SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue108Imágenes entre lo dicho y lo no dicho. Memorias difíciles y géneroLa Forestal en clave fílmica. Un pasado que no termina de pasar author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

On-line version ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.108 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2022  Epub May 01, 2022

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi108.4044 

Artículo

Orejas de Burro: humillación, desprecio y vergüenza en el cine

Cecilia Elizondo1 

1 Doctoranda en Artes (UNLP), licenciada en Educación (UNQ), comunicadora audiovisual (UNLP). Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes. Integrante del Centro de Estudios de Historia, Cultura y Memoria (CEHCMe-UNQ).

Resumen

En su legado fundacional, la escuela moderna se ha constituido bajo ciertos mecanismos de control, poder, vigilancia y castigo regulados a través de un fuerte dispositivo disciplinar. La “escuela tradicional” funcionó bajo estos parámetros que fueron conformando criterios de normalidad y anormalidad e instalando imaginarios y estereotipos sobre cómo debe ser un alumno, cómo debe ser su aspecto físico, cómo debe dirigirse a la autoridad, a sus pares y a la institución. La humillación, categoría asociada a una emoción negativa (junto con el miedo, la violencia, la vergüenza y el desprecio), forma parte del universo pedagógico, desde su fundación. De acuerdo a estos imaginarios, se realizará un análisis sobre la forma en que el cine ha representado la humillación en el contexto escolar, para luego focalizar en el desprecio por la ignorancia.

Palabras clave: cine; escuela; violencia escolar; humillación.

Abstract

In its founding legacy, the modern school has been constituted under certain mechanisms of control, power, vigilance and punishment regulated through a strong disciplinary device. The "traditional school" worked under these parameters that were forming criteria of normality and abnormality, installing imaginary and stereotypes about how a student should be, how his physical appearance should be, how he should address the authority, his peers and the institution. Humiliation, a category associated with a negative emotion (along with fear, violence, shame, contempt) is part of the pedagogical universe since its foundation. According to these imaginary, an analysis will be carried out on the way in which cinema has represented humiliation in the school context, and then focus on the contempt for ignorance.

Keywords: cinema; school; school violence; humiliation.

Resumo

Em seu legado fundador, a escola moderna foi constituída sob certos mecanismos de controle, poder, vigilância e punição regulamentados por meio de um forte dispositivo disciplinar. A "escola tradicional" trabalhava sob esses parâmetros que formavam critérios de normalidade e anormalidade, instalando imaginários e estereótipos sobre como o aluno deveria ser, como deveria ser sua aparência física, como deveria abordar a autoridade, seus colegas e a instituição. A humilhação, uma categoria associada a uma emoção negativa (junto com o medo, a violência, a vergonha, o desprezo) faz parte do universo pedagógico desde a sua fundação. De acordo com esses imaginários, será realizada uma análise sobre a maneira como o cinema representou humilhação no contexto escolar e, em seguida, focalizará o desprezo pela ignorância.

Palavras chave: cinema; escola; violência escolar; humilhação.

La Escuela en el Cine: breve introducción

La escuela ha sido, y sigue siendo, un escenario atractivo para el cine. Las numerosas obras cinematográficas de temática escolar realizadas mundialmente resultan un material interesante para ver en acción problemas que solemos encontrar en los estudios pedagógicos, sean estos de corte histórico, sociológico o que retomen preguntas de la filosofía educativa. El cine, por lo tanto, es un documento de la historia, un texto con lenguaje propio y un hecho artístico con una fuerte interpelación social.

El siguiente trabajo se desprende de un estudio más amplio en donde se analizan las representaciones de lo escolar en el cine argentino. Cuando decimos “lo escolar”, nos referimos al quehacer cotidiano de la escuela: a la cultura escolar, que a grandes rasgos abarca desde las relaciones vinculares entre pares, autoridad e institución hasta el encuadre áulico en términos espaciales y arquitectónicos.

Para este trabajo tomaremos una de las categorías que conllevan las relaciones pedagógicas dentro de una institución educativa: la humillación. Sin dejar de atender que de este sentimiento germinan al menos otros tres: la vergüenza, el miedo y el desprecio, que forman parte aglutinante de la cuestión que abordaremos más adelante.

