Introducción
El Gothic Revival ha sido definido como un estilo ecléctico, debido a la combinación o fusión de un repertorio formal y tipo morfológico de prácticamente todos los recursos estilísticos del gótico europeo, en donde ya no solo determinados elementos de diseño servían para un típico propósito -normalmente edificios religiosossino que se usaban o adaptaban a cualquier tipo de espacio, así como también a otras formas o soluciones estructurales, combinadas con la utilización de nuevos materiales, propios de la revolución industrial.
La canon en el manejo del Gothic Revival llevará a Pugin1 a ser el abanderado de su causa, cabe decir que será su principal defensor, el más purista, promulgando su difusión como un ideal de nación.
El alto gótico victoriano es un término impreciso. Gran parte de la arquitectura de inspiración gótica de la mitad de la época victoriana era colorida, exuberante y ricamente escultórica, aunque las mejores obras de los diseñadores de iglesias más experimentados y considerados de los años 1850 -George Frederick Bodley, William Burges, William Butterfield, Pearson, Street- se caracterizaron por tener un énfasis en paredes ininterrumpidas, techos planos y volúmenes geométricos simples, manifestados maravillosamente en torres con cubiertas a dos aguas o en agujas piramidales, así como en algunos planos de pared continuos discurriendo alrededor de un extremo absidal curvado (Stamp, 2003, p. 197).
La restauración arquitectónica en la época victoriana tuvo mucho auge relacionado con el esplendor económico británico, entendida como una forma de intervención que pretendía modernizar las antiguas estructuras góticas y construir otras desde cero, todo a partir del Gothic Revival, lo que suponía también una fuerte carga teórica que se vio avivada con los principales actores de la escena arquitectónica inglesa.
La discusión iniciada en el siglo XIX en torno a la restauración arquitectónica ha pasado a la historia principalmente con nombres como Viollet-le-Duc, Ruskin, Morris o Pugin, pero detrás de ellos se reconoce a una serie de personajes de toda filiación que fueron desarrollando y conjugando la teoría y la práctica científica que ya apuntaba sus orígenes en las postrimerías del siglo XVIII en la iniciada República Francesa (López, 2010).
Para dar una visión general de los acontecimientos que envolvieron a George E. Street (Ver Figura 1) en la disciplina de la restauración arquitectónica en la Inglaterra del siglo XIX, basta recordar que con la reina Victoria se había afianzado el poder de la nación como potencia mundial industrializada y, que como tal, se sucedieron hechos trascendentales que afectarían a su desarrollo en todos los órdenes, quedando con el apelativo de victoriano no solo la época misma, sino que derivaría entre otros al arte, a la economía, a la literatura y por supuesto a la arquitectura, con el Gótico Victoriano, el Alto Gótico Victoriano, o el Gótico Tardío Victoriano, en suma, tendencias del Gothic Revival, verdadera esencia del culto de un reino que con dicha arquitectura monumental y ante todo de carácter religiosa, quería demostrar su preponderancia en el mundo y que llegaría a materializarse incluso en grandes proyectos fuera de Inglaterra.2
Para completar sus estudios del gótico, una tradición iniciada por Willis,3 Street emprendió sus propios viajes arqueológicos por varios países europeos, siendo significativos los viajes realizados a Italia y España de los cuales en un lapso de diez años compiló suficiente material para publicar dos de sus más afamados libros, uno sobre el gótico italiano titulado Brick and Marble in the MiddleAges, (Street, 1855), español bajo el título Some Account of Gothic Architecture in Spain, (Street,1865).y otro sobre el gótico
A través del libro sobre Italia, Street dio a conocer las variaciones o novedades constructivas, destacando sobremanera el uso y disposición de muros y bóvedas de fábrica de ladrillo y mármol (Ver Figuras 2 y 3), sobre lo cual Savorra sostiene:
Estudiada como la principal fuente de formas clásicas y góticas estratificadas, la arquitectura y las ciudades italianas están descritas, y por lo tanto, representadas por Street a través de una imagen coral y al mismo tiempo idealizadas. El carácter urbano refleja el sentido colectivo: el repertorio de detalles, formas y técnicas sobre las cuales el libro mora ampliamente, revela a los ojos del viajero británico una armonía y un equilibrio entre el espacio y la arquitectura, entre la visión y la percepción, entre el conectivo urbano y los monumentos. Entre los valores espirituales y las obras en piedra se crea una perfecta consonancia, una obra del reconocido artista y del artesano anónimo, que son los arquitectos de un orden superior (Savorra2006, p. 392).
