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La zaranda de ideas

On-line version ISSN 1853-1296

Zaranda ideas vol.14 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires July 2016

 

ARTICULO

Análisis arqueofaunistico del sitio El Panteon 1 (Las Ovejas, Neuquén).

Archaeofaunal analysis of El Panteon 1 site (Las Ovejas, Neuquén).

Tamara Navarro*

* Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba. Tamara Navarro es egresada de la carrera de Ciencias Biológicas. Este trabajo forma parte del proyecto "Dinámica poblacional humana y cambios en el nicho ecológico en el Noroeste de Patagonia durante el Holoceno" Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica Res.270/15 PICT-2014-2134. Actualmente se desempeña como docente de nivel medio, además de realizar tareas de investigación en el área de la zooarqueología. Dirección de contacto: 89tamaranavarro@gmail.com

Recibido: diciembre de 2015
Aceptado: mayo de 2016


RESUMEN

Los entierros humanos proveen información sobre aspectos biológicos y culturales de las poblaciones. La inclusión de animales en los entierros reflejaría una relación simbólica entre humanos y animales. En este sentido, la presencia del caballo es mencionada en numerosas crónicas, pero presenta escasa evidencia arqueológica. El sitio El Panteón 1 está emplazado en la localidad de Las Ovejas, Dto. Minas, provincia de Neuquén. El objetivo del trabajo es describir los restos faunísticos hallados en contexto funerario y evaluar hipótesis relacionadas con el uso de caballo. El material se clasificó por tamaño y categoría taxonómica, se estimó la edad y se calculó el NISP, MNE, MNI, los índices de completitud y fragmentación, y variables tafonómicas. La muestra cuenta con cuatro individuos asignables a Equus ferus, éstos presentan alta fragmentación y baja completitud. Las partes esqueletales halladas son las de mayor rendimiento. Esto constituiría nueva evidencia del consumo de caballo en contextos rituales citado en las crónicas de los viajeros y plantearía nuevos interrogantes sobre las costumbres rituales y sobre los recursos alimenticios del norte de Patagonia durante momentos históricos.

Palabras Clave: Caballo; Norpatagonia; Restos humanos; Post-contacto.

ABSTRACT

Human burials provide information about biological and cultural aspects of populations. The incorporation of animals within these burials may reflect a symbolic relationship between them and humans. The inclusion of horses is referred to in this way in several historical sources from Patagonia, but has previously lacked supporting archaeological evidence. This paper provides such evidence from the site of Panteón 1 near Las Ovejas in northern Neuquén province, Argentina. The aims of this paper is to describe the faunal remains found there in a funerary context and to evaluate hypotheses about horse use. The remains were first classified by size and taxonomic category. Age was also estimated and NISP, MNE, MNI, indices of completeness and fragmentation, and other taphonomic variables calculated. The sample comprises four individuals assignable to Equus ferus, but shows a high degree of fragmentation and is highly incomplete. The skeletal parts found emphasise those giving the highest nutritional yields. This constitutes new evidence supporting horse consumption in ritual contexts of the kind cited in traveller accounts and provides new data and questions about ritual practice as well as dietary resources in northern Patagonia during historical times.

Keywords: Horse; Northern patagonia; Human remains; Post contact.


INTRODUCCIÓN

La historia de las poblaciones humanas en el norte neuquino es compleja. La ocupación de ambientes ecológicamente diversos, con gran variación y disponibilidad de recursos tanto animales como vegetales, confirió un marco heterogéneo en el cual se establecieron relaciones entre poblaciones vecinas, que a la vez construyeron redes de intercambio y movilidad con rangos geográficos que probablemente se extendieron hacia la región pampeana, costa atlántica norpatagónica y hacia el oeste, territorios trascordilleranos (Barberena et al. 2011; Cobos et al. 2012). A lo largo del Holoceno estas relaciones y las prácticas asociadas se fueron modificando en función de cambios que operaron a diferentes escalas (Pérez et al. 2016). En particular, las costumbres relacionadas a las formas de entierro se vieron alteradas por la presencia de nuevos elementos en el período post contacto.

