 1099 bajo el mando de Godofredo de Bouillón, para pasar rápidamente a la mención de Gerardo, fundador de la Orden de San Juan.

Y en el origen, este xenodochium u hospital de San Juan no tenía ni ganancias ni otras propiedades. Esto es porque la abadesa de Santa María Latina, que lo tenía a su cargo, hacía distribuir a los pobres y a los enfermos partes y restos de comida de los dos monasterios y de las limosnas de los fieles. A continuación complació a la divina misericordia de liberar de infieles a la ciudad de nuestra salvación por la mano del duque Godofredo y otros fieles de Cristo y restableció la religión cristiana. Entonces un hombre llamado Gerardo, de santa vida y piedad probada, por mucho tiempo bajo la dirección del abad, se dedicó a la atención de los pobres en el hospital (…). 26

De esta forma, el obispo de Acre exaltaba la humildad del gran Hospital -o xenodochium- que ya desde su origen se encargaba de alimentar y cuidar a los fieles, tarea que, a partir de Gerardo, fundador de la Orden, habría evolucionado hacia la atención de los pobres en su hospital. Lo que se destaca de este pasaje, por lo tanto, es que la tarea de asistencia se asocia a una caridad religiosa que se expresa con la afirmación de que la abadesa de Santa María Latina y Gerardo, daban limosnas a los fieles y ayudaban a los pobres en la ciudad donde había sido “restablecida la religión cristiana”.

De igual modo, el espíritu de asistencia y cuidado de pobres, enfermos y peregrinos, se expresaba en la regla de Raimundo del Podio.27 Sucesor de Gerardo y primer maestre de la Orden desde 1118, se encargó en algún momento entre los años 1125 y 1153, de definir el documento que habría funcionado como la primera Regla de los hospitalarios.28 Este aspecto, vinculado al tercer elemento de nuestra hipótesis, también nos conduce a pensar que en el origen los freires de San Juan incorporaron diversos aspectos de la cultura hospitalaria bizantina.

4. La primera Regla del Hospital y los typika bizantinos: modelos disponibles en la región

Hace más de 100 años Delaville Le Roulx señaló que la Regla de Raimundo del Podio no conformaba un texto inalterado sino más bien de un cuerpo de disposiciones escritas que a lo largo del tiempo sufrió modificaciones sucesivas y adiciones de estatutos complementarios.29 En este sentido, más de un autor señaló posibles modelos de inspiración para la redacción de dicha Regla.

En general, se asume que se trató de un documento de inspiración principalmente de agustiniana.30 En efecto, esto no debería llamarnos la atención, ya que, como señaló Riley-Smith, el modelo de la regla de San Agustín fue uno de los más populares entre las nuevas comunidades religiosas que surgieron desde el siglo XII.31 Sin embargo, pese a ser el modelo que en términos generales siguió el documento elaborado por Raimundo del Podio, debemos considerar, como lo hacen los autores especializados, que su producción podría incorporar elementos diversos, entre ellos, los de carácter contingente, producto de las diversas situaciones que la hermandad de San Juan enfrentó desde sus primeros años en Tierra Santa, fruto de las experiencias de Gerardo y de sus colaboradores en un apostolado que no se había ejercido hasta entonces en la Iglesia latina.32 Por lo tanto, lo experimentado por Gerardo y los primeros miembros de la Orden habría generado que sus integrantes desarrollaran diferentes soluciones destinadas a regular la conducta que ellos debían seguir en cada momento.33 Así, la composición de la Regla de Raimundo no habría respondido únicamente a un marco normativo específico, sino también a las diferentes situaciones que la Orden atravesó en Jerusalén desde su origen.

En un sentido similar, podríamos preguntarnos si el documento que regulaba la vida de los freires sanjuanistas no contendría elementos de la cultura monástica local. Si analizamos y comparamos otra serie de documentos como los typika de los monasterios griegos de San Sabas, en Jerusalén y Tou Roidiou, en Siria,34 -cuya difusión ideológica fue central en la región- con la regla del Hospital encontramos similitudes que convienen destacar, ya que podrían indicar elementos utilizados en la composición del documento regular de la Orden, así como puntos de encuentro entre la cultura griega y los francos en Tierra Santa.35

En efecto, en el Typikon del monasterio conocido bajo el nombre de “Madre de Dios tou Roidiou” -cuya redacción tuvo lugar en algún momento de la primera década del siglo XII- existen referencias a los peregrinos europeos durante la época de las Cruzadas.36 En la Regla de Roidion se señalaba que se reciba y permita incluso a los francos a residir en el hospicio y comer en la mesa, más allá de sus “pensamientos irracionales”.37Dicho monasterio, en la región de la Montaña Negra en Antioquía, se encontraba cercano a las rutas de peregrinaje a la Ciudad Santa, razón que potenciaba la visita de la población europea que se trasladaba a Jerusalén.38

En el mismo sentido, existen referencias a los francos en el typikon del monasterio de San Sabas. Si bien la gran Lavra y su hospicio asociado funcionaban en la ciudad desde el siglo V, las versiones sobrevivientes de su Regla fueron redactadas en la época de las Cruzadas, lo que se refleja también en la mención a los francos en más de un pasaje, por ejemplo, cuando se refiere al permiso otorgado a los sacerdotes europeos de celebrar misa en la Iglesia del monasterio de Jerusalén.39

Por lo tanto, es probable que el contacto que los freires originales del Hospital mantuvieron con estos monasterios haya sido más o menos fluido. A propósito del monasterio de San Sabas, dicho contacto no debería llamarnos la atención ya que esta institución tuvo un papel central en la fuerte renovación de la vida monástica bizantina de la región durante los siglos XII y XIII.40