En cuanto al libro sobre España entre otras cosas incluyó como novedad varias plantas arquitectónicas (Ver Figura 4), haciendo un recuento de gran parte de la arquitectura gótica española “con una suerte de ilustraciones en las que además de representar a detalle la arquitectura, introdujo: figura humana, esculturas, mobiliario, elementos litúrgicos, vegetación, y tantos otros de la vida cotidiana” (López, 2009, p. 790), pero se echó en falta alguna sección o corte, que por su parte si incluyó en el libro de Italia.
La obra de Street tuvo pues una enorme influencia en España, gracias a la novedad de las herramientas metodológicas utilizadas, a la capacidad de enmarcar la arquitectura que veía en el más amplio contexto del gótico europeo, así como las distintas etapas que se superponían en el edificio, y a su forma de interpretar directamente "in situ" los rasgos formales y constructivos. Pero su impacto se debía también de manera muy significativa, a la calidad y cantidad de sus dibujos que, al servicio de esta forma de ver la arquitectura, poseían e introducían rasgos novedosos en la cultura gráfica española (López y Girón, 2014, p. 439).
Los valores morfológicos en la obra de Street
La habilidad de Street para leer las obras arquitectónicas le dio los suficientes argumentos para patentizar sus análisis en su obra gráfica y arquitectónica. En el caso de España se le atribuye el hecho de ser el primer arquitecto que a través de sus viajes arqueológicos compiló el hecho arquitectónico gótico de gran parte de los edificios españoles, de ahí los valores por él rescatados o descubiertos en el diseño gótico español.
Para Street, el hecho de encontrarse mayoritariamente con obras sin una historia de restauraciones, le permitió tener una visión arqueológica de cada una de ellas para profundizar en su historia constructiva, ya que hasta entonces no había tenido informes exactos y fidedignos en cuanto a su verdadero estilo, época o historia (López, 2011, p. 777).
En cuanto a las variaciones o adaptaciones del estilo y sobre todo a la permeabilidad estructural del gótico para solucionar algunas condicionantes formales, dio a conocer por ejemplo algunas soluciones encontradas en España, señalándolas por un lado como primicias del estilo en su conjunto del gótico europeo (Ver Figura 5), y por otro como ejemplos de adaptabilidad formal, que a lo largo de los siglos se esparcieron por Europa.
Al respecto por ejemplo, cabe señalar su observación hecha en Salamanca en donde le llamó la atención el cimborrio de la antigua catedral del S. XII y que da forma a la conocida como Torre del Gallo, cuya solución dada a la bóveda tras elevarla sobre el tambor, con el resultado de ventanales de gran luminosidad, marcaba una originalidad nunca antes vista en una construcción gótica. (López, 2009, p. 797).
Ésta serie de descubrimientos afianzó su teoría y práctica profesional respecto a un estilo que Pugin había venido gestando en contraposición al Neoclasicismo y Roma, y que a través de su libro Contrasts (Pugin, 1836), lo dejó señalado diciendo que dichos estilos estaban asociados con el Protestantismo y la Reforma, y anunciando el renacimiento de los verdaderos estilos católicos de la Edad Media. Entre otros aspectos a ser considerados por Street para dar preferencia al gótico, estaba su adaptabilidad.
