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 issue44Dossier “Estudios Andinos II”Entre realidad y sueños: la triste y dulce experiencia de César Vallejo en Vallejo en los infiernos de Eduardo González-Viaña author indexsubject indexarticles search
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CELEHIS (Mar del Plata)

On-line version ISSN 2313-9463

CELEHIS  no.44 Mar del Plata Dec. 2022

 

DOSSIER "ESTUDIOS ANDINOS II"

Evocaciones. Vallejo en Perú

Evocations. Vallejo in Peru

Aymará de Llano1 

1 Ce.Le.His., Universidad Nacional de Mar del Plata

RESUMEN

Esta nota contribuye a homenajear, en el centenario de la publicación de Trilce, a su autor, César Vallejo. Para ello se consultará la repercusión que dicho poemario y/o su autor conserva en escritores y críticos literarios peruanos de la talla de Edith Pérez Orozco, Yolanda Westphalen, Nécker Salazar Mejía, Julio Noriega Bernuy, Alejandro Mautino Guillén, Dorian Espezúa Salmón, Julián Pérez Huarancca, Mauro Mamani Macedo y YocetYojan Rosales. Todos los colegas fueron convocados durante 2022 con la consigna de evocar el modo en que Vallejo ingresó en sus vidas y la significación de Trilce en su obra.

PALABRAS CLAVE: César Vallejo; Trilce; homenaje

ABSTRACT

This note contributes to pay homage, on the centenary of the publication of Trilce, to its author, César Vallejo. For this, the repercussion that said collection of poems and/or its author has had on Peruvian writers and literary critics of the stature of Edith Pérez Orozco, Yolanda Westphalen, Nécker Salazar Mejía, Julio Noriega Bernuy, Alejandro MautinoGuillén, Dorian EspezúaSalmón, Julián Pérez Huarancca, Mauro MamaniMacedo y YocetYojan Rosales. All colleagues were summoned during 2022 with the slogan of evoking the way in which Vallejo entered their lives and the significance of Trilce in his work.

KEYWORDS: César Vallejo; Trilce; tribute

Serpea el sol en su mano fresca,

Y se derrama cauteloso en su curiosidad1

TRILCE, LXXI

“Vallejo en Perú” surge desde una curiosidad, el deseo de conocer cómo ingresa la figura de un poeta y del poemario Trilce, en especial, en el imaginario de seres humanos quienes, en su vida adulta, son escritores, críticos, poetas, profesores universitarios o investigadores, además de encontrarse en contacto con la profusa obra de César Vallejo por su tarea en el campo universitario.2 Para ello, durante los primeros meses de 2022, solicité un breve texto cuya consigna residía en que formularan el modo en que Vallejo ingresó en sus vidas y la significación de Trilce en el contexto general de su obra. Esos breves relatos se consignan por primera vez en esta publicación.

Al evocar recordamos hechos del pasado que aprendimos, establecemos relaciones y las vinculamos con el presente: estas evocaciones pretenden visitar algunas de esas habilidades del pensamiento. Quienes ofrecen su crónica, además de ser coterráneos, han elegido entre sus quehaceres estudiar, leer, escribir y convivir con la literatura peruana: Edith Pérez Orozco, Yolanda Westphalen, Nécker Salazar Mejía, Julio Noriega Bernuy, Alejandro Mautino Guillén, Dorian Espezúa Salmón, Julián Pérez Huarancca, Mauro Mamani Macedo, YocetYojan Rosales. Todos son colegas que admiten el intercambio de materiales, opiniones o trabajo académico, con quienes he compartido momentos plenos de saber y amistad. Se recupera, a través de estos relatos, la tradición serrana de la educación en los pueblos andinos, la relación de César Vallejo con otros autores y la experiencia profesional de los colegas convocados.

Antes de iniciar la lectura de los comentarios, el paisaje andino nos convoca desde el poema LXIII de Trilce, escrito probablemente en Santiago entre mayo y julio de 1920. Esta presencia, la de la sierra peruana, surge de modo contundente para iniciar el recorrido de la memoria y la voluntad de dejar registro escrito de la relación con el poeta y su obra.

Amanece lloviendo. Bien peinada

la mañana chorrea el pelo fino.

