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Avances del Cesor

Print version ISSN 1514-3899On-line version ISSN 2422-6580

Av. Cesor vol.13 no.14 Rosario June 2016

 

RESEÑAS

SOUL, Julia, Somiseros, La configuración y el devenir de un grupo obrero desde una perspectiva antropológica, Prohistoria Ediciones, Rosario, 2014, 306 páginas.

 

Patricia Jerez

Área de Estudios Sobre la Industria Argentina y Latinoamericana
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad de Buenos Aires
(Argentina)
pjerez@uolsinectis.com.ar

El texto de Julia Soul presenta un análisis pormenorizado de las relaciones laborales dentro de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA), la más grande empresa siderúrgica integrada estatal. La autora se concentra en describir la conformación y el desarrollo del colectivo somisero, el que integraron los trabajadores de Somisa, así como también sus características y transformaciones desde el inicio de las operaciones de la planta en San Nicolás en 1960 hasta el fin de la década de los años 2000. De esta manera, abarca la evolución de este grupo de trabajadores durante distintas etapas de su desarrollo: mientras la empresa estuvo en manos del Estado, durante su proceso de privatización y en los años posteriores a dicho proceso.
Este trabajo es el resultado de la conjunción de las investigaciones desarrolladas por Soul tanto para elaborar su tesis de grado como de doctorado. Para llevar a cabo dicha tarea recurrió a la búsqueda de información en fuentes primarias y secundarias, a la realización de entrevistas a los trabajadores así como a la transmisión de experiencias e ideas por parte de delegados y dirigentes sindicales.
Una introducción, cuatro apartados y por último las conclusiones integran el texto.
En la introducción la autora brinda las herramientas necesarias para comprender la obra. Para ello refiere brevemente al alcance temporal de la evolución de la firma, presenta unas notas metodológicas sobre los colectivos inclusivos y reivindicativos ya que a través de estas categorías se pone en evidencia el accionar del colectivo estudiado, así como también desarrolla aspectos vinculados con el nacionalismo industrialista, proceso cuyas articulaciones condicionaron la constitución del colectivo somisero.
En el primer apartado Soul establece los elementos que modelaron la dinámica del colectivo somisero. Partiendo desde el reclutamiento de los trabajadores y los mecanismos que distinguieron dicho ingreso entre los trabajadores calificados y no calificados, la autora analiza posteriormente otros factores que dieron cuenta de esa dinámica. Entre ellos, los sectores y los turnos, esas referencias respectivamente de espacio y de tiempo de trabajo en donde se desarrolló la cotidianeidad laboral, los lapsos de refrigerio y descanso así como también la realización de las horas extras como otros elementos característicos que conformaron la jornada laboral. Surgieron así los colectivos laborales inclusivos, integrados por trabajadores y mandos inferiores y medios los que mantuvieron una relación orgánica en el proceso productivo, desarrollándose también los colectivos inclusivos de supervisores y jefes inmediatos. La autora también establece que en esta cotidianeidad laboral los trabajadores construyeron y se apropiaron de los saberes productivos, constituyéndose estos últimos en un elemento central de la configuración de los colectivos mencionados y de los mercados internos de trabajo desde el punto de vista institucional. Por otro lado, los mandos inferiores y medios jugaron un papel central en la viabilización y socialización de los saberes productivos, consolidando a los colectivos inclusivos. Por lo tanto, y en otras palabras, Soul manifiesta que los colectivos inclusivos constituyeron un medio para prolongar y reproducir el proceso de personalización de las relaciones sociales siendo los saberes productivos un factor básico para dar vida a dichos colectivos.    
En el segundo apartado la autora analiza cómo se convierte el colectivo somisero inclusivo en reivindicativo de acuerdo con un proceso de identificación en clave gremial de la comunidad somisera. Estando el mencionado colectivo inscripto en la dinámica de una organización sindical de alcance nacional, las prácticas obreras de movilización se transformaron en unas de participación a través de cuerpos orgánicos, enmarcadas por la situación sociopolítica general de la década de los años sesenta extendiéndose en su análisis hasta mediados de los años setenta. Los dos grandes grupos de reivindicaciones del colectivo somisero a lo largo de su trayectoria refieren al reclamo salarial y a las condiciones de trabajo, específicamente al trabajo insalubre en ciertos sectores de la planta. El protagonismo de los mencionados cuerpos orgánicos como medio para dar forma a las prácticas reivindicativas permitió a los trabajadores desarrollar prácticas de no-subordinación defendidas por los delegados sindicales en los sectores y contempladas por las jefaturas inferiores. De esta manera en la vida cotidiana de la fábrica se daba una correlación de fuerzas que ponía en evidencia la importancia del poder sindical.