Como primer indicio es preciso destacar que, al realizar un relevamiento generoso de filmes producidos en diversos países y momentos de la historia donde la escuela aparece en escena -ya sea como protagonista o de manera secundaria-, encontramos algunos tópicos recurrentes, lo que nos lleva a exponer la pregunta genérica de este artículo: ¿qué es aquello de la cultura escolar que al cine le resulta ineludible mostrar al momento de representar una escuela?

En este trabajo se analizará cómo en las relaciones pedagógicas que el cine representa suele existir la necesidad de visualizar que en algún momento el “sentirse humillado” resulta inevitable. Como si este sentimiento junto con el miedo, la vergüenza, los castigos o el desprecio fuesen sentidos identitarios y excluyentes de las instituciones educativas.

La evidencia aparece en el momento en que resulta inabarcable enumerar todos los filmes que traducen esta problemática en el ámbito escolar, con una gran diversidad en su narración, en su origen y en el momento histórico en que fueron producidos. Solo por citar algunas producciones de la extensa lista, mencionamos las siguientes: Los 400 golpes (Francois Truffaut, Francia, 1959); Juvenilia (César Vatteone, Argentina, 1942); Carrie (Brian de Palma, USA, 1976 ); Un gran chico (Paul y Chris Weitz, Reino Unido, 2002); Stella (Sylvie Verheyde, Francia, 2008); Machuca (Andrés Wood, Chile, 2004); Cero en conducta (Jean Vigo, Francia, 1933); Jacinta Pichimahuida se enamora (Enrique Cahen Salaberry, Argentina, 1977); Quinto año nacional (Rodolfo Blasco, Argentina, 1961); Hay que educar a Niní (César Amadori, Argentina, 1940); Estrellas en el cielo (Aamir Khan, India, 2007); Cobardes (José Corbacho y Juan Cruz, España, 2007); Ben X (Nic Balthazar, Bélgica, 2007); Preciosa (Lee Daniels, USA, 2009); Klass (Ilmar Raag, Estonia, 2007); En un mundo mejor (Susanne Bier, Suecia, 2010); Whiplash (Damien Chazzelle, USA, 2014), entre otras.

Esta muestra diversa de distintos lugares del mundo permite pensar que, aun con las singularidades de cada filme, existe una universalidad en el audiovisual, cuando de escolaridad se trata y que se traduce en una máxima de la narrativa: si aparece una escuela en escena, debe haber algún personaje que se sienta maltratado, burlado o humillado.

La Humillación: algunos sentidos históricos

Saulo Fernandéz Arregui (2008), centrado en las ideas desarrolladas por Evelin Lindner (quien ha profundizado acerca de la humillación y los conflictos violentos entre grupos), desarrolla un interesante recorrido histórico acerca del término. En su estudio, se describe que durante muchos siglos la mayor parte de las sociedades del mundo han convivido naturalmente con la aceptación de que algunas personas tuvieran mayor dignidad. De modo que arrodillarse ante alguien superior y asumir esa relación vertical era parte natural del mundo vincular. La dominación, el desprecio y las relaciones subyugantes se asumían con la misma naturalidad con que se admitía que no todos los seres eran iguales en derechos y dignidad (Arregui, 2008).

De esta manera, no es extraño comprender cómo la literatura pedagógica de los siglos XVII y XVIII (Jacques Rousseau, Juan Bautista Lasalle, Jan Amos Comenio) remarca esta desigualdad. Podemos pensar en la teoría gradualista de Comenio en La didáctica magna (1666), donde el valor de un sujeto se adquiere según el grado evolutivo de su especie; o en la diferencia social y moral que Rousseau establece en El Emilio (1762), donde lógicamente la mujer no es quien ocupa el lugar de la dignidad; o bien, en la detallada guía de “las correcciones” en La guía de las escuelas cristianas de Lasalle (1720), donde se expresa la importancia de los castigos al alma y al espíritu que el maestro debía impartir a los alumnos que cometían faltas.