Melancolía está amarrada:

y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes,

vira, se asienta apenas el destino

Trilce, LXIII

Recuerdos de infancia

Los recuerdos de infancia deambulan en los breves relatos con vivencias escolares y familiares. El ingreso de lecturas literarias en la vida escolar es significativo de modo especial, a veces hasta decisivo, para los niños habitantes de pueblos alejados de las grandes ciudades. Si a esta circunstancia le sumamos la diversidad étnico-cultural de quienes comparten el mismo espacio, esos momentos pueden representar un acontecimiento: “Tenía ocho años cuando, recuerdo, al salir de casa, en la Oroya-Junín, encontré desperdigadas hojas sueltas por toda la calle”. Así comienza el relato de la crítica literaria y editora, Edith Eliana Pérez Orozco de la Universidad Nacional Federico Villarreal/Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quien confiesa que César Vallejo es un referente en sus reflexiones, además de haber sido un estímulo en su decisión de estudiar Literatura. Luego continúa: “Al recoger la primera [hoja], descubrí que era un poema: “Piedra negra sobre una piedra blanca”, cuya lectura me dejó impactada. Terminé de recoger todas las posibles de aquel libro deshojado y al reunirlas descubrí que eran poemas de Vallejo”. Su experiencia nos ubica en el paisaje evocado que remite a la edad de la primera escolarización.

Entre otros registros de memoria se destaca la preponderancia de la lectura del cuento “Paco Yunque” en la infancia durante los cursos de la escuela primaria; quizá, el dolor por la humillación y el sentimiento de indefensión ante el poder del dinero sean algunas de las constantes recurrentes en la obra del poeta santiaguino; estas cruentas problemáticas se avistan también en el cuento, escrito hacia 1931, aunque su publicación póstuma fuera en 1951. Así lo expresa el crítico literario, ensayista e investigador Mauro Mamani Macedo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima):

En el despliegue de nuestra vida fue muy significativo. En la escuela leíamos sus poemas y cuentos con asombro, por ejemplo, su cuento “Paco Yunque” donde confundíamos las acciones de sus personajes con las actitudes de los seres de carne y hueso, leerlo era ver nuestras vidas difíciles, pero siempre desafiantes; este cuento, tiempo después, nos permitió entender cómo estaba organizada nuestra sociedad, es decir, leyendo el cuento mirábamos nuestra realidad.

Es sorprendente cómo fulgura en estas palabras el poder de la lectura, Mauro Mamani Macedo nos pone en la situación de imaginar el traslado desde la mente infantil a la comprensión de una realidad acuciante. Otro detalle destacable es el uso del plural, Mauro no habla sólo de sí mismo, sino del grupo de compañeros, como vivencia grupal-comunitaria. Para este crítico, César Vallejo es “el poeta universal peruano”.

Julio Noriega Bernuy, colega peruano que trabaja en Knox College, Estados Unidos, también se conmueve ante el recuerdo de su primer contacto con Vallejo a través de la lectura del maestro en su infancia, como natural de un pueblo andino. La escena de lectura se potencia con la escucha de la voz grupal, en coro:

Oí hablar de César Vallejo, por primera vez, cuando el maestro de escuela en Acochaca -pueblo andino en que nací y pasé mi niñez, más cerca a Santiago de Chuco que a Lima- nos hizo leer, en voz alta y en coro, “Paco Yunque”. Cuento que terminé memorizándome, con la convicción absoluta de que Paco Yunque era el otro nombre de César Vallejo y con la idea bien puesta de prepararme para lo que viniera entre mis compañeros indios, mestizos e hijos de hacendados blancos.

La identificación o casi confusión entre autor y personaje podemos incorporarla como analogía libre y natural en la mente del niño, sin embargo, calando en lo profundo del sentido global de la obra del poeta, el padecimiento de Paco Yunque ante el poder del dinero se manifiesta como una constante tanto en la vida de Vallejo como en su obra poética.3

Otro caso, que transita el mismo camino, se halla en el sentimiento que nos comunica YocetYojan Rosales de la Universidad Nacional de Áncash “Santiago Antúnez de Mayolo”. Nuevamente la explotación y el maltrato ejercidos por el poder se perciben en el niño que podrá reflexionar a partir de la lectura escolar:

El más importante vínculo que tuve con César Vallejo fue a partir de la lectura del famoso cuento: Paco Yunque (1951). Desde la revelación de una historia llena de sinsabores a causa de la nefasta acumulación de desprecios y humillaciones a Paco Yunque, el sentimiento de despojo e injusticia me llevó a reflexionar, constantemente, de cómo eran vistos desde dentro y fuera de los espacios andinos, el indio explotado y maltratado en las tierras de los hacendados de manera inhumana.

