“El tiempo no tiene una sino sus muchas ruedas. Una rueda para las criaturas de corazón lento, y otra para las de corazón apresurado. Ruedas para las criaturas que envejecen lentamente, ruedas para las que se hacen viejas con el día….si me preguntan cuánto tiempo transcurrió desde que los husihuilkes regresaron a Los Confines, después de la guerra contra los sideresios. (...) Si me preguntan esto deberé responder que los hombres contaron cinco cosechas, el tiempo de ver crecer a un niño. Pero deberé agregar que las luciérnagas contaron cientos y cientos de generaciones muertas, un tiempo perdido en sus memorias. Y que para la montaña trascurrió apenas un instante”. Liliana Bodoc - Los días de la sombra (fragmento)3
Introducción
Extraño comportamiento el de los habitantes humanos del tercer planeta. Nos invade una búsqueda incesante de establecer límites, de categorizarnos, de diferenciarnos, desconociendo en este fanatismo que los humanos conformamos con otros seres orgánicos e inorgánicos un organismo mayor4. Demarcaciones necesarias para algunos fines dan fuerza a líneas imaginarias: el Ecuador y los meridianos 0° y 180°. Se “ordena” así el planeta en cuatro cuartos de esfera, algunos de los cuales son ocupados mayormente por océanos, mientras que otros son el hábitat de la mayor concentración de seres humanos y por ende del pensamiento y de la búsqueda de sentido.
Frente al vacío la cultura occidental (medio planeta) entra en crisis, “lo esencial en Occidente es lo que está presente, visible; lo invisible, ausente, es lo que carece de esencia…” Desde la bases de la filosofía griega solo ES lo que está presente. Mientras que la filosofía china basa su pensamiento en el acto de la respiración5 “el vacío nunca fue entendido como algo carente de sentido. No existe la dualidad como opuestos, sino comprendida como fase en el advenimiento del proceso de las cosas”.
El ser conoció un vacío para comenzar su vida: el vacío primigenio, formando parte de una sucesión de vacíos primordiales. Así anidamos en nuestra madre, hasta que este vacío fue lleno y nos sentimos expulsados al siguiente vacío. Cada encuentro con el vacío es una crisis que nos habilita a interrogarnos sobre el sentido de este constante devenir. De esta manera, si en la arquitectura moramos, observamos y consideramos las preexistencias para nuestras acciones, considerar al vacío como la primera preexistencia nos conecta con la sustancia misma de la arquitectura.
El papel de la memoria. Explorar como DESCRIPCIÓN
La arquitectura tiene que ser un objeto de nuestra memoria. Cuando evocamos, cuando conjuramos la memoria para hacerla más clara, apilamos asociaciones de la misma manera que apilamos ladrillos para construir un edificio. La memoria es una forma de arquitectura (Louise Bourgeois)6.
La elección del siguiente relato no es azarosa, es la que nos acerca desde la intuición a la comprensión trascendente de la existencia del universo.
Primer encuentro con la luz
Enero de 1967, siesta mendocina. 38°. Silencio absoluto. Soledad y silencio. El toldo en el patio dibuja círculos blancos sobre la baldosa roja. Hay tantos círculos en el piso como círculos tiene el toldo. Son líneas de luz que se conectan. Dejan de ser círculos para transformarse en los extremos de un trazo de luz con dimensiones de alto, ancho, con dirección, corporeidad. Si la mano se interpone entre ese rayo y el suelo, el plano de luz redondo queda atrapado fugazmente en mi mano. Luz de polvo. Minúsculas partículas se mueven aquí. También lo hacen en la sombra, pero es la luz la que devela su existencia.
Primer encuentro con el vacío en el lleno
Agosto de 1973. Un cuentahílos de regalo. Indagando cada superficie aparece un pequeño mundo. Cada material, la piel, la ropa, las hojas de las plantas. Hay una trama y un espacio intersticial que da pistas de que nada es tan lleno como pensaba. Nodos. El punto que era entendido como algo cerrado y definitivo se expresa en contornos que se desdibujan para mostrar que contienen a su vez otros pequeños puntos o algo más importante aún.