Soul analiza en el tercer apartado de este texto la situación experimentada por el colectivo somisero en la década de los años ochenta y en los primeros años de la del noventa ante los preparativos y la efectiva privatización de la empresa. En esta etapa la incertidumbre y el desorden invadieron el ámbito laboral dando señales del inevitable paso posterior que sobrevino con los planes de jubilaciones anticipadas, retiros voluntarios, y finalmente los despidos llevados a cabo como medio para lograr la racionalización administrativa previa a la privatización. Para ello la autora orienta al lector con una presentación de las ideas que gestaron esta situación basándose en la noción de reconversión productiva y en la de reforma del Estado. Los trabajadores protagonizaron la resistencia a este proceso de transformación y racionalización en un ambiente de crisis y confusión mientras que la estrategia sindical inicial y sostenida en 1986 de rechazo a la privatización se transformaba, en 1989, para centrarse en limitar el proceso de racionalización y, posteriormente, para establecer las condiciones laborales de los trabajadores que pasarían a integrar la empresa privatizada. Soul asimismo establece que los somiseros se percibían como espectadores de un proceso cuyos intereses y objetivos no les pertenecían, constituyéndose el Plan Privatizador en la explicación que los trabajadores elaboraron para sistematizar la sensación de angustia y desorientación generada ante ese inevitable proceso. La autora además sostiene que los trabajadores percibieron durante el período previo a la privatización dos elementos que no abandonarían la realidad de la planta privatizada: la individualización y la inestabilidad de las relaciones laborales.
En el cuarto apartado la autora analiza la etapa posterior a la privatización de la empresa en la cual la reconversión productiva iniciada y dirigida por los mandos gerenciales fue el proceso por medio del cual se fueron debilitando las prácticas laborales y sociales de los trabajadores, elementos básicos para delimitar el colectivo somisero. La cotidianeidad fabril fue sustancialmente modificada ya que los nuevos propietarios, el grupo Techint, realizaron las siguientes transformaciones: convirtieron a la firma en una empresa global, introdujeron cambios en los equipos de trabajo mediante la tercerización y subcontratación mientras que afectaron las tareas y la carga laboral a partir de la modificación de los medios de trabajo. De esta manera la construcción de colectivos de trabajo en base a la identificación entre los trabajadores y los objetivos de la firma se convirtió en el desafío de la empresa. Por lo tanto, la nueva cultura organizacional se desarrolló bajo una lógica de trabajo y de gestión laboral novedosa y diferente de la anterior. Procesos realizados bajo el concepto de just in time y la reorganización del tiempo de trabajo para cumplir con los requisitos de competitividad y eficiencia, respondiendo a las demandas del cliente, el protagonista del accionar diario de la nueva empresa global, fueron algunos de los elementos constitutivos de la mencionada lógica. Como describe la autora estas transformaciones fueron procesadas por los trabajadores a través de un contradictorio movimiento entre la apropiación de ciertas pautas y valores gerenciales y la reivindicación de sus propios saberes y relaciones. Asimismo, la intensificación del trabajo, la planificación, y la informatización y automatización de procesos formaron parte de los cambios organizacionales que permitirían aumentar la productividad. Las transformaciones en la forma de realizar los trabajos y las incumbencias de los puestos fueron categorizadas como un achatamiento de las estructuras al modificar la línea de mando y distribuir tareas y funciones entre puestos de trabajo de diferentes niveles de jerarquía. De esta manera se fueron desarticulando las relaciones y prácticas que daban sustento a los colectivos inclusivos. Asimismo, hay otro concepto que irrumpe en la cotidianeidad laboral de los trabajadores de Somisa y que la autora presenta en su texto y es el pasaje de la noción de patrón ausente a la de patrón en la planta, puesto en evidencia principalmente por la incorporación de profesionales de otras empresas del grupo Techint para ocupar puestos en diferentes niveles de mando, surgiendo la dicotomía entre somiseros y techineros. Por otra parte, el desmembramiento de los colectivos inclusivos derivó en la construcción de colectivos reivindicativos con nuevas características. 
Por último, Soul enumera en las conclusiones las contribuciones realizadas con su investigación sobre la configuración y el devenir de este grupo obrero particular, el somisero, considerando que complementan y hacen más compleja la interpretación histórica y el análisis sociológico de la clase obrera argentina. Establece por lo tanto que el espacio fabril es una complicada red de vinculaciones ideológicas, económicas y políticas en constante evolución que se expresa concretamente en la cotidianeidad fabril. Asimismo menciona tres aportes realizados a partir de su investigación. Estos se refieren a los elementos de reflexión sobre mecanismos y procesos desarrollados en el espacio fabril que permiten elaborar y sostener relaciones de representatividad sindical, a la profundización del análisis del concepto de consenso productivo, y a los medios utilizados para analizar los procesos productivos. 
Para finalizar entonces cabe agregar que el derrotero de los temas analizados en el texto describe la secuencia temporal de la evolución del colectivo somisero y las formas en que enfrenta las distintas etapas del devenir de su desarrollo, siendo su eje conductor la relación entre el capital y el trabajo en la cotidianeidad fabril, constituyéndose esta última en una instancia en donde se hacen efectivos los procesos incluidos en las políticas empresariales y en las prácticas de los obreros. La abundancia de relatos que surgen de las entrevistas realizadas por la autora enriquecen la explicación sobre el desarrollo del colectivo somisero, ejemplificando clara y precisamente las experiencias vividas por los trabajadores en la planta.
Por lo tanto, sólo resta mencionar que la obra de Soul contribuye a profundizar el conocimiento sobre la constitución y el desarrollo de un grupo de trabajadores en una de las principales empresas del sector siderúrgico nacional desde una perspectiva antropológica.

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