Se pone en evidencia, en estos episodios, por un lado, la relevancia extrema de la escuela como proveedora de bienes simbólicos en la vida de niños con escaso o nulo acceso a la cultura letrada en el ámbito familiar. Por otro lado, se destacan los modos de incidencia de la lectura en la formación del imaginario socio-cultural de los seres humanos. Así, la realidad experimentada por el personaje Paco Yunque aparece como el espejo en que se veían reflejados sus propios contextos sociales. Ese hecho implicaba un desafío al que podían resistir porque Vallejo ya se los había anticipado, de ahí que se sintieran preparados para enfrentarlo. Como vemos, con el pasar de los años, el personaje quedó en la memoria de los cuatro catedráticos peruanos, Edith, Mauro, Julio y Yocet, nacidos en pueblos del interior del país, quienes hoy trabajan en lugares disímiles aunque coincidentes en los sentimientos ante la rememoración.

El testimonio de Alejandro Mautino Guillén de la Universidad Nacional de Áncash “Santiago Antúnez de Mayolo”, desde la altura de la sierra andina, evoca otras obras dentro del ámbito escolar. Surge, a partir de la lectura, un sentimiento de piedad hacia el poeta o una necesidad de protegerlo. Esta maravillosa vivencia provocada por la lectura de los poemas se trasvasa, desde el sentimiento despertado hacia el poeta, a todos los seres padecientes en situaciones semejantes del contexto social.

Mi acercamiento a temprana edad a la obra poética de Vallejo se debió precisamente a esa atmósfera que se ha creado sobre él: “el poeta símbolo del dolor”. Efectivamente, la gran difusión que tuvieron principalmente poemas como “Los heraldos negros”, “Los dados eternos” y “Espergesia” en el ámbito escolar construyen una imagen de amparo y tristeza sobre el poeta y así uno siente no solo a su poesía tan cerca sino también a su autor. Así, el aura de compasión hacia el poeta, esa misteriosa relación entre vida y obra y entre lector y autor, fue el inicio para adentrarme y entender las complejidades que encierran las poéticas vallejianas desde Los heraldos negros hasta España, aparta de mi este cáliz.

Estos tres poemas mencionados de Los heraldos negros, publicado en 1919, se han difundido en Argentina también en antologías de Vallejo, o en selecciones junto a otros autores. Quién no recuerda versos como, “Hay golpes en la vida tan fuertes…” de “Los Heraldos negros”; o la imagen, “la Tierra / es un dado roído y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura” de “Los dados eternos”; o los versos finales de “Espergesia”: “Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo / grave”. Son poemas que refieren experiencias del dolor más grave y profundo que se pueda expresar en palabras.

La crítica literaria, ensayista e investigadora Yolanda Westphalen de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos narra su experiencia temprana con Trilce en el seno de un hogar natal emparentado fuertemente con la literatura: “Mi primer contacto con Trilce fue un título, el libro que mi madre Yolanda Westphalen [sic] escribiera con Mariano Ibérico y María Eugenia Gerbolini titulado El mundo de Trilce en César Vallejo, opera prima suya publicada en 1963”. Estamos ante otro modo de vivenciar la obra de Vallejo a temprana edad. Efectivamente su madre, Yolanda de Westphalen tuvo como espacio de estudio y trabajo, de igual modo que su hija, la misma Casa de Altos Estudios, la más antigua de América, en Lima. La publicación mencionada está publicada por dicha Institución.4 Continúa diciendo: “Quiero unir mi voz a la de mi madre en un homenaje compartido”. Este sentimiento, actualizando la voz de su madre, también nos permite visualizar una historia familiar en donde la lectura literaria era natural y frecuente; además, su tío fue el poeta surrealista y ensayista Adolfo Emilio Westphalen, dato que nos permite prefigurar el contexto familiar.

