Introducción
La arqueología en el Noreste de la Patagonia se ha caracterizado desde sus comienzos por una frecuencia elevada de sitios mortuorios. En la porción media e inferior de la cuenca del río Negro, se han documentado numerosos entierros humanos desde mediados del siglo XIX (Andrich, 1935; Bórmida, 1950; Fisher y Nacuzzi, 1992; Flensborg et al., 2018; Moldes de Entraigas, 1983; Moreno, 1874; Prates et al., 2010, 2019; Prates y Di Prado, 2013; Serna y Romano, 2018; Strobel 1867, 1868; entre otros). Todos estos sitios tienen cronologías de entre ca. 3000 y 400 años AP (Holoceno tardío) y están ubicados a cielo abierto, en sectores del valle cercanos a la planicie aluvial del río y generalmente sobre depósitos de origen eólico (médanos) (Prates y Di Prado, 2013). En estos depósitos los cuerpos aparecen con frecuencia agrupados y asociados espacialmente con materiales arqueológicos, como artefactos líticos, restos faunísticos y fragmentos de alfarería, vinculados con ocupaciones de tipo residencial (Flensborg et al., 2018; Moreno, 1874; Prates et al., 2019; Prates y Di Prado, 2013). Es decir, que los mismos lugares del valle fueron ocupados de manera reiterada tanto para efectuar inhumaciones como para el establecimiento de bases residenciales (Prates y Di Prado, 2013).
La ubicación de los entierros sobre médanos, la depositación de los cuerpos de manera reiterada en los mismos lugares y la asociación espacial frecuente de esos entierros con áreas residenciales en el río Negro se asemeja, de un modo general, al registro mortuorio observado en otros sectores de Norpatagonia como el valle del río Colorado y la costa atlántica (Flensborg et al., 2017; Mariano, 2010). Hacia el Sur del río Negro, en el área de bajos y planicies del centro de la provincia de Río Negro -o travesía-, no hay información disponible sobre sitios con restos humanos. Sin embargo, sí la hay más al Sur de la travesía, en el piedemonte y meseta de Somuncurá, donde las características vinculadas con las prácticas mortuorias parecen ser diferentes (Miotti et al., 2014; Prates y Mange, 2016). Allí, los espacios escogidos para realizar inhumaciones, en su mayoría individuales, fueron abrigos rocosos reservados únicamente para los entierros (Casamiquela, 20051; Carden y Prates, 2015; González Venanzi et al., 2023; Miotti et al., 2014; Serna, 2018; Terranova, 2012, 2013).
En este trabajo se dan a conocer los resultados del estudio de los restos esqueletales del sitio Aguada Cecilio (AgC), uno de los pocos con entierros humanos inmediatamente al Sur del río Negro, sobre el piedemonte de la meseta de Somuncurá (Figura 1). Además, con el fin de evaluar con mayor precisión las diferencias en las prácticas mortuorias en el área, se incorporan los resultados de AgC a la información regional disponible y se discuten las similitudes y diferencias entre las características de los sitios mortuorios en el valle del río Negro (al Norte) y en el piedemonte y meseta de Somuncurá (al Sur).
Sitio Aguada Cecilio
El sitio Aguada Cecilio (AgC) (40°50’55.506’’S/65°50’31.555’O) se encuentra en cercanías de la localidad homónima, en la provincia de Río Negro (Figura 1 y 2). Fue hallado en el año 2012 por residentes locales, quienes denunciaron la presencia de restos óseos expuestos en superficie dentro de un abrigo rocoso sobre la ladera de una de las estribaciones de la meseta de Somuncurá (Figura 2a y b). A fin de evitar el deterioro de los materiales, debido a la escasa cobertura sedimentaria y exposición de los elementos óseos a procesos de meteorización, se realizaron actividades de rescate. La oquedad de 2,5 m de ancho, 1,7 m de alto y 1 m de profundidad contenía restos humanos completamente desarticulados, dispersos y mezclados, en su mayoría en la superficie del abrigo y algunos semienterrados bajo una delgada capa de sedimentos finos (Figura 2c). Dos centímetros por debajo de los restos superficiales, y en asociación con los elementos semienterrados, se halló una punta de proyectil de calcedonia blanca, de 4,8 cm de largo y 2,7 cm de ancho (Figura 2d). Durante los trabajos de campo se realizaron prospecciones en un área de 300 m a la redonda, sin encontrar evidencias de otros sitios arqueológicos. El único sitio cercano es Recintos de Aguada ubicado a 1,5 km, pero hallado unos años antes (Prates y Mange, 2016). Es un sitio con estructuras de piedra de distinta forma y tamaño (circulares grandes y pequeñas, alineaciones de piedra y montículos) algunas interpretadas como recintos habitacionales y vinculadas con actividades de acecho y caza de guanaco cerca de un punto de abrevadero (Prates y Mange, 2016).
