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Historia de la educación - anuario

On-line version ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.19 no.2 Ciudad autonoma de Buenos Aires. Dec. 2018

 

ARTICULO

Entre la tecnocracia desarrollista y el Movimiento de Reconceptualización: dinamizando al Servicio Social desde fuera de la profesión

 

Gabriela Noemí Scodeller1

 


Resumen

El presente artículo describe la aplicación del Curso de Auxiliar Social Sindical desarrollado dentro del Instituto de Capacitación y Formación Social Sindical de la Confederación General del Trabajo (ICFSS-CGT) entre 1964 y 1965. El mismo entronca con una concepción de la nueva conducción cegetista según la cual, en un contexto entendido como de cambio de estructuras, el sindicalismo debía formarse técnica y políticamente para asumir roles de gobierno y dar solución a problemas como la desocupación, el bajo nivel de

Palabras clave Trabajo Social, formación sindical, años sesenta, Argentina.


 

Introducción

¿Cómo dialogan distintas esferas educativas en el bosquejo de una profesión? Más específicamente: ¿podría un curso de formación sindical interpelar el devenir de un campo disciplinar académico? Aquí nos detenemos en un caso cuyos posibles cruces es interesante explorar: el Curso de Auxiliar Social Sindical desarrollado dentro del Instituto de Capacitación y Formación Social Sindical de la Confederación General del Trabajo (ICFSS-CGT) entre 1964 y 19652.

Como veremos, el mismo entronca con una concepción de la conducción cegetista según la cual, en un contexto entendido como de cambio de estructuras, el sindicalismo debía formarse técnica y políticamente para asumir roles de gobierno y dar solución a problemas como la desocupación o la falta de vivienda, esferas educativas2. A lo largo del artículo nos proponemos analizar y poner en diálogo el programa desarrollado en el Curso de Auxiliar Social Sindical con aquellos implementados contemporáneamente en otras instituciones de formación de profesionales de nuestro país, a fin de reponer una pieza olvidada en el devenir de la historia del Trabajo Social. El estudio se sustenta en fuentes de la época producidas por la CGT3 4 5 y testimonios de docentes de su Instituto.

 

3 Excluimos, por una cuestión de espacio, referencias al ampliamente estudiado contexto nacional y latinoamericano en que los procesos aquí descriptos se desenvuelven y explican.

 

Informativo Semanal —entre otros folletos— y publicaciones de la época, disponibles en la Biblioteca y Centro de Documentación Eva Perón de la CGT.

6    El mismo atravesó por distintas etapas, prolongándose desde mayo de 1963 hasta julio de 1965.

7    El pliego completo puede consultarse en M. C. Cotarelo y F. Fernández (1994: 8-9).

publicado en 1965 titulado La CGT en marcha hacia en cambio de estructuras: juzga el pasado, analiza el presente y proyecta el futuro6. Allí, como en otros documentos e informes elaborados por el prolífico Departamento de Economía Social7, se ponían números a la creciente desocupación, al deterioro de los salarios, a la desigual distribución del ingreso, a los índices de productividad, al aumento del costo de vida, al problema de la vivienda y la salud; se realizaban diagnósticos y se proponían políticas y medidas concretas desde la perspectiva de la central obrera8 9.

Entre la tecnocracia desarrollista y el movimiento de reconceptualización: dinamizando al Servicio Social desde económica actual del trabajador. Desfavorables perspectivas (enero 1965), La C.G.T. ante la política económica del gobierno (junio 1965). Además, eran utilizados como insumo tanto en las clases del ICFSS como para la elaboración de las notas del Boletín Informativo Semanal.

11 Por dar un ejemplo, se repiten afirmaciones sobre la necesidad e importancia de «obtener en poco tiempo un plantel extraordinario de compañeros capaces de asumir puestos de dirección y gobierno en cualquier momento» (CGT, 1963: 10).

realizarían «estudios e investigaciones sobre la estructura social, económica y cultural, así como de problemas específicos de los sindicatos y otros que afecten a los trabajadores y al país» (CGT, 1965a: 1). A este fin se desarrollaron paralelamente cuatro cursos: Conducción Sindical, Administración Sindical, Periodismo Sindical y Auxiliar Social Sindical, del cual nos ocuparemos a continuación.

