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Revista latinoamericana de filosofía

On-line version ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.49 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2023

http://dx.doi.org/10.36446/rlf20233857 

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

Voltaire, El Pirronismo en la historia y otros escritos, estudio preliminar, traducción y notas de Adrián Ratto, Buenos Aires, Prometeo, 2020, 152 pp.

MARCELO ESCALANTE1 

1 UBA

El texto reúne cuatro trabajos de Voltaire que giran en torno a la filosofía de la historia. Además, cuenta con un estudio preliminar y una ingente cantidad de notas en cada uno de los escritos, que, en la mayoría de los casos, se traducen por primera vez al castellano. Adrián Ratto presenta, en el estudio preliminar a estas nuevas traducciones de textos seminales sobre la historia y su teoría, un cuadro de las corrientes historiográficas dominantes en la época en la que Voltaire comenzó su carrera como dramaturgo, filósofo e historiador. Entre otras cosas, menciona el problema del pirronismo histórico, la historiografía humanista y la concepción teológica y providencialista, que llega a la época de la mano del Discours sur l’Histoire universelle (1681) de Jacques-Bénigne Bossuet. Particular atención merece el análisis de la Historia de Carlos XII (1731), en la medida en que, si bien parece aún responder a la historiografía humanista, anuncia ya elementos que permiten adivinar el interés del autor por renovar el campo de los estudios históricos. El primer texto, Observaciones sobre la historia, se publicó por primera vez en 1742. En este, Voltaire anuncia las modificaciones que considera necesario introducir en el terreno de la historia. Se propone utilizar la razón en lugar de la memoria y examinar en lugar de copiar, para poder evitar el engaño, que observa como una constante en los trabajos históricos (p. 51). Al poseer los hombres una inclinación hacia el error, una inclinación grabada en nuestra naturaleza, señala que es menester revocar todo tipo de juego retórico de los libros de historia. El avance en el arte de la imprenta y otros descubrimientos parecen alentar al progreso y unión de todas las naciones. Esta historia, la de las costumbres, el comercio y las artes, que son la gloria de los Estados, es lo que se debe conocer, afirma. Indica que esto es algo que en el pasado no existió, ni siquiera en Roma o en Grecia. A continuación, se presenta Nuevas consideraciones acerca de la historia, un texto publicado originalmente en 1744, entre las “Pièces fugitives de littérature”, que acompañaban a la tragedia Mérope (París, Prault fils). Anuncia allí que en la historia sucederá un cambio como el que acontenció en la física. Los nuevos descubrimientos, dice, han provocado el derrumbe de los viejos sistemas y, por ello, “se querrá conocer al género humano con el mismo rigor que se alcanzado en la filosofía natural” (p. 55). No evita, en ese breve trabajo, hacer una crítica a la erudición, que aporta, dice, “datos curiosos, pero que no sirven para instruirse” (p. 57). Valora, por otra parte, la introducción de ciencias novedosas, como la estadística, como “herramientas para aprender historia de una manera verdaderamente política y filosófica” (p. 59). Debemos, señala, estudiar los movimientos de las manufacturas de un país a otro, el crecimiento poblacional de distintas naciones, los cambios en las costumbres y leyes. Todos estos criterios deben ser respaldados e incentivados por los gobiernos en vista a la utilidad que estas empresas traerán a las naciones. La entrada Historia fue publicada en 1765 en el vol. 8 de la Encyclopédie, editada por Diderot y D’Alembert. La misma está dividida en diferentes apartados: “De la utilidad de la Historia”, “De la verdad en la historia”, “De la incertidumbre en la historia”, “¿Son pruebas históricas los monumentos, las ceremonias anuales y las medallas?”, “¿Deberíamos insertar arengas y semblanzas en los escritos históricos” y “De la máxima de Cicerón con respecto a la historia: el historiador no debe mentir, ni esconder un dato verdadero”, “Sobre la historia satírica” y “Del estilo, el método y la manera de escribir historia”. El objeto de cada sección es delimitar el campo de la historia. En primer lugar, presenta una genealogía del término y distingue la historia sagrada de la profana. Remueve, así, de la historia, las operaciones divinas. También menciona la historia de las opiniones, la historia de las artes y la historia natural, que no es, dice, “más que una definición inapropiada de la