Relaciones críticas

Las evocaciones de la infancia se trasladan de inmediato a la vida actual de adulto inmerso en el ambiente universitario. Las nociones habituales de la crítica literaria surgen necesariamente ante la figura del poeta, un representante de fuste de la literatura peruana que, al rememorar la infancia, los convoca como docentes e investigadores. La conmemoración por los 100 años de publicación del poemario Trilce demanda un homenaje haciendo gala de opiniones personales entramadas con evaluaciones propias de la crítica literaria.

Mauro Mamani Macedo establece una vinculación entre el poeta y otro grande de la literatura peruana y latinoamericana, José María Arguedas: “Ya en el avance académico lo encontré en el “¿Último diario?” de José María Arguedas quien escribió “Vallejo era el principio y el fin””. La noción de dolor en ambos escritores, la preocupación por las gravísimas consecuencias de los seres humanos humillados, los desastres ocasionados por el mal manejo de los procesos modernizadores en la sierra peruana y otros tantos temas compartidos han sido los núcleos que gestan esta relación entre Vallejo y Arguedas. Nos cuenta Mauro que “ese mismo sentido de celebración lo hallé en la obra de Gamaliel Churata, quien decía que era un grande y extraño poeta y que por sus labios se expresaba una raza herida”. Es muy transparente al expresar el respeto y la admiración por estos escritores andinos: “La fuerte voz de estos padres nos reenvía en forma incesante a las páginas de Vallejo”.

El dolor expresado en los poemarios de César Vallejo también está presente en las palabras de YocetYojan Rosales, quien nos acerca comentarios sobre Los Heraldos negros:

Posteriormente, fui comprendiendo que no solamente el sufrimiento por el desprecio y el trato al indio eran parte de su temática. Si no, en aquel proceso como una forma de aprendizaje y conocimiento al leer Los heraldos negros (1919) pude darme cuenta de que los versos mostraban el dolor del cuerpo, a la vez, esto era entendido como lugar de soporte de todo lo sufrible, puesto que, los recuerdos estaban impregnados de dolor, grito, silencio, amor y sufrimiento del alma. Lo curioso, es haber asimilado los versos de reclamo y desafío a Dios expuestos en: “Los dados eternos”, poema de corte existencial, lleno de angustias por la pérdida de la fe generada por el mismo sufrimiento humano sin límites.

En su relato, el joven crítico reconoce que el dolor no está figurado solamente desde lo temático en Vallejo. De tal modo, su lectura advierte la angustia ante la imposibilidad de asirse al ser supremo, Dios; este problema existencial expuesto en los poemas transfigura ese dolor en la materia de la escritura, el lenguaje, trabajando en y sobre todos niveles gramatológicos. También desde la tarea compartida en la misma Universidad, Alejandro Mautino Guillén se interesa en el recorrido de Vallejo por diferentes estéticas a lo largo de su extensa producción poética: “Posteriormente, en el ámbito universitario comprendí que la poesía de Vallejo no solo transita por diversos temas sino también por distintas estéticas”. Su evocación, ya como investigador joven, recorre desde el romanticismo y el modernismo hasta llegar a las experimentaciones de las vanguardias, centrándose en “el elemento lúdico del espacio en blanco hasta el empleo de la poesía en prosa. La poesía de Vallejo recorre estas estéticas y nos hace ver cómo el lenguaje literario se transmuta y madura en los ecos de la cultura”.

Desde otro ángulo, volvemos a Edith Pérez Orosco, quien se refiere a la estela grabada en ella tanto por el autor cuanto por su obra: “Años más tarde, seguía presente como una huella en mi desarrollo profesional; y con la lectura de Trilce descubrí la perturbación de la escritura y su manera peculiar del discurso polisignificativo”. Hay una constante en los relatos de los críticos vinculado con la apreciación del trabajo de Vallejo con el lenguaje. Nos refiere Edith:

Es más, cuando me inicié en la investigación de la narrativa andina contemporánea, quedé fascinada al comprender cómo César Vallejo influenció, en sus diversas facetas de poeta, ensayista, periodista y novelista, a escritores peruanos tan importantes como Óscar Colchado Lucio, Julián Pérez Huaranca, Luis Nieto Degregori, Enrique Rosas Paravicino, Feliciano Padilla, Marcos Yauri Montero, entre otros. (Al igual que, un poco más recientemente, he hallado las deudas, por ejemplo, del gran Abel Posse con el escritor santiaguino). Sin duda, el gran César Vallejo es hipotexto e intertexto en mis reflexiones sobre el mundo andino quechua en el Perú.