Es importante señalar que el equipo de docentes y técnicos que se convocó para hacerse cargo de dicha empresa provenía, en su mayoría, de una experiencia formativa anterior, el Instituto de Formación Social Sindical (IFSS)10, vinculada a los sindicatos de orientación socialcristiana agrupados en Acción Sindical Argentina (ASA). Muchos integraban además el Centro Argentino de Economía Humana (CAEH), orientado por la concepción integral del desarrollo del dominico Louis Joseph Lebret, cuyas figuras (participando a la vez de la experiencia del ICFSS) fueron Floreal Forni, Gonzalo Cárdenas11, Carlos Zabala

Entre la tecnocracia desarrollista y el movimiento de reconceptualización: dinamizando al Servicio Social desde. .

El curso de Auxiliar Social Sindical

El curso de Auxiliar Social Sindical (en adelante ASS) estaba destinado a dirigentes y activistas, preferentemente a aquellos que trabajasen en las secretarías de Previsión y Acción Social de las organizaciones confederadas. Pretendía

[...] preparar al militante sindical para actuar en la investigación de las necesidades sociales de los afiliados a su sindicato y crear o perfeccionar los servicios sociales sindicales para satisfacer esas necesidades y convertirlo en instrumento del cambio estructural de la sociedad (CGT, 1964a: 383).

Se cursaba tres veces por semana a lo largo de un año —en 1965 se redujo a 8 meses, aunque el programa fue prácticamente el mismo que para el año anterior—. Era, de hecho, el más extenso de los cursos que se dictaban en el Instituto. El programa se organizaba en 16 materias que en total sumaban 222 horas12 13 14 15. Además, se debían realizar dos seminarios intensivos (cuya duración aproximada era de un mes) y un trabajo de campo, grupal, proyectado para cuatro meses y medio.

Con una fuerte impronta social, algunas materias apuntaban a una formación política e histórica general, mientras que otras se vinculaban al quehacer específico de quien, como el nombre lo indicaba, debía atender aspectos propios de las políticas sociales pero desde una lente gremial. Dichas asignaturas eran: Sindicalismo; Proceso histórico y social argentino; Filosofía social, Derecho social y del trabajo; Sociología; Psicología social; Cooperativismo; Matemáticas elementales; Biología e higiene; Promoción de comunidades; Economía; Estadística; Folklore;

Seguiremos aquí el programa desarrollado durante 1965.

El cursado se realizaba en horario vespertino en el local de la CGT. En general las clases eran breves, combinando la exposición por parte del docente con un espacio para preguntas u

20 Se implemento en Avellaneda, desde septiembre de 1964 hasta enero del año siguiente. A los efectos de ver cómo algunas de estas acciones se articulaban y sostenían en redes previas, cabe señalar que de la diócesis de Avellaneda dependía la Asociación de Misiones para el Desarrollo (AMAD), de cuyas actividades habían participado en 1963 J. L. de Imaz, José Enrique Miguens y F. Forni (Lida, 2015) —a su vez docentes del Departamento de Sociología de la Universidad Católica Argentina (UCA)—. Igualmente, varios dirigentes sindicales de la zona participaron de los cursos en el ICFSS (Neffa, 2011).

21    Por entonces se compraron 624 libros, recibieron 1335 obras y publicaciones periódicas por donación y 131 por canje; siendo las consultas bibliográficas más de 3000 (cfr. CGT, 1964a: 371).

22    Para fines de 1965 se habrían graduado «más de treinta auxiliares altamente calificados» (Diéguez, 1969: 68), algunos de los cuales realizaron viajes de formación a Francia, Reino Unido, Alemania, Yugoslavia e Israel.

el sexo de los asistentes, podemos suponer que fueron en su gran mayoría varones16. Esto es un dato interesante si pensamos que se formaba para tareas vinculadas a una profesión históricamente feminizada, marcando una diferencia con las carreras de la época, a las que asistían mayormente mujeres. Sin embargo, es necesario recordar que estamos en un momento en que los varones asumirían un lugar destacado (Grassi, 1989)17.

profesionalización y jerarquización del rol del «trabajador social» (Grassi, 1989: 195). De hecho, este cambio en la denominación que recibían los y las egresados/as a raíz de la creación del Instituto de Servicio Social en 1959, se esperaba promoviese su ingreso a la carrera (Alayón, 2007). Sin embargo, lejos de cuestionar los roles de género, las diferencias se reforzarían, dado que los varones ocuparon cargos docentes o jerárquicos de gestión, sin dedicarse al trabajo de base (Grassi, 1989).

en detalle los contenidos abordados a lo largo del curso de ASS, a fin de demostrar que esta experiencia se encontraba a caballo entre las dos corrientes que tensaban la disciplina a escala regional y nacional: el proceso de modernización y actualización profesional que buscó el desarrollismo y el de politización y compromiso al que apostó el movimiento de reconceptualización.