Las prácticas de entierros a lo largo del tiempo en estas poblaciones se habrían modificado en función de diferentes factores tales como la demografía, la movilidad, u otros aspectos sociales (Goldstein 1981; Pardoe 1988; Carr 1995; Martínez 2008-2009; Della Negra et al. 2014).

La inclusión de animales en entierros humanos podría estar reflejando una relación simbólica entre humanos y animales (Ingold 2000; Morey 2006; Losey et al. 2011), ritual o ceremonial, o el contacto con entidades supernaturales. Estas prácticas de ofrecimiento de animales a los muertos son mencionadas en numerosas crónicas de viajeros a la Patagonia durante los siglos XVIII y XIX (Barreto 1992). En el norte de Patagonia estaban reservadas para personajes política o simbólicamente notables en la vida de una comunidad (Muñoz Ovalle 1983; Prates et al. 2010; Belotti López de Medina 2012). Estas crónicas mencionan específicamente al caballo como animal de particular relevancia en los rituales funerarios de aquellas poblaciones. Al momento de la muerte de algún miembro de la comunidad, todos sus animales eran sacrificados y la carne de los caballos era repartida y consumida entre sus parientes (Rosales 1878, en Hajduk 19811982; Musters 1997).

Si bien en los relatos aparecen referencias a rituales funerarios que asocian el caballo con entierros humanos, son muy escasas las evidencias arqueológicas reportadas (Hajduk 1981-1982; Varela y Biset 1987). En este trabajo se describen las características de los restos faunísticos del sitio El Panteón 1, como una aproximación a las prácticas funerarias utilizadas en esta región, a la vez que se evalúan hipótesis que involucran el consumo de caballo en un contexto ritual funerario.

Caracterización del sitio de entierro El Panteón 1

El sitio arqueológico denominado "El Panteón 1" se emplaza en la cuenca del valle superior del río Neuquén, localidad de Las Ovejas, Departamento Minas, noroeste de la provincia del Neuquén (Figura 1). Se trata de un área de entierro a cielo abierto, localizado a 200 m de un curso de agua temporario que se encuentra a 1.393 msnm.


Figura 1. Ubicación del sitio y planta esquemática de excavación. a) Ubicación geográfica del sitio. b) Vista general del paisaje. c) Planta de la excavación (T=Tiesto de cerámica, H= Óseo humano, C= Óseo caballo, R= Roca, B= Carbón, L= Lítico, A= Cueva) (modificada de Béguelin et al. 2015).

La excavación del sitio consistió en 13 cuadrículas de aproximadamente 1,20 m de profundidad y 1 m de lado. Se recuperaron en zaranda fragmentos de cerámica, restos óseos y cuentas vítreas (Béguelin et al. 2015), que por sus características permitieron estimar una cronología en torno al siglo XIX (Hajduk com. pers. 2015). En términos generales, el sitio se encontraba altamente disturbado y el material recuperado no presentó un patrón de disposición anatómica articulado. Por el contrario, los restos óseos, tanto humanos como animales, estaban dispersos, incompletos y muy fragmentados (Béguelin et al. 2015).

El conjunto de restos óseos corresponde en su mayoría a mamífero de gran tamaño, pero también se recuperó, en menor proporción, mamífero pequeño y huesos humanos. En este trabajo se analizan los restos de fauna hallados en el sitio. La distribución de los materiales recuperados se observa en la Figura 1.

Como resultado de los procesos que intervinieron en la formación del sitio se registraron cuevas y galerías, lo que indicaría actividad de animales fosoriales. Esta actividad suele tener como resultado la movilización de los materiales arqueológicos desde su lugar de depositación original hasta localizaciones nuevas (Martin 2006). Otro factor influyente en la disposición de los materiales fueron las raíces (Lyman 1994). En el área del sitio proliferan las Festuca nana.