física”. Sostiene que “los primeros datos de toda historia profana son lo que transmite un padre a sus hijos y que luego se transmiten de generación en generación. Estos datos en su origen son verosímiles, pero con el paso del tiempo la fábula suplanta al relato”. Por ello, considera necesario descartar aquellas fuentes antiguas y monumentos que no resistan el criterio de verosimilitud. Voltaire habla, por otra parte, de “la necesidad de distinguir en medio de las revoluciones, el espíritu del tiempo y las costumbres de los pueblos” (p. 68). Además, presenta una serie de funciones que caracterizan a la historia. Entre ellas, la utilidad, que permite que un hombre de estado, un ciudadano, pueda comparar las leyes y las costumbres extranjeras con las de su país (p. 69). Esto impulsa la competencia entre naciones y evita repetir errores del pasado. En el final del artículo hace un llamado a la búsqueda de datos precisos, análisis de costumbres y leyes que pueden otorgar nuevas reglas para el arte de escribir correctamente la historia. Por último, El Pirronismo en la historia, publicado por primera vez en 1769 entre los trabajos compilados en el tomo IV del Évangile du jour. Se puede leer allí, con respecto a la verdad en la historia: “Todo conocimiento considerado verdadero que no tenga las características de una demostración matemática, no es más que probable. Este es el estatus que puede alcanzar el saber histórico” (p. 70). Esta cita ilustra la misión que Voltaire se propone en el texto. Se trata de desmitificar los grandes relatos históricos desde la historia eclesiástica francesa hasta la Roma de Carlomagno. La filosofía es la guía para esclarecer el camino de los hombres. Vuelve Voltaire, en este texto, a remarcar que se debe aplicar a los monumentos el criterio de verosimilitud, ya que puede que estos solo hayan sido erigidos en tributo a errores consagrados en el pasado. Pide, antes de comenzar su revisión de la historia, que los acontecimientos estén avalados por registros públicos. Acerca de Bossuet, escribe que su historia universal se limita a unas pocas naciones y está repleta de incongruencias. Se destacan algunos capítulos. En el capítulo V, “De los egipcios”, utiliza de modo satírico las citas de Sanchoniaton para demostrar a qué conclusiones ridículas llegaríamos sobre la religión egipcia si hiciéramos caso a estos escritos históricos poco verosímiles. Además, se encarga de mostrar las desfiguraciones que grandes personajes históricos como Alejandro Magno han sufrido por la acrítica repetición de historias que no cumplen con el criterio de utilidad histórica. En el capítulo VI, menciona que en India no era tan conocido como lo presentó Quinto Curcio a los romanos, sino que había sido visto como un bandido. En el apartado XIII, pide que coloquemos los libros de Gregorio de Tours, los de Heródoto y los de Las mil y una noches en una misma categoría, la de los relatos. En los capítulos XV a XXVI, Voltaire repasa el problema de las donaciones de Carlomagno a la Iglesia y estudia la forma en la que se ejerció el poder entre los emperadores romanos. Acomete contra estas donaciones, señalando que en su época ya no se podía localizar aquel documento, sumado esto a que todos los documentos recuperados hasta el momento no mencionan ningún tipo de donación del estado de Venecia al papado. Muestra que lo importante es analizar si Carlomagno pudo devolver a Roma aquella libertad que poseía y que este nudo es lo realmente valioso para estudiar la historia europea de esos siglos. Acercándose al presente, Voltaire se vuelca hacia reflexiones sobre hechos dudosos sobre la historia de personajes célebres de Francia. Sus observaciones muestran otra vez cómo se ha escrito la historia: con ánimo e intención de difamar distintas casas y personajes a través de la atribución de crímenes que no han existido o que son poco verosímiles. Concluye el escrito señalando que “aún en una época como la suya esos errores se repiten constantemente, sobre todo por los teólogos, a los que llama insolentes calumniadores” (p. 152). En conclusión, consideramos que el texto constituye un valioso aporte, en la medida que presenta, por primera vez en castellano en la mayoría de los casos, una serie de trabajos poco estudiados hasta ahora de Voltaire. Las notas, por otra parte, ayudan a la comprensión de los escritos, que pueden resultar atractivos a los especialistas en la obra de Voltaire y en la teoría de la historia, pero también a un público más amplio interesado en la filosofía moderna en general.

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