Una primera coincidencia entre la Regla de Raimundo del Podio con los typika de Sabas y Roidion se relaciona con el carisma que se manifestaba fundamentalmente en la hospitalidad y cuidado de todos los pobres y necesitados. Como ha sido señalado por más de un historiador, la Regla describe fundamentalmente a una orden comprometida únicamente en actos piadosos y la reunión de los recursos necesarios para llevar adelante su obra.41 En efecto, la quinta cláusula de la Regla se establecía que todos los hermanos, clérigos o laicos, fueran a administrar las donaciones recibidas por el Hospital entre los pobres. Así mismo ofrecía hospedaje a todos los peregrinos que lo solicitasen.42 Al mismo tiempo, la tercera cláusula asociaba la tarea de atención con el deber religioso,

(…) el sacerdote debe ir en vestimentas blancas a visitar a los enfermos portando religiosamente el cuerpo de nuestro Señor, y el diácono y el subdiácono, o al menos un acólito, yendo delante portando una linterna con una vela encendida y la esponja con el agua bendita. 43

Por su parte, el typikon de San Sabas indicaba en su octavo punto que aquellos que no quisieran echar raíces en el Lavra, recibirían en el hospicio, hospitalidad y descanso44. De la misma forma, el typikon de Roidion en la Montaña Negra indicaba que, del mismo modo que en el monasterio de San Sabas, allí también fueran recibidos los pobres y los extraños, tanto amigos como enemigos. Agregaba que esto debía hacerse siguiendo dos preceptos fundamentales del Señor tal y como figuran en el Evangelio de Mateo: el amor a Dios y el amor al prójimo (Mat. 25:35).45

De esta forma, el acto de caridad cristiana quedaba asociado a la acción de hospedaje y cuidado de los pobres y enfermos. Como ya mencionamos, este aspecto común en la práctica religiosa bizantina, constituía una novedad para el mundo occidental. El énfasis de los freires de San Juan en la atención de los necesitados para el beneficio de estos últimos, antes que una forma de salvación para sí mismos a través de la realización de buenas acciones, era realmente innovador. En efecto, los Hospitalarios se definían a sí mismo como siervos o esclavos de los enfermos46 cuya devoción religiosa por el cuidado de éstos era algo que los distinguía de las prácticas devotas del mundo occidental.47 De este modo se expresaba la regla de Raimundo en la cláusula 16 donde establecía que,

Y en la obediencia en la que el maestre y el capítulo del Hospital ordena cuando el enfermo venga, así sea recibido, sea comulgado religiosamente, confesando primeramente sus pecados a un sacerdote, y luego sea llevado a una cama, y allí también [sean tratados] como señores, según el poder de la casa. Cada día antes que los hermanos vayan a comer, sea reconfortado caritativamente con la comida; del mismo modo, todos los domingos, que la epístola y el evangelio sean cantadas en esta casa, y la casa sea regada en la procesión con agua bendita.48 (énfasis nuestro)

Por lo tanto, existía un espíritu similar en la idea de hospedaje, atención y servicio que inspiraba a los hospitalarios con la que se expresaba en los typika de los monasterios bizantinos de Jerusalén y la Montaña Negra en Siria.

De la misma forma, otro de los preceptos que guiaban la obra de los hospicios bizantinos y que se expresaba también en la tarea asistencial de los Hospitalarios era la renuncia a cualquier posesión personal para dedicarse a la atención de los pobres y enfermos. En efecto, como se indica en la primera cláusula de la regla de la Regla, todos los freires deberían ser castos, obedientes y vivir sin propiedad.49

(…) todos los hermanos, comprometidos en el servicio de los pobres, deberán cumplir con la ayuda de Dios, tres cosas que han sido prometidas a Dios, a saber: castidad y obediencia; eso es a cualquier cosa que sea comandada a ellos por sus maestros, y vivir sin propiedad; porque Dios requerirá estas tres cosas en el juicio final.50

De igual manera, el typikon de Roidion, basado en la ley cenobítica, señalaba que no estaba permitido a ningún hermano que poseyera algún bien propio.51 Por otro lado, aunque desvinculados de los aspectos asistenciales, las coincidencias entre los typika de estos dos monasterios y la Regla, se expresan en otras cláusulas que regulaban la conducta de los hermanos. Por ejemplo, en relación a las mujeres, el primer punto del typikon de San Sabas establecía que cualquier monje que sea encontrado en algún convento de monjas, o en contacto de cualquier forma con cualquier mujer, sea expulsado de la hermandad a causa del escándalo que eso produciría no solo entre los cristianos, sino también entre los gentiles. En el mismo pasaje se señala también, y de la misma forma, que, bajo ningún pretexto, como el de arreglar el pelo o escuchar confesiones, se visite a ninguna mujer.52 De manera similar, la cláusula número cuatro de los hospitalarios indicaba que,

Entonces cuando ellos estén en la iglesia o en la casa, o en otro lugar en el que haya mujeres, guarden su pudor, no laven las cabezas de las mujeres, ni sus pies, ni hagan sus camas. A nuestras Señoras, que habitan en su cuidado, las cuidan en esta manera. 53

A esta prohibición se sumaba lo señalado en la novena cláusula. Titulada De los hermanos en empleo de la fornicación, indicaba el castigo para cualquier hermano que haya caído en dicho pecado. Llamativamente, el problema, al igual que en el typikon de San Sabas, era el escándalo que produciría el hecho de que un hermano sea visto con una mujer.54