En gran medida, no hay razón alguna para que la arquitectura gótica no se prefiera a otra, especialmente en el caso de las plantas, ya que permite satisfacer cada necesidad de una manera más natural y sencilla. No está atada por ninguna presunta necesidad de regularidad de sus partes o igualdad de divisiones, sino que cuando es necesario, satisface a menudo ciertas irregularidades (Street, 1853,p. 73).
El valor morfológico dado por Street a su obra se sustentó en el hecho estructural gótico que indicó se dio a partir del aparecimiento del arco apuntado, el cual fue usado en todo tipo de edificios medievales, señalando que sin embargo de lo cual, sus arquitectos contemporáneos al parecer lo reproducían casi exclusivamente en edificios religiosos, tratando de ocultarlo en el resto de sus obras. A través un artículo en la revista The Eclessiologist,4 hace el siguiente señalamiento respecto al arco apuntado:
Por muchos principios simbólicos que haya tenido el estilo gótico con formas y arreglos particulares, sus principales características fueron claramente constructivas, y surgieron mediata o inmediatamente a partir del aparecimiento del arco apuntado. Los edificios antiguos en verdad lo prueban. En los siglos XIII y XIV los huecos apuntados de puertas y ventanas no siempre se usaban solamente en edificios religiosos, al contrario, el arco apuntado se usó constantemente en todo tipo de edificios, creo que fue por mucho, el mejor principio de construcción que conocían los arquitectos de entonces. En nuestro caso es igual, sabemos que no hay nada mejor para aguantar el peso de los grandes muros que el arco apuntado, y por lo tanto debemos usarlo donde sea; por lo que no puedo apreciar ni comprender los principios o el estado de ánimo particulares que pueden caracterizar a cualquier arquitecto que utilice y haga énfasis del uso del arco apuntado solo en sus obras eclesiásticas, evitando cuidadosamente toda apariencia de familiaridad con éste, en el resto de su obra civil (Street, 1853, p. 72).
Una vez que Street diera a conocer las otras posibilidades de diseño del gótico manejadas fuera del Reino Unido, su devenir en las manos de sus coetáneos discurrió con una fuerte carga pintoresca y romántica, incorporándose una serie de elementos del gótico, del románico y del renacimiento sin importar su función original o sus posibilidades estructurales.5 Y a la estructura de la edificación es a la que Street le otorgaba un valor indiscutible para la ejecución de sus obras, sobre la base de la tradición en las técnicas constructivas empleadas y asimismo en el tradicional comportamiento de los materiales, que prácticamente seguían siendo los mismos a lo largo de los siglos transcurridos desde que apareció el estilo gótico. Sobre lo cual indicó:
Debo asumir hasta que no vea demostrado todo lo contrario, que no hay ninguna razón para que los mismos principios de edificación, no deban ser aplicados en la construcción de todos los edificios donde se utilicen materiales similares (Street, 1853, p. 73).
Un valor que lejos estuvo de ser seguido por algunos de sus más conspicuos colegas, sobre todo por la incorporación del acero estructural a la industria de la construcción, el cual ofrecía nuevas posibilidades de diseño, y aunque sin desmerecer su uso, había puesto al servicio del Gothic Revival a los más variados diseños y a los más insospechados edificios, entre los que se podían contar: grandes museos, tiendas comerciales, monumentos, puentes, estaciones ferroviarias, edificios administrativos, palacetes privados u hoteles, como por ejemplo el monumental Midland Grand Hotel de Londres (Ver Figura 6).
De hecho los arquitectos que alcanzaron mayor notoriedad, materializaron el estilo con nuevas estructuras, cabe decir, con nueva tecnología y opciones de diseño con más impacto, con un fuerte sentido comercial y de espectáculo, cuyas obras a día de hoy siguen llamando la atención por su fuerte expresividad, su colorido y su monumentalidad, como por ejemplo el Tower Bridge de Londres (Ver Figura 6).
