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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

On-line version ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.44 no.1 Buenos Aires June 2014

 

RECENSIONES BIBLIOGRFICAS

¿Qué ves cuando me ves?

Políticas de las apariencias. Nueva significación del vestir en el contexto contemporáneo
Saulquin, Susana. Buenos Aires, Argentina: Paidos, 2014, 203 páginas.

Susana Saulquin en su libro Políticas de las apariencias. Nueva significación del vestir en el contexto contemporáneo nos invita a reflexionar sobre las transformaciones culturales a partir de la superposición de la sociedad industrial y post industrial. Si bien, la autora establece su eje de análisis en el orden de las apariencias y los usos sociales del vestir, a la vez se pregunta por las nuevas formas de construir los lazos sociales en la sociedad global caracterizada por las tecnologías digitales. Es decir, se detiene en aquellas expresiones socioculturales que renuevan el mundo de la moda, el diseño y la función social de la vestimenta.
El fin de milenio nos encontró atravesados por múltiples cambios que evidencian la crisis del proyecto de la modernidad industrial en pos de una organización social más globalizada. En ese contexto, según la autora, la moda como conciencia colectiva grupal ha ido perdiendo el lugar de privilegio que supo tener en la sociedad industrial y en la cultura de masas a partir de la homogeneización estética. Actualmente, emerge un nuevo imaginario producto de las múltiples individualidades interconectadas gracias a las nuevas tecnologías y la aceleración de la información que circula por las redes sociales. Así, "la moda" y el "diseño de autor", entendidos como formas culturales diversas a través de los lenguajes propios del diseño, expresan la tensión de lo masivo y lo individual en el ámbito de las apariencias y el vestir. Coexisten por un lado, un orden de índole industrial que aún sobrevive y se resignifica; y por otro, un nuevo paradigma en vías de consolidación. En ese complicado camino, el diseño de indumentaria y textil se posiciona como una potencial herramienta que se aleja de lo meramente estético como forma de regulación social. Saulquin afirma que el sistema de la moda, basado en el consumo masivo y constante, está atravesando una crisis por causa de un cambio cultural más profundo que privilegia otros valores sociales tales como la diversidad, el cuidado del medio ambiente, el consumo conciente y la austeridad. A su vez, la autora destaca que las tradiciones culturales alejadas de la cultura de masas, la recuperación de técnicas artesanales y de reutilización de los materiales de descarte comienzan paulatinamente a lograr mayor protagonismo en la cadena de valor, adquiriendo prestigio social.
En suma, uno de los valiosos aportes del texto es que se logra echar luz sobre temáticas poco cuestionadas en el vertiginoso escenario del sistema de la moda, como por ejemplo el trabajo esclavo en los talleres textiles, el salario textil en relación costo, precio y calidad, el origen de las materias primas, los residuos textiles, el consumo excesivo como objetivo principal de la moda, la responsabilidad social de las empresas, los estereotipos arbitrarios de la belleza occidental, entre otras cuestiones. A su vez, el texto brinda numerosos testimonios y ejemplos de diseñadores locales y extranjeros cuyos emprendimientos se alejan de los modos de producción masiva y apuntan hacia una economía social donde la creatividad y lo heterogéneo ocupan lugares de privilegio en las propuestas del vestir. Es decir, el sistema de la moda va perdiendo su rol protagónico y comienza a convivir con otras formas de diseño de vestimenta reorganizadas en un sistema general de indumentaria basado en nuevos ejes tales como: el diseño de autor, la moda según las tendencias masivas, el diseño interactivo y el diseño de vestuarios especiales. Asimismo, el resurgimiento del cooperativismo, los emprendimientos independientes, la innovación tecnológica en materia textil y la mayor conciencia social acerca de las consecuencias sociales y ambientales de los modos de producción industriales han servido de base para la integración de parámetros más sustentables en las prácticas y discursos del diseño.
El cambio social producto del pasaje del paradigma industrial hacia otro más complejo, impacta en el proceso de construcción de las identidades sociales y subjetivas, a la vez, que resignifica los usos y funciones del vestir. Esto es, históricamente ha existido una relación estrecha entre la indumentaria y la cultura a partir de la impronta identitaria que la vestimenta tiene en el orden de las apariencias y en la interacción social (incluyendo la vestimenta en la retórica política). En este sentido, Saulquin destaca que desde finales del siglo XX atravesamos un momento de redefinición de la noción de sujeto moderno, situación que se expresa por ejemplo en los nuevos modos de intervenir el cuerpo y de concebir las identidades de género. Se dejan atrás aquellas concepciones binarias en virtud de normativas más flexibles y diversas que integran otras nociones de sujeto y experiencias corporales.
En este complejo escenario, las imágenes operan como una de las principales herramientas narrativas sobre el mundo social. Saulquin nos marca el lugar ambivalente que tienen hoy día las nuevas tecnologías. Por un lado, funcionan como un espacio de producción de un nuevo sentido individual y colectivo; y por otro, estimulan la aceleración y la superficialidad de la información en clave de espectáculo. Esto es, las imágenes que circulan por las redes sociales construyen un relato sesgado y particular de la propia vida de los sujetos. Y a la vez, dichas imágenes funcionan como mediadoras en la relación con los otros pares, transformando así los modos de construir los lazos sociales. Al mismo tiempo, las tecnologías digitales brindan los soportes necesarios para la producción de objetos de la vida diaria, diluyendo las típicas fronteras entre lo artesanal y lo industrial en virtud de una nueva concepción del diseño. La autora afirma que el siglo XX fue sellado por la estética, las producciones seriadas y masivas expresadas en el ámbito de la moda; en cambio, el siglo XXI pareciera abrirle las puertas a un nuevo orden de las apariencias donde el diseño personalizado y la libertad creativa superan el parecer a través del ser.
En suma, Saulquin ha logrado un interesante análisis sobre fenómenos sociales muy recientes. Su mirada sociológica está motivada por el afán de comprensión de los principales cambios culturales actuales, alejada de cualquier postura conservadora o apocalíptica. Sin embargo, tal como se señalara en esta reseña, a lo largo del texto la autora propone una fuerte crítica a la sociedad moderna e industrial logrando cuestionar sin romper del todo con las categorías vertebrales que produjeron discursivamente al sujeto moderno y occidental, es decir, categorías tales como ser, parecer, esencia, apariencia, identidad, entre otras. Dicha ruptura o deconstrucción de categorías exceden los objetivos del libro, no obstante, es un desafío ineludible que interpela a la reflexión teórica propia del campo del diseño.    

Laura Zambrini

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