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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

On-line version ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.31 Córdoba June 2014

 

BIBLIOGRAFICAS

Reseña de: Martín O. Castro (2012) El ocaso de la República Oligárquica.
Poder, política y reforma electoral 1898-1912, Buenos Aires: Edhasa

Gardenia Vidal1

 

Los temas principales que el autor presenta en la introducción y desarrolla a lo largo del libro se pueden circunscribir a cuatro planteos principales: *El análisis de la «dinámica de los conflictos internos» que se producen en la República oligárquica entre 1898 y 1912, enfatizando las luchas facciosas como eje de los mismos. *La indagación acerca de la preocupación de las élites políticas y los intelectuales reformistas por adecuar el antiguo problema de la representación ciudadana a los nuevos tiempos - las exigencias políticas, la situación social, o la denominada «cuestión nacional»-, mediante la modificación del sistema electoral. *La observación de las élites políticas para explicar, primero la conformación y el poder de las extensas redes territoriales y, luego su debilitamiento. *Relacionado con lo anterior, la investigación y reconstrucción del fuerte faccionalismo de la élite política nacional que contribuye a explicar, paradójicamente, la sanción de la ley de Reforma Electoral de 1912.

Castro interrelaciona permanentemente conceptos teóricos e historiográficos funcionales al estudio general, indicando el lugar en el que se ubica el trabajo desde ambas perspectivas. Las palabras clave de este estudio son, sin duda, élites y facciones políticas (no solo porteñas) y las define con claridad en función del uso que hace de ellas en la investigación, apelando a otros autores y a su experiencia de investigador.

Si bien los temas mencionados constituyen la «materia prima» de toda la investigación, el foco central alrededor del cual giran los mismos es el proceso de desmantelamiento del roquismo y, de forma paralela e indefectible, la formación de su antónimo el antiroquismo. En ese entretejido detallado y minucioso de los sucesos que realiza el autor a lo largo de toda su obra, quiero destacar algunos tópicos significativos como son los diversos proyectos de ley de reforma electoral discutidos en el periodo (enfatizando la ley de 1902), el proceso de finalización de la Política del Acuerdo, las manifestaciones populares porteñas que ocupan el espacio público en 1901 y en 1903 y su contribución al cuestionamiento del roquismo; la separación de Carlos Pellegrini del PAN y la posterior formación del Partido Autonomista –mentor del saenzpeñismo-, el meticuloso desmantelamiento que Figueroa Alcorta realizó de la maquinaria roquista y, por ende, el aceleramiento del retiro político de Roca.

Ell capítulo más atractivo, desde mi punto de vista, es el último donde analiza la propuesta de Roque Sáenz Peña -agregando dos puntos muy interesantes a los ya conocidos- como candidato y luego presidente de la Nación. En ese sentido, el autor sostiene que la ambición reformista de RSP perseguía la interrelación de la unidad orgánica de la nación, el rol del estado y la reforma social. De allí que pretendiera cumplir un papel central en el proceso de educación ciudadana y de «nacionalización de las masas» a fin de cohesionar una sociedad fragmentada. La reforma política no parecía diseñada como una respuesta al conflicto social, esencialmente porque RSP no percibía que allí estuviera el problema principal de la Argentina. Su interés era que el país fuera reconocido no solo por sus impresionantes transformaciones económicas, sino también por el establecimiento de verdaderas prácticas democráticas y republicanas y la supresión del ejercicio político personalista, lo que incluía la abolición de las oligarquías provinciales. En esa línea de pensamiento los saenzpeñistas (intelectuales y dirigentes) requerían una participación activa en la política institucional de sectores de las clases altas, quienes habían sido tradicionalmente reticentes a ocupar esos espacios. El fin del roquismo exigía una redistribución del poder entre otros grupos que no eran sociológicamente diferentes, pero sí outsiders por la exclusión a la que habían sido sometidos por esa fuerza. De allí que la Unión Nacional, coalición formada para apoyar su candidatura presidencial, debía estar conformada por esos sectores excluidos: juaristas, católicos, jóvenes universitarios y representantes de la industria y el comercio nacional.

Como sabemos uno de los objetivos de RSP era la conformación de partidos «orgánicos» e «impersonales», pese a que la naturaleza y estructura de la UN estaba palmariamente emparentada, sobre todo en las prácticas, con las tradiciones políticas del orden conservador. Pero la novedad consiste en la intención de RSP de evitar depender de los partidos políticos como principal sostén para su campaña electoral. Es esta postura la que constituye uno de los puntos principales del proyecto de RSP y de su proyección en el sistema político argentino, porque trasciende una idea que no es solo retórica, sino genuina, puesto que la seguirá defendiendo al alcanzar la presidencia. Para él, el reordenamiento del sistema político necesitaba un presidente que estuviera por encima de los partidos y sus luchas. Sin embargo, el extremo faccionalismo que persistió incólume, más allá de los cambios de esos años convierte la perspectiva política de RSP en una utopía. La ausencia de una figura fuerte para centralizar la nueva opción política impedirá el funcionamiento del sistema como pretendía.

En mi opinión por dos razones: la cultura política de dirigentes poderosos construida desde el 80 había penetrado profundamente en la dirigencia y la ciudadanía y era difícil cambiarla solo con intenciones, además, los partidos alternativos que fueron surgiendo, salvo el radicalismo y el socialismo, tampoco habían logrado estructurarse sistemáticamente de manera tal que la institución se impusiera sobre los hombres. Motivo por el cual, como dice Castro, la estrategia saenzpeñista significaría el final del sistema de partidos provinciales articulados a nivel nacional en la laxa organización del partido dominante, pero no se convertiría en alternativa a lo «destruido», sino que provocaría una faccionalización aún mayor del juego político.

Por fin, el libro se trata de un aporte muy importante a la historiografía del período ya sea desde una perspectiva informativa como hermenéutica.

Notas:
1. Doctora en Historia, UNC. Investigadora del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH)-UNC. Contacto: gardeniavidal13@gmail.com Trabajo recibido el 15/04/2014. Aprobado el 24/06/2014.

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