A veces el entre me recuerda a las líneas de luz del patio. Luz línea, luz plano, luz masa. Primeras lecturas sobre el vacío. Explorar como NARRACIÓN.
Son necesarios todos los saberes a nuestro alcance, así entramos en mundo más rico, más complejo y al mismo tiempo más libre. Este camino sólo puede transitarse a través de una búsqueda atenta.
El mito del vacío de Pangu. Visión Oriental
EL VACÍO CENTRAL7
Todo era vacío y Pangu dormía en el interior de eso que estaba unido, de eso que fue llamado “infinita profundidad”. Entonces despertó. De inmediato rompió con su hacha el huevo que lo encerraba. En miríadas de pedazos aquello se separó velozmente. Los trozos más livianos y los más pesados fueron en diferentes direcciones. Para evitar que nuevamente se juntaran, Pangu se colocó en el centro VACÍO solidificando el cielo y la tierra. Él fue como una columna que dio equilibrio a la creación. Luego descansó y se fue durmiendo nuevamente hasta que su cuerpo dio lugar a numerosos seres. De un ojo salió el Sol y del otro la Luna. Con su sangre se formaron los ríos y los lagos. Los animales salieron de su piel. El pelo se tornó en hierbas y sus huesos en minerales.
EL SOLIPSISTA, de Fredric Brown8. Visión Occidental.
Walter B. Jehovah, por cuyo nombre no pido excusas puesto que realmente fue su nombre, fue un solipsista toda la vida. Un solipsista, en el caso de que no conozcas la palabra, es alguien que cree que él es la única cosa que existe realmente, que el resto de la gente y el universo en general existe solo en su imaginación, y que si él dejara de imaginarlos su existencia acabaría. Un día Walter B. Jehovah comenzó a practicar el solipsismo. En una semana su mujer se escapó con otro hombre, perdió su trabajo como agente marítimo y se rompió la pierna en la persecución de un gato negro tratando de evitar que se cruzara en su camino. Decidió, en la cama del hospital, acabar con todo. Mirando a través de su ventana, hacia las estrellas, deseó que no existieran, y no estuvieron allí nunca más. Entonces él deseó que no existiera ninguna otra persona, y el hospital comenzó a estar demasiado tranquilo incluso para un hospital. Lo siguiente, el mundo, y se encontró suspendido en un vacío. Se libró de su cuerpo, y dio el paso final para tratar de acabar con su propia existencia. No ocurrió nada. Extraño, pensó. ¿Puede haber un límite para el solipsismo? “Sí”, dijo una voz. “¿Quién eres?”, preguntó Walter B. Jehovah. “Soy el único que creó el universo que acabas de aniquilar. Y ahora tú has tomado mi lugar”. Hubo un enorme suspiro. “Puedo, finalmente, acabar con mi existencia, encontrar olvido y dejarte tomar posesión”. “Pero, ¿cómo puedo dejar de existir? Eso es lo que estoy intentando hacer”. “Sí, lo sé”, dijo la voz. “Debes hacerlo del mismo modo que yo lo hice. Crea un universo. Espera hasta que alguien en él crea realmente lo que tú creíste e intente dejar de existir. Entonces te podrás retirar y dejarle tomar posesión. Adiós”. Y la voz se fue. Walter B. Jehovah estaba solo en el vacío, y era la única cosa que podía hacer. Creó el cielo y la tierra. Tardó siete días.
