INTRODUCCIÓN
Las lesiones en las manos causadas por amoladora son comunes y, por lo general, ocurren en adultos jóvenes. Se caracterizan por una extensión y distribución muy variables. Estas lesiones tienen un impacto significativo en las actividades de la vida diaria, así como en las funciones físicas, que afectan los aspectos socioeconómicos.1
Además de ocurrir en un contexto laboral también se producen durante diferentes actividades de la vida cotidiana. En los países en vías de desarrollo, el ámbito doméstico y el trabajo informal son los escenarios más frecuentes. El subregistro de este tipo de heridas es común debido a la alta tasa de desempleo, la insuficiencia de la ley de seguridad y salud en el trabajo.2,3
El uso de herramientas disfuncionales, la ausencia de equipos de protección personal (EPP), la distracción, la fatiga y la realización de tareas inusuales se asocian con lesiones graves e incapacitantes.4 Un reporte de casos australiano de 2003 indicó que menos del 5% de los pacientes que acudieron con heridas por amoladora comunicaron que usaban el EPP adecuado.5
En nuestra región, la amoladora se asocia con una de las tasas más altas de heridas por horas de uso.6
En 2004, Frank y cols. describieron las lesiones en la mano producidas por el uso de la sierra circular, con un interesante análisis del que se desprende que las lesiones más frecuentes afectan a los dedos, en general, al menos dos de ellos, con predominio del pulgar y el índice. A su vez, con el incremento del número de dedos afectados, el nivel de la lesión se acercó más a la falange proximal. En la mayoría de los casos en los que hubo amputación de un dedo, se observaron afecciones de los dedos adyacentes.7
Realizamos una amplia búsqueda bibliográfica y no logramos hallar un estudio que describa, en detalle, el espectro de lesiones ocasionadas por amoladora y aún quedan interrogantes sobre cuáles son los factores de riesgo modificables en los que debería enfocarse el desarrollo de medidas preventivas.
El gran número de pacientes que ingresan en nuestro hospital con heridas causadas por esta herramienta y la amplia variedad de patrones de lesión que tratamos nos motivó a emprender este estudio.
Objetivo
Nos propusimos describir factores asociados a las lesiones por amoladora, y cuantificar y clasificar las heridas, según la región anatómica de la mano involucrada y la gravedad.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio retrospectivo de tipo descriptivo de cohorte transversal. Entre 2016 y 2020, se registraron todos los pacientes que ingresaron en el Servicio de Emergencia de nuestro hospital con heridas de mano causadas por una amoladora. Los criterios de inclusión fueron: lesiones agudas causadas por amoladora, en un ámbito doméstico o de trabajo informal, que hayan afectado la(s) mano(s) y el(os) dedo(s), entendiendo la zona del cuerpo por estudiar como la región anatómica distal a una línea imaginaria entre las eminencias de los huesos carpianos, pisiforme y escafoides. Se excluyó a los pacientes con heridas producidas por otra causa, que hayan comprometido otra región anatómica, lesiones con más de siete días de evolución, trabajadores en un ámbito regulado bajo normas de bioseguridad y aquellos sin registro de contacto o con datos filiatorios insuficientes.
Todos los pacientes incluidos en el estudio estaban en la base de datos de nuestro hospital, y fueron contactados y notificados sobre su participación. Se diseñó un consentimiento informado para su registro y se confeccionó un cuestionario con preguntas básicas del cual se desprendieron las siguientes variables para analizar: edad, sexo, nivel educativo, hora y lugar del incidente, antecedentes en el uso de esta herramienta, material cortado y uso de elementos de protección en el momento del accidente. Otras variables analizadas fueron los patrones de lesión y su gravedad. Para determinar el tipo y el patrón de las lesiones se realizó un análisis clínico-anatómico y radiológico detallado e individualizado.
La gravedad de las lesiones se evaluó con el Hand Injury Severity Score (HISS) (Tablas 1 y 2).8 Este sistema evalúa el daño en la piel, en las estructuras musculoesqueléticas y neurales. Se calculó para cada caso y se agruparon como: lesión menor (HISS <20), moderada (HISS 21-50), grave (HISS 51-100) o mayor (HISS >101).