Surgen otros vínculos con autores peruanos y un argentino de nuestros días. La crítica peruana ha estudiado a la mayor parte de los escritores contemporáneos que menciona en relación con César Vallejo. Edith, además de crítica es la editora de Cuadernos Urgentes junto a Jorge Terán Morveli, colección que dedicó volúmenes completos a Marcos Yauri Montero, Enrique Rosas Paravicino y Julián Pérez Huarancca, quien también nos ofrece su comentario evocativo sobre Vallejo.

De modo semejante, Yolanda Westphalen se refiere a la recurrencia de Vallejo hacia una escritura dislocada y, también, dislocadora para el lector:

A mí me impresionó la enorme fuerza vital de su poesía, el efecto de salirse del cuadro que me producía y los recursos poéticos que utiliza para lograr ese efecto: romper con la convención del signo e insistir en su arbitrariedad, abrir las puertas a la creatividad y a los neologismos, forzar la sintaxis, la morfología, la linealidad y el límite de las palabras mismas. Crea así nuevos significantes y significados para expresar la sensibilidad de un mundo escindido, diglósico y en permanente cambio.

El mundo escindido y diglósico nos remite a la figura de José María Arguedas, ya vinculado a Vallejo por Mauro Mamani Macedo. Dos culturas presentadas en registros diferentes con el mismo sentimiento de admiración por el mundo andino y rechazo al mercantilismo avasallante; las dos cosmovisiones multiplicaron una heteróclita y desarticulada sociedad por los múltiples préstamos, empréstitos, cruces y contaminaciones de esa totalidad contradictoria, como diría Antonio Cornejo Polar en Escribir en el aire y otros textos.

Trilce

Enrique Foffani, en su estudio de 2018, estudia los modos de figuración del mundo de la infancia como saga familiar en Trilce. Así, atiende tanto las estrategias de recuperación de la memoria del pasado en la mente adulta, como la actualización de los valores tradicionales de los Andes centrales, por ejemplo, las almas en pena o los muertos en vida. Veamos las evocaciones de los críticos convocados en torno a Trilce en especial.

Nécker Salazar Mejía de la Universidad Nacional Federico Villarreal, trabaja en el Grupo de Investigación ESANDINO de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos junto a Mauro Mamani Macedo. Nécker nos cuenta que “entre las lecturas de autores peruanos que más me impresionaron y que tienen un especial valor y significado para mí, se encuentra la poesía de César Vallejo, el vate de Santiago de Chuco”. Reconoce, además, que Los heraldos negros, Trilce, Poemas humanos y España aparta de mí este cáliz “son textos imprescindibles para conocer y valorar el curso que experimenta la poesía peruana en su consolidación en las primeras décadas del siglo XX”. Respecto de Trilce señala:

Leer Trilce me causó una singular impresión debido a las innovaciones formales, la experimentación con el lenguaje, el uso de variados recursos retóricos y la sucesión continuada de los poemas. Además, llamó mi atención el tratamiento que el poeta realiza de conocidos tópicos que caracterizan a su poesía, como la orfandad, la soledad, el dolor, la evocación del terruño, el recuerdo de la familia, en especial, la figura de la madre, la experiencia carcelaria, entre otros temas de hondo significado. En los versos de Trilce, es impresionante la preocupación del poeta por el ser y la condición humana, lo que se plasma mediante una densidad poética con un carácter reflexivo, como pocas veces se encuentra en la poesía peruana y que vuelve a cobrar especial sentido cien años después de haberse publicado el poemario.

Este relato enumera los núcleos que ya veníamos leyendo en otros académicos y agrega dos cuestiones destacadas: por un lado, la figura de la madre de Vallejo; por otro, la cárcel. César Vallejo es hipotexto e intertexto se constituyen en espacios simbólicos desde los que prolifera el sentido de la saga familiar, como dice Foffani, o los martirios de la convivencia sin libertad, que Vallejo no sólo experimenta en ese contexto de encierro, sino en lugares abiertos, se trata de un modo de sentirse obstaculizado.

“De hecho, César Vallejo significa un prototipo humano, un modelo intelectual, en el que convergen las diferencias y luchas sociales, económicos y políticos que arrastra Perú y los pueblos latinoamericanos”. Estas son palabras, desde Huaraz, zona de más a 3000 metros de altura sobre el nivel del mar, de YocetYojan Rosales de la Universidad Nacional de Ancash “Santiago Antúnez de Mayolo”, quien ya nos había comentado sobre el dolor; en este apartado, sigue esa dirección para comentar Trilce: “el reclamo, los gritos por la unidad partían desde este puerto escriturario para seguir encaminándose en: Trilce (1922), Poemas humanos (1939)”. Refiere los nodos de su poética: “desde lo más recóndito del alma no era más que la voz de un vate en busca de la unidad, la justicia, la solidaridad, la experimentación lingüística y la igualdad de todos los hombres”. Su colega y amigo, mencionado en estas páginas, Mauro Mamani Macedo, investigador de primera línea, especialista en literatura andina y en las culturas quechua y aymara, nos brinda su historia referida al poemario que cumple 100 años de aparición: “Como lector directo de su poesía nos acercamos a sus poemas donde se representan los temas andinos con un carácter universal, pero también a los que nos llevan al terreno de la nostalgia y la familia y en especial a la madre”. Coincidente con Nécker en lo melancólico, finaliza citando versos del poemario: ““Madre, me voy mañana a Santiago, / a mojarme en tu bendición y en tu llanto”, escribe en Trilce, su libro de mayor estatura donde con tono confesional y sencillo logra versos universales”.

Julián Pérez, oriundo de Ayacucho, es profesor e investigador en la Universidad Nacional Federico Villarreal y en la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión, además es reconocido por sus novelas Retablo, Criba, Anamorfosis o la última, Historia, publicada en 2021, entre muchas otras.

En mi opinión, Trilce es un poemario único, con una coherencia interna y externa insuperable en la poesía en habla hispana. Particularmente, me subyugan, dentro de su variada temática, aquellos poemas como el LXV, donde el interés del discurso poético se centra en la propuesta de un amor universal a partir de la fórmula de amor maternal, aquel que se ofrece sin condiciones, para “tapar todos los huecos de este suelo”. En poemas de este tipo, Vallejo sostiene la verdad de que la justicia y la igualdad son procedimientos sustanciales, para hacer humana o mínimamente humana las relaciones sociales universales, sin los cuales todo proyecto político y cultural es pura contingencia. Por lo demás, me impresiona la manera cómo en la densidad de un lenguaje poético tan original, Trilce incorpora o consustancia aspectos semánticos de un español andino sumamente reconocibles.

“Madre me voy mañana a Santiago, / a mojarme en tu bendición y en tu llanto”, así comienza el poema LXV de Trilce al que refiere Julián, quien además de hacer hincapié en la figura de la madre, también destaca la justicia e igualdad como esenciales para desarrollar la condición humana. Asimismo, presta atención exclusiva a la construcción del poemario como totalidad, destacando su coherencia, así como al ingreso de “un español andino”.

Por otro lado, Yolanda Westphalen evalúa lo que Trilce significó para la generación de su madre, que fue profesora y crítica literaria, como hemos señalado:

La creación de Trilce implicó para ella destruir el mundo poético de sus contemporáneos, abolir el sentimentalismo lírico, el descriptivismo fácil y lanzarse a la desrealización de lo inmediato creando un lenguaje nuevo. Poética de superposición de imágenes y de subterráneas asociaciones, que crea un clima agobiante y a veces hermético, incomprensible por momentos, pero siempre humano, que crea una voz que se queja a gritos.

Es evidente que aparece la voz de la investigadora con la posibilidad, dada su formación, de justipreciar el impacto de la obra de Vallejo, hacia mediados del siglo XX, rompiendo una tradición lírica sentimentalista para ingresar en una obra rupturista. El efecto de recepción que menciona, quizá, se olvide por lo que Vallejo significa en nuestros días; hay que recordar, el fuerte impacto de su poesía en el ámbito peruano, publicada a principios de la década del 20 del siglo pasado.

Con Dorian Espezúa Salmón de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos he compartido diálogos académicos hace muchos años, en épocas de la escritura de mi Tesis Doctoral sobre José María Arguedas. Siempre fueron discusiones esclarecedoras para mí, para poder infiltrarme, a la distancia, en el clima contextual limeño y andino en torno al autor de El zorro de arriba y el zorro de abajo, citado en estas páginas por Mauro Mamani Macedo en vinculación con Vallejo. Así nos brinda su evocación:

Trilce(1922) es una obra desconcertante porque cuestiona los ejes sintagmáticos y paradigmáticos de la literatura y de la modernidad occidental desde la periferia sudamericana. Es un poemario con un lenguaje vanguardista fuertemente interferido por una cosmovisión andina en el que se manifiesta, para usar una frase de José María Arguedas, una pelea verdaderamente infernal con el lenguaje. En efecto, Trilce explora las posibilidades expresivas del español a través de un versolibrismo caracterizado por el rescate de palabras desusadas, por la forja de palabras nuevas, por el uso de populismos, por la incorporación de los números, por la representación gráfica de la sonoridad, por los juegos con la morfología llevada a sus extremos, por la puesta a prueba de las relaciones sintácticas, por la domesticación semántica, por la desautomatización de la escritura, por el extrañamiento del lenguaje literario para expresar una sensibilidad nueva vinculada a la familia, al desarraigo, al dolor, a las relaciones humanas, a la injusticia, a los recuerdos más que a la celebración de las máquinas de la modernización.

Hacia el final de este homenaje, Dorian pudo concentrar en pocas palabras conceptos densos y hasta enfrentados tal como los contrapuso César Vallejo, nos referimos, por ejemplo, al uso de populismos (como veremos a partir de las palabras de Julio Noriega Bernuy) y de arcaísmos que confluyen en esa lucha infernal con el lenguaje, tratando de desautomatizar todos los niveles lingüísticos. Nuestros colegas convocados han insistido en la presencia de la cultura andina desde diferentes modos de inserción en la obra de Vallejo, así como la relación familiar y el reclamo constante de justicia.

Julio Noriega Bernuy ha estudiado la poesía andina y es autor de antologías de poesía quechua de Perú y de Bolivia, también es reconocido por ampliar la categoría sujeto migrante, acuñada por Cornejo Polar, de quien fuera discípulo.

Trilce pertenece a otra etapa de mi encuentro con César Vallejo. Ya en Lima, al empezar el último cuarto del siglo pasado y antes de ingresar a la Universidad de San Marcos, me topé, en una librería de libros usados cerca de mi modesta pensión de provinciano, con la edición facsimilar de su inmenso y voluminoso libro, Obra poética completa, con el prólogo de Américo Ferrari y los apuntes biográficos de Georgette de Vallejo. No recuerdo cuántas veces fui a mirarlo y a “manosearlo”, como decía el librero, sin animarme a preguntar por el precio. Pero al final, movido por el impulso de un bohemio fin de semana, pude comprármelo, cambiándole de curso al dinero que tenía destinado al pago de mis quince días de pensión. El monumental libro se convirtió pronto en fiel compañero y consejero mío. Había encontrado en él un perfecto manual poético para un serrano trasplantado en la ciudad.

Sus impresiones nos llevan a las escenas de primeros contactos en librerías, cuenta anécdotas que nosotros, la gente amante de la literatura, hemos vivido antes de adquirir el libro de cierto autor considerado imprescindible y, después de comprar una edición, quedamos atentos a buscar otras, a confrontar, a comparar, además del texto en sí, su factura interior o los diseños de tapa. Un dato interesante es su autofiguración: “el serrano trasplantado en la ciudad”, lo que también nos remite a Vallejo. Luego, surgen sus apreciaciones sobre otros poemarios de Vallejo: “Los heraldos negros me sonaban a la queja de un aldeano en la capital de provincia como Trujillo”; en cambio, “Trilce no era sino la apuesta de un provinciano por buscarse una expresión literaria, libre y creativamente, frente a la imitación absurda y sinsentido en Lima, la capital del Perú”. Finalmente, su opinión acerca de la obra final: “en Poemas en prosa, Poemas humanos y España aparta de mí este cáliz se manifestaban los abuelos andinos en solidaridad con los más sufridos del mundo en ciudades como París y Madrid”. En coincidencia con otros críticos, Trilce aparece en su voz como núcleo o centro de una obra dinámica, que avanza sobre su propia letra.