Y fue este manejo del estilo el que no dejó de tener críticas frente a los más tradicionalistas como el temprano Pugin; Saint (1995, p. 93) manifiesta que “sus sucesores victorianos, como William Butterfield, William Burges, G. E. Street, y otros…alegremente incorporaron cuando les convino, ideas francesas, alemanas o italianas en sus iglesias,…no fue hasta finales del periodo victoriano que hubo un regreso al ideal puramente nacional del estilo arquitectónico.” Mientras que Aldrich (1999, p. 188) sostiene que además de William Butterfield, el principal impulso con el que contó el gótico policromado de los años 1850 y 60 fue el de Street.
Se identifica por tanto en la obra de Street la influencia de sus viajes ya no solo en el aspecto estructural de la edificación, sino en los valores dados al repertorio formal en los más variados espacios y detalles arquitectónicos, pudiéndose comparar orígenes y similitudes tomados por ejemplo del gótico italiano con el manejo de la fábrica de ladrillo y del mármol, o de los remates de sus torres y por supuesto de todo el colorido; o en el caso español referido a los pórticos al exterior de los edificios, a las alternativas de las plantas arquitectónicas, o a simples detalles como los obtenidos a través del manejo del hierro forjado por ejemplo en rejas y puertas.6
Su forma de trabajar nos recuerda continuamente la importancia del control de las fuentes disponibles para contextualizar el trabajo de campo y poder llegar a conclusiones novedosas. Gracias a su familiaridad con la obra de James Fergusson, y la de Eugène Violletle-Ducde quien aprende a leer la geometría de las bóvedas, especialmente para tratar con el problema del trazado de la girola- es capaz de referir constantemente los modelos españoles a los europeos y descubrir lo que caracteriza nuestra historia (Girón, 2015, p. xi).
No deja de llamar la atención que en sus grandes y más representativos proyectos como los Reales Tribunales de Justicia de Londres o la ampliación de la catedral de Cristo de Dublín, se evidencia un Gothic Revival más apegado al tradicional gótico inglés y continental (Ver Figura 8), mientras que en sus proyectos secundarios sobresale la influencia del colorido gótico italiano, por ejemplo en las iglesias de St. James the Less o St. Mary Magdalene, ambas en Londres (Ver Figura 9).
El refuerzo dado por Street a su obra en cuanto a origen, estructura, forma y función nos lleva a pensar en el concepto de una cadena armónica formal, como lo explica Pokropek (2018, p. 22) “es obvio que al reforzarse mutuamente las características protagónicas que sostienen la idea o principio de acción enunciado como argumento formal, este se vuelve más definido o inteligible.” Una inteligibilidad transmitida de forma coherente, que es lo que ha permitido dar un valor distinto a la obra de Street, no necesariamente un valor mayoritariamente aceptado ni para la sociedad actual, ni para la sociedad de entonces, que ante la prosperidad victoriana se decantaba por un deseo incesante de modernidad, receptiva más bien como se señaló más arriba, con una arquitectura más comercial y de espectáculo, pero asimismo muy apegada al estilo gótico como un referente nacional de estilo, en la que no necesariamente se podría establecer una cadena armónica formal, pero si una relación con una aproximación, no carente de valor frente a la anterior, es decir una versión, no el conocimiento tácito, como lo explica Pokropek (2018, p. 22), “conocer es una construcción en la que participamos de forma activa, a través de procesos de composición, descomposición, ponderación, ordenación, supresión, complementación y deformación. Cada aproximación consistiría, entonces, en una versión de mundo.”
