Nació en Tafí Viejo, provincia de Tucumán, el 01 de diciembre de 1932, falleció en Corrientes el 25 de septiembre de 2019.
Llegó a Corrientes en 1964 para desempeñarse como Profesora interina de Botánica General en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE; al mismo tiempo llevaba como carga la asignatura Botánica I en la Facultad de Ciencias Exactas. Había iniciado su actividad docente en 1955, siendo estudiante, en la Universidad de Tucumán donde llegó a desempeñarse como Profesora Titular interina por concurso de Anatomía Vegetal hasta el año en que se trasladó a Corrientes.
Investigadora Principal del CONICET, reconocida internacionalmente como especialista en la familia Sterculiaceae, publicó numerosos trabajos científicos que constituyen una valiosa contribución a la botánica americana. Realizó la revisión del género Ayenia, estudios taxonómicos en Byttneria y Helicteres, describió nuevos géneros y especies y contribuyó con el estudio de las esterculiáceas para las Floras de varios países. La revisión de Ayenia la hizo acreedora a los premios “Ernesto Padilla” (Fundación M. Lillo) y “Cristóbal Hicken” (Academia Nacional de Ciencias).
Junto al Ing. Antonio Krapovickas, había conformado en el año 1965 un grupo de trabajo que sería la base del futuro Instituto de Botánica del Nordeste. Su capacidad, compromiso, pasión y dedicación al trabajo fueron fundamentales en la iniciación, el crecimiento y la consolidación del IBONE (CONICET- UNNE), institución a la que entregó su vida.
Carismática, aguda y con una energía arrolladora, muchas veces se dejaba llevar por su carácter impulsivo, pero después de generar un momento de tensión podía suavizarlo con un comentario divertido. Dispuesta siempre a prestar ayuda, su hospitalidad y la de Krapovickas con los colegas que visitaban Corrientes era proverbial. Generosa con sus conocimientos y su tiempo, también lo era en lo material. Estaba pronta a asistir a las personas o a la institución objeto de sus afanes. Entre muchas otras donaciones, el IBONE debe a su desprendimiento el edificio del Anexo para el procesado de las plantas y el garaje.
Se desempeñó como Curadora del Herbario CTES desde su fundación hasta que, por razones de salud debió dejar su cargo en el 2002. Fue designada Curadora Emérita en 2005. Puso toda su eficiencia, energía y capacidad de gestión al servicio del herbario; inició y mantuvo sin interrupciones el intercambio de material con otros herbarios del país y del exterior. Trabajó con ahínco para que el herbario fuera modelo de calidad y accesible a los colegas botánicos; enseñó con el ejemplo a sus discípulos quienes fueron testigos de su capacidad de organización, minuciosidad y cuidado extremo en todo el proceso de manejo del material, y de su responsabilidad en el cumplimiento con los convenios mantenidos con otros herbarios. Durante su gestión el Herbario CTES llegó a ocupar un lugar destacado entre los cuatro herbarios más importantes del país. Al finalizar el año 2001, la colección constaba de 332.791 ejemplares montados. En el último año de su gestión, la cantidad de ejemplares enviados a otros herbarios alcanzó a 8.340. En el 2013 se impuso al Herbario CTES el nombre “Dra. Carmen L. Cristóbal”, en homenaje a su trayectoria académica y científica.
En 1969 compartió, junto a otros investigadores, la dirección de Bonplandia, revista de difusión científica del IBONE. Fue Directora de la revista a partir de 1987 hasta el 2001. En su gestión se estableció el sistema de arbitraje, se gestionó y obtuvo el ISSN (International Standard Serial Number), se efectuó la formalización de la revista, se comenzó a maquetar en el IBONE y la revista fue invitada a ingresar al Sistema de Latindex.
La Sociedad Argentina de Botánica, de la que fue presidenta, la homenajeó en las XXXI Jornadas Argentinas de Botánica en la ciudad de Corrientes por su vasta trayectoria botánica.
La Dra. Cristóbal, Carmeta para sus allegados, fue una docente excepcional y sus discípulos, entre quienes se incluyen los abajo firmantes, tuvieron el privilegio de disfrutar de sus clases. Su preparación, su pasión por la enseñanza y su capacidad para transmitir sus conocimientos, generaban entusiasmo, admiración y respeto. En reconocimiento a su trayectoria docente, en el 2005 se impuso el nombre “Sala de miscroscopía Dra. Carmen L. Cristóbal” al salón de clases prácticas de Morfología de Plantas Vasculares, de la Facultad de Ciencias Agrarias.
Su labor docente fue sin duda una de las razones de que se acercaran a ella estudiantes con deseos de formarse bajo su dirección. Captó a numerosos futuros investigadores en cuya formación invirtió generosamente tiempo y paciencia. Se brindó siempre sin retaceos, y fue firme y exigente porque ella lo era consigo misma. En una conferencia referida a la captación e instrucción de futuros investigadores, dictada en el I Congreso Latinoamericano y V Mexicano de Botánica (1972) expresó: “Todo lo que pueda decirse y recomendarse con respecto a los mejores métodos para la captación de futuros investigadores, se puede resumir en lo siguiente: La postura permanente del maestro detrás del objetivo, traducida en tiempo y más tiempo dedicado a su futuro hombre de ciencia...”. Esta coherencia entre lo que predicaba y su accionar la acompañó durante toda su vida.
Enterada la comunidad botánica de Argentina y del mundo de su deceso, hizo sentir su pesar a través de innumerables mensajes enviados al IBONE. En estos comparte su consternación por la pérdida y a la vez su profunda admiración por su valiosa trayectoria.
Pilar del Instituto de Botánica del Nordeste, su ejemplo seguirá inspirando y guiando a sus integrantes.