En este contexto, y retomando las líneas de trabajo que propone Paula Marini (2017) acerca de los sentidos históricos que han adquirido las nociones de violencia, vergüenza y humillación en el ámbito escolar, advertimos que estas formas de violencia que conducen a los sentimientos de humillación y vergüenza deben ser leídas como parte constitutiva de la cultura escolar, donde los maestros y alumnos aprendían a convivir en ese espacio de violencia y domesticación de las pasiones (Marini, 2017).

Lo que comienza a dilucidarse es que la configuración fundacional de la educación con una base muy sólida en la subordinación a la autoridad, es lo que da origen a que se consolide la escuela tradicional. Podemos pensar que, si bien lógicamente este modelo se ha flexibilizado con las nuevas pedagogías y los cambios históricos y sociales, impera un imaginario muy fuerte acerca de esta configuración. Tal potencia tiene esta imagen que, aun con matices y sutilezas, el cine -y también la televisión1- de manera recurrente apelan a resaltar en la trama el desprecio al más débil, al diferente o al extraño.

Los humillados del cine: categorías de análisis

El diverso corpus filmográfico citado de ejemplo al comienzo de este trabajo, resulta útil para preguntar lo siguiente: para el cine, ¿el sujeto humillado es siempre el mismo? A partir de esta pregunta podemos extraer una primera categorización que resulta necesaria para analizar algunos casos puntuales.

En primer lugar, es posible identificar lo que llamamos la cadena de humillación. De acuerdo con los filmes, esta suele darse de la siguiente manera: entre alumno-alumno, del docente al alumno, del directivo al docente. En segundo lugar, encontramos al menos tres distinciones acerca de los motivos de la humillación que aparecen de manera recurrente en la cinematografía:

1. El saber: refiere a los que no saben y suelen hacer el ridículo por “su brutalidad”; o bien, a los que saben demasiado, los llamados nerds o “traga”.

2. Los fuera de norma: refiere a los hostigados por gordos, feos o jorobados; por su color de piel; o bien, por su actitud: tímidos, obsesivos, antisociales, los llamados “frikis”.

3. La transgresión: los que desafían las normas y son castigados y humillados por la autoridad de la institución.

“Me Hirve la Cabeza”2: el desprecio por la ignorancia

En uno de sus ensayos, Estanislao Antelo (2014), siguiendo la filosofía de Axel Honnet y Jacques Ranciere, reflexiona acerca de la relación que los educadores establecen con la ignorancia y el desprecio. La filosofía de Honneth, quien asume que nuestro mal es vivir en una sociedad del desprecio, permite pensar la relación entre ignorancia y reconocimiento. Honneth (2011) vincula directamente el desprecio con la idea de invisibilidad, es decir, aquellos que no son reconocidos, y analiza a los “invisibles” como los despreciados por la sociedad. Para la filosofía, el desprecio es lo “no digno de ser visto” y esa “forma de no ver” produce humillación (Antelo, 2014).

Por otra parte, otra forma del desprecio es la vinculada al fracaso. Cuanto más inmersos estamos en un mundo que promueve el éxito permanente, todo resulta imposible de alcanzar: “Se desprecia a los que no pueden, a los insuficientes, a los apáticos, los aburridos y a los deprimidos” (Antelo, 2014, p. 5).

Los filmes citados en este artículo reflejan cómo el aparato escolar mantiene una relación problemática con la idea de fracaso; y el temor a no saber se traduce en un miedo escolar con el que cargan de manera atávica la generalidad de los sujetos que habitan las instituciones educativas. Michel Foucault (2004) ya nos lo ha advertido al revisar la situación examinadora como un dispositivo altamente ritualizado y disciplinador, donde quedan superpuestas todas las relaciones de poder y de saber. En esta línea, observamos en un trabajo sobre violencia escolar donde se teoriza acerca del “mal moral” (Molina González y Ramírez Zuluaga, 2019) que aparece la humillación asociada a una carga cognitiva y afectiva:

Consideremos, por ejemplo, lo que sucede cuando se desvirtúa públicamente la capacidad intelectual de un estudiante (en la secundaria) porque no cumple con los cánones establecidos por los parámetros de la evaluación académica escolar; pero también lo que ocurre con estudiantes que optan por una orientación sexual no heterosexual. Los ejemplos pueden ser numerosos, pero en todo caso “sentirse humillado” remite a una experiencia compleja que puede ser descrita al mismo tiempo como privada y social, pues la humillación, añado, pone en juego la dimensión doble e inseparable de las emociones: es decir, su carga cognitiva y afectiva (Molina González y Ramírez Zuluaga, 2019, p. 35).