El caso de los Reales Tribunales de Justicia de Londres
La obra que consagró a Street en el Reino Unido fue el monumental palacio londinense de los Reales Tribunales de Justicia ‘The Royal Courts of Justice,’7 un edificio en el cual conjugó todo cuanto investigó sobre el gótico, llegando a constituirse en una obra emblemática del Gothic Revival (Ver Figuras10 y 11), que lamentablemente Street no llegó a ver concluida por su prematura muerte, atribuida a la sobrecarga de trabajo y a la presión por concluirla, y que le ocupó buena parte de sus preocupaciones en la última etapa de su vida, comenzando desde el mismo concurso para su diseño y ejecución en el cual no hubo ningún ganador, y a toda la polémica desatada porque sin embargo, ya fuera de concurso, le fue adjudicada con un diseño distinto al que presentó al concurso.8
Ésta adjudicación le supuso muchas críticas y fue el objeto de la mirada acusadora de sus colegas, ya que la importancia del edificio y toda su carga simbólica le ubicaron ante un panorama polémico con un fuerte seguimiento mediático, que Street supo sortear debido a su fuerte personalidad y a su militancia en varios círculos académicos y profesionales, que junto a su ferviente activismo, le permitieron contar con varios mecanismos de defensa y de opinión, llegando finalmente a ser reconocido por su trabajo que lo consagró como uno de los más destacados e influyentes arquitectos del siglo XIX.9
La polémica más allá del concurso, había surgido por el diseño que se esperaba del edificio, y como otros concursantes y personajes consideraban que éste debía tener para representar un verdadero sentido del Gothic Revival, sobre la base un asentado carácter nacional del estilo gótico, que tras lógicos paréntesis de otros estilos, prácticamente había marcado hasta entonces la historia arquitectónica del Reino Unido y cuya influencia se había esparcido por todas sus colonias de ultramar.10
Hubo de hecho dos famosos arquitectos del Gothic Revival que se excusaron de participar en el concurso debido a la limitación de libertad en el manejo del Gothic Revival, ellos fueron T. H. Wyatt y P. C. Hardwick, mientras que John Gibson abandonó el concurso. Entre otros arquitectos participantes se encontraban los afamados George Gilbert Scott, H. F. Lockwood, Raphael Brandon, William Burges, J. P. Seddon, Alfred Waterhouse y E. M. Barry (Summerson, 1970, p. 12).
El mérito para unos y el desmérito para otros sobre el diseño de Street, se esbozaba en cómo él había conjugado una serie de elementos no solo del gótico inglés sino del conjunto del gótico europeo, aspecto que para los más tradicionalistas no representaba el verdadero sentido nacional del diseño gótico, y que estaba patentizado en los más diversos aspectos de la composición arquitectónica del edificio, desde la organización y distribución de espacios y volúmenes hasta los más mínimos detalles, que además suponía una aplicación estructural basada en los antiguos edificios góticos.
El concurso tuvo un carácter ambiguo y paradójico, ya que había una generación de arquitectos que practicaban en el entorno tecnológico más avanzado del mundo y que, sin embargo, estaban comprometidos, con diversos grados de intensidad, en la promoción de los estilos medievales de la arquitectura. En su juventud se habían quedado atrapados en una revolución del gusto que tuvo el efecto de separarse casi por completo de las tradiciones arquitectónicas de su propio país y de Europa (Summerson, 1970, p. 18).
Inexcusablemente en el palacio de los Reales Tribunales de Justicia de Londres se identifica la influencia de los viajes de Street, aunque Scott llegó a decir que la obra arquitectónica de Street no era digna de su talento, ante lo cual Summerson (1970, p. 12) comenta que “sin embargo no fue la opinión general y obviamente fue su arte superior el que le aseguró el encargo del diseño del Palacio de los Tribunales de Justicia de Londres.” Las palabras de Scott respondían evidentemente a su protagonismo, ya que para entonces se perfilaba como favorito para ganar el concurso, no solo por su propia valía como arquitecto del Gothic Revival , sino también por su poder económico y su influencia, al estar al frente del estudio inglés de arquitectura más grande de la época.