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Figure 1 Location of the Aguada Cecilio site. Areas and sites mentioned. 1- La Toma; 2- Fábrega; 3- Paso Peñalva 1; 4- Pomona; 5- Negro Muerto 2; 6- Negro Muerto 3; 7- La Victoria 5; 8- Loma de los muertos; 9- Estancia Kincaid; 10- William Hudson; 11- Paraje La Salamanca; 12- Rancho del Indio Pascual; 13- Cementerio 1, Sepultura 1 y Sepultura 2; 14- San Javier; 15- Distrito F11; 16- Distrito F13, Distrito F14 y Laguna del Juncal; 17- Cementerio 1, Cementerio 4 y Potrero Cerrado; 18- Cementerios Lista; 19- Loteo Silva; 20- Aleš Hrdlička; 21- Stazzione 3; 22- Barrio Cooperativa 8 de Diciembre; 23- Valcheta; 24- Paja Alta; 25- Cueva Galpón; 26- Arroyo Salado; 27- La Maciega; 28- Cueva de las Cañas; 29- El Roto; 30- Apas; 31- Sierras Apas; 32- Colitoro; 33- Maquinchao; 34- Matadero Jacobacci; 35- Yuquiche; 36- Comallo.
Materiales y métodos
Los restos óseos recuperados en el sitio fueron acondicionados, inventariados y procesados cuantitativamente. El análisis cuantitativo consistió en el cálculo de frecuencia y abundancia relativa de partes esqueletales. Para ello se utilizó el número mínimo de especímenes óseos (NISP), el número mínimo de elementos (NME), el número mínimo de individuos (NMI) y el número mínimo de unidades anatómicas (MAU y MAU%) (Grayson, 1984; Mengoni Goñalons, 2010). La completitud esqueletal se expresó gráficamente y se cuantificó a través del índice de completitud anatómica (IC) (García Guraieb et al., 2010; Guichón Fernández, 2017). Este índice se calculó como la razón entre el NME y el número de elementos esperados (NEE), de acuerdo con la cohorte etaria de los individuos.
Todos los restos recuperados en AgC corresponden a individuos subadultos, cuya edad y el sexo fueron estimados siguiendo protocolos estandarizados para individuos de entre 0 y 20 años (Schaefer et al., 2009; Scheuer y Black, 2000; White et al., 2011). Para estimar la edad de muerte se utilizaron criterios métricos y no métricos: 1) estado de desarrollo dental a través de piezas dentales sueltas y tomografías de cráneo (FONA XPan 3D) (AlQahtani et al., 2010), 2) estado de desarrollo de los centros de osificación, la morfología y las dimensiones generales de los elementos óseos (Schaefer et al., 2009; White et al., 2011) y 3) métrica de huesos largos como húmero, cúbito, radio, fémur y tibia (Merchant y Ubelaker, 1977; Schaefer et al., 2009). En cuanto a la estimación de sexo, debido a que en la muestra había escasos elementos óseos dimórficos completos que permitan realizar estimaciones precisas, solo pudo ser realizada sobre un coxal y se basó en la morfología de la escotadura ciática y curvatura de la cresta ilíaca (Schutkowski, 1993). Una vez realizada la estimación sexo-etaria y dada la imposibilidad de individualizar esqueletos, los elementos se organizaron en submuestras o “conjuntos óseos” según los rangos etarios propuestos por Buikstra y Ubelaker (1994)2.
Para comprender los agentes y procesos que modificaron los restos esqueletales se evaluaron macroscópicamente distintos rasgos tafonómicos. Se analizó la completitud macroestructural de las unidades óseas teniendo en cuenta la presencia de fragmentación/pérdida ósea postdepositacional y se establecieron grados de acuerdo con la proporción de hueso presente (completitud mala: 0-25%, media: 25-50%, buena: 50-75% y muy buena: 75-100%). Como indicadores de exposición se consideraron la presencia de blanqueamiento (“sun bleaching”) por radiación solar (Dupras y Schultz, 2013) y estadios de meteorización propuestos por Behrensmeyer (1978). Sobre ellos se identificó la exposición diferencial, es decir especímenes que muestran sectores de la superficie ósea más afectados que otros (Serna y Romano, 2018). A su vez, se relevó la presencia de depositaciones químicas -óxido de manganeso (MnO2) y carbonato de calcio (CaCO3)-, marcas de raíz, de roedor y huellas de corte antrópicas (González, 2013; Gutiérrez, 2004; Lyman, 1994). Por último, para evaluar las posibles causas de muerte se analizó la superficie ósea en búsqueda de lesiones traumáticas (Lovell, 2008) y paleopatologías (Waldron, 2009).