Por otra parte, se pudieron detectar en el terreno numerosas depresiones que estarían vinculadas a actividad antrópica moderna, asociada con la búsqueda y extracción previa de material arqueológico por parte de coleccionistas y aficionados. Esto fue corroborado en sucesivas charlas que se mantuvieron durante la campaña con los pobladores actuales de Las Ovejas. La sumatoria de estos agentes y procesos habría provocado la alteración de los restos originalmente inhumados, resultando en cambios en su posición original, ausencia de partes esqueletales y altas tasas de fragmentación, entre otros efectos detectados.

MATERIALES Y MÉTODOS

En la primera etapa del análisis de los materiales se preparó la totalidad de los restos óseos faunísticos excavados en el sitio El Panteón 1. La preparación consistió en una limpieza mecánica con pincel, con el objeto de remover el sedimento adherido para observar la superficie ósea. Luego se los clasificó taxonómicamente (Tabla 1) y los análisis posteriores fueron efectuados solamente sobre el conjunto óseo perteneciente a Equus ferus.

Asimismo, se llevó adelante la clasificación anatómica e inventariado, luego se describió el material mediante diferentes variables y finalmente, se relevaron las características tafonómicas.

Clasificación

Se realizó la clasificación taxonómica y luego se identificó anatómicamente el material óseo recuperado mediante consulta de diversos atlas de anatomía (Sisson y Grossman 1983; Popesko y de Liaño 1998).

Tamaño

Para cada fragmento óseo se registró el tamaño (con calibre digital, precisión 0,01 mm) y se lo clasificó según cuatro categorías (1= 0 mm-30 mm; 2=30 mm-80mm; 3=80 mm150mm; 4=150 mm o más). Se realizó este análisis con el fin de tener una evidencia más amplia de la fragmentación del conjunto.

Estimación de la edad

Para estimar la edad de los especímenes de E. ferus se utilizó el criterio del estado de fusión de los huesos y el desgaste dental (Sisson y Grossman 1983). Si bien para ungulados se conoce la secuencia de fusión de los huesos, esto varía de una especie a otra e incluso dentro de poblaciones de la misma especie. Cabe resaltar que la fusión de cada parte esqueletal se produce a lo largo de un período, por lo que debe tomarse esta variable por intervalos etarios (Watson 1978). Luego del reemplazo de los dientes deciduos y erupción de los molares, el criterio que puede utilizarse para estimar la edad relativa es el desgaste dentario (Cardona y Álvarez 2010).

Cuantificación

La literatura especializada describe una gran diversidad de métodos de cuantificación, y la discusión al respecto es amplia. En este trabajo se emplearon los métodos tradicionalmente utilizados para establecer la abundancia taxonómica y anatómica, a fin de facilitar su comparación con otros trabajos. Siguiendo lo propuesto por Mengoni Goñalons (1999) se estimaron: Número de Especímenes Identificados (NISP), Número Mínimo de Elementos (MNE) y Número Mínimo de Individuos (MNI).

Una vez obtenidos estos valores se pudieron calcular el Índice de Fragmentación, el cual permite conocer la intensidad de la fragmentación promedio de cada elemento, tomado como la razón entre el NISP y MNE; y el Índice de Completitud, que permite evaluar el porcentaje de unidades anatómicas presente respecto al esqueleto completo (Lyman 1994).