Por su parte, la filosofía de Ranciere (2007) es la que ha logrado deconstruir la fórmula fundacional de la pedagogía que ubica al maestro en el lugar del saber y al alumno en el del no saber. En este fragmento de El Maestro Ignorante se logra condensar la cuestión:

El problema no es hacer sabios, es elevar a quienes se creen inferiores en inteligencia, hacerlos salir del pantano en que se pudren: no el de la ignorancia, sino el del desprecio de sí mismos, del desprecio en sí de la criatura razonable. (Ranciere, 2007, p.130).

Teniendo en cuenta este marco conceptual, podemos observar que el cine ha sabido retratar muy bien aquella estructura escolar fundante que conservan las escuelas, universidades e institutos, donde aún permanece un halo de temor y vergüenza por ignorar lo que el docente pide enfáticamente que se responda y el alumno ignora o por el titubeo desestabilizador que genera el cuestionamiento de un alumno, al que el docente no puede responder “con altura”. Para el caso, una escena típica que encontramos en varios filmes del cine argentino como por ejemplo: Juvenilia (1942), Hay que educar a Niní (1940), Quinto año nacional (1961), Jacinta Pichimahuida se enamora (1972), Cuando florezca el naranjo (Alberto Zavalía, 1943), La mejor del colegio (Julio Zaraceni, 1953), entre otras, refieren a la pesadilla escolar de estar siendo examinado frente a un aula llena que se burla a carcajadas de aquello que se ignora. Se trata de un miedo infantil que, de manera matizada, posiblemente arrastremos en la vida adulta en cualquier otra situación académica. La recurrencia de estas escenas deja entrever que cuando “el no saber” se produce en una institución “del saber”, esta ignorancia genera vergüenza.

El saber siempre es de los mismos

Dos de los filmes del cine argentino trabajados en este corpus que contienen la mayor cantidad de estereotipos escolares son: Quinto año nacional (1961) y Jacinta Pichimahuida se enamora (1977). En ambos films los conflictos se evidencian por la presencia de construcciones antagónicas: héroes y anti héroes, ricos y pobres, bellos y feos, negros y blancos, inteligentes y brutos, rebeldes y ejemplares, tímidos y desfachatados. Cabe señalar que estas dos producciones fueron escritas por el guionista Abel Santa Cruz, cuya prolífera obra audiovisual contiene varios films de temática escolar e infantil, que han logrado una gran audiencia en el cine y la televisión, como por ejemplo: La Maestra Enamorada (1961); La Mejor del Colegio (1953); El Profesor Tirabombas (1973); El Profesor Hippie (1971); Señorita Maestra (1983);

Quinto Año Nacional, estrenado en 1961, es una suerte de homenaje a Juvenilia, que retrata las travesuras de un grupo de jóvenes que transitan el último año del Colegio Nacional Buenos Aires. En sintonía con Jacinta Pichimahuida se enamora, hay una necesidad en ambas producciones de ubicar en el contexto familiar a cada personaje; esto funciona como un mensaje implícito, que se construye desde el inicio de ambos films, acerca de que los éxitos o fracasos de esos niños y jóvenes en la escuela, será la consecuencia de la familia de la cual provengan. La mentada alianza escuela-familia funciona en estos films como un dispositivo responsabilizador: la configuración familiar será entonces, la responsable de aquellas conductas indebidas, de las faltas, y la indisciplina.

Vale recordar que la década del 60 es para el cine argentino un momento de cambio significativo en la estética y en los tópicos, fundamentalmente dado por el surgimiento del cine político e intelectual. En relación a este tema, Diana Paladino (2012), en un valioso trabajo sobre cine y escuela, describe que, aun en un contexto de fuerte renovación para la cinematografía argentina, se observa una tendencia conservadora en los guiones de temática escolar de Abel Santa Cruz:

Este film [por Quinto año nacional] realizado en los inicios de los años sesenta, está todavía a caballo entre las postrimerías de la década anterior y la que se inicia. Para decirlo brutalmente, está más cercano al espíritu de la autodenominada Revolución Libertadora que al del Mayo Francés o al del levantamiento del Cordobazo. (Paladino, 2012, p. 50).