Con el fin de discutir a nivel regional los resultados del análisis de AgC, se compararon sus características principales con las de otros sitios con restos humanos ubicados en el piedemonte y meseta de Somuncurá y el río Negro (Figura 1), donde desde hace varios años se ha estado evaluando diferencias en la expresión del registro arqueológico en sentido Norte-Sur (Prates, 2008; Serna, 2018; Serna et al., 2020). Las variables consideradas por sitio fueron ubicación, NMI, edad, sexo, modalidad de entierro (primaria o secundaria), entorno en el que se ubicaron los cuerpos, presencia de acompañamiento funerario, tipo de sitio (de actividades múltiples o exclusivas de entierro) y fechados realizados sobre los restos humanos. En los casos en que alguna de las variables consideradas no se encontrara presente se asignó “indeterminado” y los datos fueron evaluados en términos de porcentajes. Aunque los sitios de las principales áreas vecinas, el valle del río Colorado (al Norte) y la costa atlántica (al Este) también fueron considerados e incorporados en la discusión, no se incluyeron en la revisión bibliográfica exhaustiva incluida en los resultados.
Resultados
En el sitio AgC se recuperó un total de 135 especímenes óseos, correspondientes a 114 elementos de individuos subadultos. La muestra, representa un número mínimo de cuatro individuos y se agrupó en dos conjuntos óseos según el rango etario. El primero (AgC_1) está conformado por restos de un individuo adolescente y el segundo (AgC_2) de tres infantes (Tabla 1). Ninguno de los elementos analizados tiene rasgos asociados con lesiones traumáticas o paleopatologías que puedan vincularse con las posibles causas de muerte.
Tabla 1 Información cuantitativa, sexo-etaria y cronológica de los restos humanos recuperados en Aguada Cecilio.
Conjunto óseo | NME (n/%) | NMI | IC* | Sexo | Edad (años) | Fechado (años AP) |
---|---|---|---|---|---|---|
AgC_1 | 56 (49%) | 1 | 0,24 | Masculino | 12-18 | 350± 64 320± 50 |
AgC_2 | 58 (51%) | 3 | 0,07 | Indet. | 0,5-2 | 491± 50 |
*IC: Índice de completitud anatómica. Para su cálculo se utilizó en AgC_1 un NEE=228 y en AgC_2 un NEE=272*3 (Guichón Fernández, 2017) |
AgC_1
Los elementos óseos de este conjunto representan el 49% (n= 56) de los recuperados en el sitio y corresponden a un único individuo estimado como masculino a partir de los rasgos analizados del hueso coxal (Tabla 1). El rango etario estimado a partir de las medidas, las líneas de fusión y los rasgos morfológicos de los elementos corresponde a la categoría adolescente con una edad de entre 12 y 18 años (Tabla suplementaria 1). Este rango es congruente con el estimado a partir de las piezas dentales sueltas permanentes, como un incisivo central superior izquierdo que indica una edad mayor a 10 años y un tercer molar superior derecho con raíces fusionadas en su totalidad que sugiere una edad de 16-17 años (AlQahtani et al., 2010) (Tabla suplementaria 2).
Con respecto al estado de completitud esqueletal, el individuo de este conjunto está escasamente representado (IC=0,24; 24%); no se hallaron elementos del cráneo ni de la mandíbula, pero sí piezas dentales permanentes sueltas (Figura 3; Tabla suplementaria 2). En cuanto al postcráneo, tanto el esqueleto axial y el apendicular se encuentran representados por al menos un elemento (Figura 3, Tabla suplementaria 2). Aunque más de la mitad del conjunto está fracturado o con pérdida ósea postdepositacional (75%), un 81% muestra una completitud buena o muy buena. Un 44% de los elementos está blanqueado, 50% presenta signos de deterioro superficial compatible con meteorización, principalmente estadios 1 (37%) y 3 (26%), y 82% con exposición diferencial. Las superficies de los elementos registran marcas de raíces dendríticas poco profundas (52%) y depositaciones químicas asignadas a óxido de manganeso -MnO2- (33%) y carbonato de calcio -CaCo3- (83%) (Figura 4). Fueron detectadas huellas de corte en un 66%, incluyendo diáfisis de huesos largos (húmero, cúbito, radio, fémur y tibia), escápula, coxal, sacro, apófisis espinosas de algunas vértebras (cervicales, torácicas y lumbares) y costillas (Figura 3 y 4). Dos fechados radiocarbónicos realizados sobre restos óseos de este individuo arrojaron edades de 350± 64 (2 sigmas:1451-1672 años cal D.C.) (AA102887, sin datos δ13C; Prates y Mange 2016) y 320± 50 (2 sigmas: 1478-1673 años cal D.C.) (AA101872, -17,5).
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Figure 3 Bone elements present in AgC_1 and minimal anatomical units (MAU%) of AgC_2 along with general location of anthropic cut marks. A and B: cut marks on the rib and right radius of AgC_1; C and D: cut marks on the skull and thoracic vertebra of AgC_2.
AgC_2
Este conjunto óseo representa el 51% (n= 58) de los elementos recuperados en el sitio y está constituido por, al menos, tres infantes de sexo indeterminado (Tabla 1). El NMI fue estimado a partir de tres húmeros derechos (Tabla suplementaria 3). En el estudio tomográfico del desarrollo dental del cráneo semicompleto, se observa una dentición decidua con el primer molar superior izquierdo erupcionado y el segundo en proceso de erupción. Hacia el sector más distal de la arcada dental se distingue la cripta del primer molar permanente en desarrollo, lo que sugiere una edad de entre 12 y 24 meses (AlQahtani et al., 2010) (Figura 5). Sobre la base de los estadios de fusión de elementos del cráneo, huesos largos y vértebras, las dimensiones de huesos largos y el desarrollo dental del maxilar observado por tomografía computada, se estimó para los individuos que conforman este conjunto un rango de edad de entre 0,5 y 2 años (Tabla suplementaria 1).