Pero si alguno de los hermanos, alguna vez aquella cosa no evita, los pecados de la caída en fornicación exigen, que si él peca en secreto, haga su pena en secreto, y la penitencia conveniente le sea adjudicada; y si lo hace público y con certeza públicamente lo repite en la ciudad en la que cometió el pecado, el día de domingo, luego de la misa, cuando la gente se haya retirado fuera de la iglesia, viendo todos, sea batido duramente por su maestro o por otro de sus hermanos, aquel que el maestro ordene, y atormentado con duras varas o cintos, o sea echado fuera de toda nuestra compañía; y si nuestro Señor ilumina el corazón de este, y retorna a la casa de los pobres, y reconoce su culpa y su pecado y su transgresión de la ley de Dios, y promete enmendamiento, sea él recibido y tenido por un año entero en lugar de extranjero (…).55

Aunque más desarrollado, el sentido que guarda la Regla del monasterio de Sabas es el mismo que expresa la de los Hospitalarios: que ningún hermano sea visto con alguna mujer porque eso dañaría la reputación de la comunidad. En el caso de los hospitalarios el castigo es más explícito, así como lo son las diferentes instancias antes de la expulsión definitiva de aquél que cometiera esta infracción.

Del mismo modo, acerca de cómo deben vincularse los freires y los castigos para aquéllos que ejercen la violencia entre ellos, la Regla de Sabas en su quinto punto, establecía que aquellos que incurrieran en peleas y golpes, sino lograsen reconciliarse, serían expulsados de la comunidad monástica por oponerse a los preceptos de Cristo.56 De la misma forma, en el punto seis, se señalaba que cualquier hermano que ejerciera violencia o abusos hacia otra persona, o generase recurrentemente intrigas con otros hermanos, también debía ser expulsado de la comunidad.57 La Regla de Raimundo también establecía sanciones para los freires que peleaban entre ellos, aunque a diferencia de la del monasterio griego de Jerusalén, no indicaba su expulsión, sino diferentes castigos según el grado del altercado.58

(…) si algún hermano alterca con otro hermano, y el procurador de la casa oyese el clamor, la pena sería tal: él ayunará por siete días, los miércoles y los viernes a pan y agua, y comerá en la tierra sin mesa y sin servilleta. Y si un hermano golpea a otro hermano, el ayunará 15 días. 59

En cambio, sí ordenaba la Regla de Raimundo, al igual que en el sexto punto de la Regla de San Sabas, la expulsión de los freires que intrigan con otras personas.60

Del mismo modo, si alguno de los hermanos, que tienen obediencias por diversas tierras, va hacia alguna persona secular en forma rebelde, dando la plata de los pobres, haciéndolos reinar contra el maestro, tales hermanos sean abandonados fuera de toda la compañía.61

Por último, la Regla de Roidion expresaba que las posesiones de los hermanos que morían debían ser derivadas al hospicio para la alimentación y atención de los pobres y enfermos.62 De igual modo, la regla del Hospital expresaba que transcurridos los oficios del sacerdote hacia el hermano fallecido, el maestre de la Orden hiciera caridad y entregara todas las vestimentas de dicho hermano a los pobres.63 Como establece la Regla de Raimundo del Podio: “(…) y pasado el oficio de dicho sacerdote [por el hermano fallecido], el maestro haga caridad, entonces todas las vestimentas del hermano muerto sean dadas a los pobres”.64

Por lo tanto y hasta este punto, es posible afirmar la existencia de numerosos elementos que permiten asociar el origen de la tarea médico-caritativa de los hospitalarios con la cultura monástica bizantina en la atención brindada en los primeros hospicios creados y sostenidos por los freires originales de la Orden. Esta continuidad habrá de expresarse en la historia posterior de la Orden con la puesta en marcha de un efectivo sistema de atención médica hospitalaria en el gran hospital creado por los Hospitalarios a mediados de la década del ’50 del siglo XII.65

5. Conclusiones

La pregunta que orientó nuestro trabajo giró en torno al modelo de organización que adoptaron los hospitalarios en su tarea asistencial-caritativa. Como fue señalado, en Europa no tuvo lugar un desarrollo hospitalario de la magnitud que alcanzó en Oriente, al menos hasta el siglo XII. De tal modo, para los hermanos que organizaron su hospital en Jerusalén el modelo organizativo institucional estaría disponible solo en el mundo oriental. De este modo, indagamos en los aspectos concretos detectables en las fuentes que los primeros hermanos de la orden compartieron con la cultura médica bizantina.

Un primer aspecto, observable en las regulaciones de los monasterios de la región, se vincula al ideal caritativo asociado a la atención médica. En función de esto, pudimos establecer un primer punto de contacto entre la cultura médico-hospitalaria desarrollada por los hospitalarios con la de los hospitales bizantinos en torno a una práctica vinculada a un sentimiento de piedad religiosa. Esta afirmación, como vimos, se refuerza en una serie de elementos históricos que reflejan la importancia de Bizancio en el origen de la Orden.

Por otro lado, al comparar la primera regla de la orden con los typika de los monasterios de Roidion y Sabas y sus hospicios asociados, observamos también la existencia de más de un punto en común entre los diferentes documentos sobre el comportamiento esperable de los hermanos y los castigos por infligir la norma. Partiendo de este punto, señalamos como más de un elemento de las regulaciones de estos monasterios guardaban importantes similitudes con la primera regla de la orden en Jerusalén. De este modo, pudimos interpretar que, para la regulación de la vida de su comunidad, el Hospital se habría basado, no solo en los preceptos de la regla de San Agustín, sino en los elementos existentes en la cultura monacal oriental. Los puntos en común que dicho documento guarda con las reglas de los monasterios de la región -sumado a los elementos históricos en torno a los orígenes amalfitanos del Hospital- permiten sostener que el modelo bizantino pudo constituir una influencia que debe ser tenida en cuenta a la hora de estudiar los orígenes de la Orden de los Hospitalarios. Por lo tanto, junto a las afirmaciones que insistieron en una formación contingente de la Regla de Raimundo del Podio o las que se enfocaron sobre diversos aspectos de la cultura monacal occidental, proponemos una lectura que se enfoque en los elementos propios del mundo bizantino a la hora de pensar el origen y organización de las órdenes militares, como la de los hospitalarios y su tarea asistencial.

Referencias bibliográficas:

Agnold, Michael. Church and Society in Byzantium under the Comneni. 1081-1261. Edimburgo: Cambridge University Press, 1995. [ Links ]

Allison, Robert, trad., “Roidion: Typikon of Nikon of the Black Mountain for the Monastery and Hospice of the Mother of God tou Roidiou” en Byzantine monastic foundation documents: a complete translation of the surviving founders’ typika and testaments, eds. John Thomas y Angela Constantinides Hero. Vol. 1, 425-439.Washington: Dumbarton Oaks studies. 2000. [ Links ]

Amouroux, Monique. “Colonization and creation of hospitals: the eastern extension of western hospitality in the eleventh and twelfth centuries.” Mediterranean historical review. 14(1999): 31-43. [ Links ]

Barber, Malcolm. “The charitable and medical activities of the Hospitallers and Templars” en A history of Pastoral Care, editado por Gillian Evans 148-68. Londres: Bloomsbury Publishing, 2000. [ Links ]

Beltjens, Alain. ‘‘Les cinq règles auxquelles furent soumis les Hospitaliers de Saint-Jean de Jérusalem en Terre sainte et à Chypre.’’ Société de l’Histoire et du Patrimoine de l’Ordre de Malte. 8 (2000) :16-19 [ Links ]

Constantelos, Demetrios. J., Byzantine philanthropy and social welfare. Nueva Brunswick y Nueva Jersey: Rutgers University Press, 1968. [ Links ]

D’Angelo, Edoardo “La fondazione dell’ Ospedale de Gerusalemme e li orrizonti mediterranei della cultura di Amalfi medievale. Appendice: Johannes monachus amalphitanus, vita s. Herinis (editio prínceps)” en Parva pro magnis munera. Études de littérature tardo-antique et médiévale offertes à François Dolbeau par ses élèves, editado por Monique Goullet, 357-396. Turnhout : Brepols Publishers, 2009. [ Links ]

Delaville Le Roulx, Joseph, “Les statuts de l'ordre de l'Hôpital de Saint-Jean de Jérusalem” en Bibliothèque de l'école des chartes. T. 48, 341-365. 1887. [ Links ]

Delaville le Roulx, Joseph, ed., Cartulaire Général de l’Ordre des Hospitaliers de S. Jean de Jerusalem, 4 vols. Paris : Académie Royale des inscriptions et belle-lettres, 1895-1906. [ Links ]

Demurger, Alain, Les Hospitaliers. De Jerusalem à Rhodes. 1050-1317. París: Editions Tallandier, 2015. [ Links ]

Dols, Michael. “The origins of the Islamic hospital: myth and reality.” The bulletin of the history of medicine, 61 (1987): 367-390. [ Links ]

Donnadieu, Jacques, ed. y trad., Jacques de Vitry. Historia orientalis. Turnhout: Brepols Publishers. 2008. [ Links ]

Duffy, John. “Byzantine Religious Tales in Latin Translation: The Work of John of Amalfi”, en Byzantine Culture in Translation, editado por Amelia Brown y Neil Bronwen, 115-125. Brill: Leiden-Boston, 2017. [ Links ]

Edgington, Susan. “Medical care in the Hospital of St John in Jerusalem,” en The Military Orders: fighting for the faith and caring for the sick, Vol.2, editado por Helen Nicholson, 27-33. Londres: Ashgate, 1998. [ Links ]

Fiaccadori, Gianfranco, trad., “Sabas: Founder’s Typikon of the Sabas Monastery near Jerusalem” enByzantine monastic foundation documents: a complete translation of the surviving founders’ typika and testaments , eds. John Thomas y Angela Constantinides Hero. Vol. 4, 1311- 1318. Washington: Dumbarton Oaks studies , 2000. [ Links ]

Galadza, Daniel. “Greek liturgy in crusader Jerusalem: witnesses of liturgical life at the Holy Sepulchre and St Sabas Lavra.” Journal of Medieval History, 43, 4 (2017): 421-437. [ Links ]

Galadza, Daniel. Liturgy and Byzantinization in Jerusalem. Oxford: Oxford University Press, 2018. [ Links ]

Hamarneh, Sami. “Development of hospitals in Islam”, Journal of the history of medicine and allied sciences, 17 (1962): 366-384. [ Links ]

Hiestand, Rudolf. “Die Anfange der Johaniter.” en Die gleistichen Ritterorden Europas, editado por Josef Fleckemstein & Manfred Hellmann, 31-80. Sigmaringa: Thorbecke Verlag, 1980. [ Links ]

Huygens, Robert, ed., Guillaume du Tyr. Chronicon, Corpus Christianorum. Continuatio Medievalis, vols 63, 63A. Turnhout: Brepols Publishers , 1986. [ Links ]

Janin, Raymond, La Géographie Ecclésiastique de L’empire Byzantin. 3 vols. Paris: Institut français d’études byzantines, 1969. [ Links ]

Jotischky, Andrew. “Greek Orthodox monasteries in the Holy Land and their liturgies in the period of the crusades.” Journal of Medieval History 43, 4 (2017): 438-454. [ Links ]

Kedar, Benjamin, ed. “A twelfth-century description of the Jerusalem Hospital”, en Helen J. Nicholson, ed., The Military Orders: fighting for the faith and caring for the sick , Vol.2, 3-26. Londres: Ashgate . 1998. [ Links ]

Kurtz, E. ''Das Typikon des Heiligen Sabas”, BZ, 3 (1894): 168-170. [ Links ]

Luttrell, Anthony, “The Hospital’s privilege of 1113: texts and contexts”, The Military Orders. Culture and Conflict in the Mediterranean World . Volume 6 (2), editado por Jochen Schenk y Mike Carr, 3-9. Londres y Nueva York: Routledge, 2017. [ Links ]

Luttrell, Anthony. “The Earliest Hospitallers”, Montjoie: Studies in Crusade history in honor of Hans Eberhard Mayer, editado por Benjamin Kedar, Jonathan Riley-Smith y Rudolf Hiestand, 37-54. Londres: Variorum, 2007. [ Links ]

Luttrell, Anthony. “The Hospitallers in Twelfth-Century Constantinople”, en The Experience of Crusading, editado por Jonathan Riley- Smith et al. , 225-32. Cambridge: Cambridge University Press, 2003. [ Links ]

Miller, Timothy, The birth of the hospital in the Byzantine Empire. Baltimore y Londres: The John Hopkins University press, [1985] 1997. [ Links ]

Miller, Timothy. “The Knights of St John and the hospitals of the Latin West”, Speculum, Vol. 53, 4 (1978): 709-33. [ Links ]

Mitchell, Piers D. “The infirmaries of the Order of the Temple in the medieval kingdom of Jerusalem” en The Medieval Hospital and Medical Practice, editado por Barbara S. Bowers, 225-34. Londres: Ashgate , 2007. [ Links ]

Mitchell, Piers D., Medicine in the Crusades, warfare, wounds and the medieval surgeon. Cambridge: Cambridge University Press , 2004. [ Links ]

Charanis, Peter. “The Monk as an Element in Byzantine Society.” Dumbarton Oak Papers, 25 (1971): 61-84. [ Links ]

Pormann, Peter y Savage-Smith, Emilie, Medieval Islamic Medicine. Edimburgo: Edinburgh University Press, 2007. [ Links ]

Ragab, Ahmed, The Medieval Islamic Hospital. Medicine, Religion and Charity. Nueva York: Cambridge University Press, 2015. [ Links ]

Richard, Jean. “Hospitals and hospital congregations in the Latin Kingdom during the first period of the Frankish conquest”, en Outremer: Studies in the History of the Crusading Kingdom of Jerusalem presented to Joshua Prawer, editado por Benjamin Kedar, Hans E. Mayer y Raymond C. Smail, 89-100. Jerusalén: Yad Izhak Ben-Zvi Institute, 1982. [ Links ]

Riley-Smith, Jonathan, The Knights Hospitallers in the Levant, c. 1070-1309. Hampshire: Palgrave Macmillan, 2012. [ Links ]

Sterns, Indrikis. “Care of the sick brothers by the crusader orders in the Holy Land.” Bulletin of the History of Medicine. 57 (1983): 43-69. [ Links ]

Touati, François-Olivier. “La Terre sainte : un laboratoire hospitalier au Moyen Âge ?” en Sozialgeschichte Mittelalterlicher Hospitäler, editado por Neithard Bulst y Karl Heinz Spiess, 169-211. Ostfildern: Jan Thorbecke Verlag, 2007. [ Links ]

Vladimir Benesevic, ed. Taktikon Nikona Černogorca. Grečeskij tekst po rukopisi No 441 Sinajskago monastyrja sv. Jekateriny, San Petesburgo: Universidad de Petrogrado, 1917 (reimpreso en Hildesheim: Georg Olms Verlagsbuchhandlung, 1965): 68-80. [ Links ]

Whiting, Marlena. “Monastery Hostels in the Byzantine Near East.” En Petra- The Mountain of Aaron II: The Nabataean Sanctuary and the Byzantine Monastery, editado por Fiema Zbigniew y Jaakko Frösén, 108-113. Helsinki: Societas Scientiarum Fennica, 2016. [ Links ]

1 Véase Demetrios Constantelos, Byzantine philanthropy and social welfare (Nueva Brunswick y Nueva Jersey: Rutgers University Press, 1968); Peter Charanis, “The Monk as an Element in Byzantine Society”. Dumbarton Oak Papers, 25 (1971): 63-84.

2Michael Agnold, Church and Society in Byzantium under the Comneni. 1081-1261 (Edimburgo: Cambridge University Press, 1995), 308-309; Timothy Miller, The birth of the hospital in the Byzantine Empire (Baltimore y Londres: The John Hopkins University Press, 1997).

3Sobre la caridad monástica bizantina en Tierra Santa véase Whiting, Marlena, “Monastery Hostels in the Byzantine Near East”, en Petra- The Mountain of Aaron II: The Nabataean Sanctuary and the Byzantine Monastery, editado por Fiema Zbigniew y Jaakko Frösén (Helsinki: Societas Scientiarum Fennica, 2016), 108-13.

4Sobre la caridad monástica y la atención hospitalaria de las órdenes militares heredada del mundo bizantino bajo dominación latina, véase Monique Amouroux, “Colonization and creation of hospitals: the eastern extension of western hospitality in the eleventh and twelfth centuries”. Mediterranean historical review, 14 (1999): 31-43; Touati, François-Olivier. “La Terre sainte: un laboratoire hospitalier au Moyen Âge?”, en Sozialgeschichte Mittelalterlicher Hospitäler, editado por Neithard Bulst y Karl Spiess (Ostfildern: Jan Thorbecke Verlag, 2007), 169-211

5Entre otros, véase el primer tratamiento completo sobre medicina en las cruzadas. Piers Mitchell, Medicine in the Crusades, warfare, wounds and the medieval surgeon (Cambridge: Cambridge University Press, 2004). El segundo capítulo está fundamentalmente dedicado al hospital de San Juan en Jerusalén y Acre. También, los trabajos de Susan Edgington y Benjamin Kedar. Respectivamente, Edgington, Susan. “Medical care in the Hospital of St John in Jerusalem”, en The Military Orders: fighting for the faith and caring for the sick, vol.2, editado por Helen Nicholson (Londres: Ashgate, 1998), 27-33; Kedar, Benajmin, “A twelfth-century description of the Jerusalem Hospital”, en The Military Orders: fighting for the faith and caring for the sick, vol.2, editado por Helen Nicholson (Londres: Ashgate, 1998), 3-26; Véase también, Barber, Malcolm. “The charitable and medical activities of the Hospitallers and Templars”, en A history of Pastoral Care, editado por Gillian Evans (Londres: Bloomsbury Publishing, 2000), 148-168. Sobre la procedencia del modelo hospitalario a propósito de las comidas otorgadas en el hospital en Jerusalén y sus similitudes con diversos tratados médicos que circulaban en la region véase Indrikis Sterns, “Care of the sick brothers by the crusader orders in the Holy Land”. Bulletin of the History of Medicine 57 (1983): 43-59. Cfr. Edgington, “Medical care”; Mitchell, Piers “The infirmaries of the Order of the Temple in the medieval kingdom of Jerusalem”, en The Medieval Hospital and Medical Practice, editado por Barbara S. Bowers (Londres: Ashgate, 2007), 225-34.

6Designaremos al hospital en Jerusalén con minúscula, para distinguirlo del Hospital con mayúscula, cuando nos refiramos a los caballeros hospitalarios y no a la institución hospitalaria.

7Janin, Raymond, La Géographie Ecclésiastique de L’empire Byzantin, vol. 3: Les Églises et Les Monastères (Paris: Institut français d’études byzantines, 1969), 570.

8Miller, Timothy, “The Knights of St John and the hospitals of the Latin West”, Speculum, 53, 4 (1978): 717.

9Sobre las posibles razones de su reemplazo, véase, Alain Demurger, Les Hospitaliers. De Jerusalem à Rhodes. 1050-1317 (París: Editions Tallandier, 2015), 54-57. En este punto conviene destacar la elección de los amalfitanos en reconstruir un hospicio dedicado al patriarca alejandrino del siglo VII y la importancia de la literatura bizantina que circulaba en Amalfi en el siglo XI. En efecto, gracias a la obra de traducción del monje llamado Juan de Amalfi -conocido también como Johannes Monachus- de todo un conjunto de textos bizantinos, los mercaderes amalfitanos pudieron disponer de una versión latina de la vida de Juan el Limosnero. De hecho fue, por su encargo, que dicho monje realizó esta serie de traducciones durante su residencia en Constantinopla. Véase, Edoardo D’Angelo “La fondazione dell’ Ospedale de Gerusalemme e li orizonti mediterranei della cultura di Amalfi medievale. Appendice: Johannes monachus amalphitanus, vita s. Herinis (editio princeps)’’, en Goullet, Monique (ed.), Parva pro magnis munera. Études de littérature tardo-antique et médiévale offertes à François Dolbeau par ses élèves, editado por Edoardo D’Angelo (Turnhout: Brepols Publishers, 2009). Sobre la figura de Juan de Amalfi y su obra de traducción véase, Duffy, John ‘‘Byzantine Religious Tales in Latin Translation : The Work of John of Amalfi’’, en Byzantine Culture in Translation, editado por Amelia Brown y Neil Bronwen (Brill: Leiden-Boston, 2017).

10Guillermo de Tiro, Guillaume du Tyr. Chronicon, ed. Robert Huygens, (Corpus Christianorum. Continuatio Medievalis, vols 63, 63A. Turnhout: Brepols Publishers, 1986), 816-817.

11Para la cronología de la fundación y su vínculo con Amalfi véase Jonathan Riley-Smith, The Knights Hospitallers in the Levant, c. 1070-1309. (Hampshire: Palgrave Macmillan, 2012), 15-18.

12Miller, “The Knights of St John and the hospitals”, 728.

13“Mauro himself possessed a palazzo in Constantinople; Pantaleone had received the title of consul (hypatos) from Emperor Constantine X (1059-1067) as a reward for supporting the Byzantine government of southern Italy.” Miller, “The Knights of St John and the hospitals”, 728.

14Luttrell Anthony, “The Hospitallers in Twelfth-Century Constantinople”, en The Experience of Crusading, editado por Jonathan Riley- Smith, Marcus Bull, et al. (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 228.

15Miller, “The Knights of St John and the hospitals”, 728.

16Agnold, Church and Society, 308-309.

17Peter Pormann y Emilie Savage-Smith, Medieval Islamic Medicine. (Edimburgo: Edinburgh University Press, 2007), 101.

18Ahmed Ragab, The Medieval Islamic Hospital. Medicine, Religion and Charity. (Nueva York: Cambridge University Press, 2015). Véase especialmente el capítulo uno.

19Sami Hamarneh, “Development of hospitals in Islam”. Journal of the history of medicine and allied sciences 17 (1962): 380.

20Michael Dols, “The origins of the Islamic hospital: myth and reality”. The bulletin of the history of medicine, 61 (1987).

21Hamarneh, 1962, “Development of hospitals in Islam”, 379-380.

22Jean Richard, “Hospitals and hospital congregations in the Latin Kingdom during the first period of the Frankish conquest”, en Outremer: Studies in the History of the Crusading Kingdom of Jerusalem presented to Joshua Prawer, editado por Benjamin Kedar, Hans Mayer y Raymond Smail (Jerusalén: Yad Izhak Ben-Zvi Institute, 1982), 91.

23Amouroux, “Colonization and creation”.

24‘‘(…) où la réunion confraternelle des malades et des soignants fonctionne comme une entité propre à la différence de la pratique charitable occidentale.’’ François-Olivier Touati. “La Terre sainte”, 185.

25Joseph Delaville le Roulx, ed., Cartulaire Général de l’Ordre des Hospitaliers de S. Jean de Jerusalem, 4 vols. (Paris: Académie Royale des inscriptions et belle-lettres, 1895-1906), N° 30, 29-30 (De aquí en más se citará el número del Cartulario con el número de página). Sobre el privilegio, el contexto de su proclamación papal, así como el análisis de su contenido, véase Luttrell, Anthony, “The Hospital’s privilege of 1113: texts and contexts”, en The Military Orders. Culture and Conflict in the Mediterranean World. Vol.6 editado por Jochen Schenk y Mike Carr (Londres y Nueva York: Routledge, 2017).

26“Et quoniam a principio predictum xenodochium seu hospitale Sancti Ioannis reditus vel alias possessiones non habetat, de fragmentis et reliquiis mensarum utriusque monasterii et de quibusdam eleemosynis fidelium abbas de Latina ad quem illud hospitale spectabat, pauperibus et infirmis faciebat provideri. Postquam divine placuit pietati ut civitatem redemptionis nostre per ducem Godefridum et alios Christi fidelis ad impiorum dominio liberaret et eam cultui restitueret christiano, vir quidam sancte vite et probate reliogionis nomine Gerardus, qui longo tempore de mandato abbatis in predicto hospital pauperibus devote ministraverat(…).” Jacobo de Vitry, Jacques de Vitry. Historia orientalis. ed. y trad, Jacques Donnadieu (Turnhout: Brepols Publishers. 2008), 258.

27Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 62-68.

28Se ha sugerido que seguramente existieron algunas regulaciones escritas para el año 1120, pero su origen sería incierto. Rudolf Hiestand, “Die Anfange der Johaniter”, en Die gleistichen Ritterorden Europas, editado por Josef Fleckemstein y Manfred Hellmann (Sigmaringa: Thorbecke Verlag, 1980), 55.

29Sobre el análisis de los estatutos que conformaron la Regla de Raimundo del Podio, véase Delaville Le Roulx, Joseph. “Les statuts de l'ordre de l'Hôpital de Saint-Jean de Jérusalem”. En Bibliothèque de l'école des chartes 48 (1887): 343-344.

30Anthony Luttrell, “The Earliest Hospitallers”, en Montjoie: Studies in Crusade history in honor of Hans Eberhard Mayer, editado por Benjamin Kedar, Jonathan Riley-Smith y Rudolf Hiestand. (Londres: Variorum, 2007), 43-44. Una concisa y clara explicación sobre el documento regular de la Orden, sancionado bajo maestrazgo de Raimundo del Podio, su confección y los elementos que le dieron origen en Riley Smith, The Knights Hospitallers, 24-26.

31Riley Smith, The Knights Hospitallers, 25.

32Alain Beltjens, ‘‘Les cinq règles auxquelles furent soumis les Hospitaliers de Saint-Jean de Jérusalem en Terre sainte et à Chypre,’’ Société de l’Histoire et du Patrimoine de l’Ordre de Malte, 8 (2000): 18

33Beltjens, ‘‘Les cinq règles’’, 18

34El monasterio de la Madre de Dios de la Granada en la Montaña Negra en Siria y el de San Sabas en Jerusalén. Respectivamente, Vladimir Benesevic, ed. Taktikon Nikona Černogorca. Grečeskij tekst po rukopisi No 441 Sinajskago monastyrja sv. Jekateriny (San Petesburgo: Universidad de Petrogrado, 1917-reimpreso en Hildesheim: Georg Olms Verlagsbuchhandlung, 1965), 68-80.Traducción al inglés: Robert Allison, “Roidion: Typikon of Nikon of the Black Mountain for the Monastery and Hospice of the Mother of God tou Roidiou”, en Byzantine monastic foundation documents: a complete translation of the surviving founders’ typika and testaments, editado por John Thomas y Angela Constantinides Hero, vol. 1 (Washington: Dumbarton Oaks studies, 2000), 425-439; Kurtz, E., ed., “Das Typikon des Heiligen Sabas”, BZ, 3 (1894): 168-170. Traducción al inglés: Gianfranco Fiaccadori, trad., “Sabas: Founder’s Typikon of the Sabas Monastery near Jerusalem”, en Byzantine monastic foundation documents: a complete translation of the surviving founders’ typika and testaments, editado por John Thomas y Angela Constantinides Hero, vol. 4 (Washington: Dumbarton Oaks studies, 2000), 1311-1318 (Se citarán de aquí en más como Roidion y Sabas con el número de página).