No obstante otros arquitectos protagónicos se presentaron también con proyectos ajustados a las bases del concurso, no en vano se trataba de erigir un importante edificio, localizado a su vez en uno de los sititos más emblemáticos de Londres. “Algunos concursantes, como Scott y Barry, se aferraron más bien furtivamente a los viejos principios clásicos, comparándolos con el arte. Otros, Street y Burges, trabajaron como alquimistas que intentaban hacer un gótico moderno y moderno al gótico” (Summerson, 1970, p.18). Sobre esta apreciación, Aldrich(1999, p. 197) recuerda la influencia de Street en las nuevas generaciones de arquitectos, haciendo referencia a la obra de Richard Norman Shaw, “un grupo de jóvenes arquitectos diseñadores que practicaron en la oficina de G. E. Street iban a cambiar el énfasis del medievalismo arqueológico a uno de sentido más general de forma medieval. Entre ellos estaba Richard Norman Shaw.”
Los prolegómenos del concurso para el diseño de los Reales Tribunales de Justicia han quedado en la historia señalados con varios adjetivos, pero el resultado finalmente se impuso como un modelo con un sentido de orden, con una dialéctica que dio como resultado una versión coherente del gótico sustentada en una metodología de investigación.
No pasaron muchos años antes de que el concurso para los Tribunales de Justicia fuera visto como un fiasco espantoso,…hoy lo vemos como un pequeño y extraño remolino en las mareas de la carrera de la historia del siglo XIX. Pero de cara a los diseños, vemos un poco más: ejes valientes de energía, destellos de brillantez visionaria, que llegan a nuestro tan diferente mundo de libertad de estilo (Summerson 1970, 18).
Street dejó una numerosa obra construida, con un intercambio de influencias no solo importadas a las islas británicas desde el continente, sino también al contrario, es decir un intercambio de ideas para sus obras al exterior, como lo señala Germann (2009, p.284) en el caso de la iglesia Anglicana de Lausana en donde Street se valió del estilo gótico inglés, preguntándose hasta que punto, que es lo inglés y que es lo suizo, clasificando a sus diseños como: 1. estilo urbano - estilo rural; 2. modelos locales - modelos extranjeros; 3. copia arqueológica - estilo personal; y 4. construcción simple y aparente - composición pintoresca (Germann, 2009, p. 294).
Para finalizar cabe mencionar que en cuanto al sello personal de Street en el campo del diseño interior y de mobiliario, y volviendo al palacio de los Reales Tribunales de Justicia de Londres, es allí donde quedó plasmada toda su creatividad al ocuparse él mismo del diseño de puertas, accesorios, rejas y mobiliario, y en donde por supuesto no pudieron faltarlas referencias al conjunto del gótico europeo. Una actividad sobre la cual se llegó a decir que Street se anticipó a los diseñadores del movimiento Arts and Crafts y que de hecho fue su despacho el vivero de dicho movimiento (Victorian Church Art, 1972, p. 46). Y si de anticiparse a otros arquitectos se trata, se podría encontrar similitudes entre su diseños de rejas y remates de torres para los Reales Tribunales de Justicia (Ver Figura 12), muy cercanas al Art Nouveau y sus derivaciones, como lo fue la propia intención de explicar la razón del gótico en cuanto al comportamiento del arco apuntado, que años más tarde sería un sello distintivo en la obra Gaudí.
Conclusiones
El valor dado por Street al comportamiento estructural de los edificios góticos y su consecuente aplicación en el Gothic Revival ha quedado como un valor arraigado en su obra. Los recursos tomados del conjunto del gótico continental y del gótico inglés o como él dice, el también llamado viejo estilo inglés, a partir del cual propuso un manejo de las formas adaptándolo a los nuevos espacios de la vida cotidiana en todos los órdenes, marcan su importancia y su sentido lógico, respondiendo precisamente a la labor de un profesional que enriqueció sus conocimientos con la investigación, y cuya formación profesional y práctica había transcurrido en medio de viajes de análisis de arquitectura gótica.