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Figure 5 Skull from the AgC_2 assemblage. A: Occlusal plane of the dental arch; B: tomography of the left lateral. The arrows indicate first deciduous molar (blue), second deciduous molar (green) and crypt of the first permanent molar (red).
La representación de los tres individuos infantes es muy baja (IC=0,07; 7%) y está dada principalmente por huesos largos (húmeros, fémures y tibias) y algunos elementos del cráneo (cráneo parcialmente completo y elementos sueltos) (Figura 3, Tabla suplementaria 3). El 61% del material óseo del conjunto está fracturado o presenta pérdida ósea, pero en su mayoría (84%) exhibe grados elevados de completitud. Un bajo porcentaje de la muestra está blanqueada (29%), unas pocas unidades anatómicas meteorizadas (28%), principalmente en estadio 1 (33%) y 3 (33%), y más de la mitad con exposición diferencial (60%) (Figura 4). Se observó una incidencia similar a AgC_1 en cuanto a la acción de raíces (46%), presencia de óxido de manganeso -MnO2- (17%) y carbonato de calcio -CaCo3- (97%), y una elevada frecuencia de huellas de corte (58%), sobre todo en costillas, escápulas, cráneo y huesos largos (Figura 3 y 4). Un fechado radiocarbónico realizado sobre una costilla de este conjunto arrojó una edad de 491± 50 años AP [2 sigmas: 1397-1509 años cal D.C.] (AA101870, -17,6).
Relevamiento bibliográfico
Se relevaron 42 sitios mortuorios para el área de estudio en la bibliografía (Figura 1; Tabla 2). Para el valle del río Negro se cuenta con al menos 28 (67%) sitios, algunos de ellos fueron mencionados por cronistas y viajeros por lo que no se dispone de información detallada. Para este sector se estimó un NMI=371, con inhumaciones principalmente dobles o múltiples (64%, n=18). Se cuenta con datos de edad para el 39% (n=11) de los sitios, con 55% (n=6) de inhumaciones de adultos y 45% (n=5) de adultos y subadultos asociados espacialmente. El 29% (n=8) de los sitios presenta individuos de ambos sexos y solo en uno individuos de sexo femenino; no se tiene información de sexo en el 61% (n=17) de los sitios. Las modalidades de entierro incluyen entierros primarios, en el 21% (n=6) de los casos, primarios y secundarios en el 29% (n=8) y solo secundarios en el 11% (n=3); en el 39% (n=11) no tienen datos. Para el entierro se utilizaron principalmente albardones, médanos o sectores elevados (82%, n=23). En el 11% (n=3) se mencionan objetos asociados a los entierros como posible acompañamiento funerario, en dos casos se trata de restos de moluscos (Cementerio 1 y La Toma) y en uno, una bola de boleadora (Laguna del Juncal). Con respecto a los tipos de sitios, el 25% (n=7) son caracterizados como de actividades múltiples, 14% (n=4) de entierro y el 61% (n=17) no cuenta con información. Por último, todos los sitios con información cronológica absoluta (el 43%, n=12) corresponden al Holoceno tardío (ca. 3000 - 250 años AP).
Tabla 2 Sitios con entierros humanos relevados para el valle del río Negro y piedemonte y meseta de Somuncurá.