Indagaciones. Explorar como REFLEXIÓN
“La arquitectura es el alcance de la verdad” (Louis I. Kahn)
Finalmente cabe la reflexión profunda, la pregunta metafísica, aquella que deja una duda existencial. Ensayando respuestas, en el retorno al origen (metamorfosis inversa) nos preguntamos si la arquitectura como modelo es un espejo de quienes somos: productos terminados, parte de un proceso continuo o si alcanzaremos el “ideal” en un “más allá” perfecto.
¿Se puede profundizar en el vacío? En algo que no tiene arriba ni abajo. Todo él es en su concepción lo llamado “la infinita profundidad”. Hacerlo significa llegar a su núcleo. Ese núcleo es el cúmulo de la voluntad de existir de infinitos espacios. La arquitectura está en el germen de esta búsqueda. Abrir el juego solipsista desde este núcleo morada del “logos seminal”9 .
Adentrarse en el dominio es llenarlo de la propia experiencia, es experimentarlo, experienciarlo, recorrerlo, viajarlo, surcarlo. El encuentro con cada preexistencia nos incita a la exploración. Así se instala la obstinada observación de nuevos escenarios. Con la mirada poética como guía. Detenerse en el detalle y en el destello. El llamado de eso que quiere existir. Detenerse para continuar. Darle la oportunidad a la emoción que nos sustrae de la visión general para admirar un instante, un fragmento. Observar con precisión ejemplos minúsculos que podrían elevarse a categorías beatíficas
Estar atentos al “arché”10 , el comienzo del universo o el primer elemento de las cosas. Construir un pensamiento desde el relato significa haber encontrado ese “arché”. Valerse de la palabra para que las cosas sean, valerse de la imagen que se forma al nombrarlas para que la arquitectura sea (…y la arquitectura se hizo): desde su grito primal, parasitando en su preexistencia: la infinita profundidad.
Las figuras retóricas son disparadores para la construcción del propio texto arquitectónico en los caminos proyectuales: valerse del relato y dar pistas en la generación de la arquitectura con el uso deliberado de la metáfora como herramienta de sustantivación comparada. La búsqueda de la sustancia en otras sustancias.
En el inconsciente colectivo la arquitectura se concibe más como lleno o forma, objeto arquitectónico más que como vacío. Cuántas definiciones de arquitectura incorporan la palabra vacío? “La ausencia como esencia del espacio. Un lugar de ausencia como lugar del alma”, citando a Renato Bocchi11 al referirse al artista Claudio Parmiggiani12 (R. Bocchi, p. 32).
Explorar como REFLEXIÓN. Sobre el desierto como vacío, de la neutralidad perceptual a la mutación en tierra de contrastes. Experiencia de cátedra en la FAUD. UM
La experiencias en el secano de Mendoza, trabajando con alumnos de la FAUD.UM, apartándolos de los oasis de cultivo acentúan la oscilación perceptual que va de un vacío existencial al llamado a la acción, a la oportunidad de fundirse con los ciclos vitales
Habitar el Secano Hoy es subsistir en un contexto desfavorable. La dialéctica oasis /desierto domina este relato. El oasis significa la riqueza y la concentración de las actividades humanas en las ciudades. El desierto encarna la escasez, el desarraigo, el alto índice de pobreza. Sistema de vasos comunicantes, que trasvasó recursos naturales y humanos de un sector a otro, y luego cerró su vínculo de retroalimentación.
La vista no es suficiente para entender esta tierra de destrato. Este secano de Lavalle pide ser caminado… y así buscar el reparo del sol fulminante, encontrar el sosiego en la esperanza del jagüel13, asombrarse por el sonido de las bandadas de catas que atraviesan el cielo con sus azules y verdes alas temerosas del hombre. Ser capaces de predecir la dirección del viento al amparo del silencio. Sentir el crujir de su tierra seca en cada paso. Asombrarse por la flor amarilla que resiste la sequía. Leer la sombra profunda del desierto bajo un cielo límpido. Sumergir las manos y los pies en el mar de arena. Mutar con los movimientos de los médanos. Este lugar promete impensadas experiencias fenomenológicas.