Según el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación,9 el EPP que un trabajador debería usar para este tipo de labor es: calzado de protección, guantes, casco, antiparras e indumentaria de protección adecuada a cortes. Puesto que las manos son la región anatómica involucrada en este estudio consideramos únicamente el uso de guantes al referirnos al EPP en nuestros pacientes.
RESULTADOS
De un total de 1062 pacientes, 134 no pudieron ser contactados por lo que fueron excluidos del estudio, 928 cumplieron con los criterios de inclusión, eran 920 hombres (99,13%) y ocho mujeres (0,86%), con una media de la edad de 42 años (rango 18-67).
La mayoría refirió que estaba cortando madera en el momento del accidente (84,5%), marcando una amplia diferencia con el resto de los materiales (metales 12,1% y cerámica 3,4%). Solo el 22,4% declaró usar EPP cuando sufrió el accidente, mientras que los restantes no utilizaban protección.
Con respecto al nivel educativo, solo 46 pacientes contaba con estudios universitarios o terciarios (4,96%), 375 no tenían estudios secundarios completos (40,41%) y 415 sí los habían finalizado (44,72%), 91 pacientes habían completado sus estudios primarios (9,81%) y solo uno era analfabeto (0,1%).
En el interrogatorio, el 25,9% de los encuestados refirió haber usado la amoladora por primera vez, mientras que el resto aseguró que la había utilizado antes. Al analizar los registros horarios se observó que un gran número de los accidentes (72,4%) ocurrió durante la tarde (entre las 12:00 y las 20:00). El día con mayor incidencia, en nuestro estudio, fue el viernes (27,6%) (Figuras 1 y 2).
El 36,21% (336 pacientes) se había lesionado la mano derecha; el 62,07% (576 casos), la mano izquierda y el 1,72 (16 pacientes), ambas manos. El 84,48% de las lesiones (784) involucraban los dedos, en 448 de estas (48,27%) solo estaba afectado un dedo, y hubo un predominio del pulgar (57,14%), seguido del índice (35,7%) (Figura 3).
En 336 casos, había más de un dedo afectado (36,2%), la combinación de dos dedos fue la de mayor presentación (52,38%). El 13,8% (128 pacientes) tenía cuatro dedos involucrados por el accidente (Figura 4), y solo 32 (3,45%) sufrieron heridas en tres dedos. No hubo casos con compromiso de los cinco dedos. El patrón predominante resultó ser la asociación entre el 2.do y 3.er dedo (54,44%). El resto de las combinaciones no mostraron diferencias significativas en la frecuencia de presentación (Figura 5).
Las amputaciones traumáticas solo afectaron a los dedos, y representaron el 15,51% (144 pacientes). El tercer dedo fue el más prevalente (41,67%), y el nivel de amputación fue mayor en F2 para este dedo (60%) (Figura 6).
Del total de pacientes registrados, 240 sufrieron fracturas de, al menos, un hueso, todas se consideraron expuestas. Nuestros hallazgos demuestran que el compromiso óseo de los dedos 2.° y 1.°, en orden de frecuencia, fue el más prevalente (Tabla 3). En el dedo índice, predominó el compromiso de la F2 (75,53%) mientras que, en el pulgar, el de la F1 (80,5%). Los huesos metacarpianos estaban afectados en el 3,45% de los heridos y no hubo diferencias entre la frecuencia de presentación.
En cuanto a la gravedad de las lesiones, se tuvo en cuenta el puntaje HISS al evaluar el compromiso de cada herida, incluyendo las lesiones tendinosas (se hallaron 659 lesiones: 371 comprometían tendones extensores y 288, tendones flexores), el compromiso tanto neurológico como vascular (96 y 32 casos, respectivamente) y si la lesión era en la mano o solo de los dedos. Se determinó que el 24,1% eran lesiones leves; el 48,3%, lesiones moderadas; el 19%, graves y el 8,6%, mayores.
DISCUSIÓN
Las lesiones de la mano adquieren gran importancia, porque es una región anatómica de excepcional valor, por su utilización en casi todas las profesiones y ocupaciones.10
Según nuestros hallazgos, encontramos algunas similitudes y diferencias con la bibliografía respecto al patrón de las lesiones. En concordancia con lo descrito por Frank y cols., la mano lesionada con más frecuencia fue la izquierda (62,02%).7 A su vez, cuando había compromiso de los dedos, en forma aislada, el más afectado era el pulgar, seguido del índice. Encontramos una diferencia en el patrón de lesión prevalente, en su investigación, la asociación entre el primero y segundo dedo fue la más frecuente. Sin embargo, en nuestro estudio, la asociación entre el segundo y tercer dedo resultó la combinación prevalente.
En cuanto a la gravedad de las lesiones, predominaron las moderadas (48,3%). Las graves (19,0%) y las mayores (8,6%) en conjunto con las moderadas superan ampliamente en porcentaje a las lesiones leves (24,1%), lo que nos permite confirmar que las lesiones producidas por esta herramienta resultan, en su mayoría, incapacitantes para el paciente.11
Los factores temporales y transitorios (incluidos la hora y el momento del día) pueden combinarse en diferentes condiciones para desencadenar sinérgicamente una lesión. Según la bibliografía, la mayor frecuencia de lesiones ocurrió durante la mañana (entre las 8:00 y las 12:00),12 pero, en nuestro estudio, la franja horaria más frecuente fue durante la tarde (entre las 12:00 y las 20:00).
Tal como lo describen Chow y cols. o Ribak y cols., la mayoría de los accidentes se produjo entre el lunes y el viernes, con un marcado descenso el sábado y el domingo.13,14
En cuanto a los EPP, hay controversia entre los autores sobre la eficacia de su uso, debido a los diferentes mecanismos y tipos de heridas. Por su parte, Sorock y cols.15 sostienen que la implementación del uso de guantes logró reducir el riesgo relativo de daños en la mano hasta un 60%, y que su uso se identificó como un factor de protección significativo. Por el contrario, otros autores actuales aseveran que su uso podría causar incomodidad al manipular la herramienta y asociarse con un riesgo elevado de lesión.16 Stewart y cols.17 afirman que los guantes tienen un factor protector para lesiones menores, pero no evitan lesiones de mayor gravedad. Solo el 22,4% de nuestros pacientes refirió utilizar EPP en el momento del accidente y sufrieron de las más diversas lesiones, las leves fueron las menos frecuentes (30,7%).
Una amoladora es una herramienta eléctrica que se usa para cortar, reducir el tamaño o pulir varios elementos, como piedra, hormigón, metal, madera y cerámica, entre otras. La amoladora tiene un disco que gira entre 6000 y 15.000 veces por minuto. Cuando se usa de forma incorrecta, puede producir traumatismos graves.6 Utilizar equipos inusuales para la tarea que se está realizando es un factor de riesgo transitorio.18 Es importante recalcar que el uso de una herramienta como la amoladora en trabajos para los que no fue diseñada es uno de los factores de riesgo más importantes que encontramos. El patrón que se repitió por excelencia fue el empleo de la amoladora para cortar madera o leña, y fue la principal causa para generar todo tipo de lesiones. Estas ocurren debido a un “retroceso” del disco desde la superficie, lo que hace que la hoja afilada llegue directamente al usuario. Además, un operador inexperto puede elegir el disco incorrecto para el tipo de sustrato que se corta, lo que aumenta aún más el riesgo de accidentes.19,20 Asimismo, destacamos que el uso de un disco de tamaño inadecuado, desgastado o astillado aumenta la probabilidad de que este se rompa o se trabe.21
Las fortalezas de nuestro estudio son el tamaño de la muestra y el detallado registro de los patrones de lesión. Por el contrario, las debilidades son su carácter retrospectivo y también la heterogeneidad de las variables analizadas.
CONCLUSIONES
En nuestro medio, las lesiones por amoladora son frecuentes y pueden resultar devastadoras. En este estudio, el 84,5% de los pacientes estaba cortando madera o leña cuando sufrió el accidente. El fácil acceso a esta herramienta y a sus diversos discos, así como la insistencia por parte de los usuarios en utilizarla para cortar este material, son factores clave en la producción de lesiones.
Creemos que una actualización epidemiológica reforzaría la necesidad de desarrollar métodos preventivos y proporcionar una mayor capacitación a los usuarios con el fin de disminuir su alta incidencia.