Ubicación | Sitio | NMI | Edad | Sexo | Modalidad | Entorno de entierro | Acompañamiento funerario | Tipo de sitio | Años AP | Referencia |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
valle del río Negro | Paso Peñalva 1 | indet. | indet. | indet. | indet. | ¿médano? | no | indet. | indet. | Andrich (1935:391) |
Stazzione 3 | 2 | indet. | indet. | indet. | médano | no | indet. | indet. | Strobel (1867, 1868) | |
Estancia Kincaid | indet. | indet. | indet. | indet. | médano | no | indet. | indet. | Musters ([1869-1870] 1997:345) | |
William Hudson | indet. | indet. | indet. | indet. | médano | no | indet. | indet. | Hudson ([1893] 2007:38 ) | |
Rancho del Indio Pascual | indet. | indet. | indet. | secundaria con pintura | médano | no | indet. | indet. | Moreno (1874) | |
Paraje La Salamanca | 13 | indet. | indet. | indet. | médano | no | indet. | indet. | ||
Cementerio 4 | 2 | indet. | indet. | secundaria con pintura | médano | no | indet. | indet. | ||
Cementerio 1 | más de 200 | indet. | indet. | primaria | terrenos elevados | valva de gasterópodo marino | indet. | 3070 ± 49 y 3009 ± 48 | Bernal et al. (2008), Moreno (1874) | |
Potrero cerrado | 16 | indet. | indet. | pintura roja | médano | no | indet. | 512 ± 41 y 404 ± 40 | ||
Cementerios Lista (10 a 12) | 40 | indet. | indet. | primaria | médano y bajos | no | indet. | indet. | Lista ([1877-1886] 1998) | |
Aleš Hrdlička | indet. | indet. | indet. | indet. | sedimentos aluviales | no | indet. | indet. | Hrdlička (1912:119-120) | |
Cementerio 1 | indet. | indet. | indet. | primaria y ¿secundaria? | pequeño relieve | no | indet. | indet. | Bórmida (1950) | |
Sepultura 1 | 3 | indet. | indet. | indet. | indet. | no | indet. | indet. | ||
Sepultura 2 | 4 | indet. | indet. | indet. | indet. | no | indet. | indet. | ||
Distrito F11 | indet. | indet. | indet. | indet. | ¿albardón? | indet. | indet. | indet. | Fisher y Nacuzzi (1992) | |
Distrito F13 | indet. | indet. | indet. | primaria y secundaria | ¿albardón? | no | indet. | indet. | ||
Distrito F14 | indet. | indet. | indet. | primaria y secundaria con pintura | albardón arenoso | no | indet. | indet. | ||
Pomona | 1 | adulto | indet. | indet. | médano | no | actividades múltiples | 986 ± 36 | Prates y Di Prado (2013) | |
La Toma | 29 | 13 subadultos, 16 adultos | ambos sexos | primaria y secundaria | sector elevado de arena | bivalvos marinos | actividades múltiples | 750 ± 50 | Flensborg et al.(2018) | |
Fábrega | 2 | adultos | ambos sexos | ¿primaria? | médano | no | actividades múltiples | 1170 ± 50 | Mange (2019), Serna y Romano (2018) | |
Negro Muerto 2 | 4 | adultos | ambos sexos | primaria | médano | no | actividades múltiples | 1637 ± 48, 1586 ± 47 y 1283 ± 44 | Serna y Prates (2012) | |
Negro Muerto 3 | 12 | 5 subadultos y 7 adultos | ambos sexos | primaria | médano | no | actividades múltiples | 1.091 ± 35 | Prates et al. (2019), Serna y Romano (2018) | |
La Victoria 5 | 3 | adultos | femeninos | primaria y ¿secundaria? | médano | no | actividades múltiples | 928 ± 39 y 868 ± 48 | Prates et al. (2011) | |
Loma de los muertos | 10 | adultos | ambos sexos | primaria y secundaria | médano | no | actividades múltiples | 3027 ± 48, 2718 ± 47 y 2088 ± 46 | Prates et al. (2010), Serna y Romano (2018) | |
Loteo Silva | 3 | adultos | ambos sexos | primaria y secundaria | indet. | no | entierro | 3598 ± 30 y 3247 ± 27 | Flensborg et al. (2019) | |
San Javier | 22 | 4 subadultos y 18 adultos | ambos sexos | primaria y secundaria con pintura | indet. | no | entierro | indet. | Moldes de Entraigas (1983), Villalba (2023) | |
Barrio Cooperativa 8 de Diciembre | 3 | subadulto y 2 adultos | ambos sexos | indet. | formación elevada | no | entierro | 2720 ± 90 | Zapata (2023) | |
Laguna del Juncal | 2 | 1 adulto y 1 subadulto | ambos sexos | primaria | indet. | bola de boleadora asociada al subadulto | entierro | 754 ± 24 y 720 ± 24 | Béguelin et al. (2022) | |
Piedemonte y meseta de Somuncurá | Comallo | 1 | adulto | femenino | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | Serna (2018) |
Yuquiche | 1 | adulto | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | ||
Matadero Jacobacci | 1 | adulto | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | ||
Colitoro | 1 | adulto | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | ||
Valcheta | 1 | adulto | femenino | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | ||
Arroyo Salado | 1 | adulto | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | indet. | ||
Maquinchao | 12 | adultos y subadultos | indet. | primaria | varias cuevas con arte y en “hendiduras” los esqueletos | caña coligüe, artefactos líticos y cueros | indet. | indet. | Moreno ([1994] 2009: 128 ) | |
Cueva Galpón | 12 | adultos y subadultos | ambos sexos | primaria | cueva con arte | caña coligüe, textiles, líticos y valvas | entierro | 3314 ± 51 | Carden y Prates (2015), Prates y Mange (2016) | |
Paja Alta | 1 | adulto | masculino | primaria | nicho | caña coligüe | entierro | 340 ± 40 | Prates y Mange (2016), Serna (2018) | |
El Roto | 1 | adulto | indet. | indet. | nicho de piedra | no | entierro | 100 ± 59 | Miotti et al. (2014) | |
La Maciega | 1 | adulto | indet. | indet. | oquedad rocosa | no | entierro | indet. | Terranova (2012) | |