La belleza de Los Altos Limpios, la compulsión a rodar por sus cambiantes pendientes, descalzarse, cantarle al atardecer y escuchar una y mil veces que quienes van desean además vivir la noche, descubrir un nuevo cielo, mucho más estrellado. El sol que siempre regala el rojo. La Luna ganando su espacio. Se ha ido transformando con el tiempo en un paseo de estudiantes con sus profesores en horarios diurnos y en los nocturnos se organizan caminatas de luna llena. Senderos iluminados con antorchas.
El paraje La Majada14, situada a 18 km de Los Altos Limpios, significa la cruel verdad, el anhelo de crecer en la adversidad, de educarse, de transitar su tierra arcillosa y quebradiza. La evidencia de la vida a pesar de la escasez del agua, la cicatriz del territorio, fragmentado por el desmonte, por las cortezas de los chañares talados, el sol abrasador, el calor y el frío extremos. Una escuela, 30 niños que se trasladan hasta 25 km para llegar, 3 maestros comunes, 3 especiales (plástica, música y educación física), una posta sanitaria y el puesto Mayorga, con su jagüel, los chivos, sus algarrobos con copa de nidos.
También existe una dialéctica entre los dos sitios.
Los Altos Limpios son la alegría y la belleza. También es el tiempo acotado, aquí se llega de visita. El esfuerzo consiste en trepar los médanos y tiene una recompensa inmediata en la interacción gozosa con el mar de arena. El cansancio del juego, las risas, el silencio del atardecer. El tiempo de la trascendencia, el hallazgo del ser. La mutación de las sombras. En Los Altos Limpios, el paisaje es el personaje. Dotar de un sentido cualquier intervención aquí se encuentra en la energía inagotable del galumphing15.
La Majada es, en su visión inmediata la tristeza, reúne el dolor de la tierra, el esfuerzo para superar los problemas, capacitarse, dar batalla en la vida difícil del secano, aquí todo es largo, complejo. En La Majada se trata de sostener una pequeña comunidad que va conquistando logros básicos: agua, salud, educación. El personaje de este cuento es el hombre: los niños que van a la escuela, Isidro Mayorga y su familia cuidando sus chivos, recogiendo el junquillo para hacer los canastos, rogando a San Vicente que llueva para que los animales tengan brotes para comer y el jagüel se llene otra vez. Dotar de un sentido cualquier intervención aquí se encuentra en el sinsentido de tanto abandono.
Luego de este reconocimiento, del paisaje y de nuestras emociones y percepciones como parte del mismo organismo, de esta Gaia, descubrimos el denominador común en las mutaciones. Con los ciclos que se evidencian con cada estación. Ciclos vitales y temporalidad que en el hecho artístico arquitectónico se traducen en metáforas. “El vacío, que yace a la vez en el origen y en el seno de cada cosa, es garante del buen funcionamiento de la vida en el marco del tiempo-espacio”16.
Presencia es corporal. Presente es temporal. Cruzar tiempo y espacio para llegar a la poética sustancia del acto arquitectónico. Tiempo: desde las formas del relato manejadas por Italo Calvino en su obra Palomar: descripción, narración, reflexión. Espacio: tal vez en las categorías espaciales que Renato Bocchi presenta en su libro “Materia del Vuoto”11: El espacio desocupado, el espacio congelado, el espacio cavado, el espacio desubicado, el espacio atmosférico.
El nuevo texto arquitectónico nacerá del ADN que busca el dominio de la libertad como contraposición al miedo de crear, de sumergirse en el origen. El impulso, el grito primal de la arquitectura está tomando su primera bocanada de aire para dar a luz la arquitectura del vacío.
Un destello, una brisa, un reflejo, un ritmo, un muro, un aroma, un haz, una línea, un silencio, un rincón, una sombra, un color, una curva, una atmósfera que emocione. He aquí nuestra búsqueda.