Variables tafonómicas

Las variables que alteraron el conjunto fueron relevadas de manera macroscópica y con lupa binocular SMZ 168 con un objetivo de 5x y un ocular de 10x. Se tomaron en cuenta las siguientes variables: a) estadios de meteorización: se utilizaron los estadios establecidos por Behrensmeyer (1978); b) acción de raíces: este tipo de bioturbación puede modificar las superficies de los huesos (patrón dendrítico poco profundo), fracturar y desplazar elementos del registro bioarqueológico (Lyman 1994). Se evaluó su presencia/ausencia; c) depósitos químicos: particularmente de carbonato de calcio. El carbonato presente en los sedimentos puede precipitar en los huesos. Su relevamiento es importante dado que cuando se presentan muy densamente podrían dificultar la observación de otros factores tafonómicos (González 2006) al tiempo que sugiere condiciones del ambiente de depositación. Se evaluó como presencia/ ausencia; d) acción de animales: los animales además de producir marcas notorias en los huesos influyen en la dispersión de los restos por el sedimento, incluso pueden sacarlos de esa matriz, exponiéndolos nuevamente en la superficie, o enterrarlos en el sedimento. Las cuevas y galerías presentes en el sitio impulsaron la observación de las siguientes modificaciones en los restos d.1) roedores: producen marcas de formas variadas en los huesos (Lyman 1994). Suelen presentarse como surcos cortos de fondo plano o redondeado y de a pares en bordes y aristas de alta densidad (Mengoni Goñalons 1999). Para cada unidad anatómica se relevó su presencia/ausencia; y d.2) carnívoros: además de dejar las marcas características de sus dientes (Binford 1981), suelen provocar fracturas, especialmente en los huesos largos cuando intentan acceder a la médula y grasa contenida (Binford 1981; Mengoni Goñalons 1999). Se registró la presencia/ausencia en cada hueso y se las clasificó según su forma (furrows, punctures); e) marcas de procesamiento: aquellas marcas culturales producto del corte, machacado y raspado fueron relevadas asumiendo valores de presencia/ausencia (Mengoni Goñalons 1999). Con el objetivo de analizar el patrón de consumo se separaron según su ocurrencia en el esqueleto axial o apendicular y se empleó una tabla de contingencia con el estadístico Chi Cuadrado (Zar 1999) para evaluar la hipótesis de asociación entre el tipo de marca y la región esqueletal; f) marcas antrópicas modernas: son aquellas marcas post-depositacionales, que resultan, por ejemplo de la misma técnica de excavación utilizada, o del saqueo previo a la excavación. Se registró como presencia/ ausencia en cada fragmento.

RESULTADOS

Tamaño y clasificación

Ningún elemento óseo se preservó íntegramente. La totalidad del material analizado se presentó en fragmentos o se registró la ausencia de alguna parte del mismo. Por lo tanto, en algunos casos se pudieron asignar los fragmentos a algún elemento óseo en particular, mientras que en otros se los asignó a una región más amplia del esqueleto. En la categoría "indeterminados" se encuentran todas aquellas piezas que no pudieron ser asignadas a una región del esqueleto en particular.

El conjunto estudiado está compuesto principalmente por E. ferus pero también se pudieron identificar restos de mamíferos pequeños indeterminados. Se contabilizaron un total de 688 fragmentos óseos.

Los taxones identificados en la muestra se pueden observar en la Tabla 1. Asimismo, en el Grafico 1 se encuentran consignadas las frecuencias de tamaños de los restos hallados. Los elementos que pudieron ser identificados o asignados a alguna categoría diferente a "indeterminado" se encuentran en la Tabla 2.

Tabla 1. Taxones identificados y su NISP en el sitio "El Panteón 1".

El 95% (n=650) de los fragmentos corresponde a un tamaño que se encuentra entre 0 y 80 mm (categorías 1 y 2). Sólo el 5% (n=35) de los fragmentos recuperados presentan tamaños mayores a 80 mm.

Tabla 2. Elementos identificados para el taxón E. ferus.


Grafico 1. Frecuencia de los restos por tamaño.

La mayoría de los fragmentos al ser pequeños se clasificaron en la categoría "indeterminados" ya que no presentaron ninguna zona diagnóstica que permitiera su identificación.

Estimación de la edad

Al considerar la muestra de caballo se pudo determinar, a partir del grado de fusión de los huesos y el desgaste dental, que está constituida por al menos 1 individuo juvenil y 3 adultos. El momento en el que ocurre la fusión de los huesos es variable, pero la observación de algunos en particular (radio-ulna) determinó que al menos un individuo es menor a tres años.

Cuantificación

En la Tabla 3 se muestran los resultados de la cuantificación de los restos de caballo mediante los índices de representación de partes esqueletales. Los resultados indican que la región esqueletal con mayor abundancia es el esqueleto axial.

Tabla 3. Caballo: MNE, MNI y NISP por región esqueletaria mayor. El esqueleto axial no incluye los dientes.