Recordemos, brevemente, que en 1957 llega a nuestro país una misión de asesoramiento técnico de las Naciones Unidas —solicitada por el gobierno de Arturo Frondizi— a cargo de Valentina Maidagán de Ugarte. Su informe y Anteproyecto de recomendaciones buscaba modernizar la formación profesional según pautas internacionales, ya que las principales Escuelas de la época se encontraban inscriptas en una matriz tradicional del Servicio Social18 19 20. Por ello, sería el propio Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública el encargado de crear el Instituto de Servicio Social, constituyéndose desde 1959 en «bastión profesional de la época desarrollista» (Alayón, 2007: 159) hasta 1963, año en que cambia la gestión del mismo y pasó a manos de los sectores más conservadores aún predominantes en el campo.

28 Caso Social Individual, Servicio Social de Grupo, Organización y Administración de Obras de Bienestar Social (Ugarte en Alayón, 2007).

29 Desde mediados de los años cincuenta la noción de desarrollo de la comunidad impregna, bajo la impronta de los organismos internacionales que lo impulsaban, la reflexión y práctica del Servicio Social. Siguiendo sus postulados, el foco de atención se volcó a la comunidad, buscando la participación de sus integrantes en el mejoramiento de su situación a partir de la gestión, en gran medida, de sus propios esfuerzos y recursos.

Entre la tecnocracia desarrollista y el movimiento de reconceptualización: dinamizando al Servicio Social desde. .

 

comunidad; 4. Recursos de la comunidad; 5. Programas de la comunidad; 6. Extensión de los servicios sociales del sindicato, a la comunidad. Programa; 7. Promoción de la comunidad (CGT, 1965a: 11).

En relación a lo segundo, la asignatura se denominaba Técnicas de investigación social. A cargo de dos sociólogos egresados de la UCA, Atilio Borón y Héctor Goglio, poseía una fuerte impronta de dicha disciplina. Los contenidos eran teórico-metodológicos, ya que esta materia se articulaba al trabajo de campo final que debían realizar los alumnos:

1. La sociología y las investigaciones sociales. Teoría y hechos; 2. El paradigma de la investigación social; 3.

Los elementos del método sociológico; 4. El diseño de la investigación; 5. Los problemas de la medición; 6. Las técnicas específicas de recolección de datos; 7. Análisis de los datos recogidos; 8. La determinación de las investigaciones en función de la acción a realizarse posteriormente (CGT, 1965a: 13).

Algunas cuestiones relevantes para analizar: por un lado, la importancia dada a la construcción del dato, de indicadores cuantitativos. En este sentido, destaca también la carga horaria de materias como Matemáticas elementales o Estadística, que venían a complementar la formación técnica21. Sin embargo, no se trataba de la medición a secas buscada por el cientificismo neutral del desarrollismo. La distinguía la impronta política, dada por materias como Sindicalismo, Proceso histórico y social argentino, Sociología y Economía.

Si lo comparamos con el plan de estudios de la primera etapa del Instituto de Servicio Social del Ministerio (1959-63), es decir con el periodo orientado por las recomendaciones de la asesora de Naciones Unidas, podemos advertir que en el curso de ASS el peso de la formación estaba puesto en lo que ésta agrupaba

Entre la tecnocracia desarrollista y el movimiento de reconceptualización: dinamizando al Servicio Social desde. .

 

34 Los datos correspondientes al Plan de Estudios del Instituto de Servicio Social han sido tomados de Alayón (2007: 165-169).

 

debían ser partícipes de su promoción social22. Durante su gestión, el Ministerio de Asistencia Social y Salud definió a aquella como beneficiada de su intervención, creando una división específica encargada de atender la promoción de la comunidad. Las villas de emergencia fueron el destino predilecto de estas iniciativas.

En este sentido, la propuesta formativa del curso de ASS asume, quizás antes que las Escuelas de Servicio Social, las propuestas de actualización curricular en lo relativo a quién debía ser el beneficiario/a de las políticas sociales. Pero a la vez, el sentido con el cual en el curso de ASS se buscó la participación de la comunidad no fue para modificar hábitos que resultasen contrarios al anhelado desarrollo económico y social; y en esto se distanciaban del desarrollismo modernizador (Golbert, 2010) aproximándose a la crítica que va a poner sobre la mesa —posteriormente— el Movimiento de Reconceptualización. Anticiparon, pues, ciertas características de este último, al menos en sus formulaciones iniciales elaboradas por los miembros de la Generación 65.