Cueva de las Cañas | 1 | adulto | masculino | primaria | tubo volcánico | caña coligüe | entierro | 229 ± 59 | Terranova (2013) | |
Apas | 1 | adulto | masculino | primaria | oquedad rocosa | no | entierro | indet. | Este trabajo | |
Sierras Apas | 1 | adulto | indet. | primaria | oquedad rocosa | indet. | entierro | 411 ± 45* | Casamiquela (2005), González Venanzi et al.(2023) | |
*Fechado realizado sobre restos de cánido, ubicado en una oquedad contigua a la que se encontraban los restos humanos. | ||||||||||
Indet..: Indeterminado. |
En el piedemonte y meseta de Somuncurá se registraron 14 sitios (33%), que permitieron estimar un NMI=36; la mayoría de ellos con un solo individuo (86%, n=12). En el 86% (n=12) de los sitios los individuos son únicamente adultos y solo en dos casos (14%), adultos y subadultos. En cuanto a la determinación sexual, el 21% (n=3) corresponde a sitios con individuos masculinos, el 14% (n=2) femeninos y 57% (n=8) indeterminados. La única modalidad de entierro mencionada fue la de tipo primario (43%, n=6) y respecto del lugar donde se encontraban los restos, en los casos donde este dato se menciona, el (57%, n=8) fue en cuevas u oquedades rocosas (“nichos mortuorios” sensuCassiodoro y García Guraieb, 2009). El 36% (n=5) tiene objetos interpretados como acompañamiento funerario, principalmente caña coligüe y artefactos líticos. Sobre el tipo de sitio, el 50% (n=7) fue considerado exclusivamente de entierro, mientras que el resto no cuenta con este dato. Por último, el 36% (n=5) tiene cronología asignada; uno de ellos se sitúa en el Holoceno tardío inicial (sitio Cueva Galpón con ca. 3200 años AP) y el resto presenta cronologías correspondientes al Holoceno tardío final (lapso temporal que corresponde ca. 1000-250 años AP).
Discusión
Contexto bioarqueológico
En el sitio AgC se hallaron restos óseos humanos desarticulados y mezclados de al menos cuatro individuos subadultos (un adolescente masculino y tres infantes de sexo indeterminado) que fueron inhumados durante el Holoceno tardío final. Aunque el reparo natural en donde se encontraban pudo haber favorecido su preservación, los individuos tienen un bajo índice de completitud anatómica (Tabla 1). Estuvieron expuestos y tienen un elevado porcentaje de fracturas postdepositacionales (Figura 4). A pesar de la meteorización y la desarticulación que presentaban los restos, la presencia de exposición diferencial y de marcas de raíces indican que, en algún momento, los huesos habrían permanecido estáticos o con poco movimiento. No se registraron marcas de acción de roedores, carnívoros ni indicadores de manipulación antrópica moderna que pudieran afectar la integridad de los restos y ser causantes de su alteración. Sin embargo, es sugerente la alta frecuencia de huellas de corte antrópicas en ambos conjuntos (AgC_1: 66% y AgC_2: 58%), vinculadas probablemente con la manipulación postmortem de los cuerpos antes de su depositación final en el sitio. En toda la muestra de AgC, además de un bajo índice de completitud anatómica, hay pocos elementos de manos y pies, y una mayor representación del esqueleto apendicular (Figura 3), lo cual ha sido observado con frecuencia en sitios con evidencias de manipulación de los cuerpos y presencia de entierros secundarios, por ejemplo, Paso Alsina 1 en el valle del río Colorado (Flensborg y Martínez, 2024; Martínez et al., 2012). Aunque se requieren análisis más detallados sobre las huellas detectadas, los resultados sugieren que tanto los agentes fragmentadores del registro (meteorización, raíces, etc.), como la manipulación, selección y/o transporte de los cuerpos, pudieron ser las causas principales de la baja representación de elementos en el sitio.
En cuanto a la evidencia de manipulación postmortem, si bien es frecuente durante momentos tardíos en el valle del río Negro (Tabla 2), y también en el valle del Colorado y en la costa atlántica norpatagónica (Flensborg et al., 2017; Flensborg y Martínez, 2024; Mariano, 2010; Martínez et al., 2012; Tomasini et al., 2015), en el piedemonte y meseta de Somuncurá no se registró este tipo de práctica y todos los entierros son primarios (Maquinchao, Cueva Galpón, Paja Alta, Cueva de las cañas, Apas y Sierras Apas; Tabla 2). Aguada Cecilio es el primer antecedente de manipulación postmortem de los cuerpos para el área.
En el valle del río Negro, al igual que en el Colorado y la costa atlántica norpatagónica, hay sitios con inhumaciones de subadultos en frecuencias variables (Tabla 2) (Flensborg et al., 2017; Flensborg y Martínez, 2024; Mariano, 2010), pero ninguno presenta entierro único de subadultos. En el sector de Somuncurá se han hallado dos sitios con restos de subadultos (Tabla 2): Cueva Galpón (Carden y Prates, 2015), que presenta asociación espacial entre adultos y subadultos, y la cueva de Maquinchao, hallada por Francisco P. Moreno, quien menciona que “…los niños habían sido enterrados en pequeñas hendiduras, separados de los adultos.” (Moreno, ([1942] 2009:128) (Figura 1; Tabla 2). En este sentido, AgC constituye para el área de piedemonte y meseta de Somuncurá un aporte a los escasos sitios con restos humanos de subadultos, y a su vez, es el segundo sitio en el área donde se halló un espacio destinado exclusivamente para ellos.
Entorno de entierro
En cuanto al entorno inmediato del área de entierro, los individuos de AgC fueron inhumados en un “nicho mortuorio” (sensuCassiodoro y García Guraieb, 2009) (Figura 2c). Este tipo de entierro no implica más intervención que la depositación de los cuerpos en una oquedad rocosa y, ocasionalmente, su cobertura con algo de sedimento y/o el cierre del acceso con bloques de roca (Cassiodoro y García Guraieb, 2009). Los nichos mortuorios han sido descriptos para el Norte de Patagonia, pero siempre ubicados al Sur de la travesía (Maquinchao, Paja alta, El Roto, La Maciega, Cueva de las cañas, Apas, Sierras Apas; Figura 1, Tabla 2).
El entierro de tipo nicho también se registró en sectores más meridionales de Patagonia, como el Oeste de Chubut (Rizzo, 2018; Scheinsohn et al., 2022;) y el Oeste de Santa Cruz, donde fue definido como un patrón recurrente durante el Holoceno tardío inicial (entre 2700 y 2100 años AP) (Goñi y Barrientos, 2004). En el sector Norte, pese a la disponibilidad de oquedades, por ejemplo, en los bordes del valle del río Negro (Prates y Di Prado, 2013), no se han registrado hasta la fecha entierros de este tipo (Tabla 2). Como hemos señalado, en este valle los entierros se encuentran generalmente en los sectores del fondo de cuenca y en su mayoría, asociados a médanos (Prates y Di Prado, 2013). A diferencia de los nichos del piedemonte y meseta de Somuncurá, cuyo espacio fue usado exclusivamente con fines funerarios, los médanos con entierros del sector Norte en general también funcionaron como locus de actividades múltiples o residenciales (Tabla 2) (Prates et al., 2019; Prates y Di Prado, 2013).
Desde un punto de vista cronológico, la meseta de Somuncurá y alrededores fue ocupada desde el Holoceno temprano (ca. 10.000 años AP) (Miotti et al., 2010; Miotti y Terranova, 2015). Sin embargo, según los fechados disponibles, los sitios con entierros en nicho corresponden al Holoceno tardío final. Es decir que en el área esta modalidad de inhumación habría sido una práctica relativamente tardía, situada entre los 500 y 100 años AP (Tabla 1 y 2). Si bien la disponibilidad de oquedades rocosas en torno a Somuncurá facilitarían su uso con fines funerarios, también hay sectores a cielo abierto con sedimento suficiente para el entierro, o rocas disponibles para la construcción de chenques (acumulaciones de roca para cubrir los restos humanos), pero hasta el momento, salvo la mención de probables chenques en el sitio Manantial Ramos Mexía (Casamiquela, 1960; Gradin, 2003), no se hallaron allí estos tipos de sepulturas (Prates y Mange, 2016). Aunque el número de sitios con restos humanos en el área es bajo, el rango cronológico restringido y el uso sistemático de nichos para depositar los cuerpos permite considerar a esta práctica como un patrón recurrente, y posiblemente pautado, diferente al observado hacia el Norte.
Acompañamiento funerario
En el sitio AgC se halló una punta de proyectil apedunculada de calcedonia junto a los restos óseos humanos. Los elementos óseos analizados no presentan ningún tipo de evidencia de impacto por proyectiles ni rasgos de violencia y, debido a que el conjunto óseo estaba mezclado y desarticulado, no es posible asociar su presencia con un evento de violencia interpersonal. Como se muestra en la Tabla 2, varios de los sitios con entierros registrados en el sector del piedemonte y meseta de Somuncurá, como Maquinchao (Moreno, [1942] 2009:128), Cueva Galpón (Carden y Prates, 2015), Cueva de las Cañas (Terranova, 2013) y Paja Alta (Serna, 2018), presentan algún tipo de objeto (principalmente caña coligüe) asociado a los esqueletos, los cuales han sido interpretados como acompañamiento funerario. El acompañamiento también es frecuente hacia el Sur, en Patagonia central y meridional, donde incluso se ha observado su presencia recurrente en entierros de subadultos, sobre todo de objetos metálicos (Cassiodoro y García Guraieb, 2009; Gómez Otero, 2006; Salceda et al., 1999-2001; Zilio, 2015). Por el contrario, en el valle del río Negro, pese a la abundancia de sitios mortuorios (Prates y Di Prado, 2013; Prates et al., 2019; Serna y Romano, 2018), sólo en casos excepcionales se menciona la presencia de posibles acompañamientos funerarios -sitio La Toma y en sitios en torno a la Laguna del Juncal- (Tabla 2) (Béguelin et al., 2022; Flensborg et al., 2018; Moreno, 1874).
En entierros de subadultos de sociedades cazadoras-recolectoras es frecuente la inclusión de ofrendas o acompañamiento funerario con el fin de generar efectos apotropaicos, es decir, brindar protección simbólica o mágica a las personas enterradas (Politis et al., 2014). La necesidad de protección de los individuos juveniles, más débiles física y espiritualmente, se relaciona con su mayor vulnerabilidad frente a los potenciales peligros de la vida póstuma (Politis et al., 2014). Incluir elementos vinculados con el poder y la defensa, como armas y dientes de carnívoro, en muchos casos habría tenido como principal objetivo mitigar esos peligros (Bonomo, 2004; Politis et al., 2014). Más allá de la imposibilidad de determinar el motivo de la inclusión de la punta de proyectil en el contexto de entierro de AgC, si fuera parte del acompañamiento funerario de los individuos, reforzaría la tendencia de una mayor frecuencia de esta práctica en los sitios ubicados al Sur del río Negro.
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En suma, además de las variaciones en las prácticas mortuorias mencionadas anteriormente, se han identificado otros tipos de variaciones en el registro arqueológico en el Noreste de Patagonia a lo largo del Holoceno tardío. Primero, las diferencias en el diseño de las puntas de proyectil triangulares pequeñas al Norte y al Sur del río Negro (Prates, 2008) y, más recientemente, las diferencias en la señal isotópica de oxígeno (δ18O) en restos humanos. La señal isotópica muestra que los individuos que habitaron ambas márgenes del río Negro y el área ubicada al Norte (hasta el río Colorado), no habrían mantenido contacto fluido con los ubicados al Sur, en el piedemonte de la meseta de Somuncurá (Serna, 2018; Serna et al., 2020). Estos dos sectores se encuentran separados por el área de bajos y planicies áridas del centro de Río Negro conocido localmente como “travesía” (Figura 1), considerado por los grupos indígenas históricos como uno de los paisajes más hostiles de Norpatagonia debido a las dificultades de sortearlo por la falta de agua potable (Burmeister, 1888; Casamiquela, 1985, 1988; Deodat, 1958-1959; Fontana, 2001; Gradin, 2003; Musters, [1869-1870] 1997; Prates y Mange, 2016). Si bien la información disponible no permite asumir que las variaciones en el registro arqueológico se deban necesariamente a la existencia de un límite entre distintos territorios o parcialidades, como fue planteado por algunos autores para tiempos históricos (Casamiquela, 1965, 1985; Harrington, 1968), refuerza la idea de, al menos, diferentes circuitos de movilidad/interacción en ambos sectores del área durante el Holoceno tardío (Serna et al., 2020). Cuál fue el verdadero rol de la travesía en la dinámica social del área es un interrogante que aún no puede responderse de manera definitiva. Para ello es necesario aumentar el volumen de información arqueológica y biarqueológica ya que hasta el momento solo se hallaron allí seis sitios y ninguno de ellos contiene restos humanos (Prates y Mange, 2016).
Consideraciones finales
En este trabajo se presentaron los resultados del estudio de los restos humanos hallados en el sitio AgC y se discutieron las implicancias de sus diferencias con otros sitios con entierros de Norpatagonia. En AgC cuatro individuos subadultos fueron inhumados en nicho. El uso de nichos mortuorios es una práctica recurrente en el piedemonte y meseta de Somuncurá y sectores más meridionales de la Patagonia en general, pero no frecuente hacia el Noreste de la región (valle del río Negro, valle del río Colorado y costa atlántica). Los restos presentan rasgos de manipulación postmortem de los cuerpos, lo que muestra que esta práctica se realizó hasta ca. 500 años atrás en el piedemonte de la meseta de Somuncurá, donde no se tenía información sobre ella hasta ahora. A su vez, la manipulación de los cuerpos en un sitio donde únicamente se inhumaron individuos subadultos, representa un registro excepcional entre los casos del Noreste de Patagonia. Los cuerpos, además fueron enterrados con una punta de proyectil, probablemente como parte del acompañamiento funerario, algo poco común al Noreste, pero frecuente al Sur (Somuncurá y Patagonia meridional). Por último, al igual que otros sitios con restos humanos en torno a la meseta de Somuncurá, AgC muestra que el espacio de entierro fue utilizado con fines exclusivamente funerarios, al contrario que lo observado hacia el Noreste donde en la mayoría de los casos fueron también áreas de actividades múltiples.
Finalmente, los resultados del estudio de AgC y de su integración con el registro mortuorio regional muestran diferencias que refuerzan la idea de la existencia de algún tipo de discontinuidad espacial discreta en el registro arqueológico al Norte y al Sur del sector de bajos y planicies áridas o “travesía”. Aunque es probable que la poca disponibilidad de agua potable en la travesía haya afectado la fluidez de la movilidad y las interacciones humanas a través de ella, es necesario evaluar en profundidad otros posibles factores generadores de esas diferencias.
La Plata, 12 de marzo 2024