También percibía en Trilce el símbolo de tránsito en el largo viaje poético hacia la Europa moderna, con una escala obligatoria en una Lima sumergida, fragmentada y aprisionada por su propia parálisis. Periplo que nos remite a recordar el hecho de que el serrano de entonces, igual que el de ahora, no podía llegar a Europa sin antes haber pasado por Lima. De allí se desprende, hipotéticamente hablando, que si César Vallejo no hubiera escrito Trilce tampoco habría podido escribir los poemarios posteriores. Pues la experiencia de Trilce fue el cáliz poético con el que pudo redimir cíclicamente Europa y América, París y Santiago de Chuco, hasta dejarlos absueltos y bien igualados en su conciencia de serrano trasplantado: “tas con tas”.5

El pasaje casi obligado por Lima, para imbuirse del ambiente citadino, le posibilitó a Vallejo, como a tantos otros, la aventura de cruzar el Océano Atlántico para entrar en las luces, galerías y cafés literarios de las ciudades europeas. La evocación de Julio resulta emotiva y, al mismo tiempo, abarcadora por los diferentes campos en los que circula su elucubración. Además, con la frase popular tas con tas nos habilita a finalizar con el poema de Vallejo que termina con ese modismo de uso coloquial.

Huelgan nuestras voces para dejar paso a la voz de quien agasajamos. Valgan estas sentidas evocaciones en Homenaje al poeta César Vallejo apelando a su propia voz, transcribimos el poema XLI de Trilce:

La Muerte de rodillas mana

su sangre blanca que no es sangre.

Se huele a garantía.

Pero ya me quiero reír.

Murmúrase algo por allí. Callan.

Alguien silba valor de lado,

y hasta se contaría en par

veintitrés costillas que se echan de menos

entre sí, a ambos costados; se contaría

en par también, toda la fila

de trapecios escoltas.

En tanto; el redoblante policial

(otra vez me quiero reír)

se desquita y nos tunde a palos,

dale y dale, de membrana a membrana, tas con tas.

Referencias bibliográficas

Cornejo Polar, Antonio (1994). Escribir en el aire. Lima: Editorial Horizonte. [ Links ]

Ibérico Rodríguez, Mariano; Yolanda de Westphalen; María Eugenia de Gerbolini (1963). “En el mundo de Trilce”. Letras, 70-71, Vol. 29, 5-52. Consulta 17 de setiembre de 2022. Habilitado para descargar en PDF: http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/le/article/view/1753Links ]

Foffani, Enrique(2018). Vallejo y el dinero. Formas de la subjetividad en la poesía, Lima: Editorial Cátedra Vallejo. [ Links ]

Vallejo, César (1988). Obra poética. Edición crítica de Américo Ferrari, coordinador. Colección Archivos. Madrid: UNESCO. [ Links ]

1 Todas las citas de César Vallejo corresponden a la edición mencionada en las referencias bibliográficas.

2Trilce fue publicada en 1922, a los 100 años de la edición príncipe, homenajeamos al poeta. Fue impresa en los Talleres de la Penitenciaría de Lima, en un tiraje corto de 200 ejemplares, con prólogo de Antenor Orrego.

3Remito a Vallejo y el dinero de Enrique Foffani, en donde el crítico argentino estudia la relación con la poesía ante la aparición controversial de la modernización.

4Cfr. Ibérico Rodríguez, Mariano; Yolanda de Westphalen; María Eugenia de Gerbolini. El mundo de Trilce. Letras (Lima); Vol 29, No 70-71 (Año 1963). 48 pp. Habilitado para descargar en PDF: http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/le/article/view/1753

5Uso coloquial en Perú. Julio explica el significado desde su experiencia familiar: “En mi pueblo, cuando yo era muchacho, la escuchaba con frecuencia a mi abuelo. La usaba para decir que los competidores andábamos igualados, empatados en competencias, en peleas, "golpe a golpe", mejor un golpe de yunque con otro golpe de yunque”. Ver poema al final del presente texto en el que Vallejo deja consignada dicha frase popular.

Recibido: 01 de Septiembre de 2022; Aprobado: 15 de Noviembre de 2022

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