La cuestión del saber aparece con énfasis en los primeros minutos del filme Quinto Año Nacional, que muestra “las mesas familiares” de los personajes protagónicos, donde de acuerdo a esa representación familiar, podemos intuir quiénes serán los que en la escuela obtendrán los mejores reconocimientos académicos y quiénes serán los perseguidos por el agobiante peso de la ignorancia. La fórmula es obvia y resulta exitosa, ya que el guionista la reproducirá a la perfección en Jacinta Pichimahuida se enamora y será la matriz que acompañará a casi todas las producciones de esta temática; en esta obra la figura de la maestra dulce y maternal será quien logrará dirimir las tensiones y conflictos de un grupo de niños del último grado de la escuela primaria. En ambos filmes veremos cómo el fracaso escolar se justifica por la “disfuncionalidad” familiar: patriarcas autoritarios, brutos, que hablan gritando mientras manifiestan su malestar por el cansancio laboral y el dinero que no alcanza. Almuerzos y cenas precarios de aquellos personajes en donde la figura paterna arremete con amenazas y agresiones, advirtiendo palizas si fracasan en la escuela. Casi como una síntesis visual y simplista de la tesis reproductiva de Bourdieu (1995), aquella que nos recuerda que la escuela reproduce la desigualdad social obstaculizando el trayecto escolar a quienes no poseen el capital cultural dominante y allanando el camino a quiénes sí lo portan, podremos asumir con naturalidad, a través de estos filmes, que quienes provengan de familias de ricos y profesionales serán los buenos alumnos que transitarán la escolaridad sin mayores dificultades; y aquellas familias humildes, hijos de taxistas, mecánicos o carpinteros serán quienes padezcan el tránsito escolar siendo objeto de burlas por la ignorancia, sufrirán por las bajas calificaciones y serán burlados por la clase social de la cual provengan.

Reflexiones finales: cine, escuela y malestar

Como hemos visto, la cinematografía universal cuando retrata a la institución educativa suele recurrir, por un lado, a ciertos legados fundacionales de una escuela rígida en sus formas vinculares y en sus rituales. Por otro lado, con una recurrencia mucho mayor, la escuela que el cine representa, suele estar signada por un lugar de malestar y en casi todos los filmes la molestia es generada por la diferencia, por aquello que no cuadra en el formato. Un primer dato para señalar es que el cine de Hollywood -exponente en producción fílmica cuando de acoso escolar se trata- suele centrar la humillación en los “frikis” o los nerds; rara vez el hostigamiento se da por la ignorancia. No es común encontrar en filmes norteamericanos de temática escolar el estereotipo del “bruto” humillado en la escuela. Uno de los filmes emblemáticos que expone con una crudeza extrema el hostigamiento escolar es la inolvidable Carrie de Brian de Palma estrenada en 1976, con su respectiva remake en el año 2013. Objeto de burlas desde el inicio hasta el final de la película, Carrie encarna en esta década el hostigamiento “friki” que dará lugar a numerosas producciones posteriores hasta nuestros días, donde el acoso escolar aparece en primer plano de la trama.

Si tomamos de referencia el corpus filmográfico citado en este trabajo y revisamos cada uno de los personajes humillados en la escuela, podemos observar cierto desplazamiento del motivo de la humillación y del sujeto que humilla. Es decir, que los filmes producidos entre los años 40 y 60, donde ubicamos a Cero en conducta (Francia, 1933), Hay que educar a Niní (Argentina, 1940), Juvenilia (Argentina, 1942) y Los 400 golpes (Francia, 1959), concentran el hostigamiento y la burla en dos sentidos: en la ignorancia y en la transgresión a las normas institucionales. Inmediatamente, estas faltas darán a lugar a castigos, represalias y humillaciones por parte de las autoridades de la escuela. No aparece en estos años, con la contundencia que veremos luego, el personaje humillado por sus características físicas o sus actitudes, sino que se focaliza en los rebeldes de la escuela o bien en los ignorantes. La humillación en estos casos se ubica con más fuerza del docente al alumno o de la institución al alumno. En esta fórmula, podemos ver cómo en estos años permanece con fuerza la estructura jerárquica y rígida de las instituciones; y a su vez cómo la humillación está más ligada al poder que otorga la institución; o bien el poder que otorga la autoridad, cierta legitimidad institucional para humillar.

