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Prismas

On-line version ISSN 1852-0499

Prismas vol.13 no.1 Bernal June 2009

 

RESEÑAS

Christophe Charle
El nacimiento de los "intelectuales"
Buenos Aires, Nueva Visión, 2009, 238 páginas

Con casi dos décadas de retraso, finalmente El nacimiento de los "intelectuales", de Christophe Charle, es traducido al español.1 En esta obra Charle se propone desentrañar el origen paradójico de los intelectuales a partir de una pregunta que guiará todo su argumento: "¿Por qué los 'intelectuales', en el sentido del caso Dreyfus, aparecieron como grupo, como esquema de percepción del mundo social y como categoría política, en esa época (1880-1900) de estabilización de la República y de la democracia?" (p. 7).
Un trabajo en estos términos, lo obliga a una primera decisión en torno a los intelectuales. Es así que Charle adopta la definición del Manifiesto de los "Intelectuales" en la que afirma se conjugaban tres derechos: el derecho al escándalo, el derecho a coaligarse para darle más fuerza a la protesta, el derecho de reivindicar un poder simbólico procedente de la acumulación de títulos que la mayoría mencionaba junto a su nombre. Si bien estos derechos habían sido previamente utilizados, la novedad radicaba en el nuevo significado atribuido a los antiguos medios de acción y su combinación. Novedad que el autor hace explícita en la decisión de entrecomillar el término en toda la obra; "intelectuales" hará por ende alusión a este nuevo uso.
Buceando en el origen, la interpretación del historiador de la Sorbona intenta escapar tanto de lo que llama "las historias heroicas de los intelectuales" como de "la literatura denigratoria", para trazar su singularidad. Para ello aborda el estudio desde un enfoque sociológico e histórico, que, podríamos decir, combina las perspectivas de sus maestros, Maurice Aguhlon y Pierre Bourdieu, volcándose más hacia la metodología de este último. En ese camino, explícitamente Charle renuncia a hacer historia política, en busca de una historia social, una sociología de los intelectuales. Su enfoque, afirma, sólo cobra sentido "si se los coloca (a los 'intelectuales') dentro del espacio global del campo del poder que les es contemporáneo y, más en general, con relación a las transformaciones del reclutamiento social de las fracciones de la clase dominante".
En este cruce, estructura la obra en dos partes. En la primera analiza las condiciones de conjunto imperantes en el momento de la aparición de los "intelectuales"; es decir las condiciones materiales y simbólicas. Y en una segunda parte, en la que anticipa que "todo esto adquiere su verdadero sentido con la creciente intervención de los 'intelectuales' en el campo de poder" (p. 14), explora su progresiva movilización.
Charle comienza con una excelente genealogía del "intelectual" en la que se propone situar su emergencia en un contexto histórico y social específico pero teniendo en cuenta que su contenido y su función están determinados por la secuencia de representaciones anteriores. Es así que engarza la figura social del intelectual en una antigua tradición que va desde el filósofo, el poeta romántico, el artista del arte por el arte, hasta la del científico.
El propio autor reconoce que este recorrido responde a un esquema para "determinar en qué medida lo intelectual de fines del siglo xix podía llegar a vincularse con ellos" ya que a pesar de la diversidad de los temas constitutivos de las nociones que representaban el ideal sucesivo de la profesión intelectual en las diversas épocas, Charle comprueba una línea constante: la reivindicación de una creciente autonomía con relación a la religión establecida (caso del filósofo), a la clase dominante (para el poeta o el artista) o a las demás profesiones intelectuales y al público (científico, artista). Si esta tendencia a trazar líneas de continuidad es rica por su capacidad explicativa y porque ningún fenómeno surge fuera de un contexto que lo posibilita, hay un riesgo que es caer en una mirada teleológica en la que ciertos procesos se presentan como la plena realización de otros.2
Ahora bien, este cuestionamiento de las propias dimensiones del campo intelectual, de sus estructuras y reglas de funcionamiento, que daría lugar al surgimiento del "intelectual", tenía lugar en una nueva fase de la vida cultural, en un período de crisis política o ideológica; de crisis de legitimidad de las representaciones sociales dominantes que coincidía con el advenimiento de la República y la Democracia. Es así que el término "intelectual" respondía, para el autor, también a esta inédita situación, y pasaba, con relación a sus ancestros, del singular al plural, de lo individual a lo colectivo y del reconocimiento por parte de los demás, a la autoproclamación.
El nacimiento de los "intelectuales" es considerado en tres momentos. En primer lugar, los intelectuales elaboraron esas nuevas representaciones a partir de diferencias internas del campo intelectual. Luego, esas nuevas representaciones implicaron un papel político y un ejercicio del poder simbólico diferente para los intelectuales. Finalmente, esos debates fueron un banco de pruebas para las polémicas que suscitaría la intervención de los "intelectuales" durante el caso Dreyfus (p. 57).
En la segunda parte Charle centra su trabajo en la creciente intervención de los "intelectuales" en el campo de poder. En un análisis que toma, principalmente y gracias a los datos existentes, a escritores y universitarios, explora cómo entre 1877-1879 y 1897-1898 se modificó radicalmente la relación de los "intelectuales" con la política, fundamentalmente -aunque menciona los cambios externos del campo político y de la sociedad global-, a partir de los cambios en el propio campo intelectual.
En esta línea explica la politización de los intelectuales. Trazando nuevos caminos que difieren de las interpretaciones preexistentes, afirma que no es que el campo intelectual se haya politizado sino que

Los intelectuales se habían puesto a hacer política y los políticos tomaban de los "intelectuales" nuevas armas ideológicas; pero sobre todo, los debates intelectuales -es decir entre "intelectuales"- cobraban una dimensión política general, pues la cuestión de los "intelectuales" se volvía central en el debate político dominante (p. 86).

La centralidad del campo intelectual es por demás medular en su análisis. Si, según el autor, la radicalización de los intelectuales suele asociarse a la influencia del anarquismo o del socialismo, o como un modo de acercarse al pueblo, en su estudio el acento está puesto en el carácter perdurable y colectivo de la radicalización, por lo que las razones no podían responder a una situación concreta y determinada sino más bien a la lógica interna del campo intelectual. Charle busca demostrar así que, en vísperas del caso Dreyfus, las nuevas concepciones del papel político de los "intelectuales", surgidas al calor de las prohibiciones y la censura, ya estaban en el centro de la vida cultural y que los nuevos medios de movilizarlas, los manifiestos y las encuestas, ya habían sido experimentados, aunque "sólo adquirirían su verdadero sentido" en el caso Dreyfus (p. 103).
Los últimos capítulos son una puesta a prueba de las hipótesis. A partir de una lectura simbólica y sociológica busca responder cómo los intelectuales de los dos bandos se movilizaban, por qué razones, con qué criterios, cómo se relacionaban con las ideologías en acción y cómo era la composición social de los dos grupos que se oponían. Para ello toma como fuentes las peticiones de los dos grupos3 y las estudia desde dos puntos de vista, uno cualitativo y simbólico, y el otro cuantitativo y sociológico para dar cuenta del pasaje de una lógica de movilización cualitativa o elitista a una cuantitativa o democrática.
Esta mirada pretende ubicarse lejos de aquellas que abordan las razones del compromiso del caso Dreyfus a partir de las explicaciones idealistas de ambos bandos (los dreyfusistas defendiendo valores morales y los antidreyfusistas defendiendo las instituciones sociales). En palabras de Charle, si bien estas razones contribuyeron, "resultan insuficientes en sí y deben ser profundizadas mediante una investigación de sus resonancias sociales" ya que,

si individuos formalmente idénticos fueron sensibles a uno u otro sistema de valores fue porque éstos coincidían con su visión del mundo, en sí misma moldeada por su trayectoria social, por su posición relativa en sus respectivos campos de pertenencia o por su relación con el campo de poder (p. 164).

Podríamos decir que la apuesta final de Charle es enfatizar que si bien las historias del caso Dreyfus son un debate interno del campo intelectual, "detrás de esa apariencia se oculta una lucha más compleja en la que se retraducen apuestas sociales más amplias", es decir, "una lucha sobre la legítima definición de los dominantes y sobre el modo de dominación social de que se trataba" (p. 198). Una lucha que logró perdurar en el tiempo porque "el caso Dreyfus se encuentra entre las fuentes de las ideologías modernas de la izquierda y la derecha y de sus sociologías, en parte míticas y en parte reales" (p. 200).
Resulta pertinente cerrar la perspectiva de Charle con sus propias palabras: "Ese complejo proceso de surgimiento de los 'intelectuales' explica la persistencia histórica y teórica de esta noción clave de la cultura y la historia del siglo xx francés" (p. 14). Un complejo proceso que encuentra en la contradicción entre los valores enunciados por la República y las leyes reales de reproducción de sus élites uno de los fundamentos objetivos, y una persistencia histórica del "intelectual" en el campo del poder durante el transcurso de las diferentes crisis de la historia francesa luego del caso Dreyfus. Una mirada en la que la persistencia en el tiempo de los "intelectuales" dada por su "complejo proceso de surgimiento" excluye la contingencia y la posibilidad de que esa identidad originaria se transforme al compás de los avatares políticos, sociales, ideológicos, capaces de reactivar ese origen y hasta de problematizarlo.
Es así que Charle pasa de la novedad que supone la irrupción de los "intelectuales" a su perdurabilidad. En otras palabras, explica el surgimiento como ruptura, pero para dar cuenta de la persistencia. Cobra sentido entonces la búsqueda de antecedentes, de prefiguraciones que no sólo anticiparían el devenir sino que adquieren su verdadero sentido en el emblemático caso Dreyfus.4 Un verdadero sentido, que si bien se asocia con un contexto particular de aparición, responde más bien a una lógica interna del campo intelectual. De ahí que lejos de la historia política, de las ideas y los conceptos, "los 'intelectuales' del caso Dreyfus nos interesan siempre, mientras que el contexto social y político, a cien años de distancia, evolucionó por completo" (p. 206).
El gran mérito de esta obra, tal como se lo propone su autor, es situar a los intelectuales dentro de su campo específico y explicar su surgimiento más allá del "clima de época", apelando a su lógica de constitución. En este sentido, Charle realiza un trabajo sistemático y minucioso sobre el origen de los intelectuales y el modo en el que éstos se movilizan en torno al affaire Dreyfus, en el que no caben dudas de su lectura aguda y su excelente análisis. Más allá de que ciertos interrogantes exedan la perspectiva del autor, El nacimiento de los "intelectuales" es una obra que otorga nuevas miradas a un viejo problema y se convierte en un aporte fundamental a los estudios sobre los intelectuales.

Martina Garategaray

CONICET / UNQ

Notas

1 Fue publicado en 1990 y traducido en 2009. Este libro se origina en un texto remodelado de una tesis defendida en 1986 bajo la dirección de Maurice Agulhon.

2 En este sentido, sorprende que con respecto al científico afirme: "es el primer esbozo del 'intelectual' cuyo ingreso a la política es ambiguo y logra un éxito mediocre, pero prefigura las nuevas formas de compromiso propiamente intelectual que se realizarán plenamente; fuera de las formas clásicas del parlamentarismo, durante el caso Dreyfus" (p. 29).

3 Analiza las peticiones a favor de Picquart, la suscripción Henry y la fundación de la Liga de la Patria francesa, y el llamado a la Unión.

4 Prefiguraciones que tanto anticipaban el caso Dreyfus (páginas 29, 32, 56, 71, 96) como lo prolongaban en el tiempo. En palabras de Charle: "[...] el dreyfusismo prefiguraba y preparaba los nuevos partidos de izquierda en gestación que realizaban la alianza de los 'intelectuales' y los 'trabajadores'" (p. 199).

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