A partir del elemento más abundante de la muestra (bula timpánica) y teniendo en cuenta su lateralidad, se determinó el MNI. Esto reveló que la muestra consta de al menos cuatro individuos.

A partir de los valores del MNE, NISP y MNI se calcularon los Índices de completitud y fragmentación. El primero mostró que cada esqueleto está completo en un 6%, mientras que el segundo indicó que cada hueso está fragmentado en promedio en 13 partes.

Variables tafonómicas

Se tomaron en cuenta para el relevamiento de las variables tafonómicas sólo aquellos restos que pudieron ser identificados como caballo (n=153). Como se observa en la Tabla 4, los restos se encontraron meteorizados en un 100%; sin embargo, la mayor parte se encuentra en los primeros estadios de meteorización. De ellos, el más preponderante es el estadio dos (n=74; 48,4%) seguido del uno (n=45; 29,41%). En estos estadios se encuentran aquellos especímenes que no mostraron fisuras y los que presentaron pequeñas fisuras paralelas a la estructura fibrosa. Los estadios tres y cuatro se encuentran menos representados, 20,91% (n=32) y 1,31%(n=2), respectivamente. Es posible que la sub-representación de estadios elevados de meteorización explique, al menos en parte, los bajos índices de completitud hallados.

Tabla 4. Estadios de meteorización de los restos de caballo.

La Tabla 5 indica que la mayoría de los elementos fueron afectados por la acción de raíces (n=123; 80,4%). Sólo el 2% de los restos registraron marcas de carnívoros (n=3). Las alteraciones producto del depósito de sustancias como carbonato de calcio afectaron al 27,5% (n=42) de la muestra. En cuanto a las marcas antrópicas modernas, el 11,8% (n=18) mostró estar afectado (Tabla 4).

Tabla 5. Frecuencia de marcas post-depositacionales.* Incluye tanto furrows como punctures.

A pesar de haber detectado la presencia de cuevas y galerías en el sitio, sólo un porcentaje menor al 1% (n=1) presentó marcas producidas por roedores. En cuanto a la acción de carnívoros, se encontraron las típicas marcas como furrows y punctures en las epífisis de los huesos largos. Ambos animales podrían haber producido o participado en la dispersión de los restos. Por último, las marcas asimilables a procesamiento para consumo (Figura 2 y Figura 3) se registraron en proporciones similares en el esqueleto axial y apendicular (Tabla de contingencia p=0,52) (Tabla 6).

Tabla 6. Frecuencias absolutas de marcas de procesamiento. *No incluye dientes

 


Figura 2. Marcas de procesamiento (machacado) en forma de "V" en epífisis de metatarso. Tomadas con lupa binocular SMZ 168, aumento de 5x y ocular 10x.


Figura 3. Estrías producto del machacado en metatarso. Se señala con una flecha a las estrías. Tomadas con lupa binocular SMZ 168, aumento de 5x y ocular 10x.

 

DISCUSIÓN

El material recolectado en el sitio "El Panteón 1" responde a las características de un contexto funerario que permitieron ubicarlo cronológicamente en el siglo XIX (alrededor del 1800). Entre los materiales se encontraron restos de cerámica, material lítico, cuentas vítreas y restos óseos (Béguelin et al. 2015).

Los restos óseos pertenecen en su mayoría a caballo pero también se hallaron restos humanos (una calota y tres fragmentos de huesos largos no incluidos en los análisis del presente trabajo).

La presencia de cuevas y galerías de roedores permiten inferir la movilización de los restos hallados. Estos animales podrían haber actuado como agentes de dispersión de los materiales que conforman el sitio, sin embargo, el relevamiento de marcas de roedores en los huesos no resultó particularmente alto. Por otro lado, de acuerdo a los testimonios de los pobladores, en el lugar se habrían efectuado continuas remociones del material desde hace varias décadas. Grupos de escolares eran trasladados al sitio para recolectar materiales con el objetivo de incorporarlos a diversas colecciones. Estos eventos de remoción estarían asociados a la baja completitud que presentaron los restos (6%), al elevado grado de fragmentación de cada hueso (IF=13) y el escaso material identificable en relación a la cantidad de fragmentos hallados. Aunque no es objeto de este trabajo, cabe mencionar que el registro óseo humano se halla igualmente fragmentado e incompleto (Béguelin et al. 2015).