35El contexto religioso e ideológico que atravesaba el monacato griego entre los siglos XII y XIII en Tierra Santa valida este tipo de comparación. El “realineamiento” de la iglesia griega en Jerusalén y Tierra Santa con Constantinopla, sobre todo después de la reconquista bizantina del norte de Siria en el 960, dio lugar a la reafirmación litúrgica de lo “griego” (en particular desde el monasterio de Sabas) y constituyó un proceso que ha sido llamado por Daniel Galadza de “Bizantinización” en Tierra Santa. Sobre este proceso véase Galadza, Daniel, Liturgy and Byzantinization in Jerusalem (Oxford: Oxford University Press, 2018); Sobre la pervivencia y fusión cultural de muchos elementos de la liturgia griega con la iglesia latina, véase, Galadza, Daniel. “Greek liturgy in crusader Jerusalem: witnesses of liturgical life at the Holy Sepulchre and St Sabas Lavra”. Journal of Medieval History 43:4 (2017): 421-437; En efecto, durante este período tuvo lugar una fuerte renovación de la cultura monacal bizantina que se manifestó fundamentalmente a partir del incremento del arte monumental griego, una mayor producción de manuscritos litúrgicos, así como la reconstrucción de antiguos monasterios ortodoxos en la región. Véase Andrew Jotischky, “Greek Orthodox monasteries in the Holy Land and their liturgies in the period of the crusades”. Journal of Medieval History, 43:4 (2017).

36Roidion, 425.

37Roidion, 432.

38Véase por ejemplo la descripción de las comunidades monásticas de la Montaña Negra en Siria realizada por Jacobo de Vitry en su Historia Oriental. De vitry, Historia orientalis, 188.

39Sabas, 1316.

40En efecto, el monasterio tuvo un papel destacado en el “realineamiento” de la iglesia griega en Jerusalén y Tierra Santa con Constantinopla al que ya nos referimos en una nota anterior.

41Riley Smith, The Knights Hospitallers, 26.

42Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 64.

43‘‘(…) et le prestre doit aler en blans vestimenz à visiter les malades en portant relegiousement le cors de nostre Seignor, et le diaque ou le soudiaque, ou au mains acolite voise devant portant la alnterne aveuc chandoile alumée et l’esponge aveuc l’aigue benoite.’’ Cartulario General, vol 1, N°70, 63.

44Sabas, 1317.

45Roidion, 430.

46Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 67.

47Riley-Smith, The Knights Hospitallers… p. 69-70; “The Earliest Hospitallers”, p. 41.

48‘‘Et en cele hobedience en laquele le maistre et le chapistre de l’Ospital comandera quant le malade venra la, ensi soit recehu, et soit cumenié relegiousement, confessé premierement ses pechiez au prestre, et apres soit portez au lit, et ileuc aussi com sires selonc le pooir de la maison, chascun jor avant que les freres voisent mangier, soit refait de viande charitablement; encore en toz les dimenches l’epistre et l’evangile soient chantez en cele maison, et la maison soit arosée au la procession aveuc aigue benoite.’’ Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 67.

49Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 63.

50‘‘ (…) touz [les freres], au servise des povres venans, tiegnent III choses au l’ayde de Deu, lesqueles sont promises à Deu, Ce est à savoir: chaesté, et hobedience; ce est quelconque chose est comandée à eaus de lor maistres, et vivre sanz propre; quar Dex requerra ces III choses d’eaus au darrain jugement.’’ Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 63.

51Roidion, 432.

52Sabas, 1316.

53‘‘Encores quant il seront en iglise ou en maison, ou en autre leu auquel femes soient, gardent lor sapience en fyée, ne femes lavent lor testes, ne lor piés, ne facent lor liz. Nostre Sires, qui habite es siens sains, les garde en ceste maniere.’’ Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 63.

54Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 64-65.

55‘‘Des freres en fornication chehuz.- Mais se aucun des freres, laquele chose onques n’aviegne, les pechiez requerans charra en fornication, se il pecha amucéement, face sa penance amucéement, et penitence covenable lui soit enjointe; et se il sera publiez et repris par certaineté paleisement en cele vile en laquele il aura fait le pechié, le jor de dimenche, apres les meses, quant le peuple sera eissu hors de l’iglise, veanz trestoz de son maistre ou de autres freres auquel le maistre comandera, soit batu durement, et tormenté aveuc dures verges ou corroies, ou soit boutez hors de toute nostre compaignie; et en apres, se nostre Sires enluminera le cuer de celui, et retornera à la maison des poures, et reconoistra soi coulpable et pecheor et trespasseor de la loy de Deu, et prometra amendement, il soit recehu et soit tenu par I an entier en leu d’estrangier (…).’’ Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 64-65.

56Sabas, 1317.

57Sabas, 1317.

58Cartulario General, Vol. 1, N°70, 65.

59‘‘Encore se aucun frere autentie aveuc autre frere, et le procureor de la maison aura ehu la clamor, la penance soit tele: il gehunera par VII jors le mecredi et le venredi en pain et en aigue, et mangera en terre sanz table et sanz toaille. Et se le frere ferra autre frere, il gehunera XL.’’ Cartulario General, Vol. 1, N°70, 65.

60Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 67.

61‘‘Encore se aucun des freres, qui tienent hobediences par diverses terres, venans à aucune personeseculiere en revelant foi, donant les monoies des povres, que ceaus facent les diz freres regner par lor force contre lor maistre, telz freres soient hors getez de toute la campaignie.’’ Cartulario General, N° 70, 67.

62Roidion, 433-435.

63Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 67.

64‘‘(…) et parfait l’office, le maistre face audit prestre charité, encore touz les vestimenz dou frere mort seent donez à povres.’’ Cartulario General, Vol. 1, N° 70, 67.

65Amouroux “Colonization and creation of hospitals”.

Recibido: 15 de Agosto de 2020; Aprobado: 20 de Septiembre de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons