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Relaciones

Print version ISSN 0325-2221On-line version ISSN 1852-1479

Relaciones vol.45 no.1 Buenos Aires June 2020

 

NOTA

CALIBRACIÓN RADIOCARBÓNICA EN LA REGIÓN DEL CANAL BEAGLE

RADIOCARBONIC CALIBRATIONIN THE BEAGLE CHANNEL REGION

 

Luis Abel Orquera1 y Ernesto Luis Piana2

Fecha de recepción: 22 de febrero de 2020 Fecha de aceptación: 9 de mayo de 2020

 

En enero de 1975 iniciamos una campaña de excavación a orillas del canal Beagle, región sobre la que existía muy poca información arqueológica y a la que creíamos que por los costos operativos difícilmente regresaríamos. La campaña, empero, pronto indicó que varios aspectos diferían de lo que hasta entonces se creía al respecto, y esto nos motivó a regresar año tras año. Así cobró forma lo que fue llamado Proyecto Arqueológico Canal Beagle, orientado hacia un estudio metodológicamente coherente, sistemático y de larga duración sobre el poblamiento humano antiguo de la región. Cuarenta y cinco años después de ese comienzo, las tareas continúan y ya está en plena actividad una segunda generación de investigadores, en tanto una tercera está en preparación.

Cuando se tomó conciencia de la riqueza de información arqueológica ofrecida por la región, y ante la imposibilidad de enfrentar el análisis simultáneo de todas las variables presumibles, se optó por elaborar un plan de trabajo en torno de las tres que fueron consideradas más importantes o mejor detectables: 1) los posibles cambios a través del tiempo en el comportamiento o en las estrategias de los antiguos habitantes de la región; 2) la incidencia de diferencias microambientales sobre el acceso a los recursos naturales; y 3) la funcionalidad de los sitios (Orquera y Piana 1996, 1999; Orquera et al. 2008, Zangrando 2009 y en otras ocasiones). Con esa planificación hemos excavado quince sitios en extensión (ver ubicaciones en la figura 1), seis enterratorios y numerosos sondeos exploratorios. La estratigrafía y los hallazgos de la mayoría de los primeros han sido expuestos en detalle en varias ocasiones (una visión general en Orquera y Piana 1999; ver también Orquera et al. 2011; Piana 1984; Orquera y Piana 1988, 1995, 1996, 2005; Estévez Escalera y Vila Mitja 1995; Piana y Canale 1995, Piana et al. 2000, 2004, 2006, 2008, 2012; Álvarez et al. 2008; Zangrando 2009; Zangrando et al. 2014, 2018; entre otros).


Figura 1. Ubicación de localidades y sitios donde el Proyecto Arqueológico Canal Beagle desarrolló principalmente su actividad

Obviamente, no se deben olvidar las acciones pioneras en esta misma región hechas por Bird (1938 y 1946), Menghin (1956 y 1960) y alguno más. También es necesario integrar los resultados logrados por el Proyecto Arqueológico Canal Beagle con los obtenidos por Figuerero Torres y Mengoni Goñalons (1986) en Isla El Salmón, Yesner (1990) en Playa Larga, Ocampo y Rivas (2000, 2004, 2005) y Aspillaga y colaboradores (1999) en la costa norte de la isla Navari-no, Legoupil (1993-94) en el sur de esa isla y en otras más meridionales.

Igualmente imperioso es que al leer este trabajo se recuerde la secuencia de poblamiento de la porción occidental del Estrecho de Magallanes, de los senos Otway y Skyring y de otros lugares próximos a ellos, pues: a) los ambientes son muy semejantes al del canal Beagle; b) allí se desarrolló una forma de vida muy similar; c) la descrita para la zona del canal Beagle posiblemente haya tenido origen en esa otra región; y d) los procesos de desarrollo ocurridos en ambas regiones tuvieron contactos y pasaron por historias muy parecidas, probablemente eslabonadas aunque con algunas diferencias interesantes. En este sentido, consultar en especial Emperaire y Laming 1961; Ortiz Troncoso 1979; Legoupil 1989, 1993-94, 1997, 2000, 2003; Legoupil y Pigeot 2009; San Román 2010 y otras obras de estos mismos autores, como también Lara et al. 2020 (ver también las consideraciones al respecto hechas por Orquera y Piana 2006, Piana y Orquera 2007, Orquera et al. 2011).

CRONOLOGÍA

En ocasiones anteriores (por ejemplo: Orquera y Piana 1999:114, nota 46) señalamos reticencia a presentar calibraciones a años calendáricos de los fechados radiocarbónicos por estar las propuestas entonces disponibles basadas únicamente sobre datos obtenidos en el Hemisferio Norte; su aplicación al Hemisferio Sur (donde las condiciones ambientales son diferentes) no era segura. Publicaciones más recientes (McCormac et al. 2004; Hogg et al. 2013, Stuiver et al.

L. A. Orquera y E. L. Piana - Calibración radiocarbónica en la región del Canal Beagle 2013, etc., y el programa CALIB 7.01, actualizado hace muy poco) atendieron específicamente a datos del Hemisferio Sur que muestran diferencias con los obtenidos para el norte, por lo que la dificultad quedó eliminada. Por motivos que escapaban a nuestra voluntad, publicar las calibraciones de nuestros datos se retardó un poco, pero decidimos no postergarlo más.

La tabla 1 da a conocer esos resultados para los sitios que hemos excavado en extensión en cumplimiento del Proyecto Arqueológico Canal Beagle. En una columna presenta -para facilitar las comparaciones- las conversiones a años calendáricos de los puntos medios de las variaciones propuestas por los fechados radiocarbónicos originales según las actualizaciones indicadas por McCormac et al. (2004), lo que no significa que ellas deban ser consideradas como ineludiblemente representativas de las antigüedades ahora propuestas (ni que los autores de ese artículo lo hayan afirmado o dejado ver así). Otra columna indica los márgenes -con dos sigmas de amplitud- dentro de las cuales las dataciones primigenias deben ser reubicadas con alto grado de probabilidad (más del 90 %). Como consecuencia, la figura 2 actualiza la distribución temporal de los distintos conjuntos, modificando la presentada en publicaciones anteriores (por ejemplo: Orquera y Piana 1991: fig. 37).

Tabla 1. Calibración de fechados radiocarbónicos de sitios excavados en forma extensa (no sondeos exploratorios) por el Proyecto Arqueológico Canal Beagle

 


Figura 2. Ubicación cronológica de los conjuntos arqueológicos más importantes detectados por el Proyecto Arqueológico Canal Beagle (el ordenamiento de izquierda a derecha refleja la distribución

 

La tabla 2 incluye las dataciones obtenidas en enterratorios humanos detectados en la región que hemos trabajado. En solamente un caso se encontró carbón asociado que permitiese un fechado confiable; en los restantes hubo que recurrir a elementos esqueletarios, pero dado que sus poseedores muy probablemente vivieron merced a una dieta predominantemente marítima los resultados obtenidos a su respecto están afectados por el Efecto Reservorio en un grado no bien determinable (ver más abajo). La tabla 3 contiene las calibraciones aplicables a fechados radiocarbónicos obtenidos en la región del canal Beagle y en islas al sur hasta el Cabo de Hornos por investigadores que trabajaron en otros proyectos.

Tabla 2. Calibración de fechados radiocarbónicos de enterratorios excavados por el Proyecto Arqueológico Canal Beagle

 

La tabla 4 presenta las calibraciones de dataciones radiocarbónicas de conjuntos arqueológicos ubicados en el sur de la Península Mitre y en la Isla de los Estados obtenidas tanto por investigadores vinculados a nuestro grupo de trabajo en la región del canal Beagle como por otros que actuaron en cumplimiento de proyectos propios. La incorporación de esta tabla se justifica porque esa zona es vecina de la que enfocamos de manera principal en este artículo y porque algunos aspectos sugieren la existencia de relaciones estrechas entre ambas en algunos momentos de la prehistoria.

Por último, sería posible presentar además un listado de calibraciones para dataciones que hemos obtenido, no en excavaciones extensas, sino en numerosos sondeos exploratorios o en prospecciones, pero dada su longitud debe ser consultado en el apéndice que acompaña a este artículo en Internet.

En esta presentación hemos omitido la mayoría de los fechados sugeridos por análisis de productos marinos o de seres humanos y/o animales que se alimentaban mayoritariamente de ellos, pues están afectados por el Efecto Reservorio, que en los alrededores del canal Beagle puede llegar a aumentar las determinaciones de antigüedad hasta en seiscientos años. Pero esto no sucede de manera pareja en todos los casos, porque la determinación de edades de las fechas que deberían servir como base para la calibración es alterada por factores diversos en magnitudes que no son constantes. Por ejemplo, es muy frecuente que cuando se dan a conocer análisis efectuados con conchillas de moluscos no se mencione a qué taxón pertenecían éstos o si hubo mezcla de especies distintas. Sin embargo, no todas provocan un aumento similar de antigüedades (ver tabla 5). En 1986 dos investigadores expertos en análisis radiocarbónicos y uno de nosotros publicaron un listado comparativo de dataciones efectuadas sobre diversas clases de moluscos extraídos en nuestras investigaciones en Tierra del Fuego: tres realizados con conchillas de Mytilus mostraron resultados parecidos (400 a 500 años de más antigüedad que el carbón de leña recuperado en la misma subunidad), si bien análisis posteriores mostraron diferencias un poco más altas, de hasta 650 años. Los fechados hechos a partir de conchillas de lapas (Nacella y Fissurella) indicaron diferencias algo mayores (600 y 700 años), si bien otro análisis produjo un resultado mucho más aberrante. En cambio, los análisis hechos con valvas de Trophon (caracoles marinos) dieron dos resultados estadísticamente no diferenciables de los obtenidos con carbón de la misma subcapa y, nuevamente, otro discordante. Por último, los análisis hechos con Balanus, que no son moluscos sino crustáceos cirripedios, produjeron resultados totalmente incoherentes (Albero et al. 1986). Años después, en otro laboratorio se efectuó un nuevo análisis comparativo, esta vez con materiales de Imiwaia I que incluían conchillas de nueve taxones diferentes (datadas por 14C no calibrado entre 5869 y 6143 años AP) pero no carbón por no habérselo hallado en la misma subcapa. Esto impidió establecer la medida del Efecto Reservorio, pero el ordenamiento resultante fue algo distinto: en fisurellas (contrariamente a lo ocurrido en los análisis anteriores), volutas, acantinas y balanos se constataron antigüedades bastante similares a las obtenidas en los mitílidos, pero trofones, almejas, chitones y nacelas quedaron fechados entre 105 y 150 años más atrás que los mitílidos.

A mayor abundamiento, no siempre las valvas de una misma especie provocan una modificación similar de antigüedad: influye la mayor o menor cercanía de los lugares donde fueron recolectados a la desembocadura de ríos o arroyos que descargan en el mar productos orgánicos de origen terrestre. Esto hace que la incidencia de los carbonatos antiguos conservados en el agua de mar se vea diluida, y que por lo tanto el Efecto Reservorio se reduzca (Albero et al. 1988).

En el caso de los cetáceos, algunas especies suelen frecuentar durante buena parte del año aguas más templadas, por ejemplo, las cercanas a Patagonia septentrional, en tanto otras suelen permanecer todo el año al sur del Estrecho de Magallanes o incluso se trasladan a mares próximos a la Antártida: en el primer caso la magnitud del Efecto Reservorio disminuye bastante, en el segundo aumenta.

 

Tabla 4. Calibración de fechados radiocarbónicos de la costa sur de Península Mitre y de la Isla de los Estados, obtenidos por integrantes del Proyecto Arqueológico del canal Beagle o por investigadores de otros proyectos

Tabla 5. Comparaciones entre fechados radiocarbónicos obtenidos sobre muestras de carbón de lefia y de distintos taxones afectados por el Efecto Reservorio

 

Respecto de las dataciones de restos humanos, es indudable que la forma de alimentación de los antiguos habitantes de la región debió provocar distorsión de sus antigüedades a consecuencia del Efecto Reservorio. Pero las correcciones necesarias para dar un punto de partida más firme a las calibraciones chocan con inconvenientes aún mayores que los que presentan las dataciones obtenidas mediante análisis de restos de mariscos: como los seres humanos de la región no vivían permanentemente dependientes de la explotación de determinados conchales, habría que evaluar de alguna manera: 1) qué proporciones de su consumo de mariscos provenían de conchales próximos a la desembocadura de ríos o de otros más alejados; 2) más grave aún: qué proporción de su alimento satisfacía ese individuo con el consumo de carne y grasa de mamíferos marinos (también fuerte productora de Efecto Reservorio) y en cuánto hubo recurrido a la carne de animales terrestres (guanacos y otros) que no habrían producido tal efecto (un fechado radiocarbónico sugiere incluso reducción de la antigüedad, pero no es suficiente para afirmarlo). De hecho, los restos humanos de Shamakush I dan una fecha superior en solo sesenta años a la de carbón, en tanto los de Harberton Cementerio lo hacen en hasta 440 años (ver tabla 5). Esa corrección es imprescindible para estimar la medida en la que esa datación radiocarbónica inicial deba ser necesariamente modificada como base para la calibración, pero parece difícilmente realizable, y por consiguiente de nuevo habría que limitarse a estimaciones del tipo "no más de X años".

Otra dificultad es que los fechados radiocarbónicos tradicionales recibidos por nuestro proyecto mostraban con frecuencia márgenes de imprecisión altos, de más de 150 años y en algún caso más de 500 (en su mayoría fueron obtenidos en época en que el método de análisis todavía no había recibido los refinamientos y mejoras que llegaron después, y si se trataba de muestras pequeñas el laboratorio debía diluirlas con benceno). En el momento de recibir las dataciones, esos márgenes de variación no parecían plantear problemas serios, y ellas fueron productivamente utilizadas en publicaciones anteriores. Sin embargo, al usar para las calibraciones variaciones de dos sigmas de amplitud, tales márgenes se duplican, triplican o a veces más. Para datar sucesos ocurridos hace algunos milenios, la imprecisión se torna grande y por lo tanto el fechado pierde utilidad. Por lo tanto, en la tabla 1 hemos indicado los resultados de la calibración únicamente cuando los márgenes de variación no superan los quinientos años, o sea mil en total.

Por lo tanto, no es fácil calcular en qué medida cada caso particular ha sido afectado por el Efecto Reservorio. Como tampoco es conveniente seguir manteniendo la validez de la estimación pre-calibración, consideramos que sería prudente limitarnos en tales casos a expresar que su antigüedad debería oscilar alrededor de tal o cual fecha, que sería la central calibrada, dejando en suspenso la cantidad de años que pueda ser cubierta por la variación en dos sigmas, y recordando el lector que tampoco en este caso es forzoso que tal fecha "central" sea la que más se aproxime a la antigüedad real del acontecimiento en cuestión.

CONCLUSIÓN

Estas calibraciones permitirán evaluar con mayor exactitud el proceso de poblamiento humano desarrollado a través del tiempo en la región del canal Beagle. La presencia humana en la región se inició ya alrededor del límite entre Holoceno inicial y medio (fijado por Walker et al. 2012 en 8200 AP), no en el Holoceno medio como se pensaba; la adaptación al ambiente litoral se habría hecho notoria ya a principios del Holoceno medio, no en sus momentos finales.

Las calibraciones no han modificado de manera igual todas las dataciones radiocarbónicas obtenidas por los métodos iniciales. En las relacionadas con procesos arqueológicos ocurridos en la región del canal Beagle e islas más meridionales, si tomamos como guía los fechados centrales de los diversos márgenes de variación, las 157 antigüedades menores a 2200 años AP deben ser reducidas hasta en 220 años o aumentadas hasta solo 27 años, con una sola excepción de 124 años; el promedio de estas 157 dataciones es una reducción de antigüedades de 87,18 años. En cambio, las calibraciones de 64 fechados originariamente comprendidos entre 2480 y 7842 años AP aumentan entre menos nueve años (un único caso) y 920 años, con un promedio de 614,10 años.

Esto no significa que una datación pueda ser modificada automáticamente aplicando tales promedios de reducción o incremento, pues dentro de uno y otro paquete temporal hay variantes progresivas. En los fechados del primer grupo, los comprendidos entre 300 y 500 años AP se da una fuerte tendencia a no ser alterados en más de 32 o 33 años, cifras que aumentan bastante en los demás. Algo semejante ocurre en el segundo grupo: las dataciones que antes de ser calibradas se ubicaban entre 2480 y 3000 años varían al ser calibradas solo entre el recién citado caso de reducción en nueve años hasta incrementos de hasta 110 años (en la mayoría de los casos, mucho menores), en tanto en las muestras de antigüedad mayor a 3000 años las calibraciones las hacen trepar rápidamente a aumentos de varios cientos de años (como también ya se dijo, de hasta 920 años); sin embargo, también hay que indicar que las dataciones más remotas, correspondientes al limo subyacente a los conchales, muestran un leve descenso y quedan entre 699 y 769 años (alrededor de estos carbones recuperados de la capa basal no se vieron indicios de que hubieran penetrado desde capas más recientes).

En este trabajo hemos presentado los fechados radiocarbónicos de materiales arqueológicos hallados en la región del canal Beagle e islas más al sur que consideramos confiables por la concordancia que tienen con las estructuras estratigráfica y cronológica para los diferentes sitios. Esos fechados han sido obtenidos en doce laboratorios distintos, lo que es un elemento más de confiabilidad en el conjunto. No hemos incorporado a este texto las dataciones que sopesamos como inseguras: las que por algún motivo resultan incoherentes con dichas estructuras estrati-gráfica y cronológica general, o que quedaron inmersas en márgenes de variación excesivamente grandes como para que con ellas se puedan obtener precisiones temporales útiles, o que por la índole de los materiales analizados quedaron afectadas por el Efecto Reservorio (cuya calibración se dificulta mucho por las razones más arriba expuestas). No podíamos incluirlas en el texto principal, porque habría parecido que las creemos válidas, pero también es posible que algún otro investigador quiera controlarlas, y por ello las colocamos en dos anexos consultables por Internet.

AGRADECIMIENTOS

Al CONICET, por la ayuda que constantemente nos brindó desde 1984. Al Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) por el amistoso trato con que desde entonces recibió a quienes viajábamos desde Buenos Aires y a quienes se instalaron en él como investigadores o becarios. A los geólogos, biólogos y otros integrantes de esa institución, por la paciencia y espíritu colaborativo con que atendieron nuestras continuas consultas, y en especial a Adrián Schiavini por su estudio sobre los pinnípedos. A los investigadores nacionales o extranjeros que se acercaron como observadores científicos, como colaboradores de este proyecto o como participantes puntualmente relacionados con nuestra investigación. A los más de doscientos estudiantes y egresados de carreras de Antropología que colaboraron en las excavaciones y que luego, junto al personal de apoyo técnico del CADIC y a algunas otras personas rotularon y acondicionaron los materiales hallados; a quienes entre los primeros -como becarios o no- se encargaron luego de estudios analíticos de las colecciones. Finalmente, agradecemos a Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología por las muchas veces que publicó artículos nuestros y a los evaluadores por las sugerencias que nos hicieron para mejorar esta nota.

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1

L. A. Orquera, Investigador Principal del CONICET (jubilado), Director de la Asociación de Investigaciones Antropológicas, Buenos Aires. Email: laorquera@gmail.com

2

E. L. Piana, Investigador Principal del CONICET (jubilado), Centro Austral de Investigaciones Científicas, Ushuaia. Email: arqueologiatierradelfuego@gmail.com

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