A partir de los restos identificados y del MNE se pudo determinar que la muestra consta de al menos cuatro individuos de E. ferus que corresponden tanto a individuos adultos como juveniles. Es de destacar que no se pudo determinar el sexo de los individuos de la muestra debido a la fragmentación de los restos.

Las trazas registradas en los restos óseos (Figura 2), potencialmente atribuibles a cortes de procesamiento para consumo, sumado a la baja incidencia de marcas provenientes de carnívoros y otros animales, apoyarían el origen cultural de las modificaciones. El tipo de marcas (machacado), la presencia de algunos restos incinerados y la ausencia de una cantidad significativa de modificaciones de animales, coinciden con un patrón de reducción del tamaño de las piezas para facilitar su transporte o de accesibilidad a zonas de alto contenido calórico y sería una de las causas de la alta tasa de fragmentación del conjunto (De Nigris y Catá 2005).

En síntesis, la fragmentación del conjunto óseo hallado en el Panteón 1 sería multicausal. Es decir, que se detectaron varios factores que actuaron sobre el conjunto como lo son los eventos sucesivos de extracción del material, la presencia de cuevas y galerías y el procesamiento de las piezas para consumo.

Si bien las crónicas mencionan prácticas funerarias que incluyen el consumo ritual y entierro de caballos, no es frecuente el hallazgo de esa evidencia en sitios arqueológicos de Patagonia. Hasta el momento se han publicado, con estas características, para Neuquén los sitios de Rebolledo Arriba (Hajduk 1981-1982), Tres picos o Malleo Malal (presenta evidencia de consumo derivado de marcas de corte) (Goñi 1986-1987), Caepe Malal (Varela y Biset 1987), y El Panteón 1 (el presente trabajo es el primer manuscrito del sitio). Evidencias de otras regiones provienen de la Pampa, en el sitio Arroyo Tapalqué (Messineo 2010) y en Gascon 1 al sureoste de Buenos Aires (Oliva y Lisboa 2009).

En el sitio de Caepe Malal se han recuperado restos de caballo, tanto articulados como desarticulados, sobre algunos entierros humanos. Se incluyeron además restos del apero, ya que en algún momento del siglo XX se comenzó a prescindir del sacrificio del animal y solamente se depositaba el recado como parte de la funebria. Esto coincide con lo encontrado en el sitio Rebolledo Arriba, donde cada uno de los entierros cuenta con un ajuar diferenciado por sexo y edad. En una de las tumbas presentes en este último sitio se hallaron restos óseos de caballo (Hajduk 1981-1982, Varela y Biset 1987, Montero 2009).

En términos de consumo, la bibliografía arqueológica hace referencia a los aportes y empleo del guanaco, entre otros animales, como el recurso mayormente utilizado entre las poblaciones patagónicas de cazadoresrecolectores (Mengoni Goñalons 1999; De Nigris y Catá 2005; Bastourre y Salazar Siciliano 2012). Sin embargo, la cercanía taxonómica y similitud morfológica, entre el guanaco y el caballo, permiten establecer ciertas correspondencias. Por este motivo, las hipótesis evaluadas respecto al consumo de caballo se realizaron comparándolo con patrones de consumo observados en guanaco.

De acuerdo a su contenido aprovechable para consumo, se puede analizar al animal conforme al tipo de tejido predominante. De esta forma, las partes anatómicas de una carcasa se pueden dividir en las siguientes categorías: a) huesos con carne solamente (vertebras, costillas, pelvis y escápula); b) huesos con abundante carne y médula (fémur y húmero); c) huesos con poca carne y médula (radioulna y tibia); d) huesos con moderada cantidad de médula, sin carne (metapodios); y e) huesos con bajas proporciones de médula (calcáneo y falanges) (De Nigris y Catá 2005). El patrón de representación encontrado en la muestra revela una mayor proporción del esqueleto axial sobre el apendicular. De acuerdo al modelo propuesto por De Nigris y Catá (2005), las partes más representadas en la muestra del sitio El Panteón 1, corresponderían a aquellas unidades anatómicas con predominio de carne. No obstante, como se muestra en la Figura 2, el conjunto estudiado está representado en su mayoría por fragmentos menores a 8 cm. Esto no permite establecer conclusiones fuertes respecto a la importancia de cada elemento en cuanto a su procesamiento. La evidencia apoya una idea general.

Los sectores del esqueleto, según como se consideraron en este trabajo (axial y apendicular), presentes en el sitio no muestran diferencias significativas respecto a las marcas de procesamiento.

Si bien en este trabajo se evaluó un modelo (De Nigris y Catá 2005) sobre la utilidad económica debido a las marcas que presentaron los restos y a las evidencias de consumo postuladas en las crónicas para el contexto ritual funerario, no se pretende asumir una asociación funcional entre el sitio y el consumo, debido a que la sola evidencia de consumo de estos especímenes no sería suficiente para sustentar la funcionalidad del sitio.

En relación a las variables tafonómicas analizadas en los restos pertenecientes a caballo (n=153 NISP del taxón), se puede apreciar que predominaron los primeros estadios de meteorización. De todas formas los estadios tres y cuatro también fueron identificados en menor cantidad de restos, lo que sugeriría que los restos se hallaron un tiempo en la superficie del suelo antes de ser sepultados. Ese período no debió ser prolongado, ya que no se encontraron indicadores de meteorización avanzada (Behrensmeyer 1978; Lyman 1994). Lo que podría ser explicado, en parte, por los numerosos procesos de remoción mencionados en la caracterización del sitio.

Las marcas producto de raíces fueron la alteración más representada en la muestra de caballo (80,4% n=123). Las marcas presentes son de dos tipos diferentes; por un lado, muestran un patrón dendrítico y están muy ramificadas sobre la superficie del hueso; y por otro lado, marcas más profundas y de contorno en forma de "U". Esto indicaría que los restos estuvieron expuestos a efectos de raíces sobre su superficie y este mismo agente podría haber contribuido al desplazamiento y fragmentación de los restos (Lyman 1994; Bastourre y Salazar Siciliano 2012).

Para concluir, se observa que el conjunto de las evidencias relevadas en los huesos de caballo podrían estar planteando la utilización del mismo para consumo en situaciones rituales. Considerando la disposición de los restos en un contexto funerario, y teniendo en cuenta las descripciones de las crónicas de los primeros viajeros en la región (Rosales 1878 en Hajduk 1981-1982; Musters 1997), se podría plantear al conjunto como evidencia del uso del caballo como parte de rituales mortuorios.

Esto esbozaría nuevos interrogantes tanto acerca de las costumbres rituales como de los recursos alimenticios utilizados en estas poblaciones post contacto, lo cual enriquece la discusión respecto a los cambios culturales y físicos que habrían acarreado (Montero 2009).

AGRADECIMIENTOS

A Diego Rindel quien prestó su valioso asesoramiento con los análisis de fauna. El Municipio de Las Ovejas brindó alojamiento y logística permanente para realizar las tareas de campo. El equipo de excavación estuvo conformado por Valeria Bernal, Ivan S. Perez, Marien Béguelin, Lucas A. D´Addona, Nicolás Wiggenhauser y la autora.

Valeria Bernal y Florencia Gordón revisaron versiones previas de este manuscrito realizando valiosos aportes.

Este trabajo se realizó en el marco de los Proyectos Historia evolutiva y diversidad en la dieta de las poblaciones humanas de Neuquén (Noroeste de Patagonia) durante el Holoceno -UNLP 2014-2016- Nro 11/N742- y Dinámica poblacional humana y variación en el nicho ecológico en el Noroeste de Patagonia durante el Holoceno -PICT 2014/2134-.

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