 

37    La riqueza y diversidad de esta primera etapa dentro del Movimiento de Reconceptualización se plasma en la revista Hoy en el Servicio Social, que surge en enero de 1965 como expresión del mismo. El Grupo ECRO se conformó por graduados del Instituto de Servicio Social, a su vez integrantes en su mayoría de la Generación 65 —Juan Barreix, Alberto Dufour, Luis Fernández, Norberto Alayón, entre otros—. La sigla significa Esquema Conceptual Referencial Operativo y fue tomada de la psicología social, más precisamente de Enrique Pichón-Riviére, quien entonces era docente del mencionado Instituto (Carballeda, 2006; Barreix, 1971).

38    En tanto protagonista de dicho proceso enfatiza: «Tiene que quedar bien en claro que la “Generación 65”, como antítesis al “Metodologismo Aséptico” no cuestiona, en principio, al “desarrollismo”. Todo lo contrario: lo visualiza como una vía de salida a la tremenda situación de subdesarrollo latinoamericano y a la problemática de ella derivada» (Barreix, 1971: 59-60).

 

 

políticas a problemas políticos. En esta línea, el sujeto de la intervención sería pensado desde términos ético-políticos y como actor consciente de su emancipación. Sin embargo, según Barreix, será recién en 1967 cuando algunos de estos profesionales críticos se animaron «a balbucear tímidamente unas palabras que por ese entonces eran tabú: “cambio de estructuras” como única vía de salida para nuestro subdesarrollo, en lugar del “cambio en las estructuras” (o reformas)» (1971: 61). Frase que, como hemos visto, era el caballito de batalla de la CGT y de los docentes involucrados en su Instituto desde, al menos, cinco años antes.

En síntesis, para esta generación de trabajadores y trabajadoras sociales latinoamericanos/as —al igual que para quienes pasarían, como alumnos o docentes, por el curso de ASS—, son años de búsqueda en los que se tensiona lo tradicional y lo moderno avanzando en algunos casos hacia definiciones cada vez más radicalizadas en relación con su rol como profesionales, los métodos de intervención empleados y el sentido de la práctica. ¿Qué aportaron los auxiliares sociales sindicales en dicha revisioni

A modo de cierre

Aunque breve desde el punto de vista de su duración, la experiencia del curso de Auxiliar Social Sindical que impulsó la CGT entre 1964 y 1965 resulta significativa para pensar el campo profesional del futuro Trabajo Social, ya que éstos constituyen años de profundas discusiones y reformulaciones dentro de la disciplina. Mientras las Escuelas de Servicio Social vinculadas a las Universidades seguían formando agentes para acompañar la tarea de médicos y/o abogados, o desde una perspectiva desarrollista se buscaba la adecuación de las y los sujetos/objetos de intervención a las pautas de la modernización capitalista, el curso de ASS del ICFSS rompía radicalmente con la primera línea e incorporaba a la segunda aspectos de crítica política al orden existente que luego aparecerían en el Movimiento de Reconceptualización latinoamericano y, más cercanamente, en el Grupo ECRO. Aquí, sin embargo, la renovación no venía tanto como disputa ideológica dentro del propio campo profesional sino a través de la perspectiva del desarrollo integral en clave socialcristiana que traían los docentes e impulsores de la propuesta formativa que venían de CAEH —también ellos en proceso de radicalización—.

El desplazamiento de la formación hacia el campo de las ciencias sociales (no ya jurídicas ni médicas), el lugar crítico y activo del sujeto en formación en relación a la realidad comunitaria (ya no individual o familiar) sobre la que le tocaría intervenir produciendo el cambio, la incorporación de herramientas técnicas propias del bagaje desarrollista pero también políticas y, finalmente, una mayor masculinización de los agentes encargados no sólo del diseño sino de la implementación al nivel de base de las políticas sociales, hace que consideremos de las políticas sociales que los involucraban, sino del campo disciplinar mismo.

 

39 La brevedad de la experiencia se debió a la desarticulación del propio Instituto de la CGT, debido a fracturas y tensiones políticas y sindicales, a lo

 

 

Recibido: 15 de noviembre de 2018 Aceptado: 18 de abril de 2019

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