A partir de los años 60 comienza a ubicarse el motivo de la humillación en el hostigamiento a la diferencia, y lo más común es encontrarla entre alumnos. Podemos agruparla de la siguiente manera:

- Por el color de piel, la pobreza o la marginalidad como lo vemos en Machuca (Chile, 2004), En un mundo mejor (Suecia, 2010), Stella (Francia, 2008) y Preciosa (USA, 2009).

- Por ser raro, tímido, obsesivo o muy disperso como nos muestran Estrellas en el cielo (India, 2007), Carrie (USA, 1976), Ben X (Bélgica, 2007), Whiplash (USA, 2014), Klass (Estonia, 2007) y Un gran chico (Reino Unido, 2002).

- Por gordos, pelirrojos o amanerados como podemos observar en Jacinta Pichimahuida se enamora (Argentina, 1977), Quinto año nacional (Argentina, 1961) y Cobardes (España 2007).

La violencia entre pares, a diferencia de los otros films, permite pensar que el poder que otorga el humillar a otro ya no lo da el peso de la institución, sino que se trata de un poder foráneo a la escuela que se filtra en ella: el poder del consumo, el capital, el éxito y la belleza.

Bibliografía

Antelo, E. (septiembre de 2014). El desprecio en la noche de la ignorancia. Correo del Maestro, 19. México. [ Links ]

Bourdieu, P; Passeron, C (1995). La Reproducción. Elementos para una teoría del sistema de Enseñanza. México: Editorial Laia. [ Links ]

Comenio, J. A. (1998). La didáctica magna. México: Editorial Porrúa. [ Links ]

Fernández Arregui, S. (2008). Reflexiones sobre el significado social de la humillación. Revista Psicología Política, 37. Madrid. [ Links ]

Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo XXI editores. [ Links ]

González Molina, C. y Ramírez Zuluaga, A. (2019). Qué hacer ante el daño que produce la violencia escolar. Reflexiones sobre el mal moral, el resentimiento, la memoria y el perdón. Colección Conflicto, Paz y Memoria. Editorial Universidad de Antioquia. [ Links ]

Honneth, A. (2011). La sociedad del desprecio. Madrid: Trotta. [ Links ]

Marini, P. (2017). Violencia, humillación y vergüenza en la escuela media. Continuidades y rupturas. XI Encuentro de Cátedras de Pedagogía. II Jornadas de Pedagogías del Sur. Sentidos, Prácticas y Desafíos de la pedagogía a 200 años del cruce de los Andes. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario. [ Links ]

Paladino, D. (2014). Representaciones colectivas e imaginarios sociales de la escuela en el cine argentino (entre la década de 1930 y la de 1960). Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata. Repositorio institucional de la UNLP. http:// sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/47154 Recuperado 4 de marzo de 2020 [ Links ]

Ranciere, J. (2007). El espectador emancipado. Buenos Aires: Manantial. [ Links ]

Rousseau, J. J. (2000). El Emilio. Libro disponible en línea. http://www.heterogenesis.com/PoesiayLiteratura/BibliotecaDigital/PDFs/Jean-JacquesRouseeau-Emilioolaeducacin0.pdf Recuperado 2 de marzo de 2020 [ Links ]

1 Por citar solo algunas series televisivas: Señorita maestra (Argentina, 1983-1985); El Chavo del 8 (México, 1971-1980); Cantinflas show (México, 1972-1982); Socorro quinto año (Argentina, 1990); Merlí (España, 2015-2020).

2La expresión proviene de una muletilla del personaje Palmiro Caballasca, quien supo representar al “bruto” de la clase en todas las ediciones de la serie televisiva argentina Señorita maestra.

Recibido: 01 de Marzo de 2020; Aprobado: 01 de Abril de 2020; : 01 de Mayo de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons